Marzo de 2016 El Retiro, Antioquia DISTRIBUCIÓN GRATUITA
PERIÓDICO TRIMESTRAL
<El huésped, como la pesca, a los tres días apesta>
007
CARTA A MICO Elkin Obregón / p • 3 LOS OJOS DE JESUS Nicolás Naranjo / p • 4 DESFACHATEZ Y GUACHAFITA Julián Estrada / p • 5 GUAYABO CAOBO León Sierra / p • 10
más >>
NICOLÁS NARANJO BOZA ELKIN OBREGÓN SANÍN LUIS GERMÁN SIERRA JARAMILLO Comité Editorial ALEJANDRA ESTRADA SIERRA Directora artística y de contenido
TIERRA ROJA
GLORIA BERMÚDEZ BERMÚDEZ Coordinadora ELKIN OBREGÓN SANÍN Corrector
ALEJANDRA ESTRADA SIERRA Directora Monteadentro
LAURA BUSTAMANTE CORTÉS Diseño y diagramación FOTO CARÁTULA: David Estrada Larrañeta. Semana Santa en El Retiro. 2013 ISSN: 2389-8747 Impreso en El Colombiano
Corporación rural Laboratorio del Espíritu Km 6, vía El Retiro - La Ceja. Vereda Pantanillo Teléfono: (574) 5410579 www.laboratoriodelespiritu.org monteadentro@laboratoriodelespiritu.org Antioquia, Colombia
APOYAN
ALIADOS
P
arece que el país se está quedando sin agua. ¿Cómo, uno de los países más ricos en recurso hídrico, se queda sin agua?
La erosión es peligrosa y lenta de revertir. Comienza con la deforestación, que es el primer proceso de la minería y la construcción. Ocurre cuando la tierra ha sido revuelta, cuando su capa vegetal superior ha sido eliminada y se cambian los patrones naturales de drenaje. En ese momento el suelo se vuelve árido, muerto y muy difícil de cultivar. No sólo genera desprendimientos de tierra sino que se altera el ciclo del agua, ésta ya no se absorbe sino que rueda, y contribuye a la disminución de la riqueza hídrica, a la sedimentación de las quebradas, a los deslizamientos. En unos estudios de 2013 de la Universidad Católica de Oriente, El Retiro ya figuraba como uno de los municipios más talados de Antioquia. Estoy segura de que esta cifra no nos sorprende, y me atrevo a decir que una de las principales causas es el auge de la construcción. Ese paisaje, el de montañas tajadas de tierra roja, se nos ha vuelto común en El Retiro. Construir no tiene por qué ser problemático, sin embargo lo es cuando no se respetan suelos ni quebradas, ni se tienen en cuenta las normas ambientales. Hace pocas semanas un alud tapó el río Pantanillo. Provenía de los movimientos de tierra provocados para construir una urbanización. Afortunadamente no hubo heridos, se pudo retirar el alud a tiempo y evitar una gran inundación, la licencia fue retirada y están en obras de mitigación. No es carreta: debemos poblar y construir responsablemente, velar por el cuidado de las escorrentías, de los nacimientos y de los bosques. Y no se trata solo de evitar accidentes en el futuro, cada pequeño arroyo que se daña implica menos capacidad del embalse La Fé, es decir, menos agua y energía para todos. Es muy importante que las autoridades ambientales y el gobierno del municipio estén atentos y frenen a aquellos que ponen en peligro el patrimonio natural de los guarceños. Esta debe ser la prioridad número uno, pues una vez sin agua y sin suelos, el daño es irreversible. En Colombia ya estamos sintiendo ese daño, estamos pagando una alta factura causada por la baja planeación ambiental, el descuido, la corrupción. Ante la ineficiencia de los entes de control debemos constituirnos todos como guardianes de lo único que garantiza nuestra calidad de vida: el agua y la salud del suelo. EDITORIAL
02
CARTA A MICO ELKIN OBREGÓN SANÍN Caricaturista y escritor
I
lustre Mico,
Hace unos días, tertuliando en mi zarzo, comentaste que querías hacer algo sobre don Marco Fidel Suárez, escritor, filólogo y, además, presidente de la república: una especie de biografía, o semblanza, o novela, no quedó claro. Si sigues con la idea, te consejo una visita al Patrimonio Fílmico Colombiano, y pedir en su archivo que te permitan ver, o copiar, El hijo de la choza, una película (1961), de Enoc Roldán, auténtica joya “naif” del cine antioqueño. Roldán era un obrero ferroviaro bellanita, sin ninguna formación académica y sin más conocimiento del asunto que el que sacó de ver películas en los teatros de Medellín o de su pueblo. Pero lo picó el gusanito del cine, y a hacerlo se dedicó, sin pedirle permiso a nadie, armado de una cámara modesta y de un empirismo a toda prueba.
Un culebrero del cine, podría decirse. Un paisa de los de antes, cuando esa palabra tenía algún sentido. “Gente berraca”, como decía Fernando González. Así logró hacer tres largometrajes. El que aquí nos ocupa, otro, Fuego en la selva, sobre la madre Laura, que por esos tiempos no era santa, ni siquiera beata, pero sí un personaje ya metido en la historia antioqueña; el último, que no conozco, se llama La tragedia de un pueblo, y es un documental sobre los procesos y decisiones que hundieron al viejo Peñol en el fondo del agua. En El hijo de la choza podrás ver el origen humilde de Suárez, su madre lavandera, su precoz amor al estudio; lo verás asomado a una ventana de la escuela de Bello, desde donde, según la leyenda, aprendió todo y más de lo que allí se enseñaba. En su edad madura lo encarna un ingeniero, de apellido Piedrahíta, que se le parecía bastante. Vi la película en su momento, en el teatro Sinfonía (una sala digna, todavía no contaminada de cine rojo). Al parecer, Roldán filmaba dos veces las escenas más importantes, por si alguna de ellas se malograba, por razones técnicas o artísticas. Ya en pantalla, el filme (por decisión del director, supongo, o acaso del editor, si es que lo tenía), no se resignaba a perder ese metraje dispendioso, y así, después de ver la escena en cuestión, volvíamos a verla, casi idéntica a la anterior. Presenciamos de ese modo el doble momento en que Suárez escribe su “Oración a Jesucristo”, y también las tomas de su entierro, que, supone uno,
monteadentro
03
| Ilustración: Elkin Obregón S.| aprovecharon en aras de la economía las imágenes de un entierro real. Todos esos ingenios hacen de El hijo de la choza un documento único, un auténtico “elogio de la dificultad”. Dígase, para terminar, que Enoc Roldán era a la vez productor, director, propagandista y distribuidor de sus películas, que él mismo financiaba. Armado de un altavoz, las llevaba de pueblo en pueblo, armaba una gran carpa en la plaza, y allí las exhibía. Gracias a ese procedimiento, no perdía dinero, y hasta sacaba algún beneficio de ellas. Un culebrero del cine, podría decirse. Un paisa de los de antes, cuando esa palabra tenía algún sentido. “Gente berraca”, como decía Fernando González. Ya puestos en gastos, podrías pedir que te proyectaran también Colombia linda, otra perla de nuestra arqueología fílmica. Es un filme de Camilo Correa, todero como Roldán. Correa tenía una empresita,”Procinal”, y hacía noticieros y cortos publicitarios para empresas de Medellín; además, escribía comentarios sobre cine en un periódico de la ciudad, con el seudónimo de “Olimac”. Gracias a esos bagajes se le secó el cerebro, y se propuso hacer un “largo”. Emitió acciones, empeñó bienes, vendió, prometió. De esos dineros nació Colombia linda: un argumento casi inexistente le dio pie al autor para insertar trozos de sus noticieros; el producto final resultó, claro está, un desastre completo. La película logró dos o tres exhibiciones en el Teatro Junín, y fue un rotundo descalabro económico. “Procinal” quebró, y Correa dio con sus huesos en la cárcel. Por poco tiempo, porque quedó en claro su buena fe. Por supuesto, Camilo se olvidó para siempre del cine, y se fue a vivir a Estados Unidos. Pero su aventura cinematográfica es, al menos para mí, mitad folclore y mitad epopeya. Gente Berraca.
LOS OJOS DE JESUS
[A los gestores de Monteadentro otro intento de “definir” nuestro elusivo campo] NICOLÁS NARANJO BOZA Literato y músico
| Ilustración: Alejandra Estrada.|
V
iba un señor alto, fornido, macizo aunque ya entrado en años. El roble es roble a cualquier edad. Caminaba con soltura, a paso tranquilo pero constante y no dejaba duda: de haber tenido que ir hasta Aguadas a pie lo hubiera hecho sin pensarlo dos veces.
Y de vuelta a Sonsón, con el alma llena —en una unión de una carretera menor con la vía principal —nos tocó presenciar esta escena: Tres bestias ensilladas, atadas a un alambrado, y una mujer joven, con un cabello negro lustroso, que trataba desesperadamente de montarse a la silla de uno de los animales. Pero el caballo se le movía, y a cada giro del animal el rostro de ella se contrariaba más… Como una mano la tenía ocupada cogiendo una botella grande llena de un líquido blanco y denso no podía tomar las riendas con una mano para acariciar con la otra la bestia, dándole esas palmaditas suaves que la tranquilizan, permitiéndole oler, lo cual ha servido siempre para montar una bestia. Y el afán de la mujer era cada vez mayor y no lograba arrancar. Entendí su necesidad apremiante de llevarle ese alimento a alguien y detuve el carro y me ofrecí para llevarla… Me miró con sorpresa pero captó de inmediato la ventaja ofrecida en tal situación. Le propuse montarse al carro o servir de mensajero de la comida. Le gustó más lo segundo pues uno no se monta en carros de extraños así no más. Y su rostro mostró alivio al tiempo que entregaba la botella y decía: “Llévele a Jesús”. Pregunté: “¿Cómo es? ¿Dónde va?” Y con la mano indicó: “Por la carretera, camino arriba”. Y aclaró con voz suave: “Más adelante, lo encuentra en el camino”. Y confiando en la vida arranqué para llevar el encargo, mientras nos despedía ella con un “Dios le pague”. Mi esposa y mis hijos observaban y fueron cómplices en la ayuda. A unos tres kilómetros
Al acercarme a quien pensaba que era Jesús – no topamos con nadie más – frené el carro, le pedí el encargo a mi hijo a cuyos pies iba la botella en el piso de atrás. Me lo pasó y me bajé rápidamente. Lo llamé duro: “!Jesús!” y dio la vuelta. Le pregunté: “¿Ud. es Jesús?”. Al tiempo que se me acercaba meneó apenas la cabeza pero era clara la respuesta afirmativa. No esperaba nada, no había prevención en su acercamiento como la hay en la ciudad, ni había sospecha de un ardid. Y dije, extendiéndole la mano: “Aquí le mandan”. Abrió su mano para recibirme el ‘mandao’ y en la cercanía capté su mirada: ¡Era de una luminosidad! Eran ojos claros, apacibles, mansos y en ellos, además, se abrió ante mí otro paisaje más hondo, más penetrante que el del cañón del Arma: me envolvió una sensación de frescura, al tiempo alivio, agua para el sediento y tranquilidad. Como si hubiera entrado al amparo de la sombra de los árboles en torno a una quebrada y comprendí: el amanecer y el atardecer se pueden unir y pueden pasarte a través de una mirada. Jesús no dijo nada durante unos instantes ¿estaría cavilando para saber cómo llegó el ‘mandao’ de manos de un desconocido? Quizás tenía alguna enfermedad. Tal vez era lento en eso de racionalizar y esto lo creo, tan cerca estaba de lo instintivo, más desprendido de las cosas, leve, aéreo… y su sola proximidad condensó el verde del paisaje y lo hizo obsequio para mí… No cambio por nada esos segundos ante los ojos de Jesús. Ver tal limpieza en un alma, espejo ante el cual vemos nuestros abismos y hondonadas. ¡Y sin moralina de ningún tipo! Eso no se cambia. Fuera de llevarte al viaje hacia adentro te indica buscar mejorarte. En el campo está este hombre prístino, el cual da un baño a tu interior. Y esa mujer hermosa, preocupada por su hombre: ¡No le fuera a faltar el alimento en la faena! ¡Si era preciso aprender a montar a caballo para llevarlo lo hacía! ¿Sería su hija, su esposa, su pariente, su amante? ¡Qué importa! Me permitió con ese amor de mujer ver lo innombrado, lo potente en unos ojos que no ‘decían’ su agradecimiento, lo traslucían en el mirar y devolvían el amor recibido… ¡Ah, magia sagrada… me quedé en los ojos de Jesús!
enía del Alto de Sabanas sobre el cañón del río Arma. ¡Al fin, tras años de oír evocaciones, podría verlo! Es tierra de unos de mis antepasados. Llegamos por entre las higueras amplias y cargadas de frutos verdes, verdes y amarillos y a veces con tintes rojizos, y la boca haciéndose agua… pudimos ver el cañón en cuyas cumbres estaban Montebello, y en la distancia, Aguadas. Nos situamos bajo una atmósfera caldeada, un sol implacable en un azul majestuoso y observábamos unos quiebres del terreno con los cuales la tierra en sus movimientos geológicos dejó una topografía casi indescifrable… Y los diversos tonos de verde y azul en las entrantes y salientes, en las montañas curvas, las triangulares, las piramidales, los morros… Todo forma un descenso hasta el río Arma, el cual se ve desde allí como ‘acurrucaito’, un hilo dando vueltas entre la selva, dejándose ver recatado, solo a trechos. Otra cosa sería bajar a él.
A unos tres kilómetros iba un señor alto, fornido, macizo aunque ya entrado en años. El roble es roble a cualquier edad.
monteadentro
04
DESFACHATEZ Y GUACHAFITA JULIÁN ESTRADA OCHOA Antropólogo
|Ilustración: Elkín Obregon S.|
N
o voy a referirme a un dueto de músicos de carrilera o trovadores de fiestas pueblerinas; tampoco se trata de los nombres de un par de potrancas briosas. Desfachatez y Guachafita son dos sustantivos poco usados en el lenguaje coloquial de los antioqueños; pero por el contrario, otrora frecuentemente utilizados por los tradicionales cachacos bogotanos. No creo necesario remitirme al diccionario, para que el lector de esta columna aclare sus significados. Dichos sustantivos se mueven como pez en el agua en el congreso de nuestro país, gracias al comportamiento de los senadores y representantes en su recinto de trabajo. Sé muy bien que en todas las democracias del mundo, en sus parlamentos y congresos se grita, se interrumpe, se vocifera, se gesticula, se golpean las mesas, se insulta y hasta se llega a la acción violenta; nada de eso me impresiona, pues considero que las llamadas “zambras parlamentarias” son el resultado natural del calor político de las ideas, y por lo tanto puños, bofetadas, mordiscos y coscorrones corresponden a la expresión corporal de cualquier político ofuscado y los acepto como gajes de tan desprestigiado oficio. Lo que sí considero absolutamente vergonzoso, es la actitud ramplona y desparpajada de la mayoría de senadores y representantes colombianos, cuando alguno de sus colegas toma la palabra. Desidia, desconcentración, corrillos de conversación, espaldas al orador, teléfonos celulares repicando y bocas atarugadas de migas de pan, constituyen
monteadentro
05
las tomas permanentes que el ciudadano común observa a través de las transmisiones televisadas que hace Señal Colombia de las sesiones del congreso. Paradójico, pues parece que los senadores y representantes exigen y patalean ante la Comisión Nacional de Televisión para que se aumente la transmisión de sus sesiones y por ende su buena imagen de trabajadores en cumplimiento de su deber. Escasos son en este país los debates con altura, es decir, con respeto de audiencia, en donde la palabra, a través del discurso y la dialéctica se aprovecha para lograr la efectividad que el cinismo, la ironía, el sarcasmo y el humor deben otorgar a la contundencia de las intervenciones. En el congreso colombiano da lo mismo ser un buen orador o lo contrario, pues a ninguno se le escucha. En la sabiduría popular árabe existe un refrán que dice:
“El hombre, por tener dos oídos y una boca, debería oír el doble de lo que habla”. Insistimos: en nuestro congreso, nadie escucha a nadie y el descaro y la desvergüenza son el pan de cada día… razón por la cual las decisiones se dilatan y exigen sesiones y más sesiones hasta que algún día algo se aprueba o se desaprueba por esa caterva de maleducados que fungen de doctores.
SEMANA SANTA EN EL RETIRO Reportaje gráfico
DAVID ESTRADA LARRAÑETA Fotógrafo
monteadentro 07
UN HÉROE DE LA DURA CERVIZ EFE GÓMEZ Publicado en la Revista “El montañés”, 1898.
E
ran cuatro los caballeros que transitaban ese camino. Un camino atroz, imposible. Camino de las montañas antioqueñas en invierno. Fangales hondos, blandos, sin orillas, como de purgante. Espinazos estrechísimos: un abismo a la izquierda, otro a la derecha... y las bestias trababan las patas y estiraban los pescuezos, y los jinetes, conteniendo el resuello, vacilando y llenos de angustia, se fruncían. ¡Oh!, ¡qué fruncideros aquellos! En esos momentos iban más preocupados por sus huesos los malandantes viajadores, que lo estuvo nunca por los suyos -ni en vida, ni a la hora de la muerte- el autor de María.
sembrado de charcos, de espinazos ondeados que semejaban olas, un verdadero mar rojo. Al borde del cual llegó La Vaca de don Pedro, y se detuvo. Arrebató el freno a su jinete, tendió el cuello, y bajando las narices al lodazal, lo olfateó dando un resoplido. Muy hondo debió de sentirlo, porque parando las orejas, y recogiéndose toda, retrocedió, dando una vuelta rápida. El jinete, lleno de ira, recogió las riendas con viveza, dando tal tirón, que le hizo abrir desmesuradamente la boca, quebrándole las quijadas, y hundiéndole las espuelas con violencia tal, que el pobre bruto, ciego de dolor, le botó al pantano. Y cayó como clavado. Parecía que lo tiraban de abajo. Sobre todo las manos no las podía mover. Al fin pudo sacar las patas, y, alzándolas, ¡pst!, botó al jinete por las orejas. Y allá fue a dar sobre el lodo, donde empezó a patalear como mosca en miel espesa.
-Esto es una insolencia, ¡cara...te!, y no me he de apear en ninguna parte. Para algo me sacan contribución de caminos estos ladrones -decía don Pedro, el jinete delantero, un hombre alto, corpulento, de rostro sanguíneo, pelo apretado y frente estrecha, bajo cuyas cejas tercas se revolvían dos ojos coléricos, y a quien sus amigos llamaban, de lejos, don Pedrón.
Los compañeros lo miraban desde la orilla, sin poderlo valer. El pobre señor batallaba atascado. Al querer afirmar una pierna, pisaba el zamarro de la otra y se iba de costado. Tendía entonces la mano correspondiente para apoyarse, y se le iba el brazo hasta el hombro. Y a todas estas, la mula, que estaba en las mismas, le echaba encima una lluvia de pringues. Al fin logró, prendido de una raíz, salir a un barranco. Tenía barro en el seno, en la nuca, en los bolsillos, en la barba, entre las orejas, entre la boca, en la cabeza, en los ojos, hasta en la hiel.
Y cuando don Pedrón decía una cosa, la cumplía. Era el primer cabeciduro, el dura-cerviz número uno. Una vez se le propuso averiguar la edad de todas las mulas que pasaban por el frente de su casa, una posada del camino de Medellín a Manizales. Instalóse en un taburete, en el corredor. Toda recua que pasaba la detenía, y mula a mula, quieras que no, les abría la boca y les veía el postrero. Pues tanto hizo y perseveró que las mulas acabaron por conocerlo, y al llegar junto a él se detenían, alzaban la cabeza, y arremangando la trompa, le enseñaban los dientes y luego seguían.
Empezó por limpiarse una mano contra la otra, haciendo pelotas; luego, a botar lodo de la boca, con grandes muecas semejantes a cuando se abre, para limpiarla, una molleja de gallina; luego, a escupir pequeños fragmentos de tierra, y después saliva
En esos momentos iban más preocupados por sus huesos los malandantes viajadores, que lo estuvo nunca por los suyos -ni en vida, ni a la hora de la muerte- el autor de María.
Figúrense si un hombre de ese temple había de ceder, apeándose. Y sus compañeros temblaban por él. Que bien podía atascarse, desnucarse en ese camino infernal, pero lo que es apearse, una vez que había dicho que no lo haría, no había ni riesgo, pues. Más de diez veces había pasado, los dientes apretados y los ojos fulminando, por fruncideros y fangales, tieso sobre su mula -una trotona blanca, alta, huesuda, barrigona, a la cual la gente llamaba La Vaca- mientras sus compañeros, echando pie a tierra, dejaban ir por delante sus caballerías. Pero llegaron a un barrizal enorme, de lodo adherente,
sucia. ¿Qué iba a salir en seguida por esa boca? Los compañeros estaban consternados. Sabían que de todo era capaz ese hombre violento: de matar la mula, de matarse él mismo, de cualquier barbaridad. Y el gran peligro estaba en que, llevado por la ira en ese momento de arrebato, lo dijera, pues ya no habría modo de hacerlo volver atrás. De pronto temblaron todos. Hasta la mula atascada se quedó quietecita. Don Pedro, con su voz ronca y poderosa, enronquecida aún más por la cólera, gritó a sus compañeros: -¡Un cuchillo! ¡Un cuchillo! Estos se miraron desolados. Uno de ellos, que llevaba uno al cinto, se volteó con mañita para ocultarlo. -¡Un cuchillo! -volvió a tronar don Pedro. -Pero, por Dios, don Pedrito -se atrevió a decir uno con voz suplicante-; ¿usted cuchillo para qué? Entonces él, sacudiéndose como un león, y con voz que parecía un rugido contestó: -¡Pa raspame!
LECTURAS PARA COMPARTIR EN LA COCINA 08
Efe Gómez (pseudónimo de Francisco de Paula María Nacianceno Gómez Escobar) nació en Fredonia en 1867. Fue notable como ingeniero químico y de minas y como cuentista. Se graduó en la Escuela Nacional de Minas en 1893 y trabajó en las Minas de Marmato, en las Minas del Zancudo (allí creó un sistema para cianurar los mattes que revivió dichas minas, y a él le dio dinero y renombre) y en las salinas de Guaca (la actual Heliconia). Trabajó como auditor del Ferrocarril de Antioquia y en la Siderúrgica de Antioquia. Hoy se le recuerda por cuentos como “Guayabo negro”, “Carne”, “La tragedia del minero”, “Un Zarathustra maicero”, “Un héroe de la dura cerviz” o por su poema “Opinión 5,70 del abate Jerónimo Coignard”. La sociología en sus relatos permite conocer de primera mano una Antioquia que nadie había enunciado antes. Era un hombre sencillo y desprendido de lo material. Tuvo doce hijos con su esposa doña Inés Agudelo. Aunque recorrió varios departamentos nunca fue a Bogotá y contaba que cuando iba para Europa se quedó en Puerto Berrío… En cuanto a sus conocimientos en ciencias, en filosofía y en arte era consultado y respetado. Entre sus amigos estaban Tomás Carrasquilla, Gabriel Latorre y León de Greiff. Le expresaron su admiración hombres como el poeta payanés Guillermo Valencia, el novelista José Eustasio Rivera y el culto ex presidente Eduardo Santos. Fue admirado en todas los grupos sociales y se convirtió en un mito antioqueño, como dijo el poeta Óscar González. Murió en Medellín en 1938. Solo en la década del cuarenta se empezó a recuperar su obra con la Biblioteca Efe Gómez. Todavía no acabamos
|Ilustración: Ramón Vásquez. Revista Sumario, 1953. |
de recuperarla.
LECTURAS PARA COMPARTIR EN LA COCINA 09
GUAYABO CAOBO LEÓN SIERRA RODRÍGUEZ Ingeniero agrónomo
D
e niño mi papá y yo hacíamos con frecuencia paseos a El Retiro, y siempre que hacíamos estos viajes, al borde de la carretera Las Palmas que sube desde Medellín, había visto un guayabo caobo. Era muy grande y frondoso, y siempre que pasábamos por allí nos deteníamos para recoger algunos frutos maduros que después comíamos. Recuerdo que mi papá conocía este árbol como guayabo indio; sin embargo, en los municipios del Oriente Antioqueño se le denomina más comúnmente como guayabo caobo o guayabo liso. Ese árbol que había en Las Palmas tuvo un final muy triste: durante la ampliación de la carretera fue talado para dar paso a unas líneas de energía eléctrica. Afortunadamente, cuando adquirimos la finca en 1977, había dos de estos árboles que ya eran adultos, los cuales aún conservo.
A partir de los frutos de esos árboles intenté su propagación, pero los resultados no fueron los esperados, pues las semillas son atacadas constantemente por insectos, lo que hizo muy difícil la germinación e hicieron falta muchos intentos para tener éxito una sola vez. En 1999, nació por fin un árbol que ahora tiene nueve años y apenas un poco más de un metro de altura. El guayabo indio es hoy en día muy escaso en el Oriente Antioqueño; de hecho, conozco muy tan pocos árboles de estos que, en total no superan los quince individuos. HISTORIAS DE ÁRBOLES 10
GUAYABO CAOBO NOMBRE CIENTÍFICO: Psidium pedicellatum NOMBRE COMUN: Guayabo caobo, guayabo liso FAMILIA: Myrtaceae DESCRIPCIÓN: Árbol hasta de 8 m de altura y tronco de 30 cm de diámetro a la altura del pecho, con corteza lisa que al morir se desprende en tiras delgadas. Hojas simples, opuestas, forma elíptica, sin pelo, borde entero y de un tamaño promedio de 5 cm por 2.5 cm. Flores axilares solitarias de 1 cm con 5 pétalos blancos y numerosos estambres. Frutos esféricos de 1 cm de color morado cuando maduran, con 3 a 4 semillas. LOCALIZACIÓN: Es un árbol no muy abundante en la región y los pocos que quedan se encuentran aislados en potreros. FLORACIÓN Y FRUCTIFICACIÓN: Por lo general se presentan 2 épocas de floración durante los meses de Marzo y Octubre. Los frutos maduran a los 6 meses. PROPAGACIÓN: Los frutos maduros se recolectan del árbol y se extraen las semillas. La germinación ocurre en 2 a 3 meses. El porcentaje de germinación es muy bajo, debido a que las semillas son atacadas por un insecto barrenador cuando los frutos están aún en el árbol. Los arbolitos son de un crecimiento muy lento y pueden ser plantados a libre exposición.
ESCALA
8m
PARTES DE LA HOJA
CARACTERÍSTICAS DE LAS HOJAS tipos de hojas
simple ovalada
espatulada
elíptica
linear
según su forma
trifoliada aserrada
dentada
ondulada
entera
según su borde
imparipinnada
verticiladas
opuesta
alterna
según su posición
|Fotos: León Sierra Rodríguez | HISTORIAS DE ÁRBOLES 11
LOS RECUERDOS DE PASTORA LUZ MIRELLA BEDOYA |Foto: Camilo Cortés |
Integrante del semillero de periodismo
“Lo que no se lo coma el gusano que se lo coma el humano” Pastora
“
C
Ocúltame esos ojos que nunca han de mirarme. Que no hablen esos labios tan mudos para mí. Sé que he venido tarde muy tarde para amarte y nada significan mis besos para ti.
uando era pequeña mamá me llevaba a mercar y como yo era chiquita me ponía a llorar porque no me compraba la muñeca. Y mi mamá me decía: Venga yo le compro la muñeca Y me daba besos y abrazos. Pero cuando llegaba a la casa me daba sus buenos juetazos” María Pastora Castaño de la vereda Los Salados, a sus 90 años, recuerda muchas historias que nos acercan a nuestros abuelos y padres. Una tarde fui a su casa, y estas que traigo aquí, son algunas de las muchas que nos contó. Recuerda mucho a su novio (pues fue el único), y nos cuenta que cuando la venía a visitar siempre se arriesgaba a que lo mordieran los perros, pero que eso no impedía que los dos se encontraran. Una de las amigas de Pastora, Alicia Quintero, siempre le decía: Pastorita, vea… tiene el pantalón roto, casi se lo comen…Y dice que se moría de la risa pues siempre pasaba lo mismo y nunca dejaba de venir. Pastora estudiaba donde las Hermanas salesianas como interna, solo iba los fines de semana a la casa a visitar a sus padres. Nos cuenta: “Un día una de las hermanas me cogió una carta, y me dijo ¡Bueno Pastora al novio o al estudio! Y la verdad es que yo me amañaba mucho por allá, si yo me hubiera ido de allá estuviera en un asilo. Pero el novio me dijo, Bueno Pastorita, ya mi mamá y mi papá me dijeron que me ayudaban a hacer la casa pa’ que nos casemos. Y al final ni me casé ni me quedé por allá”. Juan José Montoya se llamaba el novio. Era del Carmen de Viboral. Después de las visitas, Pastora se iba para la pieza y se acostaba, cogía la almohada, la besaba. Siempre soñaba con que era a él a quien besaba. Al día siguiente la mamá le decía: “Eeé ¿pero esta cama por qué esta tan reblujada?” Pastora con risas dice: “Ya se imaginarán por qué…”. Aún recuerda una serenata que el novio le llevó y la cual, a pesar de su edad, todavía canta con ese amor que le tuvo. Dice así:
Pastora siempre agradece a su familia por la compañía que le dan a diario. Nunca la han dejado sola. Ella misma dice “Yo no le di un hijo a la patria pero tengo una familia que no la merezco. Me dan el desayuno, el almuerzo, no me dejan dormir sola, duermo donde un sobrino.” Su casa es de las más antiguas de la vereda, tiene más de 120 años, es hecha de tapia. En ese ambiente nos habla del Retiro de hace 100 años: “…del Retiro solo existía la entrada y la salida… en los Salados existían cinco minas de sal…”. Recuerda, que acompañaba a su abuelo a las minas y sacaban de allá sal para darle a las vacas y para comer yucas y plátanos con quesito y mantequilla. En su casa está la maqueta de una mina de sal hecha por ella. Pastora recuerda un suceso que por el nombre del personaje nos hace pensar en la Guerra de los mil días. Recuerda una casa muy grande donde vivía un conocido, del que no se sabe el nombre porque estaba muy pequeña. “A esa casa iba de visita Rafael Uribe a conversar. Un día fueron por él, a secuestrarlo, y él replicó, Vea, guarde esa pistola que ahí vive gente. A él no se le daba nada. Y luego me dijo, Pastorita, tranquila que yo entre pecho y carne tengo mi santo. Y uno veía que llegaba la gente a matar a Rafael Uribe, pero cuando él salía con esa cara, todos se volaban. Le tenían mucho miedo.”
monteadentro monteadentro
12 12
Hablando de guerras, nos despide recitando un poema sobre la gesta libertadora:
Dichoso el día en que el general Bolívar ni la sangre ni la lluvia lo vinieron a borrar, no hay cascadas de las aguas despedidas al campo de batalla se salió. que le borren el nombre al General. Cogió su espada en su musculosa mano Esta historia no puede ser borrada, y lindamente con ella combatió. los que nacen la deben estudiar Cuando se oían las explosiones en los cada año el 20 de este mes (julio), cañones, ensalzar con amor al General. que bramaba el eco en las montañas, Cuantas libertó Simón Bolívar: oprimidos de pesar los corazones. Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Y a su madre lastimaba sus entrañas allá. Bolivia. En medio de aquella tempestad Cuando vemos el escudo de la bandera, un humo negro y una nube se formó. cuando entonen el Himno nacional Se oyen clamores del cornetero, de orden démole gracias al padre de la patria, cuando veía la espada ensangrentada. a nuestro querido y noble General. Lo borraban las escarchas
GORDITO FAVORITO
JAIRO BUITRAGO Escritor e ilustrador
¡No puedo caminar!
Yo te ayudo, mi abuelito me enseñó.
Eres mi amigo gordito favorito.
|Ilustraciones del autor| CUENTOS DESOBEDIENTES 13
¡Esta es la receta ganadora del concurso Queareparaenamorarte! Gracias a todos los participantes por intentarlo.
Don José Escobar tiene una de las 60 mejores tazas de café en Antioquia. La produce aquí, en El Retiro. Carrera 21 #22-06 El Retiro, Antioquia 5411091 – 3015295352 caferetiro.com
TORTA CON UCHUVAS EUNICE MARÍA BEDOYA GARCÍA
P
ara 12 personas Esta es una torta campesina hecha con ingredientes de la región donde se disfruta con amor y sabores.
Ingredientes: 1 libra de harina de trigo 1 libra de uchuvas en almíbar 1 taza de azúcar 2 huevos 1 cucharada tintera de bicarbonato 1 cucharada tintera de sal 1 taza de aceite Preparación Todos los ingredientes se ponen en una coca plástica y se mezclan en forma envolvente hasta que estén bien mezclados. Luego, en una sartén se pone un poco de aceite a calentar para luego vaciar la mezcla de la torta. Se deja a fuego bajo durante una hora, luego se voltea y se deja 30 minutos más hasta que dore. Esta torta se puede acompañar de un vaso de leche, un buen café, o una copa de vino… y sobretodo con la familia o unos buenos amigos.
¡Envíenos su receta! Estamos buscando aquellas preparaciones que han acompañado siempre a su familia: sencillas, deliciosas, y fáciles de preparar.
BIODIVERSIDAD
nuestra conexión vital Ex p o si c i ó n didáctica
Exposición que permite al público reconocerse como un actor que se conecta y afecta los ecosistemas y los servicios que estos proveen, a través de los diferentes paneles, la guía de estudio y la pregunta “¿cómo vives la biodiversidad?” Fecha: del 23 de febrero al 29 de julio Lugar: Sala de exposiciones del Banco de la República Hora: Lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Informes y visitas guiadas para grupos de estudiantes. Coordine su visita: 5767411, jhenaogi@banrep.gov.co
Producida por el Instituto von Humboldt y la Unidad de Gestión Ambiental del Banco de la República
Francisco
José de Caldas (1768, Popayán - 1816, Bogotá)
Conmemoración solemne del bicentenario de su muerte “El fin más elevado del hombre es el conocimiento que lleva a la libertad”.
HOMENAJE A CALDAS en el segundo centenario de su fallecimiento
Francisco José de Caldas
8:00 – 8:30 Instalación de la Jornada por parte del presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, doctor Enrique Forero. Saludo del señor Expresidente Belisario Betancur Cuartas
PARQUE EXPLORA Por: Nicolás Naranjo Bosa
8:30 – 9:15 Darío Valencia Restrepo. Anotaciones sobre el Cuerpo de Ingenieros de la República de Antioquia 9:15 – 10:00 John W. Appel. Caldas en Antioquia: de ciudadano científico a ingeniero militar 10:00 – 10:45 Jorge Reynolds Pombo y Gonzalo Andrade Correa. Las mariposas de Caldas 11:00 – 11:45 Gabriel Jaime Gómez Carder. Francisco José de Caldas astrónomo autodidacta 11:45 – 12:30 Luis Carlos Arboleda. Ciencia y Nación en Caldas 1:30 – 2:15 Andrés Ochoa Jaramillo. Análisis climático de los registros de Caldas en Bogotá 2:15 – 3:00 Jorge Arias de Greiff. Caldas y Humboldt 3:00 – 3:45 Diego Caldas Varona e Iván Felipe Suárez Lozano. El Museo Casa Francisco José de Caldas 4:00 – 4:45 Álvaro Cogollo. Caldas el botánico 4:45 – 5:30 Pablo Montoya. Caldas como naturalista 5:30 – 6:30 Panel de cierre
Entrada libre
F
rancisco José de Caldas (Popayán, 1768), el primer “sabio” en ciencias de la nación, fue prócer de nuestra Independencia. Comprobó inventos y hallazgos con Humboldt y Bonpland. Realizó investigaciones en Ecuador con ambos sabios. Fue parte de la Expedición Botánica dirigida por Mutis, se encargó de nuestra primera publicación científica - “El Semanario” -, dirigió el primer Observatorio astronómico de Colombia y realizó planos de regiones del país para conocer terrenos, riquezas, flora y fauna, pisos térmicos, posibilidades comerciales y otros aspectos del territorio patrio y, además, enseñó matemáticas y geometría. Todo ello fue determinante para defender al país del ataque español. Vino a Antioquia en 1813 al obligársele a salir de Santa Fé de Bogotá por sus ideas libertarias. En Medellín fue nombrado Ingeniero general ciudadano para dirigir el primer Cuerpo de ingenieros militares. Para ello creó las materias estudios de matemáticas, fortificación, artillería, arquitectura hidráulica, geografía militar, principios de táctica y arquitectura civil. En la práctica fabricó pólvora y fusiles (para lo cual hizo estudios durante 2 meses en Ríonegro y creó las instalaciones para producir ambas cosas en la capital de Antioquia), construyó cinco fortines para defensa del enemigo, acuñó monedas e hizo mejoras a los molinos para la amonedación. En el discurso inaugural del Cuerpo de ingenieros indicó las virtudes propias de un ingeniero militar como el honor, el estudio constante del arte de la guerra, el respeto a Dios, la naturaleza y la Patria, e hizo un llamado a la compasión con los prisioneros y al respeto por las jerarquías militares o el repudio al maltrato. Se lo tomó prisionero y fue fusilado por su fidelidad a la causa independentista en 1816. La Academia Colombiana de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales, lidera una conmemoración solemne del bicentenario de su muerte, con alcance nacional. El capítulo de Antioquia, con la orientación del doctor Darío Valencia, efectuará en el Parque Explora una jornada de diez conferencias de expertos en Caldas, el jueves 31 de marzo, con entrada libre (ver aviso). Igualmente se desarrollará un programa de trabajo con niños y maestros durante el año para estimular la investigación dentro y fuera del aula de clase, a partir del estudio de la vida y obra de Caldas, de la reproducción de sus experimentaciones, entre otras actividades. Con el apoyo de las Universidades de Antioquia y Nacional, se efectuarán también diversos programas que harán del año 2016, un homenaje a Caldas y a su inspirador amor por el conocimiento como forma de libertad.
ISO 9001 Este año el Laboratorio del espíritu obtuvo el certificado en el Sistema de Gestión de Calidad ISO 9001 versión 2008 por parte de SGS Colombia. Se trabajaron seis aspectos fundamentales de la Corporación: apoyo al equipo humano, adquisición de bienes, gestión de calidad, direccionamiento estratégico, gestión de proyectos y desarrollo y ejecución de programas de fortalecimiento educativo, cultural e investigativo.
Este logro fortalecerá los servicios y proyectos del Laboratorio del espíritu, y generará más confianza en instituciones, empresas, fundaciones y entes que quieran vincularse y hacer parte del proyecto. El trabajo con la certificación continúa, para dar más organización y solidez a la Corporación, y seguir llegando de la mejor manera a la comunidad rural. Este proceso fue apoyado por la Fundación John Ramírez Moreno.
Señora Doña Pastora, Estoy absolutamente desesperada. Hemos intentado todo, agua de pepa de zapote, penca sábila, aceite, y nada resulta. Mi sobrina tiene tantos piojos que se le ven caminando desde lejos. Ya no sabemos qué más intentar. ¿Qué podemos hacer por la pobre muchachita? Una tía angustiada de la vereda Pantanillo
DOÑA PASTORA
Pregúntele lo que quiera que ella es una biblia
Querida tía,
L
os piojos son insectos que viven como parásitos entre el pelo de humanos y animales, se alimentan de sangre, y se contagian por contacto. Hoy día la infestación por piojos es muy habitual en la etapa escolar del niño. Aunque no tiene repercusiones graves en su salud, sí es muy importante combatirlos y eliminarlos lo antes posible. Como son tan resistentes, le aconsejo realizar los dos tratamientos que le menciono a continuación, y seguir todas las recomendaciones.
- Pedirle a los niños que no compartan peluches, sombreros, peines, toallas, y demás objetos de uso personal con los compañeros de clase. - Si el niño tiene pelo largo, debe mandarlo al colegio con el cabello cogido, pues esto impedirá que se le peguen los piojos fácilmente.
Tratamiento 1: Hacer una infusión de ruda y aplicarla en la cabeza. Envolverla con un plástico para que se conserve el calorcito. Pasados 30 minutos enjuagar con agua. En las noches aplicar vinagre en la cabeza y dejar aplicado, y en la mañana siguiente enjuagar con jabón suave para repetir la primera acción. Recomiendo seguir este proceso por una semana. Tratamiento 2: Lavar el pelo con un champú normal y enjuagar con vinagre blanco caliente (tan caliente como sea posible). Repita este tratamiento siete a diez días después del primer tratamiento. Si todavía encuentra liendres, vuelva a enjuagar con vinagre y peinar el cabello a fondo. En ambos tratamientos y en todo caso, debe: - Deshacerse de todas las liendres (los huevos) con la ayuda de un peine muy fino, y se debe peinar todo el pelo sección por sección. Es mejor tomarse el tiempo y hacerlo bien. - Lavar y secar la ropa (incluyendo ropa de cama) con la temperatura más alta posible. También debe poner peines y cepillos en agua hirviendo durante al menos cinco minutos. De hecho, es el calor, en lugar de agua y jabón, lo que mata a los piojos (no sobreviven a una temperatura superior a 41ºC).
Los invitamos a darnos sus opiniones, sugerencias, quejas y comentarios. Recuerde que puede suscribirse o pautar con nosotros. 5410579 / 3155164303 monteadentro@laboratoriodelespiritu.org www.laboratoriodelespiritu.org/monteadentro
Monteadentro