Monteadentro 006 / diciembre 2015

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Diciembre de 2015 El Retiro, Antioquia distribución gratuita

Periódico trimestral

<A cada marrano le llega su nochebuena>

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DOS VOCES DEL GUARZO Elkin Obregón / p • 3 COMINO CRESPO León Sierra / p • 4 FREGAO DE ÁNGEL Rafael Arango / p • 8 SAN SERAPIO Gustavo Vives / p • 10

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Julián Estrada Ochoa Nicolás Naranjo Boza Elkin Obregón Sanín Luis Germán Sierra Jaramillo Comité Editorial

El Retiro imaginado

ALEJANDRA ESTRADA SIERRA Directora artística y de contenido GLORIA BERMÚDEZ BERMÚDEZ Coordinadora Elkin Obregón Sanín Corrector LAURA BUSTAMANTE CORTÉS NATALIA VÉLEZ ESCOBAR Diseño y diagramación

ALEJANDRA Estrada SIERRA

Foto carátula: Higuerón, Pancho Tolchinsky. El Retiro, 2008 ISSN: 2389-8747 Impreso en El Colombiano

Corporación rural Laboratorio del Espíritu Km 6, vía El Retiro - La Ceja. Vereda Pantanillo Teléfono: (574) 5410579 www.laboratoriodelespiritu.org monteadentro@laboratoriodelespiritu.org Antioquia, Colombia

APOYAN

ALIADOS

Directora Monteadentro

C

on las recientes elecciones y la proximidad del año nuevo, ha sido inevitable pensar en el futuro. El Retiro ¿tiene claro qué tipo de municipio quiere ser, qué tipo de vida proponer, qué modelo urbanístico seguir? Se trata de un municipio con ciertas particularidades que suponen retos a la hora de planear el futuro. Y como no tengo muy claro el derrotero de la política pública, hablaré desde lo que creo que sería ideal para cualquier lugar del mundo.

Nuestra particularidad más incisiva es el inminente proceso de gentrificación, término que describe un proceso lento de transformación urbana en el que la población original de un sector es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo, a la vez modificando y renovando las dinámicas del lugar. Este fenómeno trae cambios en varias direcciones ante los cuales debemos ser inteligentes; y amortiguarlo debería ser uno de los objetivos principales de la planeación del territorio, facilitando la convivencia del campesino y el citadino, entendiendo la vida campesina como una riqueza de la zona que hay que preservar, y aprovechando la dicotomía de estilos de vida para enriquecernos mutuamente. ¿Cómo circular por el territorio? Sería bueno inventarse un sistema en el que las unidades privadas no interrumpan caminos centenarios ni viejas servidumbres, que las montañas puedan caminarse y donde además, adecuemos los caminos para que todos quepamos: carros, caballos, peatones y bicicletas. Desde ya adecuar las vías con andenes, ciclovías y carril para animales de carga. De verdad que no es un lujo: hoy los más prestigiosos barrios de Medellín no tienen andenes para caminar, y las ciudades con mejor calidad de vida son aquellas amigables con el transporte alternativo. ¿Cómo habitar el territorio? Me pregunto si la urbanización masiva es inevitable. Y luego me pregunto si la cantidad es la única variable que mella la calidad. La calidad debe ser nuestro punto de atención. Debemos cuidar el paisaje a todo nivel: visual y ecológicamente. La riqueza hídrica de El Retiro debería ser inviolable, las cimas de las montañas y los nacimientos intocables. El patrimonio arquitectónico, restaurado y preservado; y entender que éste cuidado se retribuye en calidad de vida y turismo sano. ¿Cómo convivir en él? La única respuesta es generando puntos de encuentro a través de la cultura (bien entendida), del esparcimiento, y de lugares destinados al ocio. Y a través del comercio también: Imaginemos un jardín botánico, un museo, un plan cultural que trascienda el tablado de fin de semana, donde se involucre a la comunidad en el aprendizaje y la apreciación de artes y oficios. Imaginemos un mercado campesino digno que estimule la producción a pequeña escala, amigable con el medio ambiente, que permita que nuestro territorio cumpla con la cálida función de “proveer”. El lugar que soñamos debe construirse desde ya, a partir de acciones contundentes que destinen a ello los recursos y las leyes. Y usted, ¿ya sabe qué Retiro quiere construir? EDITORIAL

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DOS VOCES DEL GUARZO Elkin Obregón Sanín Caricaturista y escritor

| Luciano y Concholón (a la izquierda Concholón, a la derecha Luciano) Ilustración: Elkin Obregón|

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uciano Bravo y Juan de Dios Bedoya eran dos cantores de El Retiro, que en 1958 formaron un dueto. Se llamaron al comienzo “Los Labriegos”, y luego, simplemente, Luciano y Concholón. Voces broncas, silvestres, pudiera decirse; pero con un estilo propio e inconfundible. Comenzaron a tener mayor difusión a principios de los años 60, gracias al disco. Sus primeras grabaciones, en diversos sellos, aparecieron en discos de 78 r.p.m., de aquellos de dos canciones. Llegaron luego a Sonolux, donde hicieron cinco LPs, y un último en Codiscos. En Sonolux revivieron el bambuco “El enterrador” (sobre el que volveremos más adelante), canción que fue tal vez su mayor éxito, y que todavía, gracias a ellos, es recordado y admirado a lo largo y ancho del país. Pero la verdad es que Luciano y Concholón tenían un amplio abanico de melodías viejas y exquisitas, casi olvidadas, con las que construyeron buena parte de su repertorio: El sauce, Flores de mayo, La tarde era triste, El bejuco, Acuarela, Contrastes, entre muchas otras. Fueron, y de qué modo, auténticos divulgadores. Tal vez constituye ese su mayor legado. Tras la muerte de Concholón (1984, a sus 56 años de vida), Luciano cantó esporádicamente con otros compañeros. Buenos duetos, sin duda; pero ya no fue lo mismo. Se diría que “Los labriegos” representan el último dueto bohemio surgido en Antioquia. Después ha habido otros, de gran calidad (sobran las enumeraciones) que, no obstante, parecen ser más gente de festivales, de recitales, poco dada a mojar las musas en las claras aguas del aguardiente. Son otros ya los tiempos.

Nada sé de la vida y milagros de Juan de Dios Bedoya, aparte de sus fechas de nacimiento y muerte (nadie parece haberse ocupado de él, y habría que recurrir a los recuerdos de sus paisanos para darle un justo lugar en el mundo). De Luciano Bravo se conoce algo más, aunque no demasiado: nació en El Retiro —1935—, murió en Medellín en el 2002. Lejos de ser un músico empírico, estudió en el Conservatorio de Medellín, solfeo con Rodolfo Pérez González, canto con ese maestro de varias generaciones que fue el barítono Luis Carlos García. Compuso numerosas canciones, quizás la más conocida el bambuco Muchacha monteadentro 03

guarceña, que grabó con su compañero Concholón. Hizo otra de nombre parecido, Paisanita guarceña, creada —son sus propias palabras— en homenaje a las empleadas del servicio doméstico; curioso y lindo tema, sin duda, acaso sin antecedentes en la historia de la canción popular. Dirigió durante muchos años la banda de El Retiro. Un decreto del Ayuntamiento exalta su memoria.

Voces broncas, silvestres, pudiera decirse; pero con un estilo propio e inconfundible. Por último, algo más sobre el bambuco El enterrador. La letra es de un tal Francisco Garas (¿), la música, tras muchas conjeturas, quedó incorporada sin remedio al limbo de las músicas anónimas. Parece claro, sí, que se trata de una vieja canción bogotana. En Bogotá debió aprenderla Pelón Santamarta, y él y su amigo y compinche de aventuras Adolfo Marín la incluyeron en sus históricas grabaciones de México en 1908. Luego hubo varias versiones mexicanas —la mayoría con robos autorales—, y al menos dos colombianas. Lo llevó a España el poeta (y además cantor) Julio Florez. Allí “hizo morada”, cambió su nombre por “La hija de Juan Simón”, e incluso dio título a una película, en donde la interpretó, a la andaluza, el gran Angelillo. Años después Angelillo estuvo en Colombia, aunque ignoro si trajo en su repertorio esa canción, para él española. Sea como sea, fueron “Los labriegos” quienes la volvieron a sembrar de un modo definitivo en nuestras breñas; gracias a su espléndida versión discográfica (con feliz acompañamiento de guitarra de Luis Uribe Bueno), debida tal vez al avezado olfato de Hernán Restrepo Duque. En fin, como ya se dijo, El enterrador fue la canción bandera de Luciano y Concholón, y ellos les debemos que siga viviendo. Ojalá (es un decir), para siempre.


COMINO CRESPO

León Sierra Rodríguez Ingeniero agrónomo

E

l Comino Crespo o simplemente Comino (Aniba perutilis) de la familia Lauraceae, es un árbol que se encuentra en peligro crítico de extinción (Alzate, Rodríguez, Gómez; 2008), debido a que su madera, considerada como preciosa, ha sido altamente explotada para la fabricación de muebles. Hace muchos años, cuando me encontraba en el municipio de Frontino (Antioquia), tuve la oportunidad de conseguir un par de semillas de esta especie, regalo de un campesino. Hoy día, tengo en mi finca un árbol de 28 años de edad y aproximadamente 5 metros de altura, producto de éstas.

Hacia 1999, recorría las montañas del municipio de El Retiro (Antioquia) en compañía de mi amiga Gloria Bermúdez y de Darío Vargas, quien es un conocedor de la región y su vegetación nativa, y de paso, nos servía como guía. Durante nuestra caminata, Darío nos señaló a lo lejos, un árbol solitario en medio de un potrero ubicado en la margen izquierda de la quebrada La Agudelo. En su momento, nos comentó que se trataba del único comino de la región. Adicionalmente, Darío nos relató una historia que le había sucedido años atrás: Cierto día, caminando por el cauce de la misma quebrada, vio un pedazo de madera casi totalmente cubierto por la arena y que apenas podía notarse en el agua. Comenzó a revisarlo, y notó que era el tronco completo de un comino crespo. Tuvo que conseguir un buen número de trabajadores para desenterrar su hallazgo. Luego de extraerlo, pudo aserrar la madera, con la cual fabricó los muebles de su casa, e incluso, le sobró una parte para la venta. A la semana siguiente, Gloria y yo salimos en busca del comino solitario que habíamos visto a la distancia. Después de un largo recorrido de tres horas a través de bosques y quebradas, llegamos a nuestro destino: nos encontramos con un árbol muy viejo, de tronco retorcido, más de tres metros de circunferencia y ramificado muy cerca de su base.

Esta morfología lo salvó de ser talado, toda vez que no era apto para aprovechar su madera en ebanistería. En esa oportunidad, el árbol estaba lleno de frutos verdes, por lo que no pudimos conseguir semilla alguna. A los pocos días, organizamos nuevamente una visita al mismo lugar, en compañía de Álvaro Cogollo, director científico del Jardín Botánico de Medellín. Álvaro nos confirmó que efectivamente se trataba de la especie Aniba perutilis; también nos acompañaba el abogado Herman Jiménez, gran entusiasta y conocedor de árboles nativos, quien eufórico me dijo: “¡León, hay que coger toda esa semilla!”. Desde ese momento, visitaba con frecuencia al árbol, siempre guardando la esperanza de encontrar frutos maduros que me permitieran propagar tan apreciada especie. Los frutos eran cada vez más escasos. Sin embargo, pude recolectar algunos del suelo, muchos de los cuales presentaban daños por el pico de las aves. Al parecer estaban sirviendo de alimento a tucanes y guacharacas, aves típicas de la región.

De los pocos frutos que pude conseguir, y al cabo de dos a tres meses, germinaron varias semillas que hoy día son árboles que crecen en mi finca. Actualmente, y ya con 15 años de edad, estos cominos apenas llegan a los 2 metros de altura, demostrando que son especies de crecimiento muy lento.

HISTORIAS DE ÁRBOLES 04


Aniba perutilis NOMBRE CIENTIFICO: Aniba perutilis NOMBRE COMUN: Comino FAMILIA: Lauraceae DESCRIPCIÓN: Árbol hasta de 20 metros de altura y tronco de 80 centímetros de diámetro. Hojas simples, alternas, sin pelo, borde entero, consistencia dura, forma elíptica, tamaño promedio 10 centímetros de largo por 5 de ancho. Fruto en cúpula de 3 centímetros de largo por 2 de ancho, color morado al madurar. LOCALIZACIÓN: En El retiro es una especie rara y en vía de extinción. Solamente se conoce la existencia de un árbol en la cuenca de la quebrada La Agudelo. Coordenadas : 6° 03´ 54´´ N 75° 31´ 23´´ W a una altura de 2250 m.s.n.m. FRUCTIFICACIÓN: Se ha observado con frutos en los meses de Abril a Julio. PROPAGACIÓN: Los frutos maduros se recogen preferiblemente del suelo y se les retira la pulpa antes de la siembra. El período de germinación es de 2 a 3 meses. Los arbolitos son de crecimiento muy lento y necesitan sombrío en su etapa inicial.

COMINO CRESPO

USOS: Su madera es muy apreciada en ebanistería, sus frutos son alimento de algunas aves, especialmente guacharacas y tucanes.

CARACTERÍSITCAS DE LAS HOJAS

nervaduras

dentada

verticiladas

opuesta

SEGÚN SU POSICIÓN

alterna

pecíolo vaina

ovalada

SEGÚN SU BORDE

aserrada

limbo

ondulada

ápice

linear

elíptica

espatulada

SEGÚN SU FORMA

entera

PARTES DE LA HOJA

ESCALA

20 m

|Comino crespo. Fotos: León Sierra Rodríguez| HISTORIAS DE ÁRBOLES 05

imparipinnada

trifoliada

simple

TIPOS DE HOJA


Añorando cartas escritas a mano Julián Estrada OCHOA

D

Antropólogo

urante varios siglos, saber escribir fue privilegio de pocos y aún en los albores del siglo XXI millones de personas en el mundo continúan ajenas a su dominio. Hasta principios del siglo XX, la caligrafía, es decir, el arte de escribir preciosamente a mano, fue considerada virtud elogiosa y su dominio recibía todo el reconocimiento. Voy a referirme a un asunto baladí del que guardo preciosos recuerdos: la correspondencia escrita a mano fue durante varios siglos el medio de comunicación más conveniente entre dos personas separadas por infranqueables distancias; sin embargo, hoy su utilización, debido a los avances de la tecnología presente, tiende a desaparecer. Hasta hace no muchos años, establecer y mantener una correspondencia era un verdadero ritual, pleno de detalles y símbolos para quienes entraban en su práctica: papeles, sobres, sellos postales, dibujos, claves y anagramas, constituían una mínima posibilidad de su encanto, pues el verdadero valor se concentraba en el contenido de su lenguaje escrito. Y es que el lenguaje de la correspondencia no es un lenguaje común y corriente, no, el lenguaje de la correspondencia posee un estilo, una gramática y una sintaxis que sólo él se permite y que otorga a las palabras y a los pensamientos una fuerza conspicua, imposible de homologar por medio del lenguaje oral. Trátese de romanticismo, trátese de política, trátese de reflexiones existenciales, una cosa dice la palabra al viento y otra la palabra sobre el papel. No en vano, famosos personajes de la historia y de la literatura universal (San Pablo, Lawrence Durell, Henry Miller, Winston Churchill, Oscar Wilde, Ñito Restrepo, Fernando González) inmortalizaron su epistolario y dieron categoría a este género literario, el cual reitero tiende a desaparecer.

Trátese de romanticismo, trátese de política, trátese de reflexiones existenciales, una cosa dice la palabra al viento y otra la palabra sobre el papel. El hombre contemporáneo escribe de otra manera. Excepción hecha de quienes trajinan en el mundo de las letras y el humanismo, los mensajes y los correos que actualmente recibimos bajo la modalidad de correo electrónico, difieren completamente en su esencia comunicativa de aquellos que hasta hace algunos años recibíamos en el formato de misiva escrita. Hoy no hay nada que hacer al respecto; esta es una reflexión afectada por la añoranza, pues quien esto escribe tuvo el privilegio de mantener durante más de 20 años una amable y variada correspondencia con amigos y familiares de la cual ya no queda sino el recuerdo. No quiero aparecer como persona anquilosada y defensora del trillado concepto que afirma: todo tiempo pasado fue mejor; pero me atrevo asegurar que muchos de quienes ahora leen estas líneas estarán de acuerdo conmigo si asevero que la emoción de abrir el correo electrónico a partir de tres teclas, jamás podrá compararse con aquella que voluntariamente muchas veces demorábamos por horas: la apertura del sobre hasta encontrarnos en óptimas condiciones, para finalmente en el ámbito preciso proceder a su lectura. Estoy seguro de que en menos de dos lustros las cartas escritas habrán desaparecido completamente y sólo tendrán un valor histórico, como otra modalidad más que tuvo el hombre para su comunicación. monteadentro 06


Tejiendo recuerdos de mi abuela Marisol Henao BedoyA | Pantanillo

Foto: Pancho Tolchinsky. El Retiro, 2008 |

L

Integrante del semillero de periodismo

lamo a mi madre por teléfono para preguntarle cómo está, saber de la casa, de los perros, sobre todo, de la cabrita que estaba como enferma. Me dice que todo anda bien, pero que ella está jodida del dedo gordito; se chuzó con una aguja cosiendo la cobija que me tejió la abuela cuando yo tenía 2 años. Es de lana y de varios colores: amarillo, verde encendido, azul oscuro y claro, muy viva para mi gusto. En el momento, se me hizo indiferente lo que mi madre me dijo. El sábado fui a visitarlos, charlamos un rato… mamá me mostró el dedo que tenía enconado, de hecho ya está muy sano. Cuando me acosté miré la cobija remendada. Pensé en mi abuela… me la imaginaba cosiendo en el corredor de la casa, la veía de delantal y bata, concentrada en su remiendo con el radio al lado, escuchando Radio Paisa. Nunca la conocí, pero con todo lo que mi mamá me contaba, siento que la pude conocer. Mi abuela sacaba la aguja del tarro de hilos –un tarro de galletas de navidad- y en el corredor se sentaba con mi mamá a enseñarle a coser, porque, según ella, las mujeres en esa época tenían que aprender, o si no no servían para nada, al igual que cocinar. Se sentaba en un mocho de madera y mientras practicaba, las otras hermanas traían leña para cocinar los chachafrutos y la mazamorra.

Pensé en mi abuela… me la imaginaba cosiendo en el corredor de la casa, la veía de delantal y bata, concentrada en su remiendo con el radio al lado, escuchando Radio Paisa. Todo el tiempo dizque la regañaba: que no se arrecueste mucho que limpia la cal de la pared; que no se enjorobe tanto que le da maleta; que no de esas puntadas tan largas, que más pulido. Así fue aprendiendo a tejer mi mamá. Me pregunto mucho cuando la veo recosiendo ¿Cuántos pensamientos silenciosos estarán rondado su cabeza? Quizá esté tejiendo recuerdos, como el que acabé de tejer yo con tan solo un pensamiento. Ahora conserva esa aguja como un tesoro. Aguja que le trae recuerdos como me los trajo esa cobija a mí.

monteadentro 07


Fregao de ángel Rafael Arango Villegas Tomado de Bobadas mías, Casa Editorial Arturo Zapata, 1934.

Y

o era muy feo cuando estaba chiquito. Mucho más feo que en la actualidad, aunque ello parezca una exageración. Las gentes que me conocieron de niño dicen que no se explican cómo me “crié”.

Los muchachitos que levantaron en la calle de la Quiebra del Guayabo entre los años de 1890 y 1900 se volvieron casi todos cardiacos. Claro! Se encontraban conmigo por allí a las seis y media de la tarde, lanzaban un grito, les daba el corazoncito dos a tres “voltacanelas”, y quedaban cardiaquitos para todo el resto de su vida. En todas las casas del barrio me tenían a mí como “coco” para espantar a los niños. Jorge y Alberto Arango, que eran neciesísimos y muy berrietas, no se dormían nunca sino cuando, después de amenazarlos con el loco “Cuyabra” y con “Tillo”, les decían que me iban a llamar a mí. En el acto se dormían como dos pericos, sin rezar las oraciones y sin tomar el tetero.

Pero, así feo “y todo”, tuve la honra de ser exaltado a la más alta dignidad a que puede aspirar, sobre la tierra, un hombre: Estuve de ángel! Como lo oyen: de ángel! Fue en los Corpus de 1896. Las cosas pasaron de esta manera: Las señoras que habían sido comisionadas para arreglar el altar principal acordaron colocar en él dos angelitos, y fueron a casa a solicitar en préstamo una parientica mía, muy crespita, y muy rubiecita, y muy linda. Se la prestaron. La víspera enviaron a la casa los angelicales arreos: un par de alas, la coronita de rosas, las sandalias de cartón, plateadas, y unos rebujos de gasa. Esa noche enfermó la chiquilla, sin duda de la emoción. Cuando, al otro día, poco antes de la fiesta, fueron las señoras a casa a vestir a la niña para llevarla al altar, sufrieron una contrariedad extraordinaria. Aquello era un contratiempo enorme, casi un fracaso. Qué hacer, si ya era tarde y la procesión iba a comenzar en seguida? Los angelicales “aparejos” estaban en un rincón. –“Pues si ustedes quieren,–les dijo mi madre, viendo la confusión en que estaban– yo les puedo prestar este muchachito para que lo pongan de ángel.” Las señoras me miraron, se miraron entre sí y se guiñaron los ojos. –“El muchachito no es bonito,–agregó mi madre,– pero es muy robustico. Quiere decir que lo pintamos bien”. (Dizque “robustico”, cuando yo parecía uno de esos “muchachitos” que conservan entre alcohol, en frascos). Las señoras continuaban mirándome, y mirándose entre sí, sin acertar a contestar palabra. Y como mi madre notase que me miraban especialmente los pies, estimó conveniente anticiparse a decir: –“Lo de los piecitos podemos arreglarlo, poniéndole unos botines, en lugar de las sandalias.” –“Pues bueno, –dijo una de las señoras–; así, tapándole los piecitos, sí lo podemos vestir.” Y se procedió a la obra. Me pusieron el vestido “bueno”, el “uniforme”, que era una blusita de paño, estilo marinero, con peto blanco, y unos calzoncitos, también de paño, que me llegaban hasta una cuarta más debajo de la rodilla. El resto de la canilla, hasta el tope con el botín, lo cubrían unas mediecitas blancas, a listas verdes y coloradas, pero no a lo largo, sino de través. Y, por último, unos botines de resorte cerraban el conjunto y servían como de pedestales a aquella magnífica estatua

de singular elegancia. No me gustaba que los botines tuvieran esas orejas tan largas, lanzadas hacia afuera de forma horizontal, como las espuelas de un gallo. Por lo demás, me sentía supremamente elegante, y no me atrevía ni a mover un dedo, de miedo a que se formara alguna arruga, o se hiciera algún desperfecto. En seguida, las señoras me acomodaron las alas, me pusieron la corona, me pintarrajearon la cara, y me ciñeron las gasas. Nos fuimos para la plaza. Innecesario decir que yo apenas pisaba el suelo de orgullo, y que la felicidad me embargaba. Ya sobre el altar se me ocurrió una idea brillantísima, que causó mucha sensación, y dio a la fiesta un realce extraordinario: como yo había visto en los “registros” que los angelitos nunca están parados en los dos pies, sino que apoyan el uno en una nube, y el otro lo mantienen levantado, como en actitud de volar, levanté una “patica” con mucha gracia y me estuve en “patasola” hasta que terminó la fiesta, que duró una hora. Esta idea me valió las más calurosas felicitaciones. Las señoras me abrazaban, y el señor Cura me regaló una “casa” de corozos y unos recortes de hostia. Como en la iglesia me estaban tallando mucho los botines, me los quité y me fui hasta la casa en medias. Por la calle los muchachos, muertos de envidia, me “jalaban” de las puntas de las alas y no me dejaban, casi, caminar.

LECTURAS PARA COMPARTIR EN LA COCINA 08


DUERME NIÑO villancico

Duerme niño arrullado a los ecos de mi lánguida y dulce canción, duerme niño al compás que te llevan los latidos de mi corazón. Si te falta una cuna mullida, en el pobre portal de belén: Yo haré niño que duermas mecido de mis brazos al suave vaivén. Bien sé yo que aunque cierres los ojos, y aunque en sueño dulcísimo estés, con los ojos del alma me miras, con los ojos del cuerpo me ves.

|Ilustración: Alberto Arango Uribe|

Yo no pensaba quitarme en todo el día la celeste indumentaria, y hasta pensaba dormir con ella, si no me lo impedían. En la casa resolvieron hacerme retratar así vestido de ángel, y salimos todos para la fotografía. Entonces sí que estaba yo en el colmo de la vanidad y del orgullo. Pero… ¡Oh, miseria!: en la primera esquina había un grupo como de diez muchachos. Cuando íbamos pasando cerca, uno de ellos dijo a los demás:– “Este muchacho estaba parado en el altar, dizque de ángel, y parecía un gallinazo parado en un entejado”. El símil se me fue hasta el alma! Fue una estocada!, la puntilla!, un cañonazo! Allí mismo me emperré, solté a llorar a todo pulmón, y, en vez de seguir para la fotografía, me fui corriendo a la casa, me quité las alas, las volví pedazos, y me metí debajo de la cama. No salí hasta por la noche, y como estaba todavía bravísimo, no quise tomar el agua-panela, y me acosté sin rezar…

Duerme niño… DUERME NIÑO Villancico

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El manizalita Rafael Arango Villegas (1889-1952), hijo de Ambrosio Arango y Carmelita Villegas de Arango, es uno de los mejores cuentistas que hemos tenido en Colombia. Se dedicó al comercio de la sal y a la minería. Fue Jefe de estadística departamental. Vivió en Bogotá y colaboró en periódicos y revistas capitalinos, también los de Cali y Antioquia. Viajó en tres ocasiones

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26

a Europa. Los historiadores de nuestra literatura lo han enmarcado dentro del ¨costumbrismo¨ pero debido a la agudeza de su obra en plasmar, cuestionar y criticar la ´vida ambiente´ tendría-

El villancico ¨Duerme niño¨ (cuyo autor se desconoce) se cantaba en Abejorral hace ya más

mos que abrirle un lugar dentro de la escuela del ¨realismo¨ a su vez. El humor en su obra es sano,

de cien años. No se ha podido hallar ni la fuente de su tonada ni la de su letra. La belleza

de ese que toma desprevenido y alivia la vida y a la vez resulta tan eficaz para cuestionar como la

y la delicadeza de ambos elementos hacen pensar que sea de tradición española. Era can-

crítica más severa y directa. Es el autor de libros como ¨Bobadas mías¨ (1933) y ¨Pago a todos¨

tado en las reuniones navideñas de los miembros de la familia Naranjo Villegas (de ahí lo

(1933), ¨Asistencia y camas¨ (1934) y ¨Floribertico¨, entre otros. Se han vuelto a publicar sus

hemos tomado). Suponemos, por los lazos de dicha familia de Abejorral con sus ancestros

libros y todavía se está rescatando su obra desconocida. Fue admirado en su momento por Tomás

de Sonsón, que era cantado en ambos municipios desde el siglo XIX. Agradecemos cualquier

Carrasquilla, Efe Gómez y Baldomero Sanín Cano o por el periodista Luis Eduardo Caballero

información adicional que nos puedan brindar sobre el mismo.

Calderón. Hay ediciones nacionales de sus Obras completas (por ejemplo en la editorial Bedout)

Obra transcrita por Rubén Darío Peláez Yepes, músico folklorista, cantante e intérprete de

y en España.

instrumentos de cuerda.

LECTURAS PARA COMPARTIR EN LA COCINA 09

Copyright Arr. By RUBEN DARIO PELAEZ YEPES All Rights Reserved - International Copyright Secured

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San Serapio Un santo desconocido u olvidado en la Capilla de San José Gustavo Vives Mejía Investigador de historia del arte

|Anónimo, San Serapio mártir, Òleo/tela, 71 x 60 cm Siglo XVIII-XIX Capilla de San Josè |

L

a primera vez que oí el raro nombre de Serapio fue en la década de 1960, en un programa radial del humorista Montecristo; con él actuaban dos personajes: Serapio y Tínguaro. Años más tarde supe que había sido un religioso mercedario, cuando conocí una obra del pintor español Francisco de Zurbarán. El contacto definitivo con ese nombre fue en 1995, al realizar el Inventario del Patrimonio Cultural de El Retiro y encontrarlo en la Capilla de San José. San Serapio fue un militar de origen irlandés que vivió por el siglo XIII. Participó en las cruzadas con el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León. A su regreso, viajó a España, donde intervino en algunas acciones militares y luego ingresó a la Orden de la Merced, cuya misión era rescatar prisioneros cristianos de los musulmanes.

En uno de esos rescates, Serapio quedó como garantía del pago por la liberación de unos cautivos, y como la plata no llegó a tiempo lo martirizaron cruelmente.

|Martirio de San Serapio, 1727. Grabado de Juan Bernabé Palomino| Sus captores lo ataron a una cruz en X, le sacaron los intestinos y le cortaron las extremidades. El cuadro de la Capilla ilustra su martirio. Se trata de una pintura ingenua, plana y sin volúmenes, con una gracia casi tragicómica. Vale detallar la serenidad del santo, que no parece sentir dolor por las mutilaciones, y la expresión de sevicia placentera del verdugo al realizar su tarea. El anónimo artista, al parecer se inspiró en un grabado de Juan Bernabé Palomino, realizado en 1727. Es importante destacar que el tema no es común en la pintura colonial que hay en las colecciones colombianas, por lo que resulta una rareza. De su origen no se sabe, pudo ser encargada por un devoto o por alguien que tenía su nombre. Según el grabado, San Serapio era abogado contra todo género de dolores de miembros y coyunturas. Es una obra que tiene mucha actualidad, porque recuerda historias de las crueldades cometidas por los grupos armados en la historia reciente de Colombia. monteadentro 10


Eclipse de Luna Sombra de la luz Planetario de Medellín

C

uando hablamos de eclipsar, nos referimos a que un cuerpo se interpone entre otros dos; generalmente estos 3 cuerpos son el Sol, la Luna y la Tierra. Dependiendo del astro que se interpone, se genera un eclipse solar o lunar.

Un eclipse solar sucede cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra, en cambio, un eclipse lunar sucede cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna. ECLIPSE DE LUNA PENUMBRA

Tierra

UMBRA

Luna

Sol

ECLIPSE DE SOL Luna

Sol

Tierra

UMBRA PENUMBRA

El eclipse observado el pasado 27 de Septiembre fue un evento especial. La Luna en su fase llena no sólo entró en la sombra que proyecta la Tierra, sino que se dio cuando nuestro satélite natural se encontraba más cerca a nosotros (perigeo). Este fenómeno es llamado eclipse de súper Luna, donde se puede observar nuestro satélite natural pintado de rojo y un 14% más grande de lo normal. Este tipo de eclipse lunar es un evento astronómico muy raro. Desde 1910 sólo ha ocurrido seis veces: 1910, 1928, 1946, 1964, 1982 y 2015 (cada 18 años aproximadamente). El próximo será visto en el

2033. Los eclipses más corrientes tienen un periodo de alrededor de un año o menos. Algunos eventos astronómicos generan grandes expectativas por su espectacularidad y todas las creencias que hay tras ellos. En la antigüedad algunas culturas trataron de darle explicación a estos fenómenos. Por ejemplo, los chinos consideraban que la Luna se tornaba roja porque un dragón milenario la devoraba. Otros mitos con los que se han relacionado los eclipses son terremotos, inundaciones y estados de locura.

monteadentro 11


Las charadas de mi abuela Luciano Peláez Freidel Periodista

J

ustina, mi abuela, hablaba con una pureza ancestral. Hija de telegrafista, heredó el trabajo casi de niña tras la muerte de su madre, en los años treinta. Para ganarse unos pesos de más, pues la pobreza no daba tregua, inventaba telegramas. Primer aviso de una recursividad de lenguaje que la acompañaría en adelante. Uno de los giros más bellos de esa pureza arcaica eran las charadas, especie de adivinanzas en verso, tan elaboradas como difíciles de resolver. De cada línea del acertijo había de resultar una sílaba, cuya unión componía un todo:

|Ilustración: Alejandra Estrada| A modo de contraste de estilos, una muestra de una charada harto repetida por Justina, mi abuela: Dos prima quiere casarse Con cuarta tercia que es todo Prima cuarta se opone Su padre, de todos modos Respuesta: Peluquero.

Cientocincuenta y una vocal (CL+A)

En otras palabras: Lupe quiere casarse con Roque, pero el padre de

cinco y artículo, flor y el total (V+El)

ella no quiere.

Respuesta: Clavel Jugaba de niña, en Briceño, a memorizarlas y resolverlas con parientes y amigos. También de adulta. También de vieja. Cuando la escuchaba con sus charadas, me daba la sensación de deslizarme por una línea de tiempo del castellano. Inevitable no pensar en giros que aún se escuchan en los campesinos de Antioquia. De hecho, por las montañas de estos pueblos aún resuenan bonitas expresiones arcaicas como “sierpe”, “en compaña”, “bastimento”.

¿Por qué? Lupe viene de la suma de sílabas 2 y 1 del conjunto: Dos prima=lu+pe. Roque, de la unión de sílabas 4 y 3 del total: ro+que. De ahí Prima cuarta. Y puesto que el señor en cuestión corresponde al todo, se infiere que es peluquero. Siempre hay un pero, en este caso quien se opone: sílaba 1+sílaba 4=pe+ro.

Ahora que mi abuela murió, noto que pocas personas parecen saber de charadas. A la tradición oral también se la lleva el viento. En algunas casas se coleccionaban libritos con ellas. Me dice un amigo historiador que en Sonsón se llegaron a usar hace ya un buen tiempo: “Era cosa o costumbre de españoles (…) a través de colegios y de comunidades religiosas, las charadas lograron alguna simpatía -nunca popularidadentre las gentes más o menos educadas”.

1=PE/2=LU/3=QUE/4=RO

En el periódico El Cóndor, editado en Medellín hacia 1870, circulaban charadas. ¿Qué tan populares llegaron a ser? Aunque no mucho, a continuación algunas adivinanzas compiladas en pueblos de Antioquia, por Oliverio Sánchez (conocido como Z Z) publicadas en 1897 en Cien charadas:

Mi segunda es una fruta

Una bolsa de monedas/que no se pueden contar Respuesta: Las estrellas Murió y dejó nada Respuesta: La lluvia (ambas recogidas en Montebello).

∞ Hubo una charada que Justina jamás pudo resolver: Mi primera es una flor Mi tercera una disputa Y mi cuarta, un gran señor Y el todo de mi charada, por si acaso adivinares, es un lugar de pinares donde no se dice nada Sospechaba ella que la primera era “Lis” y el todo, “Cementerio”, que viene del griego koimeterion: dormitorio, donde se yace en silencio abisal. La última morada. Desde hace algunos años, mientras a cada instante sus charadas se tornan en eco, mi abuela mora en un lugar de pinares donde no se dice nada.

monteadentro 12


EL OSO TIENE TRES COSAS

Jairo Buitrago Escritor e ilustrador

Mis papás no me dejan tener amigos osos.

Pero un oso viene a veces.

Caminamos hasta el bosque.

Pero el oso se cansa… no tiene zapatos Sólo tiene tres cosas: un libro, unos calzones a cuadros y un costal.

Y cuando yo soy la que me canso, me carga hasta mi casa.

Luego tengo que darle queso y frutas a escondidas. Porque los osos siempre tienen hambre. |Ilustraciones del autor| CUENTOS DESOBEDIENTES 13



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Señora Doña Pastora, Oiga doña Pastora: ¿Qué hay de cierto en eso que andan diciendo en la biblioteca, dizque la lectura es tan necesaria como el alimento y que hasta los bebés pueden leer? Madre poco lectora

Doña Pastora

Pregúntele lo que quiera que ella es una biblia

Estimada “Madre poco lectora”

E

l primer libro del niño es el rostro de la madre, su voz y sus gestos se convierten en las primeras lecturas. Entendiendo que lectura no es sólo juntar la eme con la a, sino además, es escuchar, ver, oler, observar el mundo para empezar a conocerlo.

En la biblioteca puedes prestar muchos libros para jugar, cantar y leer con tus hijos, desde libros de cartón con ilustraciones sobre situaciones cotidianas -esos que los bebés pueden morder- hasta libros con recopilaciones de nanas, canciones de cuna, rondas y juegos para divertirse en los patios o los hermosos cuentos de todos los tiempos y lugares.

Las investigaciones más recientes dicen que desde el cuarto mes de gestación el bebé es capaz de captar la voz humana, por eso es tan importante que la madre empiece a cantarle. Esas melodías serán las primeras lecturas que lo conectarán con el mundo que le rodea. Al igual que la leche materna, toda madre trae en su memoria los más bellos sonidos para calmar o acunar a su hijo, los primeros arrullos que también su madre aprendió de su abuela, esas palabras que recuerda o sabe inventar para comunicarse con su hijo: duerme mi niño, duérmete ya… pasito a pasito… éste compró un huevito…

De esta manera, la lectura se convertirá en una aliada para que tus hijos puedan: • Relacionarse con los demás • Construir su identidad • Reconocer otras culturas • Alimentar el espíritu • Y así empezar a interpretar el mundo que les rodea

receta de COBIJAO Victoria Elisa Jaramillo

É

sta es el famoso “cobijao”, que por cuatro generaciones hemos compartido en nuestra mesa y creo se volvió famoso entre nuestros amigos. Espero la disfruten y compartan. Es un plato de fin de semana para rematar con una larga siesta, y

además todos los comensales repetimos. Es una receta tradicional de El Retiro, destinada a prepararse los Domingos, días de fiesta o celebraciones en familia. Ingredientes para 8 personas: 1. Cinco litros de consomé a base de hueso de cerdo (bien aliñado) sin sal. 2. Un kilo de papa sabanera pelada y picada en cascos medianos. 3. Media libra de masa de maíz o harina pan amarilla aliñada con comino y sal al gusto (se forman bolitas pequeñas y se fríen en aceite caliente). 4. Una libra de carne molida de cerdo y res, aliñada como para albondiguitas (se fríe en aceite caliente). 5. Dos plátanos verdes en pataconcitos. Se envuelven en batido de huevo con un poco de Triguisar para darle color y se fríe en aceite caliente. 6. Media libra de paticas de chicharrón fritas.

Preparación: Se hace un buen consomé aliñado pero sin sal. Cuando empiece a hervir le voy echando las albóndigas fritas, los cascos de papa cruda, las bolitas de masa aliñada y frita, los patanconcitos envueltos en huevo y fritos, la paticas de chicharrón fritas. Es muy importante revisar la sal, dado que todos los ingredientes están aliñados. Si se va secando, agrego agua y reviso el sabor. Se deja sazonar desde el principio en fuego bajo. Se sirve con arroz y aguacate y de postre unas deliciosas brevas caladas y acompañadas con cuajada.

¡Envíenos su receta! Estamos buscando aquellas preparaciones que han acompañado siempre a su familia: sencillas, deliciosas, y fáciles de preparar. La receta que se publique será ganadora de una tarde de empanadas con chocolate para 4 personas en Queareparaenamorarte. Dicho premio se comunicará al ganador personalmente la semana que se imprima el periódico.

Los invitamos a darnos sus opiniones, sugerencias, quejas y comentarios. Recuerde que puede suscribirse o pautar con nosotros. 5414163 / 5410579 / 3155164303 monteadentro@laboratoriodelespiritu.org www.laboratoriodelespiritu.org/monteadentro

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