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Entrevista
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En 2016 terminó el grado de Ingeniería del Software en la Universidad Complutense de Madrid y, hace poco más de un año, el máster en Ingeniería Informática en la Politécnica. Becada por la Cátedra IECISA de Negocio TI y Transformación Digital, compaginó sus estudios con la participación en un laboratorio de investigación trabajando con proyectos de blockchain. De hecho, su trabajo de fin de máster versó sobre esa tecnología. El siguiente paso fue abrir la línea de negocio de blockchain en esta consultora tecnológica.
¿Qué es y qué no es blockchain? Es un concepto tecnológico que aparece con Satoshi Nakamoto y las bitcoins. De hecho, la criptomoneda fue su primer caso de uso y, filosóficamente, nace para eso. Su función es eliminar intermediarios y garantizar la integridad y la permanencia de la información en entornos distribuidos. De esta forma, el blockchain tiene un gran potencial de aplicación en otras áreas —más allá de las criptomonedas— preservando la privacidad entre las comunicaciones extremo a extremo sin que exista la figura de un supervisor, que es lo que ocurre en los sistemas tradicionales. Los primeros casos de uso del blockchain están asociados a los tokens, que son la representación de un activo real. Por ejemplo, tenemos un caso de uso interno: un token que nace para incentivar
18 // a los empleados para que realicen propuestas de innovación o de marketing, o simplemente para incorporar un nuevo talento; y que puede canjearse por recompensas. Otra característica es la trazabilidad. Lo que se guarda dentro de la cadena de bloques no se puede modificar y esto la hace especialmente interesante para almacenar de forma persistente, por ejemplo, los distintos sitios por lo que va pasando una mercancía. Eso sí, no es una base de datos. El blockchain no sirve para guardar datos, sino evidencias (su identificador o hash) con el sello de tiempo y la firma del emisor. Otra característica importante en este sentido es que, en una cadena de bloques, la información está replicada, no distribuida: todos los nodos tienen una copia idéntica de estas evidencias o metadatos asociados.
Es muy importante tanto el enfoque técnico como el legal, pero también el modelo de negocio ¿El blockchain sirve para todo? Ahora parece que el blockchain está de moda y hay que aplicarlo en todo tipo de proyectos. Lo que aporta esta tecnología es integridad, transparencia, trazabilidad y desintermediacion, por lo tanto, su aplicación solo tiene sentido cuando supone la optimización de algún proceso en el que haya conflictos de interés o de confianza.
Por ejemplo, el Gobierno de Aragón ha puesto en marcha la primera licitación sobre el blockchain que ha sacado una Administración Pública en España. El objetivo era, precisamente, dejar trazabilidad de todo lo que ocurría durante un período de licitación, garantizando que no se podían abrir los sobres antes de tiempo o automatizando la valoración objetiva de cada una de las ofertas que se presentaban a través de smart contracts. Desde luego, estaba muy bien identificado el caso de uso. En cualquier caso, uno de los trending topics que hay alrededor de blockchain es lo relacionado con las gobernanzas de la red. Pueden existir tantas cadenas de bloques como queramos, pero las primeras que nacieron fueron las públicas no permisionadas. Por ejemplo, Ethereum cuenta con una gobernanza descentralizada, nadie se responsabiliza directamente de su resiliencia y no dispone de SLA. De este modo, tal y como está la regulación, parece difícil plantear un caso de uso sobre una red pública, aunque poco a poco esto irá evolucionando. Luego están las redes privadas, que ofrecen garantías en cuanto a su funcionamiento contratando los nodos a un proveedor tecnológico, pero se pierde esa característica de desintermediacion, ya que alguien está gobernando la red. Es un reto comparable al que tuvo Internet en sus inicios. Si sigue avanzando al mismo ritmo, el blockchain va a suponer una auténtica revolución en lo que respecta a los modelos de negocio.
¿En qué ámbitos tiene más aplicación? El sector más activo es el bancario. Son estas entidades las que ya tienen casos de uso en producción y están sacándole el mayor partido a la tecnología. También están mostrando mucho interés las industrias alimentaria y de fabricación, en todo lo relacionado con el seguimiento y la trazabilidad. En este ámbito hay ya varios casos de uso, como el de TradeLens para la logística de contenedores,
o uno muy interesante en Central Lechera Asturiana (CAPSA) relacionado con la trazabilidad de la cadena de frío de determinados productos, tales como la mantequilla o la nata. Si estos alimentos llegan en mal estado al supermercado, es posible saber en qué momento se ha roto la cadena de frío para identificar de forma muy clara a los responsables. De hecho, se puede utilizar como prueba irrefutable. Muchas empresas nos piden pruebas de concepto en torno al blockchain, pero para que esos proyectos puedan ir a producción es importante que estén muy claros tres aspectos clave en este tipo de proyectos: el enfoque técnico (cómo funciona la tecnología), el legal (qué se puede almacenar y cómo se puede usar) y el modelo de negocio, para tener muy claro el retorno de la inversión. En este punto, son muy evidentes los potenciales beneficios que ofrece el blockchain en todo lo relacionado con la identidad, por ejemplo, para facilitar y acelerar el KYC (know your customer) y el onboarding digital cuando te das de alta en una entidad bancaria: reduce a menos de la mitad el número de clics necesarios para darse de alta, lo que repercute en una mejora evidente de la experiencia de usuario. Otras empresas están viendo importantes beneficios a la hora de prescindir de intermediarios en determinados procesos que suponen un coste muy alto y que, sin embargo, no aportan valor.
¿Qué papel tiene Alastria en este escenario? Alastria, el consorcio de blockchain español, ha propuesto un enfoque construido dentro del marco regulatorio de nuestro país, y eso lo hace muy interesante para las distintas entidades que despliegan casos de uso, o aplicaciones en producción, sobre la red de Alastria. Está siendo referencia a nivel mundial, impulsando estándares que están adoptando entidades como INATBA (International Association for Trusted Blockchain Applications) o EBSI (European System Infrastructure). Desde IECISA, lo que hacemos en Alastria es impulsar y desarrollar el modelo de AlastriaID. Estaba en el plano teórico y hemos ayudado a implementarlo, desarrollando un framework para que otras empresas puedan utilizarlo y probarlo de verdad. Además, hemos hecho el test de penetración (hacking) a la red Alastria, un proyecto en el que hemos aprendido mucho. También hemos participado en el hackaton organizado en el Global Blockchain Convergence organizado el pasado mes de noviembre, en el que ganamos el premio a la mejor solución escalable.
El blockchain se adaptará a la nueva “criptografía 2.0”, igual que lo harán, por ejemplo, los bancos ¿Qué papel desempeñan los smart contracts? El nombre de smart contract da lugar a confusión porque, ni son inteligentes, ni son contratos. Se trata de programas, “trocitos de código” que se ejecutan al mismo tiempo en todos los nodos de la red de blockchain. Es la lógica que quieres que se ejecute ante determinados inputs. La diferencia con respecto a un programa normal es que los smart contracts se ejecutan en todos los nodos de la red de forma simultánea, por lo que el resultado tiene que ser el mismo en todos los casos y, si no es así, se detecta el nodo malicioso. Eso es lo que los hace difíciles de hackear y aportan más seguridad que cualquier otro sistema, haciendo, además innecesaria la presencia de un administrador. Por ejemplo, en las elecciones todos nos fiamos de que hay alguien que cuenta los votos, pero lo ideal sería que todos pudiéramos contarlos a la vez. Además, es también un modo de automatizar acciones, como enviar información a sistemas externos a través de conectores (llamados oráculos), lanzar notificaciones, almacenar ciertos metadatos en la cadena de bloques o información en bases de datos externas, llamar a otro smart contract o incluso entrenar a un algoritmo de machine learning. Blockchain como línea de negocio Hace un año IECISA puso en marcha su línea de negocio de blockchain, un área que cuenta ya diez personas dedicadas de forma exclusiva y que depende de la unidad de ciberseguridad e identidad digital liderada por Manuel Calderón. Se trata de un equipo muy joven, con una media de edad de solo 30 años.
¿El blockchain ayudará a mejorar la privacidad? Seguro. Precisamente, la identidad soberana y el modelo AlastriaID lo que intenta es preservar la privacidad de la actividad de una persona en el sistema. En el modelo existen dos conceptos que hay que definir. Por una parte, las credenciales, que son atributos de la identidad que da un emisor de confianza. Por ejemplo, el carnet de conducir, que lo emite la DGT y se lo entrega a cada persona para mostrarlo cuando se requiere. El segundo concepto de negocio es precisamente esa presentación, el carnet, al que se añaden ciertos parámetros tales como el propósito, el período de validez y el destinatario. La identidad soberana busca atomizar el dato, desglosar la información en distintos atributos y que cada uno de ellos sea una credencial que se pueda controlar individualmente. Por ejemplo, si lo único que necesitas es certificar que eres mayor de 18 años, no tienes que entregar tu fecha de nacimiento. Con un sí o un no sería suficiente.
Mejorar las infraestructuras
El proyecto ganador del premio a la mejor solución de blockchain escalable del último Global Blockchain Congress lo ganó IECISA, con un proyecto que busca responder al reto de cómo mejorar las infraestructuras públicas incentivando el compromiso de los ciudadanos. La tragedia de Génova (Italia) en agosto de 2018, en la que el derrumbe de un puente causó 43 muertos, podría haberse evitado si el ciudadano que vio la enorme grieta que anunciaba el siniestro hubiera podido compartir la foto con los responsables de la infraestructura tan solo unos minutos antes del accidente. Tomando como base este hecho, el equipo de IECISA desarrolló una plataforma que permite a los ciudadanos —mediante una app— reportar incidencias sobre infraestructuras públicas, recibiendo recompensas a través de un sistema de incentivos planteado con token sobre blockchain. También incluye un portal web para que los proveedores de infraestructuras reciban esta información en tiempo real y puedan gestionar y priorizar esas incidencias teniendo en cuenta que quedarán evidencias de toda la actividad.
22 // El blockchain permite precisamente dejar trazabilidad de los consentimientos que da el usuario. La idea es que se pueda hablar del concepto de wallet de mi información: tengo mis datos guardados en mi wallet y entrego lo necesario a quien quiero y como quiero, dejando trazabilidad sobre la que el blockchain actúa como testigo. Pero, además, esos permisos tienen una vida definida, y pueden ser retirados cuando yo quiera. Esto sería aplicable a procesos que van desde la solicitud de una hipoteca hasta entregar el resultado de un análisis de sangre, los títulos universitarios o las dioptrías de tus gafas. Además, repercute también en la experiencia de usuario, ya que todos los procesos se verían comprimidos: sería mucho más rápido tramitar todo tipo de permisos, ya que el acceso de la información sería más transparente y fluido.
¿Qué retos surgen al utilizar esta tecnología? El más importante es la escalabilidad. Esta tecnología tiene una elevada demanda de capacidad de almacenamiento, que, además, es permanente. No vale borrar. Pero si desde el principio tienes en cuenta este aspecto y planificas modos de solventarlo, el riesgo se minimiza mucho. Otro reto importante es todo lo relacionado con la eficiencia y la latencia en cuanto a los tiempos necesarios para, por ejemplo, el minado de un pago en bitcoin. En este aspecto, están apareciendo nuevas soluciones tecnológicas que mejoran estos hándicaps. Seguro que se van a solventar sin sacrificar todo lo bueno que tiene el blockchain en cuanto a integridad y seguridad. Además, la tecnología cuántica se ve también como una amenaza para el blockchain, teniendo en cuenta que funciona con criptografía tradicional para los hashes y la firma. En cualquier caso, ya se empieza a hablar de algoritmos de consenso “quantum resistant”. Es evidente que tiene que haber una evolución y el blockchain se adaptará al nuevo escenario con “criptografía 2.0”, igual que lo harán, por ejemplo, los bancos.
¿Hay un reto también con el talento? En torno al blockchain hay mucho humo. En Internet se puede encontrar mucha información que no es exacta. Además, el ritmo de esta tecnología es vertiginoso: no hay que leerse un paper que tenga más de seis meses de antigüedad, porque seguramente esté ya obsoleto. Esto deriva en que, en estos momentos, hay una escasez de perfiles que sepan de blockchain. Las universidades quieren formar acerca de esta tecnología, pero necesitan profesores, y los pocos que están capacitados están ahora mismo en las empresas. Parece más necesaria que nunca la colaboración entre empresa y universidad. De hecho, yo soy fruto de una cátedra de IECISA en la UPM, donde ahora hemos abierto el Campus Blockchain. Allí hay alumnos que están siendo becados por empresas y que están haciendo proyectos de blockchain apoyados por nuestro equipo, con toda la visibilidad que eso genera entre los propios alumnos. Además, empieza ya a haber oferta formativa al respecto por parte de entidades como la Universidad Internacional de La Rioja, en la que doy clases, o formando parte de sus programas formativos en otras entidades. Lo que sí es importante es fomentar ese acercamiento entre universidad y empresa. Aquellos que se forman en estas nuevas tecnologías son el futuro, y las empresas deberían conquistarlos. Por su parte, los programas formativos deberían también incorporar aspectos relacionados con las soft skills, para potenciar sus habilidades de comunicación, de oratoria, de elaboración de un business case… En la universidad no nos enseñan a hablar en el idioma del negocio, el de las empresas, y muchos menos en términos legales.
¿Cómo está interactuando con otras tecnologías? El blockchain no es autosuficiente. Es una tecnología que tiene que hablarse con todas las demás ya que siempre va a formar parte de un proyecto más completo en el que intervenga el desarrollo de aplicaciones, cloud, big data... El blockchain es una capa adicional que aporta esa cobertura de integridad, confianza y seguridad. Por ejemplo, en la mayoría de los proyectos relacionados con trazabilidad aparece interactuando con IoT. De hecho, ambas tecnologías van muy unidas, incluso llegará el momento en el que las dibujemos en el mismo bloque dentro de las arquitecturas técnicas. Hay que tener en cuenta que lo que almacenas en blockchain permanece para siempre, pero si lo que has introducido es falso o no es exacto, lo que almacenas para siempre son mentiras. Es importante que los datos que se introduzcan en la cadena de bloques provengan de sensores IoT o de otros sistemas automatizados, en vez de introducirlos manualmente. También se integra con tecnologías tales como la inteligencia artificial y el machine learning en el ámbito de los smart contracts, llevando información a algoritmos de aprendizaje automático para, después, poner en marcha otro proceso en función del resultado que reciba de la inteligencia artificial.
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