Novela gráfica Silencios elocuentes (fragmento)

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Primera edición, 2022

Laboratorio de Estudios Culturales, Históricos y Espaciales - LECHE

Silencios elocuentes / LECHE Cali, Fundación del Laboratorio de Estudios Culturales

Históricos y Ambientales, 2022

[96] p. il. ; 23 x 17 cm

ISBN: 978-958-49-7075-6

1. Historietas colombianas - Siglo XXI 2. Tiras cómicas, historietas, etc. - Siglo XXI 3. Novela gráfca colombiana - Siglo XXI

© ©

Javier Peña-Ortega

Silencios elocuentes

2022, Fundación del Laboratorio de Estudios Culturales Históricos y Ambientales - FLECHA

Calle 50 Norte # 2 A-98

Santiago de Cali, Colombia.

Comentarios y sugerencias: esaeslafecha@gmail.com

Dibujo y giuión: Julián Moreno Ramírez y Javier Peña-Ortega

Textos: colectivo LECHE

Carátula: Julián Moreno Ramírez

Editora gráfca: Paula Pino López

Corrección editorial: Carlos Bastidas Zambrano

ISBN: 978-958-49-7075-6

Gracias por leer la historieta Silencios elocuentes. El Laboratorio de Estudios Culturales, Históricos y Espaciales-LECHE cree en la importancia de compartir, la cooperación y en garantizar la libertad en el uso de historietas. Por esta razón, esta novela puede ser distribuida, copiada y exhibida por terceras personas si se dan los créditos respectivos.

Proyecto apoyado por Estímulos 2022

Apoya:

[silencios] [elocuentes]

Índice Proemio 7 Capítulo 1 La pollita 8 Pintar, tapar y repintar 17 Capítulo 2 Canto fúnebre 22 La conspiración del silencio 31 Capítulo 3 Mañana cuando amanezca 36 Fotografías recuperadas 45 Capítulo 4 Interludio 50 Nombrándonos en la censura 59 Capítulo 5 Mariquiar el mundo 64 Una carta es una carta y es más 73 Capítulo 6 Voces 78 Refundación cultural 87 A manera de cierre 93

Después de seis años de existencia del colectivo del Laboratorio de Estudios Culturales Históricos y Espaciales-LECHE, después de aciertos y fracasos, estamos contentas de presentarles nuestro sexto libro. Este proyecto lleva cuatro años de trabajo y aún lo sentimos inacabado. No esperamos que nuestro libro sea considerado como una hoja de ruta para el estudio de la censura, una teoría general de la censura o siquiera explicar el accionar de la censura en la actualidad. En cambio, los capítulos reúnen argumentos que giran en torno a la construcción de un debate que apunte a acciones de contracensura. Si con este libro contribuimos al debate genuino, entonces puede considerarse un aporte al estudio de la censura. Consideramos que las interpretaciones solas, fijadas por teorías, al carecer de descripciones que representen las situaciones, empobrecen la comprensión y agotan la posibilidad de abrir diálogos. En este libro decidimos versionar y, desde la ficción, plantear narraciones gráficas para impulsar diálogos entre personajes y lectoras como una invitación a pensar juntas. Es precisamente este ejercicio al que llamamos historieta o paquitos (en su versión colombiana). De esta manera, los paquitos, organizados en capítulos, no son representaciones de la realidad, sino la descripción de sucesos ficcionalizados de censura, prohibición, exclusión y borramientos ocurridos en Colombia. Los paquitos hacen un recorrido por las problemáticas que se incluyen en el libro: la relación entre censura y poder (capítulos 2, 3 y 6), la configuración estética del poder (capítulos 1 y 5) y los retos de una praxis etnográfica en el estudio desde lo visual (capítulo 4). Los ensayos que se encuentran al final de los paquitos nos permiten señalar y eludir represalias.

Aunque el tono del texto es, ante todo, visual, se plantean discusiones de orden teórico, metodológico y técnico. En los paquitos, no pretendemos analizar todos los matices de las situaciones, sino mostrar en viñetas los hallazgos que consideramos relevantes desde nuestra etnografía. Las viñetas etnográficas son una estrategia a través de ejemplos breves y específicos donde representamos situaciones en coherencia con la multiplicidad de mundos y comprensiones que nos gustaría que resonaran en más investigaciones.

Por último, aunque el libro fue construido dentro de una universidad por estudiantes en formación, no es un libro pensado para académicas, tampoco para moverse en las universidades. Pensamos que las posibles lectoras del libro sean jóvenes entusiastas de la gráfica, de nuevas textualidades y, por supuesto, interesadas en la censura. De todas maneras, somos conscientes que algunas veces los libros viajan poco, quedan atrapados en cajas o son olvidados en anaqueles de bibliotecas, pero eso depende de usted, lectora.

Proemio 7

1. La pollita

META, COLOMBIA, 12 DE MAYO DE 1998. DEBE SER ALLÍ. 9
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AVANCEN, AVANCEN. NO SE PUEDE LLEVAR MÁS QUE UN MALETÍN DE ROPA POR PERSONA.

¿USTED ME DEJA LLEVAR LA POLLITA?

¿POR QUÉ?

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PUERTO ALVIRA, META, 4 DE MAYO DE 1998. 12
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ES QUE ES UN REGALO.

LLÉVALA. 14
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ESTA ESCENA NO EXISTE.

EXISTE LA NIÑA, LA POLLITA, LO PERMITIDO, LO PROHIBIDO, LA MUJER. EXISTE MAYO DE 1998. ASÍ COMO EXISTEN BALAS ATRAVESANDO CUERPOS EN PUERTO ALVIRA. EXISTE DOLOR Y LA ESPERANZA.

EXISTE LA MASACRE DE MAPIRIPÁN. EXISTEN NOCHES HUYENDO. EXISTE LA ESPERA DEL DESPLAZADO. EXISTEN FOTOGRAFÍAS COLGADAS EN UNA EXPOSICIÓN EN EL MUSEO LA TERTULIA.

EXISTEN TANTAS COSAS QUE SE QUIEREN OCULTAR. EXISTE LO QUE OCULTA EL FOTÓGRAFO EN LA ESTETIZACIÓN DEL DOLOR. EXISTE LA COSMETIZACIÓN DE LA GUERRA.

EXISTE LA SOLICITUD AL FOTÓGRAFO QUE NO APUNTE CON SU CÁMARA. NO EXISTEN AQUELLAS FOTOGRAFÍAS QUE NO SE DISPARARON EN UN EJERCICIO DE AUTOCENSURA. EXISTEN LOS INTENTOS DE CENSURAR LAS FOTOGRAFÍAS. EXISTE LO CENSURADO. EXISTE EL RECUERDO DE LA CENSURA. EXISTEN LOS EFECTOS DE LA CENSURA. EXISTE EL HIPOTÉTICO COMIENZO DE UN HIPOTÉTICO LIBRO SOBRE CENSURA.

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CALI, 2019.

Pintar, tapar y repintar

Aunque la escena no exista, existe en su forma de ficción, y de ahí surge su potencia. Lo que sí existe, lo que permanece, es lo que todos ya sabemos y de lo que trata este libro: la censura. Pero antes, empecemos con una anécdota (como se acostumbra en las introducciones). Este libro nace de una incomodidad, que se hizo permanente al extenderse plagada de intuiciones. En el 2019, en el museo La Tertulia de Cali, mientras recorrimos en colectivo la exposición ‘El testigo’, de Héctor Abad Colorado, conversamos sobre la potencia de las imágenes. Al leer aquellas fichas dispuestas a los lados de las fotografías, nos preguntamos, ¿por qué no fotografió el rostro?, y su respuesta: un encuadre sin rostro salva vidas. La autocensura que cambia la composición de la fotografía, también permitió su existencia en la exposición.

Al salir del museo, de la exposición, imaginando más allá de la curaduría, pensamos en aquellas fotografías que no se hicieron y aquellas que sí, pero que no se mostraron en un ejercicio de autocensura. La conversación nos llevó a repensar la manera cómo la fotografía se convierte en una acción política. Discutimos la acción ofensiva. Discutimos las ofensas intensificadas que se convierten en un acontecimiento político. Discutimos la inhibición de las ofensas a través de la censura. Entonces vimos una censura distinta: La censura como una opresión velada. Opresión como una posibilidad para el activismo y velada en los dos sentidos de la palabra, como el ejercicio permanente de los censores de estar vigilantes, así como en la práctica de ocultar con el borramiento.

En Colombia, comúnmente llamamos ‘tapar’ a la práctica de censurar murales. El verbo tapar, se siente violento, resuena en la superposición con nuevos muros, enfatiza en el recubrimiento. Tapar procesos creativos es cerrar los huecos, las fisuras que pueden significar un peligro, una ofensa y una alteración al orden. El prefijo re implica repetición, ir hacia atrás, intensificación, resistencia, oposición y negación. Repintar es, sobreponerse, reescribir después de una pausa o, en palabras de Catherine Walsh en su texto Notas pedagógicas desde las grietas decoloniales, «es pensar y actuar desde las fisuras». 17

Confiando en el supuesto que, a través de la narrativa gráfica, pueden las activistas y académicas moverse entre fisuras, decidimos hacer un esfuerzo colectivo por pensar, desde los paquitos, diferentes escenarios de censura. Asumimos entonces un rol de censor, de aquella que hacía el censo. Hicimos un censo de distintos procesos de censura, tratando de entrelazar el constante ejercicio de tapamiento que implica la censura.

La censura debe dejar de ser pensada como un único objeto y verlo como más de uno. La censura como fenómeno (no como categoría) es maleable y fluida, porque tiene la capacidad de asumir muchas formas, y de adaptarse a los tiempos porque carece de un canon orientador que pueda darle una consistencia que lo fije, lo estabilice. Es un agente estabilizador pero inestable. Entonces partimos que tapar y repintar son dos fuerzas de la censura, como movimientos complementarios. Con lo anterior no queremos proponer una oposición binaria para comprender, sino renombrar como un ejercicio de tachadura de la categoría y proponer una nueva significación de las existentes en el habla cotidiana. De esta manera mostramos nuestro interés por teorizar, por repensar las categorías, pero alejándonos del universalismo académico, presentando situaciones específicas, y con una apuesta por hacer filosofía desde el fenómeno (a manera de seguimiento). No estamos interesadas en la forma como la censura existe como categoría académica, sino más bien sobre la manera como el estado da forma a la censura en relación con las situaciones en las que se expresa. También sobre el proceso en el que el estado adquiere su forma apoyándose en la censura. Este libro trata entonces sobre prácticas de censura que dan forma a situaciones locales y experiencias colectivas específicas.

En este libro buscamos presentar una antropología de la censura atenta a la paradoja de la transición entre tapar y repintar los procesos creativos. Lo anterior exige una mirada etnográfica. La etnografía nos ha demostrado que, en la vida social, la censura desborda los dualismos y permite ver paradojas, contradicciones y giros inesperados de las situaciones. Permite evitar quedar atrapados en los enfoques que tienden a

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interpretar la censura exaltando las instituciones, las prácticas jurídicas donde el estado y sus agencias son protagonistas. También requiere evitar las posiciones dualistas que restringen la investigación al ponerlas en términos de sociedad versus estado, bueno versus malo, hegemonía versus resistencia. Sin embargo, es innegable que existe una relación histórica entre estado y censura en el sentido de la presencia que tiene la censura en los autoritarismos. En gobiernos autoritarios y corruptos la censura se hace más evidente, incluso alcanza una visibilidad institucional en la creación de instituciones censoras.

La intención de este libro se convierte en una apuesta por la deconstrucción y desestabilización de las censuras y, para esto, decidimos realizar una etnografía en viñetas que busca repintar, en clave de impugnación a la censura. Es una etnografía que no es neutral, pero que dialoga con censoras, funcionarios y operarios de instituciones privadas. Es una etnografía que colabora, desde la investigación, al señalamiento y el empoderamiento de los censurados. Una etnografía solidaria y comprometida con la transición. Transición entendida, desde lo propuesto por Aída Hernández en su texto Hacia una antropología socialmente comprometida desde una perspectiva dialógica y feminista, como la reflexión y deconstrucción dialógica encaminada a una agenda de investigación relevante para los actores con quienes colaboramos. Es una etnografía que se escribe a través del diálogo, donde nos incluimos y nos reconocemos como parte del diálogo, en alianzas colaborativas con curadores, colectivos, organizaciones y artistas. Esta sería una etnografía que no calla, que se agita y dibuja. Que se hace en colectivo y desde el colectivo. No hay un relato de autor sino un trabajo colectivo. Tanto los guiones como el dibujo fueron manoseados en colectivo. Por esto, cada capítulo corresponde a un ensayo gráfico que le apuesta a la literalidad del relato sobre el afuera teórico. Es una etnografía que se realiza en colaboraciones concretas desde la producción visual de paquitos que, a su vez, son formas de conocimiento y estrategias de lucha. Es imputación. Siguiendo

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lo propuesto por Joanne Rappaport en Visualidad y escritura como acción: Investigación acción participativa en la Costa Caribe colombiana, es imputación mediante «la combinación de datos históricos verificables con un trabajo imaginativo que diera carne al esqueleto de sus evidencias». Es una etnografía que se hizo en clubes de lectura y talleres de creación que aportaron a la construcción de estrategias de imputación de la censura. Los talleres no buscaron concientizar, porque abandonamos la idea de falsa conciencia, de tener verdades que compartir; y más bien participamos de espacios para incomodarnos, pensar, aprender y escuchar experiencias.

A lo largo del libro se intercalan paquitos, textos y subtextos en donde nos relacionamos con la historiografía de la censura mientras nos preguntamos sobre los referentes visuales que nos llevan a la localidad encarnada que se expresa en la narrativa gráfica. Se buscó que tanto los paquitos como el texto sean contingentes a la misma indagación sobre censura. Las lectoras acostumbradas a textos visuales encontrarán más fácil el libro que aquellos que no, porque pueden ir de atrás a adelante y nuevamente atrás para pensar con nosotras aquello que se narra. Otras tendrán que encontrar el aguante y su propia forma de leerlo. Aún así, puede también descartar alguna de estas dos formas expresivas, lo cual es también una decisión. Poco a poco el libro de paquitos, que surge de una investigación, adquiere su forma. Esta apuesta como paquito busca exponer a los personajes, las acciones, los argumentos, los conflictos subordinados y el propio ejercicio de ficción. Este proyecto está situado en Colombia, en escenarios complicados donde diferentes formas de censura modifican las realidades, borran intenciones, silencian las expresiones y generan nuevas luchas encarnadas en víctimas, organizaciones, movimientos, colectivos, artistas y funcionarios. Algunas censuras se instalan en lo que podría llamarse el campo del arte, aunque quienes lo realizan no siempre sean reconocidos o se reconozcan como artistas o su producción creativa no sea legitimada como arte. Este tipo de censura es indagada desde los regímenes estéticos de la política como lo planteado por Abélès y Badaró en el 20

libro Los encantos del poder: Desafíos de la antropología política. Es una reconstrucción de acontecimientos que se actualizan constantemente. A continuación se presentará la censura realizada a una canción, seguido por la censura a fotógrafos y fotografías; ambas asociadas a la explosión ocurrida en Cali el siete de agosto de 1956. Posteriormente se presentará la censura a la publicación de la correspondencia del escritor caleño Andrés Caicedo y a la exposición ‘Voces para transformar a Colombia’.

La elección de capítulos del libro siempre generará sospechas. Hacerlo en viñetas puede generar malentendidos. Y aquí estamos, justo en el comienzo. Los capítulos, son decisiones deliberadas que buscan traer a las viñetas la categoría de la censura, como un dispositivo que participa y se mantiene vigente. La censura en la narración gráfica permite verla en sus ritmos y repeticiones, en su diversa forma de ocupar las situaciones. Permite problematizar en circunstancias históricas concretas. Permite tener consciencia del tapamiento. Permite situarnos frente a ella y asumir el papel que nos toca desde los colectivos. Permite unirnos y promover oposición.

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4. Interludio
BIBLIOTECA DEL CENTENARIO, CALI, 9 DE MARZO DE 2017. 51

¿CAMEL? HACE RATO QUE NO LO PRUEBO. LA ÚLTIMA: ME VOY A VIVIR A AGUABLANCA. YA HASTA ENCONTRÉ DONDE QUEDARME.

¿Y ESO? ¿AL BARRIO?

SÍ. LO ESTUVE PENSANDO Y CREO QUE VOY A HACER MI TESIS EN ESE BARRIO. EN LA EXPOSICIÓN CONOCÍ A VARIAS PERSONAS QUE QUIEREN HACER COSAS.

ESTÁ CARGADO Y AMARGO ESE CAFÉ. VOLVIENDO AL TEMA. ¿POR QUÉ NO HACEMOS UN CÓMIC? SERÍA UNA CHIMBA. DEBERÍAS DIBUJAR MI TESIS.

ESO NO ES ASÍ COMO ASÍ.

¿SI? YO ESCUCHÉ QUE QUERÍAN VOLVERLAS PATRIMONIO. ME GUSTARÍA DIBUJAR ESAS CASAS DE ALUMINIO ANTES QUE DESAPAREZCAN.

¿Y ENTONCES CÓMO? MIRÁ QUE AYER CUANDO ME MONTÉ AL TAXI, EL TAXISTA ME IBA A LLEVAR AL DISTRITO. Y NO ES LA PRIMERA VEZ QUE ME PASA. TOCA DECIR QUE UNO VA PARA COMFANDI DEL PRADO PARA QUE LO LLEVEN AL BARRIO.

ES QUE EL DISTRITO ES MÁS CONOCIDO DE NOMBRE.

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AGUABLANCA FUE OLVIDADO, POR LA CENSURA DE ROJAS Y NECESITAMOS MOSTRARLO. LO QUE YO ESCRIBA NADIE LO VA A LEER. PERO SI LO DIBUJAS...

LA GRÁFICA TIENE MUCHAS FORMAS, UNA ES EL CÓMIC. ¿CÓMO SABES CUÁL ES LA MEJOR?

QUE BONITO. CASAS QUE BRILLAN. TENEMOS QUE HACER ALGO CON ESO. ¿QUERÉS UN CHICLE CON EL CAFÉ O MIEDO?

PUES NO SÉ. PERO NO TENEMOS QUE SABER TODO, HAY QUE IR HACIENDO. MIRA QUE LA EXPOSICIÓN, PERMITIÓ CONVERSAR SOBRE LAS MENTIRAS DE LOS PERIÓDICOS.

HÁGALE.

VÉ, ME ACORDÉ. UNO DE LOS SEÑORES DE LA JUNTA ME DIÓ UNA PUBLICACIÓN DONDE MENCIONAN AL BARRIO COMO LAS CASAS QUE BRILLAN. TE LA PASO DESPUÉS.

TENEMOS COMO TAREA LLEVAR LA EXPOSICIÓN AL BARRIO. VIENEN MÁS COSAS. POR ESO ME VOY PARA ALLÁ. YO HAGO LA INVESTIGACIÓN Y TÚ LA DIBUJAS.

PERO YO NO SOY BUEN DIBUJANTE, ADEMÁS NUNCA HICE UN CÓMIC.

AY NO SEAS CANSÓN, DEJA DE SACARME EL CUERPO, SIEMPRE HAS QUERIDO HACER UN CÓMIC. ¿YA NO QUIERES O QUÉ?

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NO SÉ.

ESTAS MANOS SON RESUAVES. DEBE SER CAMILA PORQUE NUNCA LAVA UN TRASTO.

ESA SOY YO.

HOLA NOVIA MÍA.

¿POR QUÉ SUS BOCAS ME SABEN IGUAL?

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ESTA LOCA. ME DEJASTE TODA ENMELADA.

ES CEREZA INTENSA.

INTENSA, INTENSA.

BUENO, AHORA SI. DÍGANME ¿QUÉ HAY PARA DAÑAR?

ESTOY CONVENCIENDO A EVA PARA QUE HAGA UN CÓMIC DE MI PROYECTO DE GRADO.

USTEDES TODOS CANDY, CANDY. «LE GUSTA A LO KINKY, NASTY Y AUNQUE SEA FANCY» JAJAJAJA.

VE ¿POR QUÉ NO ME CONVENCÉS A MI? ESTE DIBUJA BIEN FEO.

QUE TAL ESTA.

ES MOLESTANDO ¿Y SOBRE QUÉ ES? ¿ES SOBRE ZOMBIS? HACE POCO ME LEÍ UNO BOGOTANO.

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HOLA MOR. ¿DE CUÁL PROYECTO HABLAN?

UN CÓMIC DE AGUABLANCA.

SEA EL TEMA QUE SEA, YA ESTOY DENTRO DE ESE PROYECTO.

¿POR QUÉ YO SIEMPRE TENGO QUE SER LA SENSATA EN ESTE PARCHE?

¿EN SERIO? TAN LINDAS MIS AMORES. SI USTEDES NO SABEN HACER CÓMICS.

YO SÍ. ADEMÁS, SI NO HACEMOS, ¿CÓMO VAMOS A APRENDER?

QUERIDAS, PRIMERO HAY QUE INVESTIGAR BIEN. CON LA EXPOSICIÓN, NOS DIMOS CUENTA DE MUCHAS COSAS PERO AÚN NOS FALTA HABLAR CON LA GENTE. ADEMÁS SON SESENTA AÑOS DE COSAS QUE PASARON.

POR ESO ME VOY A IR A VIVIR ALLÁ.

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¿CÓMO ASÍ? ¿CUÁNDO? VE, SOY LA ÚLTIMA SIEMPRE EN ENERARME.

COMO YA NI SALUDAS BIEN.

LA GENTE QUIERE UN ABRACHITO.

NO MIJITA, USTED ES TODA BESUCONA. PERO NO ME DEJARON TERMINAR. TAMBIÉN ESTÁ LA FICCIÓN Y LA VISUALIDAD. LA REPRESENTACIÓN. ¿QUÉ QUIERE LA GENTE?

TAN CANSONA.

NO ME CENSURES. DEJA QUE LIBERE MI EXPRESIVIDAD DE AFECTO.

TAN INTENSA, MOR. DÉJEME HABLAR CON MI MORE. ¿VA A HACER UNA ETNOGRAFÍA?

JA JA JA JA JA JA JA
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NO HAY NADA MÁS ABURRIDOR QUE ESTUDIAR, TODA ESA TRASNOCHADERA CITANDO AUTORES. PERO MIRA TODO LO QUE SABES CON SÓLO LEER CÓMICS.

¿QUÉ?, ¿EL NOMBRE DE MÁS DE CIEN VILLANOS DE SPIDER-MAN?

ESO, ASÍ SE HABLA.

HAY QUE CELEBRAR. ¿Y QUÉ? ¿UN RON? INVITA CRISTIAN.

NO LE RUEGUEN MÁS, VA A TERMINAR ACEPTANDO. HASTA YO QUIERO SER PARTE.

SABÍA QUE DIRÍAN QUE SÍ

AY NO, ¿CÓMO ASÍ? YO PA’RON NO PONGO. INVITO MIMOSAS.

¿VES CÓMO ENCAJAMOS?

PERO ES PORQUE LA IDEA Y LAS RAZONES SON BUENAS.

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Nombrándonos en la censura

En Colombia contamos con colegas historietistas profesionales, colectivos de creación y paquitos de calidad reconocidos con premios; pero sentimos que aún nos falta mucho para discutir críticamente sobre la representación de lo publicado en estas recientes décadas. Esto nos lleva a preguntarnos por nuestro quehacer como colectivo: ¿Cómo hacemos historieta colombiana? ¿Qué posición tenemos como colectivo frente a esta discusión? En Colombia ya no existe la crítica a las artes como alguna vez lo fue (si es que lo fue), y todavía no existe la crítica del género de historieta. Sin embargo, tenemos los espacios. Existe la revista Blast en la que puede darse la crítica cuando empecemos a encontrar discusiones frente a opiniones contrarias de los temas que ahí se tratan. En Colombia, lo que tenemos son enunciados irrespetuosos y limitados a las redes sociales de internet. De esta manera, es difícil encontrar retroalimentación de otros historietistas. Por esta razón, decidimos crear un club de lectura donde invitamos a autoras con el objetivo de leernos y hermanarnos como lectoras y creadoras. Este espacio, cuyo registro está disponible en Youtube, nos llevó a nuevos conflictos e intentos de censura. Esto causó un distanciamiento que, como colectivo, redujo nuestra interlocución del proceso investigativo a unas pocas pero grandes historietistas, los colectivos, movimientos activistas y compañeras universitarias.

La investigación que sustenta este libro la hacemos desde los privilegios que nos da la formación universitaria, pero también como colaboradoras, como integrantes del colectivo. Aún con nuestro paso por la universidad, nos sentimos indisciplinadas y, por tanto, aficionadas al constante aprendizaje de una investigación que se hace sin certezas ni garantías. El colectivo inició en 2017 y desde entonces participamos como talleristas, investigadoras, dibujantes y diseñadoras en acuerdo con objetivos puntuales, particulares y acordados. Esto nos sitúa como aliadas que acompañan y fortalecen procesos organizativos. Nuestra pertenencia requiere demostraciones continuas de participación y disponibilidad para apoyar tareas. No sólo es trabajo conjunto, sino una colección de prácticas que son

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valoradas, generan expectativas y son evaluadas. Investigar desde el colectivo es también una apuesta por un acercamiento visual. Por esto, la investigación se articula en dos vías: en el seguimiento de los procesos tapados y en la formulación de propuestas creativas dirigidas a repintar, a señalar, a realizar acciones políticas efectivas para evitar nuevos tapamientos. Para evitar la censura proponemos pensar desde interrogantes y respuestas parciales. ¿Por qué estudiar la censura? El estudio de la censura carece de un interés actual porque en Colombia siempre tenemos mayores problemas. Pero reconociendo eso, nos seguimos preguntando: ¿Qué la valida? ¿La censura es la base del control? ¿Todos los estados la emplean? ¿Quién sabe claramente qué es? ¿Cómo podemos pensarla? El hecho de que no podamos nombrarla claramente, la flexibilidad de su semántica, es la base de su poder. Comúnmente no se habla de censura. ¿Por qué? Lo primero que se nos ocurrió fue decir que nos acostumbramos a ella, pero nos incomoda. La censura se respira cada día y asfixia como la ausencia de aire. Otra razón, es que nos disgusta pensar en ella, es agotador reconocerse como censurado y habitar en la autocensura. Aún así, de vez en vez, la palabra censura, es denunciada por las censuradas y, al mismo tiempo, se evita o niega por parte de las censoras. Pero esto no siempre fue así. En el pasado, las funcionarias no tenían problema en llamarse censoras, luego fueron reticentes a usarlo y ahora se rechaza la palabra públicamente. Sin embargo, la historia de la censura va más allá del uso y la genealogía de la categoría. Para el caso particular de este libro, la censura se puede leer más allá de su propia mención.

Si la censura es todo aquello que alguien considera que es censura tiene el problema de creer que el supuesto censurado siempre está en lo cierto. Como si existiera una realidad subyacente. Entonces un fenómeno, un día podría ser censura y al día siguiente no serlo, de acuerdo al ánimo de la censurada. Aún así, siempre lo que piensan las censuradas será nuestro punto de partida. Es su voz, el testimonio más preciso que dis-

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ponemos. ¿Quien mejor? Pues, precisamente las censuradas son quienes conocen con más proximidad lo que pasa, quizás no a la perfección, pero son las mejores situadas para opinar; en vez de la voz censora que suele ser siempre ajena al proceso creativo.

La censura, encarada en funcionarias, no solamente es ajena a los procesos sino que puede intervenir desde el amparo de las leyes. Las leyes también son un ejemplo de controlar desde el desconocimiento. Imaginémonos entonces a una funcionaria del estado que censure (sin llamarlo de esa manera), amparándose en regulaciones legales promulgadas desde un congreso. Estamos seguras que si fuera posible indagar en el origen de estas regulaciones, estarían asociadas a un lobby electoral que beneficie el control de la representación. La censura de esta manera es un efecto colateral de los proyectos gobiernistas. El neoliberalismo, por poner un ejemplo, no implicó una reducción de la censura, sino su estabilización y opacidad bajo distintas formas.

Si la representación es tan peligrosa que merece ser tapada, ¿donde están las contrarepresentaciones? Tapar es por sí una contrarepresentación y la antesala para la suplantación de la representación. Las acciones de censura, cuando obedecen a una agenda, están orientadas a una contrarepresentación. De esta manera, la lucha por la representación es una guerra desigual y sin reglas que muchos gobiernos evitan pelear, así que eligen la censura como prohibición de la representación.

Ahora cabe preguntarnos, ¿qué tiene de malo borrar un mural? Cuando se plantea esta pregunta de manera ingenua, al descartar el mensaje, se hace insignificante la relevancia de la pregunta. En la censura, la censurada es alguien a quien hacen creer que obró mal. De esta manera, la censura toma una forma punitiva al castigar las posibilidades de reivindicación de los colectivos y los movimientos sociales. Pero ¿Qué pasa cuando las censuradas no lo consideran así? De esta manera, las personas, los colectivos y los movimientos sociales nos dan indicios para pensar hacia unas acciones de contracensura

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más que una genealogía de censuras.

Veamos, por ejemplo, las acciones de contracensura. Desde el discurso político actual, contracensura, podría entenderse como anticontrol, es una palabra reivindicadora y necesaria para los movimientos sociales. Este uso de la palabra coloca a las que estamos en el otro espectro en una posición difícil. En nuestra posición como colectivo tenemos sesgos en nuestra investigación y discusiones, donde no encontramos algo positivo en la censura, por el contrario creemos que las consecuencias son nefastas tanto en mediano como a largo plazo. Incluso, tuvimos largas discusiones en cuanto a los supuestos beneficios de censuras particulares. Puede que, al oponernos a la censura, como en el caso de la censura a comunicaciones fascistas, podamos ser criticadas. Así mismo, para nosotras, validar un solo caso particular de censura implicaría abrir la puerta a la validación de más censuras. La mayoría de las personas están de acuerdo con restricciones y prohibiciones que, en una delgada línea, justifican las censuras. No todas las prohibiciones son censuras, pero las censuras siempre implican una proscripción. Pero este debate parte de premisas falsas, como cuando se afirma que no puede existir un estado sin control y la vivencia en Colombia nos enseñó que existen gobiernos sin estado y en descontrol. Hay una delgada línea donde el control se convierte en censura y una cercanía similar cuando la resistencia se confunde con contracensura.

La contracensura no es resistencia. La resistencia la entendemos como reactiva al poder y, por esta razón, se hace en la agenda que el gobierno impone. La censura, como prohibición, proviene de procesos históricos estratificados, es decir, que tiene una agenda, y como tal, la representación como forma de contracensura también debe tenerla. Al mismo tiempo nos alejamos del poder entendido como negatividad. En otras palabras, alejarnos del entendimiento de los sistemas de poder como simplemente productores de reglas y, en consecuencia, de prohibiciones. Si el poder no se define por su capacidad coercitiva de la prohibición, lo proscrito tiene cabida y desde ahí la contracensura en forma de correlato. Tomarnos en serio

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la censura implica ir más allá que señalar que esta ocurre y nos invita a reconstruir desde ese correlato. Entonces la censura debe tener un carácter positivo, cercano al poder y al estado; y la contracensura tiene un correlato en la insumisión. En palabras de Abélès y Badaró en Los encantos del poder: Desafíos de la antropología política: «la insumisión es el correlato del poder».

Pensar la contracensura debe hacerse con estrategias de acción colectiva y no desde la externalidad del estado. Es decir, en las materializaciones de organización y distribución del poder en distintas escalas y niveles de la vida política. La contracensura es una respuesta a las contradicciones de las sociedades. Si en la sociedad componemos al estado y somos censuradas, entonces, en la representación, el estado está en guerra consigo mismo cuando censura a la sociedad. La contracensura debe mantenerse alerta frente a las violencias potenciales y existentes. La contracensura debe intervenir en la mediación de los conflictos. La contracensura debe hacerse desde la creatividad. Tenemos que encontrar, desde la creatividad, la forma de narrar. Cuando narramos un acontecimiento lo hacemos en pretérito: la censura aconteció. Como si no tuviera un lugar en el presente donde la censura ocurre. Inclusive es un presente continuo porque la censura sigue ocurriendo. Como colectivo, la propuesta de este libro es contracensura. Una contracensura que duda y sostiene lo que no se puede. Que se conmueve cuando los relatos son acaparados, sujetados y fijados. Que imagina el pasado para contarlo nuevamente como ficción. Que cree en la ficción como medio para pensar mundos posibles y prepararse para habitarlos. Que desconfía de la historia promulgada desde los gobernantes que quieren construir relatos en mayúscula de «La Historia convertida en moraleja, en instructivo y en engaño» en palabras de Jesús Silva-Herzog Márquez.

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5. Mariquiar el mundo

CAMINÁ BIEN, MARICÓN.
CALI, 7 DE ENERO DE 2018. 65
TÚ NO ERES FELIZ. TU TORMENTO SOY YO. TU TORMENTO ES ESTA MARICA ORGULLOSA.
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GRACIAS NENE.

MORENA, YA LLEGUÉ. HOLA NENA, ESTÁS REGIA.

TAN

¿CONSEGUISTE TODO?

OBVIO. ESE ANDRÉS ERA UNA MARICA DE CLÓSET Y POR ESO NOS ODIABA TANTO.

PAJUDA. ¿DE DÓNDE SACAS ESO?

DEL CUENTO INFECCIÓN: «ODIO A TODOS LOS MARICAS POR ESTÚPIDOS EN TODA LA EXTENSIÓN DE LA PALABRA. ODIO A MIS MAESTROS Y SUS INTACHABLES HIPOCRESÍAS» ¿TE LEO MÁS?

BOBA. NI ME HE BAÑADO.
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EN EL CUENTO BESACALLES, QUE ES DONDE SALE UNA MUJER EN TRÁNSITO, MIRA COMO NARRA CUANDO LA LASTIMA SU ENAMORADO «PERO YO NO QUISE PENSAR EN NADA, PUES TODO IBA MUY BIEN Y MUY RICO HASTA QUE ÉL METIÓ LA MANO DEBAJO DE MI FALDA SIN QUE YO PUDIERA EVITARLO. ENTONCES QUEDÓ PARALIZADO.»

«PERO ANTES DE QUE YO REACCIONARA ME LEVANTÓ AGARRÁNDOME DE LOS HOMBROS, ME ARRANCÓ LA BLUSA Y SACÓ LOS PAPELES Y LOS ALGODONES GRITANDO QUE ERA LA VIDA MÁS PUTA DE TODAS LAS VIDAS, Y DÁNDOME PATADAS EN LOS TESTÍCULOS Y EN LA CABEZA HASTA QUE SE CANSÓ.»

ME PONÉS A PENSAR. LO LEÍ Y NO LO PILLÉ.

QUE FUERTE.

DALE OTRA OPORTUNIDAD A ANDRÉS. MIRA ESTO:

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«DE SABER QUE ÍBAMOS A TRAER UNA ORQUESTA DE HOMOSEXUALES Y DROGADICTOS, MEJOR HUBIERAMOS PUESTO DISCOS.

...ESPERÓ EN VANO EL REGRESO DE SU RICHIE RAY. DESENTRAÑÓ LOS MOTIVOS DE CLASE QUE PRODUJERON EL BLOQUEO A LA GRAN ORQUESTA.

...Y EN NUEVA YORK SE LE FUERON ENCIMA JUDÍOS Y TITOSPUENTES, POR MOTIVOS DE CALIDAD MUSICAL Y CALIDAD SEXUAL.

...YENDO A ESCONDER SU MELANCOLÍA EN OTRA PARTE. PERO CADA DICIEMBRE SE MANIFESTABA HACIENDO IMPRIMIR AFICHES»

CALI, 1971.
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A MI ME CONTARON QUE ES POR PLATA.

¿VES?, AQUÍ, DENUNCIA HOMOFOBIA. ANDRÉS SUTILMENTE SEÑALA COMO LA HOMOSEXUALIDAD DE RICHI Y BOBBY FUERON LOS CAUSANTES DE SU CENSURA. ESA CENSURA ES UNA INJUSTICIA Y POR ESO RUBÉN HACE LOS CARTELES.

AH, ME ACORDASTE, IMAGINATE QUE VI UNOS CARTELES PEGADOS CUANDO VENIA CAMINANDO. ERAN SOBRE LA PUBLICACIÓN DE LA CORRESPONDENCIA DE ANDRÉS.

NO TE PONGAS CON FOUCAULT. TE VUELVES IMPOSIBLE. ESA UNIVERSIDAD TE ESTÁ ACADEMIZANDO.

PERDONA MORENA, SI IMPORTA SER MARICA, POR UNO Y COMO LO VEN LOS DEMÁS.

¡QUE VA! ES PORQUE LA FAMILIA NO QUIERE QUE SE SEPA QUE ERA MARICA.

IGUAL, SI LO FUERA, NO PASA NADA. NO CAMBIA LO BUEN ESCRITOR.

CLARO QUE CAMBIA. QUE UNA SEA UNA MARICA, LO ATRAVIESA TODA. NO MÁS FOUCAULT, PARA ÉL FUE MÁS FÁCIL PROPONER EL MICROPODER, PORQUE PRECISAMENTE ERA MARICA. ¿VOS CREES QUE UNO ES MARICA Y YA?

ENTIENDO, ANDRÉS YA ESTÁ BOLETEADO POR PERIQUERO Y PEPO, IMAGINATE AHORA CON LO QUE DECÍS.

¿CÓMO ASÍ?¿SER MARICA ES COMPARABLE A LA DROGADICCIÓN?

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NO ME MALENTIENDAS. NO TIENE NADA DE MALO QUE ANDRÉS SEA MARICA, ESTOY PENSANDO EN ESA FAMILIA RICACHONA Y RANCIA EN LA QUE CRECIÓ.

¿VOS CREÉS?

TODAVÍA HAY FAMILIAS DE BIEN, GENTE DE BIEN. FAMILIAS RESPETABLES DONDE LO MARICA ES UNA MANCHA.

NO ENTENDÍ.

YO SOY

UNA MARICA, NEGRA Y RAIZAL DE PROVIDENCIA. NO SOY GAY, SOY MARICA, MARICA ES COMO ME LLAMAN. SOY DE ISLA, NO CONTINENTAL. PERO ACÁ, EN EL CONTINENTE, SIEMPRE ME VEN COMO LA QUE PREPARA EL COCOLOCO AL TURISTA.

NO LO HABÍA PENSADO. LA CENSURA ES UNA BORRADURA DE LO QUE FUE ANDRÉS.

ESAS CARTAS DE ANDRÉS, LO VAN A MOSTRAR COMO REALMENTE ES Y NO COMO NOS LO PINTAN Y, AÚN ASÍ, NO LO VAN A RECONOCER.

TE LA VOY A TIRAR PLENA: HAY QUE MARIQUIAR EL MUNDO.

CUANDO EL MUNDO SEA MARICA, CUANDO LAS HERMANAS DE ANDRÉS SE MARIQUEEN, VAN A PUBLICAR ESA CORRESPONDENCIA.

ESO ME GUSTA.
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CALI, NOVIEMBRE 2020.

«OJALÁ QUE NO SE AVERGÜENCE AL LEER LA CARTA QUE ANDRÉS CAICEDO LE ESCRIBIÓ A JAIME MANRIQUE. OJALÁ QUE EN SU EPIFANÍA EN EL 2020 HAYA ENTENDIDO QUE LAS CARICIAS ENTRE DOS PERSONAS DEL MISMO SEXO SON TAN VÁLIDAS Y TAN HERMOSAS COMO CUALQUIER OTRA CARICIA.

...PORQUE ES EL CREADOR, EL ARTISTA QUE CREA. NADIE MÁS. NI SU FAMILIA, NI SUS AMIGOS, NI SUS AMANTES. NADIE. ÉL O ELLA SON SUJETOS Y PROPIETARIOS TOTALES DE ESE MARAVILLOS MISTERIO QUE LA VIDA NOS HA DADO. EL MISTERIO QUE SE LLAMA ARTE. Y QUIENES SE ATREVEN A CENSURAR EL ARTE ESTÁN CENSURANDO SU ESENCIA Y TRATANDO DE APAGAR BRUSCAMENTE EL FUEGO CREADOR DEL ARTISTA.»

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Una carta es una carta y es más

«… recién ahora, y estimulado por tu ejemplo, es que renuevo el género epistolar, en donde se puede encontrar, después de mi muerte, algo de lo mejor que he escrito». Andrés Caicedo, Carta a Miguel Marías, octubre de 1975. En medio de un mundo confinado se lanzó Correspondencia de Andres Caicedo y aún no se conoce la recepción que tiene en el público lector. Correspondencia fue publicada cuarenta y tres años después que Andrés Caicedo escribiera sus dos últimas cartas e, inmediatamente, provocara su muerte al ingerir una gran dosis de seconal. Una de las cartas aún estaba en el rodillo de la máquina de escribir.

Partiendo de la posibilidad de considerar censura todo aquello que así se nombre, decidimos incluir la obstaculización a la publicación del libro Correspondencia. Viendo el proceso editorial de la curaduría de contenidos, la cancelación de un contrato editorial para publicación y su publicación con otra editorial se pueden identificar los procesos que antes mencionamos como pintar, tapar y repintar. Pues, al final se dio una publicación que llegó a las librerías en dos tomos editados por Seix Barral y compilados por Luis Ospina y Sandro Romero. La publicación de las cartas invita a hacer varias preguntas que aunque no se pueden resolver en este texto, insinúan caminos de investigación. ¿Qué hay en el texto que pueda verse como una amenaza a los lectores? ¿Qué hay en las cartas que pueda vulnerar las certidumbres que se tienen del autor? ¿Por qué, al amenazar y vulnerar, adquiere su potencialidad de censurable y, eventualmente, ser censurado por sus hermanas?

Inicialmente el libro Correspondencia iba a ser publicado en 2017 con la editorial Fondo de Cultura Económica. Los tomos contienen 198 cartas escritas entre 1970 y 1977, incluso se incluyen las dos últimas cartas que escribió antes de quitarse la vida. No son todas las cartas, son las que sobreviven, que como indicó su hermana Rosario, en una nota de prensa del periodico El País, publicada el 35 de octubre de 2020 «las que no se perdieron para volver a ser encontradas y después desaparecer misteriosamente». En ese desaparecimiento son evidentes las acciones que produce el ejercicio de tapar.

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¿Hay algo más íntimo y desgarrador que las anotaciones que preveen el suicidio? pues eso ya se había publicado y no incomodó a las hermanas. Lo anterior, se convierte en una invitación a pensar en la distinción entre lo censurable y lo censurado. Más allá de una mirada semiótica que se preocupe por la semántica de las cartas, y lo que las interpretaciones de ellas pueden hacerse frente a la imagen construida de Andrés Caicedo y su familia, vale la pena pensar la relación existente entre la creación de una carta, reservar una copia de la correspondencia enviada, que luego es sometida a una curaduría de contenidos, editada y compilada en un libro, que, a su vez, es negociado con las beneficiarias de los derechos de copia.

Las cartas entonces pueden ser pensadas en las posibles lecturas que construyan la distinción entre censurable-censurado. De esta manera, se regresa a las cartas prohibidas para pensar en dónde se encuentra su capacidad de ofensa, de agraviar, y contrastarlas con aquellas cartas inocuas y permitidas para su publicación. Precisamente es su hermana Rosario quien habla libremente de la censura. Rosario explica esta censura en la relación que sostuvo Andrés con su familia. Una familia, empezando por su propio padre, que censuró el ejercicio creativo. El padre sólo amó la obra creativa de su hijo después del suicidio. Es el padre quien tiene el propósito de publicar una obra póstuma.

Aquí viene una definición de censura que resulta temporalmente útil y que es propuesta por Monserrat Algarabel en el texto El poder de la mirada: análisis comparado de películas censuradas y censurables, cuando la define como «la imposición de lo normal y, por ende, como la prohibición de la alteridad». Es una definición sencilla pero al mismo tiempo problemática porque se sustenta en dos categorías difusas como son lo normal y la alteridad, además de que parte una oposición binaria. Sin embargo, esta definición se separa de otras oposiciones dicotómicas como lo propio y lo impropio o lo estable contra lo subversivo. Lo normal entendido en cuanto a la norma puede mostrar como las cartas prohibidas se convierten en una transgresión a esa norma al mostrar al otro distinto, a

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un Andrés alterno, que inevitable termina en parte censurado, mientras que aquellas cartas que, por ejemplo, fueron publicadas con anterioridad, tienen una enseñanza normalizadora de la imposición.

Es fácil descartar contenidos obscenos o posibles riesgos en los contenidos a las cartas. Mencionamos lo anterior, porque muchos procesos creativos, como el cine, se justifican de esta manera para censurar. Para que exista la censura, debe estar implícita una relación de dominación, una capacidad para censurar. La proscripción en este caso crea una relación donde la mayoría de las herederas pueden decidir frente a algunas cartas que fueron dadas a otros. En el pasado, también cambiaron dedicatorias de libros como El atravesado. A través de una comunicación publicada en Arcadia, las herederas señalaron: «Aquí no ha habido ninguna censura, lo que hubo fue una selección del material del autor.»

Esta decisión arbitraria sobre el discurso de las cartas proscritas son producto de las lecturas que las hermanas hacen de ellas. Lo anterior nos lleva a pensar en el momento de lectura, donde surgen las distinciones entre lo que se puede decir y lo indecible. Esta distinción, al mismo tiempo, muestra la parcialidad de quien toma la decisión, a la vez que es justificada y niega la evidente arbitrariedad de la censura. Allí está el ‘Caliquédirán’ que hace que una persona llame a su ciudad ‘Calicalabozo’.

La justificación tiene de particular que no permite la enunciación de la censura ni en sentido negativo. La justificación oculta la salvaguardia legítima de la moral en la futilidad de la publicación. La moralidad o la inmoralidad no son esgrimidas como argumentos, tampoco ningún carácter subversivo, todo lo contrario, las cartas vistas por las hermanas Caicedo son descritas como insignificantes. La decisión de no publicar las cartas en el año 2017 fue explicada por las herederas señalando que carecen de un interés literario pues las cartas fueron escritas sólo para ser leídas por el destinatario. En palabras de las herederas:

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«Al revisar el índice, vimos que se incluían varias cartas que, a nuestro criterio, no aportan a la obra literaria de Andrés, ya que son cartas de la esfera privada. Por esta razón no estuvimos de acuerdo con que se publicaran como parte de Correspondencia.» (Comunicación de Pilar y Maria Victoria Caicedo publicada en revista Semana el 28 de octubre de 2017).

A pesar de no contar con obra publicada en vida, actualmente Andrés Caicedo es un autor respetado y reconocido como un artista genio, polifacético y grafómano. La respetabilidad ha inducido a la Alcaldía de Cali a crear el Concurso de cuentos para jóvenes Andrés Caicedo. La censura se argumenta con una idea fija que a su vez permite la estabilidad de la imagen de Andrés Caicedo y, por ende, de la familia que le permitió ser quien fue. Esta estabilidad podría ser entendida como una forma encubierta de dominación que tiene como objetivo la regulación de los discursos y de la misma imagen de Caicedo, así como la inclusión y exclusión de las narrativas que se han tejido de la ciudad de Santiago de Cali. La comunicación siempre tendrá su otra cara en la censura. Mientras los medios cobraban fuerza, así mismo la censura crecía a la par. La iglesia, el mercado, los gobiernos, han jugado roles preponderantes en el ejercicio de la comunicación y la censura. La censura parece muchas veces caprichosa por su variabilidad, pero es totalmente coherente con las luchas por el poder entre intereses en conflicto. De la iglesia pasaron a los tribunales y de ahí se insertó en lo más cotidiano de nuestras vidas. La homosexualidad fue algo que debía ser censurado al interior de las familias. El ocultamiento de la homosexualidad no es ajeno a las herederas de los escritores, tal como se intentó el ocultamiento en García Lorca.

«Yo también tuve un periodo homosexual, Hernando, tuve un romance con Guillermito Lemos cuando ya me parecía que empezaba a detestar definitivamente a las mujeres, pero llegó Patricia y se acabó todo» (Carta a Hernando Guerrero, Bogotá, junio 22 de 1976).

En el ejercicio de publicar, la censura se explica en el Caliquédirán. Todo comienza con El cuento de mi vida editado por María Elvira Bonilla y publicado por la editorial Norma donde surge incomodidad por como se refiere Caicedo a personas y situaciones. Dos años más tarde, con la compilación realizada por Alberto Fu-

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guet de Mi cuerpo es una celda publicado también por Norma donde María Victoria y Pilar Caicedo excluyeron por su contenido homosexual, «y eso no lo permitiremos bajo ningún punto de vista. La familia se tiene que proteger ante todo» como mayoría, opuesta a Rosario, la carta enviada a Jaime Manrique.

«Acepté sin decepción tu presencia. Me angustian en un principio la timidez mutua. (...) Por eso accedí a la chatarrera en la alcaldía, ya está hecho, conversaremos, trabajaremos juntos. Cuando vino lo otro, cuando por primera vez (si no lo crees se me da un cubito) accedí a ser acariciado, accedí accedí»

El anterior párrafo, a muchos ojos, no tiene nada de particular, ni siquiera que sea una comunicación entre dos hombres. Pero para Andrés, la preocupación está en la confusión sobre el trabajo y los sentimientos atravesadas por el género.

«La leve competencia intelectual masculina se transmutó (¿o no?), y para mi caso (¡o no? Estoy muy confundido) en la normal pasividad femenina? Es decir, aunque tampoco lo explique claro: ¿pasar a ser tu objeto amado no me convertiría en espectador de tu trabajo y nada más que eso?» (Andrés Caicedo, Cali, 24 de marzo de 1975).

Si consideramos el miedo y la ofensa como dos detonantes de la censura, podemos rastrear las amenazas como acciones de censura. No estamos hablando de la sexualidad vista como obscenidad o un atentado a la moral pública, sino de las primeras censuras que se convirtieron en políticas: La traición a lo que promulga el estado.

«Mierda, no le estoy sacando copia a esta carta. En fin, no importa.Algún día que nos veamos me la muestras, o si no, ya tú la ofrecerás a quienes deseen publicar un volumen de mis cartas, después de mi muerte, ja, ja. Ahora la deseo más que nunca, Jaimito, pero tómalo con humor». (Andrés Caicedo, carta a Jaime Manrique Ardila. Sin fecha).

No es hasta la disolución de la Sociedad familiar Caitela SAS, cuando en 2018, se empieza a pensar en la publicación completa. Una publicación que exista como le dio existencia su autor. Un Andrés Caicedo completo que habita sus cartas con una orientación que no puede enseñarse ni cambiarse, que no es ni buena ni mala, ni peor ni mejor. Es tiempo de salir del Calicalabozo que representa un peligro para la libertad.

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Ilustrador y artista dedicado al concept art y a la gráfica editorial. Es coautor de los libros En busca de la memoria perdida (2021), Relatos huérfanos (2020) y Ciudad perdida (2019).

Julián Moreno Ramírez
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Cartógrafo, etnohistoriador y coleccionista de historietas. Es coautor de los libros En busca de la memoria perdida (2021), Relatos huérfanos (2020), Confinados (2020), Ciudad perdida (2019) y Cielo rojo (2017).

Javier Peña-Ortega
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A manera de cierre

Admitimos que nos sentimos incómodas en el campo de la historieta, muchas cosas son nuevas y muchas más nos son desconocidas. El desconocimiento se convierte en deseo de aprender, que, para nosotras, supone una ventaja. Narrar la censura no es fácil, más cuando asumimos compromisos que superan las expectativas de un libro. También reconocemos que esta investigación activista no atenta ni desestabiliza a las censoras ni a los efectos de poder de censurar o sobre las censuradas. Sin embargo, es un comienzo para plantear espacios de reflexión crítica y fortalecer organizaciones internas de movimientos y colectivos que denuncian y buscan reconocimiento.

Creemos que nuestro activismo dentro del colectivo LECHE nos permite tener herramientas suficientes, aunque limitadas, para proponer estrategias que impugnen la práctica de tapar y, al mismo tiempo, que pueda imaginar otros mundos posibles. Confiamos que los paquitos realizados desde una antropología gráfica son una apuesta por un espacio fértil y novedoso de discusión. De esta manera, nos inscribimos en los debates sobre cómo las humanidades, las artes y las ciencias sociales han estudiado la censura en el pasado. En las artes se lo estudia como un fenómeno conclusivo. El aporte del libro sostiene que la censura no es conclusiva y permite un acercamiento, en este caso de viñetas etnográficas, donde se esboza la pregunta sobre ¿cómo ocurre la censura? Preguntar por el cómo evita la explicación que obliga el porqué. El cómo es una pregunta genuina que requiere respuestas novedosas.

La construcción de estos relatos de censura invitan a mostrar lo que ignoramos, inducirnos al re-conocimiento, incluso a contestarnos en relatos. Si la estrategia del poder, a través de la censura es la suplantación y el engaño, nuestra respuesta es la imaginación del pasado como una potencia del presente que luche contra el despotismo de la verdad de estado. Ya no nos asustamos de las consecuencias y los efectos de verdad que pueden tener nuestras ficciones. Necesitamos más paquitos que aporten a construir relatos porosos que representen las calles y que siempre estén amparados en el disenso y el diálogo.

Empezamos por pensar en otras narrativas, en relatos-otros, en espacios independientes que no puedan ser ocupados por las censoras. Cada día asumimos compromisos adquiridos que son tensionantes. Tenemos avances en cuanto al posicionamiento político, la definición, y re-construcción colectiva de la investigación en diálogo con las expectativas que se tienen de las acciones de contracensura. Estamos pensando, conversando, dibujando, acompañando, escribiendo y construyendo nuevas propuestas visuales. Seguimos las pistas de lo tapado.

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