Suplemento octubre de 2014
Las cuevas de Dunhuang: una ventana al Cielo
Un oasis en el medio de la Ruta de la Seda guarda un tesoro único: una vívida representación de las divinidades La Gran Época
D
unhuang es una ciudad oasis rodeada de desiertos al sur, mesetas al norte y cadenas montañosas al este y al oeste. Durante siglos representó una parada bendita en la conocida Ruta de la Seda, no solo por ofrecer a los viajeros un lugar para dormir y alimentarse, sino también un lugar especial para encontrarse con lo divino cara a cara. Las Cuevas de Mogao están ubicadas a 24 km de Dunhuang y albergan la mayor colección de pinturas y esculturas budistas del mundo. En ellas se pueden encontrar impresionantes obras de arte creadas a lo largo de diferentes dinastías, por lo que se puede observar en ellas los distintos estilos que caracterizaron a cada época. El término ‘Mogao’ significa “insuperable”. Las cuevas también
son conocidas como las “grutas de Dunhuang” y las “cuevas de los mil fo”. ‘Fo’ es el término chino para la palabra ‘Buda’ y significa “ser iluminado”. Estas cuevas comenzaron a formarse muchos años antes de Cristo, y la historia de su origen es tan prodigiosa como las cuevas mismas. Según la tradición, un monje budista llamado Le Zun peregrinaba hacia el Paraíso Occidental. Mientras atravesaba el Desierto de Gobi, se detuvo en la Montaña Sanwei, cerca de Dunhuang, para descansar. Mientras admiraba el atardecer, observó que las montañas emitían un brillo especial. Al alzar la mirada, pudo ver a un Fo Mile (también conocido como Buda Maitreya) dorado. Luego aparecieron mil fo, también radiantes, seguidos de ‘feitian’ que tocaban una música celestial. Feitian son seres celestiales con imagen femenina que pueden volar.
Conmovido por lo que estaba viendo, Le Zun decidió conmemorar en el lugar a los seres divinos que le estaban ofreciendo tan magnífica escena, y con la intención de plasmar lo más fielmente posible su visión, se concentró en transmitir lo sagrado del momento a través del arte. Años más tarde, otro monje budista llamado Fa Liang llegó al mismo lugar y pudo ver la misma escena. Fa Liang tuvo la misma determinación y decidió llenar otra cueva con pinturas y estatuas que reproducían lo que había visto. La voz corrió rápidamente, y Mogao se convirtió en un sitio de peregrinaje para cultivadores budistas, artistas y el público en general. Con el correr de los siglos, se cavaron más de quinientas cuevas en la Montaña Sanwei, que albergan más de dos mil esculturas coloreadas y más de 45 mil metros cuadrados de frescos que retratan
desde escenas de paraísos celestiales hasta escenas de castigos en el infierno, desde escenas de caza hasta distintos emperadores presentando ofrendas a los fo. Las cuevas y las obras de arte que éstas albergan fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad. Para los antiguos chinos, las imágenes de las cuevas representaban un prodigio únicamente posible gracias a la fe recta en los seres divinos, ya que consideraban que las deidades solo se muestran ante los verdaderos creyentes. Los increíbles detalles de las escenas descritas en las pinturas y esculturas dejan ver que se trata de descripciones precisas. Así, las cuevas de Dunhuang son una ventana a los verdaderos reinos celestiales. Distintas dinastías, distintos estilos Entre los miles de murales que llenan las cuevas de Dunhuang, se
pueden observar estilos artísticos de distintas épocas, desde el Reino de Wei (uno de los Tres Reinos de entre los años 220-265) y la Dinastía Jin (265-420), hasta la larga historia de desarrollo, cúspide y caída de la Dinastía Tang, además de las Cinco Dinastías, la Dinastía Xia del Oeste y las Dinastías Song posteriores. En resumen, una miríada de estilos artísticos saltan a la vista en cuanto se ingresa a las cuevas. Cada periodo de la historia china tiene su estilo artístico particular, una peculiaridad que no se da en ninguna otra cultura del mundo. Cada vez que cambiaba una dinastía, cambiaba la cultura, incluyendo la moda, la música, la comida, la poesía y, por supuesto, la pintura. Las diferencias entre los seres iluminados retratados en estos murales reflejan estos cambios de dinastías. En estos, se puede recorrer varios siglos de vestimenta, costumbres y estilos artísticos de China.