COM UNID ESPECIAL AD M IGRA NTE
La Cuenca
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ta! ¡La Cuenca te lo cuen
La Cuenca News - Nº 15 - diciembre 2018- $500
PERIÓDICO DE LA CUENCA SAN JUAN DE DIOS
GRATIS: MAPA GÚIA DE VALPARAÍSO PARA LA COMUNIDAD MIGRANTE
EDICION ESPECIAL MIGRANTES EDISYON ESPESYAL POU IMIGRAN YO
Número especial con relatos, testimonios e historias de la comunidad migrante en Valparaíso Página 16
Página 12
Mapa de bolsillo en español y creol con datos, direcciones e información importante para la comunidad migrante en Valparaíso. Página 9
BRIGADA MIGRANTE FEMINISTA: CONTRA EL RACISMO Y LA MISOGINIA Página 13
MAMITAS MIGRANTES: REDES SOLIDARIAS DE APOYO PARA LA MATERNIDAD LACUENCANEWS@GMAIL.COM WWW.LACUENCANEWS.CL
EL PADRE NAHUELCURA Y LA PASTORAL DE INMIGRANTES EN EL BARRIO ALMENDRAL
FUNDACIÓN BUEN SAMARITANO: ASESORÍA Y AYUDA A INMIGRANTES
Proyecto financiado por:
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•OPINIÓN
Periódico comunitario de la Cuenca San Juan de Dios
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MIGRACIÓN Y SOLIDARIDAD
Nuestro continente se ha visto golpeado por guerras de corrupción, pobreza y violencia, que han empujado a miles de hermanos americanos a buscar nuevas fronteras en busca de una vida mejor.
C
Hemos sido testigos este año de grandes caravanas de migrantes, que desafiando el hambre, los peligros del camino y la incertidumbre, han cerrado los ojos y han partido a pie, con lo puesto tras el "sueño americano". La última caravana que partió hace un mes desde Honduras ha llegado a sumar 25.000 personas, que se fueron integrando entre fronteras. En este "Éxodo Humano”, vimos a hombres migrantes protegiendo a mujeres y niños "desconocidos"; vimos madres universales cuidar de hijos nuevos; vimos la generación de pequeñas y grandes familias formadas al interior de esta gran masa de caminantes, capaces de mostrar el alma sencilla de seres humanos puestos al límite de su sobrevivencia. Escenas como estas, también las hemos vivido en Chile, en la región, en nuestra
ciudad, en nuestros barrios. Hemos visto en cuestión de meses, como los barrios de Valparaíso se ha producido un cambio de colores y sabores con la llegada de vecinos latinos, venezolanos, colombianos, haitianos de rostros morenos y lengua afrancesada. También hemos visto africanos, de Senegal, que en número indeterminado ejercen el comercio artesanal en nuestras calles porteñas. En el puerto no hay violencia con el nuevo vecino. Sin duda, mucha solidaridad que ha abierto puertas y sonrisas para recibir a los nuevos chilenos, los nuevos porteños, los nuevos seres humanos, caminantes de la vida, que como nos cuenta la historia, permitió poblar este planeta desde sus orígenes. Bienvenidos entonces, a los vecinos, hermanos en busca de un nuevo destino para su descendencia. Los nuevos chilenos que comienzan a cambiar los colores, sabores y ritmos de este Chile generoso. Nou te viv yon epòk konsa tou nan Chili nan rejyon nou an, nan vil nou an ak nan vwazinaj nou yo. Wi, nan ti peyi saa ki nan dènye bout
mond lan kote nou pat konn we lòt nasyon tankou "Etranje" ki soti nan lòt kontinan. Nou te plis wè nan zafè mwa, tankou katye nou yo ki chanje koulè, ki chanje gou nan epòk kote Laten yo kòmanse debake ak Venezyelyen, Kolonbyen ak Ayisyen ak yon lang ki sanble ak fransè ak Afriken ki soti nan peyi Senegal ke nou poko ka denonbre, ki fè komès atizanal nan lari Valparaíso. Konsa tou nou wè men zanmi, solidarite, silans ak efò chak moun ki ede pataje ak rantre nan òganizasyon ki gen pou wè ak limanite. Nan pò nou genyen an, pagen vyolans kont nouvo vwazen yo. Petèt se kiryozite wè pa wè, se yon lòt fòm solidarite ki ouvè pòt kè li pou akeyi nouvo Chilyen yo. Nouvo moun sa yo kap mache toupatou a pèmèt ak planèt tè a peple nan tout orijin li jan nou di'l nan istwaa. N'ap di "Byen vini" ak tout nouvo vwazen nou yo. Frem yo, chache yon nouvo desten pou pitit nou yo. Nouvo chilyen ki kòmanse chanje koulè, gou ak rit nou yo nan Chili. Luz María Saldías Directora Proyecto Ficval 2018
Columna
de un Quiltro
Siempre se ha hablado de la característica "Patiperro" del chileno como una cualidad. Claro, todos celebramos y admiramos al pariente excéntrico que se atrevió a ir a probar suerte recorriendo el mundo y logra establecerse en otro país. Yo soy de la idea que, así como el que se fue de Chile logra una mayor riqueza cultural al unir universos distintos, el que viene a Chile hace lo mismo: nos enriquece culturalmente y nos abre una pequeña ventana para conocer el resto del mundo. Desde mi humilde lugar en las calles, declaro a Valparaíso como La Capital Cultural del Patiperreo. Equipo Editorial: Boris Kúleba , Luz María Saldías, Carola Delgado, Aditi Olivera, - Colaboradores: Claudio Pérez García, José Campot, Jorge Burgos, Marcela Maturana, Ted Blanc, Gonzalo Gutiérrez, Cristina Garré, María José Lobos, Javiera Farías, Marcelo Valecillos, Djimmy Delice -Contacto: lacuencanews@gmail.com - Web: www.lacuencanews.cl - facebook:LaCuencaNews - twitter:@LaCuencaNews
Especial
Periódico comunitario de la Cuenca San Juan de Dios
•COMUNIDAD MIGRANTE
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MIGRANIDAD Por José Campot Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Pro Migrantes Lo que conocemos como “migración” es de las primeras manifestaciones sociales de la humanidad, luego de la conformación de la familia y la tribu.
genéricamente “migrantes”. Este término, -que si bien es el correcto desde el punto de vista lingüístico en idioma español- se ha transformado en una expresión que se asocia a la imagen tan mediatizada de masas de personas empobrecidas tratando de entrar en forma más o menos forzosa en algún país que siempre es más rico y más seguro. Se ha asociado a la deshonra que da a las personas la pobreza y las malas condiciones de vida: a seres humanos que nadie quisiera tener viviendo en su patio porque son mostrados en todas sus necesidades.
Claramente la migración NO es un fenómeno novedoso y aunque esto sea una expresión muy reiterada y conocida, sólo la utilizo para afirmar la idea. Tampoco se hace necesario repetir la historia posible del primer Homo habilis que se fue de la caverna tribal con dos hembras, comenzando el primer fenómeno migratorio, dando el primer paso de la Se habla de “fenómeno migratorio”, “migración”, “poblaciones de migrantes”, migranidad. “efecto demográfico”, “mercado migrante”, Migranidad es una palabra que no está “proceso de reunificación” y tantas otras incluida en el Diccionario de la Real manifestaciones verbales que se transforman Academia española, que no ha sido usada en claros eufemismos para referirse a la hasta ahora, pero que define exacta y realidad, al drama, de millones de seres etimológicamente la “cualidad de migrante”. humanos. Según la ONU, 250 millones, La palabra se compone desde el punto de que representan un 3,4% de la población vista léxico de migratio, que designa todo mundial que, sin embargo, contribuyen un desplazamiento de individuos de un lugar 9 % al PIB mundial. a otro -inus, sufijo que indica pertenencia, más el sufijo -dad, abstracto de cualidad, de Dejar de lado esos eufemismos y comenzar a referirnos a la realidad migratoria todo lo que concierne a algo. permanente, constante e ineludible de la A las personas que nos movemos o nos humanidad como migranidad nos permitirá hemos movido de un país a otro, en comenzar a definir en el lenguaje una general -y muy en general- se nos llama situación tangible, una forma de vida y una
aspiración vivencial de las personas. Una definición centrada en las personas y no en los efectos socio-político-económicos que este escenario pudiera aparejar. Es una forma de identificar con un solo término los rostros de la debilidad social, de los que, por estar aún en transición, están al margen de la realidad económica, política y social. El ser humano migrante está en transición hacia SU MEJOR LUGAR. Pero una vez que lo consigue, una vez que se siente acogido, respetado y valorado, comienza a hacer suyo ese nuevo lugar. Comienza a participar de esa sociedad, a ser parte, a ser dueño de ese lugar. Migranidad que conformaron en su momento nuestros bisabuelos y abuelos. ¿O no?
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coexiste con la vivencia del lado amable de la migración: nuevos sabores, nuevos paisajes, nuevos amigos, nuevos amores tal vez y, según la edad que tengamos, la oportunidad de estudiar o trabajar como esperábamos.
SER MIGRANTE EN CHILE
Por Cristina Garré
El país donde nacemos es nuestra casa, nuestra familia, nuestro referente de identidad. Al igual que nuestra madre, con los defectos y virtudes que tenga, nuestra tierra será siempre la que despierte nuestra lealtad incondicional. Si bien el ideal es no separarnos nunca de nuestra madre y de nuestra tierra, la vida no siempre resulta como esperábamos. Cuando en nuestra tierra los caminos se cierran, nos vemos ante la necesidad de buscar otros caminos en ese mundo que Rómulo Gallegos define muy bien como ancho pero ajeno. Llegamos a Chile, donde nos han dicho que podemos desarrollarnos como personas y cumplir nuestros sueños. Donde quienes nacieron aquí sienten que está la copia feliz del Edén. El corazón está tan lleno de expectativas que no hay lugar al comienzo para reparos, y la sensación de lo desconocido parece ser una pequeña dificultad temporal. Convivimos con la pregunta curiosa: “¿de dónde eres tú?…” y las que siguen después: “¿cuánto hace que estás aquí?”, “¿por qué te viniste?”, “¿y te gustó Chile?” “¿te acostumbras aquí…?” Aunque las dos últimas no son precisamente preguntas, son una invitación a confirmar que, en la copia feliz del Edén, cualquiera se siente bien y se acostumbra. Porque nunca (al menos yo en 26 años no conozco ningún caso) aparece una pregunta acerca de cómo podríamos ayudarte a sentirte mejor. Junto con las preguntas curiosas están las dificultades de traducción cotidianas, porque los alimentos, los objetos, las partes de la casa, y sobre todo las denominaciones más familiares de todo lo anterior, tienen nombres diferentes. Los sistemas de locomoción son distintos. Para qué mencionar los sistemas de salud, de educación, de previsión. Todo esto al principio se vive como un período esperable de “adaptación”. Y por cierto,
Sin embargo, nuestra tierra está lejos y con ella toda una forma de vida también. Adaptarse a la forma de vivir en Chile no significa que adquirimos una nueva identidad: nuestra madre seguirá siendo siempre la misma. Nuestro cuerpo incluso fue constituido de acuerdo a un clima, un paisaje, un estilo alimentario propio de la tierra que nos vio nacer. Y aparece lo que en la literatura se ha descrito como el duelo migratorio, en que se nos hace evidente el dolor de estar lejos de nuestra tierra, nuestros afectos primarios, nuestro paisaje, nuestra cultura, nuestra comunidad y nuestro lugar en ella, que nos permitía definirnos y decir quién soy. Como todo proceso de duelo, no se resuelve con que alguien nos diga que “ya pasará”. Pero mientras lo transitamos, tal vez sea útil tener en cuenta algunos aspectos: • Identificar fuentes de información que nos orienten sobre los temas formales (salud, trabajo, vivienda). Parte de eso será ubicable en sitios web del servicio público, pero luego faltará la “traducción” de todo aquello que se da por sabido pero que nosotros no entendemos. • Para lo anterior, y también para averiguar sobre los temas no formales (formas de relacionarse, lugares donde ir a comprar, actividades culturales) identificar personas o familias que tengan sensibilidad para entender las diferencias interculturales. Esas no serán personas que te encuentras por la calle y que te hacen las preguntas curiosas, sino algunas que comprenden nuestra situación. Tal vez todavía no son muchas, porque en Chile la migración recién está empezando a comprenderse y es un aprendizaje que lleva tiempo, pero basta con que encuentres un par de ellas dispuestas a escuchar. • Mantener contacto con nuestro país, nuestros vínculos, nuestra cultura. Puede ser comunicándonos a menudo con quienes quedaron allá, o reuniéndonos con compatriotas que también viven en Chile . • Poco a poco, hacer el ejercicio de integrar en nuestro corazón -sin sentirlo como excluyente- la idea de que tanto nuestra tierra y nuestro pueblo como el país en el que ahora vivimos, tiene motivos de orgullo y de dolor.
Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE Un joven senegalés llamado Lamine
DESDE ÁFRICA A VALPARAÍSO
Según informes de la ONU en Senegal, país del lejano Continente africano, la mayoría de sus 13 millones de habitantes carece de Derechos Humanos básicos. Más del 21% de la población sufre desnutrición y el 52% de analfabetismo, de los cuales, el 62% son mujeres. Las dificultades de las familias para proveerse de alimentos, son cada vez mayores debido al cambio climático, que provoca más sequías. Así, las cosechas son escasas y a ello se suma la deforestación, la salinización de sus aguas, la insalubridad y la escasez de recursos naturales. Desde esta realidad, miles de africanos se han visto empujados a emigrar, llegando algunos de ellos a Chile. Hoy en Valparaíso un número aproximado de 50 senegaleses, cuya lengua nativa es el "Amer" y como idioma oficial el francés, conviven entre nosotros. Uno de ellos es Lamine que vive en Chile desde hace dos años aproximadamente y se dedica a la venta artesanía en forma itinerante, entre Valparaíso, Viña y Santiago. Comparten su vida con otros compatriotas y se sienten cercanos con los ciudadanos haitianos, con quienes comparten etnia, idioma y cultura, y quienes los apoyan en sus necesidades de inserción. He tenido la oportunidad de compartir con Lamine y sus amigos, en Calle Condell, mientras comercializa sus productos. Su sonrisa acogedora me confirma que se siente contento de haber llegado hasta el fin del mundo, en busca de una nueva vida. A mi pregunta: ¿Cómo te sientes en Chile?, su respuesta es: ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE
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UNA VENEZOLANA EN VALPARAÍSO: A PASO LENTO, PERO SEGURO Una mujer venezolana llegó a Valparaíso a principios de 2018 en busca de un mejor pasar. Está casada, tiene 30 años, dos hijas y está agradecida de las oportunidades que se le han presentado. Dice tener un ángel guardián que le ha brindado una mano en su estadía en la ciudad puerto. Por Javiera Farías 11 días bastaron para que Jorliana Torres (30) viajara por tierra desde el estado de Lara, en Venezuela, hasta Chile. Su trayecto no fue fácil. Se vino con dos maletas y con sus dos pequeñas hijas de 10 y 3 años. Llegó el 23 de enero de 2018 y su esposo la esperaba en Valparaíso, él había llegado en 2016 en busca de mejores oportunidades para su familia. El comienzo no fue fácil, pero ella se ha ido adaptando poco a poco. Viajó con 400 dólares y, para que no fueran a robarle el dinero, hizo un bolsillo falso en su pantalón. Metió los billetes, de cien en cien, en la pretina, enrollados, así se aseguraba que en la frontera no le requisaran el dinero. Cuando necesitaba sacarlos, se metía a un baño y jalaba de un pequeño hilo que había dejado colgando de la pretina de su jeans. “En cada país me escondía, sacaba los cien dólares y hacía el cambio”, contó la mujer. Una vez que llegó a la ciudad puerto, Jorliana y sus dos hijas se reunieron con Franklin, su esposo. Vivieron durante 6 meses en el refugio de la Iglesia Inmaculado Corazón de María, ubicada a los pies del Cerro La Cruz. Allí reciben gratuitamente a inmigrantes que necesiten un lugar para vivir. Ese fue su hogar por un tiempo.
¿POR QUÉ ESCOGÍ VALPARAÍSO? Por Marcelo Valecillos Venezolano
Un día desperté con mucha preocupación Venezuela ya no podía seguir viviendo en mi país. Todo me molestaba y no me gustaba nada, veía como mi familia y amigos se iban a otros países. Era impresionante como doctores, ingenieros, salían sin pensarlo mucho y ahora era mi turno. Mis amigos se irían a Santiago de Chile, pero a mí no me gustaba esa idea ya que me parecía volver a vivir en Caracas.
“Nos dieron un cuarto de 2x2 y ahí estábamos los 4. Yo sin trabajo, porque la niña no tenía jardín y la mantenía encerradita en ese cuarto, la otra niña estaba en el colegio", relata Jorliana, que fue testigo de conflictos y amenazas a otros residentes del refugio, incluso con armas cortopunzantes. Sufrió acoso y un intento de abuso por parte de un migrante que vivía allí. Lograron juntar dinero, y en cuanto pudieron salieron del lugar. Hoy viven en Yerbas Buenas, y dicen sentirse más cómodos. Según Jorliana, aquello no hubiese sido posible sin la ayuda de quien considera como su ángel guardián en Chile. Sandra Calfuqueo, dueña de un negocio de Subida Ecuador, le abrió las puertas de su hogar a la joven migrante y su familia. “Sabía de mi historia porque le hacía las uñas, el cabello. Le contaba de mi vida, entonces ella fue bondadosa y me dijo que hablaría con sus hijos. Si decían que sí, me podía ir a vivir a su casa”, comentó Jorliana. "¿Cuánto tiempo" , preguntó ella. "El tiempo que tú quieras, porque yo quiero que tengas una vida normal y salgas de ese refugio " dijo Sandra.
Yo buscaba paz en un ambiente más tranquilo. Viña del Mar siempre me gustaba porque en Venezuela su festival es muy famoso. Busqué en Internet y me gusto lo que vi y mis amigos se quedaron en Santiago. Yo tomé un bus hasta el terminal de Viña y había conseguido alojamiento por un mes. Ese era el tiempo para conseguir trabajo, pero no fue así, ya se acercaba el próximo pago y no conseguía trabajo hasta que me fui a buscar ayuda y me mandaron a una Iglesia en Valparaíso donde ayudaban a los inmigrantes. Al llegar aquí, mi vida cambió, no solo conseguí trabajo al tiro, sino que también viví en esta Iglesia por 4 meses, tiempo que me dio chance para
Así, la venezolana y su familia consiguieron un lugar más tranquilo para vivir. Tanto ella, como su esposo y sus hijas, están completamente agradecidos de Sandra y sus hijos. “Me siento en familia con ellos. Me siento muy bien, y Sandra es especial para mí, la quiero como a mi madre”, dijo. Sandra Calfuqueo describe a Jorliana como una mujer alegre, simpática, trabajadora y honrada. Asegura que siente una conexión especial con ella y su familia, incluso la considera como su hija. “Nos llevamos excelente, tenemos buena convivencia con ella y su familia. Pienso que cuando uno puede, tiene que dar la mano, ayudar. Esto nace de mi esencia.”, afirmó. Hoy, Jorliana tiene un trabajo estable. Atiende en una peluquería de la Galería Tres Palacios, en pleno centro de Valparaíso, en donde arrienda un sillón. Se especializa en uñas, corte de cabello y color. Trabaja desde junio gracias a que encontró un jardín para su hija más pequeña. A futuro, quiere establecer su propia peluquería y, para cumplir su meta, está ahorrando mes a mes. “Esta carrera es lenta, pero segura. Sé que los clientes que atendí el lunes, martes y miércoles, dentro de un par de meses me van a buscar, porque se van conformes. No estoy apresurada. Siempre digo que esto es lento, pero seguro, y ahí voy, pa’ delante”, sentenció.
ahorrar dinero. Ahora vivo en un lugar que es como mi casa, tengo dos trabajos y seguiré creciendo, por eso cuando me preguntan, yo siempre les digo Dios fue quien me ayudó en todo y no estoy solo. Lo tengo a él. Ya me acostumbré a la ciudad aunque lo que más me ha costado es la forma en como hablan, hay palabras que no entiendo, pero poco a poco lo superaré. Me impacta como la juventud no se da cuenta del valor que tienen como ciudad, no cuidan su trabajo, prefieren estar de carrete o copete todo el tiempo y siempre se quejan de todo. En la vida no debemos ser conformistas y creo que Chile lo tiene todo para ser un país desarrollado, pero para que esto ocurra debemos trabajar y ponerle ganas a todo.
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Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE
RACISMO A LA INVERSA A los 19 años, una joven polaca comenzó a migrar de país en país. Tiempo después llegó a Valparaíso y, si bien al principio se sintió marginada por sus rasgos europeos, está encantada con la ciudad puerto. Estudió cine y aunque no ejerce, siente que está en un espacio donde puede concretar sus ideas y proyectos. Por Javiera Farías En 2016, Justyna Szyszlo, migrante polaca de 33 años, llegó a la Patagonia de Chile. No tenía planes de quedarse, pero había gastado todos sus ahorros después de un viaje por Sudamérica. Arribó a Valparaíso en marzo del mismo año, pensó que era la ciudad ideal para vivir por un tiempo, mientras conseguía estabilidad económica. Comenzó haciendo un voluntariado en un hostal, donde le daban alojamiento y desayuno. Hacía brownies y los vendía en distintos hostales de Cerro Alegre, hasta que ahorró el dinero necesario para arrendar una casa. En un principio sufrió lo que ella denomina como “racismo inverso”. Es rubia, de ojos claros, tez blanca, y cree que esos rasgos hicieron que la gente lo asociara con su situación económica y material. “Eso no es siempre verdad. He pasado tiempos bastante difíciles aquí en Chile, donde no tenía qué comer. Me encontraba con un rechazo de parte de personas cuando decía que no tenía, no podía dar. Nadie me creía”, expresó. Justyna criticó que en ese tiempo nadie se identificaba con su lucha como migrante, sino que solo ponían el foco en su aspecto físico y en su procedencia europea. Eso la hizo sentir muy sola, pero no fue impedimento para seguir en la ciudad. “Cuando hablamos de migración, hablamos solo de países tercermundistas. Yo creo que hay algo que nos une, que es estar fuera de nuestros contextos culturales, muy lejos de casa, eso es lo que nos hace migrantes”.
VIDA EN COMUNIDAD
El viaje de la joven polaca, quien se define como nómade, comenzó a los 19 años, cuando abandonó su casa y se fue a vivir a Inglaterra. Allí estudió cine y vivió 7 años. Luego se fue a España, pero la crisis económica no le permitió encontrar trabajo. Se devolvió a Inglaterra, pero tiempo después decidió darle otra oportunidad a Polonia. Aun así, consideró que el país seguía siendo muy conservador y religioso. No logró adaptarse, y fue en ese momento que se le presentó una oportunidad de trabajo en Brasil. Al llegar a Latinoamérica notó la diferencia con los países europeos en que había vivido. Percibía a la gente más cariñosa, simpática, de piel, algo distinto a lo que, asegura, son los europeos. Después de Brasil recorrió otros países del continente, hasta llegar a Valparaíso, donde se quedó. Hoy vive en Cerro Monjas, considera que es un barrio tranquilo, auténtico y amigable: “En algunos negocios y locales me llaman por mi nombre. Todo el mundo me saluda en la calle y siento que pertenezco a una comunidad, a un barrio”, expresó. A pesar de la discriminación que sentía en un principio, no le costó hacer amigos y sociabilizar en la ciudad puerto. En el hostal donde trabajaba conoció a bastantes personas y ahí nacieron las primeras amistades. Destaca que la gente es muy simpática y muy abierta en Valparaíso. También le llama la atención que la gente sabe de Polonia, su país. “Todo el mundo
dice ‘Ay, Polonia’ y saben hechos de la historia. Me dicen ‘tengo mucha compasión para tu gente porque ha sufrido tantas guerras y ocupaciones’", dice impresionada.
TRABAJO EN MOVIMIENTO
Hoy, trabaja junto a una amiga en corretaje de propiedades. Con el pasar del tiempo, se dio cuenta que le gusta su trabajo, porque le da la posibilidad de moverse y conocer lugares que aún no ha visitado. También le gusta ver el contraste que hay en Valparaíso, “un día puedo estar en Cerro Alegre en casas muy lindas, y en una hora más puedo estar en Playa Ancha, sector cinco. Igual me gusta ver eso, distintos planos”, explica. De Valparaíso le atraen las expresiones artísticas, los murales, la música, los festivales de arte, la arquitectura y la forma en que está conformada la ciudad. La describe como “muchos pueblos que se juntan en el plan para hacer trámites y comprar, es un lugar de paso, pero luego regresan a sus micro realidades, a sus pueblos en los cerros. Allá hay más comunidad, cada cerro tiene su identidad y carácter bien marcado. Por eso Valparaíso es tan multifacético”. Pese a lo que considera bello de la ciudad, Justyna cree necesario recorrer otros sectores menos turísticos, como el Barrio Puerto. La Plaza Echaurren, la calle Serrano muestran otra cara. Destaca a los “borrachitos” y las historias tras ellos. “Me gusta el Cerro Alegre, pero siempre me gusta equilibrarlo con un poquito de verdad, y para mí el puerto no es el Valparaíso lindo, pero si es un Valparaíso verdadero”.
Especial
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•COMUNIDAD MIGRANTE Emmanuel, Aline y Benjamín,
DE HAITÍ A CHILE: EL CAMINO HACIA LO DESCONOCIDO
Por Carola Delgado “Me han tratado muy bien aquí", expresa Emmanuel en pocas palabras. Tiene 45 años y llegó a Chile hace ya un año con una visa de turista. Él es de una sencillez admirable y tiene una sonrisa que brilla. Siempre tiene un saludo para todos; tiene tres hijos en Haití, ya grandes. Está aquí en Chile junto a su pareja Aline de 42 años, quien también tiene un hijo en Haití al cuidado de sus familiares; hace poco tuvieron su primer hijo chileno, Benjamín. Las conversaciones con Emmanuel son de pasillo. Está concentrado trabajando. Cada tiempo es valioso en su nueva vida. Llegó a Chile hace un año aproximadamente y ha pasado por altos y bajos y estaba con una visa pronta a caducar. Se levanta todos los días a las 6 de la madrugada para ir a su trabajo como jardinero la de la USM. Ya se
está asentando en Chile, desde la solidaridad y acompañamiento de amigos y amigas que ha ido encontrando en el camino, pero principalmente por su perseverancia para salir adelante. Desde el Cerro Yungay y San Juan de Dios de Valparaíso se ha ido ganando un espacio entre los vecinos y vecinas del barrio. Aline, en tanto, está viviendo su maternidad. Una vecina y amiga de ambos comenta que le ha llamado la atención su relación de apego. “Está en un periodo de cuidado de Benjamín que tuvo algunas dificultades en su nacimiento. Se nota que es una buena mamá. Benjamín está siempre calentito e impecable con su ropita”, dice. Y aunque su español no es muy avanzado, logra expresar frases de afecto que son bienvenidas. Siempre de agradecimiento. Hace poco Aline y Emmanuel participaron
LOS NUEVOS VECINOS EN LA FIESTA DE LA PRIMAVERA Con una muestra tradicional de comida y cultura haitiana Aline y Emmanuel acompañados de su amigo Louinese sorprendieron a los vecinos en la Plaza Yungay. Fue en el marco del desarrollo de la Fiesta de la Primavera; Construyendo Comunidad en su versión 2018, donde nuestros queridos vecinos Aline y Emmanuel dieron muestra de los sabores haitianos, que contempló desde jugos naturales como limonadas, al tradicional
plátano frito, arroz con poroto negro y ensaladas. Pero no solo de comida se basó el stand, además disfrutamos y conocimos la diversidad cultural que posee Haití, con su música y baile tradicional “Kompa”. En esta ocasión ellos pudieron compartir con todos los vecinos asistentes a la Fiesta, siendo un hito de integración tanto para Aline como Emmanuel y los vecinos del cerro Yungay y alrededores.
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en la Feria de la Primavera que organizaron los vecinos. Vendieron jugos naturales. Es difícil en todo caso olvidar el rostro de preocupación de Emmanuel el Invierno recién pasado. Aunque él estaba con mucho optimismo y muy agradecido por la solidaridad de sus vecinos, aún no tenía un trabajo estable y pronto iba a nacer su hijo. Pero como Emmanuel ya tiene algunas redes, en general expresa confianza. Ya tiene un trabajo más o menos estable y su hijo Benjamín crece rápidamente. Y la decisión, algo aventurada de volar a este país tan extremo del mundo, está dando sus frutos. Emmanuel es profesor de Educación Básica, pero es un oficio que ha dejado atrás por el momento. Tal como cuenta, la gestación de este vuelo a Chile, fue algo así como un salto a lo desconocido; “no sabía nada de Chile, yo vivía en el campo, la situación en Haití es mala y hacía clases en la escuela, pero casi no tenía dinero. Vendí unos animales y no avisé en la escuela que me iba. Tomé mis cosas y acordé con Aline que yo vendría primero y ella después”. Con más tranquilidad y paso más calmo, este hombre de estatura mediana, delgado y sociable, disfruta con las amistades que ha hecho en Chile. Está todo el tiempo pensando en el futuro. Se nota que hay claramente un antes y un después de encontrar trabajo. Pero el futuro no está escrito, ni tampoco la política migratoria es favorable para él y para sus compatriotas. Por el momento solo expresa que está contento con su nuevo trabajo y su hijo Benjamín. Está “cada vez mejor de salud", concluye.
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Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE apoyándome mucho en Internet y búsqueda de otras experiencias para enseñar español a población haitiana, no encontrando mucho al respecto, lamentablemente.
SIN CAMBIO NO EXISTE VIDA Por María José Lobos Desde mi llegada a Valparaíso, transcurría frecuentemente el Barrio Guillermo Rivera por razones de trabajo, y llamaba mi atención que, a pesar de estar tan cerca de uno de los sectores mas bohemios del centro de la ciudad, se mantenía el espiritu de vida de barrio, veía las mismas caras, sonrisas, puestos comerciales y, en la medida que fui integrándome cuando llegue a vivir en el sector, pude vivirlo más de cerca y me encantó. Ahí estaba la Luzma, mujer entusiasta, además colega trabajadora social y vecina activa del barrio. Ella me presentó a Emmanuel, vecino proveniente de Haití que trabajaba esporádicamente como jardinero en la casa. Así, rápidamente, ellos me fueron mostrando la nueva realidad del barrio, donde la necesidad de generar un espacio de integración para los nuevos vecinos era inminente y necesario; algo había que hacer para hacerlos parte del lugar y nosotras mismas hacernos parte del suyo. Así coincidimos en que la principal barrera era la comunicación, lo que impedía
FUNDACIÓN UPLA Y OFICINA COMUNAL DE MIGRACIÓN CAPACITAN 20 HAITIANOS EN ÁREA DE CONSTRUCCIÓN. Dieciocho hombres y dos mujeres de nacionalidad haitiana desarrollaron nuevas habilidades en un programa de capacitación que llevó a cabo la Fundación Upla. Se trata del curso práctico de Terminaciones Finas de Construcción, que les otorgó herramientas a estos hombres y mujeres
además su integración laboral, esencial para un pleno desenvolvimiento, ya sea social, cultural y económico. En este contexto, siempre con miras a que pudieran encontrar un espacio donde se respete su dignidad y derechos básicos como trabajadores. Primero, dispusimos un espacio de encuentro para discutir con ellos mismos la necesidad que habíamos detectado, ofreciendo nuestra ayuda y acordando de inmediato aspectos logísticos de espacio y tiempo, lo que fuimos modificando y concretando en el camino mediante un grupo de Whatsap. Así, yo quedé a cargo de un grupo los días sabados en la mañana en la casa de la Luzma, donde yo vivía en ese entonces. De a poco, y de manera rotativa, fuimos conociéndonos. Llegó primero Liunes y Santoise, luego Marcly y Daniel. Había tanto que saber, tanto que preguntar y varias veces tanto frío, que no sabíamos por dónde empezar. Yo como maestra no tenía mucha experiencia, pero me encontraba en un propio proceso de aprendizaje de idioma inglés, lo que me permitió tener nociones de aspectos elementales para iniciarte en otra lengua y metodologías de enseñanza, haitianos, para que puedan desarrollar sus propios emprendimientos. Se realizó un acompañamiento durante todo el curso. Aprendieron construcción y también computación, cocina chilena, mejoraron su castellano, bailaron cueca e hicieron nuevos amigos. Hoy, todos y todas se encuentran trabajando. Empresa EBCO y SENCE financiaron este curso.
De esta forma, lenta pero segura, me fui armando de material y métodos que ellos mismos fueron aprobando, imprimí diccionarios español - creol, infografías, carteles; usamos traductor de google, colores, cartulinas y entre risas, errores y repeticiones, nos fuimos soltando y reconociendo, mucho más allá que maestro/ alumno, sino como vecinos y vecinas. Como espacio preliminar de aprendizaje, las clases llevaban mucho contenido personal, presentarnos, hablábamos de quiénes somos, nuestra familia, nuestros sueños, nuesto país, nuestra historia, y eso generó una sintonía y complicidad que destaco enormemente, nos vimos como iguales y quedó abierto un tremendo espacio que llenar, muchas de interrogantes, sobre formas de vida, costumbres, similitudes y diferencias; todo se resolvería y tomaría forma con la adquisición progresiva del lenguaje. Debido a planes previos a la conformación de la escuelita, tuve que dejar el espacio y el país en un momento muy inicial de este proyecto, pero lo que pude vivir con los chicos, especialmente la Luzma, Emmanuel, Aline, sin duda deja muchos sentimientos que persisten a la distancia y que se relacionan con la convicción de que deben abrirse todos los espacios de integración posible, ya que sin cambio y sin movimiento, no existe vida. Todos somos nietos, bisnietos, padres e hijos de inmigrantes y así seguirá siendo. Solo nos queda aportar para que sea un proceso amoroso y beneficioso para todo y todas.
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Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE
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MIGRANTE EN LUCHA
Hace tres años, una joven venezolana llegó a Chile en busca de una fuente de trabajo que le permitiera ir a estudiar a México. En su estada en Chile se comprometió con la lucha feminista y migrante que se ha dado en el último tiempo. Tiene una postura crítica frente a la legislación chilena actual de migración, e invita a la sociedad a reflexionar sobre el racismo.
Por Javiera Farías El 22 de noviembre de 2015, Jenniffer Piña (26) llegó a Valparaíso. Estudió Ciencias Políticas en Venezuela, su país natal. Su intención era quedarse de manera provisoria en Chile mientras juntaba dinero para concretar su proyecto: viajar a perfeccionarse a México, junto a su compañero, Carlos. Pero, asegura que se ha arraigado en la ciudad puerto, y ha hecho vínculos fuertes con otras personas. Sin embargo, su proyecto sigue en pie. Recuerda que, cuando llegó, su proceso de regularización fue engorroso. Adjudica esto a la falta de capital humano que existe institucionalmente en Chile. “El país no está preparado para el reto de recibir migrantes. Cuando iba a hacer trámites al Departamento de Extranjería, éramos treinta personas esperando, y solo dos atendiendo”, explicó. La joven venezolana cuenta que le llama la atención la manera en que se expresan los chilenos. La utilización de modismos y la particular jerga de los porteños son algo que Jenniffer encuentra creativo y entretenido. “Todos los días descubro palabras nuevas, a veces me cuesta adaptarme a la manera en que hablan. No siempre entiendo algunos léxicos”, manifestó. También confiesa que en un principio le costó generar vínculos con las personas. Cree que los chilenos son amigables, pero que también hay personas frías. “A veces
tienen actitudes a las que todavía sigo buscándoles una definición. No tienen la cultura de recibir gente, y ahora que hay una ola migratoria grande, ha generado impacto en la sociedad chilena”, comentó. En 2017 Jenniffer conoce a Carolina, mujer colombiana que también reside en Chile. Como ambas se definen feministas, descubrieron que en el país no existían redes de apoyo para mujeres migrantes, las que tuvieran la posibilidad de buscar ayuda para lo que necesitaran. Así nació la Brigada Migrante Feminista, organización fundada por ambas, que busca sopesar esa falta de ayuda que percibieron. A través de intervenciones en espacios públicos, asambleas y distintas actividades, la Brigada pretende promover la participación de las mujeres migrantes, para sacar la voz y luchar contra el racismo, la xenofobia y la misoginia. “Una, al ser mujer, está expuesta el doble a la violencia de la sociedad. Al ser migrante es el triple, entonces nos dimos cuenta que hacía falta eso. Si bien, había grupos en Chile que trataban el tema de los migrantes, no había uno que tocara el tema de género”, explicó Jennifer.
CRÍTICA A LA SOCIEDAD E INSTITUCIONES
La visión que tiene Jenniffer de la situación actual chilena, frente a la reciente ola migratoria que ha arribado al país, es categórica. Asegura que la ley no se adapta a los tiempos modernos, y que atenta contra
el derecho humano de migrar y movilizarse. “Creo que el mayor problema es que la legislación actual no tiene un enfoque de derechos humanos. No hay una posibilidad de regularización sin ser cuestionado, discriminado y criminalizado”, sentenció. También culpa a las autoridades de gobierno y a los medios de comunicación. Cree que tienen un papel importante en la difusión de un discurso anti migrante, que hace ver a este sector de la población como pobres e ignorantes, marginándolos. “Siempre hablan de la migración desde la negatividad, intentan deshumanizarnos por ‘ser muchos’, como dice el presidente Piñera. La gente repite ese discurso y no se lo cuestionan”, criticó Jennifer. Lo que considera más grave es el racismo al que se enfrentan distintas comunidades migrantes negras. Dice que el color de piel es un determinante a la hora de aceptar o rechazar a un migrante. “Simplemente es querer desvalorizar al otro por tener un origen, color de piel y rasgos distintos. Incluso pasa con la población mapuche. Eso les hace una invitación a los chilenos. Que se miren como sociedad, que se cuestionen cosas. Son abiertos, pero a la vez son cerrados”. Pese a las distintas trabas del Estado y la población chilena a los migrantes, Jenniffer ha logrado insertarse socialmente. Sigue en la lucha de ayudar a las comunidades migrantes, a las mujeres vulneradas, y ser una agente activa en los cambios sociales y culturales actuales.
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"VINE A CHILE CON UN SIMPLE SUEÑO: LA BÚSQUEDA DE UN LUGAR DONDE PUEDO CONSEGUIR UN TRABAJO PARA MEJORAR MI VIDA CON MI FAMILIA"
Entrevista a Fresnel, joven haitiano realizada por Ted Blanc, su compatriota. Aquí algunas reflexiones sobre su estada en Valparaíso. Wi, mwen plizoumwen satisfè paske m'ap viv ak madanm mwen epi mwen fèk gen yon bebe. Malgre lavi a pa two bon men plizoumwen, m'ap chache yon travay ki pi estab. ¿Cuánto tiempo lleva en Chile? ¿Usted piensa quedarse por más tiempo aquí en Chile? Konbyen tan ou genyen Chili? Èske ou panse rete pou plis tan isit Chili? Por Ted Blanc Buenas tardes, mi nombre es Ted Gilbert Blanc. Yo represento el EDITORIAL MIGRANTES. Quisiera hacerte algunas preguntas. Bonswa, non mwen se Ted Gilbert Blanc. Mwen reprezante JOUNAL IMIGRAN YO. Mwen ta renmen pozew kek kesyon. ¿Puede usted decirnos por qué razón usted vino a Chile? Eske'w kapab di nou ki rezon ki te ankourajew vini isit Chili? Mi nombre es Fresnel, estoy casado, yo vivo en Playa Ancha. Me vine aquí en Chile con un simple sueño a la búsqueda de un lugar donde puedo conseguir un trabajo para mejorar mi vida con mi familia. Non mwen se Fresnel, mwen marye, m'ap viv Playa Ancha. Rezon ki te ankouraje mwen vini isit Chili a trè senp. Mwen te toujou reve pou mwen ale nan yon peyi kote mwen kapab jwenn travay pou mwen amelyore lavi mwen avek fanmi'm. ¿Por ahora, usted está satisfecho de lo que esperó o no? ¿Cómo le va? Eske kounye a ou satisfè de sa ou te espere a oswa non? Kijan sa ye? Sí, algo satisfecho porque vivo con mi esposa y recién tengo un bebé. A pesar de la vida no es demasiado bueno, pero es algo, estoy buscando un trabajo de más estable.
Tengo 17 meses en Chile y quiero quedarme por más tiempo en Chile porque ya hice la solicitud de residencia de definitiva. Mwen genyen 17 mwa Chili e mwen vle viv plis tan Chili paske mwen deja fè demann rezidans definitif. Dinos lo que más te gusta a Chile y qué te gusta menos Di nou kisa ou plis renmen nan Chili ak sa ou pa renmen Lo que me encanta en Chile ahora es el calor. Es como vivo en Haití por el momento. Y lo que no me gusta es el frío. Sa mwen renmen nan Chili kounye a se epok chalè. Sa fem santi se tankou mwen te Ayiti. Sa mwen pa renmen, se fredi a. ¿Qué es lo que más extraña? Kisa ki plis manke'w? Mi madre. Manman mwen. ¿Algunas palabras especiales que le gustaría decir el equipo del periódico? Ki pawòl espesyal ou ta renmen di ak ekip Jounal Imigran yo? Les felicito por este gran trabajo que están haciendo a la comunidad haitiana. Que Dios bendiga al equipo. Mwen felisite nou pou gwo travay saa nou ap fè nan kominote ayisyèn nan ki nan. Se pou Bondye beni ekip la.
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TODOS SOMOS MIGRANTES
Chile: un caso de extraordinario migrar y mestizar. Por Ricardo Acuña D. Bachiller en Historia, profesor, investigador de Historia Local. La “raza” española es uno de los ejemplos de más fuertes mixturas y mestizajes al final de la Edad Media europea. De modo que los “españoles” que llegaron hasta América y a Chile eran ya el resultado de una gigante mezcla, tal vez la mayor de Europa. Mezcla de razas y culturas (hasta donde se sabe): iberos, fenicios, cartagineses, griegos, romanos, judíos, vascos, catalanes, occitanos escapados del genocidio del Languedoc (sur de Francia, cruzada contra los cátaros del siglo XIII), árabes africanos (bereberes y moros), árabes del Medio Oriente, castellanos, alemanes del Imperio de Carlos V, holandeses del mismo Imperio, entre otros. Es más, durante el siglo XVIII y comienzos del XIX entre las misiones españolas que se mandaban Chile había irlandeses, escoceses e italianos. El caso del gobernador Ambrosio O’Higgins, padre de Bernardo, no es único. Y se tiene noticia de que, ya desde el siglo XVI y durante la primera etapa de la Conquista, había algunos “españoles” que no eran étnicamente tales, pero cuyos nombres y apellidos se han “españolizado” en los documentos y en sus existencias americanas. Así que, ¿de qué “españoles” estamos hablando…? Esa tremenda mezcla genética, racial y cultural arribó a Chile en diversas oleadas, a un territorio también habitado por muy diversas razas, lenguas y culturas. Y con muchas de ellas ese migrante y mestizo “español” también mezcló su sangre. Los changos, viejos caleteros de nuestro litoral, eran los itinerantes ocupantes –según se dice– de esta caleta de Quintil y del valle de Alimapu: Valparaíso. Estos son aquellos pueblos hasta ahora reconocidos a lo largo de Chile: aymarás, quechuas, atacameños, collas, incas, diaguitas, changos, picunches, mapuches, huilliches, pehuenches, tehuelches o aónikenk, caucahués, cuncos,
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•COMUNIDAD MIGRANTE chonos, yaganes, kawéskar, selk'nam. No todos esos pueblos originarios fueron, en realidad, “autóctonos”, puesto que varios han sido trashumantes. Al menos uno, había invadido un tercio del actual Chile: los incas. Eran extranjeros. migrantes. Y no se olvide que el Imperio Inca dominaba hasta el sur de Chillán por la época en que arribaron los “españoles”. A esa mezcla se han ido sumando migrantes, a partir de los puertos. Y en especial desde Valparaíso: africanos negros esclavos de diversas etnias; ¿sabían que algunos de los corrales de desembarco, compraventa y reembarque estaban en lo que hoy es la Plaza Victoria?; franceses; ingleses; escoceses e irlandeses; estadounidenses ¿sabían que uno de ellos es ahora famoso en el área de la neurología? Se trata del
chofer de la diligencia Far West que llegó a Valparaíso para correr nuestro circuito a la capital; italianos; chinos; españoles del siglo XX (¿recuerdan al Winnipeg?); alemanes y austríacos (en, al menos, dos oleadas; y no solo al Sur) y así a diferentes lugares de Chile. Hasta inicios del siglo XX casi las únicas “puertas” de entrada al país eran sus puertos. Valparaíso era el principal. A los viajeros habría que sumar oleadas de marineros, oficiales, desertores, contrabandistas y buscavidas que se dejaban caer desde los barcos que aquí llegaban (sobre todo a partir de la libertad de comercio en 1811). Se querían despercudir
VALPARAISO, 1841 , DE JOHANN MORITZ RUGENDAS
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de meses y meses en dura navegación, así que se iban derechito a las tabernas y cantinas del Barrio Puerto y sus cerros aledaños. Después se sumó el Almendral. No faltaba el que se quedaba “prendado” de una chilenita alegre y pícara, o, también, de una “señorita” de la clase acomodada, a quien había estado enamorando por varios días y no terminaba de dar el “sí”. Y el final era muy repetido: el gringo extranjero se quedaba en el puerto mientras su buque levantaba velas y partía. Hoy asistimos a la llegada de coreanos, haitianos, colombianos, peruanos, argentinos, venezolanos, chinos, y otras nacionalidades. A la vista de los datos, sostengo que Chile es uno de los países con más mezcla genética en América. Tal vez en el planeta. Los humanos no tenemos “nicho ecológico” propio, como sí lo tienen todos los animales y los bichos de la Tierra. El hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza. O sí lo tiene: en donde quiera que se construya acogida y hogar. Mejor, si es con un fueguito y una guitarra, y algo para compartir. Y en eso, Valparaíso sabe mucho. Hace siglos.
La fecha no es segura, podría corresponder a fines de los años ’30 o inicios de los ’40 del siglo XIX. En primer plano, un viajero que ha desembarcado en Valparaíso o está por marcharse en algún barco. Note los fardos en uso y el tipo de equipaje. El único muelle corresponde a lo que ahora es parte del subsuelo de la Plaza Sotomayor. Observe aquella lancha extranjera que trae al muelle nuevos viajeros. La pintura fue realizada por Rugendas desde el balcón techado del “English Marine Hotel”, lugar que eligió para más de una de sus obras en nuestra ciudad. Al fondo, una de las mejores vistas del Barrio Puerto, desde la Quebrada de la actual Subida Carampangue y hasta la punta del Fuerte de San Antonio en su emplazamiento bajo. Precisamente esa playa del fondo ha sido el origen de Valparaíso como ciudad, por ser la parte más abrigada del viento y las olas. Se llamó primero como “la Ensenada” o “Ensenada del Arenal”, y en ella fueron desembarcados y embarcados seguramente los esclavos afros durante siglos, migrantes forzados.
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•COMUNIDAD MIGRANTE
Fundación Buen Samaritano
HOY POR TI, MAÑANA POR TODO AQUEL QUE LO NECESITE Por Carola Delgado “Las leyes migratorias implementadas no han ayudado a la integración de los migrantes” dice César Montiel, presidente de la Fundación Buen Samaritano de Viña del Mar. Estas palabras resumen la situación actual migratoria en Chile que se traspasa a regiones y que cada organización social, independiente de lo que haga el Estado, impulsa acciones que van en directo beneficio de la inclusión. Así también lo destaca César. Hace dos años esta Ong, que cubre también el territorio de Concón, parte de Valparaíso, Villa Alemana y Viña del Mar, comenzó prestando ayuda en materia de asesorías legales o laborales a personas que llegaron en la ola de migrantes haitianos hace un par de años. Con el paso del tiempo ha ido extendiendo su labor a otras nacionalidades, como la venezolana. “Este año ha aumentado mucho la llegada de migrantes venezonalos, pero es más fácil comunicarse en español. Para los haitianos no, puesto que ellos por la barrera idiomática no entienden bien el sistema, como funciona, entonces con ellos trabajamos de manera mucho más cercana en distintos aspectos legales o laborales”, señala. Y aunque la vocación social de este grupo de jóvenes es el elemento que los mueve en la causa de la inclusión, advierte que la situación, al menos en Viña del Mar es compleja; “No existen políticas desde el municipio que den un mayor apoyo”.
DIDECO y la OMIL, dice, “le da la espalda al migrante. No tienen talleres de formación, ni canastas familiares, solo hay algunas ayudas en casos muy extremos". En salud la situación no es mejor. “Estamos resolviendo una carencia que el Municipio y el Gobierno no han querido hacerse cargo. La política migratoria lo que hace es generar miedo en los empleadores y dejar en una mayor vulnerabilidad a los migrantes. Solo está restringiendo el ingreso, pero lo que no informan es que sí se puede cambiar el tipo de visa de turista a visa de trabajo”, explica. César valora cómo funciona Valparaíso. “Se nota que en esta comuna hay una política para integrar. Aquí no hay nada, así es que hemos sido nosotros quienes vamos al hospital para pedir mejor atención o algún plan de formación. Hay escasos de traductores y claramente no hay una sensibilización del migrante”. Entre las acciones que desarrolla la fundación Buen Samaritano, se encuentran las clases de español, asesoría legal y laboral.
Los migrantes haitianos no entienden los aspectos relacionados con las exigencias legales, lo que se refleja en abusos de los empleadores. “Hacemos también charlas para el acceso a la salud especialmente en la prevención de enfermedades sexuales y cuidado de los derechos de la infancia. Tenemos también una abogada que se preocupa de asesorarlos en el respeto de sus derechos”. Los jóvenes de la Fundación Buen Samaritano siguen perseverando en la causa de denunciar, pero principalmente de ayudar a los migrantes. Necesitan más traductores de creól y si no fuera por el apoyo de las universidades, que a veces envían pasantes para entregar algún tipo de asesoría, “la situación sería más difícil. Hay algunos migrantes que están en situación de calle. El Hogar de Cristo está lleno”, advierte. César es claro. “Es una labor importante la que estamos haciendo. También ayudamos a los migrantes que están en campamentos que son los casos más complejos y muchas veces los llevamos a nuestras propias casas porque somos jóvenes que tenemos un profundo compromiso social”, concluye.
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La fuerza de la sociedad civil cuida los derechos esenciales de niños y niñas
ONG MAMITAS MIGRANTES Por Aditi Olivera
de llegar a Chile.
El café Subterráneo fue el punto de inicio de un entretenido té de jengibre y limón muy frío. Comenzaba el calor de la mañana del lunes. Como siempre en Valparaíso es frecuente el encuentro casual entre desconocidos que se conocen. Hicimos una parada antes de entrar al café a tomarnos el tiempo de conversar entre el ruido de la calle Condell y las micros que pasaban llamando nuestra atención. Entre primeras risas hablamos de que el día estaba cálido y de lo feliz que estaba Rosita recordando el clima en su tierra natal.
¿Cuál es el origen de esta organización?
Rosa Vidal nos aclara que prefiere que le digan Marielys. Ella es venezolana, tiene como año y medio en Chile, y su hijo de 2 años 9 meses, José Ignacio “es un niño precioso”, comenta, "ya está diciendo ¡Pucha! ¡yapo! y está integrándose velozmente". Maureen Noble de Estados Unidos tiene una hija que está a punto de cumplir dos años, lleva 4 años en Valparaíso. Cuenta que vivió casi 10 años en Chile, en el Norte y fue allí donde conoció a su actual marido. Regresaron a California y luego volvieron a Valparaíso. Mamitas Migrantes es un ejemplo de solidaridad, redes organizadas y valentía frente a un Valparaíso que abre sus puertas sin políticas claras, que a largo, mediano y corto plazo, espera la entrada de un mayor número de nuestras y nuestros hermanos americanos que creen en una mejor vida junto a la comunidad porteña. Queríamos saber cómo ha sido el proceso
Maureen: Mamitas Migrantes es una comisión de la Mesa Intercultural de la Mujer de la Oficina de Migrantes de la Municipalidad. Funcionamos bajo el alero del municipio, y estamos en el proceso de constituirnos como ONG. Actualmente somos siete mujeres que conformamos la comisión. Somos Maureen Noble (estadounidense), Marielys Vidal, Irene Olivares, Carmen Contreras (venezolanas), Julie (francesa), Natalia Cabrera (uruguaya) y Carolina Pinto (chilena). Todas llegamos respondiendo a un llamado de la Municipalidad, que era cómo insertarnos un poco más en la sociedad, cómo lidiar con los niños chicos, sentirnos más parte de este lugar que habitamos. Cabe señalar que estos problemas están en muchas mamás chilenas sin redes de bajos recursos, tienen las mismas dificultades. ¿Cuáles fueron puntualmente los problemas que han tenido algunas mujeres? Marielys: Para mí fue como de pronto ser invisible, cuando llegas. La agente sigue su camino sin detenerse a decir, oye ¡eres nueva, ven e intégrate! Yo llegué a vivir a una hostal, nada que ver con vecinos y eso. Tengo un tiempo viviendo en un cerro y ahora de pronto los vecinos saludan, se acercan un poquito para conversar y conocerte. Pero ya tengo más de un año allí y no me han integrado. Uno también no sólo es madre una viene a crecer y desarrollarse
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cómo profesional y ser humano, al no tener redes todo se dificulta porque los jardines infantiles acá son limitados, tienen un límite de horario, tienen día de paros, tienen día de salir más temprano, y en un trabajo obviamente no te van a dar permiso a cada rato. ¿Cómo ha cambiado el sentir de las otras mujeres al saber que está este grupo? Maureen: Yo creo que ha cambiado, porque ofrecemos ropa o algo más a través de un encuentro donde tomamos té y algo para compartir, así que llegan y no se van solamente con ropa y pañales. Se van con haber pasado un tiempo bonito con otras mamás migrantes. Vuelvo a decir que lo que tenemos en común es la falta de redes, a pesar de tener un lugar para vivir. Marielys: Hay mucho trabajo por consolidar, estamos planificando una variedad de talleres y encuentros para 2019. Todos nuestros eventos tienen un enfoque madre-migrante/madre sin redes, pero son abiertos a toda la comunidad.
ONG MAMITAS MIGRANTES
Facebook: Mamitas Migrantes Valparaíso. Para donaciones: Centro Comunitario Casa Taller de la Mujer, Calle Victoria 2308, Valparaíso, de lunes a viernes, 09:00-13:00 y 14:30–17:30 en Viña del Mar, Café El Baúl, ubicado en 5 Norte 533. Whatsapp: +56 9 5642 0184 o +56 9 9848 4777.
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RECETARIO INTERNACIONAL
Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE
TORTA DE MORRÓN Receta de la abuela Inés (de Uruguay) En Uruguay usamos mucho el horno para cocinar. De nuestros ancestros inmigrantes recibimos la receta de la Pascualina, y a partir de ella, la creatividad ha generado distintas variantes que permiten utilizar lo que en tu zona de produce con más abundancia. Necesitas: • 2 tazas y ½ de harina • 1/3 de esa misma taza, con aceite • Y los 2/3 restantes con agua tibia • 1 cucharada de polvos de hornear • 1 cucharadita de sal Para el relleno: • 2 morrones grandes, ojalá de distinto color • 1 cebolla grande • 1 crema espesa • 1 paquete de queso rallado -Mezcla la harina con el polvo de hornear y la sal, y añade la taza con el tercio de aceite
y los dos de agua tibia. Forma la masa y déjala descansar en el refrigerador entre ½ y 1 hora. -Mientras tanto prepara el relleno. Cocina en el sartén. primero la cebolla picada en cuadraditos, sin que se dore, y luego los pimentones también picados en cuadraditos. Cuando esté listo retiras esto del fuego y le agregas la crema espesa y el queso rallado. -Cuando sacas la masa del refrigerador la divides en dos partes y la estiras formando dos círculos. Colocas uno en un molde enmantequillado y enharinado, sobre él viertes el relleno, y el otro círculo de masa lo usas como tapa. Une los bordes de los dos trozos de masa y pinta la parte superior con una yema de huevo para darle un color especial. -Si pones el horno con la temperatura alta, en 20 minutos puede estar lista, si quieres puedes hacerlo más lento.
BRINDIS POR EL INMIGRANTE
por Claudio Pérez-García Brindo por el que partió Y abandonó su raíz Para irse a otro país Por la vida que soñó. Y al llegar él trabajó Para salir adelante De manera muy constante Cada día muy temprano Yo brindo por el hermano Por el hermano inmigrante.
Tenemos nuevos vecinos Y la suerte nos congrega Y a Valparaíso llegan
AREPAS
Receta del vecino Marcelo (de Venezuela)
Cómo prepara la masa: • 2 ½ taza de agua. • 2 tazas de Harina P.A.N. • 1 cucharadita de sal. • Verter el agua en un recipiente. Agregar sal e incorporar la harina poco a poco. • Mezclar hasta obtener una masa suave y dejar reposar por 3 minutos.
CANCIÓN EN CREOL: DUERME NIÑO DUERME
Cómo preparar la Arepa: Dividir la masa en 10 porciones. Formar bolitas de masa y aplanar con las manos sobre una bolsa de plástico hasta obtener discos de 10cm de diámetro (o el tamaño de su preferencia). Cocinar en un sartén y con una servilleta con aceite mojar toda la superficie del sartén para que no se pegue la arepa caliente (cocinar por 5 minutos de cada lado a fuego medio). Abrir y rellenar al gusto.
Buscando un nuevo destino Se juntan nuestros caminos Y se unen nuestras manos Haitianos, venezolanos Que entregan su corazón y enriquecen la nación Del Latinoamericano
Dodo tipitit dodo
Pou.l.ap pote biskwit. dodo tipitit dodo
Dodo pitit manman dodo lě manman w ale lavil l.ap pote bonbon
Dodo tipitit dodo
Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE Oficina de Migrantes
INTERACCIÓN CON LAS JUNTAS DE VECINOS DE VALPARAÍSO
Periódico comunitario de la Cuenca San Juan de Dios
CRUCIGRAMA
por Gonzalo Gutiérrez
*Foto
Cura
Asares
Observador
Raspas
Dona
Crack
AU
A tono
Radio inv.
Labres
Vacuno
Aunque sostiene que hay mucho trabajo que hacer aún en esta materia, esta oficina, específicamente la unidad de redes comunitarias, avanza en la inclusión. “Hay una interacción con las juntas de vecinos. Hay muchos que participan y considerando que los mayores problemas son la regularización migratoria, los abusos en el trabajo y algunas dificultades para conseguir trabajo”, dice. El próximo año ya tienen pensado levantar instancias de participación con los vecinos de todos los cerros de Valparaiso, ya que hay registro de que a la fecha, en este último período del año, hay al menos 2000 personas que han acudido a la oficina municipal.
Sucesos
Antes de 12 Verbales
Naipes
Golpeará
Defectos
En estas fotografías, personas que han venido de distintos países, han participado en las reflexiones sobre el plan regulador. Djimmy Delice, profesional de la Oficina de Migración que también apoya como traductor para el caso de migrantes haitianos explica que la mayor participación se ha dado en el ejercicio que se hizo del plan regulador, “donde se integró a las personas migrantes porque se entiende que es importante considerar lo que ellos piensan, como sujetos de derecho”, dijo.
Manojos
Vencerá Zona
La Oficina de Migración de la Municipalidad de Valparaíso entrega asesoría en materia legal, busca formas de participación e interacción entre culturas y promueve las redes comunitarias.
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Rostro
Libra
Componentes
Nombre masc. Metro
Alaban
Brisas
Gansos
Persa
Alejada
Argón
Ofrecer
Atreverás
Rho
Perro
Don
Real
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Desorden Arroyos
Arsénico Rota inv
Omega
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Cinco
Erbio
Masurio
Existe
Calcio
Seda
Palo
Pero
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Especial
•COMUNIDAD MIGRANTE
El Cura Nahuelcura y su Pastoral de Inmigrantes en el Barrio Almendral
UNA MANO SOLIDARIA AL INMIGRANTE EN VALPARAÍSO Por Marcela Maturana y Jorge Burgos Cuando llegamos a la oficina ubicada en calle Pocuro 834 bajo la Parroquia Corazón de María, donde es sacerdote el padre Pedro Nahuelcura, nos encontramos con un sencillo espacio de recepción con varios afiches que informan sobre actividades orientadas a acoger, a personas y familias inmigrantes. Se ve información traducida al creolé y afiches en el mismo idioma, considerando que asisten a muchos haitianos que en los últimos años han estado llegando buscando apoyo para subsistir y encontrar un lugar donde alojar. Nos recibe la asistente social de la parroquia, quien nos conversa, sobre los distintos programas de apoyo y las coordinaciones que se han establecido para poder canalizar las distintas ayudas a los migrantes que llegan a la parroquia, y las derivaciones que se realizan a otras instituciones u organizaciones con las que funcionan en red en la comuna. La conversación con el padre busca saber de la fuente directa de una persona que lleva 20 años en esta misión que se autoimpuso, favorecer a quienes llegaron a Valparaíso buscando una mejor vida, con la conciencia de que en la mayoría de los casos, por el tipo de personas que atienden, no han abandonado su país por voluntad propia sino que se han visto empujados a dejar su tierra de origen por una real necesidad y tras discernir que en su patria no era posible surgir o subsistir. El padre nos cuenta que la principal y más antigua comunidad migratoria que comenzó a asistir es la peruana, que actualmente está muy estructurada en
diferentes organizaciones y que aún se siente convocada por su pastoral para actividades como la celebración del Señor de los Milagros, una figura icónica de los católicos del Perú que sintetiza la imagen de Cristo rompiendo las cadenas de la esclavitud que allí rigió y que permitió a los grupos sociales más bajos o indígenas de este país vecino acceder a las iglesias que en tiempos coloniales no tenían permitido el acceso. Se destaca esta colonia por haber sido la primera con que parte la vocación de pastoral migrante de la parroquia del padre Pedro. Le sorprende y a nosotros también, que el peruano no sea considerado un inmigrante histórico como los españoles, italianos e ingleses, ya que siempre ha existido un alto número de inmigrantes desde el Perú en Valparaíso, al punto que los primeros colectivos fundados a fines de 1800 son la Casa del Perú junto a la colectividad chilena ecuatoriana. Nahuelcura, reconoce 3 fases migratorias más recientes: la primera de europeos debido a los conflictos internacionales de las guerras mundiales o civil española (italianos, ingleses, alemanes, españoles); la segunda provenientes por decadencia económica de sus países (peruanos, argentinos, ecuatorianos y españoles) ; y la última vigente de países más lejanos de América Latina como venezolanos, colombianos
y haitianos. No obstante, el prelado ve en el prejuicio y la desinformación la validación de impresiones erradas respecto a que estamos frente a la mayor afluencia migratoria desde estos últimos países, puesto que los datos empíricos indican que son los peruanos y los argentinos los que continúan siendo una de las comunidades migratorias más fuerte en la quinta región. El padre Pedro vio como los porteños asiduos a su parroquia, ante la llegada de inmigrantes con rasgos afroamericanos partieron con bastantes prejuicios, e ignorancia que se tradujo concretamente en actitudes racistas, lo que según su opinión ha ido disminuyendo en la medida que van siendo integrados. Pero señala que este racismo no se manifiesta a la hora de entregarles oportunidades de trabajo porque se encuentran muy bien calificados como mano de obra y el que los busca no se fija en este aspecto. Sí resalta que, en el caso específico de los haitianos, es el idioma una de sus principales barreras para la integración, además de la fuerte presión de tener que enviar sus sueldos ya que han dejado en Haití altas deudas con mafias que los estafaron al venderles pasajes aéreos y visas con sobreprecio dejando familiares comprometidos en Haití. * El padre Pedro Nahuelcura es Director del Departamento de Movilidad Humana del Obispado de Valparaíso y párroco de la Iglesia Corazón de María ubicada al final de la Avenida Uruguay, a pie de cerros Las Cañas y El Litre. El padre es Licenciado en Ciencias Religiosas de la Universidad Católica de Valparaíso; Licenciado y candidato a Magíster en Teología Pastoral, Ciencias Religiosas de la Universidad Católica del Norte; Master en Estudios Migratorios y Mediador Social, Capellán del Congreso Nacional y bombero.