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Planificación de seguridad e higiene
- Los problemas, los accidentes, raramente están originados por una sola causa. Generalmente concurre una multiplicidad de causas. - Tendemos a establecer mejores niveles de control en aquello en lo que estamos trabajando, en consecuencia, si no se trabaja en seguridad poco puede esperarse de su control. - Cuanto mayor sea la autoridad a quien deba informar el staff de seguridad mayor será la colaboración que obtendrá de los mandos.
Estos principios de actuación son de gran utilidad para los mandos de las empresas, pero también les interesará saber cuáles son los factores que se dan con más frecuencia en los programas más efectivos de las empresas respecto a la seguridad e higiene. Son estos: 1) La dedicación de la gerencia a la seguridad e higiene es lo más decisivo para tener éxito en los esfuerzos de prevención de accidentes, así como el control directivo de los programas de seguridad que realizan los mandos de línea. 2) Los contactos frecuentes entre trabajadores y los diferentes niveles de mando y gerencial, tanto para supervisiones formales que permiten reconocer los peligros y facilitar las acciones correctoras, como para contactos informales que ayudan a que ciertos problemas sean más fácilmente atendidos y a que ese intercambio libre de ¡deas alumbre mejo- res métodos y procedimientos de seguridad e higiene en el trabajo. 3) Métodos bien desarrollados para formar a los trabajadores nuevos y entrenamiento efectivo sobre los programas, normativas y procedimientos de trabajo seguros ante cualquier cambio de puesto de trabajo, con adiestramientos posteriores para cualquier nueva actividad o procedi- miento, y en el reciclaje para fortalecer estas medidas.
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PLANIFICACIÓN DE SEGURIDAD E HIGIENE
Las funciones directivas constituyen los trabajos de mayor categoría que pueden realizarse en la gestión profesional empresarial y son la planifica- ción, organización, dirección/orientación y control.
Figura 72. Forma coloquial de expresar los principios de gestión.
Entendemos la planificación de seguridad e higiene como un trabajo directivo que consiste en formular de antemano lo que será el futuro alcanzable, en relación con las estrategias y actuaciones de la empresa y respecto de la seguridad y sus técnicas específicas.
Como el resto de las funciones directivas, la planificación lleva implícitas una serie de actividades que son las que permiten su completo desarrollo. Están reflejadas en la figura 73, que tiene cuatro partes bien diferenciadas: — La que debe tener identificadas las funciones o técnicas de seguridad e higiene que serán objeto de la planificación, como es el caso de las investigaciones de accidentes y las inspecciones. — La que nos especifica cada una de las actividades de planificación. — Los bloques del circuito de mantenimiento y perfeccionamiento de cada una de las actividades de planificación. — El circuito de desarrollo y creación, tanto de funciones específicas de seguridad e higiene como de sistemas de planificación.
Con la planificación debe estar muy presente la diferencia existente entre lo deseable y lo posible, pues solamente con el conocimiento real de lo segundo y un gran espíritu de superación podrá encontrarse ese punto intermedio que hemos denominado futuro alcanzable.
Planificar no es formular una manera utópica de hacer, ni consiste en un proceso matemático de aplicación de porcentajes de incremento en las actividades respecto a valores conseguidos en períodos anteriores. Planifi- car es, para cualquier tipo de trabajo, un concepto con una esencia muy similar al de prevención: es anticipación.
Planificar bien no es fácil, porque implica tener un conocimiento exhaus- tivo y muy realista del pasado (hechos y causas) y porque exige elevadas dosis de raciocinio y claridad en la definición de problemas. Además, la planificación responsable debe reflejarse por escrito, a los efectos de seguimiento y responsabilización de tareas. Esta falta de concreción y compromiso es la razón primera, aunque no la única, de que se hable mucho de planificar y se haga muy poco.
Tampoco hay que olvidar que es un medio, y no un fin en sí mismo. Y lo más importante: la planificación es inherente a todo el personal con responsabilidades en la empresa, no es exclusiva de la alta dirección.
Planificar representa hacer que suceda lo realmente alcanzable, ello significa que es sabido de antemano lo que puede esperarse de cada integrante de la empresa. Eso elimina muchas frustraciones directivas.
Sortear las dificultades a medida que van surgiendo produce un gran desgaste, convierte el trabajo en poco innovador y carente de imagina- ción a la vez que propicia alternancias en la moral del equipo que, de ser negativas, son susceptibles de dejar huellas de difícil recuperación.
El planificar profesionalmente impone, como se aprecia en la figura 73, una dinámica evolutiva y en su caso de seguimiento y perfeccionamiento, lo que resulta óptimo para los fines de seguridad e higiene.
Realizaremos seguidamente un comentario de aplicación sobre cada una de las actividades de la función planificación.
Hacer previsiones
La previsión del futuro probable, el pronóstico, la predicción de lo que será el entorno de la empresa, tanto interno como externo, y las fuerzas que actuarán, así como sus efectos, constituye el primer escalón para definir lo que queremos que se haga y que suceda. Obsérvese que la previsión está basada en lo que sucederá si por nuestra parte no hacemos nada para modificarlo, es una actividad capital, porque de las acertadas o equivoca- das previsiones dependerá lo correcto o no de nuestras actuaciones.
Figura 73. Esquema de planificación de seguridad e higiene
Es un error confiar en las previsiones de una sola persona o del reducido grupo de personas estrechamente vinculadas a nuestra gestión. Aquí se impone la participación de los más variados colaboradores. ¿Qué es probable que suceda? nos deberemos preguntar, analizando: — Las repercusiones económicas que se deducen de la información. — Las variaciones tecnológicas que nos afectarán. — Las implicaciones de las recientes y próximas disposiciones legales. — Las repercusiones de los medios sociales y políticos. — La condición competitiva de nuestro entorno. — La evolución previsible de nuestra accidentabilidad. — Las variaciones en el potencial de causas de accidentes y E.P.
Las previsiones, en definitiva, serán el fundamento de los futuros planes de la empresa, departamentos y servicios, en su deseo de obtener un mejor estado de seguridad e higiene.
Fijar objetivos
Los objetivos constituyen las metas, los fines, los resultados que desea- mos obtener en todo tipo de trabajo. Son una especie de compromiso de lo que deseamos conseguir.
De hecho, el vocablo objetivo se utiliza al menos con dos acepciones distintas: 1) Objetivo como buenos deseos, como tendencia, como simple estí- mulo, como algo que "nos gustaría" que se alcanzase. Esta es la acepción más corriente, representando más bien lo que querríamos que lo que podemos.
Estos objetivos carecen de análisis previos y rigurosos de los hechos y de las posibilidades reales. A veces es un simple eslogan, que puede resultar atractivo, lo que se da en llamar objetivo. 2) Objetivo operativo, establecido profesionalmente a través del análi- sis de la situación y medios disponibles. Podríamos citar como característi- cas de los objetivos operativos las siguientes: — Que se establezca para conceptos concretos y/o para las principales funciones o responsables de las mismas. — Que sea cuantificado. Cuanto más tangible sea un objetivo más concretos serán los medios y esfuerzos precisos para lograrlo. — Que exista un plazo definido para alcanzarlo. — Que pueda establecerse una programación de tareas a realizar para obtenerlo en el plazo deseado. — Que sea específico para quien lo ha de cumplir. — Que se pueda controlar. Debe poder ser medido y evaluado, de modo que puedan efectuarse correcciones sobre las posibles desviacio- nes.
El porcentaje de notificaciones de accidentes que deseamos obtener en el año en relación con los accidentes que sucederán, o las inspecciones formales que deberán realizar en un período concreto los supervisores de primera línea, son ejemplos de objetivos operativos.
Establecimiento de políticas
Si quisiéramos resumir al máximo nuestro pensamiento diríamos que los objetivos son el QUÉ y las políticas el CÓMO.
El concepto que damos a las políticas es el de decisiones permanentes, tomadas por los respectivos dirigentes, sobre la forma en que se debe proceder ante asuntos importantes que se manifiestan con relativa fre- cuencia.
Un asunto trascendente y repetitivo que no tenga fijada una política de actuación estará expuesto a decisiones diferentes según sea la persona que tenga la autoridad decisoria. Si el asunto es importante para la empre- sa no puede dejarse al albur esa situación, sobre todo en organizaciones con una fuerte descentralización.
Las políticas a que nos estamos refiriendo no son exclusivas de los altos dirigentes. Nada sería más erróneo. Las decisiones importantes, en una empresa descentralizada, corresponden a muchas personas y afectan a muchas más; es por ello que no deben ponerse reparos a que las políticas sean escritas, sino todo lo contrario.
La propia notificación de accidentes, que afecta a todo el personal sin excepción, precisa de una política escrita de actuación para que ese personal sepa decidir qué hacer ante una situación indeseada, y los responsables de investigar deberán conocer claramente la prioridad que deben dar a ese trabajo frente a todos los demás.
Programas y plazos. Con la programación se trata de determinar de forma lógica las etapas y el contenido de cada actuación respecto del trabajo o técnica de seguridad o higiene que se vaya a desarrollar. En su aspecto formal representará una enumeración ordenada de tareas que forman parte de un área de trabajo en seguridad.
La formulación del programa será fluida y coherente si tenemos presen- tes estos aspectos: — Que el trabajo debe ser realizado por personas concretas y que, por tanto, hay niveles de responsabilidad sobre el mismo. — Que la etapa es un concepto numérico y la tarea expresa el conteni- do de cada etapa, pudiendo ser descrito. — Que hay tareas que son principales (definen el trabajo por sí mismas) y que otras son prioritarias (no se puede realizar una sin haber ejecutado la otra). — Que todas precisan un tiempo para su realización. Este tiempo puede fijarse.
Los plazos vienen definidos por el tiempo necesario para realizar cada tarea. También puede especificarse, en lugar del tiempo, la fecha en que finalizará, e incluso su situación temporal u horaria si se trata de un programa continuo.
La clave para el correcto desarrollo del programa y de los plazos o cronología radica en la elección de etapas, en el perfecto conocimiento de las tareas principales por parte de los ejecutantes y en el conocimiento de la duración total del programa.
Figura 74. Ejemplo para programar la investigación de accidentes. Procedimientos y presupuestos
Con el procedimiento se pretende definir la forma más eficaz para llevar a cabo cada tarea. Recordamos que en el capítulo tercero ya hemos tratado de los procedimientos de trabajo, por tanto, si ya están estableci- dos lo único que deberemos hacer en la planificación será remitirnos al documento específico que proceda. La planificación es una buena oca- sión para revisar procedimientos y formular otros nuevos.
Los presupuestos de seguridad, que incluyen partidas de tarea además de las partidas de corrección y las de gastos por operaciones corrientes, sin olvidar el capítulo de inversiones, son los que determinan de forma explícita lo que la empresa hace por la seguridad e higiene.
Con vistas a una práctica cada vez más profesional de los presupuestos habrá que tener presente aspectos como los siguientes: — Que sean realistas, es decir, que respondan a necesidades reales. — Que sean eficaces. Esto se medirá por su influencia en la consecución de objetivos. — Se podrá justificar mayor presupuesto con objetivos más ambiciosos. — Independientemente de que hayan sido negociados y aceptados, si no dan los resultados esperados exigen cambios de postura.