En la actualidad, la cooperación pasa a ser el valor más importante para una vida común emancipada.
Jóvenes en la era de las migraciones
Un grupo de jóvenes de diversos países han construido, con el coraje de sus voluntades solidarias, un proyecto de igualdad, afincado simultáneamente en el sur y en el norte. Les ha bastado escuchar las voces y los silencios de su pueblos, que dicen las cosas más sencillas, para percibir un aliento solidario de largo alcance. Por ello, su formación universitaria ha dado cabida a cuestiones como la ciudadanía activa, el codesarrollo, la proyección social de sus estudios, la interculturalidad... Una viva experiencia de solidaridad y de una educación con responsabilidad social.
Joaquín García Roca - Rubén Torregrosa Sarrión
JM
Jóvenes en la era de las migraciones Una experiencia de liderazgos comunitarios
Joaquín García Roca Rubén Torregrosa Sarrión
> colección Expresiones
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J贸venes en la era de las migraciones Una experiencia de liderazgos comunitarios
joaquín garcía roca rubén torregrosa sarrión
Jóvenes en la era de las migraciones una experiencia de liderazgos comunitarios
isbn 978-84-937615-7-8 © 2010-Ediciones Khaf Grupo Editorial Luis Vives
dirección editorial Juan Pedro Castellano
Xaudaró, 25 28034 Madrid - España
edición Antonio F. Segovia
tel 913 344883 - fax 913 344 893
dirección de arte Departamento de Imagen y Diseño gelv
www.edicioneskhaf.es diseño de colección Mariano Sarmiento maquetación Departamento de Producción gelv impresión Talleres Gráficos gelv (50012 Zaragoza) Certificado ISO 9001 depósito legal: Z-2975-2010 impreso en españa
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ÍNDICE
07 INTRODUCCIÓN 11 PRÓLOGO 21 LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD
22 Alta cultura y cultura popular
27 Búsqueda de verdad y promoción de justicia
30 Aislamiento e inserción
33 Estudios y ciudadanía activa
35 Estudios y proyección social
36 Teoría y práctica
39 Academia y políticas públicas
40 Conclusiones
43 CONTEXTUALIZACIÓN
43 Movilidad social e interdependencia mundial
47 Las migraciones y cooperación entre los pueblos
54 La sociedad-red
58 La condición juvenil
65 ARQUITECTURA DEL PROGRAMA
66 Colegio Mayor Universitario La Coma Índice • 5
171 Asociación «Jóvenes hacia la solidaridad y el desarrollo»
174 Residencias de jóvenes solidarios
178 Residencias de codesarrollo
183 Red de residencias de estudiantes
185 Creación y financiación de las residencias
91 OPCIONES EDUCATIVAS
192 Pedagogía de la vida cotidiana
198 Pedagogía comunitaria
114 Pedagogía de la interdependencia e interculturalidad
124 Pedagogía del codesarrollo
131 Pedagogía de la ciudadanía activa
137 LAS NECESARIAS TRANSICIONES
137 El camino hacia la red
143 Hacia la corresponsabilidad
146 Hacia el movimiento social
148 Hacia la vida asociativa
150 La dimensión pública
153 Caminar esperanzadamente
159 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
6 • Jóvenes en la era de las migraciones
INTRODUCCIÓN
En los últimos años y tal vez al calor de los Objetivos del Milenio se han ampliado el número y el tipo de agentes sociales que se suman a las tareas solidarias de la cooperación internacional, antes limitadas a las ong, a las iglesias y a otros esfuerzos personales e institucionales igualmente encomiables. Cierto es que con ello se ha añadido también bastante diversidad en programas, proyectos y métodos de trabajo, con lo cual se producen algunos solapamientos, no pocas disfunciones y algo de confusión. Las universidades constituyen uno de esos agentes que han ganado en protagonismo al respecto. Es buen signo de sensibilidad por parte de unas instituciones donde la tentación del ensimismamiento está siempre presente. Pero en ese camino tiene que encontrar su espacio propio. Por eso es acertado que la Comisión de Cooperación al Desarrollo adscrita al ceuri-crue decidiera elaborar un Código de Conducta de las Universidades para la Cooperación al Desarrollo. En él se dice textualmente que «la labor de la universidad en el campo de la cooperación al desarrollo se encuentra vinculada a su ámbito natural de actuación: la docencia y la investigación (...), el asesoramiento técnico en programas de desarrollo, así como la sensibilización de la comunidad universitaria» (art. 11). No es de extrañar que se prioricen tales campos y temáticas. De un lado, se supone que son en los que mejor podemos movernos los que vivimos y trabajamos la universidad; de otro, cabe suponer que de sus reflexiones se deduzca una mayor racionalidad en el campo de la cooperación. O, al menos, eso sería lo deseable. Bien, pues este libro responde a dicha orientación. Presenta una experiencia educativa con universitarios de países en vías de desarrollo. Estudiantes salvadoreños, nicaragüenses, ecuatorianos, colombianos y otros que reciben becas para realizar estudios universitarios y vivir en
Introducción • 7
residencias con el compromiso de compatibilizar sus estudios con trabajo social en sus comunidades de origen. De la ya lejana primera residencia del barrio La Coma en Paterna (Valencia), han nacido hijuelas en El Salvador, en Nicaragua, en Ecuador y en Colombia. Y, claro, muchos de quienes en ellas han estudiado han prolongado su compromiso más allá de la vida en las residencias, asociándose en jovesolides y abriéndose a nuevos miembros de trayectorias distintas pero concurrentes en la visión solidaria. Ellos son los protagonistas del trabajo que aquí presentan sus dos autores, Joaquín García Roca y Rubén Torregrosa. Tienen títulos para hacerlo. Lo han vivido y, en el caso del primero, hasta parido. Porque, en efecto, Joaquín García Roca alumbró la idea, articuló el proyecto, dirigió la primera residencia y gestionó su despliegue al otro lado del Atlántico. No extrañará a quienes lo conocen. Es uno de esos casos raros cuya dimensión intelectual se retroalimenta con su compromiso de acción. Pero no todos los que conozcan su extensa obra escrita sabrán que se corresponde casi siempre con experiencias en la vida real llevadas a cabo en su fecundo paso por la administración autonómica o, a solas, articulando apoyos de la sociedad civil y de las instituciones. Intelectual y hombre de acción, Joaquín García Roca es un recordatorio permanente de lo que debiera ser una Universidad que responde a su inexcusable compromiso con la sociedad. Es además un libro pertinente. Lo es porque expone una experiencia educativa que bien podríamos considerar «oportuna y estratégica», si se me permite usar palabras tan altisonantes para un relato de convivencia cotidiana. Pues eso es lo que encontrará el lector. La intrahistoria de un colectivo de personas de culturas heterogéneas que vive sus cuitas diarias mientras estudia y trabaja y al hacerlo aprende a plantear cuestiones, a resolver conflictos y a gestionar proyectos comunes. Lo hace desde el respeto a la pluralidad de valores, es decir, no aceptando la lógica dualista y adentrándose en el terreno de lo que les une. Ahí es donde trasciende la experiencia de unos muchachos para convertirse en una ventana de oportunidad al codesarrollo.
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La Universidad por definición es un espacio de pluralidad de usuarios y, por ello, de diálogo e intercambio de ideas, un espacio abierto a la alteridad y a lo universal. Una herramienta para la comprensión de la multiculturalidad y de los valores comunes que permiten obtener beneficios de una diversidad enriquecedora. Le corresponde a la educación en general y a la educación superior en particular ser elemento transformador de la sociedad. La experiencia de jovesolides contribuye de forma modesta pero esclarecedora a que lo haga en el sentido que pedía Delors en su informe: «educación para aprender a vivir juntos, para desarrollar la comprensión del otro, para apreciar la interdependencia». Desde el valor de las cosas pequeñas, aquí hay una muestra de ello. Joaquín Azagra Ros Presidente del Patronat Sud-Nord de la Universitat de València
Introducción • 9
PRÓLOGO
La primera década del siglo xxi ha producido una multitud de pequeños relatos que, de manera germinal, indican la aparición de nuevas maneras de vivir juntos, de proyectar el futuro y de imaginar otros mundos posibles. Desvelarlos es tanto hacerlos visibles como mostrar las potencialidades de un proyecto emancipador de vida. Son tan pequeños, que frecuentemente se declaran insignificantes y tan germinales que andan encapsulados como brotes de invierno. Su existencia es, para algunos, la muestra de una nueva racionalidad, que se anuncia como posmoderna; para otros, significa la entrada en una sociedad líquida que ve en la inconsistencia el signo mayor de su tiempo. En cualquiera de los casos, manda señales sobre la existencia de jóvenes que se resisten a ser colonizados por los mercados; sobre la responsabilidad social de la Universidad cuando busca su centro fuera de sus aulas; sobre el desempeño educativo cuando la educación vive un profundo desbordamiento de los sistemas tradicionales educativos; sobre la era de las migraciones cuando el desplazamiento masivo de personas está cambiando la geografía de lo social. a. «Tenemos necesidad de nuevos cantos», decía una pancarta sostenida por un joven a las puertas de la Daimler, en Stuttgart. Pero «¿quién los escribirá?», se preguntaba la crónica de Le Monde Diplomatique al finalizar el siglo xx (1996). Tanto el cronista como los jóvenes que exhibían la pancarta ignoraban que habían empezado a escribirlos ellos mismos mediante la exploración del deseo colectivo de los jóvenes y la capacidad de preguntarse de los adultos. Los nuevos cantos, que son modos de invocar motivaciones para la realización personal y disponibilidades para la transformación colectiva, son traídos por la capacidad creadora de los propios jóvenes, que se despliegan en nuevos modos de comunicarse, de romper fronteras
Prólogo • 11
físicas y simbólicas y de crear alianzas locales y transnacionales. La intensidad de la búsqueda les sitúa lejos de la tan socorrida orfandad en valores para llegar a vivir una auténtica hemorragia de pequeñas alternativas que manifiestan el trasfondo invisible que acoge y posibilita sus modos de sentir, las estructuras de fondo en las cuales encajan sus expresiones, bosquejan sus expectativas e indican sus disponibilidades. Mientras exista la pregunta, nada está perdido; con ella, se activa el espíritu crítico, que no se conforma con los estereotipos sobre la juventud ni con los discursos oficiales de la impotencia, que solo sirven para desmovilizar a la población. Al taladrar la superficie de las cosas, nos arriesgamos a tener que convivir con la complejidad; en nuestros días, todo lo que es simple ha fracasado. Pero, sobre todo, se corre el dulce riesgo de ver que nacen árboles en el desierto porque en algún lugar existen depósitos de agua. El libro narra la historia que comenzó hace quince años cuando un centenar de jóvenes decidió vivir al ritmo de un barrio periférico de una gran ciudad en el cual la vida no podía darse por supuesta. Vivir como vecinos en la cotidianidad de las horas, incorporarse como jóvenes en los dinamismos comunitarios y participar como estudiantes en los procesos de cambio ha llevado a miles de jóvenes, venidos de distintos países, a experimentar unas disposiciones que se domicilian en la vida cotidiana, se construyen con los mimbres de la solidaridad y apuntan hacia un mundo único e interconectado. ¿Qué sucedió a través de aquella pequeña chispa que se encendía en contacto con la inhumanidad y con la creatividad popular? El libro intenta señalar esos pequeños brotes como un compromiso con la esperanza, tan lejos de la retórica de lo elevado como de la ideología de lo profundo; es una tarea ineludible si se quiere desactivar el pragmatismo moral y la impotencia cultural. Frente al desaliento, este libro presenta un compromiso educativo y se propone mostrar los mimbres con los cuales se construyen, a pequeña escala, alternativas de sentido,
12 • Jóvenes en la era de las migraciones
que se sustancian en energía emocional, en sensibilidad cívica e indignación ante las injusticias. b. La movilidad social, que se despliega en desplazamientos de personas e intensifica la comunicación entre ellas, abre nuevas oportunidades para la realización personal y la transformación social. Las personas que se desplazan de sus países, sea por razones económicas, académicas o culturales, constituyen hoy la vanguardia de un mundo único e interconectado. El mundo ha dejado de estar globalizado solo por los beneficios e intereses para cohesionarse en torno a relaciones humanas, a problemas comunes y a causas compartidas, ya que con las personas viajan sus redes sociales y sus vinculaciones afectivas. De este modo, se están creando iniciativas sociales que señalan un nuevo horizonte de expectativas y de posibilidades. Las migraciones laborales, a la búsqueda de mejores condiciones de vida, y los intercambios académicos, mediante desplazamientos a centros culturales lejos de sus países, están creando una nueva residencia mental y cordial que afecta a los modos de sentir, de amar, de actuar y de relacionarse entre personas de distintas culturas y diferente extracción social. Esta cultura móvil ha modificado los escenarios y expectativas de los jóvenes y ya no se vive solo como una situación que afecta a los que marchan, sino también a los que permanecen en sus lugares de origen. No estamos, pues, ante simples aventuras individuales que producen desplazados, sino ante una cultura migratoria que afecta a los conocimientos, a las prácticas, a las tradiciones y a las costumbres de todos. Las conexiones y vinculaciones son tan intensas que posibilitan ser de aquí y de allí simultáneamente. El ir y venir se constituye en el código genético de la realidad actual, de modo que el desplazamiento ya no supone la disolución de los lazos familiares y comunitarios, sino una nueva forma de vivir la identidad, la cohesión y la realización personal. Las nuevas tecnologías de la comunicación –internet, correos
Prólogo • 13
electrónicos, chats, blogs, redes sociales…– se convierten así en los sacramentales de una nueva situación que crea oportunidades para construir un mundo interconectado, no solo por los intereses laborales y académicos, sino también por la solidaridad y el codesarrollo. El libro intenta identificar nuevas categorías, nuevos mapas conceptuales, nuevas prácticas y referentes para la cooperación entre los países y el codesarrollo en tiempos de migraciones. Esta conectividad se está haciendo desde los propios desplazados, como nuevo sujeto colectivo, para la creación de una sociedad intercultural e interdependiente. Solo cuando se les reconoce como sujetos con capacidades personales, sociales, culturales y políticas, se les hace justicia. Las personas migrantes, por razones laborales o culturales, se constituyen, de este modo, en auténticos portadores de oportunidades para todos. ¿Qué oportunidades son esas en orden a la educación, a la cooperación entre los pueblos y a una cultura que queda profundamente interafectada? c. La educación ha estado durante dos siglos confiscada por la idea de la enseñanza como aprendizaje de conocimientos, habilidades e instrumentales, en función de la competencia que requiere la modernización de la sociedad. Con la edad moderna, las exigencias de la utilidad desplazan a las de la perfección y la educación se entiende y se valora desde las prestaciones que es capaz de ofrecer y desde la formación en competencias para valerse individualmente en la sociedad. Se crea, así, un sistema-experto que se sustancia en el sistema escolar como puerta de entrada a la profesión e inserción en la sociedad competitiva. De este modo, la educación se convierte en aprendizaje: «aprender a aprender» resulta la fórmula más lograda para desarrollar las capacidades que se podrán utilizar a lo largo de la vida. El ideal del aprendizaje no está en acumular conocimientos justos o en saber convivir; ni siquiera en desarrollar capacidades útiles, ya que pronto resultarán inapropiadas. Se trata de una competencia instrumental, formal, sin contenido, que, en lugar de estar orientada a valores, lo está al dominio de instrumentos (luhmann, schorr, 1979).
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En la actualidad, la cooperación pasa a ser el valor más importante para una vida común emancipada.
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Un grupo de jóvenes de diversos países han construido, con el coraje de sus voluntades solidarias, un proyecto de igualdad, afincado simultáneamente en el sur y en el norte. Les ha bastado escuchar las voces y los silencios de su pueblos, que dicen las cosas más sencillas, para percibir un aliento solidario de largo alcance. Por ello, su formación universitaria ha dado cabida a cuestiones como la ciudadanía activa, el codesarrollo, la proyección social de sus estudios, la interculturalidad... Una viva experiencia de solidaridad y de una educación con responsabilidad social.
Joaquín García Roca - Rubén Torregrosa Sarrión
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Jóvenes en la era de las migraciones Una experiencia de liderazgos comunitarios
Joaquín García Roca Rubén Torregrosa Sarrión
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