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REVISTA SUBTERRÁNEA. AÑO I. NÚMERO II. DICIEMBRE 2010.

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STAFF. Director, Editor y Redactor Jefe: Víctor Gómez López. Estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Burgos (UBU).

Sumario

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AÑO I. NÚMERO II. DICIEMBRE 2010.

POLÍTICA CRÍTICA.

(director-subterranea@hotmail.com)

Subdirector, Redacción y Consejo Editorial: Juan Carlos Calomarde García. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Valencia (UV).

“Enemigos clase”.............

5

de

“¿Qué es Poder?”.............

8

el

(consejoed-subterranea@hotmail.com)

Colaboradores habituales: Roberto Domínguez Arroyo. Músico de EL CONTRAGOLPE y miembro de la dirección local de Burgos del PCE e IU.

Colaboradores en este número: Daniel Alonso González. Estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Burgos (UBU).

Vir Covi. Estudiante del Grado en Historia de la Universidad de Educación Nacional a Distancia (UNED).

“La izquierda hoy”............. 11

FILOSOFÍA.

“¿Dónde existe la censura?”............. 14

HISTORIA.

Esta revista y los artículos de la misma poseen Copy Left.

Distribución GRATUITA, queda “El hombre unidimensioprohibida absolutamente su 18 venta bajo pena prevista por ley. nal”....... Ediciones digital e impresa. www.revistasubterranea.tk

“Pol Pot”.............

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OTROS.

“Lágrimas y gozos”....... 17 (POLÍTICA CRÍTICA).

“La colina de los árboles venenosos” ....... 25 (LITERATURA)

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E D I T O R I A L

AÑO I. NÚMERO II. DICIEMBRE 2010

Se le vio, caminando entre fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara. Todos cerraron los ojos; rezaron: ¡ni Dios te salva! Muerto cayó Federico —sangre en la frente y plomo en las entrañas— ... Que fue en Granada el crimen sabed —¡pobre Granada!—, en su La oposición se ha encontrado en una titáGranada.

El paro del día 29 de septiembre ha resultado masivo en los sectores de la construcción, en las factorías químicas y del metal, en el sector automovilístico y en las grandes cadenas de producción localizadas en los polígonos urbanos. También en el transporte público, que ha funcionado bajo mínimos, y en los puertos y conexiones aéreas. Y esto a pesar de la gran resistencia que ha encontrado la convocatoria, seguida por multitud de sindicatos (tanto mayoritarios como minoritarios, de clase y profesionales) y por asociaciones vecinales, asambleas alternativas y movimientos estudiantiles.

nica campaña de desprestigio de los medios de Miguel Hernández. comunicación con capacidad de crear opinión, que con sus noticias y artículos han recalcado la obsolescencia de los sindicatos; su nula capacidad de convencimiento y repercusión social; la inmovilidad de unos liberados innecesarios e indeseables y, finalmente, la exigua oportunidad que presentaba la Huelga para echar a tras una Reforma Laboral ya aprobada.

Otro tipo de repulsa ha provenido por parte de las fuerzas de seguridad, que se han ocupado con sus acciones violentas y represivas de frenar la movilización obrera, sobre todo en ciudades como Valencia, Madrid y Barcelona, con abundantes heridos y detenidos por ejercer el derecho de huelga. Cuantitativamente no puede considerarse el paro como un éxito ya que los servicios públicos, la hostelería y el comercio, además de la administración pública, apenas han secundado el cese de la actividad laborable. Pero hay que tener en cuenta los dos factores de repulsa que hemos comentado anteriormente, junto con un tercero consistente en una fuerte e incesante coacción de los empresarios para que los trabajadores accediesen a ocupar su puesto. La situación económica y social también ha restado poder a la Huelga, con una tasa desorbitada de desempleo, y la localización de la política ha actuado a su vez.

La Huelga ha servido para diferenciar la disyuntiva, de forma aún más transparente y clarificadora, entre aquellos que han abandonado la política y quienes la utilizan para movilizarse y derrocar una Reforma que abarata el despido, que incrementa la temporalidad y supone un empeoramiento en las condiciones de trabajo – entre otras cuestiones. Por ello las populosas manifestaciones que han recorrido las calles de más de cien ciudades, plagadas de jóvenes y mayores adscritos o no a alguna corriente de pensamiento, muestran que la convocatoria del 29-S ha resultado un triunfo cualitativo en cuanto al incremento de la política como canal participativo y a modo de actuación democrática en la defensa de los derechos de los trabajadores.

Es indispensable continuar en la movilización y la organización, para acercar a aquellos que renuncian a luchar y se ocupan por perpetuar el capitalismo; que tan gravosas consecuencias ha traído en esta crisis; que explota al operario y enriquece al burgués; que maniata a la democracia. 4


AÑO I. NÚMERO II

Enemigos de clase.

POLÍTICA CRÍTICA.

Juan Carlos Calomarde.

Cuando dos personas tienen intereses, ya no sólo diferentes sino, contrapuestos surge inevitablemente una rivalidad, porque la victoria de uno supondrá la derrota del otro. Es decir, ante una situación de este calibre esas dos personas podrían dejar de lado sus diferencias y buscar objetivos comunes. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando esas dos personas no se encuentran en la misma situación? Pues que probablemente la persona mejor situada quiera seguir aprovechándose de esa posición de privilegio. Ese mismo hincapié a abandonar dicha posición de privilegio o, incluso dominio, es lo que impulsa por propia naturaleza a la persona peor situada a buscar la revocación de esa situación.

Por lo tanto, hay que partir de una premisa clara: uno de los dos parte de una situación de desventaja, ¿cuál sería su fuerza? Pongamos por caso que su mayor número. Si las personas que se hallan en desventaja fueran más, frente a una minoría que se encuentra en una situación privilegiada. Pero, ¿por qué se ha dado esa desigualdad? Probablemente, Rousseau consiguió acotar bastante cuando afirmó: “El primer hombre a quien, cercando un terreno, se lo ocurrió decir esto es mío y halló gentes bastante simples para creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos; cuántas miserias y horrores habría evitado al género humano aquel que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando las estacas de la cerca o cubriendo el foso: «¡Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de nadie!»”

Evidentemente, la propiedad marca la diferencia. Por lo tanto, será éste el punto clave del conflicto. Quienes consiguieron aprehender esas tierras buscarán de seguro dos cosas: primero conservarlas y segundo aumentar su patrimonio. Por el contrario, quienes se quedaron sin ellas perseguirán también dos objetivos: el primero sobrevivir y segundo buscar algo que poseer.

Sin embargo, en esta contienda las dos partes conocen, o al menos intuyen, los deseos del otro y con estas cartas dependerá de su propio juego el obtener una mejor posición.

Los propietarios se encontrarán en una encrucijada, pues desean, como bien dije, no perder sus propiedades, pero a la vez aumentarlas. Ellos son conscientes de que son minoría y siendo inferior en número deben evitar estallidos sociales, pero a la vez aumentar sus riquezas. La fórmula perfecta es “usar” del trabajo de los demás (sus contrarios), de esta manera aumentará sus riquezas. A cambio de este trabajo ofrecerán un salario, inevitable por otra parte, que conseguirá apaciguar ansias transformadoras. Mantener la estabilidad social siempre tiene un coste, y el salario es el precio que tuvieron que pagar los propietarios para mantener la situación.

Todo lo dicho hasta entonces sirve para argumentar que las clases sociales han existido; por un lado se encuentran los propietarios en cuyas manos se concentra la mayor parte de la riqueza en forma de tierras, fabricas y demás bienes. Mientras, por el contrario aquellos “desposeídos” en tanto en cuanto nada tienen, salvo lo imprescindible para vivir y su fuerza de trabajo. La que se ven obligados a vender a cambio del salario. 5


AÑO I. NÚMERO II

Enemigos de clase por Juan Carlos Calomarde.

Pero, la clase de propietarios pareció olvidar un principio básico en la física: si una cuerda se estira demasiado, acaba por romperse. Motivo por el cual, unas condiciones extremadamente duras para aquellos que nada tenían acabaron dando lugar a auténticas olas de revoluciones a nivel mundial, que pusieron en serios aprietos a los propietarios, cuyo modo de vida se vio seriamente amenazado. Incluso, en ciertos puntos del globo los trabajadores erigieron patrias que supusieron una amenaza constante para aquellas otras que aún estaban bajo control de los propietarios.

Finalmente, esa situación revirtió, los propietarios recuperaron el control. Retornó la situación cómoda que gozaban antes, porque ahora vuelve a no existir un contrapeso. Así que, justamente cuanto más poder tienen, quieren hacer creer que no existen, ni ellos ni los otros, que las clases sociales han desaparecido. En realidad, es algo que cuando se analiza detenidamente parece carecer de un razonamiento sólido. ¿Acaso no siguen existiendo aquellos dueños de empresas y fabricas? ¿Desaparecieron los trabajadores que van a su puesto de trabajo y reciben por ello un salario? Entonces ¿por qué esa frontera parece difuminada en la actualidad? Ahora resulta que ya no hay empresarios, sino “empleadores” que suena mucho mejor. Esa es la perversión del lenguaje que todo lo envuelve, la que hace parecer altruista a aquel que ansía más riquezas.

Es esa misma perversión del lenguaje la que se encarga de intentar hacer parecer caduca y obsoleta la dicotomía entre propietarios de los medios y trabajadores asalariados. Para ello, se arguye que ahora existe la llamada “clase media” que vendría a hacer de puente entre las dos, diluyendo las diferencias entre ambas y planteando una nueva situación menos beligerante, se podría decir incluso, más de “ensueño”. Ello sería buena idea si se tuvieran criterios precisos para determinar que es “clase media”. No obstante, este concepto parece que sólo se ampara en ciertos criterios económicos, es decir aquel que llega a cierto nivel de renta podría considerarse su pertenencia a la “clase media”. Los interrogantes que se plantean obviamente serían: ¿qué nivel exactamente? ¿De que manera se cuantifica? Por el contrario, la pertenencia a la clase propietaria de los medios la determina la propiedad de dichos medios , mientras que la pertenencia a la clase asalariada o trabajadora será determinada por la no posesión de dichos medios. Se trata de un criterio preciso, fiable y taxativo, con la única salvedad de una situación peculiar que es la siguiente: Cuando alguien consigue un salario a través del cual obtiene una capacidad de ahorro tan alta que le permite acceder a un medio de producción, pero decide no hacerlo. ¿De qué estaríamos hablando? Desde luego de alguien perteneciente a la “clase media” no. Porque si alguien potencialmente es capaz de ser propietario de los medios de producción y no lo hace, por ejemplo por una cuestión de comodidad, pues debería pertenecer a la clase de propietarios, al menos virtualmente. Primero porque compartiría intereses con ellos y segundo porque compartiría su nivel de vida.

Por lo tanto, parece lo más sensato seguir dividiendo la sociedad entre los propietarios de los medios y los trabajadores asalariados. Cuyos intereses poco han variado desde antaño, los primeros siguen ansiando más riquezas y los segundos buscan sobrevivir de la mejor manera posible. En la actualidad los propietarios de los medios (o burguesía en terminología marxista) han aprendido de los errores del pasado. Han comprendido que someter a la clase trabajadora a unas condiciones excesivamente duras únicamente genera un descontento que acaba canalizándose bajo vías revolucionarias – transformadoras. Concluyeron pues, que era más útil ceder una pequeña parte de sus riquezas a la clase trabajadora, para que ésta se mantuviera dócil y evitar, de esta manera, cualquier estallido revolucionario. Primero crearon el llamado Estado de bienestar, obligados también en parte por el contrapeso del otro gran Estado de trabajadores. Cuando dicho Estado desapareció evidentemente los propietarios relajaron sus concesiones. 6


AÑO I. NÚMERO II

Enemigos de clase por Juan Carlos Calomarde.

Así pues, procedieron a desmantelar paulatinamente algunas de sus concesiones, pero de manera que no resultara traumática para evitar, de esta manera, descontentos sociales que pudieran alcanzar tal grado de uniformidad que supusiera algún problema para el sistema.

A pesar de ello, las ansias de riqueza de la clase de los propietarios les lleven a tensar prácticamente al máximo la cuerda. Por ello, para contrarrestar cualquier deseo transformador cuentan con los medios de comunicación, que evidentemente poseen los de su propia clase y no otros. Dichos medios desincentivan cualquier deseo de cambio, ya sea desprestigiando cualquier alternativa factible; maquillando las injusticias del sistema o fomentado la idea de que ya no existen las clases, que todos formamos parte de un todo (quizás un Estado o país) y que la mejor prueba de ello es que con esfuerzo y trabajo (como no) todos podemos tener las mismas cosas. Pero, para Herbert Marcuse esto no es indicativo de que las clases no existen: “Si el trabajador y su jefe se divierten con el mismo programa de televisión y visitan los mismos lugares de recreo, si la mecanógrafa se viste tan elegantemente como la hija de su jefe, si el negro tiene un Cadillac, si todos leen el mismo periódico, esta asimilación indica, no la desaparición de las clases, sino la medida en que las necesidades y satisfacciones que sirven para la preservación del «sistema establecido» son compartidas por la población subyacente.”

Sin embargo, este sistema que niega la existencia de clases, pero que no tiene reparos en radicalizar las diferencias socioeconómicas, se encarga de pregonar que todos podemos aspirar a lo mismo. Empero, obvia deliberadamente que en este pervertido entramado, el trabajador probablemente tenga que pagar con más esfuerzo todo aquello que adquiera. NOTAS:

1. ROUSSEAU, Jean – Jacques. Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. 2. MARCUSE, Herbert. El Hombre unidimensional. Cap. 1

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AÑO I. NÚMERO II

¿Qué es el Poder?.

POLÍTICA CRÍTICA.

Víctor Gómez López.

Deleuze comentaba en una entrevista que la filosofía no es abstracta, que los conceptos se pueden ver claramente en la concreción: y, para muestra, ejemplificaba la noción de Idea platónica en la idea de mujer como aquella que sólo fuese mujer y no a la vez esposa - la Virgen María. Pues bien, la idea de Foucault de Poder puede contemplarse en sus numerosas manifestaciones; la marginación de la locura, los panópticos y prisiones, la lógica uniformadora del capitalismo, la sexualidad reprimida, la democracia como esclava de los mercados, etc.

Para comentar escuetamente qué es el Poder debemos remontarnos a quien mejor lo ha analizado, que no es otro que Foucault. El francés va a señalar a los saberes despojados como aquellos que no se ajustaban a la discursiva científica. Habla de unos saberes olvidados, desprestigiados que son tomados como ingenuos e inservibles, y es esto lo que va a permitir la sabiduría de los locos, de la gente, y la ulterior formación de una genealogía que acople el conocimiento erudito y el “popular” gracias a la deconstrucción de los pensamientos totalizadores. El autor se pregunta, acerca del marxismo, la pretensión de ser una ciencia. Su separación del pensamiento de la gente para transformarse en un discurso “científico” y la disgregación de un saber masivo y circulante. El Poder establece el saber aceptable dentro de la ciencia y oculta tras una pared la sabiduría subversiva e inadaptada.

Aunque Foucault, al igual que otros muchos, rechazaba la etiqueta de estructuralista su pensamiento puede englobarse dentro de esa Escuela que Lévi-Strauss fundó en los años cincuenta. El estructuralismo acaba con la idea de Descartes (Cogito ergo sum) de que el individuo constituye la realidad; afirma que el sujeto es parte de una estructura, que no constituye la realidad sino que es constituido por ella y las circunstancias. La estructura es un sistema de elementos en el cual la modificación de uno de ellos (variable, puede denominarse desde el punto de vista operacional) altera todos las demás, está afiliada a un grupo de permutaciones, puede servir como predicción de identificaciones y equivalentes, y ser válida para explicar casi universalmente el campo al que pertenece. Se niega a concederle al marxismo el título científico y dice a propósito de los comunistas: “Veo que asocian al discurso marxista y asignan a quienes lo emiten, efectos de poder que Occidente, ya desde la Edad Media atribuyó a la ciencia y reservó a los emisores de un discurso científico”.

Al igual que Marcuse, va a asociar Poder con aquello que reprime. Reprime los instintos, la naturaleza, al individuo, etc. En su famosa obra “Vigilar y castigar” (1975) el galo enuncia la problemática de las cárceles como máxima expresión del Poder; al prisionero se le prohíbe manifestarse libremente, hacer el amor cuando le apetezca, traspasar los muros…

El filósofo toma a la política como continuación de la guerra, que se extiende al lenguaje, a las instituciones, a las clases, etc. Esto lo encontramos en Hobbes y su Leviatán en tanto que el ser humano está focalizado hacia las ansias de poder. La batalla es una forma de ver el funcionamiento del Poder: defiende la organización social y la supremacía de una clase a favor de otra que no debe (o puede) rebelarse. 8


AÑO I. NÚMERO II

¿Qué es el Poder? por Víctor Gómez López.

No se entiende que el Poder sea la consecución de un contrato social (Rousseau) sino como la búsqueda y consolidación de unas relaciones de dominación. Y aquí encontramos dos formas, la de la sumisión – que vemos en la actualidad- y la lucha – el Mayo francés, por ejemplo – con las que la masa y el sujeto como parte de ella están conectados al poder.

El Poder, en contra de los postulados marxianos, no es una “propiedad” de la clase dominante (burguesía) sino que se trata de una estrategia: se ejercita a través de unos mecanismos. Foucault dice que el Estado no es “un lugar privilegiado del poder”, ni depende de él para llevarse a cabo, tampoco obedece al modo de producción. Se manifiesta a través de aparatos ideológicos y represores, y es la realidad en sí en tanto que la constituye (la servidumbre y la transformación técnica de los individuos). La opresión - según el galo- está presente en las universidades donde los profesores imponen una forma determinada de interpretar la realidad y limitan la creatividad de los alumnos, en los colegios, y tiene a globalizarse en numerosos espacios como las factorías, las cárceles, etc. El docente o maestro es un tirano que fue educado bajo la fórmula absurda y dictatorial de memorización.

Habla el francés de que el poder no se posee pero que se ejerce, y que se encamina hacia una dirección. El derecho es una máscara del Poder, que censura e ilegaliza los métodos de resistencia - no es la idea de jurisprudencia deleuziana.

Existe una relación entre saber y Poder. El autor habla de la locura y de la manera en la que la que surge un discurso (una literatura psiquiátrica) que hace científica la locura. La filosofía occidental ubicó al conocimiento de tal forma que estuviese separado e inmunizado del Poder, cosa equivocada. Es la concepción errática de Platón de un político como “pastor de hombres” que es capaz de dejar a un lado el Poder.

La verdad se forma en espacios sociales con las reglas determinadas y los movimientos delimitados, sólo surge una subjetividad relativa, tipos de verdad en virtud a la aparición de objetos, etc. Hablamos del derecho y es que la evolución del ámbito penal emana formas de verdad; de las encuestas que ya desde el siglo XV era utilizadas para investigar la verdad en el campo jurídico; de la poesía que somete mediante los ritmos (y que no tiene “invención”).

El conocimiento no es un estado latente que se manifiesta en el comportamiento humano ni tampoco son los instintos, sería más bien la noción nietzscheana de lucha de los instintos. Para Nietzsche existe una separación entre el conocimiento y los objetos, ya que Dios armonizaba los dos elementos. Para el francés las tres pulsiones nietzscheanas que generan el conocimiento; la risa, la lamentación y el odio guerrean hasta que alcanzan la paz y es ahí cuando surge el conocimiento. Lo que Foucault va a llamar episteme es el código por el que cada cultura calla o dicta, y sobra la cual se interpretan los objetos. El ser humano ve, observa y piensa según los códigos culturales que rigen su lenguaje, sus valores, sus prácticas, etc.

El Poder no se instaura únicamente en la política, sino que se impone científicamente, en el discurso y la formación de la realidad. Para saber que es el conocimiento hay que aprehenderlo como políticos para comprender las relaciones de poder y de lucha. “La manera de cómo se odian entre sí los hombres, cómo procuran dominarse unos a otros, [así] comprenderemos entonces en qué consiste el conocimiento” (Francisco Ávila- Fuenmayor).

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AÑO I. NÚMERO II

¿Qué es el Poder? por Víctor Gómez López.

La ciencia ha reducido a la filosofía a un discurso secundario y la modernidad la ha “tachado” de especuladora.

El Poder serían aquellas relaciones de poder y lucha que instituyen la realidad a través del ejercicio de unos mecanismos ideológicos y represores (estatales, discursivos y gnoseológicos) y que forman los códigos (episteme) según los cuales la cultura produce la verdad, el saber y el conocimiento que reduce la visión, la interpretación y el lenguaje del ser humano a un mero reproductor de los mismos.

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AÑO I. NÚMERO II

La izquierda hoy.

POLÍTICA CRÍTICA.

Víctor Gómez López.

Analizaremos brevemente la posición de la izquierda, definiendo qué es ser una persona de izquierdas, y a través de los postulados del gran filósofo Gilles Deleuze trataremos el fracaso de las revoluciones y la imposibilidad de un gobierno de izquierda.

Hay que recordar que Gilles Deleuze (1925-1995) desarrolló su pensamiento en una época marcada por las luchas estudiantiles del Mayo francés y tuvo que lidiar, al igual que Sartre, con un marxismo que dominaba dentro de la esfera intelectual europea. Sus contemporáneos abrazaron el comunismo, como el también brillante teórico Louis Althusser, o se desmarcaron del mismo – como su compatriota Foucault. Él nunca se afilió al Partido Comunista Francés (PCF), de gran influencia en aquellos años pero limitado por su actuación en el 68, ya que no soportaba las reuniones burocráticas que se producían en el mismo y porque, según sus declaraciones, no trabajaban en las labores que podían aportar algo.

No se sintió comprometido con la labor del partido, y se mostró sorprendido sobre las banales discusiones sobre Lenin y Stalin, ya que en su opinión ya se conocía desde hacía mucho los horrores acaecidos en la URSS.

Dice que “todo el mundo ha descubierto que las revoluciones fracasan”, y que hay que ser "algo deficiente" para no entenderlo. ¿Quién ha creído en algún momento que la revolución acaba bien? – se pregunta. Sobre la Revolución inglesa argumenta que trajo a Cromwell y que el romanticismo anglosajón es una larga meditación sobre el fracaso revolucionario. Acerca de los estadounidenses, antes de la de Guerra de la Independencia, aclara que se presentan como la superación de las naciones (en concordancia con la idea marxista), y confían en la emigración universal al igual que los comunistas confiaban en la proletarización universal; anuncian al "nuevo hombre" exactamente igual que los bolcheviques. Y fracasan. Deleuze continua, hace falta ser imbécil, dicta a propósito de la idea – para él evidente- de que todas las revoluciones fracasan. Por supuesto, explica que la Revolución Francesa condujo a Napoleón. Esto no significa, para el filósofo, que impida a la gente su devenir revolucionario.

Cabe señalar que los devenires son actos que únicamente pueden estar contenidos en una idea y que se expresan a través de un estilo. Son fenómenos de desarrollo no paralelo. Un concepto en sí mismo – para el francés la filosofía es la doctrina que crea conceptos.

El pueblo palestino tiene un porvenir revolucionario, al igual que los sudafricanos, y si su revolución logra imponerse fracasará pero eso no significa que tendrán la misma situación; nacerán nuevos problemas y una realidad distinta.

Así, el devenir revolucionario surge de circunstancias de represión y opresión, y se produce porque es la única vía, la salida legítima de esa situación. Y ese “estilo” donde se manifiestan los devenires serían las revoluciones, a partir de una idea.

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AÑO I. NÚMERO II

La izquierda hoy por Víctor Gómez López.

El filósofo tacha la defensa de los Derechos Humanos, defensa que actualmente realiza Julio Anguita, de pensamiento blando puesto que se trata de puras abstracciones. No se trata de elegir un sujeto, de reconocer los Derechos Humanos, porque son entes abstractos y que todos los seres humanos poseen no por el hecho de ninguna declaración. Es un discurso para intelectuales, continúa Deleuze, y que las declaraciones sobre esos derechos no se realizan en función de la gente afectada. Por ejemplo, en los conflictos territoriales hablamos de un agenciamiento y no de Derechos Humanos.

Un agenciamiento es otro de los conceptos en sí, que no guarda relación con otros porque es nuevo. Es una multiplicidad heterogénea que establece uniones y relaciones a través de distintos elementos (sexo, edad). Lo importante no consiste en las filiaciones ni en los puntos en común, sino en las alianzas y aleaciones (donde emanan los agenciamientos). Tiene dos valencias o “superficies” que intervienen como la cara de una moneda. Intervienen también los enunciados.

Los enunciados son como dos formalizaciones no paralelas, de tal forma que nunca se hace lo que se dice, y nunca se dice lo que se hace, sin que por ello se mienta; no se engaña a nadie ni tampoco se engaña a sí mismo. Lo único que uno hace es agenciar signos y cuerpos como piezas heterogéneas de una misma máquina. En la producción de enunciados no hay sujetos, siempre hay agentes colectivos. Son como las variables de la función que no cesan de entrecruzar sus valores o sus segmentos. (Fernando Reberendo).

Esta idea la podemos ver gráficamente en “El Anti Edipo” (1972), que junto a “Mil Mesetas” (1980) constituye una de las obras más significativas de Deleuze. En ese tomo vemos como el esquizo produce agenciamientos insertando o adhiriéndose otros mecanismos.

Así, volviendo a la cuestión de los Derechos Humanos, no se trata pues de justicia sino de jurisprudencia. Los casos de violación de derechos constituyen una abominación y no entran dentro de la abstracción sino de la jurisprudencia. La justicia no existe comenta el francés.

Se trata de crear, no de aplicar entes abstractos, en que cada uno de los casos no sea ya posible. De situaciones y de situaciones que evolucionan.

Nos dice que no hay gobierno de izquierda, lo que no significa que no existan diferencias entre los gobiernos. En el mejor de los casos lo que podemos esperar es un gobierno que sea favorable a determinadas exigencias o reivindicaciones de la izquierda, pero no un gobierno. Porque la izquierda no es cuestión de gobierno dice Deleuze.

¿Qué es ser de izquierdas?. Habría que preguntarse en primer lugar qué trata no ser de izquierdas; partir de sí mismo, la calle en la que vive uno, la ciudad, el país, los demás países, cada vez más lejos- comenta el galo. Es una cuestión de percepción y ser de izquierdas consiste en justamente lo contrario, en concebir primero el conjunto (lo social, la masa) y después al individuo y establecer como prioridad lo primero – lo deseable políticamente- y en otro termino posterior lo segundo.

Y ello encuentra grandes restricciones en la propia naturaleza de los sujetos que viven en el capitalismo y perpetuán su explotación a través del trabajo (Michael Foucault explicó que las leyes de vagos y maleantes condujeron a considerar el trabajo no productivo y mecanicista así como la ocupación ociosa como algo repudiable); en el aparato que despolitiza la lucha reivindicativa de una clase proletaria que se ha visto superada por nuevos movimientos – ecologismo, feminismo y luchas estudiantiles entre otros ; en el deseo consumista y en el conformismo de una masa que no cree en los sindicatos ni en los partidos obreros. 12


AÑO I. NÚMERO II

La izquierda hoy por Víctor Gómez López.

Podemos encuadrar unos puntos que sinteticen la situación de la izquierda:

1Disolución de la lucha obrera y las entidades de las clases sociales según la propiedad de los medios de producción. 2Inutilidad de la defensa de los Derechos Humanos. 3Imposibilidad de un gobierno de izquierda. 4Inexistencia o inutilización de nuevas vías de lucha. 5Pérdida de la cultura política. 6Estandarización de la democracia como entidad formal y reproductora del capitalismo. 7Desaparición de la utopía y la aspiración de un mundo justo socialmente. 8Fracaso del comunismo e imposición (en Occidente) del neoliberalismo, así como del pensamiento hegemónico. 9Estancamiento del surgimiento de una alternativa al Sistema. 10- Muerte de la ideología en favor de la imagen. ¿Cómo debería la izquierda, pues, enfrentarse a los retos del posmodernismo, a la espada (el comunismo que ha fracasado como alternativa al Capital) y la pared (la socialdemocracia blanda que renuncia a la lucha)?. ¿Cuál es el nuevo horizonte de las organizaciones sindicales, acuciadas por la disolución de las entidades marxianas de la lucha de clases?.

Precisamente esas preguntas, al menos por mí parte, no tienen respuesta y de ello que sea necesaria una reflexión sobre los nuevos espacios y vías (como la democracia directa) que se planteen después de la crisis económica actual; ya que el capitalismo, sin duda, saldrá reforzado y para contrarrestar su explotación será necesario contestar interrogantes, construir redes teóricas (que se forman cuando no nacen escuelas de pensamiento), buscar actualizar el discurso y conquistar de nuevo la política como arma revolucionaria que se ajuste a los devenires del pueblo.

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AÑO I. NÚMERO II

POLÍTICA CRÍTICA.

¿Dónde existe la censura?. Juan Carlos Calomarde.

La libertad de expresión es una máxima que se entiende incuestionable en cualquier régimen que dice ser democrático. No en vano suele elevarse a la categoría de derechos constitucionales en las normas supremas de los respectos ordenamientos jurídicos mundiales, revestidos, en teoría, de varios mecanismos que la protegen. Es más, en términos formales, en la mayoría de sistemas occidentales únicamente se cuestiona la libertad de expresión cuando colisiona frontalmente con derechos de terceros, como por ejemplo el derecho al honor. Siempre, insisto, hablando en términos formales no suele haber problemas al emitir las opiniones particulares sobre asuntos concretos.

Se podría deducir que no debería de existir la censura, al menos, en las democracias occidentales, y que el derecho a la libertad de expresión ejercido con responsabilidad no contempla de límites. ¿Es realmente así?

La censura se puede definir como el conjunto de acciones dirigidas a impedir o dificultar el acceso de la gente a la libre información. Podríamos en este sentido destacar una censura activa cuando a una persona se le censuran sus opiniones, o una censura pasiva cuando el sujeto no recibe una información porque se ha decidido no publicarla, o se ha hecho de manera sesgada.

El paso lógico sería preguntarse ¿quién podría ejercer la censura? Si ésta se produjera. Evidentemente los medios de comunicación, el cuarto poder, siempre y cuando dichos medios tengan la suficiente influencia y ocupen una cuota comunicacional tan amplia como para entender que recibir y transmitir información por otras vías es harto complicado y costoso.

Lo siguiente sería reflexionar acerca de si pudieran existir intereses en que estos medios practicaran la censura, es decir, antes de analizar si existe o no la censura, ver si podría haber motivación para ello.

¿Qué son en primera instancia los medios de comunicación? La respuesta es sencilla: empresas privadas. Luego el interés principal se entiende que debería ser el afán de lucro. Vayamos más allá: los grandes emporios mediáticos cotizan en bolsa a niveles altísimos; sus propietarios, accionistas, etc. son personas que deben manejar grandes cantidades de dinero, y con casi toda seguridad gustarán seguir gozando de su nivel de vida, cuando no mejorarlo. Evidentemente son conscientes de que su fuente de ingresos es su empresa, su sociedad (anónima o limitada) y tratarán de hacerla rentable al máximo nivel posible.

Cabe añadir a este dato, que ningún estado es neutro ideológicamente, que existe una ideología concreta que guía y determina las actuaciones en un sentido estricto hacia unas metas determinadas. Dentro de estos parámetros de juego, siempre, y los pensadores de las teorías elitistas de la democracia dan buena cuenta de ello (Pareto, Mosca y Michels), existe una elite dominante que ejercerá el poder. ¿Y qué es sino el estado que una relación de dominación de unos sobre otros? No es cuestión baladí; Max Weber y Karl Marx coinciden en este aspecto, y no son pensadores cualesquiera. 14


AÑO I. NÚMERO II

¿Dónde existe la censura? por Juan Carlos Calomarde.

El problema nace cuando la propia idiosincrasia de nuestro régimen político resalta, de manera clara pero inevitable, continuamente su carácter plutocrático. Los poderes fácticos económicos existen, primero porque los partidos no se subvencionan únicamente del estado y de las cuotas de sus afiliados. Y segundo porque la capacidad de chantaje económico de las grandes empresas, es un hecho probado y repetido hasta la saciedad que no considero que requiera mayor aclaración.

De todo este complejo entramado que acabo de describir se puede extraer la idea de que una elite política pero también económica ejercen en perfecta sintonía el poder en el estado, y el estado, recordemos, es una relación de dominación; en este caso será de esta elite (política y económica) sobre el resto de la población.

Obviamente los medios de comunicación no se encuentran ajenos a dicho entramado, de modo que, evidentemente forman parte de la elite económica y disfrutan de su porción de poder. Se puede deducir por tanto, que tienen intereses concretos, no solo la intención de obtener el mayor número de beneficios económicos, sino también el tratar de proteger las bases fundamentales de los estados que les permiten entrar en los esquemas de poder anteriormente comentados. Razón por la cual en sus informaciones nunca serán hostiles al aparato de los estados, es decir a su estructura básica. Asunto diferente será las críticas, según la línea política de cada empresa, a actuaciones concretas de los partidos políticos en el poder. No serán hostiles al estado, ni a ninguno de sus estados homólogos, porque el objetivo de todo ello es el perpetuar el modelo ideológico actual.

Se aprecian, por tanto, poderosas razones para que pueda existir la censura. ¿Pero se practica? Deberían analizarse varias cuestiones.

¿Por qué existen medios alternativos? La existencia de medios de comunicación denominados “alternativos”: la mera existencia de estos medios, el hecho de haber sido creados, puede inducir a pensar que fue motivo de que en los medios convencionales no se encontraran representados. También puede responder a que una cantidad de artículos críticos con el sistema, no fueran publicados en los medios convencionales. Hay que destacar que muchas de las personas que escriben en estos medios son gente con formación, doctores (en diferentes materias), analistas, periodistas etc. no son personas sin preparación que se les negara la publicación de sus artículos porque no tuvieran cierta calidad académica o literaria. Se concluye que si estas personas hubieran podido expresarse con libertad no hubieran tenido que recurrir a medios alternativos, cuya difusión es infinitamente menor.

¿Ideología en los textos escolares? Se debe entender la posibilidad de censura más allá incluso del ámbito periodístico. Hay que tener en cuenta la importancia de otros textos muy influyentes en el conjunto de la sociedad, me refiero a los libros de texto que usan los escolares en su período de aprendizaje. Es importante señalar que estos libros son transmisores de ideología, la Doctora Encarna Atienza en un estudio realizado en libros advirtió que presentan una manifestación encubierta de ideología, por tanto defienden un modelo concreto, por ende intereses determinados ¿sería ello razón para que se ejerciera en dichos libros la censura? Lamentablemente parece ser que si, ya que Atienza concluye en su investigación lo siguiente: “Algunos temas polémicos se silencian o simplemente se sesga información en torno a los mismos. Se ofrece explícitamente cierta contextualización cultural y cognitiva; por otro lado, se omite parte de dicha contextualización.” Si algunos asuntos, evidentemente los espinosos, se silencian o se tratan sesgadamente, implica que se pueda hablar de censura, censura con intenciones definidas. Esto es especialmente grave, aunque no supongo mayor sorpresa para algunos, porque hay una intencionalidad de dirigir desde la más temprana edad.

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AÑO I. NÚMERO II

¿Dónde existe la censura? por Juan Carlos Calomarde.

¿Existe a través del propio Estado? Se han visto dos ejemplos de censura ejercida de manera implícita, ocasionada por las características (no casuales) de las condiciones mediáticas actuales. Se sabe que el estado, en el mantenimiento del statu quo citado anteriormente recurrirá a la violencia si es necesario, no en vano es quien se reserva el uso legal de la violencia. No obstante Max Weber advirtió con sumo acierto lo siguiente: “la violencia no es, naturalmente, ni el medio normal, ni el único medio de que el Estado se vale, pero si es su medio específico.” Antes se dijo que el Estado es una relación de dominación de unos sobre otros (Dominantes – dominados). Y para ello los dominantes usan de los instrumentos del Estado, la violencia es uno de ellos, pero no el único, además que no conviene abusar del uso de la violencia, porque puede generar hostilidad y rebeliones contra el Estado. Motivo, por el cual, el estado se vale de otros medios, como bien podría ser la censura. En el Estado español hay varios ejemplos de ello: Un caso actual muy sonado fue el secuestro de la revista de El Jueves, porque fue una medida adicional al procedimiento judicial abierto. No tan conocidos son los cierres de Egin, Egin Irradia y Ardi Beltza. Algo más conocida es la sentencia de la Audiencia Nacional que absolvió al medio de comunicación Egunkaria, eso si, después de 7 años condenado al ostracismo mediático.

Hay más ejemplos, pero considero estos suficientes. Objetivamente se puede hablar de censura en casos así, porque se trata de silenciar o evitar que estos medios, que quizás a veces resulten incómodos, publiquen sus opiniones. Sin embargo no hay que olvidar que el hecho de que el estado haya podido llevar a cabo esas actuaciones es porque se habían dotado de un cuerpo jurídico que las posibilitara. Entonces ¿Tenemos un ordenamiento jurídico que abre el camino al estado para que ejerza la censura selectiva? Recordemos que hay un partido político mayoritario, que se alterna en el poder, que no ha condenado el régimen dictatorial que sometió a España durante 40 años a una dictadura feroz. Hecho que por cercanía temporal y espacial merecen una condena clara e inequívoca de todas las fuerzas políticas que se dicen democráticas. Sin embargo este hecho se pasa por alto y se le permite al partido concurrir a elecciones y gobernar, pero se cierran medios de comunicación por otros motivos, ciertos o no, pero que difícilmente podrán considerarse más graves. El motivo probablemente sea que el partido es un colaborador del régimen político actual.

Todo ello concluye que existen unos motivos taxativos para que los medios de comunicación, en estrecha relación, si es necesario, con el estado practiquen la censura, pues ambos tienen ciertos intereses en común. Este resultado se dará en cualquier estado del mundo, efectivamente España no es una excepción, como tampoco el resto de democracias occidentales. Los argumentos que he dado a lo largo del texto dan buena muestra de ello. No se debe entender la censura de una manera restrictiva, como una herramienta que únicamente se utiliza para coartar la libertad de expresión, que forzosamente busque impedir el ejercicio de esta libertad, comprender la censura en esos términos tan reduccionistas no posibilitaría ver su verdadero alcance.

Entendida de una manera más amplia, la censura se traduce en resultados, siendo éstos los verdaderos objetivos. Se trata de evitar que dichas afirmaciones incomodas lleguen a un público amplio, porque las informaciones no publicadas, en última instancia es como si no existieran. El objetivo de la censura, por tanto, será evitar que el público mayoritario conozca informaciones que resulten peligrosas para los intereses del grupo dominante. Esa es la verdadera intención de cualquier censura, el modo de realizarla puede ser diferente según el contexto histórico, social o político. En un contexto estable y seguro se puede ejercer la censura más inteligente que existe, la cual consiste sencillamente en no perseguir, normalmente, a nadie por sus opiniones, pero asegurándose que esas opiniones, si entrañan cierto peligro para determinados intereses, no vean la luz pública. 16


AÑO I. NÚMERO II

Lágrimas y gozos.

POLÍTICA CRÍTICA.

Daniel Alonso González.

Durante siglos el hombre ha sentido la necesidad de creer en algo más allá de la mera vida terrenal. Con el avance de la ciencia y la razón, esta creencia es cada vez más díficil de que sea real, es decir, de que esa inteligencia divina exista. Al margen de las creencias ajenas sí que podemos observar una realidad concreta, que es la Iglesia.

Esta institución ha tenido bien poco de espiritual, más bien ha sido el mecanismo de represión e hipocresía más cruel jamás materializado en la Historia. Pederastia, asesinatos arbitrarios, corporativismo para que los secretos más oscuros de la secta no salgan a la luz...

Aún así un gran número de personas y organismos creen en ella y la defienden por encima de cualquier dosis de razón y justicia. No tengo muchas palabras para describir este baño de sangre y violencia que ha creado la religión católica, por ello quizás no sé expresar bien lo que en realidad pienso de este putrefacto imperio.

Mientras cada día se descubren más casos de pederastia en el mundo (alredededor de 100.000 niños fueron violados en la segunda mitad del siglo XX, para que luego digan que son hechos aislados), nuestro actual Papa Benedicto XVI, antes conocido como cardenal Ratzinger, se lava las manos de su pasado que ahora comentaré diciendo que hay que combatir la pederastia en el mundo, que la Iglesia tiene que pedir perdón por los crímenes contra la humanidad.

Eso está muy bien, pero no que lo diga esta persona; me explico: durante 20 años, Benedicto XVI desde su puesto de cardenal formalizó el decreto llamado "Crimen Sollcitiationis" o delito de solicitación, basado en como incubrir a los autores de los crímenes de pederastia y a su vez silenciar a las víctimas. Este personaje es culpable tanto como los que cometieron los crímenes, y sigue siendo tan hipócrita de decir que hay que luchar contra este fenómeno. Como único buen acto que puede hacer este neonazi es entregarse a la justicia para ser juzgado y condenado por crímenes contra la humanidad, y así podrá saldar en parte su deuda con la sociedad, pero no lo hace. Se demuestra así la hipocresía reinante en la corrupta Iglesia Católica. Me produce mucho dolor que siga habiendo gente que cree en estos impostores; Dios es probable que no exista, pero si existiera como se le pinta, no creo que le hiciera mucha gracia el negocio de extorsión y fascismo que se ha montado el clero.

Existe otra contradicción, ya que si Dios existe sería impensable que fuese tan bueno y misericordioso, sino no permitiría el mal que han hecho tantas personas, y más las que lo hacen en su nombre, tanto dentro como fuera de la Iglesia (recuerden a George W. Bush diciendo que a él le ha designado Dios, o a Franco con que era caudillo por la gracia de Dios). En conclusión, o Dios no existe o si existe es un ser de lo más macabro e hijo de la gran puta que haya existido por permitir tales desastres a lo largo de la Historia.

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AÑO I. NÚMERO II

FILOSOFÍA.

El hombre unidimensional. Víctor Gómez López.

A pesar de lo poco conocida que es la obra de Herbert Marcuse, que desde los años ochenta es poco comentada académicamente en las esferas del pensamiento contemporáneo, es considerado por los eruditos de la filosofía y la política como uno de los autores más importantes del siglo XX, con obras tan fundamentales como "Razón y revolución" (1941), "El marxismo soviético"(1958), "Eros y Civilización" (1955) y la obra que nos ocupa en este pequeño análisis; "El hombre unidimensional" (1964). Para conocer con precisión a un autor de este calado, y ante la temática que se trata, es estrictamente necesario comprender y conocer la época histórica en la que se ubica, para de esta forma asimilar mejor sus lecturas.

A pesar de que comenzó a publicar ya en la década de los treinta, su cenit creativo - junto con su popularidad- verían su mayor esplendor a finales de los cincuenta y a lo largo de todo el decenio de los sesenta. Esos fueron los años de los enfrentamientos bélicos de Vietnam y Corea, de la Gran Sociedad estadounidense, de la "caza de bruzas" del senador McCarthy, de la Guerra Fría, y del desarrollo de las sociedades comunistas. Indudablemente esto influyó en el pensamiento marcusiano en la exposición de que las nuevas posibilidades materialistas de la sociedad occidental serían capaces de liberar al individuo de las represiones ejercidas por la dominación, en su fuerte rechazo a la osificación del marxismo soviético, y en su estudio del tecnicismo en sus consecuencias psicológicas y sociales. De esta forma, encontraremos lógicamente numerosas alusiones al enfrentamiento entre los Estados Unidos y los soviéticos, o a la guerra de Vietnam.

En términos biográficos, nació en 1898 en la capital de Alemania y se alistó en el bando de su país luchando en la Primera Guerra Mundial. Sus estudios, de literatura y posteriormente de filosofía, los cursó en la Universidad de Friburgo dirigiendo Heidegger su tesis doctoral sobre Hegel. En 1933 entro a formar parte de la famosa Escuela de Frankfurt, desarrollando la Teoría Crítica junto con autores como Horkheimer, que sería su maestro, y Theodor Adorno, al cual superaría en algunas apreciaciones intelectuales. Un año más tarde emigró a Estados Unidos huyendo del nazismo, dado su origen familiar judío. Allí formó parte de la Universidad de Columbia expandiendo el pensamiento dialéctico junto con sus colegas de la Escuela, con los que se rencontraría en ese lugar, contando con una gran influencia académica.

Su convencido antifascismo le llevaría a integrar los servicios secretos del Departamento de Estado norteamericano en el año 1941. Ya en Hardvard, viviría su mayor época productiva con la publicación de dos de sus libros más reconocidos: "Eros y Civilización" y "El marxismo soviético". Por discrepancias con la dirección de al universidad, marchó a la Brandeis University que también terminaría por dejar en 1964. Es en este momento cuando marcha a la Universidad Berkeley, la más liberal del momento, convirtiéndose de esta forma en el líder ideológico de los movimientos estudiantiles. Murió en la ciudad alemana de Stamberg en 1979.

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AÑO I. NÚMERO II

Herbert Marcuse y el hombre unidimensional por Víctor Gómez López.

Como hemos referido antes, Marcuse llegó a convertirse en el líder de las reivindicaciones del movimiento estudiantil, en los años sesenta gozó de gran aceptación en las Facultades de Filosofía y, aunque él lo negaba, tuvo una implicación casi espiritual en Mayo del 68.

Los alumnos de las universidades francesas demandaban más recursos, una educación pública más accesibles, unas residencias mixtas... literalmente, pero por qué iban a rebelarse en un país donde la economía crecía y la gente consumía, viviendo mucho mejor que antes. En realidad, Mayo del 68 fue una corriente libertaria donde los estudiantes intentaban romper el yugo de la opresión capitalista que oprimía sus instintos libidinales y creativos, que estaba en una guerra injusta, etc.

Aunque Herbert Marcuse no lo reconociese, la revolución contenía algunos de sus principales aportaciones ideológicas. Nuestro autor se definía como estructuralista y marxista. La estructura, según Lévi-Strauss consiste en: "1. Implican el carácter de SISTEMA. Esto consiste en que sus elementos se relacionan de manera tal que la modificación de cualquiera de ellos implica una modificación de todos los demás.

2. Como todo modelo pertenece a un grupo de TRANSFORMACIONES, cada una de éstas se corresponde con un modelo de la misma familia, de manera que el conjunto de estas transformaciones, constituye un grupo de modelos.

3. Las propiedades enunciadas previamente permiten PREDECIR, de qué manera reaccionará el modelo en el caso en que alguno de sus elemento se modifique. 4. El modelo debe ser construído de tal manera que su FUNCIONAMIENTO pueda dar cuenta de todos los hechos observados."*

(Idoneos.com, sección filosofía, "estructuralismo").

Su aportación intelectual dotó de dimensiones considerables siendo uno de los teóricos del movimiento Hippie, un formidable crítico del comunismo de la Unión Soviética, pero sobre todo, por su teorización de las represiones - desde el punto de vista psicológico- , por la conjunción de elementos del psicoanálisis freudiano y la política, además de su encarnizada crítica del capitalismo. El hombre unidimensional.

La irrupción de la modernidad ha instrumentado unas superestruturas sociales, administrativas, políticas, y psíquicas con base y origen en el tecnicismo, como profunda transformación del desarrollo del trabajo, que ha causado la evolución de las formas de represión y control hacia una abstracción asimiladora individualizada de la dominación como algo espontáneo ó desconocido.

La posibilidad de elegir a nuestro amo, no liquida las raíces de la existencia de amos por una parte y esclavos por otra. La falta de libertad no es algo percibido realmente por las fuerzas de oposición, que son eliminadas y banalizadas por las condiciones ambientales, sino que la limitación subyugadora perceptiva, mediante el ego de la vida mecanizada, genera la aceptación sistemática de las represiones. La libertad es controlada por los cuerpos de la dominación, dedicados éstos a contraer la visibilidad de políticas alternativas, tanto en el capitalismo como en su forma antagónica, el comunismo, ésta es dispensada desde arriba. La libertad de elegir las condiciones materiales (los productos) de consumo enajena al individuo para seguir consumiendo, la dominación genera necesidades externamente con fines depredadores de supervivencia. 19


AÑO I. NÚMERO II

Herbert Marcuse y el hombre unidimensional por Víctor Gómez López.

Las monstruosas cadenas de comunicación e información difuminan las diferencias clasistas de la sociedad y constituyen por sí mismas una poderosa energía del control y alineación ideológica. La conquista más significativa de las represiones ha sido la introyección, consistente en la subyugación del individuo a fuerzas externas, y la ulterior identificación del sujeto con lo social y sus valores llamada mímesis.

Los mecanismos de control han inoculado las esferas intelectuales, científicas y analíticas, de una nueva praxis de las ciencias sociales teorizada por P. W. Bridgman basada en el metodismo empírico con sustento en las definiciones operacionales, donde se borran los términos subversivos y se preconiza las sentencias explicativas únicamente en el conocimiento del locutorio formado por un conjunto de operaciones demostrables. Sólo se estudia y define lo que interesa al sistema. La acomodación de la razón de los “grandes cuerpos públicos” de Descartes, o las reticencias a la revolución de grandes pensadores como Hobbes o Kant constituyen la sentencia de que la astucia de la razón se ha acomodado a los poderes establecidos. El operacionalismo es una forma de contención de la vida estática, aunque aparentemente cambiante, de los individuos.

Las precondiciones técnicas y mecanicistas de la industría tecnológica podrían traer el progreso, donde el tiempo del trabajo sería marginal con respecto al del tiempo ocioso. Esto último generaría la coronación del reino de la necesidad donde la dominación ganaría más poder buscando a su vez la pacificación, y un status quo entre crecimiento del desarrollo vital materialista y la conformidad. La pacificación de la existencia es una acepción más adecuada que la abolición del trabajo de la que habló Marx, y consiste en una lucha hombre a hombre y con la naturaleza: la libertad sin dominación. A lo largo de su obra el berlinés nos hablará de que la industrialización ha traído unas variables que podrían definitivamente liberar al ser. Marcuse nos va a hablar de unidimensionalidad intelectual y filosófica donde el método behaviorista ha triunfado y la razón posiblemente ha alcanzado su límite. Las políticas alternativas y el pensamiento crítico han sido eliminados por la sociedad ocasionando una psicología colectiva que se somete voluntariamente al sufrimiento y al temor de una vida dedicada al esfuerzo y al trabajo. Las formas de dominación, a pesar su permutación, siguen buscando que los habitantes no sean libres.

El trabajo precede a la liberación, la industrialización a la realización de libertad y ésta de la consecución de la libertad de otros.

En el proceso de unificación, las fuerzas centrífugas y teóricamente revolucionarias como son los trabajadores se han integrado verticalmente con la empresa. Éste último agente económico y social ha pasado de potencia explotadora a sujeto administrador burocrático. Los sindicatos en Estados Unidos, han perdido su fuerza. Los partidos comunistas de Italia y Francia han sido aglutinados en el sistema tecnicista del sistema, y sus signos e iconos revolucionarios han perdido su valor al aceptar las reglas del juego parlamentario con sus consiguientes condiciones.

En el comunismo se da un cambio político pero las estructuras de producción técnicas y mecánicas han conservado su lugar. Marcuse nos va a dar unas líneas reformadoras del pensamiento marxista: 1) Marx teorizó un proletariado donde su desgaste era físico, muscular. Con el desarrollo de la revolución industrial y el nacimiento de la nueva sociedad; el trabajo se ha automatizado, no ya fatigando somáticamente sino creando una cadena rítmica donde el deterioro es mental, nervioso y psicológico, pero no corpóreo. La depauperación como absoluta necesidad de subvertir las condiciones intolerables ha nacido por la exterminación de la posición hostil entre proletario y burgués. 20


AÑO I. NÚMERO II

Herbert Marcuse y el hombre unidimensional por Víctor Gómez López.

El obrero ya no se opone a una comunidad hostil como era en otros tiempos la sociedad, simplemente se afilia a ella.

2) La modernización del trabajo, junto con otros elementos, ha traído la industrialización y una innovación de las sensibilidades del individuo. Lo que está en juego es la compatibilidad del progreso técnico con las instituciones de nueva época.

3) El trabajador se adhiere espontáneamente al materialismo de la producción. Se incorpora a la máquina (nuevo método de control) y establece unas relaciones de sexualidad con la misma. 4) La posición negativa, revolucionaria y agresiva del obrero se debilita gradualmente dado que el velo que supone el tecnicismo oculta las desigualdades sociales. Los patrones, supervisores, encargados, se modifican hasta convertirse en administradores de unos bienes materiales que son los trabajadores, meros instrumentos de producción.

La mecanización en su grado más alto llevará a que el tiempo individual técnicamente dedicado a no trabajar genere un espacio de ocio, formándose de esta forma una nueva civilización con valores contrapuestos a la de la actual.

El capitalismo basa naturalmente su progreso en el esfuerzo físico y en las reticencias a la liberación humana, trayendo como consecuencia una mala utilización del capital con la subsiguiente depresión económica y la reactivación del conflicto de clases.

Los poderes económicos esencialmente existen para generar riqueza, esto es un prerrequisito indispensable para otros pasos superiores. Una vez producida la suficiente fortuna, los esclavos (proletarios) deberán aprender, ver, y pensar cerciorándose de la situación que les rodea, preguntándose inmediatamente después cómo superarlo. La condición de esclavos les viene dispensada desde arriba, siguiendo las doctrinas de Rosseau, habrá que obligarlos a ser libres. Aunque todo esta cadena no es necesariamente liberalizadora, continúa consistiendo en la dominación.

En algún momento resultará la estancación del metodismo administrativo (del trabajo, y por consiguiente de la vida) que obstaculiza la culminación de las etapas comunistas en la Unión Soviética. La imposibilidad emancipadora del habitante soviético se ve truncada por la resistencia burocrática establecida por la competencia a vida o muerte con el mundo capitalista, unido todo ello a una relativa “voluntad de poder”. Los países “poco desarrollados” estudiados por el autor, Egipto e India, son obligados externamente a alienarse con una de las dos formas que toma el neocolonialismo por una industrialización impuesta.

La gratificación del trabajo es el único camino liberalizador viable con las condiciones del sistema que sobrevienen hoy en día.

Si la sociedad del bienestar mejora las condiciones de vida de los individuos, por qué la dominación iba a preocuparse de nada. Los proletarios se sienten a gusto con el incremento de las condiciones materiales y aceptan la democracia, que no es otra cosa salvo un medio de dominación camuflado de libertad. La vida administrada por otros es fácil y agrada.

El Estado del bienestar es una deformidad histórica situada entre: capitalismo y socialismo, servidumbre y libertad, totalitarismo y felicidad. El trayecto de una cultura bidimensional a una exclusiva viene determinado por la culminación de la industrialización.

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AÑO I. NÚMERO II

Herbert Marcuse y el hombre unidimensional por Víctor Gómez López.

En la época preindustrial existían dos mundos, la alta cultura entraba en contradicción con la realidad social, pero con la era tecnológica contemporánea ésta ha sido masificada. La cultura ser ha mercantilizado como consecuencia del tecnicismo. La alta cultura estaba organizada feudalmente, no sólo por el hecho de estar reservada para unos pocos, sino por su contenido romántico y económico. Ahora, los medios de comunicación utilizan la filosofía, la política, y la ideología en la reproducción publicitaria con lo que la gente asimila en la conciencia todos esos preceptos. La contradicción antagonista de unos personajes problemáticos, ausentes, extraños, ha sido sustituida por una narración protagonizada por esposas neuróticas o grandes banqueros con los que la masa se identifica fácilmente creando de esta forma una afirmación del orden establecido. Es la consciente sentencia afirmativa de una libre enajenación de las formas vitales establecidas.

El arte surrealista de los años veinte y treinta ha sido mal interpretado, ha sido integrado materialmente en el sistema productivo y su carácter subversivo ha desaparecido. La alienación artística es una enajenación mediatizada, la ruptura esencial entre las artes y la vida mundana, cotidiana, ha sido eliminada. Los grandes autores ya no son interpretados desde sus antagonismos, se venden en supermercados simplemente como exquisitos amantes de las letras. El arte ha sucumbido a la racionalidad técnica. La literatura intenta escapar por todos sus medios del metodismo behaviorista, rompe con la comunicación, es abstracta, de la disociación, y se dedica a hablar de lo ausente. Aquí un nuevo mundo rompe con la alienación del individuo.

El paisaje mecanizado de las grandes urbes ha roto el contenido libidinal (con sus fuerzas energéticas y con su distribución por el cuerpo) del paisaje natural, sensual y voluptuoso, y ha reducido lo erótico a la práctica del acto sexual. El sexo se ha convertido en un valor de mercado, la satisfacción placentera ha sido controlada y se integra en el trabajo y en las relaciones públicas. La desublimación es superficial y a la par conformista. La libertad sexual es una quimera. Está claro que hay una infelicidad general propensa a la movilización política, lo que es un nuevo método fascista “posible” de vida o muerte. La conciencia feliz llega a prevalecer sobre el individuo porque hay una atrofia que no deja ver las contradicciones existenciales.

Nuestro método de pensar viene dado por el aparato productivo, la neutralidad de la racionalidad tecnológica está por encima de lo político.

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AÑO I. NÚMERO II

Pol Pot.

HISTORIA.

Vir Covi.

Tras la independencia de Camboya de la dominación francesa en 1954, el Rey Shianouk, aunque anticomunista, desaprobó la intervención estadounidense en la Guerra de Vietnam, siendo su postura vista con desconfianza por EEUU, quien le acusó de acoger a los guerrilleros del Vietcong, de manera que en 1970 la CIA ayudó a derrocarle mediante un golpe de estado, alineándose el nuevo gobierno con la política estadounidense, aboliendo la monarquía y proclamando la República Jemer (llamada así porque ésta es la principal etnia de Camboya). Los Jemeres Rojos (Partido Comunista de Camboya) aunque hacía años que existían, comenzaron a cobrar fuerza bajo el liderazgo de Pol Pot, que prometió a los campesinos la vuelta al poder del monarca si derrocaba al dictador a la vez que se ganaba la confianza de los monjes y religiosos colocando la artillería al lado de sus templos a modo de defensa. Lo que éstos no sabían es que sus lugares de oración se convertirían en centros de prisión y tortura y que ellos morirían extenuados en los campos de trabajo.

Cuando EEUU se retiró de la guerra, los Jemeres entraron victoriosos en la capital, Phom Penh, donde fueron recibidos con entusiasmo sin imaginar nunca que comenzaba la época más dura de su historia, pues aunque en un principio se presentó al Rey enseguida renunció y se retiró aparentemente de forma voluntaria, dejando el camino libre para la proclamación de la Kampuchea Democrática (1975-1979), nombre oficial del régimen.

Las primeras medidas de Pol Pot fueron rotundas: la evacuación total de las ciudades a los arrozales, la declaración de 1975 como Año Cero (pues comenzaba la purificación de la sociedad) y la ejecución de todos aquellos que usaran gafas o supieran leer y escribir pues su mente degenerada consideraba que el ideal del comunismo era la simplicidad más absoluta de la vida, lo que incluía ser analfabeto. Además comenzaron los ataques a Vietnam. El sur había sido décadas atrás una provincia camboyana y para Pol Pot recuperarlo se convirtió en un deber histórico.

Pol Pot buscó la consolidación de un espantoso régimen totalitario basado en la desaparición de la moneda, el comercio, las religiones, las escuelas y un férreo control del ejército sobre la población. Incluso la aniquilación de los sentimientos, pues eran considerados un vicio egoísta propio del individualismo.

Cualquier sospechoso de estar en contra del régimen era fusilado junto con su mujer e hijos y después sus cadáveres usados como abono. Quienes pudieron huir y refugiarse en Tailandia denunciaron este régimen atroz, pero el aislamiento del país y lo sanguinario de los testimonios lo hacían desmedido a los ojos de Occidente.

Por si fuera poco Pol Pot desarrolló una paranoia que le llevó a creer que entre los Jemeres había infiltrados vietnamitas y agentes de la CIA, de manera que lanzó una campaña para descubrir al enemigo oculto, llegando a matar a sus propios hombres, que desertaron en oleadas a Vietnman desde donde comenzaron a preparar la invasión. Finalmente en diciembre de 1978 un ejército de 120.000 hombres formado por comunistas y no comunistas, vietnamitas y camboyanos, invadió Camboya. 23


AÑO I. NÚMERO II

Pol Pot por Virginia Couso.

Cuando cayó la capital descubrieron el Centro S-21 (seguridad de nivel 21), un lugar terrorífico sólo comparable a Auschtwitz, donde varios médicos se encargaban de que los detenidos no murieran hasta que confesaran lo que querían oir. De las miles de personas que pasaron por allí sólo sobrevivieron 12.

Sin embargo la paz no llegó a Camboya pues Pol Pot y sus hombres iniciaron una terca insurgencia desde la selva.

La salida del conflicto sólo comenzaría a concretarse tras la caida del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, cuando perdieron los apoyos exteriores, pues aunque parezca mentira los tenían. Pol Pot murió con 73 años en la selva, prisionero de sus propios hombres. Tras la desaparición del líder, con las peleas internas y la falta de apoyos y financiación, los Jemeres desaparecieron.

En 2006 se creó un Tribunal Especial para juzgar el sistemático y frío genocidio camboyano, hacer justicia y procesar a los líderes vivos de los Jemeres por el régimen de horror que establecieron durante 4 años en este pequeño país de 8 millones de habitantes y al que se atribuye la desaparición de la cuarta parte de la población. Actualmente Camboya tiene por fin una merecida paz aunque en una grave condición de pobreza.

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AÑO I. NÚMERO II

LITERATURA.

La colina de los árboles venenosos. Víctor Gómez López. P R I M E R A N I V E R S A R I O

SU B T E RR ÁN E A.

Entramos en el recinto. Hay un jardín sobre el que escarpas afiladas, apuntadas como lanzas, esperan al enemigo de la nación. Es colonial, emana un refinado aspecto francés. También veo cuervos que obtienen sus preciados fluidos oculares. Se apiñan sobre los huesos; hay fémures, esternones, y millares de cráneos desparramados por la superficie. Mis botas de reglamento chocan contra ellos, veo unos que son considerablemente pequeños. Son calaveras de niños y niñas de corta edad. Varios postes se levantan, son de madera curtida. De ellos emergen diferentes injertos metálicos de los que cuelgan unas bolsas. Es el veneno. La entrada cada vez se distancia con más fuerza. Nuestra nave debe remar deprisa contra la marea. Con ayuda del catalejo pirata, diviso unos corredores sobre los que una red extensa se difunde. Imposible escapar una vez caído prisionero.

Una vez dentro no puedo parar de correr y mirar a todos lados. Es algo frenético, imposible. No sé en que planta estoy. Hay salones, pasillos infinitos estructurados en planchas metálicas puntiagudas que van variando de posición. Como un aspirador, si pasas en el momento equivocado las aspas pueden rebanarte. Veo sillas e incluso camastros conectados a máquinas proveedoras de electricidad. Observo una superficie de madera sobre la que tumban a los presos para derramar agua sobre sus caras. Advierto las celdas, inusitadamente angostas, en cuyas paredes hay impresos gritos y lágrimas. No puedo detenerme a estudiarlas. Sigo sin saber en que planta me encuentro. Abro cajones, guardados por contraseñas antiguas con forma de pico irregular. No tengo las llaves de ninguno, mas consigo abrir uno. Veo fichas electrónicas que mi ordenador interpreta con sus circuitos. Hay fotos, multitud de instantáneas de víctimas. Veo una mujer con su bebé en brazos. Me caigo al suelo. Tengo que irme de aquí.

Bajo por las escaleras de caracol lo más rápido que puedo, no tengo tiempo para prestar atención de la decoración pero una cristalera atrae mi cabeza hacia ella. Son cráneos apilados y expuestos al consumidor. Una nausea recorre mi cuerpo y vomito. La colina donde la naturaleza se ha envenenado con la sola ayuda de la maldad, la degeneración del ser humano. Bienvenidos a la tierra santa de Duch.

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