ESTUDI OS DE LEX I COGRA FÍ A R EVISTA M EN SUAL DEL GRU PO LAS DO S VIDAS DE LAS PALABR AS N º 2, M AR Z O DE 2015
ESTU
Entrevista a
Darío V illanueva
Suplemento de 25 páginas de entr evista al Dir ector de la RAE - 1-
Lasdosvidasde laspalabras Gr upo editor de las r evistas M a estr os de la Filología (M F), Estudios de Lexicogr a fía (ELex), Ecdótica y Estudios contempor á neos de tr a ducción (ECos) y de las colecciones de libr os Cua der nos de Lexicogr a fía y Cua der nos de Ecdótica
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Dir ector : Juan V. Romer o Dir ector a adjunta: Susana Gálvez
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Darío V i l l anuev a ENTREVISTA
Un m es despu és de tom ar posesión del car go de Dir ector de l a RAE, Dar ío Vil l an u eva Pr ieto (Vil l al ba, 1950) n os r ecibe en su despach o de Fel ipe IV, 4, l a sede cen tr al de l a in stitu ción . Ofr ecem os a con tin u ación l a tr an scr ipción del en cu en tr o, de casi dos h or as de du r ación .
POR JUAN V. ROMERO FOTOGRAFÍA DE LA RAE
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LA ACADEM IA
El 11 de diciembre de 2014 es usted elegido trigésimo director de la Real Academia. El 8 de enero toma posesión del cargo. Conocía bien la casa porque fue Secretario de la misma desde 2010. ¿Que supone para usted este nombramiento? A mí me disgusta mucho hablar con tópicos, pero en este caso tengo que decir que un honor enorme. Es una oportunidad magnífica para un filólogo como yo. Aunque a veces tengo la sensación, sobretodo mirando hacia atrás, hacia quienes han sido directores de la Academia (aquello que decían los hombres del XVIII), de que es un enano sobre hombros de gigantes.
¿Cómo valora el legado de don José Manuel Blecua, el anterior director? No creo que sea prudente que un director al entrar en la dirección de la Academia haga una valoración del legado anterior. Eso es algo que necesita tiempo y decantación. La valoración tiene que venir de más voces y de más fuentes e incluso más distantes de lo que han sido estos cuatro años, que la que pueda ser alguien que, como yo, ha sido Secretario de la RAE, no solo con don J. M. Blecua sino también en el último año de don Víctor García de la Concha.
A propósito de la situación económica de la Academia, en una reciente entrevista en el diario El País habla usted de lograr a través de una planificación estratégica, en el plazo de cuatro años, encontrar el equilibro financiero que garantice la sostenibilidad de la institución. ¿En qué situación económica se encuentra la casa, don Darío? ¿En qué consiste ese plan estratégico? Yo quiero insistir mucho en que la RAE está experimentando algo que todos los españoles estamos sufriendo en nuestras propias carnes, que es una crisis económica muy profunda que aunque estaba larvada estalló en 2007 y de la cual todavía no hemos salido. Por lo tanto, a nadie le puede sorprender que financieramente la Academia esté en crisis porque están en crisis las personas, las familias, las fundaciones, las empresas y el propio estado. Pero la Academia está en una situación dentro de esa crisis razonablemente esperanzada, porque no tiene deudas. La Academia no está endeudada en modo alguno. Es cierto que desde hace tres años el presupuesto está desequilibrado porque los ingresos, que han disminuido radicalmente, son menores que los gastos, pero la Academia no tiene que endeudarse para superar ese déficit. Ni ahora ni en los próximos cuatro años, que es el periodo previsto para sacar adelante un plan estratégico, al final del cual estoy completamente seguro de que la Academia no solo equilibrará ingresos y gastos sino que volverá a ser una entidad económicamente muy saneada. -6-
¿Qué papel desempeña en ese contexto la Sociedad RAE Gestión? Es una medida fundamental para llevar adelante este plan estratégico. Precisamente por la existencia de la crisis económica nos encontramos con que la última etapa de la dirección anterior, el pleno de la Academia (personas que estamos allí en función de nuestra capacidad en relación con la lengua y la literatura) estábamos sometidos a un bombardeo continuo de planteamientos económicos, como si fuésemos un consejo de administración. Y eso no tiene ningún sentido; es una situación incómoda, poco eficaz e insostenible. Entonces, la sociedad RAE Gestión, que es una sociedad mercantil creada por la Academia y dirigida por la Academia, que es propietaria al cien por cien de esa sociedad, cuyo consejo de administración está constituido por ocho académicos más un consejero delegado que es el gerente de la Academia, tiene como función ocuparse de todos los asuntos de gestión económica, liberando de ello al Pleno que, eso sí, actúa como junta general de accionistas. El Pleno tiene capacidad de decisión en todos los asuntos fundamentales que tienen que ver con la vida económica de la Academia. Pero luego la gestión de todos esos asuntos no le va a corresponder al Pleno porque el Pleno no quiere tampoco que eso sea así.
¿Qué objetivos persigue la conmemoración del Tercer Centenario de la corporación?
L a len gua y la palabr a. Tr esci en t os añ os de hi st or i a
Es una conmemoración extendida a lo largo de tres años. Hemos querido empezar recordando las primeras sesiones de la Academia, que tuvieron lugar en agosto de 1713. Luego, en el año 14, que fue el año central, lo que conmemoramos es la Real Cédula por la que el rey Felipe V pone a la Academia bajo su protección, y luego en el año actual, en el 15, que es el último de esta conmemoración, lo que estamos recordando es la aprobación y la aplicación de los primeros estatutos de la RAE, que fueron los que objetivaron la vida corporativa de esta institución. Lo que hemos querido es, por una parte, rendir homenaje a los fundadores, procurar transmitir a la opinión pública, no solo española sino internacional (especialmente hispanoamericana), que la RAE nació como una iniciativa de la sociedad civil. No fue por lo tanto una iniciativa gubernativa, ni tampoco la creó la Corona. La Corona la amparó y la sigue amparando y es algo fundamental para definir lo que la Academia es. Pero fue una iniciativa de la sociedad civil que con todos los avatares del caso, con todas las sombras y con todas las luces, ha cumplido unas funciones que consideramos que han sido muy beneficiosas para la lengua. En momentos además críticos como pudo ser en el XIX la desmembración del imperio español, la creación de los estados soberanos en América y posteriormente en Filipinas. Un momento por lo tanto delicado para la unidad del idioma y, sin embargo, la Academia supo reaccionar y de ahí viene la creación de las academias correspondientes, que hoy en día están configuradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española, cuya presidencia ostenta la RAE. Y luego también queremos proyectar el futuro. Alguna vez hemos utilizado una expresión tomada de Fernando Pessoa de que en vez de la nostalgia del pasado a nosotros nos interesa la nostalgia del futuro. Los trescientos años ya están ahí. Lo que nos interesa ahora son los trescientos que vienen. - 7-
¿Qué aportó la exposición La lengua y la palabra, que acogió la Biblioteca Nacional de España? Tuvo un éxito de público considerable y fue un trabajo muy importante para, precisamente, rendir homenaje a los fundadores y a los que contribuyeron a la historia de la Academia y de las Academias en general hasta hoy. Y también creó el discurso histórico interpretativo y hermenéutico de lo que la Academia ha sido, es y por supuesto va a ser. El libro-catálogo de la exposición es también el libro institucional del centenario y en él está, repito, la filosofía de la Academia y el discurso histórico de la Academia, que no termina. La historia no acaba. Fucuyama se equivocó cuando habló del final de la historia y, en consecuencia, en ese libro están las pistas que apuntan hacia lo que pueden ser los próximos siglos de la vida de la RAE.
En 1951 se crea la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). En ellas se unen la RAE y sus correspondientes de América en pie de igualdad. ¿Qué supuso la creación de la Asociación para el reconocimiento de la pluralidad de normas del español? Fue absolutamente fundamental. Fue un gran momento, que hay que atribuirle no precisamente a España. El régimen de ese momento en España adoptó una postura cerril y muy peligrosa que por suerte se neutralizó. Fue una iniciativa del presidente de los EEUU de México Miguel Alemán. Él fue quien convocó una reunión de las academias de lengua española en México DF, de donde surge ASALE. España no estuvo presente, porque el régimen exigió para autorizar a la Academia española que México rompiera sus relaciones diplomáticas con el gobierno de la República en el exilio, lo cual era una cuestión francamente descabellada. Evidentemente México no hizo caso de esa exigencia y la represalia fue que la Academia española no asistió. Y sin embargo, a pesar de esto, ASALE decidió que la presidencia de la Asociación correspondiera a la RAE y que la sede estuviera en Felipe IV 4, que es la sede de la Academia aquí en Madrid.
¿Cómo enfocará en la política panhispánica en su mandato? ¿Qué papel desempeñarán durante el mismo las veintidós academias hermanas? Es absolutamente fundamental. El español es una lengua global. No por la colonia, sino por la independencia. Y hoy es una lengua hablada en muchos lugares del mundo, pero especialmente vinculada a 22 naciones, entre las cuales están las americanas, entre ellas también los EEUU de América del Norte, Filipinas y dentro de poco va a estar también la Academia ecuatoguineana de la lengua española, que es un proyecto que tenemos ahora en marcha, porque Guinea Ecuatorial, con su algo menos de un millón de habitantes, es el enclave del español en África; no es el único, pero es el más importante. En estos momentos ASALE tiene 22 miembros, dentro de poco tendrá 23. Y en el futuro no es descabellado pensar que podría haber una vigesimocuarta Academia, que sería la Academia del judeoespañol; es la única pieza que nos falta dentro del espectro total. La política panhispánica es la concepción actual, legítima, necesaria y justa de lo que es el español: una lengua global que goza de una unidad verdaderamente admirable, que es en parte el resultado del esfuerzo de las propias academias, pero también de los lazos por encima de las diferencias políticas y de intereses de todo tipo; los lazos culturales y los lazos históricos que nos siguen uniendo a todos los países, incluyendo los EEUU por supuesto. Los EEUU tienen una historia de presencia española fundamental, que en algunos momentos parece que se reconoce también allí. Entonces siendo esto así, la política panhispánica significa que las obras, los grandes códigos (la Gramática, la Ortografía, el Diccionario) tienen que ser fruto de un consenso lingüístico, que por cierto se da, y felizmente se da, y también afecta a ese concepto lingüístico de una norma policéntrica. Efectivamente, ningún país, ni tampoco España, puede considerarse propietario de la norma del idioma; esa norma es realmente policéntrica. Lo cual no significa en modo alguno ningún peligro de dispersión por razón de esa unidad a la que antes me refería. -8-
RELACIONES
¿Cuál es la relación de la RAE con los partidos políticos españoles y cuál va a ser su línea de actuación en ese campo? La RAE tiene una relación muy profunda con la Constitución española y, en consecuencia, se siente muy cómoda en el estado democrático de derecho en el que vivimos y el régimen que aquella constitución define. Eso significa que tenemos el máximo respeto a quienes representan legítimamente al pueblo español, que son los representantes electos por los partidos políticos y también mantenemos un respeto absoluto a los gobernantes no solo del Estado sino también de las Comunidades autónomas. Eso sí, quiero hacer una mención especial a la vinculación directa y estrecha que la Academia tiene con la Corona. No en vano la Academia española es Real Academia Española desde hace trescientos años, y los monarcas, con algunas excepciones (en esta casa no se recuerda de manera agradecida para nada a Fernando VII, por ejemplo), pero en general siempre la Academia ha sentido ese apoyo y ese impulso protector por parte de la Corona, y especialmente en lo que más nos toca, podemos decir que tanto don Juan Carlos I como don Felipe VI continúan los mejores momentos de esta tradición que vincula la Real Academia con la Corona.
Desde el 12 de febrero forma usted parte del Consejo de Estado. ¿Cuál es el motivo por el que ese órgano consultivo integra en sus filas al director de la RAE? ¿Qué funciones va a desempeñar usted allí? La función de consejero, junto con los demás consejeros. Hay unos consejeros permanentes, entre ellos por ejemplo algún ex presidente de gobierno; hay unos consejeros natos, que son aquellos que nos incorporamos en función del cargo que previamente hemos adquirido, y luego hay unos consejeros electos. Pero todos los consejeros son iguales y su función es aconsejar al Estado y al Gobierno en todo lo que tiene que ver con las leyes y con las disposiciones gubernativas. Mi función será ahí, por lo tanto, equivalente a la de los demás. La Real Academia está ahí porque la ley reguladora del Consejo de Estado así lo establece, y yo creo que de una manera muy razonable. He percibido (aunque no he tenido ocasión todavía de participar en ninguna sesión ordinaria; solo he tomado posesión) que los señores y las señoras consejeros sienten todos ellos como muy útil, casi como imprescindible, que la RAE a través de su director esté presente en el Consejo. Y por una razón obvia, fíjese: Aristóteles trata casi tanto de la lengua en la Política como en la Retórica y en la Poética. Es decir, que desde los griegos hay una idea muy clara de que la lengua es vertebradora de la polis, de la convivencia; es el instrumento dialéctico para contraponer las ideas y los intereses. Por lo tanto, todo lo que tenga que ver con el Estado, con el Gobierno y con la política en el sentido más noble del término tiene que ver con la lengua.
Dar ío Vil l an u eva en l a cer em on ia de in gr eso com o Con sejer o.
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Desde el 30 de enero es usted, por su condición de director de la RAE, Presidente de la Fundación del Español Urgente. ¿Qué valoración del merecen los diez años de labor de Fundéu? He tenido ocasión de expresar públicamente esa valoración en el acto que tuvo lugar anteayer, con presencia de Su Majestad la reina, para conmemorar la creación de la Fundación del Español Urgente hace diez años. Es una iniciativa que viene de un encuentro feliz entre la Academia, la Agencia EFE y una potente entidad financiera, como es el BBVA. La Academia se esfuerza por hacer todo lo que está en su mano a favor de la lengua, pero sabe que sus recursos son limitados, y que hay otros dos circuitos que tienen una incidencia extraordinaria en lo que a nosotros nos interesa. Por un lado está el circuito educativo. El trabajo de la Academia a favor de la fijación, de la limpieza y del esplendor de la lengua, además de la unidad, necesita que el sistema educativo en los países hispanohablantes se ocupe precisamente en formar a los ciudadanos en el uso y en el buen manejo de la lengua, para proporcionarles un instrumento fundamental para que ellos mismos defiendan sus derechos, se relacionen con los demás y se socialicen en un sentido pleno. El otro circuito es el de la comunicación. El poder que los medios de comunicación tienen como ejemplos de conducta, como creadores de tendencia, como se dice ahora, es indudable. Y también en lo lingüístico. Los medios de comunicación crean tendencias en el uso del idioma y tienen una responsabilidad en este sentido absolutamente indeclinable. Porque además, la educación dura una etapa de nuestra vida (aunque hoy se hable mucho de formación continua), pero es evidente que llega un momento en que salimos de la escuela o salimos del instituto o de la universidad. En cambio, la información está con nosotros antes de que ingresemos en la escuela y nos va a acompañar hasta nuestra esquela final. Somos individuos informativos, o informados. Por lo tanto Fundéu es un instrumento muy eficaz para que esa El Dir ector de l a RAE du r an te su in ter ven ción en l a idea de la importancia que los medios de comunicación con m em or ación del 10º an iver sar io de Fu n déu BBVA tienen a favor del idioma se sustancie en datos y en hechos concretos.
¿Qué papel desempeñan las redes sociales en la transmisión y el enjuiciamiento de la labor que realiza la RAE? Las redes sociales son instrumentos verdaderamente prodigiosos, asombrosos, extraordinarios para la comunicación, para la socialización y para la vertebración. Por supuesto, como todo, tiene también sus elementos negativos. Pero la valoración que nosotros hacemos es magnífica y, de hecho, nosotros tenemos un papel modesto pero muy activo en ellas. Recibimos continuamente el retorno a través de las redes sociales de las actividades y de las iniciativas que la Academia toma. Yo incluso diría que uno de los hechos más significativos en el acercamiento de la Real Academia a la sociedad ha sido la política que desde el gabinete de comunicación que dirige Miguel González Somovilla hace tres o cuatro años se ha emprendido en esta línea.
Tradicionalmente Espasa Calpe ha venido editando los diccionarios de la RAE. ¿Se plantea la Academia tener un sello editorial propio? En modo alguno. Zapatero a tus zapatos. Nosotros sabemos hacer diccionarios, pero no sabemos venderlos. Ni tampoco sabemos imprimirlos. Por lo tanto, en una sociedad desarrollada no tiene absolutamente ningún sentido. Es cierto que cuando la Academia se creó elaboró el Diccionario de Autoridades. Y luego, los académicos se encargaron de comprar el papel en Italia; se encargaron de buscar imprentas; se encargaron - 10 -
de conseguir que parte de las rentas del tabaco sirvieran para financiar la operación. Pero estamos hablando de hace tres siglos. Hoy, como le digo, no tiene ningún sentido. Nunca haremos tal cosa. Es cierto que desde el año 1925 la editorial Espasa edita algunos de los diccionarios de la Academia, y ese acuerdo, que también toca a otras editoriales para otras obras, era lo razonable y no vamos a tomar ninguna decisión que sería a contrapelo de la marcha de las cosas.
¿Cuál es la relación de la RAE con las editoriales que tienen diccionarios en su catálogo? Bueno, Espasa tiene diccionarios, Santillana también los tiene? Nosotros seguimos atentamente por supuesto las obras que producen; las valoramos y muchas veces aprendemos de ellas. Pero más allá de esto no hay más.
¿Qué relación tiene la RAE con las otras Academias europeas? La relación más intensa es con tres: con la Accademia della Crusca, en Italia, con la Academia francesa y con la Academia sueca. Con la Academia sueca hay una relación fuerte porque los miembros de la RAE tenemos el privilegio de poder proponer candidatos al Premio Nobel de Literatura. A título personal, ojo. No es que la RAE corporativamente haga propuestas sino que la Academia sueca le reconoce a cada uno de los académicos de la Española la capacidad de hacer propuestas. Todos los años nos lo piden.
¿Y suelen hacer uso de esa potestad? Sí, claro. Hace uso cada uno individualmente. Y además proponiendo los nombres que cada uno estime oportuno, porque es algo, repito, que no pasa por una decisión colectiva sino que es una prerrogativa que la Academia sueca le concede a la Academia española.
¿Qué relaciones sostienen con las demás Academias del Estado? Una relación leal, de cooperación y de amistad. De hecho, en el mes de noviembre, después de la presentación de la vigésimo tercera edición del DRAE, organizamos un Congreso (que venía siendo preparado desde mucho antes, y que además no por azar se hizo después de presentar el Diccionario) sobre el futuro de los diccionarios en la era digital. Convocamos a grandes editores de diccionarios europeos, a las grandes empresas de tecnología, a los lingüistas, a los lexicógrafos e invitamos a un miembro de cada una de las tres academias para que nos hablara de algo que ese miembro hacía muy en el sentido de lo que a nosotros nos interesaba. Fueron además tres ponencias magníficas. Tanto por parte del miembro del Institut d´ Estudis Catalans, como de la Academia Vasca y de la Real Academia Galega.
¿Cómo valora la situación del castellano en las comunidades históricas? Las lenguas tienen una entidad por sí misma muy poderosa. Es cierto que los avatares históricos, los avatares legislativos, pueden incidir sobre las lenguas. Pero las lenguas tienen una capacidad de afianzamiento propio verdaderamente enorme, como prueba el hecho, por ejemplo, de que el régimen de Franco no era en absoluto partidario ni proclive a las lenguas españolas que no eran el castellano. Y sin embargo esas lenguas ahí están y siguen siendo instrumentos privilegiados para la comunicación y también para la creación literaria, para la expresión científica, etc. Esto que digo en relación al eusquera, el catalán y el gallego vale también para el castellano o para el español en esas mismas comunidades. Es decir que si quisiéramos darle la vuelta a la situación que acabo de apuntar en la época del franquismo, probablemente el resultado no iría mucho más allá del que pudo conseguir el propio Franco poniéndole trabas al uso de esas otras lenguas.
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PRODUCTOS Y SERVICIOS
Col ección Bibl ioteca Cl ásica
¿Por qué decide la RAE acoger en su seno la Biblioteca Clásica que desde hace años y en distintos sellos editoriales viene dirigiendo el profesor Francisco Rico? En primer lugar porque Francisco Rico es un distinguidísimo académico de la Española. En segundo lugar porque en el proyecto suyo, muy ambicioso (de 111 títulos en los que se quiere reflejar una posibilidad de canon de la literatura española desde el Cantar de Mio Cid hasta Los pazos de Ulloa; es decir, 1886) estábamos colaborando varios académicos también. Pero sobre todo por dos razones: la ambición del proyecto demostró que exclusivamente por la vía de una iniciativa editorial-empresarial no había posibilidad de ultimarlo. Y en segundo lugar porque la Real Academia Española en sus estatutos constituyentes no solo habla de trabajar a favor de la lengua, en la línea de los grandes códigos (la Gramática, el Diccionario y la Ortografía), sino que habla también de trabajar a favor de la lengua y de nuestra cultura a través de la perpetuación de la tradición literaria. Esta segunda dimensión se ha ido desarrollando (por ejemplo en 1780 la Academia hizo el primer Quijote ilustrado exclusivamente por españoles; el famoso Quijote de Ibarra). Pero yo creo que no soy injusto si digo que en la dimensión literaria no ha habido ningún proyecto tan ambicioso y con tanta continuidad (como pudieron ser los proyectos del Diccionario, la Gramática y la Ortografía). Ese proyecto es este. Y por lo tanto es en cierto modo la consumación, trescientos años después, de un proyecto que por la parte literaria no había tenido todavía el desarrollo que podría tener. Eso sí, estamos hablando de algo muy exigente: hasta el momento, de los 111 títulos hemos publicado 24, pero este año va a haber seis más. Es decir, que terminaremos con 30 títulos. La colección empezó a publicarse en el año 2011 y según nuestros cálculos aún tenemos quince años más de trabajo para completarla.
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¿Qué le parece el canon que establece esa colección? El tema del canon es muy polémico pero al mismo tiempo es un tema de nuestro tiempo. Yo soy un modesto colega de cátedra de Harold Bloom, porque él es catedrático de mi disciplina en la Universidad de Yale. Tengo alguna relación con él. Discrepo de algunas de las postulaciones que hace. De todos modos, me quito el sombrero ante la valentía que demostró en su momento la publicación del libro sobre el canon occidental. Es muy difícil plantear el canon occidental en todo su conjunto. No es fácil, pero es más fácil planteárselo desde una lengua, y acotando además un periodo histórico que no agota la creatividad de la lengua española (no está ni el siglo XX ni el XXI), pero que sí acota un periodo suficientemente amplio. Probablemente no están todos los que son, pero son todos los que están, sin duda alguna. Y el problema del canon es que hay que ponerle un dígito, porque eso obliga después a hacer una selección. Si no se pone esa acotación, el canon se va expandiendo y prácticamente sería inagotable. ¿Por qué la colección tiene 111 títulos? Es un juego de mercadotecnia: porque así todos son números 1.
Usted coordinó uno de los volúmenes de la Historia de la Literatura de don Francisco, el correspondiente al siglo XX. ¿Habría extendido la lista de obras de la BC hasta la época en la que es usted especialista? Bueno, yo no me considero especialista en nada, sinceramente. Pero yo he trabajado sobre el XIX (he editado a Emilia Pardo Bazán, he editado a Bécquer; he escrito algo también sobre el XVIII y en el Siglo de Oro sobre Quevedo, sobre Cervantes? Pero no soy especialista en nada). Lo que no tengo es ningún tipo de reserva a considerar que la literatura contemporánea aporta monumentos de suficiente entidad como para figurar en el canon. Quien discutiría hoy que en el canon de la novela en español, en el que está el Quijote, no estuviera Cien años de soledad, por ejemplo. Pero es que ars longa,vita brevis: hay que saber con qué fuerzas afrontamos las grandes empresas, y hay que procurar no desbordar por culpa de nuestra ambición el campo al que nos dediquemos, que puede ser la antesala de un fracaso estrepitoso, que es lo que nosotros queremos evitar.
A qué público se dirige el Departamento de «Español al día» ? ¿Qué tipo de consultas recibe? El Departamento del Español al día, que se creó en el año 1998, está dirigido a todo el público interesado por la lengua; en España, en Hispanoamérica o en el mundo entero. Lo que pretende es dar un servicio en beneficio del idioma. No es un servicio para eruditos, para lingüistas, para escritores, sino que es un servicio, como digo, para el público en general. Nosotros este terreno lo tenemos bien programado, porque igual que el servicio del Español al día responde a consultas (que nacen de dudas, de incertidumbres o de, a veces, desconocimientos) que a nosotros nos resulta muy rentable atender, porque uno de los grandes éxitos editoriales de la Academia ha sido y es (ahora vamos a preparar la segunda edición) el Diccionario Panhispánico de dudas. Ese diccionario se nutre precisamente de las dudas que están llegando continuamente al Departamento. Pero es que tenemos otra línea, que está siendo muy eficaz últimamente (que tiene que ver con la pregunta que me hacía a propósito de las redes sociales): Nosotros tenemos 750000 seguidores en Twitter. Allí hay muchos tuits de comentarios, pero también otros que son dudas. Nosotros respondemos también a través de Twitter a esas dudas. Aunque esto viene directamente del Departamento de comunicación, y no del Departamento del Español al día. Y luego tenemos una tercera línea, que no es de dudas, sino de propuestas, que es la Unidad Interactiva del Diccionario (UNIDRAE), que consiste en una ventana abierta para que los usuarios del diccionario nos hagan propuestas; propuestas que muchas veces son críticas. Es decir, críticas de algo que está en el diccionario y que consideran que es incorrecto. En otros casos son verdaderas propuestas. Es decir, propuestas de introducir nuevas acepciones, nuevas palabras, etc. Todo eso lo procesamos siempre; nunca cae en saco roto lo que nos llega por este cauce de la Unidad Interactiva. Lo que ocurre es que unas veces las propuestas que se nos hacen pueden ser atendidas y otras veces no.
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¿Qué papel desempeña el Boletín de la Real Academia en el contexto de las publicaciones científicas actuales? El Boletín de la RAE está cumpliendo sus primeros cien años. Se creó en el año 1914. Fue probablemente el fruto más visible de la conmemoración fallida del segundo centenario de la RAE. El director de la Academia, que era Antonio Maura, había previsto una serie de conmemoraciones, pero el estallido de la guerra europea desaconsejó llevarlas adelante. Pero nos quedó este legado. Ese mismo año se funda la Revista de Filología Española, por cierto. En aquel momento la investigación sobre lengua no tenía la entidad cuantitativa que pueda tener hoy gracias al desarrollo de los departamentos universitarios, no solo en España sino también en los países en los que hay un pujante hispanismo. Entonces no por azar, en 1914 se crea la Revista de Filología Española, que sigue felizmente viva, y la Academia decide crear también un Boletín , que tiene un componente informativo (da noticia de la vida institucional), pero luego tiene un componente científico. Con el tiempo, por suerte, han proliferado las revistas científicas. Es decir, los estudioso de la lengua tienen hoy en día, y desde hace tiempo, muchas otras posibilidades. Yo he sido director del Boletín durante cinco años y puedo decir con profunda satisfacción que hemos visto, a base de ofrecer mucha regularidad y mucho rigor en la selección de los artículos, como durante esta etapa han sido muchísimos los investigadores de todo el mundo que han recurrido al Boletín para publicar, para dar a conocer sus propuestas. Es un Boletín misceláneo. Es decir, ha habido trabajos de Historia de la lengua, de Historia de la literatura, del Español en América, del Español jurídico, del Español científico... Una variedad enorme de aportaciones. Además, tengo que decir con satisfacción que hemos anunciado que después de este año pasado en el cual los dos números del Boletín se han dedicado al Centenario (el primero es una entrega monográfica con trabajos de académicos sobre el siglo XVIII, el siglo que vio nacer la Academia, y el segundo, que estamos a punto de entregar, es una antología de unos veinte trabajos entre los mejores que el Boletín publicó en los cien años anteriores) a partir de este año pasará a ser una revista digital. Sin embargo, el número de envíos no ha disminuido, sino todo lo contrario: tenemos una cartera muy nutrida de artículos que son sometidos a una escrupulosa lectura por parte de tres consultores y los que superan esa prueba, en algunos casos con algunas modificaciones, que los propios autores implementan por indicación de los lectores, está nutriendo la revista, que va a tener su continuidad.
Casa M u seo dedicada a Fél ix Lope de Vega
Bolet ín de la Real Academ i a Españ ola (BRAE)
La Casa Museo Lope de Vega está integrada en la RAE. ¿Se plantean ustedes acoger otras unidades museísticas? No .Porque la Academia tiene que ser muy consciente de sus limitaciones. No hay nada peor que morir del éxito. El que mucho abarca poco aprieta y nosotros tenemos que apretar mucho en aquello que ya tenemos y por lo tanto no necesitamos abarcar más.
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¿En qué punto se encuentra la digitalización del Archivo de la Academia? Hemos terminado una primera fase, con una generosa financiación del Banco de Santander. Ahora estamos procesando esa digitalización para ofrecerla en la red. Luego seguiremos con otras tandas. Lo que no hemos podido afrontar es toda la digitalización del archivo de los trescientos años, pero el primer tramo, que es el del XVIII, ya lo hemos concluido y esperamos ofrecerlo en abierto lo más pronto posible.
Bibl ioteca de l a RAE
¿Qué aportan al fondo de la Biblioteca de la Academia los legados de don Dámaso Alonso y de Rodríguez-Moñino? Son dos legados diferentes y de gran valor. El de don Antonio Rodríguez-Moñino y de doña María Brey Marín (igual que el legado de don Dámaso Alonso es el de don Dámaso Alonso y de doña Eulalia Galvarriato). Tanto doña Eulalia como doña María eran mujeres de letras; escritora de creación en el caso de Eulalia y bibliotecaria y bibliófila en el de María Brey Mariño (por cierto, tía abuela de Mariano Rajoy Brey, presidente actual del gobierno español). Entonces, el legado Brey-Rodríguez-Moñino es el legado de unos bibliófilos-bibliógrafos-eruditos, con piezas muy raras de literatura efímera, como son los pliegos de cordel. Y también con un componente muy singular, y es que fueron grandes coleccionistas de obra gráfica, de grabados. Hay muchos dureros, están los grabados de Goya? Todo eso forma parte de ese legado. Y luego mucha erudición bibliográfica. La bibloteca Galvarriato-Alonso es una biblioteca fundamentalmente de un filólogo romanista, pero también de un gran poeta de la Generación del 27. Por lo tanto tiene una magnífica colección de poesía contemporánea y también del Siglo de Oro. Y luego tiene un ingente acopio de literatura científica, en el ámbito no solo del español sino de todas las lenguas romances.
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Sal a Dám aso Al on so
Sal a dedicada al l egado Rodr ígu ez-M oñ in o en l a RAE
Tras once años de trabajos de la veintidós Academias de la Lengua Española, en 2009 ve la luz la Nueva gramática de la lengua española. Esta obra, salvando el ilustre precedente de la Gramática de don Emilio Alarcos, constituye la primera gramática española desde 1931. ¿Por qué ha habido que esperar tantas décadas para disponer de una gramática oficial del español? Hubo entremedias dos intentos. El intento del Esbozo y el de la Gramática de Emilio Alarcos Llorach que usted refiere. La Gramática es el gran código normativo del idioma. La lingüística y los estudios gramaticales experimentaron a lo largo del siglo XX un desarrollo enorme. La última Gramática que la Academia publicó fue la del 31. Y digamos que entre el año 1931 y el año 2009 en que publicamos la nueva ocurren más cosas en el ámbito de los estudios lingüísticos y gramaticales probablemente que desde Nebrija hasta la Gramática del 31. Puede haber ahí varios siglos de una cierta estabilidad en la doctrina gramatical y de repente esto se dispara con la eclosión de teorías lingüísticas como puede ser la gramática generativa o transformacional, la gramática funcionalista, la glosemática? En fin, todas las escuelas de la Lingüística. Esto influye mucho en que la Academia entre una cierta fase de perplejidad. No por chochez ni por pérdida de facultades, sino simplemente porque la propia complicación de las cosas así lo indicaba. La Gramática de la Academia es una gramática normativa. Entonces, ¿en qué medida puede conectarse este carácter normativo de la Gramática académica con una concepción metodológica específica conforme a una determinada escuela de la Lingüística? Eso es lo que provoca el hecho de que cuando se le encarga a Emilio Alarcos la Gramática de la Academia y él hace una magnífica gramática, luego la Academia en cierto modo recule porque se da cuenta de que obedece a unos principios de escuela tan exactos, tan precisos, que hay como una cierta contradicción. Y entonces lo que hace la Academia es que publica la Gramática con sello suyo, pero no es la Gramática de la Academia, es la Gramática de Emilio Alarcos Llorach, en una colección de la RAE. Y algo parecido ocurrió con el Esbozo. El Esbozo estaba llamado a ser la gramática. Pero precisamente por estos mismos pruritos aparece con la denominación de Esbozo. Finalmente creo que se ha resuelto de una manera muy buena. Incluso yo diría más: la gramática coordinada por Ignacio Bosque, que fue el ponente, es una obra monumental. Si le sumamos la Fonética que coordinó don José Manuel Blecua, nos encontramos con un corpus de unas 5000 páginas. Es decir, es una gramática de 5000 páginas. De la que por supuesto hay una edición en forma de manual, que yo creo que salió más largo de lo que debiera, y luego está la edición escolar que tiene unas dimensiones más razonables. Pero esa Gramática va a representar, viendo las cosas con perspectiva, algo semejante a lo que pudo en su día significar el Diccionario. Es decir, la Gramática del año 9 es una obra fundacional que seguirá teniendo ediciones, pero ya no habrá otra Gramática de la Academia. Será esa. Igual que el Diccionario.
¿Una obra con varias ediciones, no? Con varias ediciones y una renovación continua. Ya estamos trabando en la próxima edición. Pero, no sé si me explico bien? Es que se trata de una aportación tan importante, y además con la dimensión panhispánica, que yo creo que esa perplejidad y esas dudas han quedado felizmente resueltas con ese trabajo extraordinario coordinado por Ignacio Bosque.
La N ueva gr am át i ca de la len gua españ ola
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¿Podemos afirmar que en general hacemos un buen uso del español? Todas las generalizaciones son falsas. Incluso esta. Entonces, yo me resisto (siempre dicen que es porque soy gallego, pero no creo que sea por esa razón) a hacer afirmaciones de ese tipo. ¿Utilizamos bien la gramática? Pues mire, unos sí y otros no. Incluso quienes la utilizamos bien a veces metemos pifias. Y quienes la utilizan mal tienen momentos de epifanía, de revelación, y construyen una frase magnífica. O sea que la cosa es muy fluctuante; no se puede generalizar.
¿Qué futuro tiene nuestro idioma en el contexto del sistema de comunicación global del que formamos parte? No hay ningún peligro. Es una lengua global, una lengua eficaz, útil. Y amparada por una tradición fortísima. Por lo tanto hay que desterrar cualquier idea catastrofista. Aunque de vez en cuando la gente se apunta a ellas. Y no solo porque venga el final de un milenio como ocurrió en el año 2000.
¿A qué responde la iniciativa del Quijote escolar elaborado por don Arturo Pérez Reverte? Es simplemente el cumplimiento, con un poco de retraso, de un encargo que el gobierno le hizo a la Academia española en el año 1912. Con motivo de los centenarios del Quijote (1905,1915) hubo en España un movimiento para que la obra formara parte del currículum educativo. También hubo otras iniciativas, entre ellas por ejemplo la famosa estatua de don Quijote y Sancho, que está ahora en la Plaza de España. También en ese mismo movimiento entra la publicación de obras como Meditaciones desde el Quijote de Ortega o la Vida de don Quijote y Sancho de don Miguel de Unamuno. Por cierto, tenían posiciones encontradas en la cuestión de si el Quijote debía ser leído en las escuelas o no. Unamuno decía que sí y Ortega decía que no. No porque le pareciera una obra compleja o una obra anacrónica, sino porque según Ortega era una obra desmitificadora, y los niños necesitaban creer en mitos. Él consideraba que el mito, con esas metáforas tan brillantes que Ortega utilizaba, era la hormona del espíritu, y que por lo tanto el Quijote al ser un libro desmitificador era poco educativo. Entonces, en ese contexto hay una real orden que le encarga a la Academia hacer dos ediciones: una ?crítica y erudita? y otra ?popular y escolar?. Pues bien, con un poco de retraso como digo finalmente hemos hecho las dos cosas: la edición escolar y popular es la de Arturo Pérez Reverte y la crítica y erudita es la nueva edición de el Quijote que va aparecer en nuestra Biblioteca Clásica de la Real Academia Española.
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El Qui j ot e popu l ar y escol ar
ACADÉM ICOS Podríamos dividir a los académicos de número entre creadores, filólogos e historiadores de la literatura, lingüistas y representantes de diversos sectores profesionales. ¿Qué equilibrio existe entre esos grupos en la vida diaria de la Academia y también en el momento de nombrar a un director de la misma? En el momento de nombrar a un director no creo que tenga ninguna influencia, porque si bien es cierto lo que usted dice que el perfil de los académicos es distinto, la condición de académicos es totalmente común e igualitaria. Es decir, que todos los académicos lo son con los mismos derechos y obligaciones. A veces, en tono humorístico digo que el lema fundacional de la Academia (el famoso limpia, fija y da esplendor), que es un lema muy expresivo, que la elección de los académicos obedece a esos tres registros: hay académicos que dan esplendor, que son fundamentalmente los escritores; hay académicos que fijan, que son los lingüistas, los filólogos; y luego hay académicos, como yo, que nos dedicamos a la limpieza: somos señores de limpieza en la Academia, pero tenemos también nuestro sitio aquí desde el propio lema que nos ampara. Es cierto que en cada siglo ha cambiado en parte la composición del cuerpo académico, y también el perfil de los directores. En el siglo XVIII fueron todos fundamentalmente aristócratas. Estoy hablando no solo de los Villena, sino también de los Medinaceli, de los Alba, etc. Ojo: aristócratas enormemente trabajadores e ilustrados. No estamos hablando de marquesones. Estamos hablando de personas ilustradas, imbuidas de los principios de las luces y dispuestos a trabajar a favor de una causa noble como era la lengua. Luego, en el siglo XIX, irrumpieron con gran fuerza los grandes escritores, que por supuesto en algún caso también eran nobles, como es el caso del Duque de Rivas, por ejemplo. Y esto también repercutió en la elección del director. Y luego en el XX siguió habiendo muchos escritores y muy buenos; el número de los aristócratas descendió y se produce la irrupción de los filólogos: el siglo XX es el siglo de los filólogos en la Academia. Y eso también marca el perfil de los directores. Hay que pensar que la figura máxima de la filología española, don Ramón Menéndez Pidal, fue director de la Academia durante treinta y dos años; los primeros antes de la Guerra, y fue objeto de una cierta depuración por su sentimiento liberal y republicano, pero felizmente volvió a ser director a partir de la segunda parte de los años cuarenta y lo fue hasta su muerte, casi centenario, en el año 1969. Luego también hay que pensar que fueron directores Dámaso Alonso, Rafael Lapesa (si bien en un breve periodo de transición), Pedro Laín Entralgo, Manuel Alvar, Fernando Lázaro Carreter, Víctor García de la Concha y José Manuel Blecua. Es decir, que el predominio de los filólogos es muy marcado. También hay que mencionar aquí que José María Pemán fue también en los años 40 director de la Academia y no era un filólogo sino un político y un autor dramático y poeta.
En los últimos años, como apunta, han sido lingüistas o filólogos. ¿Por qué no creadores o representantes de otros sectores profesionales? No hay ningún motivo para que no sea así. Es decir, que podría en cualquier momento ocurrir tal cosa. Hombre, yo espero que al menos en los próximos cuatro años no tenga que ocurrir, por lo que me va en ello, pero a partir de ese momento, claro.
¿Por qué no entran políticos en la institución como en otros tiempos? Políticos estuvo don José María de Areilza, que fue quizás el último que respondía a ese perfil. No hay tampoco ningún motivo y puede en cualquier momento cubrirse alguna vacante con algún político. Por ejemplo, en el sillón que yo (probablemente de manera poco justificada) ocupo, que es el de la B mayúscula, estuvieron ni más ni menos que dos presidentes de República, don Emilio Castelar y don Niceto Alcalá Zamora. Estos dos nombres que he mencionado hablan de que tiene que ser un político con obra. En
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ambos casos eran además personas muy brillantes en la oratoria, que es el gran instrumento del político. El político tiene que ser de suyo un buen expositor. Sino un gran orador en el sentido decimonónico, sí al menos alguien que utilice la palabra con eficacia para convencer a sus compatriotas de aquello que forma parte de las convicciones que el político tiene.
¿Qué tareas realizan las Comisiones de la RAE? Bueno, hay dos tipos de comisiones. Las comisiones de administración y gestión, para tomar decisiones a un determinado nivel, aunque luego las decisiones definitivas las toma la Junta de Gobierno y el Pleno. Y luego hay otras comisiones que son estrictamente lingüísticas y filológicas. La más importante de todas es la Comisión delegada del Pleno para el Diccionario, que es aquella a la que compete la última palabra en las decisiones que afectan al Diccionario. Pero también en función del Diccionario hay cinco comisiones, que se reúnen por separado todas las semanas y que se dedican a desbrozar trabajos relacionados con el Diccionario.
¿Qué labor desempeñan los académicos correspondientes por las comunidades autónomas? Recurrimos a ellos cada vez más. Por ejemplo, el Boletín de la RAE no estaría funcionando como funciona si ellos no estuvieran continuamente haciéndonos lecturas de los artículos y otros cometidos que ellos están desempeñando. Por ejemplo, la Academia ha tenido una actividad editorial intensísima desde 2009 hasta hoy, y estos académicos correspondientes, algunos de ellos, han contribuido a las gramáticas, a las ortografías, a los diccionarios. En otros casos contamos con ellos incluso para misiones específicas. Yo recuerdo que cuando la Academia estaba en European Institucion for Lenguages, fue un académico correspondiente el que estuvo asistiendo a esas reuniones en representación de la Real Academia Española.
Recientemente, como parte del programa de su Tercer Centenario y dirigida por el profesor Álvarez de Miranda, la Corporación ha iniciado la publicación de una colección de libros (editados por Biblioteca Nueva) que recoge una muestra de los discursos de ingreso. Muchos de esos opúsculos son obras maestras del género. ¿Qué fin persigue la Academia con esta colección? Es una colección exclusivamente vinculada al tercer centenario. En principio no está previsto que haya una continuidad. Es una colección de doce discursos seleccionados por él. Porque don Pedro, además de un gran lexicógrafo y el responsable del éxito de la vigésimo tercera edición del Diccionario, leyó su discurso de ingreso en la Academia precisamente sobre los discursos de ingreso en la Academia. Por lo tanto, él conoce mejor que nadie el corpus total de esos discursos académicos. En la española ha habido entorno a unos 400 ingresos, pero discursos hay algo menos de 300. Porque la tradición de comenzar leyendo un discurso es de mediados del XIX. Los académicos leían discursos, que a veces llamaban oraciones, que la gente cree que es que se pasaban el día rezando, y no era así. Se llamaban oraciones por la oratio latina. Pues bien, de esos algo menos de 300 discursos don Pedro ha hecho una selección de los que considera más significativos en función de nuestro objetivo de aprovechar el centenario para que la sociedad redescubra aspectos de la Academia que podían estar en sombra.
Desde la fundación de la Real Academia Española por el marqués de Villena en 1714 hasta 1847 no existía la costumbre de que los académicos neófitos ofrecieran un discurso al ingresar en la misma. Esta situación cambia de resultas de un Real Decreto de 1846. ¿Qué aporta el ritual de la ceremonia del discurso de ingreso?
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Es una ceremonia muy solemne. Yo creo que también es una ceremonia muy austera; tiene un protocolo que es siempre el mismo. Es también muy significativo que el director no intervenga. Nada más que para abrir la sesión y para imponer al académico su medalla y darle el diploma. A pesar de esa austeridad, de ese minimalismo, son actos que gozan de una adhesión y un éxito extraordinarios. Y es efectivamente el momento en que un académico adquiere en plenitud la condición de tal. Un académico mientras no lee su discurso de ingreso es exclusivamente académico electo. E incluso, según el reglamento de la Academia podría perder su sillón si en el plazo de dos años no leyera. La verdad es que luego la Academia procura ser flexible en esto. Como por ejemplo hizo en el caso de don Salvador de Madariaga, que fue elegido en el año 36 y la Academia aceptó reservar su plaza hasta el año 77 para que después de muerto Franco él pudiera venir y leer su discurso de ingreso.
Discu r sos académ icos, pu bl icados por Bibl ioteca Nu eva.
Los discursos se abren siempre con un exordio: expresión de gratitud, elogio del antecesor en la silla y topos retórico de la modestia simulada. Al discurso del académico electo le sigue la contestación, encomendada al director de la corporación pero de ordinario transferida a otro académico. ¿Qué objetivo tiene esa estructura bipartita de la ceremonia? Forma parte del ceremonial. La Academia es una corporación de iguales a la que se accede por cooptación. Uno es candidato a la Academia porque tres académicos lo proponen; uno se convierte en académico electo porque la mayoría de los académicos lo votan, y luego uno finalmente pasa a ser académico efectivo porque otro académico lo recibe después de que haya pronunciado su discurso. Esto forma parte del ceremonial de una institución que, aunque en nuestro caso viene del siglo XVIII, tiene precedentes en los siglos anteriores. La Academia en última instancia viene de los griegos. De ahí viene el nombre del jardín de Akademos. Y luego en el Renacimiento tiene una floración muy amplia. Pero la nuestra es fundamentalmente dieciochesca. Conserva algunas prácticas, pero cuando se habla de protocolos? la vida está llena de protocolos, de signos. A veces incluso el mostrarse antiprotocolario se hace a través de protocolos subyacentes.
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¿Son los discursos de tema propiamente lingüístico o literario los que, desde el punto de vista científico, más aportan a la institución, o bien resulta de interés cualquier tipo de discurso que estudie la incidencia de la lengua en un campo social o profesional concreto? Yo creo que cualquiera. Porque la Academia es plural y quien es elegido académico lo es, eso sí, por su aportación al idioma, pero sin que esta aportación venga exclusivamente de una actitud creativa (en el caso de los poetas, los novelistas o los dramaturgos) o de una actividad de tipo científico-lingüístico, como es el caso de los lexicógrafos, de los gramáticos, etc. Todos tienen su interés. Lo cual no creo que sea de sorprender. Si alguien llega a ser elegido académico es porque se supone que tiene cosas que decir. Y generalmente aprovecha la ocasión para decirlas.
DICCIONARIOS
¿Qué objetivos pretendía alcanzar el simposio El futuro de los diccionarios en la era digital, celebrado aquí en noviembre del pasado año? Pretendíamos algo que creo que es muy razonable: que los diccionarios no pueden seguir siendo exactamente como hasta ahora, diccionarios gutenbergianos, cuando el público ya empieza a ser nativo-digital. Por lo tanto, el DRAE, que llevaba publicándose trescientos años, necesitaba (necesita) una refundación. Y esa refundación hay que hacerla aprovechando las experiencias de quienes están haciendo cosas semejantes. Ese fue el motivo de convocar el simposio.
Sim posio in ter n acion al El f ut ur o de los di cci on ar i os en la er a di gi t al
¿Acercar los diccionarios a la sociedad es el objetivo que debe primar en la labor del lexicógrafo? Sí, es una de las conclusiones de ese Simposium. Los expertos nos han dicho que el diccionario digital tiene que ser un diccionario acomodado como el guante a la mano a las exigencias del público. De manera que en él el público tiene que encontrar todo lo que busque. Y lo tiene que encontrar de la manera más directa, más ágil, más rápida y más inmediata.
Pero, ¿es la sociedad el destinatario final del diccionario o bien es, en algunos casos, una labor hecha por y para lingüistas? Yo no veo contradicción entre una cosa y otra, viendo este asunto desde la perspectiva desde la que nosotros estamos. Probablemente el diccionario que nosotros hagamos en el futuro será un diccionario total. El soporte digital lo resiste todo, cosa que no ocurre con el libro: el libro resiste lo que le cabe. Un libro no puede meter voces, por ejemplo; un libro no puede pronunciarnos las palabras, en cambio un diccionario digital sí que las puede pronunciar. Y las puede pronunciar con el acento de Cochabamba o con el acento de Cádiz o con el acento de Ciudad Juárez. El diccionario total, por ejemplo, podría neutralizar las - 21 -
diferencias entre lo que llamamos diccionario histórico y lo que llamamos diccionario de uso. Y, por supuesto, contendrá una cantidad ingente de información. Válida para entender el idioma de hoy, pero también para entender el de ayer. Con ese nivel máximo de información, evidentemente estamos hablando de una obra para lexicógrafos o para lingüistas, o para escritores. Pero ese mismo humus es el que da de sí el diccionario que pueden utilizar los escolares de Bolivia o que pueden utilizar los locutores de Puerto Rico.
Hoy se elaboran diccionarios de casi todo. ¿Un diccionario debe ser tarea exclusiva de un lexicógrafo o bien puede abordar la labor un profesional del campo al que se dirige el producto? ¿Qué pátina de prestigio tiene a su, juicio, el lexicógrafo lingüista? Eso siempre ha existido. Es decir, el lexicógrafo es el científico y el técnico que elabora el diccionario, pero el contenido del diccionario en muchos casos necesita de la supervisión y del aval de alguien que domine la materia de la que trata la palabra que lexicográficamente es procesada y es reflejada. O sea que es una suma de las dos cosas. Nosotros en la Academia tenemos académicos que son botánicos, arquitectos, médicos, etc. Voy a poner un ejemplo concreto. ASEPA es la asociación española de productores de automóviles. Bueno, pues este diccionario nuestro se ha nutrido de una colaboración con ellos para revisar toda la terminología de la mecánica del automóvil. Algunos de los académicos, entre los cuales me encuentro yo, somos muy aficionados al automovilismo, pero sabemos que tenemos ciertas limitaciones y en consecuencia hemos recurrido a los profesionales, que son ingenieros fundamentalmente, que están en esa asociación.
Me decía una vez una célebre lexicógrafa que los másteres de lexicografía tienen en realidad poca utilidad. Que no forman lexicógrafos, sino teóricos de la lexicografía o metalexicógrafos ("lexicógrafos teólogos" frente a "lexicógrafos misioneros", en afortunado símil empleado por don Manuel Seco en el simposio de noviembre). ¿Cómo animaría usted a un recién licenciado a matricularse en un máster de lexicografía como por ejemplo el que oferta esta casa, que dirige don Salvador Gutiérrez Ordoñez? ¿Son útiles los másteres de lexicografía para formar lexicógrafos prácticos? Yo creo que sí .Yo soy un profesor universitario y creo en la educación y en la formación. Creo también en un cierto componente de autodidactismo. Por ejemplo, que yo sepa ninguno de los autores del Diccionario de autoridades había hecho un máster de lexicografía. Y tampoco Sebastián de Covarrubias. Y sin embargo ahí está la obra que produjeron. Pero hoy en día con el desarrollo de las disciplinas, a los jóvenes en los másteres se les puede dar una formación extraordinaria. Claro que es aconsejable que hagan esos másteres, pero ojo, que sean másteres no nostálgicos de lo que fue la lexicografía sino más bien visionarios de lo que puede ser la lexicografía del futuro.
Sesión de cl au su r a del cu r so 2013-2014 de l a ELH . - 22 -
Di cci on ar i o de la len gua españ ola . Edición del Tr icen ten ar io
¿Es el DRAE que podemos consultar por internet un diccionario en papel trasladado a otro formato o bien es un producto nuevo y diferente? Hasta ahora no. Hasta ahora el diccionario en línea era el diccionario de papel digitalizado. El próximo diccionario será al revés: será un diccionario digital en algún caso puesto en papel.
El DRAE es un diccionario normativo que sanciona usos léxicos. ¿Qué diferencia a su juicio un diccionario como el DRAE de un diccionario de uso como por ejemplo el que viene impulsan don Manuel Seco y su equipo? Aquí hay cuestiones de mucha enjundia. Igual que todos estamos de acuerdo en que una gramática académica, o una ortografía, son normativas (aunque últimamente a veces nos critican que estamos relajando mucho el énfasis normativo), el diccionario sí que es muy discutible que sea normativo. Porque eso significaría algo así como que las palabras que no están en el diccionario están fuera de la norma, y por lo tanto son palabras condenadas a las tinieblas exteriores del idioma. Y eso no es así. El diccionario tiene las palabras que le caben. Y las que no caben no están por alguna razón. Es decir, porque el sitio que podrían ocupar lo ocupa otra palabra que considera la Academia que tiene mayor impacto. Pero no quiere decir que la que no esté sea una palabra anormativa, y que por lo tanto sea punible, perseguible, desdeñable, reprobable. No es así ni mucho menos. Nosotros mismos a veces nos sorprendemos por el aura de referencia de autoridad que el Diccionario de la Academia Española tiene. Cosa que, cualquiera de los diccionarios magníficos que hay en del español (el que usted ha mencionado y algunos más) posee. Bueno, pues eso se explica por la historia. No en vano, el primer diccionario que la Academia hizo lo llamó Diccionario de la lengua castellana, y sin embargo la gente empezó a llamarlo Diccionario de Autoridades. Autoridades no en el sentido del gobierno, sino en el sentido de que las palabras y las acepciones están avaladas por textos de referencia de los clásicos, que son los que le daban autoridad a las palabras. - 23 -
Como una de las propuestas del Tercer Centenario de la institución se ha reeditado (JdJ editores), en formato papel, el célebre Diccionario de Autoridades, germen del DRAE actual. ¿Sigue siendo útil a su juicio seguir tomando esa obra de 1726-1739 como punto de partida para la elaboración del Diccionario académico? No es exactamente que lo tomemos como punto de partida, sino que el Diccionario de Autoridades, que es una obra monumental; de una lectura gratísima, por cierto (la frescura, el ingenio con que se describen las acepciones es maravillosa. Y luego están las citas de los autores? ) Ese diccionario, como sabemos, consistía en seis tomos. Se empezó a hacer una segunda edición. Pero la Academia se dio cuenta de que había un error: que un diccionario de seis tomos nunca podría ser un diccionario eficaz a la hora de contribuir a la unidad y a la fijación del idioma. Entonces, en 1780 toman la decisión de prescindir de las autoridades; quedarse con el lemario y hacer el diccionario de uso, que es el que inicia la saga de la que viene la vigésimo tercera edición. Es decir, que la vigésimo tercera edición del diccionario, publicada en el mes de octubre del año pasado, es tataranieta de aquella primera edición de 1780, que era hija del Diccionario de Autoridades. Pero ojo, la evolución es enorme desde entonces hasta hoy. Efectivamente podemos hablar de esa filiación. Una filiación que se va a refundar en la próxima edición del Diccionario.
Di cci on ar i o de Aut or i dades, 1726-1739.
Don José Antonio Pascual y su equipo están elaborando el Nuevo Diccionario Histórico del Español. ¿Qué conjunción de factores ha tenido que darse para que, ahora sí, tras varios intentos fallidos, esté saliendo adelante esta transcendental iniciativa? El Diccionario Histórico era una asignatura pendiente de la RAE. Por su propia complejidad era necesario disponer de las posibilidades de la informática para poder llegar a hacerlo. Ahora ya tenemos un programa (derivado de un programa que hemos comprado, pero que hemos adaptado totalmente al objetivo de hacer el diccionario histórico). Ese programa existe, ya ha dado sus primeros resultados. El programa funciona y en consecuencia ahora lo que nos falta es dinero y tiempo.
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Don Guillermo Rojo, artífice de los corpora CREA y CORDE, está ahora centrado en uno de los proyectos estrella de al Corporación, el CORPES XXI. ¿En qué consiste esta herramienta y qué utilidad tiene para el investigador? Es un proyecto absolutamente fundamental. Es decir, es el sustrato, el sustentó, de toda la activad que la Academia realiza. Ya lo habían sido (y lo siguen siendo) el CREA y el CORDE. El CORPES es lo mismo que el CREA, pero ya del siglo XXI. Veinticinco millones de formas que se incorporan cada año a nuestra memoria informática (que no son veinticinco millones de palabras, sino de realizaciones del español; el 70% procedente de América y Filipinas y el 30 por ciento de España). Las fuentes son orales (radio, televisión, música? ) y escritas (periodismo, creación, literatura, medicina, publicidad, economía? ) Tenemos ya cerca de trescientos millones de formas registradas. De modo que ahora cualquier discusión sobre una estructura gramatical, pero sobre todo sobre una palabra o una acepción inmediatamente nos aporta una documentación precisa, un mapa exacto de donde se usa esa palabra o esa acepción. En el caso de que sea un neologismo, cuándo apareció por primera vez. En el caso de que sea lo que yo llamo ?palabra globo?, que se desinfla, también cuando se produjo ese deshinchamiento. Es decir, es un instrumento fundamental, que además creo (y lo digo sin jactancia) que solo la Academia están en condiciones de hacerlo. No creo yo que ninguna otra institución tenga el empuje y la capacidad de convocatoria como para poder desarrollar este servicio.
Dar ío Vil l an u eva n os r ecibe en su despach o de l a sede cen tr al de l a in stitu ción
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La In stitu ción .
Para conocer la historia de la Real Academia recomendamos la lectura del libro La Real Academia Española. Vida e historia, escrito por don Víctor García de la Concha y editado en 2014 por Espasa Calpe.
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Las dos vi das de l as pal abr as Copyr igh t Š 2015 Las dos vidas de l as pal abr as. Todos l os der ech os r eser vados. - 27 -