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Entrevista al rector

Nuevo catálogo

El Dr. Marcial Rubio ofrece su visión sobre la llegada de la PUCP al centenario y reflexiona sobre los retos a futuro.

El Sistema de Bibliotecas presenta un nuevo catálogo bibliográfico que simplifica la búsqueda y gestión de contenidos. [Pág. 10]

[Págs. 8-9]

Año 13 N° 397

Del 13 al 19 de marzo del 2017 puntoedu@pucp.edu.pe Distribución gratuita Publicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Toma nota: sigue estos consejos para ganarle al calor. Vida estudiantil: la DARS convoca al voluntariado RSU 2017. Convocatoria: únete al equipo de Oprosac. Cultura: XVI Festival Saliendo de la Caja En el campus: los cachimbos del centenario. Agenda: visita la muestra Arquitectura contra riesgos.

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VÍCTOR IDROGO

¿Puede el Estado revertir la situación de abandono en que se encuentra la salud mental? La reforma de este sector ofrece una esperanza para el cambio . [Págs. 2-4]

Estado

mental


2 | .edu | LIMA, del 13 al 19 de marzo del 2017

informe

POLÍTICAS PÚBLICAS DE SALUD MENTAL

Reforma en mente LA SALUD MENTAL ES UN TEMA DEL QUE CUESTA HABLAR. POR TEMOR, POR DESCONOCIMIENTO O POR VERGÜENZA, MUCHAS PERSONAS QUE SUFREN DE ALGÚN TRASTORNO MENTAL APUESTAN POR OCULTAR O IGNORAR LA SITUACIÓN ANTES QUE PEDIR AYUDA. ESPECIALISTAS LE DAN UNA MIRADA A ESTE TEMA EN EL PERÚ. Por KATHERINE SUBIRANA

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a acepción menos romántica de la palabra “locura”, según la R AE, señala que se trata de la “privación del juicio o del uso de la razón”. Y aunque esta palabra es usada coloquialmente con gran ligereza, los especialistas recomiendan que no se use específicamente para referirse a personas con trastornos mentales, pues esto no hace más que contribuir al estigma que señala a las enfermedades mentales como incurables, oscuras, disociativas de la realidad y de necesario internamiento. La estigmatización de los problemas de salud mental, sobre todo de los más graves, es histórica. El Dr. Yuri Cutipé, director de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa), lo explica: “La psicosis y esquizofrenia, por ejemplo, son cuadros que históricamente, en el mundo occidental, se han identificado con estados demoníacos, lo que ha generado respuestas de rechazo y aislamiento por parte de la sociedad, y esto se ha perpetuado en el tiempo. Considerando las limitaciones que ha tenido la medicina para la atención de estos problemas, especialmente para la recuperación, se ha mantenido en la población la idea de que las personas con problemas de salud mental no pueden recuperarse y que la única salida es el aisla-

Hemos conseguido financiamiento para que 15 hospitales de regiones tengan su equipo de internamiento”. DR. YURI CUTIPÉ

Director de Salud Mental del Minsa

La idea de la locura como algo que ataca y que da miedo sigue presente y hay que empezar a cambiarla desde el colegio”. MG. TESANIA VELÁZQUEZ

Docente del Departamento de Psicología

miento social, de modo que se proteja a la población de los daños que puede causar una persona con trastorno mental grave”. “La idea de la locura como algo que ataca y que da miedo sigue presente y hay que empezar a cambiarla desde el colegio y desde la prevención. No podemos esperar a que salga alguien que haya perdido su contacto con la realidad y cometa un acto violento para hablar del tema, pues las personas que tienen proble-

mas que los disocian de la realidad, estadísticamente, son menos. La data señala que el mayor porcentaje tiene depresión, ansiedad o son víctimas de violencia”, dice la Mg. Tesania Velázquez, docente del Departamento de Psicología. Cuando uno rastrea dónde está el origen de los problemas de salud mental encuentra el bullying, la carencia de relaciones saludables de convivencia, el abuso sexual, el abuso familiar. “El compo-

nente violencia es fundamental cuando hablamos de salud mental. Muchos problemas son originados por una situación de violencia o abuso, y eso es algo que se puede prevenir porque no es un tema biológico”, añade Velázquez. LA BASE DE LOS PROBLEMAS. Según cifras del Ministerio de Salud, en el Perú hay, al menos, 4 millones de personas que tienen problemas de salud mental y de ellas el 80% no recibe ningún tratamiento de apoyo. Tesania Velázquez considera que, al no asumir esto como problema, los indicadores de violencia, de abuso sexual, de feminicidio y de corrupción van a seguir siendo altos, pues muchos de estos temas tienen en la base la problemática de la salud mental. En el “Informe sobre la Salud en el Mundo 2001. Salud Mental: nuevos conocimientos, nuevas esperanzas”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la salud mental es un concepto que abarca, entre otros aspectos, el bienestar subjetivo, la percepción de la propia eficacia, la autonomía, la competencia, la dependencia intergeneracional, y la autorrealización de las capacidades intelectuales y emocionales. El concepto de salud mental es más amplio que la ausencia de trastornos mentales; y estos trastornos son resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, psicológicos y sociales.

En ese sentido, la Mg. Miryam Rivera, docente del Departamento de Psicología y directora de la Maestría en Psicología Comunitaria, señala que la salud mental implica más que patologías. “Somos un país de renta media que sigue funcionando con políticas públicas de un país pobre. Y todo eso no se considera cuando se habla de salud mental, que es también velar por relaciones donde nos sintamos reconocidos y tiene que ver con cómo interactuamos las personas”, dice. Rivera explica que hay indicadores sociales que hablan muy mal de nuestra sociedad, como la tolerancia a la corrupción, a la discriminación o a la violencia. “La tolerancia a la corrupción que tenemos como sociedad es altísima. El que en las interacciones interpersonales sea común dar ‘regalitos’, como comprar una gaseosa al policía o a quien te hace los trámites para que agilice tus gestiones, quiere decir que se tiene naturalizada la coima. La evaluación de nuestra salud mental como sociedad no es positiva, pues está naturalizado ‘el que puede, puede’, lo que valida que vivimos en una sociedad desigual. Entonces, se termina reconociendo que no todos tenemos los mismos derechos”, señala. LA SALUD MENTAL COMUNITARIA. La Ley 29889, promulgada el 23 de junio del 2012, modifica el artículo 11 de la Ley 26842, Ley Ge-


PUCP |

HISTORIA DE LA SALUD MENTAL EN EL PERÚ Recorriendo la historia del Perú, concluimos que quienes han padecido alguna enfermedad mental han sido siempre relegados socialmente. La salud mental no ha sido prioridad del Estado, sino hasta finales del siglo XX. En la tesis de maestría “El derecho a la salud mental en el Perú del siglo XXI. ¿Un derecho protegido o un derecho postergado por el Estado peruano”, Paola Ticona, que obtuvo el grado de magíster en Derecho Constitucional por ella, recoge los antecedentes del trato hacia las personas con trastornos mentales en tres periodos históricos: el antiguo Perú, la Colonia y la República. ● En el antiguo Perú, la salud fue concebida como un bien supremo, resultado de la armonía entre el individuo, la naturaleza y la divinidad, y la enfermedad como un castigo. Las patologías prevalentes en el antiguo Perú fueron los trastornos depresivos, la intoxicación, el delirio alcohólico y el alcoholismo crónico, a causa del excesivo consumo de chicha. Las prácticas curativas en esta época eran de orientación religiosa y las realizaba el curandero. ● Durante la Colonia prevaleció la idea de que las enfermedades mentales eran manifestaciones de un ser espiritual, ya sea divino o demoníaco. Abundaron en esta época los histéricos, maníacos, depresivos, epilépticos, oligofrénicos, esquizofrénicos y aquellos con personalidad psicopática. Por la concepción sobrenatural que se tenía de los trastornos mentales, muchos enfermos fueron sometidos a torturas e incluso asesinados por el Tribunal de la Santa Inquisición. Es en esta época en la que aparecen los primeros hospitales psiquiátricos: San Andrés y Santa Ana. ● En la República, la condición de ambos hospitales era deplorable, pero no se construyó un nuevo hospital sino hasta 1859: el Hospital Civil de la Misericordia, el cual también colapsó pronto. En el año 1918, empezó a funcionar el Asilo Colonia de la Magdalena, conocido ahora como el Hospital Víctor Larco Herrera, y, durante mucho tiempo, fue el único hospital psiquiátrico del país. Esta situación hizo que a partir de 1924 las condiciones de asistencia de los pacientes con enfermedades mentales se tornaran precarias, pues la demanda de atención aumentó y los recursos para su adecuada asistencia disminuyeron. Busca esta tesis en tesis.pucp.edu.pe/repositorio

CAMPAÑA DE LA OMS: “HABLEMOS DE LA DEPRESIÓN” El Día Mundial de la Salud, que se celebra el 7 de abril de cada año para conmemorar el aniversario de la fundación de la Organización Mundial de la Salud, tiene como tema de campaña de este año la depresión. Con el lema “Hablemos de la depresión”, se busca conocer detalles de esta enfermedad que afecta a personas de todas las edades y condiciones sociales y de todos los países. Provoca angustia mental y afecta a la capacidad de las personas para llevar a cabo incluso las tareas cotidianas más simples, lo que tiene en ocasiones efectos nefastos sobre las relaciones con la familia y los amigos, y sobre la capacidad de ganarse la vida. En el peor de los casos, la depresión puede provocar el suicidio, que actualmente es la segunda causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años de edad. La OMS señala que “la depresión se puede prevenir y tratar. Una mejor comprensión de qué es la depresión y de cómo puede prevenirse y tratarse contribuirá a reducir la estigmatización asociada a la enfermedad y conllevará un aumento del número de personas que piden ayuda”.

neral de Salud, y establece garantías sobre los derechos de las personas con problemas de salud mental. En su texto, la Ley establece que la atención de la salud mental se debe realizar en el marco de un abordaje comunitario, interdisciplinario, integral, participativo, descentralizado e intersectorial. En ese marco, el reglamento de la Ley, publicado el año 2015, establece la creación de los Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC), cuya implementación empezó el año 2016. “Hasta ahora tenemos 29 CSMC descentralizados y tenemos el propósito de llegar a 40 a fin de año, aunque la meta es implementar 310 a nivel nacional. Así, la salud mental podrá ser tratada en el primer nivel de atención, lo que facilitaría el acceso a los ciudadanos de todo el país, pues los CSMC ofrecen consejería, atención, soporte a las familias y otros servicios. Pero la ley y el reglamento no solo apuntan a es-

tos centros, hay que desarrollar otras respuestas adicionales que van a ser posibles si tenemos esta red de servicios descentralizados, como tener programas para personas con trastornos mentales que están viviendo en calles y desarrollar respuestas para aquellos que necesitan un tiempo mínimo de hospitalización en los hospitales generales”, explica el Dr. Yuri Cutipé. Sobre el internamiento de los pacientes, la Ley establece que este debe ser el último de los recursos. “Todos los hospitales del Perú deben tener un servicio de salud mental con internamiento, de modo que se pueda atender a las personas. Estamos en proceso de reforma y hemos conseguido financiamiento para que 15 hospitales de regiones tengan su equipo de internamiento”, dice Cutipé, al refrerirse a la siempre esperada y urgente reforma en el área de salud mental, tan necesaria en un país como el nuestro, a ■ todas luces enfermo.

Salud mental es también velar por relaciones donde nos sintamos reconocidos y tiene que ver con cómo interactuamos”. MG. MIRYAM RIVERA

Directora de la Maestría en Psicología Comunitaria FOTOS: VÍCTOR IDROGO

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INFORME: POLÍTICAS PÚBLICAS DE SALUD MENTAL

DE-MENTES: CAMPAÑAS LÚDICAS CONTRA EL ESTIGMA De-mentes es una asociación civil sin fines de lucro formada por comunicadores y psicólogos PUCP. Lucero Andaluz, egresada de la Fac. de Ciencias y Artes de la Comunicación y una de las fundadoras de De-mentes, cuenta que el colectivo nació el 2014 a raíz de una tarea universitaria. “Mi hermano fue diagnosticado con esquizofrenia hace más de 20 años y, sinceramente, es más difícil convivir con el estigma social que con la enfermedad en sí”, cuenta. Es por esto que les propuso a sus compañeras trabajar el tema del estigma de la salud mental desde la comunicación. Ana Carranza, Gemma Canepa y Marcia Fernández aceptaron. El año 2015 se atrevieron a institucionalizar su apuesta por sensibilizar e involucrar a la sociedad en la lucha contra el estigma hacia la salud mental. De-mentes tiene espacios de diálogo, el programa “El arte que hay en mí” con pacientes del Hosp. Hermilio Valdizán y campañas de incidencia en red. Conoce más en Facebook.com/DementesPeru.

enfoco

LA APUESTA PUCP POR LA SALUD MENTAL Juan Carlos Taxa, psicólogo del Servicio Psicopedagógico PUCP, explica que el servicio de esta oficina está abierto a todos los miembros de la comunidad universitaria: alumnos, administrativos o docentes. El camino para llegar es sencillo: si sabes que padeces o estás en riesgo de padecer una enfermedad mental, envía un correo a psicoped@pucp.edu.pe. “Esperamos que sean los alumnos que pidan de manera directa nuestros servicios, y, dependiendo del tema, lo podemos atender aquí o derivarlo al servicio médico o fuera de la Universidad para atención particular”, dice Taxa. Si un profesor o una unidad académica detecta el problema en un alumno, puede solicitar su evaluación al Servicio Psicopedagógico. Y si eres alumno e identificas que alguno de tus compañeros tiene un problema de salud mental del que no se atreve a hablar, puedes acercarte a la oficina del servicio, ubicada entre el centro médico y la Tesorería Central, donde te orientarán para abordar el tema.

MALENA PINEDA

Jefa del Programa de Defensa y Promoción de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Defensoría del Pueblo

ROBERTO ROJAS

“Se tiene que desinstitucionalizar a los pacientes que llevan años en hospitales psiquiátricos” Desde el año 2003, Malena Pineda está a la cabeza del Programa de Defensa y Promoción de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Defensoría del Pueblo. Egresada de la PUCP de la carrera de Derecho y de la Maestría en Gobierno y Políticas Públicas, considera que quienes padecen problemas de salud mental son los más vulnerables dentro de las poblaciones vulnerables. Su trabajo está orientado a que esta situación cambie por completo. ¿En qué radica la vulnerabilidad de las personas con problemas de salud mental?

En varias cosas: el estigma social, los problemas de acceso a tratamientos, que la salud mental no haya sido por mucho tiempo prioridad para el Estado o porque normalmente se busca el internamiento. El desconocimiento, el encierro y la ausencia de una política pública los vuelven vulnerables. ¿Qué encontró la Defensoría en sus primeras evaluaciones del sistema de salud mental?

Que la salud mental no ha si-

do nunca prioridad para el Estado. Su política pública era tener unos pocos hospitales psiquiátricos (Larco Herrera, Valdizán y el Noguchi) además de algunos establecimientos de salud mental en ciudades, como Arequipa, Cuzco, Puno e Iquitos que funcionaban como manicomios. Los ciudadanos siempre responden al servicio que se les da: si es poco y de mala calidad, y les vendes la idea de que las personas con trastorno mental son locas y son peligrosas, que son incurables y hay que encerrarlas, entonces eso harán. Cuando hicimos nuestra primera inspección en el Hospital Larco Herrera, el año 2006, encontramos que había 1,050 camas, todas ocupadas. Fue la primera vez que, para conocer el estado de la salud mental en el Perú, no se habló solo con médicos o administrativos, sino también con los pacientes. Nosotros buscamos conocer la situación de las personas internadas, y encontramos que el 40% de ellas estaba en estado de abandono por parte de los familiares, algunas de ellas internadas hace 40 años. El mensaje era “al loco enciérralo y olvídate de él”.

ción y que todos los hospitales generales a nivel nacional deben tener un área de salud mental que incluya internamiento. ¿A qué debe apuntar la reforma?

Los problemas de salud mental no pasan solo por las enfermedades psiquiátricas, sino también por los determinantes de la salud que tienen que ver con violencia o pobreza”. ¿Por qué se ha postergado la atención en nivel primario?

Primero porque la salud mental nunca ha sido una prioridad. Hasta la fecha la gente se alarma cuando, en algún caso concreto y esporádico, una persona con un trastorno mental, como producto de su enfermedad, comete un acto disruptivo, una falta, un delito. Entonces ahí todo el mundo dice “esta persona es el loco, el peligroso” y comienza a alimentarse el prejuicio. Pero los problemas de salud mental no pasan solo por las enfermedades psiquiátricas, sino también por los determinantes de la salud

que tienen que ver con violencia o pobreza, situaciones de vulnerabilidad. ¿Cuáles son los cambios que hoy destaca?

La Ley 29889, Ley que modifica el artículo 11 de la Ley 26842, Ley General de Salud, y garantiza los derechos de las personas con problemas de salud mental, promulgada el año 2012. Antes de eso no había reforma en la atención de salud mental: no había presupuesto, cobertura o aseguramiento. Esta ley reglamenta que se deben crear servicios de salud mental desde el primer nivel de aten-

Se tiene que desinstitucionalizar a los pacientes que llevan años, incluso décadas, viviendo en hospitales psiquiátricos. La apuesta es que, a largo plazo, se siga el modelo de Iquitos, donde se cerró el manicomio y los enfermos fueron destinados a vivir con sus familiares o a hogares protegidos, una casa donde viven máximo seis personas y se desenvuelven con normalidad en su vida cotidiana, con el acompañamiento del gobierno regional y de especialistas para que continúe su tratamiento resocializador. Eso es parte de la rehabilitación y de la inclusión porque son personas que han recuperado muchas de sus habilidades sociales, lo que no es posible en el encierro. La salud mental tiene que ser atendida ambulatoriamente y los casos graves o de crisis pasan por un internamiento en un hospital general, por una corta estancia dirigida a recuperar a la persona para que regrese a su cotidianidad. Ya no hay internamientos de más de 60 días y estos internamientos tienen que ser vigilados.


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