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CINE

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UN DIRECTOR QUE VUELVE A CANNES. UN PERSONAJE TELEVISIVO QUE SE INSTALA DEFINITIVAMENTE EN LA CINEMATOGRAFÍA. UNA JOVENCITA QUE SE REVELA COMO UNA ACTRIZ EXCEPCIONAL PARA ECHAR A RODAR LA HISTORIA DE UNA FAMILIA EN TRÁNSITO. ACERCAMIENTO AL MICROCOSMOS DE UNA PELÍCULA INFINITA Por JEANNETTE SAUSKTELISKIS Foto MATILDE CAMPODÓNICO

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DE PABLO STOLL Este es un buen momento para declararle el amor a Pablo Stoll. Se lo merece. Por lo tanto, eso será parte de lo que haremos en esta nota. Quien se sienta desplazado por considerarlo inadecuado, puede abandonarnos. 3 fue estrenada el 20 de abril en Montevideo y en el interior, y pocos días después se supo que participará en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, lo que significa, entre otras cosas, que sus protagonistas y el director viajarán al festival, y que las posibilidades de

HUMBERTO DE VARGAS


CINE asimilala y después conversamos”, respondió calmo y sonriente. Desde un inicio la idea de esta nota fue conversar con cada uno de los protagonistas o, dicho de otra manera, con cada arista de ese triángulo escaleno que es 3, una película circular, construida por capas y, en cierto sentido, infinita. Así es que abrochamos los encuentros; al día siguiente me juntaré con Stoll, y durante la próxima semana con De Vargas, Anaclara y Sara Bessio, en ese orden. 3 se trata de cómo se ven las cosas desde afuera de un núcleo familiar y cómo son por dentro, de la vida familiar como una suerte de condena donde las personas pueden estar solas pero juntas. Habla de los lugares que ocupamos simplemente porque están vacíos, o porque tenemos un pequeño talento que nos pone ahí. Del deseo de abandonar esos lugares, de las ganas de perderse, de cómo todo el mundo baila a nuestro alrededor cuando el amor es posible. Habla de la muerte, de los seres invasivos, de los seres patéticos, de las frustraciones. En 3 la sexualidad puede quedar por fuera del núcleo familiar y puede ser aceptado. Habla de todo lo que es necesario aceptar para ser una familia, aún cuando no se sabe qué es lo que se está aceptando. Explora la incertidumbre y la confusión, interpela al espectador a que interprete, a que sea activo, a que termine él mismo la película. 3 parece una película chica –y es una historia chica–, sin embargo crece y podría no parar nunca. En ese sentido es ambiciosa, porque no cuenta una anécdota redonda, cuenta vidas. Está abierta. RODOLFO “¿Ves esa sombra que está ahí? Ese soy yo”, le dice Rodolfo –el personaje que encarna Humberto De Vargas– a Ana, su hija adolescente, mientras mira las fotos que ella tiene pegadas en la pared de su cuarto. Una frase tan patética como poética. A estas alturas, la inclusión de Humberto de Vargas como uno de los protagonistas de 3 es historia conocida: Stoll y Rebella lo habían visto actuar en Alma Mater, la película de Álvaro Buela estrenada en 2004, y habían quedado encantados. De Vargas es una de las fortalezas de la película, y esto, increíblemente, en los sectores más prejuiciosos del público potencial, se transforma en una debilidad. Correr a Humberto De Vargas de la imagen popular que le otorga el hecho de trabajar en televisión parece ser un trabajo casi imposible para el espectador promedio uruguayo. En los últimos años hemos tenido pruebas tan duras de conservadurismo social que nada sorprende demasiado. De Vargas es un actor dotado, trabajador y lleno de recursos. Si quisiéramos apoyarnos en alguna referencia del cine americano al que tan

3 ES ACERCA DE LOS LUGARES QUE OCUPAMOS SIMPLEMENTE PORQUE ESTÁN VACÍOS, O PORQUE TENEMOS UN PEQUEÑO TALENTO QUE NOS PONE AHÍ

acostumbrados estamos, podríamos emparentarlo con Matthew Broderick en Election, la película de Alexander Payne estrenada en 1999, donde Broderick encarna a un atormentado profesor que detesta a su alumna más brillante. De Vargas se lleva muy bien con este personaje casi obsesivo pero algo desaliñado, con un pie adentro y otro afuera del sistema, gordo, que juega bien al fútbol y que está dispuesto a muchas cosas para lograr sus objetivos, que actúa como si tuviera un plan maestro, aunque no parece tener muy claro cuál sería. Rodolfo es un hombre que debe controlarse, acumula conflictos y sentimientos en su interior, y por motivos afectivos arrastra su vida hacia lugares dudosos o incomprensibles. De Vargas analiza: “La película habla de algunas etapas de la vida en las que se toleraN muy pocas cosas, o tal vez se toleran menos que las que después los años te demuestran que en la convivencia se deben tolerar. El cigarrillo es un claro ejemplo de esto: viniste a aceptar en la segunda vuelta lo que tal vez haya sido motivo de discusión en la primera. A mí los personajes me hacen acordar por momentos a los animales domésticos, a cuando los perros buscan echarse, que van pegando vueltas y se terminan acostando en el mismo lugar y vos te preguntás por qué da tanta vuelta. Los personajes giran en órbitas distintas, cada uno tiene su velocidad y hay momentos en los que claramente no terminás de saber, por lo menos en el caso de Rodolfo, por qué actúa como actúa. ¿Manipula o no manipula?, ¿lo armó o no lo armó?, ¿lo tiene decidido o no?, ¿se va porque lo echaron o porque quiere reconstruir aquello otro? Todas son decisiones que tomará el espectador”. ANA “Para hacer el personaje de Ana volví a ser adolescente durante todo el tiempo de rodaje y ensayos, fue un proceso”, comenta Anaclara Ferreyra Palfy en el living de la casa de su padre. “Me gustó Foto fija KARIN PORLEY, BÁRBARA ÁLVAREZ y MAGELA FERRERO

comercializarla y encaminar nuevos proyectos aumentan. 3 implicó un proceso muy largo desde su gestación hasta su estreno –seis años, para ser más exactos–, así que en estos días Pablo Stoll anda emocionado, comunicativo, y con ganas de compartir. Viene haciendo películas, entrañables todas ellas, que nos han conmovido, interpelado y nos han representado en los lugares más importantes a los que suelen llegar las películas en el mundo hoy. Es un caballero reflexivo, didáctico, de voz grave y agradable, tono amistoso y espíritu rockero. Le tocó ocupar lugares que probablemente no imaginó, debió correrse, quedar mudo, rearmarse y volver a aparecer y representarse a sí mismo y a esa sociedad de profesionales y amigos que es Control Z. Pablo Stoll es un gran narrador audiovisual. Siempre lo fue. Tiene ese don. Basta sentarse un momento con él y escucharlo contar una anécdota cualquiera, y automáticamente se disparará un torrente de imágenes en nuestra cabeza. Es muy fácil ver lo que Stoll cuenta. Es casi natural. Construye una imagen, la junta con otra y concibe un nuevo significado. Y eso es ser un cineasta en el sentido más clásico y más cómplice con el espectador. Vimos 3 un jueves al mediodía junto a dos amigos en la función organizada para la prensa. Éramos bastante pocos en la sala. La noche anterior había sido la avant premiere de la película y ya habían circulado comentarios, algunos favorables y otros no tanto. El común denominador era compararla con Whisky [2004, dirigida por Stoll y Rebella] y a partir de esa referencia situar a 3 más abajo, más arriba o más al costado. Claro que la muerte de Juan Pablo Rebella en julio de 2006 ha sido un trago tan duro como complejo de superar. Esto debe haber sido así para Stoll, Delgado, Epstein, Álvarez, Bortagaray y muchos otros colegas, familiares y amigos cercanos y también lejanos. Pero parecería –y esto es lo interesante– que tampoco ha resultado fácil para la crítica y para el público en general elaborar esta pérdida, porque en ambos casos, los comentarios han tendido a buscar lo que falta o lo que sobra, en lugar de dedicarse a encontrar lo que hay. Es decir, a Stoll, un realizador talentoso y comprometido, un observador agudo que busca expresarse artísticamente a través del cine, interesado en formar espectadores, y que toma riesgos éticos y estéticos. Salimos de la proyección y nos encontramos afuera de la sala. Estaban Sara Bessio, Anaclara Ferreyra Palfy, Humberto De Vargas, Pablo Stoll y algunos periodistas y críticos. La sensación más concreta que personalmente logré formular cuando terminó la proyección es esta: la película está “llena de cosas”. Se lo dije a Stoll. “Bueno,

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ANACLARA FERREIRA PALFY


CINE mucho hacer ese personaje ya habiendo pasado por una cantidad de conflictos que ella tiene y que yo tuve. Quizá si lo hubiera hecho cuando era adolescente hubiese sido más difícil”. Ana es una adolescente que todo el tiempo está jugando con los límites. Su permanencia en el sistema curricular está en peligro –por faltar a clases–, no le interesan más sus amigos, se refugia en el rock, y es capaz de seguir a un extraño por la calle. Stoll no quería trabajar con una adolescente real, quería una actriz que hiciera de adolescente: “El momento de Ana es el de descubrir las cosas desde su propio lado y de algún modo ese es un momento muy egoísta. Ella también quiere todo. Como todo el mundo. Anaclara es una actriz muy natural, creo que tiene una relación muy natural con las cámaras de video, tiene una alfabetización audiovisual que, al menos yo, la tuve que aprender. Yo le decía lo que había que hacer, ella decía ‘lo voy a hacer de tal manera’ y yo le decía ‘bueno, yo te filmo y vemos’. Su ser adolescente lo hizo recurriendo a la actuación pero con una naturalidad increíble. Yo quedé muy conforme con la actuación de todos”. Anaclara, por su parte, está todavía en shock: “Es muy raro verse, la primera vez que vi la película, la sensación fue muy extraña, se me mezcló un poco de ansiedad, nervios, y verme tan ‘chica’ fue también shockeante, como que se me vino la imagen encima, pero salí contenta. Tenía muchos miedos antes de entrar. Pablo me había mostrado muy poquita cosa, nunca había visto ni siquiera una escena entera. Después la seguí viendo y empecé a tratar de ver un poco más desde afuera, porque estaba muy concentrada en lo que era la actuación y se me escapaba un poco lo que es la historia”. GRACIELA “Ver la película me generó algo muy parecido a lo que me pasó cuando tuve contacto con el guion”, comenta Sara Bessio en la redacción de BLa una tarde a última hora. “Me acuerdo que fui a buscarlo y paré por la rambla y me senté y lo empecé a leer y a la mitad tuve que parar. Me generó mucha inquietud y también desasosiego. Pasan muchas cosas y sobre todo me provocaba inquietud el personaje de Ana y su búsqueda. Me preguntaba: ¿hasta dónde va a llegar esta gurisa?”. Sara Bessio participó en aproximadamente un tercio del rodaje. Stoll describe el personaje: “Graciela quiere todo y de alguna manera termina teniendo todo. Hay como una especie de cosa de conformismo pero a la vez de conformidad, y queda ese triángulo como escaleno, que visto desde afuera puede pasar por algo normal. Es el personaje que está en contacto con la muerte, la hija se le está yendo, y hay una soledad importante. En ese momento

justo le pinta esa otra cosa; es un personaje que va rebotando por los costados pero que da esa sensación de no querer dejar que nada se vaya, sino que todo esté. Es un personaje complejo. Tiene un momento de alta intensidad luego de hacer un recorrido por su apartamento y entrar a un ascensor. Tuvo un montón de esas escenas muy pesadas y para mí es una gran actriz”. Graciela es una mujer superada por la realidad, que habla muy poco y mira mucho, que intercambia pitadas de cigarro con su hija y la llama por teléfono para ver cómo sigue la telenovela. Una mujer que tiene que asumir una gran cantidad de responsabilidades, y asume las que puede. Los actores secundarios y amigos Lo primero que escuchamos en la película es la voz de la adscripta del liceo de Ana, un personaje interpretado por Inés Bortagaray. La adscripta, un alma imposible de separar del termo y el mate, es la clase de persona tan confusa que parece que está siendo amable y cariñosa, cuando en realidad está advirtiendo y rozando la amenaza. Además de ser una de las escritoras más interesantes de nuestro país, Bortagaray es muy cercana a Control Z y al cine en general. Es guionista, asistente de dirección, ha hecho el casting de varias películas y ha incursionado en la dirección. Lo mismo sucede con Gonzalo Delgado, quien además de ser el director de arte de la película y co guionista es un artista plástico fecundo, ha dirigido cortos, y en 3 participa además como actor; encarna a un visitador odontológico de traje un poco apretado. Delgado siempre ha estado muy cerca de todas las películas de Control Z desde la creación hasta el final, desde un lugar crítico y tomando decisiones. La tríada de secundarios destacados y amigos cierra con Romina Peluffo –también realizadora audiovisual– quien encarna a la técnica de la selección nacional de handball y se despacha con uno de los discursos más absurdos y graciosos que tiene la película –y nuestra vida cotidiana– . También aparece el guionista y humorista Marcos Morón en la sala de espera de CTI. Sobre esto Stoll comenta: “La elección de amigos actores fue linda, a mí me gusta hacerlo. Yo creo que en tanto las personas sean sensibles todas podemos actuar si alguien nos dirige bien”. LA MÚSICA La música es un tema aparte. Está integrada de múltiples maneras y hay para todos los gustos, porque cada personaje tiene una suerte de banda de sonido asignada, sea porque el propio personaje la maneja en escena, o porque el director la establece como sound track de algunos momentos. “La música es es-pec-ta-cu-lar” me escribió una de mis amigas más críticas en un mensaje después de ver la película. Y eso que apenas salió de la avant premiere parecía

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3 TAMBIÉN HABLA DE LAS GANAS DE PERDERSE, DE CÓMO TODO EL MUNDO BAILA A NUESTRO ALREDEDOR CUANDO EL AMOR ES POSIBLE

estar cargada de una lista interminable de sí pero no y mmmmms hacia 3. Pero las horas fueron pasando y de a poco su propia lista de problemas se fue transformando en una lista de aprobación; la película le había gustado justamente por los propios problemas que le había generado. Pero de lo que no hay dudas, es de que la música emociona. Dan ganas de hacer algo físico al respecto. De hecho, en la película, los personajes lo hacen, es decir, bailan. En 3 la música trae recuerdos de parejas pasadas, es recuperada por los propios personajes como parte de un mundo que alguna vez fue perdido, o trae a gente que por algún motivo no está más. Pero quizá uno de los aspectos más interesantes de la música en la película sea su relación con el mundo adolescente y cómo el rock funciona como un refugio en un momento de la vida. Stoll comenta: “Para mí la música va influyendo en tu vida, en este caso se trata del mundo del rock, pero podría ser cualquier mundo musical. Hay un momento en que la música empieza a ser para vos algo más que lo que pasan en la radio; empieza a ser algo tuyo. Por otra parte, el mundo del rock te ofrece un montón de otras cosas que son súper seductoras en un momento y eso es algo que nos ha pasado a muchos. ¿Cuál es el día que pasás de escuchar una banda a decir: Ah, mirá, tocan en tal lado, los voy a ir a ver y me importa tres huevos? Y hay como un grado de peligro, muy controlado, pero de peligro al fin, y hay gente más grande, y te pechan, pero vos decidís encarar todo eso. Quería contar en ese personaje a alguien que da ese paso en la música, que no es ni siquiera un músico”. LOS DEPORTES En los agradecimientos personales de Stoll en los créditos finales de la película aparecen el Ruso Pérez, Forlán y la mano de Suárez. El deporte está presente en la película de manera importante: “El deporte es una forma de comunicación y las personas que saben jugar al fútbol de algún

SARA BESSIO 92/93 Mayo 2012


CINE modo saben hablar un idioma universal. Un tipo se baja en Corea y si hay un picadito y si el loco la mueve, va a jugar y va a estar todo bien. Es como tocar un instrumento, saber música o cantar. Es algo que supera barreras. Yo quería que Rodolfo tuviera una parte lúdica, de algo que le gustara hacer mucho y lo hiciera bien, que pase por momentos en los que de alguna manera está más validado por un grupo, porque juega bien y le va bien con eso”. Otro de los deportes que aparece es el handball, más específicamente el que suele ser practicado por las adolescentes de colegio privado: “A veces cuando sos chico empezás a hacer cosas y de repente resulta que sos bueno en algo y quedás ahí, pero capaz no te gusta hacer eso en realidad. Me gustaba remarcar el momento en el que vos decís: ‘No, esto no lo voy a hacer más’, pero las circunstancias te van llevando a seguir haciéndolo. Esa cosa de hasta cuándo vos seguís con el redil ese que te marcaron y cuando decidís cortarlo. Y cómo”. EL APARTAMENTO 3 es una película burguesa, de apartamento, que bien podría haber sido en Pocitos. Hay datos que dicen que se trata de una familia de izquierda, en la que se comen chivitos –sobre todo para no cocinar– y que cuando se prepara una pascualina es por algún motivo especial. El hallazgo de esta locación dejó más que satisfecho al director –que se lo había imaginado tal cual–: “Había una cosa que yo quería hacer, y que a Gonzalo [Delgado] le pareció que estaba buena también, y peleamos mucho por hacerla, y era que todo el apartamento fuera set. Es decir, que pudieras mirar 360 grados y que todo fuera película. Bárbara [Álvarez] armó las luces como si fueran las luces de verdad, se filmó mucho con luz artificial pero integrada, y fue un laburo de dirección, fotografía y arte muy integrado”. Y claro, la estrategia resultó perfecta. A este respecto, De Vargas comenta: “Cuando vi la película sentí una tremenda familiaridad con ese apartamento, yo viví ahí, Rodolfo vivía, pero recordaba los aromas, y recordaba muy claramente las situaciones con Sara y con Anaclara. Con ellas desarrollamos una relación muy curiosa, ahora que estamos haciendo la presentación de la película, parecería que seguimos funcionando de alguna manera como familia”. A propósito de esto Anaclara recuerda: “El apartamento era gigante, era un set, y estuvimos filmando mucho tiempo ahí. Lo incorporamos a nosotros. Si teníamos un rato libre o Humberto estaba filmando algo, yo me iba a dormir a mi cama, ¡a la cama de Ana! Es más, cuando lo ves en la película, un poco se parece a cuando ves las filmaciones de cuando sos chico

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de tu casa, eso de sentir que vos viviste ahí pila de tiempo y en realidad filmamos tres semanas ahí. Pero te familiarizás con todo, con las cosas que están tiradas en la pileta, los maquillajes, las cositas de mi cartelera. Eso estuvo bueno”. EL FINAL La circularidad permanece hasta el último momento. Un periodista amigo, que siempre sonríe, y siempre se interesa, y tiene entusiasmo, dijo que le había encantado la película y que salió con ganas de afeitarse. También dijo que tiene como tres finales. A mí también me pasó algo con el final. Uno se lo ve venir, y no. El final de la película, o la salida, se va construyendo, de la misma forma inevitable e invisible que tienen los finales reales. Como cuando la rueda gigante termina la vuelta, pero uno queda arriba mientras los otros comienzan a bajar, y después bajamos otro poco, y así. Hasta que estamos afuera. Me pregunto si habrá sido difícil decidir cuándo terminar. Se lo pregunto a Stoll en la isla de edición de Control Z: ¿TE COSTÓ ENCONTRARLE EL FINAL A 3? –No. Tiene como un final y un epílogo. A mí me gustan mucho los epílogos en general, en las obras. Y me gustaba trabajar eso; no terminar en el pico, sino en un valle. Es una película que puede terminar en cualquier momento, y puede no terminar. La sensación es que la película termina pero que los tipos esos siguen viviendo en algún lado y que si encontraras la dirección los podés ir a visitar. Cuando llegué a Control Z para encontrarme con Stoll al día siguiente de ver la película me dijo que me quería mostrar algo. Fuimos para la isla de edición, donde estaba armando una especie de clip con una cantidad de escenas que habían quedado afuera. Las escenas no hacían más que contar más y más sobre los personajes, es decir que perfectamente podían estar dentro de la película. O no. Los personajes de 3 giran sobre sí mismos en una especie de bucle infinito. Y en cada giro uno los conoce un poco más. Pienso que me gustaría que mis amigos, con los que vi la película el mediodía anterior, vieran el clip, para que vean las otras cosas que hace Anita, o Rodolfo o Graciela. Pienso que ese clip le encantaría a mi amiga que gustó tanto de la música de la película. Es cierto, uno iría a visitar a esos personajes si supiera donde viven. “A mí me pasa, como espectador, que siempre pienso por qué me está gustando esto, o por qué no me está gustando, hasta qué lugar yo me estoy interponiendo para que no me guste. Eso tiene que ver con tus gustos preconcebidos

ALGUNOS SECUNDARIOS SON AMIGOS DE STOLL. “YO CREO QUE EN TANTO LAS PERSONAS SEAN SENSIBLES TODAS PODEMOS ACTUAR SI ALGUIEN NOS DIRIGE BIEN”, DICE ÉL

pero también con cómo te pega esa estrategia que te plantea el director, con cómo estás en ese momento, y demás. Y las películas las termina cada uno. Si están buenas y te llegaron desde algún lugar, las vas a poder seguir trayendo y las vas a poder seguir vinculando a tu vida y van a poder seguir siendo parte tuya, y cuando te preguntan por una película un año después que la viste, es tu película, no es la película que viste. Eso es una cosa de la profundidad que tienen las obras y que pasa también con algunos libros y con las canciones. Lo que la gente diga va a estar bien, les guste o no les guste; yo lo que hice fue armar esto”, me dice Stoll. EL EPÍLOGO “No tengo ganas de ver a Humberto De Vargas en el cine”, “no la entiendo”, “no dice nada”, “no me identifico con la chatura y la mediocridad de los personajes”, “se repite” ,“no le encuentro la unidad”, “me agobia” ,“me deprime”, “no es la esencia de nuestra idiosincracia” ,“los personajes son unos boludos”, “voy o no voy, voy o no voy, voy o no voy”. Frases así aparecieron en las redes, en algunos medios de prensa y en conversaciones informales. Y está muy bien. El mundo es ancho y si decidimos negarnos a lo que otros aceptan encantados, el problema siempre va a ser nuestro. Y ese es nuestro peligro. En tanto nuestra vida continúe siendo como la de estos personajes, esto es, mientras sigamos siendo egoístas, perdidos, incomunicados, solos, mentirosos, cómodos, manipuladores y conformistas, no estaremos en condiciones de ser espectadores dignos de películas libres, que únicamente intentan expresar visiones del mundo, conmover al espectador y descubrir la belleza.


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