Este libro va dirigido a todas aquellas personas que estén interesadas en el crecimiento personal y la transformación social. A todas aquellas que crean que para lograrlo lo ideal es empezar por uno mismo. Propongo un camino de consciencia y apertura a lo nuevo, de redescubrimiento de la fuerza de lo que es pequeño; de compromiso por la igualdad, la paz y la justicia social; de apertura a la trascendencia; y de compasión, acogida y reconocimiento de la dignidad humana y divina de todo ser humano. Por ello, comparto estrategias y vivencias experimentadas, herramientas breves y sencillas, para poder empezar por uno mismo en medio de nuestro ritmo acelerado. Y de este modo, transmitirlo desde lo que se ha vivido personalmente a otros, y en diferentes ámbitos de la realidad: en las familias, en la pastoral de adultos, jóvenes o niños; en los movimientos juveniles cristianos; en las comunidades religiosas o en las parroquias. Y especialmente en la escuela con los alumnos y el profesorado. Son ámbitos en los que ya se ha experimentado este trabajo.
Crear cultura de interioridad
Estrategias y vivencias experimentadas, herramientas breves y sencillas, para la educación del mundo interior.
Crear cultura de interioridad En el aula, en la pastoral y en la vida diaria
Carmen Jalón Oliveras
Carmen Jalón Oliveras
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CARMEN JALÓN Prólogo de Javier Melloni, S. J. Crear cultura de interioridad
en el aula, en la pastoral y en la vida diaria
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isbn 978-84-15995-06-7 © 2014-Ediciones Khaf Grupo Editorial Luis Vives
dirección editorial Juan Pedro Castellano
Xaudaró, 25 28034 Madrid - España
edición Isabel Izquierdo
tel 913 344883 - fax 913 344 893
proyecto visual y dirección de arte Departamento de Diseño GE
www.edicioneskhaf.es diseño de cubierta Mariano Sarmiento © autor: Carmen Jalón Fotografía © Thinkstock Ilustración © Patricia Cubillo
impresión Edelvives Talleres Gráficos Certificado ISO 9001 Impreso en Zaragoza, España depósito legal: Z 1045-2014
Todos los derecho reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org). si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917021970/932720447).
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ÍNDICE 9 Prólogo de Javier Melloni, S. J. 13 Introducción 21 BLOQUE I: EL PORQUÉ Y EL CÓMO 23 C apítulo 1. ¿Por qué es importante cultivar la interioridad? 27 Capítulo 2. ¿Cómo cultivar la interioridad? El itinerario de unificación y el de inmersión, y la sesión de interioridad 29 1. El itinerario de inmersión y la sesión de interioridad 35 2. El itinerario de unificación y la sesión de interioridad 41 BLOQUE II: EN EL AULA, EN TUTORÍA Y EN LA PASTORAL 43 C apítulo 3. ¿Por qué utilizar la sesión de interioridad? Es una herramienta para educar el ser 43 1. Las dimensiones de la persona 45 2. Dos tipos de sesiones de interioridad: una, para pastoral y tutoría; y la básica, para todas las asignaturas 55 Capítulo 4. La sesión básica de interioridad: cinco minutos para cultivar la interioridad en todas las áreas
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1. ¿Por qué es útil para alumnos y para educadores? 2. En el aula: la sesión básica de interioridad 3. Objetivos 4. Características 5. Contribución al desarrollo de todas las dimensiones 6. Fundamentación teórica: La sesión básica de interioridad como estrategia de aprendizaje 65 7. Contribución de la sesión básica de interioridad a la adquisición de las competencias básicas 72 8. Ejemplos en todas las etapas educativas
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87 Capítulo 5. La sesión de interioridad para tutoría y pastoral 87 1. Introducción 88 2. Objetivos 90 3. Contenidos 92 4. La estructura y el itinerario de la sesión de interioridad 97 5. Fundamentación metodológica 102 6. Ejemplos de sesiones de interioridad 122 7. El proceso de creación: cómo convertir cualquier actividad en una sesión de interioridad 136 8. Los recursos de la sesión de interioridad y los estilos de aprendizaje 140 9. Los recursos y su contribución al desarrollo de las inteligencias múltiples 143 Capítulo 6. Los lenguajes de inmersión: educación de la atención, los sentidos y el silencio, en la «materia que toca» 145 1. La técnica del minuto 159 2. La escritura mandálica 177 3. Oración del corazón, meditación breve y flashmobs 193 BLOQUE III: PROFESORADO Y FAMILIA: CULTIVAR LA INTERIORIDAD EN LA VIDA DIARIA 195 Capítulo 7. Crear cultura de interioridad en clave de experiencia personal
195 1. Ejercicios para cultivar la consciencia: Buena o mala suerte, ¿quién sabe? 216 2. Tres vías para cultivar el ser. Desde el ser, hacer. El principito; Juan sin-miedo; Hansel y Gretel 225 3. La práctica informal en el ritmo diario: antes de hacer, ser 236 4. La práctica formal: sentado me aquieto. Practicar con la familia: por skype, con iconos y otros casos
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247 Capítulo 8. Cultura de interioridad 248 1. ¿De qué hablamos cuando hablamos de cultura de interioridad? 252 2. Cuadrante de Covey, para una planificación estratégica de lo importante y de lo esencial 257 3. El modelo de los dos itinerarios para aprender a ser 263 Bibliografía 267 Agradecimientos
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PRÓLOGO Javier Melloni, S. J.
La interioridad no es una moda, sino un hallazgo. Un hallazgo muy antiguo, porque todas las tradiciones espirituales la han cultivado, comenzando por el cristianismo, horadando la realidad con la certeza de que en ella manan las fuentes de la vida, porque Dios no es externo a las cosas sino que las sostiene desde su profundidad: «Deus intimor intimo meo», («Dios es más íntimo que mi propia intimidad»), ya dijo san Agustín en el s. v., así como Santa Teresa describió un recorrido con siete moradas, cada vez más hacia adentro. Pero siendo antiguo, el término ‘interioridad’ apunta en una dirección que, incluyendo la tradición que nos precede, incorpora elementos que, hasta recientemente, no se habían considerado: la corporeidad, las emociones, la atención plena, etc., así como trata de atender a la continua interacción entre lo interior y lo exterior. Hay que dejar bien claro que ‘interioridad’ no se contrapone a ‘exterioridad’, sino a ‘dispersión’ y a ‘superficialidad’. Con el término ‘interioridad’ se desea apuntar a un lugar integrador del ser humano, más allá y más acá de las creencias e increencias, con la certeza de que más que nunca necesitamos redescubrir este espacio que nos constituye radicalmente y que convoca elementos tanto intangibles como muy concretos. A comienzos del s. xxi hemos hecho suficiente recorrido para constatar que si no cultivamos esta dimensión, el ser humano perece, y perece también el mundo que hemos construido. Pero no se trata solo del qué, sino del cómo. En los caminos espirituales el qué y el cómo son inseparables. Siguiendo la misma tradición, una vez ha aclarado el qué de la interioridad en los primeros capítulos, Carmen presenta en la mayor parte de sus páginas el cómo. Y lo hace
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articulándolo en dos grandes partes: propuestas para las aulas y propuestas para los adultos —educadores, padres de familia y pastoralistas—, basadas en la importancia de hacerse consciente de todas las circunstancias de nuestra vida. Cuanto más consciente seamos los adultos de los diversos ámbitos de nuestra existencia, mejor podremos acompañar en este proceso a las generaciones que nos siguen. El texto que nos presenta Carmen Jalón es fruto de más de diez años de haber recorrido estos parajes. Todo lo que aquí se propone ha sido experienciado anteriormente. Solo podemos transmitir lo que vivimos. Experienciar no es lo mismo que experimentar. La experimentación se hace con objetos externos, sin implicación personal por parte del que experimenta, mientras que la experienciación tiene que ver con uno mismo y toma a toda la persona. Lo importante de la experienciación es el recorrido. No se trata de experiencias puntuales, sino procesuales. Esto es lo que Carmen llama itinerario de inmersión, mostrando muy bien las diferentes etapas por las que hay que pasar. Cuanto más honda y plena sea la inmersión, más rica será la integración, lo que aquí es nombrado itinerario de unificación. En él se tiene en cuenta las dimensiones socio-corporal, psicológico-emocional y espiritual. Profundidad y unificación son correlativos: cuanto más honda es la perforación, más consistente y vigorosa será la integración porque alcanza a la persona en sus capas más hondas y no en sus zonas dispersas. Muchas de las actividades que aparecen han sido propuestas en el Centro de Espiritualidad de la Cueva de San Ignacio, en Manresa. Quinientos años antes, un peregrino vivió en este lugar una profunda transformación y de allí brotaron los Ejercicios Espirituales, una incursión en la interioridad que cuenta ahora con cinco siglos de antigüedad. En ese mismo lugar se han prolongado y verificado exploraciones que aquí se comparten. Como muy bien se dice al final del libro, el cultivo de la interioridad lleva al cultivo del ser. Inmersos en una cultura basada en la adquisición,
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esta propuesta tiene mucho de contracultural, a la vez que es lo que más anhela nuestra cultura. El paso del tener al ser se hace por la consciencia, y también por la entrega. La invitación de este libro y los recursos que da son cada vez más indispensables para el tiempo que vivimos. Agradecemos a Carmen que comenzara hace más de una década esta andadura. Hoy nos ofrece el fruto de una experiencia que todavía se enriquecerá en los años que están por venir, porque todo libro es un punto de llegada y un punto de partida. Javier Melloni Manresa, junio 2014
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INTRODUCCIÓN La búsqueda que inicié en el año 1992 partía del convencimiento de que debían existir caminos que condujeran a una vida psicológica y espiritual de calidad, con independencia de las circunstancias. Además, deberían de ser caminos asequibles para la mayoría de las personas, y también, de poder recorrerse en la vida cotidiana, es decir, que no requiriesen retirarse a ningún lugar especial, ni ningún tiempo distinto del ordinario. Porque si fuera así, ya estarían siendo caminos para unos pocos privilegiados que dispusieran de esos espacios y tiempos. Por tanto, se trataría de caminos sencillos y fáciles de recorrer, aunque, lógicamente, no sin esfuerzo, al menos hasta que fueran interiorizados. Pero además… ¿Por qué no? ¿Por qué, además de ser caminos sencillos y asequibles para todos…, no podría existir alguno singularizado por el deleite, el goce y el disfrute? Ya que, para mí, una vida de calidad debía incluir lo «espiritual, que tiene el sabor de lo material, del placer, de la libertad, de la novedad, de la creatividad… de la vida»1. Mi convencimiento partía de las palabras de Jesús: «He venido para que tengáis vida y vida en abundancia» (Jn 10,10). En esa búsqueda, intuía al menos una posible respuesta en las palabras de San Pablo, las que dicen que nuestro cuerpo es templo del Espíritu (1 Co 6,19). Fusionando ambas, el resultado era el siguiente: como todos podemos tener vida en abundancia, debe de haber algún modo de obtenerla y que además, sea asequible para todos. Pero… ¿qué teníamos todos a nuestro alcance? Entre otras cosas, cada cual, su cuerpo. Un cuerpo, que además era y es templo, nada más y nada menos, que del Espíritu. Así que ¿no estaría relacionada la vida en abundancia con el cuerpo? ¿No tendríamos E. Martínez Lozano, La botella en el océano, Desclée De Brouwer, Bilbao, 2009, p. 85. 1
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dentro del cuerpo la vida en abundancia? Había otro punto a favor… Todos habíamos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Otro motivo para pensar que esa vida en abundancia estaba ya presente en cada ser humano. Más tarde comprendería la inexistencia de «el dentro y el fuera», ya que todo está en comunión e interacción. Pero hace veinte años, la conclusión a la que llegué fue que la vida en abundancia estaba ya en el interior del cuerpo. Solo quedaba por encontrar algún modo de entrar dentro. Un modo que fuera esencialmente placentero, sencillo y asequible para todos, con independencia de las creencias y circunstancias, y además realizable en el ritmo ordinario. Otra certeza iba cobrando fuerza: ¿era posible que se tratara de un camino en el que solo tuviéramos que abrir los ojos y abrir los oídos? ¡Desde luego sería asequible y sencillo! Abrir los ojos y los oídos equivalía a toma de consciencia. Y tomar consciencia me remitía también a «un placer, el placer de un niño que sale asombrado a descubrir el mundo; porque, incluso cuando la consciencia te hace descubrir en ti cosas que te desagradan, siempre ocasiona liberación y gozo»2. En esa búsqueda, encontré una respuesta, de nuevo en el evangelio. No pocas veces Jesús menciona a los niños: «En verdad os digo que si no os volviereis y os hiciereis como niños no entraréis en el reino de los cielos» (Mt 18,3); «De los niños es el Reino de Dios. Quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él» (Lc 18,16); «Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos» (Mt 19,13). Me afianzaron las lecturas de A. de Mello. En Sadhana3: La inmensa mayoría de las personas viven excesivamente en sus cabezas… rara vez viven en el momento presente… Y a medida
A. de Mello, Una llamada al amor, Sal Terrae, Santander, 1992, p.131. A. de Mello, Sadhana, Sal Terrae, Santander, 1994, p.17.
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que te insertes en el presente retornas a la vida, y te sorprenderás de los cambios que se producirán en ti… Para gozar de la vida con paz, felicidad y alegría, el mejor método que conozco es volver a los sentidos.
O sobre él, como en Ligero de equipaje4: Deja en paz a la mente y recobra los sentidos. Hemos dado demasiada importancia al intelecto en nuestra vida, y demasiada poca a nuestros sentidos. El pensamiento se nos muestra como la suprema actividad del ser humano… Los sentidos son objeto de menosprecio, abandono y falta de confianza… Y al quedarnos sin sentidos, somos ciegos y sordos, habiendo perdido la capacidad de ver y oír, de oler y sentir, la capacidad de admirar y gozar, y que hemos trocado por una vil rutina a la que llamamos «existencia». Y luego nos quejamos de que la vida no merece la pena vivirse… Es hora de volver a descubrir las riquezas de nuestros sentidos, y a través de ellos, la belleza caleidoscópica de la vida.
Estos textos de Mello me interpelaban de nuevo, con lo mismo: ¿Estaban relacionados con estas otras palabras: «Hablo en parábolas porque viendo no ven, oyendo no oyen ni entienden, porque el corazón de este pueblo se ha embotado, han hecho duros sus oídos y sus ojos han cerrado»? (Mt 13,13) o «¿Aún no comprendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Tenéis ojos y no veis y teniendo oídos no oís?» (Mc 8,17). Profundizando, descubrí un nexo entre la calidad de la vida cotidiana, de una vida en abundancia, y la forma de ser, estar y actuar de los niños; entre el modo de habitar el propio cuerpo, especialmente en nuestra relación con los sentidos, y la trascendencia de silenciar nuestra
C. González Vallés, Ligero de equipaje: Tony de Mello, un profeta para nuestro tiempo, Sal Terrae, 1987, Santander, p. 144. 4
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mente. Su simbiosis configuraba una respuesta a esa búsqueda inicial de un camino. Camino que guiaría a aquel que lo «transitara» hacia un modo renovado de estar y de hacer; de pensar, de sentir y de convivir. Una renovación generadora de una mejor calidad de vida, al menos, de una vida con más abundancia. Y, además, el camino era sencillo, asequible para todos, gozoso y funcional para el día a día, ya que cada día tiene su afán. A su armonización, como si fuera una conjunción de estrellas formando una constelación, la llamé «espiritualidad de ser como niños». Este camino guarda una estrecha conexión con la vivencia plena del presente. Este es un tema sobre el que hay mucha literatura —libros de autoayuda, talleres de crecimiento personal, prácticas meditativas—, y abundantes aportaciones de las neurociencias, con sus investigaciones sobre la atención plena y los distintos tipos de meditación, especialmente de mindfulness. Por eso, esta es una propuesta más, que a muchos sonará ya muy conocida. Los descubrimientos que personalmente me han impulsado a lo largo de estos años, de forma renovada, con mucha ilusión y fuerza, eran la sinergia que encontraba con algo esencial para mi vida, con Jesús de Nazaret, con el Evangelio. Y de este modo, fui desarrollando lo que llamaría la espiritualidad de «Ser como niños», que incluía también una metodología, con aportaciones de las neurociencias y de la psicología moderna: cómo entrar dentro del cuerpo, el templo, a través de los sentidos y de las sensaciones, fundamentalmente por la concentración, acallando la mente. Y ya en 20015 se plasma esta espiritualidad en el primer curso para adultos. Sin embargo, mi inquietud continuamente se renovaba y comprendí que el lugar adecuado era el ámbito educativo, y después de realizar un recorrido de diez años, experimentado, estudiado, reflexionado, y
En http://www.descubretuinterioridad.com/cursos06.html.
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orado, desarrollé los nuevos lenguajes para la pastoral6 (NLP) y la sesión de interioridad. En esta integraba la espiritualidad de Ser como niños, los NLP y las aportaciones de las neurociencias que entonces ya había. Es la herramienta básica del itinerario de unificación, y a la que dedico la mayor parte de la segunda sección de este libro. En 2003 realizamos Victoria Hernández7 y yo las primeras Convivencias de interioridad, que eran una «Sesión de Interioridad» con un formato más largo, con varios grupos de Secundaria de un colegio de Zaragoza. Seguirían muchas más a partir de 2004, especialmente en la Cueva de Manresa, al iniciar con los Jesuitas un Proyecto conjunto de Interioridad8. En enero de ese mismo año quedaba reflejada la metodología en el n.o 29 de la revista Frontera Pastoral Misionera9; es la que presento, actualizada, en la segunda parte de este libro. Iniciaba así el artículo: Voy a conferencias, jornadas y encuentros. Y oigo más de lo mismo en todas partes: «Nuestro reto: ser místicos, bajar de la cabeza al corazón; las palabras ya no sirven para los chavales, el encuentro es lo importante, la experiencia de ser amado es fundante; la catequesis debe ser una mistología, lo que cuenta es la vivencia y no las teorías…». El dilema es cómo llevarlo a la práctica. Es cómo hacerlo. Y que de nuevo no quede en palabras interesantes y bonitas. Una propuesta de cómo llevarlo a cabo: Lo que propongo está basado en mi experiencia con gente joven, adultos y laicos, creyentes y no creyentes, agentes de pastoral, profesores de religión y grupos de Son el punto de partida para desarrollar los lenguajes de inmersión. Más información en: http://www.descubretuinterioridad.com/pdf/todoslenguajesinmersion. pdf. 7 Creadora y difusora de las Danzas Contemplativas. Más información en: http:// www.danzascontemplativas.com. 8 Con Ana Alonso, Elena Andrés, Marian Ciprés y Victoria Hernández. Más información en: http://www.descubretuinterioridad.com/historia_2004.html. 9 En http://www.descubretuinterioridad.com/pdf/Nuevos_lenguajes.pdf. 6
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religiosos. En colegios, asociaciones de distinta índole, centros de espiritualidad, congresos, jornadas, encuentros, parroquias y conventos. A través de actividades distintas por su contenido y por su secuenciación: Talleres de Interioridad, Convivencias, Jornadas de Danza, Arte y Oración, Cursos de espiritualidad sobre el Evangelio y Grupos de oración.
Estructura Esta publicación consta de tres partes. La primera es una introducción a la interioridad, algunas razones por las que merece la pena cultivarla, y las propuestas que presento y que desarrollo en la segunda parte: los itinerarios de inmersión y unificación, los lenguajes de inmersión y la sesión de interioridad. En la segunda parte, de los capítulos tercero al quinto, presento el itinerario de unificación y su herramienta básica, la sesión de interioridad. Su principal objetivo es cultivar la interioridad dentro del contexto educativo. En la escuela es posible hacerlo en los ámbitos de la pastoral, de tutoría y, con la más sencilla, en todas las áreas. También, con las familias y el profesorado, pilares importantes para transmitir una cultura de interioridad desde su propia experiencia interior. Con la sesión de interioridad también se puede cultivar el mundo interior en aquellos ámbitos en los que se quiera favorecer una experiencia de mayor profundidad, una experiencia integral. En una experiencia como esta se implican todas las dimensiones de la persona: la dimensión corporal, la dimensión psicológica, la dimensión social y la dimensión espiritual. En el capítulo sexto presento el itinerario de inmersión, con los lenguajes de inmersión. Su objetivo es cultivar la interioridad en la escuela, en todas las asignaturas («en la materia que toca») y en el ámbito de la pastoral, a través de experiencias breves, relacionadas con el juego, la palabra y el arte. Aunque son diez lenguajes, desarrollo los más conocidos y empleados: la técnica del minuto y la escritura 18 • Crear cultura de interioridad. En el aula, en la pastoral y en la vida diaria
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mandálica. También la meditación breve, por la gran acogida que ha tenido en las convivencias de interioridad entre los jóvenes y adolescentes. Y la Oración del corazón, porque en los cursos de formación sorprende por su efectividad. La clave de estos lenguajes radica en favorecer, de modo sencillo y ameno, el silencio interior. Termino el capítulo con los flashmobs. Se enmarcan dentro del itinerario de inmersión, porque también pueden ser puerta de entrada a la experiencia silente y, en cualquier caso, nos proporcionan unos momentos lúdicos con los que interiorizar aspectos importantes de la vida, como son los valores. Y con ellos está garantizada, por mi experiencia, la gran aceptación por parte del alumnado de primaria a bachillerato, y también de los adultos. Y en la tercera parte, me centro en la importancia de la formación de los adultos, una formación en clave de experiencia personal. Las familias, los educadores, los pastoralistas… somos la piedra angular sobre la que debe descansar todo intento de cultivar la interioridad en cualquier ámbito de la sociedad. En el cultivo de la interioridad, lo importante no es aprender a hacer actividades o ejercicios de interioridad, necesarios por otro lado, sino que lo importante es cultivar el ser, y centrado en el ser, hacer. Aprender a estar conectado al ser interior, y vivirse de un modo más sereno y lúcido. Y estar en el mundo y en el ambiente cercano en el que uno se encuentre con una presencia más dinámica y armoniosa. Con las aportaciones de las investigaciones de las neurociencias, descubriremos cómo es posible conducirnos hacia una vida de mayor calidad psicológica y espiritual. Un estilo de vida fácil de aprender, sencillo y asequible, un estilo de vida de disfrute y deleite, para enriquecer el ritmo ordinario o vertiginoso de cada uno. El punto de partida es potenciar la consciencia, para favorecer un nuevo modo de ser, estar, y actuar, sobre los valores de la acogida incondicional de lo que cada uno es y de la sencillez. En el último capítulo, abordaremos qué significa crear una cultura de interioridad. El modelo de Covey nos arrojará claridad para realizar
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una planificación estratégica encaminada a «aprender a ser», a «hacer desde el ser», clave en esta nueva cultura. Y, en el último apartado, expongo el modelo de los dos itinerarios, como una de las propuestas que pueden emprenderse para crear la cultura de interioridad en diferentes ámbitos de la realidad, especialmente en el contexto escolar.
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