En este libro se presenta un aprendizaje «evolvente», es decir, una forma de experimentar diariamente un camino interior integrador y en movimiento, que permita a cada familia vivir la vida como instantes infinitos de plenitud. Para realizar este aprendizaje, habrá que recorrer casi cincuenta Vías de Acceso, conectadas a las estaciones del año, desde siete Claves de Experimentación: la atención plena (mindfulness), la percepción silenciosa, la respiración consciente, la conciencia corporal, la integración emocional, el pensamiento divergente y la compasión activa. Un movimiento integrativo que se completa durante los 365 días del año con una propuesta diferente para cada día.
Bypass hacia la interioridad
Ha llegado el momento de incorporar a la cotidianidad, lenguajes y prácticas de interioridad nuevas.
Bypass hacia la interioridad Una experiencia evolvente Un aprendizaje personal y en familia
Josean Manzanos
Josean Manzanos
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> colección Expresiones
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BYPASS HACIA LA INTERIORIDAD UNA EXPERIENCIA EVOLVENTE UN APRENDIZAJE PERSONAL Y EN FAMILIA
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I see you TE VEO, veo tu alma, tu verdadera esencia, veo quiĂŠn eres realmente. A Eywa y el azul de los Omaticaya en el amor de Jake y Neytiri
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JOSEAN MANZANOS
Bypass hacia la interioridad
una experiencia evolvente un aprendizaje personal y en familia
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isbn 978-84-15995-13-5 © 2016-Ediciones Khaf Grupo Editorial Luis Vives Xaudaró, 25 28034 Madrid - España tel 913 344 883 - fax 913 344 893 www.edicioneskhaf.es
dirección editorial Juan Pedro Castellano edición Isabel Izquierdo proyecto visual y dirección de arte Departamento de Diseño GE diseño de colección Mariano Sarmiento impresión Edelvives Talleres Gráficos. Certificado ISO 9001 Impreso en Zaragoza, España depósito legal: Z 361-2016
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917021970 / 932720447).
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FUNDAMENTACIÓN
‘Bypass’ es una palabra inglesa que se utiliza comúnmente en medicina cuando se instala una válvula en una de las arterias del corazón como desvío alternativo para que el corazón pueda bombear la cantidad de sangre que necesita para su correcto funcionamiento. También, ‘bypass’ se aplica a aquella válvula o conducto que se injerta en el cuerpo para solventar un colapso coronario; un elemento ajeno que se incorpora en el sistema orgánico para corregir una disfunción natural. Incluso, es un término que en la planificación urbanística se utiliza cuando alguien quiere rodear un área urbana sin pasar por el centro y utiliza una circunvalación. Esta palabra anglosajona nace con el diseño del trazado de las carreteras nuevas que se incorporan a medida que las nuevas ciudades crecen en tamaño y población, y sus antiguos accesos ya no pueden absorber el flujo del movimiento poblacional presente. La palabra ‘baipás’ (en castellano) se ha utilizado también en algunos espacios de espiritualidad como sinónimo de ‘desvío’, siguiendo la definición aplicada en el ámbito sanitario. En algunos foros de reflexión y búsqueda personales, se entienden como ‘bypass espiritual’ aquellas formas incorrectas de introspección que se apartan de una oportuna práctica y se conectan con procesos banales de crecimiento interior. En 1984 el psicólogo clínico estadounidense John Welwood llama «bypass espiritual» a aquella distorsión en la que caen algunas personas que recorren un camino espiritual para evitar enfrentarse a la vida rutinaria. Ken Wilber y el psicoterapeuta Robert Augustus Masters apuntan que muchos consejeros religiosos promueven este error al proponer soluciones espirituales a problemas de origen cognitivo o psicológico. Pero es el mismo Robert Masters, que edita el libro Spiritual Bypassing: When Spirituality Disconnects Us from What Really Matters (julio, 2010) Fundamentación • 5
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—edición en castellano: Bypass espiritual: cuando la espiritualidad nos desconecta de lo que verdaderamente importa (editorial Vesica Piscis, 2011)—, quien utiliza esta expresión para reseñar que hay prácticas espirituales que buscan desconectar a la persona de su sombra personal, buscando un refugio fácil a los problemas, acallando la voz interior que nos dice que algo en la persona no está bien. De esta forma, el «bypass espiritual» es una huida o autoengaño interesado para evitar mirar a los ojos a parte de la realidad. Pero ¿por qué, entonces, utilizar esta palabra para hablar de interioridad? ¿Acaso no es un término que se refiere más a «desvío» que a «camino», a «periferia» más que a «centro»? Acercándonos a un significado más profundo y rescatando el origen de este término inglés, ‘bypass’ se debería definir y entender como aquella «vía alternativa de comunicación que se instala en un sistema para evitar un bloqueo». En esta acepción descansa la intención de este libro que desea presentar un itinerario para trabajar la interioridad como adultos y en la cotidianidad del hogar como padres y madres. Son muy numerosas las familias que insistentemente han demandado la sistematización de un aprendizaje de la interioridad, y la aplicación de este descubrir personal junto a sus hijos e hijas como padres y madres. Quizá esta inquietud esté siendo una llamada de atención de una sociedad que busca recuperar su cultivo interior desde nuevas claves que respondan mejor a este nuevo siglo. Es imprescindible desbloquear esta crisis de sentido sabiendo que las vías de recorrido interior solo se transitarán si llevan implícitos dos elementos: la amplitud y la transformación. Por un lado, una amplitud que permita ensanchar los espacios y las búsquedas. Ya no es tiempo de recorridos estrechos ni de caminos locales. Es momento de abrirnos hacia las nuevas investigaciones que permiten alcanzar el centro de nuestro ser desde recorridos amplificados tal y como lo vemos en el diseño de las circunvalaciones nuevas que desde su amplitud permiten nuevos accesos a las diferentes ciudades. 6 • B pass hacia la interioridad
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En esta sintonía y percepción están nuestros hijos y las generaciones más jóvenes. Y, por otro lado, es también momento de diseñar caminos que no existían y que respondan a los nuevos paradigmas humanos. No se trata por tanto de rehacer sino de crear, transformar, abrir e incorporar vías que hasta ahora no existían. Nuevas circunvalaciones que modifiquen el paisaje habitual para poder visualizar el actual «paisaje interior» que habita en la hondura del ser humano del siglo xxi. Ha llegado el momento de elegir como seres humanos ante un pasado que ya no se puede adaptar porque necesita ser re-creado para seguir alcanzando nuestra profundidad esencial. Solo en la expresión de un salto de consciencia colectivo será real esta transformación interior, si somos capaces de generar dinámicas personales y familiares que incorporen en la cotidianidad, lenguajes y prácticas de interioridad nuevas. Una precaución importante sin la cual es imposible entender este libro: no se podrá transmitir lo aprendido sin haber recorrido el camino primero personalmente. Es decir, no será posible educar y transmitir a nuestros hijos un camino que no haya sido transitado inicialmente como adultos. No podremos invitar a nuestros hijos a realizar una aventura sin antes haberla vivido nosotros. No podremos conducir a nadie a un lugar interior si antes no lo hemos alcanzado en nosotros mismos. No podemos pretender vivir y enseñar a nuestros hijos una experiencia si aún nosotros no la hemos hecho vida. Por ello, es imprescindible entender que la metodología de este libro no es para enseñar sino para aprender. Primero «en mí», luego «en mis hijos». Al menos, será un aprendizaje conjunto en el que podamos compartir los descubrimientos y las dificultades. No seremos los que saben sino los que viven y acompañan en un recorrido, abiertos a la sorpresa de lo que nuestros hijos vayan encontrando y que quizá aún nosotros no hayamos descubierto por completo. Y no podrán ser descubrimientos lineales sino radiales. Es decir, habrá formas versátiles. En unos casos se accederá desde un lado y, en otros, se accederá desde el lugar opuesto. Quizá en Fundamentación • 7
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un momento se siga una dirección y en otros se cambie el sentido del camino. Será en cada «nodo», en cada intersección, donde se producirá el encuentro y la transformación necesarios para seguir avanzando. Vivimos en un momento social radicalmente nuevo y distinto al anterior. Ninguna reflexión científica ni antropológica o psicológica actual concluye otra cosa que no sea la certificación de estar viviendo un gran salto que lejos de ser complicado, permite abrir caminos sencillos y profundos que conectan hondamente con nuestro corazón. Es en él donde se están produciendo los mayores descubrimientos de vida interior. Solo re-creando las dinámicas personales y familiares que incorporen a la cotidianidad lenguajes y prácticas de interioridad nuevas, lograremos alcanzar ese salto de consciencia colectivo del cual ya participamos. Este libro quiere abrir, como lo hace un bypass, una «vía alternativa» en respuesta a una realidad necesitada de «otras formas de comunicación» que nos lleven hacia una experiencia interior transformadora. Ya son numerosos los espacios escolares en los que la educación de la interioridad se ha convertido en parte del currículo educativo, pero ¿en cuántos de ellos se recibe un eco familiar que lo apoye y refuerce? Necesitamos un nuevo camino que oriente la educación como padres y madres comprometidos en incentivar un ambiente doméstico de riqueza interior. Ya no son suficientes los numerosos intentos, muchas veces dispersos, que a través de cursos y opciones personales tantas madres y padres han ido realizando para cubrir esta necesidad de vida interior compartida con sus hijos e hijas. Necesitamos vías que nos conduzcan hacia nuestro «adentro familiar», hacia un nuevo modo de educar la vida profunda que en cada familia de este nuevo siglo se va concretando día a día. Y debe ser «alternativa» ya que los caminos cotidianos no suelen favorecer aprendizajes hacia el silencio o la escucha, menos aún en una sociedad en la que la prisa, la sobreestimulación, la multitarea y la dispersión de roles configuran el marco familiar. También, en un nuevo espacio familiar en el que ser familia es una 8 • B pass hacia la interioridad
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realidad absolutamente diversa con configuraciones muy diferentes. Aprender a Ser en familia en este comienzo del siglo xxi exige recoger y saborear nuevas formas de «ser-familia» en las que la apertura es un ingrediente esencial. Educar la interioridad en el espacio familiar es, sin duda, una alternativa a las formas tradicionales de educarse entre padres e hijos. Así mismo, un bypass se «instala en un sistema» como fuente de regeneración y circunvalación al camino habitual. Instalar en la dinámica familiar formas, conductas y aprendizajes que favorezcan la vida interior, requiere de una intervención intencionada, es decir, de una voluntad expresa que introduzca en el sistema familiar un nuevo modo de relación y comportamiento. Para ello, necesitamos cambiar la visión desde nuevos paradigmas de cognición que nos permitan actuar según una nueva forma de percepción de la realidad. Tal y como nos dicen las nuevas investigaciones científicas, nuestro cerebro se va rehaciendo (neuroplasticidad) según las experiencias que vamos viviendo. Además, la física y otras disciplinas han demostrado cómo nuestra realidad cotidiana es cambiante en función de nuestra percepción y forma de interpretarla. Por ello, en la medida en que instalemos en nuestro sistema cotidiano nuevas formas de percepción y experiencia, podremos descubrir formas nuevas de acceso al interior de nuestro ser que necesita ser alimentado por una forma regenerada de «bombearse». Algo tan sencillo como el seguimiento de pequeñas «hojas de ruta interiores» que permitan entendernos, entender y enriquecer las relaciones familiares actuales. No podemos olvidar que todo sistema de funcionamiento tiende a buscar los mecanismos necesarios que «eviten un bloqueo» o una interrupción del funcionamiento. Como se ha apuntado al comienzo, a medida que las ciudades crecen, sus vías de acceso se quedan tan pequeñas que se necesita ir habilitando nuevos accesos que circunvalen de forma más amplia la ciudad hasta acceder a ella. Suelen ser caminos más largos, pero más rápidos, más abiertos y, a la vez, más
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desahogados. Todos tenemos la experiencia de haber accedido a una gran ciudad por una vía de circunvalación de varios carriles que nos permite llegar con más holgura al lugar buscado. Así ocurre con el modo de acceso a la vida interior del ser humano. Lo que hace unos pocos años era un camino sencillo y pequeño, ahora se ha dilatado con formas y accesos mucho más amplios. Estos caminos buscan evitar repeticiones ya estériles, subsanar errores cometidos y permitir encontrar formas que eviten el bloqueo existencial. Podemos evitar también padecer una «anemia de sentido» en una sociedad ya no atravesada por una experiencia religiosa mayoritaria, pero que, a la vez, busca un profundo sentido a su vida. Además, el objetivo de este «camino interior» es llegar por nuevas vías al «corazón» de lo esencial, es decir, al Ser de la persona y a su esencia más constitutiva. En la medida en que encontremos estos accesos favoreceremos la ausencia de atascos vitales, que interrumpan el correcto fluir de la vida familiar que se constituye como el mejor espejo de una búsqueda personal futura; si en la vida familiar se vive desde un profundo sentido, el futuro de hijos y padres se transformará radicalmente hacia un nuevo modo de ser y de relacionarse. Son muchos los padres y madres que han pedido una guía, un camino, una nueva vía, un bypass para entender y entenderse con sus hijos en un aprendizaje compartido. Reclaman métodos nuevos que conecten con la forma de ser de sus hijos y con la manera de ver y entender lo que les rodea. Ellos pertenecen a un nuevo siglo y, nosotros venimos del final del anterior. No podremos encontrar códigos comunes si no miramos con sus ojos y actuamos según esta nueva percepción. Ya hay muchas familias jóvenes que se viven así porque también son los mismos padres, hijos e hijas de un nuevo momento histórico cambiante y dinámico; el esfuerzo solo será necesario para quienes venimos de una forma familiar anterior. En cualquiera de los casos, este camino de acceso a la vida interior es para todos, porque ninguno somos ajenos a nuestro presente histórico. 10 • B pass hacia la interioridad
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abandonar las crisálidas; una revolución generacional Si deseamos iniciar un proceso interior en el que podamos acompañar a nuestros hijos e hijas, debemos escuchar y atender aquello que estas nuevas generaciones nos están demandando. Quizá uno de los mayores errores que podamos cometer sea repetir y reproducir aquello que antes sirvió, sin tener presente que es un nuevo tiempo. No se tratará, por tanto, de «rehacer», sino de «transformar» las prácticas, los accesos y los canales que hasta ahora han sido válidos y necesarios. ¿Cuáles son las claves que están operando en la sociedad del siglo xxi? ¿Cuál es el nuevo escenario pedagógico? ¿Cuáles son los contenidos, objetivos, metodologías y claves, los ejes vertebradores de esta vida interior? Para responder a estas preguntas indudablemente nos tenemos que acercar al análisis sociológico y antropológico de una generación de niños y jóvenes que demandan y demuestran otro tiempo histórico. Para entender bien las transformaciones que se están operando en este siglo, hay que comprender primero cómo son nuestros niños y jóvenes de hoy. Nunca antes se había conocido desde la etapa más infantil una capacidad tan precoz de realizar descubrimientos de forma individual. La proactividad (no hiperactividad), que es esa capacidad para sentirse dueño de la propia vida sabiendo qué pasos dar para alcanzar aquello que se busca, es una de las señales más evidentes de este tiempo. Es como si cada niño tuviera en sí mismo insertado un microchip o destreza interior que le fuera indicando cómo llegar hasta el lugar previsto; esta facultad de pensamiento se ha denominado «pensamiento autoconstructivo». Esto significa que se va construyendo el pensamiento desde las propias percepciones personales sin necesidad de tener referentes absolutos externos. Este primer rasgo ya nos indica un camino absolutamente nuevo; no se incorporará un nuevo conocimiento si no es descubierto por el mismo sujeto que aprehende. Tenemos por tanto que educar la «percepción» Fundamentación • 11
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como instrumento de conocimiento y descubrimiento. No será posible abrir la puerta interior si no se parte de la certeza de entender a la persona como ser capaz de guiar su propio camino interior. Por ello, como padres y madres se nos pedirá estar colocados en un lugar en el que seamos acompañantes, provocadores, incitadores y facilitadores de una experiencia que los niños mismos irán autodirigiendo. En este sentido, es muy importante huir de aquellas voces que quizá tildan a estas últimas generaciones como exaltadoras del individualismo y el egocentrismo sin saber reconocer el valor que supone la capacidad de «descubrirse a sí mismos». Otro elemento importantísimo de los más jóvenes es la velocidad con la que viven y se relacionan. Nunca se había corrido tanto. Muchas de las razones de nuestro estrés colectivo son consecuencia de la velocidad con la que vivimos. Los mails, los whatsapp, los SMS, las redes sociales, etc., son una fina lluvia constante que nos mantiene empapados de un «agua» inimaginable para los adultos si nos la hubieran descrito hace muy pocos años. En veinte años la forma de relación social ha cambiado más radicalmente que lo que cambió en los doscientos anteriores. Ha comenzado un nuevo siglo en el que la velocidad ha desbordado en muchos casos la capacidad humana de respuesta. Pero ¿tiene la velocidad una dimensión más profunda y es una evidencia de un nuevo pensamiento? La respuesta es, sin duda, afirmativa. La misma velocidad en la que hoy se vive es una señal inequívoca de cómo, hoy, todo es provisional y cambiante. Es decir, que lo estático, inmóvil e inmanente ha quedado en el «olvido» para los más jóvenes. La velocidad es sinónimo del «valor temporal», del momento presente. Siendo así, las nuevas formas de transmisión de experiencias no podrán sino sostenerse en el movimiento, en la aceptación de que todo cambia y nada es inmutable. No se sostendrán aprendizajes estáticos formulados en clave de eternidad. Qué duda cabe que este dinamismo no supondrá caer en la trampa de la banalidad y la ausencia de valores universales o globales, sino que fortalecerá la capacidad de adaptación a 12 • B pass hacia la interioridad
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diferentes experiencias, percepciones o interpretaciones. No podremos invitar a recorrer caminos poniendo como valor añadido la tradición o la historia sino que solo serán referentes o balizas que apuntarán hacia una experiencia más liviana y menos atosigada de deberes que cumplir. Aunque es verdad que para cualquier generación quizá lo vivido es más importante que lo aprendido, es en esta generación ultrarrápida en la que se observa una mayor identificación con la necesidad de vivir experiencias. Hasta el punto de que sin ellas, el aprendizaje carece de valor. Es como si se tratara de una predisposición genética a no poder aceptar aquello que no sea consecuencia de una experiencia vivida. Para las generaciones anteriores, que hemos crecido en «la letra con sangre entra» o en el «tienes que», existe un imaginario aceptado que no era obligadamente experiencial. Hemos aceptado y creído en cosas que no necesitaban pasar por nuestra experiencia. Simplemente eran y son válidas porque racionalmente las asumimos y así nos las han transmitido. Esta es la gran distancia respecto a la generación más joven. Hemos pasado de la sociedad del «me-esfuerzo» a la sociedad del «yo-experimento». Está claro que sin esfuerzo y constancia es difícil alcanzar un objetivo. Pero no es menos cierto que en la vida adulta podemos reconocer que muchas de las cosas que vivimos como hondamente válidas no han surgido de esfuerzos sino de decisiones que responden más a intuiciones dictadas por nuestro corazón. Esta realidad ahora la enunciamos aludiendo a las emociones como los mejores y mayores motores de nuestros aprendizajes verdaderos. Por lo tanto, lo cognitivo no se construirá sanamente sin el visto bueno y la aceptación de la experiencia. La razón aceptará amablemente sus propias limitaciones y será el sentimiento, la emoción y la experiencia quienes gobiernen el conocimiento. Las escuelas mismas ya han tomado en serio esta realidad y existen numerosas iniciativas pedagógicas que ya trabajan desde el cultivo de esta inteligencia emocional ligada siempre a lo experiencial. Otra evidencia indiscutible de este mundo del siglo xxi es la universalidad. Nunca antes se había podido imaginar un mundo en el que con el Fundamentación • 13
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movimiento de un dedo se pudiera estar en contacto con las antípodas de la propia habitación. Esta nueva realidad es la consecuencia de un nuevo pensamiento en el que todo está vinculado, unido y relacionado. Todo es parte y nada es todo. Es decir, ningún pensamiento es válido si desprecia o inutiliza a otros diferentes. Y es por esta razón por la que nada puede ser significativo en estas nuevas generaciones si «para afirmarme yo, tengo que negar al otro». Por ende, también los aprendizajes tienen que ser universales. Todo conocimiento que no sirva para cualquier persona del planeta será desechado. Deberemos crear procesos educativos de utilidad global amplificable; que los pueda seguir un niño o una niña en el sur de América o en el cuerno de África; en el centro de Europa o en sus antípodas australianas. Los cotos quedarán como muestras de museo en la evolución del ser humano; como estadios ya superados. Ello no quiere decir que cada particularidad no cuente o sea despreciable, sino que sencillamente será trascendido lo particular, en aras de una realidad mayor más abarcadora. La palabra también ha pasado a ser un modo de comunicación relativo que pertenece, básicamente, a otra generación. Ya no es el tiempo del discurso. Vivimos en un momento histórico en el que la imagen lo ocupa todo. Las televisiones planas, el full HD, el 3D, los móviles, el 4G, los vídeos, el skype, youtube, snapchat… Un infinito mundo digital en el que la palabra está cortada, mal escrita y expresada en la forma sintética de un mensaje breve. El mundo está contenido en imágenes sugerentes que invaden nuestro imaginario personal. Y una de las connotaciones más significativas de este tiempo visual está en el valor de la imagen no como descripción sino como sugerencia, como pregunta. Toda imagen válida hoy evoca una gran amplitud de respuestas que, además, te introduce en el mundo o lugar observado. Por ello, los aprendizajes tendrán mayor valor en la medida en la que sean sugeridos, inducidos, y se desecharán los que contengan palabras que sentencien, imágenes que lo digan todo o púlpitos adoctrinadores; 14 • B pass hacia la interioridad
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ya no tendrán eco ni resonancia. Toda la experiencia se construirá desde la pregunta, la apertura y la sorpresa. No estará nada definitivamente dicho ni sentenciado. Todo permanecerá en una maravillosa apertura y sugerirá, invitará, propondrá… Y además de aparecer generaciones liberadas (que no podemos confundir con generaciones ácratas o libertarias), aparecerán generaciones flow and free (libres y fluidas). Un «pensamiento liberado» es aquel que no se contiene en un contorno estático, ni eternamente definido. Y una «generación fluida» es aquella que no puede dejar su pensamiento estanco o retenido (ni en los lugares, ni en los dogmas, ni en el arcón de los tiempos); hoy «lo que no fluye no es», porque lo que fluye significa que atraviesa sin obstáculos ni impedimentos. Y es por esta nueva condición por la que cada poco tiempo tendremos que rasgar de nuevo la crisálida para descubrir qué mariposa ha nacido; una y varias veces. Y nuestros procesos de aprendizaje, al no poder ya ser lineales sino fractales, tendrán imprescindiblemente que incorporar diferentes caminos como solución a un mismo problema. Ya no habrá puertas cerradas que limiten el conocimiento o la experiencia interior o, al menos, se contemplará la riqueza que aportan las fisuras por las que la luz se deja ver, para permitir vislumbrar los nuevos conocimientos y experiencias, aún por descifrar en muchos casos. Ante este «tsunami» que se está produciendo, se ha abierto un gran debate que ha obligado a educadores, pedagogos, maestros y psicólogos a acuñar nuevos términos que expliquen y aclaren estos nuevos procesos educativos. Desde que Gardner acuñó en 1983 el término «inteligencias múltiples», el quehacer educativo ha sufrido una transformación muy profunda en la que ya que no es inteligente quien sabe mucho (a un nivel cognitivo), sino quien es capaz de desarrollar diferentes competencias: la lingüística, la espacial, la matemática, la intrapersonal…; así hasta ocho. Ya en 1999 él mismo publicó un libro en el que explica cómo se había reformulado su teoría de las inteligencias, porque había evolucionado. Fundamentación • 15
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En esta nueva teoría incorpora la posibilidad de que exista una novena inteligencia que llamó: «inteligencia existencial» como aquella que permite dar respuesta a las grandes preguntas y favorece la búsqueda del sentido de la vida. Autores como Marshall o Zohar acuñaron el término «inteligencia espiritual» para referirse a los significados más profundos de la vida y del ser humano. Y entre el año 2001 y 2008 autores como Buzan, K. Noble, Vaughan, Wigglesworth o D. B. King apuntaron que la «inteligencia espiritual» es un potencial humano que necesita cultivo, superación del ego, saberse ser en el mundo y actuar con compasión. Incluso, añadieron que esta inteligencia desarrolla habilidades como la reflexión existencial, el sentido personal, el reconocimiento de lo trascendente y el domino de diferentes estados de conciencia como la contemplación o la meditación. En el año 2010 el filósofo español F. Torralba publicó el libro Inteligencia espiritual en el que detalla cómo cultivarla, los beneficios que conlleva y los riesgos de su atrofia. En esta realidad intelectual y con la emergente generación de nadis (nativos digitales) en una sociedad posmoderna, autores como Benner, Helminiak, Torralba… hablan de forma coincidente al diferenciar entre inteligencia espiritual y confesión religiosa. El mismo Farran distingue entre «espiritualidad» como la potencialidad humana más universal, la «religiosidad» como acto de fe, y la «confesionalidad» como adhesión a una determinada religión. Otros autores hablan de la espiritualidad como el «vino» y la religión como la «copa», o del mapa (religión) y el territorio (espiritualidad). En varios espacios de reflexión también se ha introducido con mucha fuerza el concepto posreligional o transconfesional como forma de identificación de este nuevo modo de vivir y crecer en la experiencia espiritual que, recogiendo las corrientes religiosas de las que se procede, las dilata hasta encontrar un espacio de mayor amplitud, más universal y más holístico. Y en las experiencias últimas autores como Jeff Foster, David Brazier o Sergi Torres interpretan el camino de transformación interior como un «estado de percepción 16 • B pass hacia la interioridad
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atento» vinculado a una experiencia unitaria de amor, sin prácticas ni ensayos por hacer, simplemente siendo. En este libro se presenta una práctica que sirva para cualquier adulto que, siendo además padre o madre y parte de un espacio familiar, busca un proceso de desarrollo interior que conecte con sus hijos y con ellos mismos. Una práctica que sirva de igual forma a un creyente religioso o a una persona sin adhesión de fe. Además, pretende ser «horizonte último» que no necesita de otras prácticas y creencias añadidas, aunque respete y valore la posibilidad de quienes las vivan. Pero no es un camino intermedio, ni un proceso previo que prepara para acceder a otros de mayor hondura. En sí mismo se completa y, a la vez, se vive permanentemente abierto. Entonces ¿cómo afrontar los secretos que se esconden hoy en el ser humano que ya se concibe a sí mismo como una pequeña parte de un gran universo ilimitado? Basta con darse un paseo por cualquier lugar de la Tierra para encontrar numerosas experiencias espirituales nuevas que están descubriendo formas y lenguajes hasta ahora desconocidos; y muchas de ellas todavía no han sido completamente descifradas ni comprendidas en su totalidad. Estos nuevos caminos han cruzado todas las fronteras. En estas hondas experiencias se está encontrando una gran capacidad de respuesta a las últimas preguntas que alberga el ser humano. El gran cambio se ha dado hace muy poco cuando se inicia el diálogo entre culturas diferentes en las que los elementos de unas no existían en las otras. En este intercambio se ha producido, a la vez, una simplificación y una profundización que ha descubierto y generado nuevas prácticas. Además, han provocado encuentros y síntesis con formas y caminos tradicionales, que han generado una nueva forma de ver, observar y concebir la creencia y los caminos de acceso a la dimensión interior del ser humano. Tanto es así, que la «vinculación religiosa» y la «experiencia espiritual» se han diferenciado, como anteriormente se ha señalado. Es evidente que hoy las formas de acceso a la experiencia interior son las que más se están transformando. Ya no sirve el concepto de Fundamentación • 17
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«espiritualidad» tal y como lo hemos entendido hasta ahora. Y todo lo que estamos viviendo apunta en esta dirección. En estos nuevos caminos hay que comenzar por experimentar, de forma que se prescinda de intermediarios, incorporando la propia esencia humana al modo de concebir y acceder. Este cambio es uno de los que debemos afrontar con más claridad como padres y madres, porque nuestros hijos no serán receptores ni canales de una experiencia interior que desconozca esta novedad en el fondo y la forma. Tendremos que derrochar imaginación y sutileza rompiendo así las barreras que simbolicen lo anterior, y permitiendo la gradual desaparición de estructuras que sostenían hasta ahora una experiencia muy uniforme. En este sentido, es más esencial «la búsqueda» de sentido, que «la pertenencia» a un grupo con identidad o carisma definido. Ninguna nueva experiencia interior actual se sustenta ya en andamiajes y estructuras complicadas, ni en largos procesos definidos de forma lineal. Todo es fractal y en red, como detallaremos más adelante en la metodología de este libro; en cada parte ya está el todo y es en el nudo, en la conexión de dos hilos del camino, donde se produce el nodo (el encuentro). Todo vivido y expresado como un «presente conmovedor de consciencia». Algo que rompe la estructura clásica de lo espiritual y el alcance del orden acostumbrado. Tal vez, la apuesta más radical hasta el momento sea aprender a participar de este «juego» en el que intervienen de igual forma, el buscador y lo buscado, con el objetivo de alcanzar una experiencia espiritual que refleje un lienzo siempre inacabado, en soportes muy peculiares, al que se van incorporando continuamente nuevos trazos. Ya ni siquiera hay un soporte establecido, sino un espacio muy vacío sobre el que se va descubriendo y percibiendo la espiritualidad de forma limpia, nueva, naciente en cada instante, desprovista y desidentificada. En la masa social juvenil actual y en la propia configuración de las familias más jóvenes, se constata que ha cambiado la forma de percibir y, por lo tanto, es necesario un cambio absoluto en la manera de ser y 18 • B pass hacia la interioridad
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entenderse. Uno de los grandes cambios viene por el replanteamiento de las fronteras con las diferentes disciplinas de conocimiento; encuentros entre ciencia, y antropología, o entre psicología y neurobiología. Se reconoce la belleza de diferentes sabidurías ancestrales que surgieron hace 2000 o 4000 años, como corrientes originarias que vuelven a buscar el sabor de su manantial de origen. Y se aportan ya experiencias maduras con una gran nitidez de consciencia que vuelven a recordarnos la necesidad de dejar las crisálidas que nos sirvieron de útero, pero que deben abrirse para que nazcan las nuevas mariposas. La experiencia espiritual del futuro está atravesada por la libertad, la creatividad y el riesgo…; toda una transformación. El epicentro está en la experiencia, la novedad y la diversidad. Entender el pasado y lo que ha pasado es la única manera de continuar; hay que ser rigurosos y metódicos, pero creativos, para que esta novedad se produzca detectando aquello que sea bien repetición o bien desvarío; cuidando de no irse a ninguno de los dos extremos. Las prácticas docentes nos están diciendo que los procesos deben ser personales, permanentes y continuos, en los que prime la experiencia frente al saber, y la ciencia humana será la principal fuente de indagación con un idioma común y mayoritario: el silencio. Incluso, se prevé que los sistemas de creencias de todo el mundo sufrirán grandes modificaciones de aquí al 2030, propiciados por este desarrollo psicológico, científico y antropológico. En los próximos quince años, los lugares de crecimiento espiritual serán espacios vinculados a «entornos interactivos» que transformarán las formas tradicionales de experiencia espiritual y cambiarán la manera de ser y ver la realidad y, por lo tanto, la forma de responder a ella. La experiencia interior actual está dibujándose con elementos completamente universales, nada localistas, conectados en «el aquí y el ahora», en el instante presente, y desarrollados en los lugares de vida cotidiana. Es en este escenario en el que se desarrolla una nueva experiencia de transformación interior que llamamos «evolvente». Fundamentación • 19
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En este libro se presenta un aprendizaje «evolvente», es decir, una forma de experimentar diariamente un camino interior integrador y en movimiento, que permita a cada familia vivir la vida como instantes infinitos de plenitud. Para realizar este aprendizaje, habrá que recorrer casi cincuenta Vías de Acceso, conectadas a las estaciones del año, desde siete Claves de Experimentación: la atención plena (mindfulness), la percepción silenciosa, la respiración consciente, la conciencia corporal, la integración emocional, el pensamiento divergente y la compasión activa. Un movimiento integrativo que se completa durante los 365 días del año con una propuesta diferente para cada día.
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Josean Manzanos
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