Letra errante n° 9

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Índice 5. Editorial 6. La Palabra y el poeta: “La novia de Corinto” de Goethe 8. El Extranjero: Deborah Ellis, letras al combate de la guerra… - Por Brenda Edith Lima Dimas 10. Juan 1:1 - “El Bien y el Mal” por Jorge Eliécer Triviño Rincón - “El sonido de los Belking`s” Vicente de Paúl Vidal - Ilustracion por Daniel Fitz 16. Al son del Poeta: The Misfits - Por Miguel Ángel Montoya Casasola 18. Top 10– Cine de Horror 20. Inventario 22. Juan 1:1 - “A través del bosque” por Miguel Ángel Montoya Casasola - “El tocadiscos” por Julieta Ruiz - “Hex” por Alejandro Juárez Cejas 32. Conversando de… La sombra sobre Innsmouth 34. Ecos del cine 36. Juan 1:1 - “El admirador” por Alanna Ximena Díaz Guadarrama - “El retorno” por Miguel García Q. -Ilustración por Daniel Fitz 40. Traducción: Amor lingüista de Semión Kirsanov -Traducción por Alfonso Alvirde De la fuente 41. La palabra y el poeta: “El vampiro” de Horacio Quiroga 44. La ciudad de humo -Por Miguel Ángel Montoya Casasola

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Directorio Dirección General: Alicia Díaz Rojas

Dirección de Redacción: Alicia Aguilar Becerril

Dirección de diseño: Miguel Ángel Montoya Casasola

Dirección de publicidad: Brenda Edith Lima Dimas

Redactores: Miguel Ángel Montoya Casasola, Alicia Díaz Rojas y Alicia Aguilar Becerril, Brenda Edith Lima Dimas.

Colaboradores: 

“Drácula” de Basil Gogos

Jorge Eliécer Triviño Rincón, Vicente de Paúl Vidal, Daniel Fitz, Alejandro Juárez Cejas, Julieta Ruiz, Alanna Ximena Díaz Guadarrama , Miguel García Q. y Alfonso Alvirde De la fuente.

Fe de erratas:

En el número anterior de La

letra errante, en el cuento “El humilde de Asís” apareció una ilustración de San Agustín que no correspondía con el contenido del texto. En su lugar debió aparecer una de San Francisco.

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Editorial

E

l miedo es la sensacion mas antigua que experimenta el ser humano, miedo a lo desconocido, a la muerte, a lo sobrenatural, a la oscuridad, y esa sensacion juega un papel determinante en la construccion de historias literarias. La creacion de personajes que no son reales se confirman en simbolicos, elementos ajenos al hombre rompen con su

tranquilidad, el mal se hace presente a traves de un demonio, una bruja, un vampiro o un cientĂ­fico demente, ambientados por un castillos fantasmal, un cementerio, una casa abandonada y la noche como testigo pasional. El hombre disfruta experimentar emociones como el panico, el terror, el horror, los gritos, la palidez, la ansiedad y el temblor los cuales son solo resultados del miedo que produce el encuentro con los fenomenos paranormales. El terror y el miedo a lo desconocido se hacen presentes en espacios siderales y el hombre se enfrenta a ellos con sus propias armas, las humanas o muchas veces la locura como evasion de lo incomprensible. Muchos escritores han explorado los laberĂ­nticos caminos del terror, desde la construccion de los personajes simbolicos como lo hace Polidori al construir la imagen del vampiro, o los castillos tenebrosos de Lovecraft, sin olvidar los relatos de Edgar Allan Poe, Goethe o Hoffmann, entre otros. El miedo y el efecto sorpresa de lo sobrenatural son elementos primordiales que estos escritores comparten en cada uno de sus textos, lo que seduce a cada lector que encuentra en ellos un erotismo privilegiado, por el choque de reacciones sentimentales y pasionales, porque en ellos se materializa la perversion que provoca goce y dolor.

Alicia Aguilar Becerril.

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La palabra y el poeta

La novia de Corinto Procedente de Atenas, a Corinto

rompiste por un voto absurdo, tétrico!

llegó un joven que nade conocía.

Mas los dioses no escuchan

y a ver a un ciudadano dirigióse,

cuando frustrar la dicha de su hija

amigo de su padre, y dizque habían

una madre cruel y loca jura.

ambos viejos la boda concertado, tiempo atrás, del joven con la hija

Por vindicar la dicha arrebatada

que el cielo al de Corinto concediera.

la tumba abandoné, de hallar ansiosa a ese novio perdido y la caliente

Pero es sabido que debemos caro

sangre del corazón sorberle toda.

pagar toda merced que nos otorguen.

Luego buscaré otro

Cristianos son la novia y su familia;

corazón juvenil,

cual sus padres, pagano es nuestro joven.

y así todos mi sed han de extinguir.

Y toda creencia nueva, cuando surge, cual planta venenosa, extirpar suele

─ ¡No vivirás, hermoso adolescente!

aquel amor que había en los corazones.

¡Aquí consumirás tus energías! ¡Mi cadena te di, conmigo llevo

[…]

un rizo de tu pelo en garantía! ¡Míralo bien! ¡Mañana tu cabeza

Mas del sepulcro mal cerrado un íntimo

Blanca estará,

impulso liberóme; que los cantos

Y tu cara, al contrario, estará negra!

y preces de los curas, que acatas, para allí retenerme fueron varios.

Ahora, mi postrer negro, ¡oh madre!, escucha:

Contra la juventud, ¡agua bendita

¡una hoguera prepara, en ella arroja

de nada sirve, madre!

en sus llamas descanso al que ama, ofrece!

¡No enfría la tierra un cuerpo en que amor ar-

Cuando salte la chispa

de!

y el escoldo caldee, a los antiguos dioses tornaremos solicitas

Mi prometido fuera ya este joven cuando aún de Venus los alegres templos erguíanse victoriosos. ¡La palabra

Wolfgang von Goethe 6


“Mujer vampiro” Edvard Munch

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El extranjero

Letras al combate de la guerra…

D

eborah Ellis,

nacida 7 de agos-

to de 1960,

es

una escritora canadiense.

Nacida

en Cochrane, Ontario, tuvo que mu-

darse varias veces en su infancia debido al trabajo de sus padres. Ellis decidió iniciar a escribir cuando ella tenía entre 11-12 años de edad. Cuando creció, su obra y su escritura fueron hechas principalmente mediante el viajar y hablar a otros que tienen problemas y documentar las cosas principales. Ella inició la escritura de su primer libro, El pan de la guerra, un tiempo después. Ellis es una activista anti-guerra muy activa. Viajó a Pakistán en 1997 para ayudar en un campo de refugiados afgano; a partir de estas entrevistas ella escribió la serie de cuatro partes que incluyen El pan de la guerra (The Breadwinner en inglés), un libro sobre una chica llamada Parvana; Parvana's Journey (el

viaje

de

Parvana),

su

secuela; Mud

City (ciudad de lodo), acerca de una chica llamada Shauzia, la mejor amiga de Parvana; y un libro adulto, Women of the Afghan War (mujeres de la guerra de Afganistán). Mientras que El pan de la guerra fue inspirado por una entrevista con una madre en un campo de refugiados, los libros subsecuentes en la

“El coraje es una elección y hay días en los que somos capaces de elegir tener ese coraje y otros días en los que no tomamos esa decisión. Me fascina cómo podemos elegir actuar con coraje o no hacerlo. Nos enfrentamos a esa decisión muchas veces a lo largo de nuestra vida. Parto de este tema para las historias porque no me gustan las cosas que no tienen sentido, y la guerra, las adicciones, la lepra o la injusticia no tienen sentido porque están causadas por una elección humana y nosotros podemos aprender a escoger mejores decisiones.” Deborah Ellis

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trilogía fueron exploraciones más imaginativas de cómo los niños habrían sobrevivido. En 1999, fue publicada su novela para jóvenes adultos Looking for X (buscando por X), que trata sobre una joven muchacha en su vida diaria en una pobre área de Toronto, Ontario, y recibió el premio Governor General's Literary. Ellis también escribió un libro con Eric Walters sobre los ataques terroristas trazados en Canadá. El libro es llamado Bifocal, y resalta a dos muchachos y sus posiciones en la historia sobre lo que sucede. Bifocal es un libro sobre racismo y el enraizamiento de los terroristas en Canadá. Uno de sus trabajos más conocidos es The Heaven Shop (la tienda del cielo) que trata sobre una familia de huérfanos en Malawi, quienes están luchando con un repentino desplazamiento como resultado del impacto del VIH/SIDA. La novela fue escrita para disipar mitos sobre el VIH/SIDA y celebra el coraje de los niños que lo sufren. En 2006, Ellis fue nombrada a la Orden de Ontario. En 2008, Ellis publicó Lunch with Lenin and Other Stories (almuerzo con Lenin y otras historias), una colección de historias cortas que exploran las vidas de los niños que han sido afectados directa o indirectamente por las drogas. Las historias se establecen en escenarios tan diversos como un remoto y pequeño pueblo en el norte de Estados Unidos, hasta la Plaza Roja de Moscú y una granja de opio en Afganistán.

Ellis recibió los premios Governor General’s Award, Jane Addams Children’s Book Award, Vicky Metcalf Award por sus obras en conjunto, un ALA Notable, y el premio Children’s Africana Book Award Honor Book for Older Readers. Considerada una de las escritoras más populares para jóvenes adultos, Ellis es también una filántropa, donando casi todas sus regalías en libros a organizaciones tales como "Women for Women in Afghanistan" (mujeres para mujeres en Afganistán) y UNICEF. Más tarde, ella escribió uno de sus más recientes bestsellers, I Am A Taxi (yo soy un taxi). I Am A Taxi habla sobre un chico llamado Diego cuya familia fue acusada injustamente de producir cocaína. Un accidente causó que la familia de Diego debiera a la prisión tanto dinero, que el chico se sintió tan culpable que corrió a conseguir un trabajo. Él terminó en "puentes" de cocaína, donde las hojas de coca se vuelven una pasta, y la historia sigue su aventura a partir de ahí. La secuela, Sacred Leaf (hoja sagrada), habla sobre el tiempo de Diego con la familia Ricardo (una familia que ayudó a Diego) y una gigante protesta sobre la hoja de cocaína.

Brenda Edith Lima Dimas

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Juan 1:1

El Bien y el Mal

J

esús de Nazaret ya había sido bautizado en el río Jordán por Juan el bautista quien le había recordado que él no era digno de atarle sus sandalias y sin embargo lo había hecho por un mandato divino.

El Rabí se sentía embargado de una sin igual gracia pero comprendía que aún debía iniciar el camino que el destino le tenía deparado como lo proclamaban las sagradas escrituras. Su misión era la de salvar a sus congéneres y salvaguardar las más prístinas enseñanzas acerca del mundo espiritual, por ello debía darse prisa para emprender el regreso a la ciudad de Jerusalén donde se encontraban los sacerdotes conocedores de la Torah. Y Mientras regresaba, llegaban a su mente las imágenes de aquellos seres abandonados por sus semejantes: los rostros de las madres desechadas, los leprosos hacinados en las catacumbas, los paralíticos con sus muletas, los pordioseros que pedían ayuda, los obsesos, las meretrices, los pobres que cargaban los oprobios por su miseria y la angustia por carecer de comida; las mujeres abandonadas, los ignorantes con su tristeza milenaria, en fin, la tropa de miserables que recorren las grandes ciudades en busca de aliento y de consuelo para sus males y luego los opulentos con sus cargas de dinero y sin embargo la desidia y el desdén que demostraban ante sus ascendientes.

“Cristo de San uan de

Pudo ver en su santa imaginación los ingentes esfuerzos hechos por los seres menos favorecidos por sus facultades mentales; a los desvalidos clamando ayuda, a los enfermos, a los posesos, a los miserables recorriendo las poblaciones y las grandes ciudades; observó a los sedientos de sabiduría, a los hambrientos de conocimiento y a los infortunados. De pronto todo cambió. Ante sus ojos emergieron los rostros de los poderosos haciendo alarde y ostentación de su poderío, los avaros que atesoraban sus denarios, los religiosos exponiendo manifiestamente sus riquezas y vanagloriándose por la ignorancia de sus fieles, a los gobernantes corruptos… — “Sus cuerpos —pensó el maestro— aparentan salud, pero sus almas están enfermas. En unos el egoís-

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mo corroe sus entrañas, en otros la ingenuidad ante el engaño que ejerce el poder de la riqueza y el poder que procede de los fuertes de mente, pero carentes de sensibilidad, los ha atado. El odio, la envidia, los celos, la ira y la maledicencia se han afincado profundamente en sus almas y no les ha permitido ver la Luz Divina que surge de sus corazones como flama esplendorosa. Es mi deber sanarlos. Darles el bálsamo sagrado que emana de la vida y aflora en el centro esplendente, debo decirles que no debe existir aflicción pues La Divinidad les envuelve de la misma manera como la del sol baña a todo ser viviente. Debo hacerles sentir que la vida es una sola y que no hay excepción alguna, ya que Yo y mi Padre somos uno solo; debo enseñarles que la vía corta que conduce a Mi Padre es el amor, esencia sublime que en todo alienta… Y mientras esto meditaba, el genio del mal apareció ante él retándole con mirada de fuego. —Adivino tu pensamiento, pero déjame decirte que cuanto piensas es imposible ser llevado a cabo por un hombre sin sufrir consecuencias. Pagarás con la vida tu osadía si es que aún te queda alguna. El hijo del hombre debe morir para salvar a la humanidad. Es caro el precio que debes pagar, pero si te dejas guiar, cuántas cosas más obtendrás. Mira el poder que mueve al mundo. Mira a tu pueblo arrodillado ante los fuertes y poderosos. Mira cómo son felices con sus antiguas creencias y costumbres y cómo se aferran a ellas como verdaderas tablas de salvación. Ellos no quieren redimirse, solo quieren un redentor… El nazareno calló ante las palabras del espíritu de fuego y le miró con la certeza que la Cruz” Salvador Dalí

ya había comprendido el mensaje. Pasado algún tiempo, vióse impelido a viajar al desierto para meditar en la misión que le había sido encomendada por su Padre. Llegado al sitio convenido se halló de nuevo ante el espíritu del mal frente a frente. — ¿Creíste que no te iba a enfrentar? —Preguntó el engañador —Mi reino abarca el planeta tierra. Aquí todos se postran ante el poder de las riquezas y el mal avanza a pasos agigantados. Observa tu pueblo sometido al sanedrín y a las fuerzas políticas más oscuras. ¿Qué han hecho para salir de allí? Echa un vistazo a los rostros famélicos de sus hijos, mira cómo campea la pobreza y el odio engendra la guerra fratricida. Percibe 11


Juan 1:1 cómo se corrompen los corazones ante el poder avasallante del oro. Contempla cómo el sexo seduce a todos tus seguidores. ¿Aún así quieres salvar a estos infelices? Ellos son como hordas que recorren todos los caminos en busca de alimentos a sus perversidades. Tú el hijo del Hombre, ¿quieres cargar sobre tus hombros esas pesadas cargas? Inútil ha de ser tu obra. Los hombres no entienden el significado del sacrificio. ¿De qué sirve que uno más muera por su ideal? Ellos seguirán buscando la felicidad en los placeres mundanos pues el reino de los cielos les es ajeno y solo buscan calmar sus apetitos carnales. ¡Deja que cada uno siga el camino licencioso que han venido siguiendo! Suficiente carga tienes! Jesucristo le miró con ternura comprendiendo el poder que el mal ejercía en su pueblo y le replicó: —Comprendo que conoces el alma humana en el sentido maligno, pero déjame decirte que aún no has visto la magnificencia que espera a la humanidad en el sentido creativo. Cuántas cosas hay en su alma cuando despierte el sentido ideal de la vida, cuando comprenda el valor insuperable de la caridad y la belleza que encierra el poder del bien. La vida es un jardín y cada uno es una semilla que encierra potencialidades aún inigualadas. Cuando sepan que en el verbo se halla el poder de sanar y de dar la vida, el poder de curar sus males, que el amor es el bálsamo que se halla en sus corazones y que no deben buscar más que allí a mi padre, entonces se liberarán de sus antiguos prejuicios y de sus pesadas costumbres y hallarán la vía de salvación…

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—Cuan ingenuo eres—. Le replicó—. Yo te doy todo el poder que tengo en mis manos y con él nada más te faltará. Mira a tu alrededor y piensa en las riquezas que puedes conseguir si me sigues. Observa a Jerusalén —dijo señalándola— y mira más allá hacia el norte las ciudades colmadas de seres que parecen hormigas. Te los entrego para que los domines y hagas cuanto quieras con ellos. Jesús de Nazaret manifestó: —Estás lejos de comprender el plan Divino. Tú mismo eres un hijo del altísimo y debes retornar a Él, ya que de Él saliste. Cuanto me ofreces no es tuyo y nada puedes destruir pues la verdad jamás puede ser destruida, ni enajenada ni dañada. La verdad de cuanto existe es la vida y la vida es Dios hecha realidad. Cuanto me ofreces será derrumbado y los seres conocerán la gloria por sí mismos, ya que ellos son la misma divinidad manifiesta… Vete, aléjate de mí. Yo, y solo Yo, soy el responsable de la obra de redención y como en ello me va la vida, lo más preciado de cuanto existe, la daré en aras de la humanidad. Te ordeno que vuelvas a tu elemento, ya que estás condenado a vivir en la oscuridad hasta cuando seas absorbido por el poder ingente de la luz. El espíritu, temeroso del poder avasallante del redentor desapareció de su vista y jamás volvió a tentarle. Jorge Eliécer Triviño Rincón Manizales, Colombia.

“La tentación de Jesús” Gustave Doré

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Juan 1:1

El sonido de los Belking`s “Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.” Desde los afectos – Mario Benedetti.

E

stás bien muerto.

en el portal.

Sin embargo,

Y el concierto se transfigura

aún jóvenes los Belking`s

en profunda mano enlutada.

continúan visitándome

Plexo arcado por la ausencia

los días de septiembre

para zambullirte otra vez

para tocar

en el charco sosegado de la nada...

la canción más larga. De pronto llegas

La canción continúa

y entre las notas tienes estertores

así como la banda delirante

para luego sonreír.

sigue llegando

Entonces empinas la copa colmada

en el mes que partes.

de ron Jamaiquino, por los Belking`s.

Se acerca sin voz, ebria

Te sentí entrar pícaro cuando sonaba la melodía y baqueteaba el baterista.

instrumentos en ristre para embestir con: Negro es negro.

En vestido fúnebre, barbado, con lentes ahumados de marco rojo y kepí de vitrina. En el local más absurdo, que no recuerdo dónde está,

Vicente de Paúl Vidal Lima, Perú.

habías dejado el ataúd 14


Daniel Fitz Toluca, MĂŠxico15


Al son del poeta DOWN

¿

The Misfits Qué sucede cuando mezclas las clásicas películas so bad so good de horror de los años 50 con el acelerado tempo de una batería inspirada en un Tommy Ramone? ¿Qué clase de extraño resultado puede salir de ahí?

La respuesta es sencilla, presta atención. Si los zombis interrumpen la prom night de unos ingenuos adolescentes o los marcianos intentan destruir la Tierra y el sonido de una distorsionada guitarra acompaña aquellos terroríficos acontecimientos con armonías que pueden variar desde el rock n’ roll al punk… debes estar seguro, no hay otra alternativa, estas escuchando a The Misfits. Esta espeluznante banda surgió en 1976 en Estados Unidos con Glenn Danzig en la voz, Doyle Wolfgang von Frankenstein en la guitarra, Manny Martínez en la batería y Jerry Only en el bajo quienes. Inspirados en el vasto mundo americano de las películas de monstruos y la agresividad de la música de una nueva generación de jóvenes que no veían una alternativa de futuro, crearon el Horror-Punk. La alineación de The Misfits ha variado con los años y han cambiado de vocalista en diversas ocasiones, primero, Danzig, luego Michale Graves y finalmente Jerry Only, sin embargo, la esencia del proyecto se ha mantenido durante más de tres décadas llevando el horror a distintas generaciones de jóvenes que nos hemos sentido atraídos por lo diferente, lo oscuro, lo raro… en fin, lo que da miedo. Miguel Ángel Montoya Casasola

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Halloween

Bonfires burning bright Pumpkin faces in the night I remember Halloween Dead cats hanging from poles Little dead are out in droves I remember Halloween Brown leafed vertigo Where skeletal life is known I remember Halloween This day anything goes Burning bodies hanging from poles I remember Halloween Halloween, Halloween, Halloween, Halloween Candy apples and razor blades Little dead are soon in graves I remember Halloween This day anything goes Burning bodies hanging from poles I remember Halloween, Halloween, Halloween, Halloween Halloween, Halloween, Halloween, Halloween

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Top 10– Cine de Horror A continuación les presentamos las diez películas de terror recomendadas por

La letra errante

para

disfrutar este Halloween.

1. El exorcista (1973) de William Friedkin 2. La cosa (1982) de John Carpenter 3. The Grudge (2004) de Takashi Shimizu 4. Evil dead II (1987) de Sam Raimi 5. La mancha voraz (1988) de Chuck Russell 6. Mamá (2013) Andrés Muschietti 7. Arrástrame al infierno (2009) de Sam Raimi 8. Halloween el inicio (2007) de Rob Zombie 9. Pesadilla en la calle del infierno (1984) de Wes Craven† 10. Dead Alive (1993) de Peter Jackson

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“Halloween” de Gary Pullin 19


Inventario

E

l afamado escritor Stephen King, quien

disfruta de atemorizar a sus lectores, irónicamente sufre lo que se le conoce como Triscaidecafobia, la fobia al número trece. Siempre que escribe un cuento o una novela procura que sus obras no terminen en la página o el capítulo trece ya que considera que es de mala suerte.

E

l castillo de Otranto de Horace Walpole, escrito en 1764, es considerado como la prime-

ra novela de la literatura de terror gótico. Es el primer texto en el cuál se introduce la figura del fantasma como tal, y la historia se desarrolla en un ambiente tétrico, y te envuelve en una atmósfera ominosa y terrorífica.

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S

i bien, las historias de seres

vampíricos han existido desde los albores de la cultura como mitos y leyendas, no fue sino hasta el romanticismo que estos entes cobraron centralidad la obra literaria. Se considera que la primera novela sobre el tema es The Vampyre de Polidori, la cual fue escrita en 1819, pero no fue hasta 1897 cuando Drácula de Bram Stoker dio al mundo la pieza maestra del género.

H

oward Phillip Lovecraft creó un uni-

verso de criaturas extraordinarias tan vasto que constituyó el escenario para la creatividad de diversos autores alrededor de los Estados Unidos quienes se hicieron llamar el Círculo de Lovecraft. Este fue un movimiento que se adentró en literatura de terror, ciencia ficción y fantasía épica inspirados en la mitología creada por Howard Philip. Sin embargo, el género que más explotaron fue el llamado Horror cósmico caracterizado por el carácter materialista de los relatos, ya que estos no trataban de fantasmas o demonios sino de extraterrestres de otras dimensiones. Cada miembro del Círculo de Lovecraft tuvo un pseudónimo entre los que se destacan los siguientes: Belknapius, Monstro Ligriv, Bho-Blok, Melmoth, Conde d'Erlette, etc.

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Juan 1:1

A través del bosque.

C

uando los principios de un soldado están fundados en una moral ambigua y los objetivos que persigue la guerra en la cual combate no van de la mano con aquello que los filósofos han denominado Justicia, es casi seguro que los horrores inmanentes a su profesión lo llevarán en una espiral de locura. En cambio, si el hombre cuenta con una base moral sólida que coincide, objetiva

y subjetivamente, con los objetivos de la guerra, aquellos horrores, en lugar de destruir, templarán el carácter del combatiente. No obstante, y para desgracia mía y la de mí leal amigo, la locura puede abrirse camino a través de la integridad moral por medios absolutamente terribles que incluso el día de hoy me cuestan creer. Los hechos que me atrevo el día de hoy a confesar tienen su inicio en aquellas épocas en que conocí a mi querido hermano de armas. Ambos estudiábamos en la universidad cuando estalló la Guerra Civil y entusiastamente abandonamos nuestras carreras para enrolarnos en el bando revolucionario. En aquel entonces soñábamos con un mundo más justo y nos jugamos la vida en ello. Las habilidades militares de él no eran nada despreciables. Gracias a su arrojo e inteligencia se ganó el respeto de la tropa además de un modesto grado de suboficial. Yo, por mi parte, lo admiraba por su profundo sentido de la lealtad. Cuando me hirieron en la pierna y no pude seguir a los compañeros en retirada a través del bosque, él me tomó del brazo y dijo “Yo no te abandono” y me ayudó a cruzar en una de las marchas más penosas que he vivido en mi carrera. Al terminar la Guerra Civil nuestros caminos lamentablemente se separaron. La última vez que lo vi antes de la guerra contra los fascistas fue cuando me invitó a su boda. Se casó con una hermosa mujer de su pueblo natal en una gran fiesta que congregó a las dos numerosas familias. Algunos años después me enteré por una carta suya que finalmente había concluido sus estudios logrando obtener el grado de doctor que tanto había deseado desde que lo conocí. Así mismo me contó que había adoptado cinco perros spaniel que lo acompañaban a través del bosque cuando iba de cacería. Sin embargo, lo más importante que había logrado en ese tiempo fue convertirse en padre de dos pequeños, un niño y una niña, quienes se convirtieron en su tesoro más preciado. Su vida era envidiable, por lo menos desde el punto de vista de un militar que como yo no había encontrado la felicidad. Al poco tiempo de leer su carta los fascistas invadieron nuestra gran patria. A su paso, los invasores, destruyeron los pueblos, masacraron comunidades enteras, violaron a las mujeres y difundieron el terror por todas las provincias. La paz por la que habíamos luchado cuando jóvenes había sido quebrada por unos hijos 22


Cuando los principios de un soldado están fundados en una moral ambigua y los objetivos que persigue la guerra en la cual combate no van de la mano con aquello que los filósofos han denominado Justicia, es casi seguro que los horrores inmanentes a su profesión lo llevarán en una espiral de locura. En cambio, si el hombre cuenta con una base moral sólida que coincide, objetiva y subjetivamente, con los objetivos de la guerra, aquellos horrores, en lugar de destruir, templarán el carácter del combatiente. No obstante, y para desgracia mía y la de mí leal amigo, la locura puede abrirse camino a través de la integridad moral por medios absolutamente terribles que incluso el día de hoy me cuestan creer. Los hechos que me atrevo el día de hoy a confesar tienen su inicio en aquellas épocas en que conocí a mi querido hermano de armas. Ambos estudiábamos en la universidad cuando estalló la Guerra Civil y entusiastamente abandonamos nuestras carreras para enrolarnos en el bando revolucionario. En aquel entonces soñábamos con un mundo más justo y nos jugamos la vida en ello. Las habilidades militares de él no eran nada despreciables. Gracias a su arrojo e inteligencia se ganó el respeto de la tropa además de un modesto grado de suboficial. Yo, por mi parte, lo admiraba por su profundo sentido de la lealtad. Cuando me hirieron en la pierna y no pude seguir a los compañeros en retirada a través del bosque, él me tomó del brazo y dijo “Yo no te abandono” y me ayudó a cruzar en una de las marchas más penosas que he vivido en mi carrera. Al terminar la Guerra Civil nuestros caminos lamentablemente se separaron. La última vez que lo vi antes de la guerra contra los fascistas fue cuando me invitó a su boda. Se casó con una hermosa mujer de su pueblo natal en una gran fiesta que congregó a las dos numerosas familias. Algunos años después me enteré por una carta suya que finalmente había concluido sus estudios logrando obtener el grado de doctor que tanto había deseado desde que lo conocí. Así mismo me contó que había adoptado cinco perros spaniel que lo acompañaban a través del bosque cuando iba de cacería. Sin embargo, lo más importante que había logrado en ese tiempo fue convertirse en padre de dos pequeños, un niño y una niña, quienes se convirtieron en su tesoro más preciado. Su vida era envidiable, por

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Juan 1:1 Juan 1:1 lo menos desde el punto de vista de un militar que como yo no había encontrado la felicidad. Al poco tiempo de leer su carta los fascistas invadieron nuestra gran patria. A su paso, los invasores, destruyeron los pueblos, masacraron comunidades enteras, violaron a las mujeres y difundieron el terror por todas las provincias. La paz por la que habíamos luchado cuando jóvenes había sido quebrada por unos hijos de puta que nos querían esclavizar y mi amigo sabía exactamente lo que tenía que hacer para que esos cabrones no llegaran hasta su hogar (lo cual no tardaría mucho al ritmo en que avanzaban nuestros enemigos). Entonces, y sin pensarlo dos veces se unió al ejército partisano para cumplir con su deber, no sólo como patriota, sino como esposo y padre. De esta manera nuestros caminos se volvieron a encontrar. Éramos ya un par de hombres maduros al comenzar la guerra contra los fascistas. Mi tarea consistió en coordinar el trabajo de las guerrillas para contener el avance enemigo hasta la llegada del ejército. Nombré a mi amigo teniente no sólo por su experiencia militar previa o por su conocimiento de aquellos profundos bosques sino por su calidad moral. Yo sabía que él era capaz de dirigir una expedición para ajusticiar a los colaboradores sin caer en excesos o que podría guiar los interrogatorios con sólo la violencia necesaria. Él no encontraba placer en aquellas despreciables tareas como algunos hombres que he conocido, pero tampoco le temblaba la mano para jalar el gatillo a la hora de ejecutar a un desertor. Para mi querido amigo, todo esto sólo se trataba de un deber con el cual tenía que cumplir estoicamente para proteger su patria y a su familia. Sin duda mi elección fue correcta. Dirigió con gran valía su pelotón, el cual estaba formado casi por completo por campesinos sin experiencia militar. Entre su tropa, quien no era demasiado ignorante y supersticioso era porque apenas había abandonado la adolescencia. De manera que él se convirtió en un verdadero pilar para aquellos hombres a quienes les enseño las primeras letras y los fundamentos de la filosofía revolucionaria. No obstante, el miembro más querido de su tropa fue su spaniel. Este perro les procuraba comida, los guiaba por caminos difíciles y daba una compañía incondicional que podía reconfortar incluso al corazón más 24


intranquilo. La efectividad de su pelotón era inigualable. En poco tiempo, lograron convertirse en un verdadero terror para los fascistas. Al caer la noche aparecían de la nada y atacaban rápidamente las posiciones enemigas para luego desaparecer como fantasmas en el bosque. Si algún fascista tomaba valor para seguirlos jamás regresaba. La habilidad de aquel hombre para dirigir a su tropa en terrenos agrestes era única. Por este motivo, al no tener noticias de ellos después de enviarlos a una misión de sabotaje en la zona más septentrional de la región, me temí lo peor. Para poder llegar al punto que les había encomendado, tenían que cruzar un denso bosque el cual los campesinos de la zona llamaban el bosque del negro. Existían muchas leyendas en aquel temido lugar, algunos hablaban de una extraña raza de humanos que vivía en las zonas más inaccesibles, otros de un insólito culto previo al cristianismo e incluso anterior a las creencias paganas de la región. Personalmente nunca di crédito a esas historias, siempre me parecieron cuentos nacidos de mentes enajenadas, de manera que ni mi entrañable amigo ni yo vimos mayores inconvenientes en seguir esa ruta, pues de hacerse así podríamos asestar un golpe sorpresa con un fuerte efecto psicológico sobre el enemigo. Los días pasaron y no obtuve ninguna noticia de aquellos soldados, nadie los había visto, parecía como si hubiesen desaparecido en la nada. Quise enviar a un grupo de exploradores a buscarlos pero, a pesar de la presión que ejercí, todos mis hombres rechazaron marchar a través del bosque negro. Mi desesperación llegó a tal punto que decidí ir personalmente en su búsqueda a pesar de que aquella acción pudiera significar una violación a mi cargo de comandante. Llamé a mis dos mejores combatientes, alistamos nuestras maletas y disponíamos salir cuando a las afueras de nuestro campamento vimos entrar al spaniel de mi amigo. Aquel noble perro nos guió por los más intrincados caminos hasta que dimos con el cuerpo casi muerto de mi amigo en un claro a las afueras de aquel lugar temido por todos. El teniente no tardó mucho en recuperarse físicamente a pesar de las precarias condiciones médicas con las que contábamos, no obstante él ya no era el mismo. Yo no sé si existe el alma o qué sea esta, sin em-

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Juan 1:1 bargo, lo que él pudo ver en su marcha a través del bosque negro lo había afectado más allá de su cuerpo, más allá de su mente. Aquello que me preocupaba no eran sólo las palabras sobre monstruos y demonios que él incoherentemente vomitaba sino aquel profundo terror que se podía mirar en sus ojos. Pensé en enviarlo inmediatamente a su hogar para que se recuperara en un ambiente cercano a su familia pero no supe que decirle a su esposa. No era correcto entregárselo en esa condición y mucho menos sin poderle dar una explicación. Su vida tenía un significado más allá de la guerra a diferencia de la mía y por tanto era mi responsabilidad dar cuenta de ella a sus seres amados. Tras una larga noche de reflexión, tomé mi fusil y partí al amanecer junto al fiel spaniel del teniente. A las afueras de nuestro campamento, uno de mis soldados me alcanzó e intentó disuadirme de mi viaje al corazón del bosque negro. Primero me recordó mi deber militar pero al darse cuenta que eso no me haría volver, intentó espantarme con extrañas historias sobre la maldad que reinaba en aquel terrible lugar. Mi necesidad de respuestas era tan grande que aun a pesar del miedo que me hizo sentir aquel joven combatiente, seguí firme en mi convicción. Él, al notar la impotencia de sus palabras, sólo puso en mis manos un pequeño fetiche pagano que traía debajo de su uniforme y me dijo con voz sincera “Es para que le proteja mi comandante”. A la entrada del bosque negro mis manos temblaban y me sentí tan mal que vomité. Después de un momento por fin agarré el valor suficiente y me avancé al interior de aquel lugar maldito junto al spaniel de mi amigo. El inteligente perro caminaba con seguridad por los difíciles caminos de aquel denso bosque. Al anochecer llegamos a un claro, con sorpresa y miedo vi que en el centro se erigían las ruinas de lo que antes pudieron ser unas enormes columnas y me acerqué a ellas. Encendí mi lámpara y pude observar una serie de relieves que al parecer narraban un mito sobre una batalla entre criaturas cósmicas. Por lo que pude apreciar uno de aquellos monstruos, quizá el más terrible, había sido encadenado al interior de este planeta y una raza menor estaría condenada a hacer ceremonias para mantenerlo dormido por toda la eternidad. Quise seguir investigando pero a lo lejos escuché el ruido de unos ominosos tambores. Me dispuse a avanzar con sigilo para no ser visto. Escondido entre los árboles, pude observar cómo unos seres con apariencia humana sacrificaban a uno de nuestros hombres en un ritual sanguinario. En ese momento supe que tenía que abandonar pronto ese lugar, pero era ya demasiado tarde, aquellas bestias se dieron cuenta de mi presencia y fueron tras de mí. Corrí como nunca antes había corrido siguiendo los pasos del spaniel, intenté disparar a uno de ellos pero mi fusil no funcionó. Finalmente, casi a las afueras del bosque negro, aquellas bestias lograron capturarme. Me llevaban de regreso cuando de la bolsa de mi uniforme cayó el fetiche religioso que me había dado el joven soldado. Al verlo, aquellos seres me dejaron caer y se fueron rápidamente de ahí aterrorizados. En ese momento empezó la tierra a temblar y a elevarse lentamente. Yo caí sobre mi espalda y resbalé hacía abajo. No quise voltear a ver lo que sucedía pero una enorme sombra se proyectó sobre todo el lugar. 26


Me pareció que era un ser del tamaño de una montaña con enormes alas que le ayudaron a emprender el vuelo fuera de este planeta. No pensé en más cosas ni intente ver nada, sólo recé por mi vida. Al tranquilizarme un poco volví la cabeza hacia atrás, el bosque negro ya no existía. Al día de hoy todavía no puedo dar una explicación lógica de lo que viví en esa noche a través del bosque, como tampoco sé qué fue exactamente lo que vio mi amigo en aquel terrible lugar. Tengo algunas hipótesis al respecto pero ninguna es plenamente satisfactoria. Me preguntó qué habrá sido del soldado que me intentó detener, ahora que lo pienso nunca lo había visto entre la tropa. ¿Por qué me habrá dado aquel fetiche? ¿Por qué las bestias se horrorizaron al verlo? Sólo espero no haber desencadenado un mal más grande que cualquiera de las guerras que ha presenciado la humanidad. Miguel Ángel Montoya Casasola Toluca, México.

Daniel Fitz Toluca, México

27


Juan 1:1

El tocadiscos

T

odas las mañanas, desde tres semanas atrás,

La soledad reinaba en el pequeño recibidor,

trabajaba en su plan de venganza. Afinaba en un mueble viejo el tocadiscos infernal giraba cada detalle, proyectaba el impacto de su sin piedad. La ira que embargó al maniático acabó

arma, el tiempo de muerte y el grado de do- con cualquier elegancia previamente planeada. lor que en ese cuarto se viviría. Imaginaba ese pequeño Apuntó su rifle al objetivo y disparó sin piedad. El espacio decorado con la sangre de su víctima. Su sonrisa tocadiscos había desaparecido y ¡por fin el silencio macabra evidenciaba el disfrute de la escena imaginada. había vuelto!, pero la paz, esa que le fue robada No hacía más que repasar una y otra vez estos pensa- hace más de tres semanas, no llegaría hasta que la mientos. Llevaba ya casi un mes desde que la pesadilla causante pagará con su vida. Bruscamente, entró al comenzó: la misma canción, una y otra vez, de día y de dormitorio y miró la figura fina de una dama dornoche, sin descanso, se reproducía en la habitación conti- mitar bajo las sábanas de la cama. Tras la intromigua. En los primeros días, él había intentado todo lo de- sión, ésta ni se inmutó. Había tanta calma en ese cente posible: llamó a la puerta, tocó la pared, habló con espacio, tanta vulnerabilidad, que el asesino pensó el portero; hasta trató, por la desesperación, de privar de que, en ese momento, no habría nada más poético electricidad al edificio entero. Nada le sirvió, las semanas y erótico que destrozar ese cuerpo al calor de balas pasaban, el ruido no cesaba y parecía ser el único al que bañadas de odio. Sin más, descargó el resto del molestaba. arma en la víctima soñadora. Entre carcajadas psicóticas, miró cómo la silueta femenina iba perdienEl primer día, de la cuarta semana, a las 3 de la ma- do forma y se convertía en trozos de ser, deformes ñana, no pudo más y decidió actuar. Desde su balcón mi- y sangrientos. Cuando el arma quedó vacía, el siró la ciudad, sumida entre tanta obscuridad, tiró el ciga- lencio de la muerte reinó. El asesino, después de rrillo que lo acompañaba, entró en su habitación, arrancó media hora admirando su obra, se dispuso a regrede la pared su viejo rifle Winchester 1894, lo atascó de sar a su habitación. Era hora de dormir de nuevo, balas y salió de la habitación. Su nivel de locura había entre soledad y silencio. dejado atrás la desesperación. Así, en lugar de un vulgar arribo, decidió comenzar la venganza con elegancia. Lle-

Mucho menos eufórico, se dispuso a salir

gó a la puerta de la susodicha, tocó amablemente, una, cuando, en el baño de la recámara escuchó un ruidos, tres veces. Nada. Volvió a tocar una cuarta, quinta do extraño. Se acercó a él y pudo notar cómo aly...

de

golpe,

lentamente,

la

puerta

se

abrió. guien se movía dentro. Las sombras que se asoma28


ban del pequeño espacio libre entre la puerta y el piso no mostraban más. Preso de la duda, tocó la cerradura y abrió la habitación. En la bañera, tras la cortina, se podía ver el contorno de una mujer desnuda: esas tetas, las pronunciadas caderas, un pelo largo, estatura mediana. Al observar esa figura, un sentimiento de familiaridad lo embargó. Dejó el rifle recostado en la pared de la pequeña habitación e instintivamente la cortina corrió. Vio a la mujer frente a él, mostrándole su desnudez e invitándolo a tocar su cuerpo. El deseo lo consumió, la venganza, el asesinado, todo se borró de su mente. Tomó bruscamente a la sensual dama, la poseyó con la desesperación del sediento en medio del desierto que encuentra agua para calmar sus ansias. La cargó y la llevó a la recámara, la recostó en la cama, miró como ésta se contoneaba de placer y suplicaba que él la trepara. El asesino, con desesperación, bajó su cierre, descubrió su miembro erecto, colocó a la dama de espaldas y la montó sin mayor sutileza. Entre gemidos de placer y movimientos salvajes, descargó su pasión en ella. La tremenda eyaculación le obligó a cerrar los ojos y perderse en el inconmensurable placer. Al abrirlos de nuevo, aún dentro de la dama, con las manos prendadas en sus caderas, escuchando todavía gemiditos de satisfacción, miró la pared; las luces que efímeramente entraban de la calle le mostraron una leyenda que le consumió de terror: "tranquilo, esto te va a gustar". De pronto, la canción que lo torturó durante semanas volvió a sonar, incluso más fuerte que antes. Las caderas que apretaba se volvieron viscosas y un olor putrefacto dañó su sentido

del

olfato.

Entonces, una avalancha de recuerdos lo invadió. Se miró a sí mismo entrando sin permiso a ese departamento ajeno; se recordó prendiendo el tocadiscos para evitar que lo que fuera a hacer se descubriera en el exterior; se miró

sacando a la mujer del baño y poseyendo su cuerpo mojado; recordó que, lejos del placer, la fémina se resistía sin cesar. Escuchó sus propias palabras prometer amor y fidelidad. "Tranquila, esto te va a gustar", decía repetitivamente, mientras apretaba el cuello de la dama, la desgarraba sin piedad y observaba con satisfacción el llanto y dolor incontenibles de aquella

mujer.

Preso del pánico, el asesino miró hacia abajo. No había caderas hermosas ni senos prominentes, con asco observó que había poseído restos de carne y huesos putrefactos. Se los quitó de encima como pudo, con desesperación, con rudeza. Entre pánico y locura, giró bruscamente y, allí parada, frente a él, estaba la muerta carcomida por gusanos. Endemoniada le sonrió, se hincó ante él y mordió su pene.

29


Juan 1:1 Después se reincorporó, tomó del cuello sin piedad al varón petrificado y lo dirigió hacia una navaja de acero con funciones de perchero clavada en la pared. Le dijo: "ahora sí, siempre estarás conmigo, para que te use como se me plazca". Con una fuerza inusitada para un cuerpo femenino pútrido, levantó al asesino y, sin mayor complicación, lo clavó de la nuca. De esa forma, su insana vida se apagó. Una semana después, las autoridades descubrieron dos cadáveres. Una mujer en el baño, tenía poco más de un mes de muerta. Los peritos determinaron que fue brutalmente violada y asfixiada. En la recámara, colgado de la pared, estaba el cadáver de un varón, con una semana de muerto; tenía el pantalón abajo y el miembro amputado. Hasta la fecha, nadie sabe cómo llegó allí. Lo más raro del asunto, es que en la autopsia, en la tráquea de la mujer, se encontró el pene roído del muerto. En el recibidor de dicha habitación un tocadiscos yacía destrozado por las balas de un Winchester que fue hallado en el baño; en la recámara, la cama también estaba bañada en balas. El desconcertante caso se cerró con esta vana explicación: necrófilo sadomasoquista se amputa miembro viril y lo introduce en la tráquea de su víctima, a quien asesinó un mes antes. Sin respuesta alguna para la forma en la que encontraron al varón colgado, el caso quedó prácticamente en el olvido, aunque, los vecinos cuentan que, de vez en cuando, por temporadas, a las 3 de la mañana, escuchan una misma canción.

Julieta Ruiz Metepec, México.

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“Hex” Alejando Juárez Cejas Toluca, México 31


Conversando de …

La sombra sobre Innsmouth

E

l libro La sombra sobre Innsmouth, de H.P. Lovecraft, publicado en abril de 1936, narra la historia de Robert Olmstead, un joven intelectual que em-

prende un viaje a través de Nueva Inglaterra a la ciudad ficticia de Arkham en busca de información genealógica. En su viaje, tratando de encontrar la ruta más rápida, da con un abominable pueblo, el cual, desde el punto de vista de la gente que conoce, no es recomendable para que pase la noche. Aquel extraño lugar está habitado por humanos horribles extremadamente antipáticos con rostros escamosos y piel grisácea, como si tuvieran alguna extraña enfermedad. Ese pueblo le resulta enfermamente cautivador por motivos que desconoce y queda atrapado en el por circunstancias ajenas a su voluntad. Finalmente, se ve obligado a pasar una increíble noche ahí para descubrir un terrible secreto sobre sí mismo. La obra es atrapante desde el comienzo al final, otorgando misterios que el lector tiene que ir resolviendo con el protagonista. Sin duda, es uno de los mejores trabajos del novelista de horror y una forma excelente de acercamiento a la terrible mitología creada por él.

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“H.P. Lovecraft” Gary Pullin 33


Ecos del cine

“Querida, luz de mi vida. No me dejaste terminar la frase, dije que no voy a lastimarte, sólo voy a golpear tu cabeza hasta sacar tu cerebro”

–Jack Torrance, The Shining

“Cuando ya no haya espacio en el infierno, los muertos caminarán por la tierra”

-Peter, Dawn of the Dead

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“Yo sé que soy humano, y si todos ustedes fueran esa cosa ya me hubieran atacado, entonces algunos de ustedes deben ser humanos también…”

–MacReady, The Thing

“Los insectos no tienen políticas, no hay compasión ni compromiso, son brutales, no podemos confiar en los insectos…lo que trato de decir es…te voy a lastimar si te quedas aquí.”

–Seth Brundle, The Fly

35


Juan 1:1

E

El admirador ra un día lluvioso, de aquellos en que

envío cuando la luz se fue, devastada tomé mi Ipod

prefieres quedarte sola, acostada, con

escogía una playlist para mí. Saliendo de bañarme

comida y música en tu casa. Mis ami-

entré a mi cuarto y el libro que iba a pedir se encon-

gas me llamaron para salir al cine o a

traba en mi cama con una nota que decía “Espero

tomar un café. Preferí quedarme a leer un poco de Bécquer. Quería dormir un poco, pero me quede escuchando la sinfonía de las gotas chocando con el suelo.

que te guste, Disfrútalo”. Con el corazón paralizado, me vestí lo más rápido que pude, llegué a una caseta de policía y les platiqué los diferentes sucesos, me dijeron que me fuera a casa que tal vez era un admirador que estaba afuera

Salté de la cama por un poco de helado, al llegar a

de la casa, tenía miedo, cuando abrí la puerta todo

la nevera recordé que ya no había, tendría que salir

estaba tirado, en las paredes decía: ¿me extrañaste?,

a comprar más. Poniéndome unos jeans y una suda-

me armé de valor, agarré mi bate y comencé a buscar

dera escuche claramente mi timbre sonar. Fui a la

en todas las habitaciones, jardines, sótano, en todos

puerta para saber quién era el que molestaba mi día

los rincones, no encontré a nadie, entonces entré a mi

maravilloso. Al abrir no se encontraba nadie más

cuarto, me puse la pijama, cerré con llave la puerta y

que un gran bote de helado, era mi favorito, me aga-

puse seguro a las ventanas , después dormí.

ché para tomarlo y entre a la casa. Me puse de nuevo mi pijama y mis audífonos para escuchar un po-

Al despertar debajo de mi puerta había un sobre y

co de Vivaldi mientras volvía a tomar mi libro de

tenía fotos de mí dormida. No soporté más, empaqué

Bécquer, cuando mi celular empezó a sonar, me ha-

varias cosas y me fui a dormir con una amiga, le pla-

bía llegado un mensaje de texto que decía: ¿te gusto

tiqué lo que pasaba y me prestó su perro, era un pe-

el helado?; Me quedé atónita y no respondí. Me vol-

rro guardián, lo llevé a casa y me sentí más segura,

ví a poner los audífonos y me percate que mis ma-

me había dicho mi amiga que a veces lamia en las

nos no dejaban de temblar, mi madre había dejado

noches, para que no me asustará. Todo estaba bien,

el bote de helado tal vez, dije para calmarme.

volvió todo a la normalidad, hasta esa noche…

Me conecté un rato para hablar con mis amigas, nin-

Me dormí sin llave, las ventanas estaban cerradas, a

guna estaba conectada y como estaba acabando ya

la mitad de la noche sentí como me lamia mis pies,

mi libro decidí pedir uno por línea, sabía que me

toda la noche estuvo así.

llegaría en una semana. Tecleé las palabras para mi

A la mañana siguiente busqué al perro para darle de 36


comer, no lo encontraba, lo llamé con los halagos a los que estaba acostumbrado, no apareció, entre al baño y ahí se encontraba sedado, con una nota que decía: “yo también puedo lamer”. Llamé a la policía me dijo que no me preocupara, pero que llevara a el perro con un veterinario, al llegar la policía empezó a buscar, no se encontró nada. El veterinario dijo que se encontraba bien que sólo tenía que reposar, se lo devolví a mi amiga tenía miedo que algo le pasara. Salí a comprar cámaras de seguridad para ver qué pasaba, las cámaras funcionaron bien por 4 semanas, después se apagaron, todo volvió, se lo conté a mis amigos pero me dijeron que estaba alucinando, me llamaron loca, en las grabaciones no había nada, me mudé de ciudad donde nadie me encontrara, las cosas no cambiaron, siempre había una rosa en mi puerta, cada mañana que tenían un mensaje de buenos días, me acostumbré a los pequeños placeres de mi “admirador” como muchos lo llamaban, pero jamás pude estar con alguien, cuando alguien me pretendía a la semana ya no me hablaba, aparecía con golpes , aprendí a vivir sola con mi admirador.

Alanna Ximena Díaz Guadarrama Toluca, México. 37


Juan 1:1

C

El retorno orría, lentamente, por todo el piso, debajo del sillón, debajo de las sillas, corría lentamente la sangre, parecía marcharse la vida. Roja, cálida, casi hirviente, con aroma a metal corroído, con fuego y angustia. La sangre, sangre invadiendo el espacio. Todo se destruye, nada se transforma. Y la mente hacía sus juegos, prendía las alarmas para incendios, aventaba al gato por la ventana.

Lucía Herrera, diecisiete años, piel pálida y uniforme, cabello largo y soleado, tirada en el piso como carta recién entregada, como vaso de cristal después de descuidarse, como lluvia, como espejo roto en pedacitos. La sangre lloraba desde su vagina, pintando labios y piernas, desgarrando compasiones. Lo verdaderamente rojo, el caudaloso río de mortalidad, seguía invadiendo la habitación, se derramó hasta topar con las paredes, subió por las cuatro esquinas, llegó al techo hasta parecer un Siqueiros o una pieza de asesino serial, con todo y placer incluido: Lucía disfrutaba silenciosamente del espectáculo. La sangre se esparció por las ventanas, por los portarretratos familiares, por el librero de la esquina, por el reloj de manecillas desahuciadas... El tiempo paró, se detuvo, se hizo el desentendido, asfixiado, coagulado. La sangre pintó las cortinas, modernizó el sillón con sus cojines, empapó los libros con todo y sus malditos prólogos. Lucía lloraba y reía, en silencio, alternaba, susurraba, cantaba... Seguía inerte, en medio de la sala, recostada boca abajo con las piernas abiertas. El llanto del tráfico, de decenas de automóviles entraba por las ventanas. La poca luz solar que quedaba, se colaba entre el rojizo manto espeso que cubría los vidrios de las ventanas. La sangre empezaba a gotear del techo, se escurría, sangraba doblemente. Lucía Herrera temblaba sangrante en el piso, cuando el teléfono sonó desde su charco rojizo... Lucía alarmada, voló entre tejidos y espesuras. -Bueno, sí, ¿Quién habla? - Dijo Lucía Herrera, con un montón de angustia atorada en los labios. -¿Lucía? - preguntó la voz de un jovencito, con esas ansias ardientes de lo párvulo, de la incertidumbre. Lucía sonrió de oreja a oreja, de labio a labio. La sangre poco a poco, retornaba a la vagina de la joven. Se desprendía de las paredes, de los vidrios de las ventanas, de las macetas, del librero. Toda la sangre volvía a ser sangre. Lucía Herrera, retomaba un color rojizo en las mejillas, ya no lloraba ni cantaba, todo estaba bien si es que eso se puede nombrar así, incluso las manecillas de reloj volvían a su grotesco empleo. -Ah, Adrián, esperaba tu llamada... Miguel García Q. Ciudad de México, México.

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39


Traducción

Amor lingüista Semión Kirsanov Me puse en septiembre el pupilo escudo de armas,

Cuando una bandada de carboneros explotó en latín:

Y desde el viento de los árboles, y desde las ramas de los sauces,

"Lauro cinge volens, Melpomene, comam!"

Yo llevaba, detrás de él. Una joroba de hule-

Ahj, estas palabras no dicen,

Diccionarios y libros de texto de conversación.

Un poema que nunca he creado! "Meine liebe Mari", fila de repetición

Para mí, las matemáticas se han convertido en seco,

Y en alemán quiero escribir sobre ella.

Yo corrí más rápido que un galgo sobre las respuestas…

Todas las palabras en mis labios aturdidos –

Pero tomé mi noche: "Quién", "Si vosotros", "Por cuanto", etcétera... ("иже", "аще", "понеже" et cetera...) Nada se puede hacer con la lengua,

de la boca de riego "¡ah!" escupir "ulyulyu!" Así que hoy voy a revelar a usted Todo a la vez "amo", "liebe dich" и "люблю"!

Cuando la palabra florece como las flores de césped. Estoy lanzando este tono, y luego se precipitó En francés:

Traducción del ruso al español por Alfonso Alvirde De la fuente

Nous etions... vous etiez... ils ont... He tomado el ojo del bronce Y corrí por los ojos en la noche,

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La palabra y el Poeta

S

El vampiro

í -dijo el abogado Rhode-. Yo tuve esa causa. Es un caso, bastante raro por aquí, de vampirismo. Rogelio Castelar, un hombre hasta entonces normal fuera de algunas fantasías, fue sorprendido una noche en el cementerio arrastrando el cadáver recién enterrado de una mujer. El individuo tenía las manos destrozadas porque había removido un metro cúbico de tierra con las uñas. En el borde de la fosa yacían los restos del ataúd, recién quemado. Y como complemento macabro, un gato, sin duda forastero, yacía por allí con los riñones rotos. Como ven, nada faltaba al cuadro. En la primera entrevista con el hombre vi que tenía que habérmelas con un fúnebre loco. Al principio se obstinó en no responderme, aunque sin dejar un instante de asentir con la cabeza a mis razonamientos. Por fin pareció hallar en mí al hombre digno de oírle. La boca le temblaba por la ansiedad de comunicarse. -¡Ah! ¡Usted me entiende! -exclamó, fijando en mí sus ojos de fiebre. Y continuó con un vértigo de que apenas puede dar idea lo que recuerdo: -¡A usted le diré todo! ¡Sí! ¿Que cómo fue eso del ga... de la gata? ¡Yo! ¡Solamente yo! Óigame: Cuando yo llegué... allá, mi mujer...

tenía dentro! ¡Esa, esa era mi casa! ¡Pero ella no, mi mujer mía! Entonces un miserable devorado por la locura me sacudió el hombro, gritándome: -¿Qué hace? ¡Conteste! Y yo le contesté: -¡Es mi mujer! ¡Mi mujer mía que se ha salvado! Entonces se levantó un clamor: -¡No es ella! ¡Esa no es! Sentí que mis ojos, al bajarse a mirar lo que yo tenía entre mis brazos, querían saltarse de las órbitas ¿No era esa María, la María de mí, y desmayada? Un golpe de sangre me encendió los ojos y de mis brazos cayó una mujer que no era María. Entonces salté sobre una barrica y dominé a todos los trabajadores. Y grité con la voz ronca: -¡Por qué! ¡Por qué! Ni uno solo estaba peinado porque el viento les echaba a todos el pelo de costado. Y los ojos de fuera mirándome. Entonces comencé a oír de todas partes: -Murió.

-¿Dónde allá? -le interrumpí.

-Murió aplastada.

-Allá... ¿La gata o no? ¿Entonces?... Cuando yo llegué mi mujer corrió como una loca a abrazarme. Y en seguida se desmayó. Todos se precipitaron entonces sobre mí, mirándome con ojos de locos. ¡Mi casa! ¡Se había quemado, derrumbado, hundido con todo lo que

-Murió. -Gritó. -Gritó una sola vez. -Yo sentí que gritaba. 41


La palabra y el Poeta -Yo también.

mortaja de los marcos, un solo pedazo de mi María!

-Murió.

La sexta vez que pasamos delante de la gata, el animal se erizó. La séptima vez se levantó, llevando a la rastra las patas de atrás. Y nos siguió entonces así, esforzándose por mojar la lengua en el pelo engrasado de la sirvienta -¡de ella, de María, no maldito rebuscador de cadáveres!

-La mujer de él murió aplastada. -¡Por todos los santos! -grité yo entonces retorciéndome las manos-. ¡Salvémosla, compañeros! ¡Es un deber nuestro salvarla! Y corrimos todos. Todos corrimos con silenciosa furia a los escombros. Los ladrillos volaban, los marcos caían desescuadrados y la remoción avanzaba a saltos. A las cuatro yo solo trabajaba. No me quedaba una uña sana, ni en mis dedos había otra cosa que escarbar. ¡Pero en mi pecho! ¡Angustia y furor de tremebunda desgracia que temblaste en mi pecho al buscar a mi María! No quedaba sino el piano por remover. Había allí un silencio de epidemia, una enagua caída y ratas muertas. Bajo el piano tumbado, sobre el piso granate de sangre y carbón, estaba aplastada la sirvienta. Yo la saqué al patio, donde no quedaban sino cuatro paredes silenciosas, viscosas de alquitrán y agua. El suelo resbaladizo reflejaba el cielo oscuro. Entonces cogí a la sirvienta y comencé a arrastrarla alrededor del patio. Eran míos esos pasos. ¡Y qué pasos! ¡Un paso, otro paso otro paso! En el hueco de una puerta -carbón y agujero, nada más- estaba acurrucada la gata de casa, que había escapado al desastre, aunque estropeada. La cuarta vez que la sirvienta y yo pasamos frente a ella, la gata lanzó un aullido de cólera. ¡Ah! ¿No era yo, entonces?, grité desesperado. ¿No fui yo el que buscó entre los escombros, la ruina y la

-¡Rebuscador de cadáveres! -repetí yo mirándolo-. ¡Pero entonces eso fue en el cementerio! El vampiro se aplastó entonces el pelo mientras me miraba con sus inmensos ojos de loco. -¡Conque sabías entonces! -articuló-. ¡Conque todos lo saben y me dejan hablar una hora! ¡Ah! -rugió en un sollozo echando la cabeza atrás y deslizándose por la pared hasta caer sentado-: ¡Pero quién me dice al miserable yo, aquí, por qué en mi casa me arranqué las uñas para no salvar del alquitrán ni el pelo colgante de mi María! No necesitaba más, como ustedes comprenden concluyó el abogado-, para orientarme totalmente respecto del individuo. Fue internado en seguida. Hace ya dos años de esto, y anoche ha salido, perfectamente curado... -¿Anoche? -exclamó un hombre joven de riguroso luto-. ¿Y de noche se da de alta a los locos? -¿Por qué no? El individuo está curado, tan sano como usted y como yo. Por lo demás, si reincide, lo que es de regla en estos vampiros, a estas horas debe de estar ya en funciones. Pero estos no son asuntos míos. Buenas noches, señores. FIN Horacio Quiroga

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La Ciudad de Humo

Sobre los intelectuales

E

n el capítulo titulado Tomy, Daly y Mar- el presentador del noticiero del canal 6, en un intento ge, Marge Simpson enfrenta al magnate por mantener la imagen corporativa, invita a un panede los dibujos animados Roger Meyers Jr. lista “profesional” para apoyar el punto de vista de la para poner fin a la violencia en los pro- empresa. El as bajo la manga de la industria no es otro

gramas infantiles tras observar que éstos influían en su sino el Dr. en psiquiatría Marvin Monroe, quien en ese hija menor a tener comportamientos agresivos. momento se encuentra en Viena, la Tierra de Sigmund Después de algunos esfuerzos, Marge logra Freud, y se da un tiempo para responder algunas pretener una audiencia televisiva con Meyers en el noti- guntas. En opinión del experto, no existen evidencias ciero estelar de su pequeña ciudad. La madre y ciuda- que puedan vincular las dos variables y sugiere que dana preocupada sostiene que la violencia en las cari- deberíamos poner más atención en problemas reales caturas influye negativamente en los niños que crecen como los que él atiende todos los días como “las mujeviéndolas, sin embargo el magnate opone a esta tesis res que hablan mucho”. algunos datos y estadísticas, que para un ojo no muy Finalmente, el público se identifica con la agudo resultan hueras. Por su parte, Kent Brockman, preocupación de Marge y le da su apoyo en lugar de a la corporación a pesar de sus esfuerzos. El capítulo luego tiene un giro cuando anuncian la exposición del David de Miguel Ángel pero aquí no analizaremos esa cuestión. En este ejemplo de caricatura podemos observar fielmente el rol que juega la intelectualidad en nuestras sociedades. Normalmente se trata de presentar la tarea intelectual como neutral, sin embargo, desde el punto de vista de Antonio Gramsci, no hay nada más falso. Para él, todas las clases sociales dominantes se han visto históricamente en la necesidad de “una o más capas intelectuales, que le dan homogeneidad y conciencia de su propia función, no sólo en el campo económico, sino también en el social y en el político” y Antonio Gramsci

por ello las concepciones de los propios intelectuales 44


son dependientes de las propias de la clase social a la cual responden.

No obstante, la salida no está en oponer a éstos una posición neutral, sino asumir nuestro compromiso

En el caso de los intelectuales orgánicos del con aquellos a quienes deseamos apoyar. Como intesistema (es decir que están ligados orgánicamente), su lectuales, que apreciamos que la sociedad actual no función se encuentra en asegurar el consentimiento de está bien, nos corresponde democratizar el conocilas clases dominadas. Ésto se logra por medio de la miento científico para dar las armas que levanten la monopolización y el aristocratismo del conocimiento voz de los oprimidos. La cuestión es darnos cuenta legítimo, que en las sociedades modernas es el cientí- que no estamos por encima de la sociedad sino que fico. somos parte de ella. Por medio de argumentos especializados, cuidadosamente acomodados, se busca desacreditar las inquietudes de la ciudadanía inexperta, para que ésta, una vez desarmada, asuma voluntariamente la tutela de la clase dominante, como en el caso anteriormente

Miguel Ángel Montoya Casasola

mencionado. El Dr. Marvin Monroe utiliza, no evidencias sino un argumento ad hominem para refutar a Marge Simpson. La afirmación tácita es la siguiente “Yo, que tengo los estudios necesarios y que además me encuentro en Viena (la tierra donde surge el psicoanálisis) tengo la autoridad para decir que aquello que dice la simple ciudadana es falso”. El Dr. Monroe utiliza la autoridad con la cual ha sido investido para silenciar la voz de la mujer que ha tratado de cuestionar las razones de la empresa realizando su función orgánica con el sistema. En el caso de América Latina, no hemos estado exentos de casos ejemplares de intelectuales que han usado de su autoridad para reafirmar el sistema, entre ellos podríamos destacar a un Krauze o a un Vargas Llosa.

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La Letra Errante se edita en la Ciudad de Toluca, MĂŠxico. Octubre de 2015.

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