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MARÍA VARGAS, DE APELLIDO FLAMENCO
■ antonio mota | Durante este tiempo de confinamiento nacional, hemos disfrutado de una charla con una cantaora de sabor añejo, cantaora completa, de las de antes, de las de siempre, de la época dorada del flamenco. Entrañable, amable, atenta, cariñosa, la tata de todos. Detrás de ese personaje maternal, nos encontramos con un huracán de compás, con una leyenda viva del cante, de fuerza, garra y genio gitano.
Con poco más de cinco años, cantaba por soleá y seguiriyas y, en poco tiempo, era conocida por los aficionados de Sanlúcar y Jerez. De la mano de su padre, su maestro, conocería a Caracol, quien le abrió la puerta que le llevó a toda una vida de éxitos y flamenco por todas partes del mundo.
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Gracias al alcance de tecla del que disponemos en Internet, hemos oído durante días la voz y la obra de esta artista sanluqueña, oír su voz acompañada de grandes guitarras, Paco Cepero, Manolo Sanlúcar, Manuel Morao, Paco de Lucía… es todo un aliciente que nos aumenta más aún si cabe las ganas de compartir con ella una tarde.
Con ganas de materializarlo todo en un video que nos dejara un testimonio gráfico de esta entrevista, la dichosa pandemia histórica que estamos viviendo nos lo ha impedido. Sin embargo, contactamos telefónicamente con quien es hoy una de las últimas figuras vivas de aquella época dorada. Apodada «La Reina del Cante Gitano», aquella niña precoz que encandilara al de Canasteros, hoy es una artista en su madurez que nos sorprende cuando habla y cada vez que sube a un escenario
¿Cuándo fue la primera vez que sube a un escenario?
Muy chica, mi padre me llevaba de arriba para abajo. Yo tenía metidos en el cuerpo los cantes de mi padre. La primera vez canté delante de la Virgen de los Dolores una saeta desde un balcón, tenía nueve años, y aquello fue muy nombrado en Sanlúcar. Empezaron a llamarme a fiestas en las bodegas de Sanlúcar, a concursos… y de Jerez también. El primer festival donde me di a conocer fue en el teatro Villamarta de Jerez, en el homenaje a Javier Molina y Manuel Torres, tendría yo unos once o doce años. Y ese mismo año, me dieron el premio del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba.
¿Qué referentes artísticos ha tenido?
He admirado a mucha gente, es difícil responderte. Desde chica mi ídolo era Caracol. Pero también estaba Pastora, Mairena, Terremoto, Chocolate, uf…
Me acuerdo de que Pastora me examinó cuando examinaban a los artistas para ser profesional, eso ya no se lleva. Iba yo con calcetines. Allí estaban Pastora, el Pinto, Juan Talega, Mairena y no me acuerdo quién más. El famoso carnet de artista era un pase profesional. Allí me pusieron delante de todos ellos cantando siete u ocho cantes, malagueñas, soleás, seguiriyas, yo que sé. Lo recuerdo con mucho cariño.
Ha compartido escenarios con los más grandes del flamenco. ¿Cómo se llevaba eso?
He vivido la época dorada del flamenco. Jerez me lanzó artísticamente. El Villamarta, La Bulería, me ha dado muchísimo. Pero fue Caracol, que me escuchó en la Venta de Vargas de La Isla, quien me dio la oportunidad. En uno de los cuartitos que hay allí, estaba Caracol, yo estaba en una fiesta, con mi padre al lado, y me escucho. Caracol le preguntó a María, la mujer de Juan Vargas, que quién era la niña que cantaba. «Esa es Mariquita Vargas, que ha salido hace poco y no veas la que está formando». Me lo presentaron aquel día, con mi padre al lado (se ríe mientras lo cuenta), no me dejaba ni a sol ni a sombra.
Entonces me dijo que le gustaba como cantaba y que iba a abrir un tablao, Los Canasteros, y que cuando inaugurara, me llamaría. Yo loca de contenta, pero tardó en llamar mucho y yo desesperada hasta que llegó el día. Y me fui para Madrid, sería el año sesenta y dos. Estuve en Canasteros muchos años, con la flor y nata de la época, La Perla, Terremoto, Sordera, Bambino, Gaspar de Utrera, La Chaqueta, Cepero, el no va más, un escándalo.
Me casé y luego estuve un tiempo con mi niña, pero nunca me aparté del todo. Fíjate que embarazada, tuve una tournée por Alemania con Camarón, Paco de Lucía, Cepero, Orillo… un montón. Tuvimos una anécdota graciosa. Pasé las fatigas de la muerte. Después de la última actuación y de la última comida, nos íbamos, y en un ascensor de cinco nos metimos ocho. Aquello se quedo entre dos pisos, dos horas estuvimos allí, que fatiga. Yo mirando por el cristalito porque me ahogaba. Como estaba en alemán, no entendimos lo que ponía en el cartelito, lo de cinco personas, a quien se le ocurre. Hasta que vinieron a sacarnos los bomberos, partieron el tabique y todo. Todavía le tengo claustrofobia a los ascensores.
Hemos encontrado un cartel de una velada organizada por la Peña La Perla de Cádiz en el teatro Pemán. El elenco de artista que aparece es de primerísima fila. ¿Qué recuerda de aquello?.
Aquello fue una tournée que hicimos con el Gordito de Triana, mi prima La Perla… Los festivales de antes duraban hasta las seis o las siete de la mañana y la gente no se cansaban. Eran figuras buenas, las mejores de la época. Aquel día, estuvo Camarón, Tomate, el Beni, Pansequito, La Paquera, Alfonso de Gaspar, Carmen La Jara, El Niño Jero, El Niño de los Rizos, los Farrucos, Manuela Carrasco..., siempre muchos artistas, los mejores, ya te digo.
Siempre he sentido mucho respeto por mis compañeros y sé que ellos me admiraban; empecé dando fuerte y ellos me seguían.
Encontramos en Rito y geografía del cante, serie de TVE, a una joven María Vargas, a Manolo Sanlúcar y a José María Velázquez-Gaztelu, dirigiendo el programa. Corría el año 1972.
Desde que me fui a Madrid con José María, he hecho muchas cosas. He ido a Francia con él y con Cepero. Nos conocimos en Canasteros. Y hemos estado en muchos festivales de Andalucía. Me llamaba Pulpón y me daban permiso en los Canasteros para ir a los festivales.
¿En qué ha cambiado el flamenco, el de ayer y el de hoy?
Se ha evolucionado mucho, pero recuperar aquella época dorada es muy difícil. De mi época, casi que la que queda soy yo. Es normal que salga gente nueva. Entonces eran otras formas, los compañeros estaban más unidos. Ahora todo va con la revolución de estos tiempos. Aunque también están saliendo hoy gente buena.
22 LPs: María Vargas; Cante Flamenco; Fiesta con María Vargas; Reina del canto gitano; Copa Jerez; María Vargas y la guitarra de Paco de Lucía; Ríos de primavera… Hoy, que no se venden discos, ¿el flamenco se adapta a nuevas formas?
Hoy cuesta más trabajo hacer una grabación. Antes, tú firmabas un contrato de tres años con una casa y estabas grabando con ella. Si no venía otra casa que te convenía más y pedías carta de libertad para grabar con otra casa. La forma de grabación de antes y ahora no tienen nada que ver. Yo he grabado Ríos de primavera, que me produjeron Alejandro Sanz y Pedro Miguel Herrero, que me hicieron los temas. Y ahora, si te equivocas, no pasa nada, se graba desde ahí para adelante y luego hacen lo que quieren. Y el que grabé con Paco de Lucía, embarazada de ocho meses y medio de mi niña, lo hicimos en dos tardes. Entonces había ese calor entre nosotros, aquello era como una fiesta, no la frialdad de ahora con tanto mecanismo, que hasta las palmas se ponen. Tengo ganas de hacer un disco en directo, grabar con tu gente en directo, hacerlo con el calor de la gente.
No estaría mal un disco suyo en directo en la Venta de Vargas.
Estaría bien, ¡ojalá!. Este año era mi resurgir otra vez, pero el virus este nos ha dejado todo parado.
Hay que mirar los dineros para hacer el disco, pero me apetece un disco con lo que estoy haciendo ahora y con los cantes míos, ahora, mientras la voz me responde. Hacer un disco bueno con guitarristas y palmeros buenos para que quede para la historia. Eso es lo que me gustaría conseguir, porque lo demás, los premios y las distinciones que me dan, lo estoy disfrutando. Cuando me muera, para qué quiero nada.
Vemos en la carrera de María Vargas muchísimos premios y distinciones: Placa de Oro de Philips, Catedrática del Cante Gitano, Premio Copa Jerez al Cante por Bulerías, y queda pendiente el aplazado homenaje del día 1 de abril, Medalla de Oro al Mérito de las BBAA, pero ¿cómo recuerda el premio Leyenda del Flamenco que le otorgó la Venta de Vargas?
Me hizo mucha ilusión la plaza que me dedicaron en mi pueblo. Todos por una cosa o por otra, siempre se agradecen.
Para el de las Bellas Artes, me llamaron para decirme que me iban a dar la medalla, «Soy la secretaria del ministro de Cultura», y me pasó con el ministro Guirao, y yo pensando para mí: «¿qué hago yo hablando con un ministro?». Pero bien el hombre, estaba bien enterado de quién era yo. Estaba todo preparado para el 1 de abril y de momento todo aplazado por el bicho este que ha venido.
¿Y el de la Leyenda del Flamenco?
Ese te iba a comentar. Fue antes del de la medalla y me lo dio la Venta de Vargas. Fue una noche muy bonita, me sentí muy a gusto. Me hizo mucha ilusión que la Venta de Vargas, que me dio un empujón con Caracol para ir a Madrid, que ahora se acordara de mí para este premio. Cuando me lo dijo mi sobrina Mari, que vive en La Isla, me dio mucha alegría: «Tata, que la Venta de Vargas te va a llamar para un premio que te van a dar», mucha ilusión. Y ahí tengo el trofeo con Camarón de la Leyenda del Flamenco.
«Jerez me lanzó artísticamente. El Villamarta, La Bulería, me ha dado muchísimo. Pero fue Caracol, que me escuchó en la Venta de Vargas de La Isla, quien me dio la oportunidad»
¿Con qué artistas de La Isla convivió artísticamente?
Como te dije, mucho con Camarón, pero también de chico en alguna fiesta en la Venta de Vargas. Pero don- de más en Madrid, donde lo veía más veces, y también con el Chato, trabajé muchos años con él en Las Brujas. Ya luego conocí a mi marido y me casé, estando en Las Brujas.
«Tengo ganas de hacer un disco en directo, grabar con tu gente en directo, hacerlo con el calor de la gente»
¿Quién fue Antonio Gallardo?
Mi tío Antonio Gallardo, lo más grande que he tenido, el que me hacía los temas de mis primeros discos, y toda la vida. Me hizo el disco que grabé con los Moraos, con Manuel y con Juan. Fue como un segundo padre, me hacía mis fotos artísticas, todo, ya te digo, todo lo hacía él. Yo soy la tata de todos los Gallardo, de todos. Una persona muy importante en mi carrera. Como mi padre, que cantaba, fue mi maestro y yo canto lo que él me enseño. Aunque no cantaba profesionalmente, pero lo hacía muy bien. En mi familia, profesionales, mi tío abuelo El Nitri, mi prima Aurora Vargas y mi prima Cristobalina Suárez.
¿Hay cante gitano y cante payo?
Lo que yo digo es que el cante de los gitanos es gitano, porque tenemos pellizco, garra y arranque. Pero no quiere decir que no existan payos que lo hagan bien.
¿Cómo se mantiene un artista?
A mí no me faltó nunca el trabajo, el que me gustaba. Y, aunque mi marido trabajaba bien y a mí no me hacía falta, siempre he trabajado y he viajado por todas partes haciendo lo que me gusta.
De momento, gracias a Dios, sigo haciendo lo que me gusta y estoy fuerte en el cante y muy contenta y agradecida de verme bien cantando. En el último festival de Jerez, tuve críticas fenomenales y canté muy bien… antes del bichito este (suspira entrecortada).
¿Proyectos de futuro después de este confinamiento por el coronavirus?
Bueno, tengo aplazadas unas pocas de cosas. En la Venta de Vargas, teníamos fecha, en Casa Patas en Madrid también. En septiembre, un festival en Miami y, no sé cuando será, pero también esta aplazado lo de el premio de las Bellas Artes.
María, muchas gracias por atendernos. Un abrazo. Gracias a ustedes, a la gente de la revista. Un abrazo, Paco.