Selección de «La fórmula de la locura», de Monzantg Para la entrevista «Quizá la cordura está, justamente, en la irreverencia», realizada por Radamés Larrazábal para Revista Lunes. Julio 29, 2013 www.revistalunes.com
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Destierro que se vuelca, que brinca, desde adentro, que nos da el mayor de los egoísmos. Cuando trascienda el ritual de la malaventuranza a las muchachas las imaginaré desnudas, riendo, danzando los fuegos de la vida, libres de la culpa de la gravedad. A los muchachos, en cambio, a los muchachos los imaginaré muertos: después de todo, los hombres sólo podemos estar muertos. Una tarde alcanzaré la mayor de las libertades. De cualquier modo, en la vigilia de alguna docena de lustros, alcanzaré el mayor de los egoísmos.
Quién podría imaginarlo, me digo: a su manera, dios — eternamente solo; el más egoísta de los seres, el único sin la libertad suicida, sin la voluntad suicida— guarda para sí la fórmula de la locura.
No todos los días se pierde una mujer así. Eso me decía, madrugada espesa, escanciando almas. Alma de poeta, nostalgia errabunda, resiento la emoción que hace cuerpo. No me gusta la poesía de Saramago, escribe poesía pensada, como esto que ahora escribo. No todos los días se pierde una mujer así. Canción que duele, que retumba en los adentros. Carece de sentido perder una mujer así, más cuando se sabe, como sabemos, que el futuro no existe.
Tengo algo que decirle a un amigo, pero necesito que uno de ustedes sea yo. Díganle, —Tengo algo que decirte: tu necedad no te hará posible comprender lo que necesito, lo que tengo que decirte. Lo primero que tengo que decirte: —No alcanzarás la razón, al menos en esta vida. Al final te diré es por tu bien, al final te diré es porque te quiero. Tengo algo más que decirle. Díganle, —No estás listo para tu único oficio. No aprendiste abc ni memorizaste catecismo. Un amigo a quien no puedo decirle, —Aprende, pues, a escarbar, adentro, más adentro; a reconciliarte con los monstruos de la familia en la noche, a maldecir el mundo y a dios, a bendecir tus novias mercancía, a disfrutar la soledad. —Sequía. Tengo un amigo que no se curtirá nunca, pues —cree él— es más sabio que yo. Nada sabe. Su día no cae. No entiende, siquiera, las claves de mi sabiduría. Son postizas, descansan en que —yo— maldigo a su maldito dios cada jueves por la tarde. Tengo algo que decirle a un amigo que no va a estar listo para purgar vidas: Avanzado en minutos como ya andamos, todavía descree mi incredulidad. Un amigo a quien no puedo decirle, —Aprende, amigo, a escribir este verso, a volver a conjurar fórmulas y locura. A reírte de uno mismo, de todo; a maldecir otra vez este mundo, la vida.
Siempre he caído en cuenta de la aridez del poeta. Tal vez se deba a esta aridez mía al dibujar palabras. La madurez tan sólo puede consistir en desconocerse, negarse. Para qué otra cosa podría ser útil el desparpajo.
Desde hace rato —largo, ancho, plano, distante— la soledad es piel.
Me gustan las estatuas, tu ausencia, la inmortalidad del tango, rayuela. Me gustan los carteles, la muerte de la tarde, el extravĂo del cine. Una muerte, dos poemas. AĂşn me duele la noche, la inocencia de tus senos la muerte de tu palabra virgen, tu amor a CortĂĄzar, Rayuela.
Los cánticos de la adolescencia, de la juventud tardía, de la primera vejez, enredados en el desierto que voy siendo. La melodía del recuerdo, la balada de los padres —en la memoria. Guardada en la nostalgia de una vida llana, serena de intranquilidad, de la intranquilidad serena que viene de la búsqueda del alma.
Celebro la necedad poĂŠtica del alma.
MONZANTG nació en Maracaibo, Venezuela, en 1967. Egresado en Historia y profesor de la Universidad del Zulia, y la Católica Cecilio Acosta, es ensayista. Ha publicado: La conversión de K. La diatriba ideológica del poder (2011) y Las trampas de la historiografía adeca (2006). Es editor de la Revista Latinoamericana de Ensayo.
La fórmula de la locura fue publicado en la colección ·Hecho a mano· de La Vaca Mariposa Editora.
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