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manizales, octubre/2016
El bicentenario del Sabio Caldas
Presentación
El mes de octubre de este año es un mes patriótico. El 5 de octubre se celebró en bicentenario de la muerte del gran Camilo Torres y el 29 se conmemoró el bicentenario del fusilamiento del Sabio Caldas. Se logró que el Gobierno Departamental acogiera la idea y se practicara ese ritual democrático y realizar una ofrenda floral expresando esa fe en nuestra tradición democrática. Letra2 no se quedó atrás y subrayamos este mes de los próceres payaneses con dos trabajos de nuestro director: una obra de teatro, una especie de guion, sobre las últimas 17 horas de Camilo Torres y el texto sobre el Sabio Caldas. Creemos haber incitado y agitado suficientemente ese tema que bastante satisfacción nos produjo. Más el mes de octubre alberga otros dos hitos cívicos el mismo día: el 12 de octubre ya que es el Día de la Raza, o sea el arribo de Europa a América y se conmemora por vez 167 la fundación de Manizales; lo que hubo en Manizales lo plasmamos en el artículo sobre el 12 de octubre.
So pretexto de atraer la atención sobre el Sabio y su bicentenario produjimos un texto sobre el Parque Caldas y resultó que la gente reaccionó más a este artículo, que vio su luz primera en Facebook, que a la publicidad que le hicimos al Sabio, ¿algo es algo? Volviendo a temas más cotidianos, Roberto Unigarro el nuevo colaborador de Letra2, reflexionó sobre la salud en Manizales mostrando que la gente resiste más allá de lo que se podría pensar ya que el derecho a la vida y la salud, en muchos casos es letra, sencillamente, muerta. Nos habían remitido unas fotos de Haití, antes del huracán, y las incluimos en este número de Letra2 tratando de recordar que en Colombia también hay un Haití. El defensor del patrimonio Enrique Arbeláez Mutis nos concedió una entrevista sobre patrimonio en Manizales porque creemos oportuno volver con este tema ya que las cosas patrimoniales andan mal. En la sección de opinión hay de nuevo paridad en el tema de la Paz. El ex alcalde Arango Monedero coloca puntos sobre las íes y Camilo Arroyave, amigo de Letra2 que se había ausentado unos meses, vuelve a participar analizando el futuro de las izquierdas colombianas a la luz de los que el acuerdo de Paz puede significar. Reforzando el tema patrimonial incluimos el clamor y la denuncia que hace, desde Salamina, Fernando Macías acerca de las tristes actuaciones del Ministerio de Cultura. La parte técnica de esta sección la asume el médico Isaza que nos opina sobre corrupción y salud mental. El humor lo conmemoramos, como siempre, con caricaturas de Álvaro Montoya, el hombre que no tiene trazo malo. De Roberto Unigarro es igualmente el texto sobre el festival de Rock que se llevó a cabo en la ciudad. El clásico es un texto del canciller imperial v. Bülow sobre la forma de proceder de la izquierda que a pesar de haber sido escrito hace casi 100 años, es de una gran actualidad y ayuda a entender la situación colombiana. En Letra2 convertimos los besos en literatura o viceversa, gracias al aporte León Darío Gil, el cual es a la vez es el poeta invitado de esta edición no 43. La salud tiene firma propia en Letra2 y corre de cuenta del médico Jaime Sarmiento. Un denso y patriótico saludo, Letra2
2 presentacion 6 sociedad ¿Un 12 de Octubre? Por Roberto Unigarro 7 ciudad El Parque Caldas o algo de historia urbana 11 Las últimas diecisiete horas de Camilo Torres 25 derechos civíles y politicos El Cortejo Fúnebre de la Salud Por Roberto Unigarro 31 bicentenario de Francisco José de Caldas 41 internacional Desastres en Haití Por: Pedro Felipe Hoyos Körbel 48 entrevista Patrimonio Habla sobre Enrique Arbeláez Mutis 52 eventos Seguir Gritando o empezar a actuar Por Roberto Unigarro 56 opinion ¿Quién defiende el patrimonio? Por: Fernando Macías Vásquez 58 opinion Agua bajo los puentes Por: Hernando Arango Monedero 60 opinion Corrupción y salud mental Por: Pablo Isaza, M.D. 61 opinion el futuro de la izquierda en Colombia Por: Juan Camilo Arroyave O . 69 caricaturas 78 clasico Fürst Bernhard von Bülow 80 cuentos cortos Besos,besos, besos 90 poesia León Darío Gil Ramírez 95 salud salud mental Por: Jaime Sarmiento M. D.
contenido
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sociedad
¿Un 12 de Octubre?
Foto Roberto Unigarro
Se celebra, se conmemora ese día el arribo de Colón a América y por ende el Día de la Raza y en Manizales le supimos echarle otra carga encima a esas cortas 24 horas sumándole el aniversario de la “creación” de Manizales porque ese día se firmó un documento que le puso orden, legalizó una población que se venia desarrollando hace variaos años en ese punto. Tres conceptos que superan el marco individual y por ende rebotan de esa gruesa piel por no decir concha ante la conciencia de la gente. Se maldice el día en que Colón llegó iniciando el acabose de los pobladores originas, su cultura el manejo que tenían del territorio inaugurando la era europea de América; raza es un termino políticamente incorrecto cuyo uso sólo despierta miradas compasivas más humillantes que la ira misma y por último se conmemora el cumpleaños de la ciudad como celebrando un evento desprovisto de solemnidad ya que su parte reflexiva es hundida en un mar de jolgorio que no determina su origen. Ese 12 de octubre hubo en la ciudad un buen número de marchas contra y en pro de muchas inquietudes expresando una insatisfacción con la realidad política de la comarca. Queda la duda: ¿somos muy sensibles o estamos saturados?
ciudad el parque caldas o algo de historia urbana
Las plazas han sido, desde siempre, un equipamiento urbano de trascendencia. El apiñamiento de casas, característica inevitable de una población, hace indispensable la reserva de espacios abiertos, amplísimos para que la gente pueda vivir bien y ser productiva. En las plazas se celebran bailando una gran variedad de acontecimientos; en las plazas se acopian mercancías que sustentan una parte de la economía de la ciudad; en la plaza se ostentan armas y en ese espacio público la autoridad reúne a la comunidad para impartir lineamientos políticos, plaza es, en fin, el referente social más importante de una ciudad porque es el punto donde todo sus pobladores convergen. Las plazas de Manizales han tenido una interesante historia que reflejan el desarrollo de la ciudad en varios aspectos. La Plaza de Bolívar, la más importante, ha sufrido más de diez cambios en su aspecto físico y, dependiendo del aumento del número de habitantes fue plaza de mercado hasta que su espacio no fue suficiente para albergar todo la comida que se consumía y se hizo necesario, en 1910, trasladarla a otro espacio, dos veces más grande, donde están hoy la Galería. Las otras plazas históricas de Manizales son la de Caldas y la de Colón (hoy Rafael Uribe Uribe o San José) que surge en el pasado con los dicientes nombres de la Plazuela del Guayabo y la
Carrera 23 con Parque Caldas Plazuela del Mico, respectivamente. Estas dos plazas sufren cambios, pero la presión ejercida sobre ellas es menor. A estas plazas se les sumará la de Fundadores que fue plaza de mercado por una época corta empezando el siglo XX y el Parque Olaya Herrera cuya primera denominación fue Plaza de Occidente para convertirse en Olaya Herrera y asumir la otra función que se les da a las plazas y es de ser parques.
La plazuela del Guayabo era un espacio abierto dejado al frente de la Iglesia de la Inmaculada la segunda parroquia de la incipiente Manizales y llevó el nombre de Parque Sucre en honor a ese valeroso militar de la Independencia. El siglo XIX seguía fascinado ante los hechos de la Independencia y continuaba honrando a estos demócratas y guerreros de primera hora tanto que esa admiración se reflejó en los nombres de las calles que en Manizales, también, honraban héroes y batallas relacionados con la emancipación política de España. Relata don Luis Londoño en su obra “Manizales” del año 1936 que fueron Samuel Velásquez, el poeta pintor; Alfonso Villegas Arango, padre de Silvio; Mariano Montoya A., y Carlos Clavijo ingeniero cundinamarqués, que en 1902 propusieron y convirtieron este espacio en jardín y por ende en parque. Para esta tarea se le pidió el apoyo al jefe del Batallón La Popa, el cuerpo militar encargado de custodiar a la ciudad en esa época, que facilitara soldados que supliesen la falta de mano de obra para nivelar el terreno y trazar, según instrucciones del ingeniero Julián Arango, los paseos y los jardines. Con jóvenes de la ciudad, dice Londoño entre ellas las hijas de don Eduardo Antonio Hoyos, organizaron estos hombres, en especial don Samuel Velásquez, “veladas, bazares y todos los demás arbitrios que su clara inteligencia y su gran entusiasmo le sugerían y la sociedad en general correspondió solicita a las invitaciones que a estos festivales de cultura y arte de le hacían”. Se impuso Samuel Velásquez escoger y conseguir los arboles para darle más belleza al jardín y dentro de esos don Samuel plantó un yarumo que con el tiempo se convirtió un corpulento árbol ubicado en la parte occidental de del parque y que le hacía compañía a otro yarumo ubicado en el otro extremo del proyecto urbano. Los dineros recaudaos se invirtieron en parte en la adquisición de la verja del parque que quedó instalada para las celebraciones de centenario de la Independencia en el año 1910. El mantenimiento y cuidado del parque se hacía con mano de obra proveniente del presidio con tan mala suerte que uno de estos presos, después de haber ingerido licor que alguien le había pasado, asesina de puñaladas al jardinero oficial que muere en brazos de don Samuel Velásquez en unos de los andenes del parque. El 30 de abril de 1911 el Parque Sucre dejó su nombre y se convirtió en Parque Caldas, este día se inauguró con gran y patriótica pompa, y por
supuesto algo de retraso, la escultura del maestro escultor francés Verlet que es compañera de la que está en la Plaza Caldas en Popayán y la del Parque de las Nieves en Bogotá (carrera 7° con calle 19). Trae a colación don Luis Londoño una bella acotación acerca de la colonia siria que donó un bello quiosco que adornaba el antiguo parque. De don Ernesto Gutiérrez es la anécdota referente a la traída, en parihuela movilizada por bueyes y expertos arrieros, de la escultura del Sabio Caldas a Manizales. Resulta que a los sudorosos y atareado arrieros se les acerca una desprevenida señora asombrada ante el aparatoso andamiaje que se movilizaba por el camino y preguntó: “¿Lo traen entero?” A lo que el arriero le contestó: “! No señora, cruzando el Paramo nos tocó caparlo, nos estaba dando mucha brega!”.
Carrera 22 con Parque Caldas Luis Londoño (1863-1943) Samuel Velásquez (1872-1950)
Las Ăşltimas diecisiete horas de Camilo Torres (Apuntes para un guiĂłn tal vez teatral)
Por: Pedro Felipe Hoyos Körbel Cuando hay revolución surgen mártires, pero esta sentencia no es válida a la inversa: mártires no necesariamente hacen una revolución. Nuestra cultura admira y tiene una acepción respetuosísima del martirio, aquellos primeros cristianos muertos durante las persecuciones, escondidos en las catacumbas, en donde eran apresados para sacrificarlos en los circos romanos, dejaron una profunda huella en Occidente. Se podría decir que ellos morían, parodiando a Tomás Kempis: como imitando a Cristo. El ser humano que sacrifica su vida, muchas veces voluntariamente, o sea que opta por la muerte en aras de un convencimiento moral, es considerado un ser superior. Es un santo, no por sus milagros o su amor al prójimo, sino por superar la carne, la materia y contemplar el espíritu.
Más esta decisión esta agolpada de penosísimas vicisitudes, seguramente más dolorosas que la misma muerte. Es el mártir una especie de suicida, porque este también define la hora de su muerte. La Independencia política de Hispanoamérica produjo un considerable número de mártires y falló en ser una revolución. Camilo Torres, es sin duda, el más connotado de ellos. En su caso convergen, fuera de las condiciones clásicas del martirio, otro número de situaciones que lo hacen mucho más complejo y por ende significativo. Torres es el más importante forjador de la nacionalidad colombiana en sus origines, mucho más esclarecido que todos sus contemporáneos debido a su entereza y gran inteligencia. La grandeza de Torres se debe más a su último y más íntimo sacrificio que a lo que pensó y ejecutó.
Es válido recrear los momentos finales de este hombre para mostrar y definir el contenido político de su último acto de vida, que para el momento no tuvo la trascendencia y apenas con la victoria de las armas patriotas en Boyacá, tres años después, recobrara su simbología. Esas vidas sublimadas con la muerte significan mucho más que pesar y desgracia personal, ya que sus muertes son la consecuencia consciente de sus vidas. Las metas por alcanzar perfectamente contemplaban ese esguince trágico y funesto. Sería necio promover condescendencia y lastima para con los mártires de la Independencia porque sería negar su póstuma voluntad. Su legado incluye entender sus actuaciones en vida como un todo, inclusive la muerte. Es imposible permanecer impasible ante este destino porque causa curiosidad el drama humano que vivieron los forjadores de nuestro sistema político en sus últimas horas de vida. Vivimos el marco político que los hombres de la Independencia crearon, nuestras constituciones han evolucionado partiendo de la base de lo propuesto en esos años y las instituciones democráticas actuales son las mismas que las diseñadas por ellos. Y contrasta esta vitalidad con la indiferencia del colombiano actual ante los prohombres de la Independencia. La acepción histórica acerca de esta época es la misma que varias generaciones atrás. Todavía se habla de “Patria Boba” un mote insostenible desde cualquier punto de vista. El actual habitante de Colombia parece encartado con la Independencia histórica. Sus conocimientos se limitan a unos recuerdos vagos de alguna tarea durante su infancia. El 2 de octubre de 1816 llegó Torres preso a Bogotá y es confinado en un salón dentro del claustro de la Universidad del Rosario. Hoy en día se puede ver, en el segundo piso, a la entrada de un salón amplio y algo oscuro, la placa que conmemora el confinamiento de varios mártires antes de sufrir la pena capital en el cadalso absolutista del rey español.
Aquí pasó su última tarde y la noche antes de ser sacrificado. A Torres no se le siguió juicio, el Consejo de Guerra simplemente se limitó a leer la condena; su sentencia ya había sido determinada. Bien se cuidaron los pacificadores, esbirros del tétrico rey, en abrirle causa al más pertinaz republicano del continente. Temían que toda la actuación de España en América hubiera sido juzgada por su más importante preso. Su última actuación jurídica la efectúo ante el Tribunal de Cuentas, aquel órgano destinado a la
confiscación de los bienes de los presos políticos; demostraron los españoles más interés en los bines materiales de sus víctimas que propiciar justicia. Una vez recluido en un salón de clase, en la cual había recibido y dictado clases, Torres, seguro de su eminente final, habría tratado de equilibrar sus pensamientos y sentimientos. Sería la última lección que recibiría. Habría habido algún entrometido pariente que aconsejara que las hijos e hijas de Torres, siendo la
mayor una joven de 13 años y la menor una niña de escasos dos años, no fueran a despedirse de su padre, todo esto para evitar ese recuerdo trágico. Con ademán resuelto los hubiera hecho pasar. Con voz algo afectada les habría tratado de explicar su muerte. Obviamente las frases entrecortadas no reflejarían las ideas que en el fondo de su ser esperaban ser pulsadas. La convicción de sus ideales en ese momento, ante su más importante auditorio, lo traicionaría. Metiéndose las manos fuertemente en los bolsillos de su ya sucio pantalón negro lograría acoplar razones como estas: Los debo dejar porque osé a desafiar al rey, la ley me lo permitió. No es un crimen lo que hice a pesar del castigo que se me impone. Me duele dejarlos, pero no crean que los cambie, ustedes fueron para mí siempre lo más importante. Las cosas del reino estaban mal e intervine para hacerlo bien apoyado en mi saber y conciencia. Hubiera sentido más pena ante ustedes cuando me hubieran preguntado por qué tanta injusticia y error y no les hubiera podido dar una respuesta honesta. Uno por uno habría recibido el abrazo paterno de despedida y Torres con el pulgar habría dibujado una cruz en sus frentes susurrándoles al oído la simple bendición: Esta cruz es tu escudo.
Lo abatía la desmesurada culpa que sentía con Francisca Prieto Ricaurte, su esposa. Ella seguramente hubiera hecho todo lo posible para aligerar la culpa que el antiguo presidente de la Unión Granadina sentía con ella y sus hijos. Ambos sabrían que ella había hecho todo lo posible para lograr un indulto de parte de Morillo, más de una vez confrontó al Pacificador con la petición de amnistía, pero la voluntad del rey era gobernar con el terror y miedo que infunden los cadalsos. También sabía Torres que ellos quedarían en la total miseria, sus bienes los había confiscado el rey y no erraba Torres en ese pronóstico. Existe una carta de Bolívar del año 1819 en la que dice: “…mientras yo gano 30.000 reales la viuda del más preclaro nuevo granadino d. Camilo Torres vive en la miseria. Sírvase de mi sueldo sacar una mensualidad de 1000 pesos para socorrer esta familia...” Recordaba la frase que ella le dijo la última vez que se vieron: que ella se sentiría orgullosa de ser la viuda de un hombre honrado y consecuente, comprometido con ideales demasiado exigentes. Ella intuía que a Torres no lo irían a indultar, ya el rey había hecho sufrir la pena capital a Tadeo
Lozano; a Villavicencio; a Crisanto Valenzuela; a Miguel de Pombo; a José Gregorio Gutiérrez Moreno. Cuantas veces no le rogó que se fugara y desistiera de conducir los restos y los últimos momentos de un estado que con su muerte dejaría de existir, pero él insistió en continuar su marcha. Haber sacrificado su familia por sus ideales políticos, dejar de ser padre de sus propios hijos para convertirse en Padre de la Patria; patria que se había ganado ya el descalificativo de “patria boba”, le dolía demasiado. Su actuar con rectitud se convertía en un error que ahora él pagaría con la muerte y su familia con la infamia y el dolor. Ese amor a primera vista que surgió entre ellos durante la velada literaria en la casa de Manuela Santamaría no había desaparecido y mucho menos envejecido. Un amor alimentado con el gusto integral por la otra persona había hecho de los amantes una sola persona. Este amor parecía más un reencuentro de dos almas que se conocían desde hace muchos mundos. Lagrimas surcarían la adusta cara de Torres cuando pensaba que su esposa perfectamente sabia acerca de la decepción que se apoderaba de él. Moriría y no estaba ya seguro para que. Este sentimiento reemplazaba otro mucho mas vano: quemaba a Torres la certeza de morir en el infamante cadalso. Estaba seguro que la historia española lo referenciaría como un malhechor o como decía la torpe sentencia: un traidor al rey y él se concebía como un hidalgo y seguramente el más honesto de los súbditos del monarca. No le temo a la muerte, le habría dicho Torres a su mujer en un arrebato de entusiasmo, le temo al futuro. Y cierto, todo fue en vano, de la construcción política adelantada desde 1809 hasta principios del año 1816 no quedaba nada. Ninguna perspectiva, creer que los huidos a los Llanos de Casanare bajo el mando del general francés Serviez, lograrían vencer y proclamar la república de nuevo era ilusorio. Lucharían por la sobrevivencia y se esparcirían.
Inclusive avaluaría las posibilidades de parte de su rival Nariño para recoger las vejadas banderas de la Unión de la Nueva Granada, lo suponía tal vez muerto, o en prisión española. Tampoco. Por último pensaría en su amigo el general Bolívar, vivo o muerto, ignoraba, ojala refugiado, según dicen, en alguna isla del Caribe. No, imposible, todo había acabado, se luchó y se perdió. Su misma muerte significaba la desaparición definitiva y total de la república en la Nueva Granda. El mayor y más característico exponente de este joven estado al otro día dejaría de existir. Tal vez esa era la razón porque las autoridades españolas negaron el perdón; con su sangre había que exorcizar el republicanismo en el alma criolla. Ensimismado, el hombre que para vivir solamente pedía un libro y un pan, analizaba la situación, cuando de nuevo se recordaba de su esposa. Se sentía profundamente en deuda con ella. ¿Le habría dicho?: “No te vayas todavía, no se dé que hablar pero tu sola presencia me hace feliz”. ¿Y ella habría contestado?: “Todo se ha dicho, pero aquí estoy”. Él le hubiera dicho: ¡gracias! y ella negando con la cabeza le hubiera contestado: No, nuestro amor aquí no se acaba. Lo que se inicia con versos es eterno. Camilo tu eres un ser tímido, tú y yo lo sabemos. Estoy orgullosa del “verbo de la revolución” como te dicen en la calle, pero me enamore de ese hombre de mirada triste y pocas palabras. Con tigo muero mañana y tú sigues viviendo en mí, no vamos a estar solos, ¡nunca! ¡Eres lo que más amo en la vida! Caería la noche y la oscuridad sería combatida por un candil, su siglo de las luces se apagaría al otro día. Los movimientos más importantes en una prisión son la apertura y la clausura de las puertas. Puertas que significan libertad o muerte. ¿Ser o no ser? Estas se abrían al otro día para Camilo Torres significando muerte y a la vez vida. Ahora se abriría la de su improvisada celda y
entraría un fraile dominico. Su propósito era confesar al reo. Torres, creyente, lo saludaría con respeto, percibiendo cierto desdén en la mirada del religioso. El acento al hablar lo revelaba como español europeo. Después de las frases rutinarias del sacramento de la confesión, Torres confesaría no haber asistido a misa y no haber comulgado las últimas tres semanas. Con indignación el fraile rechazaría la confesión, tomando la ingenuidad de Torres como ofensa, suponía el fraile que Torres debería saber que un preso estaba absuelto de la obligación de asistir a misa. Y mirando a Torres fijamente a los ojos le increpó que rebelión contra el rey era pecado, que se arrepintiera para lograr el perdón de Dios y la vida eterna. Torres incómodo con este tipo de traspié en estos momentos donde el tiempo era escaso no pensó corregir al religioso. Impaciente más sin embargo le habría dicho: Padre mi sentencia no fue en derecho, mis derechos fueron violados igualmente como se sentenciaron a muerte sin el debido proceso hace seis años a los niños Rosillo y Cadena en el Casanare, le prohíbo que me trate de rebelde porque no lo soy, he actuado a través de estos difíciles años dentro de la ley. El rebelde actúa fuera de la ley tal vez guiado por una ley moral pero a mí me ampara no solamente la ley escrita sino también la moral. Oiga esta aclaración:
Una vez preso el rey Fernando VII en mayo del año 8 y creada la Junta de Sevilla fui uno de los candidatos para representar al Reino. Cuando las Cortes reunidas en Cádiz pidieron de nuevo diputados, fue a mí que el cabildo encargó de redactar un memorial expresando nuestra extrañeza respecto al manejo equivocó que le estaban dando los regentes a los asuntos. Se me olvidaba, fui yo uno de los que le ayudó al capitán Sanllorente a acomodar medio millón de reales en sus baúles, como aporte del reino a la guerra contra Napoleón. Lo que actuamos en la Junta de Gobierno cuando fue constituida el 20 de julio está perfectamente ajustado a lo exigido por la Recopilación de Indias. El cabildo en esas situaciones posee esas atribuciones, eso no lo inventamos aquí. Depusimos al virrey en nombre de la Junta y procedimos a darnos un gobierno porque una vez perdido el rey siempre recae la soberanía de nuevo en el reino. El acta reza claramente que esto se hacía en nombre de Fernando VII y diseñamos un año antes que en Cádiz una monarquía constitucional federal de la cual el rey Fernando era la cabeza. La independencia total de España surgió cuando vimos como actuaron los españoles en Quito y cuando vimos que el gobierno central no daba una señal inequívoca y justa de vida, la opción era: independientes o súbditos del francés. Si se me acusa de haber redactado una constitu-
ción republicana esto se debe a que era prioritario establecer un orden, unas reglas precisas para que esta región se desarrollara en armonía política. Una constitución es un compromiso entre dos partes en hacer las cosas bien y no creo que ningún rey se oponga a que la gente se organice. Lo que hicimos acá se hizo en España, solamente que de nuevo las Indias solamente se le permite llegar hasta cierto punto como ocupar nueve puestos en las Cortes de los 36 que hay a pesar que somos más de la mitad de los habitantes del imperio español. Un guardia golpeó la puerta y el fraile iracundo se incorporó, la abrió e insultó al soldado gritándole: “Obstruir la justicia terrenal es un delito, pero impedir la justicia divina es un pecado.” Esa fue la sentencia que fulminó desde el marco de la puerta. De nuevo al pie de Torres, muy calmado, le instaba que siguiera en su exposición. Este decía: Óigame bien Padre: esto nunca fue una revolución, le pusimos ese grandilocuente nombre para darnos ánimo y hacer cundir el entusiasmo; es como con una propiedad rural sin agua, poco fértil y bien alejada, pues se le pone por nombre El Paraíso. Sé que el rey odia las constituciones y ha declarado nulo lo adelantado en Cádiz, pero si la juró en primera instancia era buena, ¿entonces como puede el rey declararla obsoleta? Ahora es incons-
titucional que la declare inválida, ese resorte no le correspondía al rey. Fernando VII violó un juramento solemne y eso si está mal. Nunca tomé las armas para atacar al rey, ningún ejército bajo mi mando como presidente se batió contra tropas del rey sin antes ser atacado. ¿Cuál es mi delito? ¿Por qué debo morir mañana? ¿Por qué no se me permitió una defensa como lo prescriben las leyes? Padre le pido que me absuelva, si está dentro de sus facultades, de estas dudas. El fraile dominico se hubiera tomado la cara entre las manos y dicho en voz baja, apenas perceptible: “Señor Torres, absuelva usted esta nación, a la que pertenezco, de la culpa que mañana recaerá sobre ella.” Y sin decir más palabra abandonaría el salón de clase convertido en celda. En algo, el poder exponer su punto de vista, le debería haber subido su ánimo; en parte esas eran las ideas de su defensa planificada durante su transporte a Bogotá. Al poco rato hubiera sentido de nuevo la soledad del salón atestado de presos y se recluiría en un rincón. Trataría de dormir para no sentir y pensar nada y no perderse en lucubraciones que tal vez le harían daño y más difícil su irreal situación. Procuraría no atizar memorias familiares, ni recuerdos de momentos gratos de su vida. No aferrarse en esos momentos a algo, haría más fácil la partida.
Para el Pacificador Morillo encerrar a los altos jerarcas de la república sin distinción de rango y ojala hacinados debería haber sido un método diligente para humillarlos.
sido la ofensa de éste ante el rey? Eso de la libertad, fraternidad e igualdad no se había definido todavía. Tampoco comprendía Torres que estaba hablando con un hombre que ya había logrado su libertad.
Evidentemente se habilitaron todos los claustros académicos para encerrar a los presos políticos supuestos traidores de un rey falaz. Dos presos que se hallaban al otro extremo del aula dentro de la masa de detenidos a la espera del desenlace de los hechos. Señalaría uno a Torres y diría: “Ahí está, el máximo corifeo de la revolución; tímido y callado, ¿donde están las tropas de voluntarios para salvarlo? Todo es afán de hundir el reino en su mar de ambición de mando, malditos criollos, engreídos. Los descendientes de Pelayo, ya voy a creerlo. Que ellos podían gobernar solos, si sólo para ellos. Que pague tanta arrogancia. Yo se que si a mí me sentencian es por robo, claro había que aprovechar que estos abogados y señoritos estaban muy entretenidos jugando al gobierno.” Escucharía esta conversación un ex esclavo vendido por el tío de Torres, d. Jerónimo Tenorio, uno de los más destacados negociantes de esclavos de la Nueva Granada. Después de mucho dudar Pedro Angola se le acercaría a Torres en su rincón para saludarlo ya que lo distinguía desde Popayán; había sido Pedro esclavo de la casa de los Caldas, parientes de Torres. La conversación podría haber sido así: ¿Amo, se acuerda de mí? No sería capaz el ex esclavizado, ahora ciudadano y próximamente mártir de la patria, dirigirse al ex presidente de la República de una forma más convencional. Torres ensimismado en su pensamiento demoraría un poco en enfocar la cara de su visita y dar orden a su memoria para ubicar ese rostro. Si mijo, vos sos de los Caldas. Le diría en un tono paternal, típico del esclavista. ¿Y qué haces acá? Respondería Torres; para él el esclavizado no era sujeto de este tipo de derecho, ¿cual podría haber
Obviamente Angola no quería hablar de eso, todo lo contrario, asumía que Torres estaba abrumado por su situación y le pondría un tema mucho más acorde a su estado de ánimo. Es por Nariño que estamos en estas, dijo Pedro Angola a secas. Un acierto de pregunta porque Torres se incorporó de inmediato.
No lo crea, los problemas con Nariño son otros y prefiero tenerlos con Nariño que con cualquier otro patriota. No, Nariño dividió el grupo patriota, desarrolló su punto de vista y chocamos. El centralismo propuesto por él era sustituir al virrey por un presidente omnímodo. Nosotros, la mayoría, pensamos que era hora de darle poder político a cada provincia para que la gente asumiera la soberanía. Queríamos que opinaran y se comprometieran. La Nueva Granada crecería si todos aportaran y supieran que estaban haciendo. Propusimos una mayoría de edad política, ya no necesitábamos un padre que nos digiera que hacer, éramos todos hijos de una gran familia. Que engaño, la teoría discrepa demasiado de la práctica. Nariño sin ser abogado intuía muchas cosas del sistema de gobierno. Él como comerciante buscaba el resultado, empleando, para lograr su fin, el método más a mano. Creo que si se hubiera constituido un mando central fuerte en lo económico y militar hubiéramos resistido a los españoles y eso fue lo que Nariño proponía. Los federalistas creíamos en la capacidad de las provincias, España siempre desconfió de sus colonias, nosotros estábamos convencidos de que las regiones también podían aportar. Dice el salmista: sobre la piedra que los arquitectos desecharon construiré mi iglesia. El lío con Nariño fue que no acepto que éramos mayoría y empezó a obstaculizar todo, Nariño salió mal perdedor y empezó a armar su propio estado: Cundinamarca. Sacó a Tadeo Lozano y una vez posesionado como presidente empezó renunciar, tan difícil son los negocios políticos. Su gran oportunidad fue la Campaña del Sur, la cual empezó muy bien y terminó en desastre en Pasto. Cuando supimos de la prisión de Nariño el Congreso propuso adelantar un canje, en Venezuela nuestros amigo habían apresado al mariscal de campo d. Juan de Cajigal, para recuperar a este hombre. Amigo, esto iba a fracasar de todos modos. La desunión de las Provincias Unidas de la Nueva Granada era proverbial. Que no me oiga Torices, pero todo lo hecho en Cartagena fue escandaloso. No comprendo a los Piñeres de Gutiérrez, a ningu-
no de ellos. El ser humano lo guía una voluntad y una razón, en Cartagena no sé lo que pasó. Pensábamos que con la presencia de Castillo y Rada se podría unificar la acción, nos temíamos que fuese Santa Marta el escollo, pero jamás que Mompox nos causara tantos dolores de cabeza. Consolidar un país con tres fuerzas tan dispares como lo eran Nariño, Cartagena y el legítimo Congreso era imposible. ¿Cómo se podrían poner de acuerdo personas tan inexpertas en estos temas?; con esta pregunta Torres bajó la voz para reflexionar. La pausa de Torres la empleó Angola para preguntar: En algún momento pensé que la amenaza española nos unificaría, ¿me comprende? De nuevo hubiera sido sorprendido Torres por el plural que empleaba su interlocutor y la lucidez de la aseveración. Empezaría Torres a sentir una gran simpatía por Angola. Le pondría las manos sobre los hombros y le hubiera dicho: No se, definitivamente no sé, perdimos, lo perdimos todo. Nos queda morir que no equivale a descansar. A su vez Angola detectaría una gran tristeza en la mirada de Torres. Sentiría pesar por este hombre que moriría en el cadalso en pocas horas, confundido. Pensaría Angola que dudar para un hombre tan orgulloso como el Presidente Torres era más devastador que para él. Por un corto tiempo permanecerían en esa pose estos dos ciudadanos de una república vencida, hasta que la violenta entrada de un piquete de soldados al aula los separaría. Los soldados arre-
batarían al liberto jalándolo hacia la puerta. Serás subastado mañana. Le increparía el oficial. Resistiéndose a la violencia de los soldados, Angola gritaría mirando fijamente a Torres: prefiero morir que perder mi libertad. Con un culatazo en los riñones el oficial liquidaría la protesta del patriota. Torres ya no entendería nada; recostado contra la gruesa pared de tapia, cerraría sus ojos concentrándose en arreglar sus cosas y poder pasar ante el Creador y no pasar apuros. Nadie más de los presos osaría acercarse a Torres, a pesar de no tener sus propias vidas garantidas, lo observaban con distancia. Así trascurrirían las demás horas de la noche de ese jueves. El ruido que se percibía delataba que el evento ya estaba en marcha, los cerrojos, las guardias, las órdenes cortantes y las baquetas sobre los redoblantes. En la salida del claustro se encontrarían los cuatro reos con sus respetivas guardias. Rodríguez Torices, el cartagenero, saludaría con fuerte apretón de mano a sus compañeros Pedro Felipe Valencia, aquel conde que, maceta y cincel en mano, había demolido su escudo de armas del portal de su casa en Popayán y José María Dávila el diputado al congreso de las Provincias Unidas y fallido negociante de la capitulación última. Con voz clara hubiera dicho: sellemos con sangre nuestro más importante documento, señores no me arrepiento porque conté siempre con el apoyo de ustedes.” Valencia aprovecho el momento y mirando de reojo a Torres le habría dicho:
“Abogado, esto no es una injusticia, vea esto más allá de los códigos y sentencias, hoy aportamos nuestro máximo esfuerzo por la República Granadina. Imagínese cincuenta años adelante: este pueblo no lo gobernará un rey desde la distancia. Nuestra sangre se convertirá en la fuerza de una nación que en poco tiempo ha de sobrevenir. Cuando dejé a España estaba convencido que la Junta de Sevilla se iba encaminar por un sendero constitucional y que el entendimiento entre esta Junta y América tenía que ser mucho más eficaz. Yo insistía que había que acabar con el rey y más con el torpe y sanguinario de Fernando, nadie me atendió, me vine para lograr la república aquí en la Nueva Granada y sé que no estamos lejos, animo Torres que nada fue en vano. Los moros que vamos a combatir en la próxima media hora son los hijos de Pelayo” y se encaminaría hacia la plaza mayor encabezando la caravana de los cuatro mártires y sus guardias y la escolta. El pueblo bajo y ciertos españoles, unos para congraciarse con la gente del general Morillo, otros para dejar vía libre a esa condición humana, demasiado humana, les gritarían obscenidades y les arrojarían cosas, más la mayoría de los, no numerosos, espectadores durante el día de mercado, permanecerían en silencio, un silencio que distaría de ser respetuoso. Un silencio cómplice y desgastado. Torres habría salido de su celda repitiendo en voz baja sin cesar: Jesús, Jesús, Jesús. Ya sus asuntos terrenales los habría dejado atrás, ahora habría que alistarse para presentarse ante otro tipo de juez. Las pocas calles que separaban el sitio de confinamiento y el cadalso en la plaza principal fueron recorridas rápidamente por la tétrica caravana. Ahora le correspondería al comandante del pelotón de fusilamiento revisar que el verdugo alistara las victimas señalándoles sus trágicos asientos, vendándoles los ojos y amarándoles las manos en la espalda. Tan ensimismado estaría Torres con su singular rezo que no se percataría que Francisca, a pesar de haberle implorado que no fuera al suplicio,
ella, envuelta en su pañolón, estaría presente en la plaza para afrontar el impacto de las balas en su alma. Menos se habría percatado Torres de cuando la primera salva le destrozara la cara desplomándose sin vida sobre la butaca. Si causa asombro que ciertos criminales en los Estados Unidos de América son condenados a varias cadenas perpetuas, el sistema judicial español no se quedaba atrás: Torres fue fusilado, después ahorcado suspendiendo su cadáver de la horca y al otro día se le decapitó exhibiendo su cabeza dentro de un cesto de hierro en el sitio de San Diego a la salida de Bogotá hacia el norte. Con tres muertes, el rey Fernando VII, acalló el vigoroso verbo de la república granadina. Podría haber sido que a principio del año 1825 un oficial dudoso de si tocar un portón y hablar con uno de los habitantes de la casa, decidiese finalmente dejar esa misión para otro día y descender a paso lento por la calle de Florián para llegar a la plaza principal. En su recorrido vería a una señora, envuelta en su habitual pañolón negro, acompañada por su criada que cargaba un cesto, subiendo la calle. Cortésmente el oficial descendería del andén para darles paso a las señoras y saludar. A pesar del tiempo trascurrido y de la mantilla, reconocería a doña Francisca.
Disculpe señora, diría con ansiedad y doña Francisca sin tener en cuenta el uniforme y rango del oficial, respondería con un gesto que más parecía una mueca, y continuaría su marcha. Con una mayor resolución, el capitán Pedro Angola, que había sido el mensajero que despachase el General Sucre para trasmitir la noticia de la victoria de Ayacucho al gobierno central en Bogotá, le dijo, ahora sí, con todo el aplomo: Yo acompañe al Presidente Torres durante su cautiverio en el Rosario… vez eléctrica, Francisca se detendría y giraría la cabeza bajando el pañolón a la altura de sus hombros. Con los ojos encharcados, Angola lograría apenas balbucear esta locura: Quiero pedirle que le avise a su señor esposo que las armas de la República han vencido el pasado 7 de diciembre al último ejercito del rey de España en América, somos libres, ahora sí. He venido desde Ayacucho, en el Perú, para traerle esta razón al presidente Torres. A pesar de que doña Francisca respirase profundamente y con despacio no sería capaz de disimular su agitación. Gracias, gracias. Diría después de un largo rato. Ella cuando le hablaban repentinamente de su esposo oía de nuevo retumbar la fusilería que le dio muerte y con las manos cubría sus oídos. No sería capaz de ordenar las tres impresiones: la muerte de Torres; la noticia de la victoria de las armas de la República en el Perú, campaña tan criticada por la gente de Bogotá, el Vicepresidente de la República a la cabeza; y la actitud gallarda de este guerrero de honrar al desaparecido presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada con ese tremendo parte. Mire; diría ella ahora con voz pausada: Odio a Camilo, me dejó sola, se fue con la república. Camilo mató mi amor ese maldito 5 de octubre, fueron sus balas las que me atravesaron el pecho. Soy la viuda del Presidente Camilo Torres, si, pero también soy la victima de Camilo Torres y su república. Han sido muy duros estos años sin él;
lo amo más que nunca. No sé porque le cuento todo esto. Tomaría aliento y continuaría: Ahora que mi esposo esta muerto todos lo veneran, todos aplauden lo que él hizo, pero cuando teníamos que salvarlo nadie me ayudó. Los otros padres de la patria no acudieron, es ahora que se llenan la boca hablando del Dr. Torres. Me fastidia muchísimo esas celebraciones del 20 de julio, son una farsa. Estos señoritos ya saben que a mí no me deben llamar para sentarme en primera fila durante el Te Deum en la catedral. Esos discursos que se oyen, Dios, me martirizan, tanta ridiculez. Si quieren montar un mito o una leyenda que lo hagan con más tino y sobre todo con la convicción que sale, solamente, del corazón. Maldigo a los políticos incluyendo a Camilo. Cuando tomaría las manos de Angola para despedirse se daría cuenta que le faltaba media parte de una de ellas; le dijo: Reciba de una viuda de la Independencia las más sinceras felicitaciones por ese triunfo, hágale saber a toda la tropa que el dolor y la frustración que hemos padecido todos, valió la pena, que yo seguiré consolando a las viudas y a los huérfanos. En 1916, cien años después, el discurso inaugural de la estatua de Camilo Torres en Popayán, Valencia, el Magnifico, lo cerró con estas frases: “…Alma de Torres, alúmbranos. Martirio de Torres, confórtanos. Virtud de Torres, inspíranos. Verbo de Torres, muévenos. Gloria de Torres, aliéntanos. Sangre de Torres, sálvanos.”
derechos civíles y politicos El Cortejo Fúnebre de la Salud Los días nublados traen consigo tristes augurios. Nacido en 1990, Cafesalud lleva convaleciente 4 años y medio tras la intervención estatal y una malversación de recursos de la cual nadie dice ni hace nada. Los usuarios llevan consigo también un calvario a cuestas, en la ciudad de Manizales existen casos con doble o hasta triple desacato en acción de tutela gana en contra de la empresa prestadora de salud.
Por: Roberto Andrés Unigarro Ramírez En su camino Cafesalud S.A. va marcando 7.000 despidos y deja en sala de espera a otros 25.000 empleados directos que de esta dependen. En una mañana de 12 de octubre de 2016 inicia la marcha fúnebre cargando las esperanzas y la confianza que los empleados y usuarios le han entregado al sistema de salud colombiano. La forma de mantenerse a flote en la crisis consiste en trasladar los 2.000 pacientes de alto costo que tiene en Caldas a otras entidades como prestadoras de salud. En grupos de 500 serán reubicados en Colsanitas, Coomeva, Nueva EPS y Sura. Oscar Orozco, Presidente de la Central unitaria de Trabajadores de Caldas, sostiene que: "hay un tema de corrupción, de evasión que compromete la estructura, pero también tiene que ver con la concepción del servicio; la salud se volvió un negocio". Dice esto mientras se empiezan a reunir los participantes de la marcha.
Frente a un féretro la gente reclama medicinas. La imagen mental que se llevan a casa nos es muy optimista respeto a la salud. "En el caso de Cafesalud y Saludcoop se demostró que Carlos Palacino usó dinero en inversiones que no tenían nada que ver con el proceso de transformación, esto además de una gran apatía de la comunidad" menciona Orozco y poniendo en contexto dice a través del megáfono para que El tema surge a partir de la ley 100 de 1993, de la cual fue ponente Álvaro Uribe Vélez y que posteriormente se desarrollo mas en su respectivo gobierno. Esta ley a tenido por interés favorecer al sector privado y a las multinacionales de la salud donde se dice hay expresidentes que tienen inversiones. El pueblo colombiano tiene que entender, despertar y asumir una actitud".
Mientras la marcha avanza se repite con devoción la frase: "Quien cree en la salud no creerá en la EPS", paso a paso turnándose el ataúd por la Avenida Santander los transeúntes desprevenidos les miran desde su puesto de trabajo, en su camino diario hacia su hogar, algunos con una apatía propia de quien no acepta su condición de mortalidad pero otros con un cuestionamiento en el rosto generado por lo que ven y escuchan.
Del paseo de la muerte y otros males Ante la mal aventurada situación en Manizales se organizo la Asociación de Usuarios de Cafesalud EPS del Municipio de Manizales, quienes desde su formación el 22 de agosto pasado han estado exigiendo a la entidad la calidad en la prestación del servicio que merecen; así como ayudar a gestionar el tratamiento de pacientes con dolencias particulares. Entre quienes han movilizado todos sus recursos para obtener alguna respuesta estatal frente a la situación se encuentran German Alberto Loaiza y Orlando Aristizábal, respectivamente presidente y vicepresidente de esta asociación. Alberto Loaiza comenta que "sacamos un formato de quejas y mucha gente se quejó de los mandos medios, por que en Colombia estas personas consiguen el puesto y se creen los dueños de la empresa. Yo tengo que reclamar un medicamento para la diabetes y hace seis meses no me lo han entregado", por su parte Aristizábal sostiene: "la reforma a la salud debe hacerse, el dinero da vueltas de manera impresionante. ¿Por qué el dinero tiene que pasar por la EPS y luego por la IPS? ¿Por qué cuando el estado le daba directamente el dinero a los hospitales o a las clínicas las cosas si funcionaban?".
Tras una recolección de firmas la empresa les respondió la Superintendencia Nacional de Salud desde Bogotá en un documento fechado el 15 de septiembre y dirigido a las Instituciones prestadoras de servicios de salud, entidades promotoras de salud y entidades territoriales, en el que estipula lo siguientes 7 puntos: 1. Prestación de servicios de salud y remoción de barreras 2. Atención oportuna 3. Accesibilidad 4. Integridad 5. Inspección, vigilancia y Control 6. Sanciones para el incumplimiento de las instrucciones consignadas en la presente circular 7. Derogatoria y vigencia. Este es un paso en el camino que deben recorrer German Alberto Loaiza y Orlando Aristizábal quienes también son usuarios de un sistema de salud que parece constantemente estar a punto de colapsar. Buscando por medio de la acción popular y la concienciación tanto de usuarios y prestadores de salud, ganar progresivamente los derechos que el estado les ha prometido. Viendo las cosas a futuro Loaiza dice: "la gente está despertando, el presidente habla de paz pero no la habrá con muertos, con enfermos. Sin salud, sin trabajo no habrá paz".
Cuando el cuerpo se consume desde el interior Los trabajadores no están en mejor situación que los pacientes que tienen que ver diariamente recibiendo suero intravenoso sentados en sillas rimax, mientras se aglomeran en los pasillos debido a la escases de recursos, personal e insuficiencias en planta física. Su futuro es totalmente incierto en esta situación donde de alguna forma buscan cumplir con el servicio de salud en la capital de caldas. Así es como José Orlando Castro Salazar, Secretario de Bienestar Social de la Junta Directiva Nacional Sintrasaludcol (Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Salud en Colombia), lo explica: "desde un principio el plan de la intervención de la EPS fue la liquidación, vemos que la prestación del servicio es precaria, ineficiente, realmente muy mala" agrega: "laboralmente han despedido a cuentagotas a siete mil empleados, nosotros estamos en limbo y no sabemos ciencia cierta que va ha pasar". Frente a la sede de Cafesalud en plaza 51 Orlando Castro comenta sobre el futuro de la prestadora de salud: "no hay nada confirmado aun, pero se dice que quien se encargaría de Cafesalud seria Sanitas, esta EPS solo estaría interesada en el traslado de los usuarios no de los empleados", "ya hemos tocado las puertas en el Ministerio del Trabajo, en el Ministerio de Salud y Protección Social buscando ser escuchados pero nadie se preocupa en realidad por los empleados, nadie dice nada. Va ha pasar como con el Seguro Social". Sabiendo que no hay más por hacer que poner un precedente Orozco menciona: "Esperamos que haya un acuerdo, que es lo que estamos planteando y acompañando pero una cosa es eso y otra es la pelea contra el gobierno de Juan Manuel Santos, que a su vez es el mismo de Uribe, el mismo de Pastrana, el de Samper, el de Gaviria, el de Virgilio Barco porque los gobiernos en los últimos treinta años han venido profundizando, la mejor alternativa es que la gente se organice, que reconozca su papel, sus compromisos, que entienda que la democracia somos nosotros."
bicentenario de Francisco José de Caldas
(Popayán, 4 de octubre de 1768 - Santafé, 29 de octubre de 1816)
El Sabio Caldas, el hombre que nos dio gentilicio
Por: Pedro Felipe Hoyos Körbel El año 1816 fue un año deprimente para la independencia de la Nueva Granda. Al parecer todo lo que se había ajustado a duras penas desde el año 10 estaba perdido. Ya el pacificador Murillo se había apoderado de Venezuela y se había tomado a Cartagena, baluarte en el cual los criollos tenían fincado su invulnerabilidad. Siguió la sangrienta rendición de cuentas donde la actividad democrática de los primeros Padres de la Patria terminó en el cadalso. En el año 2016 se conmemora el bicentenario de estos martirios, que fueron fruto dramático de nuestros primeros pasos como democracia. Según el diccionario mártir es aquella persona que da su vida por sus convicciones sin hacer distinción entre lo religioso o político y en el año 1816 el Rey Fernando VII, durante la reconquista de la Nueva Granda, nos obsequio alrededor de 500 muertos políticos entre ellos figuras como Camilo Torres, Joaquín de Hoyos, Antonio de Villavicencio o Francisco José de Caldas. Esta cifra se debe leer en el contexto del gobierno de este Rey sanguinario que dejó alrededor de 15.000 muertos políticos en todos sus reinos y más de 50.000 exilados entre ellos el famoso pintor Goya el cual murió en el exilio por temor a las retaliaciones de este hombre cuyos mejores retratos fueron pintados por Goya. Más la suerte de todos estos hombres y más de una mujer 200 años después es triste. Ellos mueren por implantar el gobierno del pueblo y esos logros pagados con sangre, poca vigencia tienen hoy en día. Somos una democracia excesivamente disfuncional y frágil, incapaz de comprender ese legado. ¿Ese pueblo colombiano que recibió la ofrenda de esas muertes ha crecido en su conciencia democrática asumiendo con entereza el camino trazado por estos Padres de la Patria? Lo dudo. Hay más colombianos dedicados a desmontar la democracia bicentenaria que aportando a fortalecerla. Estamos lejos de la meta y lejos del punto de origen. La oportunidad de hablar de democracia, de sus inicios, de sus conflictos y sus avances no le interesa a esta sociedad que se dispone a conmemorar hipócritamente algo que no apre-
cia. La llama de la pasión por lo colectivo, por el bienestar de una sociedad hace muchos años se redujo a casi nada. La apatía de una parte de los colombianos por un lado; la viveza de otros y la ignorancia de los demás han desdibujado completamente lo que hace 200 años se inició, sin darse cuenta que los que pierden son ellos mismos. Recordemos que nuestra Independencia se inició sin que cayera un sólo tiro, que fue un proceso político dirigido por la inteligencia del país y fue la reconquista del Rey, encargada al General Pablo Morillo, la que convirtió este proceso en guerra. Seguramente la festividad va ser más honesta en el año 2019 cuando se conmemore el bicentenario de la Batalla de Boyacá porque de muertos y de violencia si sabemos mucho y tenemos mejores referentes. Lastimosamente ese momento de nuestra Independencia nos es más fácil de recrear porque creemos que la historia nos ha enseñado que la Independencia se logró con las armas solamente. Es inicuo hablar de Patria Boba; este necio epíteto desconoce las dinámicas de la democracia y más una democracia por estrenar. La experiencia democrática de la República de Colombia se empezó a cimentar en estos debates y esta casuística política es parte de una tradición, de un acervo valiosísimo. Una independencia, una emancipación se logra a punta de reveses y a un alto costo de sangre. Ningún país ha superado su historia sin grandes sacrificios. Todo aprendizaje cuesta. Los errores de los primeros padres de la patria fueron errores entrañables que solamente superándolos en la actualidad quedarían redimidos. Que un protagonista de los eventos de esos días usase legítimamente el término de “Patria Boba” es válido. El estar involucrado totalmente en esos hechos dificulta el análisis severo y desprendido. Pero que, hoy en día, se admita en la historiografía este término, es un contrasentido porque induce a una posición viciada ante los hechos históricos. Conceptualmente no es sostenible una crítica descalificativa de lo realizado por los independistas de la primera hora; porque todas las colonias españolas finalmente lograron la Independencia y formularon soluciones de estado para gobernarse. Esta evolución de las cabildos abiertos a las juntas supremas, la convocatoria de congresos y sus respectivas elecciones de diputados, las actas de independencia y, por último, las constituciones que se firmaron, conformaron un conjunto de logros que nadie puede desmentir, o peor aún, denigrar con el torpe mote de “Patria Boba”. Ascender por resbalosos peldaños hasta alcanzar la estructura de un estado típico después de las conse-
cuencias políticas que habían producido la Independencia Norteamericana y la Revolución Francesa, fue un proceso admirable. Los aciertos fueron muchos y los errores fueron fatales, pero de estos dos polos se compone el devenir de la humanidad. Esas tres primeras décadas del siglo XIX fueron un periodo de aprendizaje importantísimo para este subcontinente; sin ese coraje, ninguna de las repúblicas de hoy en día tuviese la fisonomía que ostentan. El proceso de convertir a más de seis millones de súbditos americanos de un rey ausente, en ciudadanos conscientes de sus deberes y derechos, es una tarea que sólo se lograba iniciando un proceso de emancipación como el que valerosamente emprendieron los padres de la Partía en Latinoamérica hace 200 años. La patria fue boba porque la dirigían abogados que no lograron mayor cosa, y les correspondió a los militares luchar la independencia y consolidar una nación, no con leyes e instituciones, sino con bayonetas y abnegada sangre de héroe. Es tiempo de que se equilibre esta historiografía y, a su vez, se emancipe de prejuicios y posiciones viciadas para establecer una nueva acepción de la Independencia. La característica de este periodo es que el contenido, o sea lo sucedido entre 1810 y 1816, es civil y la independencia en sí la obtuvieron las armas libertadoras. El término “Patria Boba” apareció por primera vez en 1823, su autor: el mordaz Antonio Nariño.
El mes de octubre es el mes del Sabio Caldas. Nace en un 4 de octubre de 1768 en Popayán y muere un 29 de octubre de 1816. En lo que es hoy el Parque Santander de Bogotá, fue fusilado. Colombia tiene en su generación de hombres y mujeres que forjaron su democracia una abigarrada suma de caracteres y personalidades cuyas principales facetas van sobresaliendo acorde a las épocas que suceden. Del héroe militar el interés se ha ido repartiendo a otros actores. Hay mucho trecho entre el militar Bolívar y el científico Caldas, pero ambos figuran en el panteón republicano que todo buen colombiano porta en su corazón. Hoy en día un libertador guerrero no tiene la atención del público como si se le otorga a los luchadores políticos de la Independencia. Un Camilo Torres parece tener más que aportar hoy en día a nuestra historiografía que un José María Córdova. No es un juicio de valores, se trata más de simpatías ligadas a un momento especifico y como lo militar ha sido tan ampliamente documentado, la atención se concentra en los otros actores como precisamente los políticos, ideólogos, periodistas inclusive simples ciudadanos que de alguna manera dejaron algún testimonio de esa interesantísima época. Ahora el país de hoy busca en su tradición personajes que encaje en su problemática actual y tal vez le den luces de cómo actuar o por lo menso lo reconforte en el ánimo. La Independencia de la Nueva Granada tiene como característica, y la diferencia de las demás Independencias latinoamericanas, que una expedición botánica le aportó una estructura basada en la ciencia. La Nueva Granada contó con una docena de hombres imbuidos en la lectura, adscritos a una disciplina mental y poseedores de un mundo intelectual que les permitía captar por medio de la razón el fenómeno político que iban a intervenir. Dentro de estos hombres especiales sobresale el más talentoso de ellos: el Sabio Caldas. Sobre Caldas, más sin embargo pesa una discriminación curiosa: se cree que fue un hombre huraño y raro, demasiado concentrado en sus libros y observaciones. Al parecer en nuestro medio hispanoamericano hombres de ciencia no se dan y por ende no sabemos ubicarlos. Creemos que América latina es tierra apta para genios como Bolívar o energúmenos como José María Córdova. Creemos que sólo somos capaces de ser impulsivos e intuitivos. Caldas es el exponente más perfecto de científico a pesar de surgir dentro de un medio subdesarrollado y teológico. Metódico ya que interiorizó una forma de proceder, su afán de medir haciendo levantamientos de mapas y de ubicar
alturas sobre el nivel del mar demuestran un afán de comprender más allá de lo que permite el ojo y el corazón. El recolectar en esa época herbarios y muestras mineralógicas era conquistar terreno nuevo, nada de esto existía y era importante hacerlo para poder definir la personalidad y carácter de un territorio. Caldas estaba en el proceso de sustentar la identidad del país a pesar que este, aún, no se había proclamado políticamente. Era Caldas un creativo que no le temía pisar terreno nuevo y desconocido así lo demuestra los instrumentos que construyó con la ayuda de un joyero y un ebanista. Obstáculos para él no eran definitivos, con gran voluntad los solucionó pudiendo de esta manera avanzar en alcanzar una meta. Es probable que Caldas fuera tímido y retraído en lo social. Que se le haya escogido esposa y se haya casado con ella por poder es una anécdota que se ha sobre explotado especialmente en un medio machista como el nuestro donde el macho alfa cree estar enamorado varias veces al día. Más su timidez la vivió sin afectar a nadie y no se convirtió en un frustrado que sublima sus penas por medio de la agresión como tanto héroe de la Independencia. Recordemos solamente el caso del Rambo criollo, el bizarro general Hermógenes Maza. Caldas también fue comerciante, comprando telas al por mayor para ir a revenderlas en los pueblos de la Provincia del Cauca. Cansado de ese negocio demasiado simple por miserable, negoció con quinas desaprovechando su gran talento científico. A Caldas se le debe reconocer que a pesar de su presunta apatía ante lo social, se vinculó con alma y razón a la lucha de la Independencia. Él como director del Diario Político de Santa Fe, ayudó a difundir los primeros hechos de la Independencia. Concienzudamente iba publicando los sucesos y los comentaba
con entusiasmo y sentido crítico. Se podría dudar de la antipatía que podía haber sentido Caldas referente a la gente porque la lucha política no sucede en el apartado gabinete de ciencias sino en los directorios improvisados hablando y discutiendo con la gente. Y en el campo de acción, que para Caldas nunca fue el campo de batalla, el teniente coronel de ingenieros puso sus conocimientos sobre químicos al servicio de la democracia y lucha política. Enseño a fabricar pólvora, a fundir hierro y producir eficientemente pertrechos de guerra para las tropas libertarias. Lo que sabía Caldas, este extraordinario autodidacta, sobre arquitectura lo amplió con lecturas capacitándose en la construcción de fortificaciones que construyó en varios puntos del río Cauca por orden del Presidente Dictador don Juan del Corral en el año 1814. Vale la pena explicar porque aparece Caldas en Antioquia, es sencilla la razón: aliado con su primo Camilo Torres, habían combatido al centralista Nariño y cuando este se hizo con el poder ejecutivo, estos demócratas optaron por salir de Bogotá. Caldas se fue a Medellín, al parecer invitado por un hijo del Alférez Real Villegas y Córdova, José Antonio Villegas su antiguo compañero de estudios en el Colegio del Rosario en Bogotá. Qué el Departamento de Caldas honre con su nombre a este gran prócer es magnífico. Como seria llamándonos Córdova haciéndole honor a aquel ague-
rrido ignorante, esforzado soldado que no entendió el mundo en el cual estaba actuando y al igual a una figura de un drama griego, supo morir con valor careciendo de razón. O llamarnos Departamento de Robledo recordando al ambicioso conquistador que igualmente hizo mal sus cuentas políticas y murió fuera de la ley. La anécdota que oí de boca de mi abuela que repetía lo que había a testiguado su padre y constituyente de 1910 Aquilino Villegas referente al origen del nombre de Caldas para este departamento, destaca que se trataba de gratificar a dos votos popayanejos para que aprobaran, o mejor re aprobaran durante la Asamblea Constituyente la creación del departamento hecha por el despedido dictador Rafael Reyes 5 años antes, no opacan o restan el honor. En 1916 el discurso inaugural de la estatua de Camilo Torres en Popayán, Valencia, el Magnifico, lo cerró con estas frases: “…Alma de Torres, alúmbranos; Martirio de Torres, confórtanos. Virtud de Torres, inspíranos. Verbo de Torres, muévenos. Gloria de Torres, aliéntanos. Sangre de Torres, sálvanos…” Yo, 100 años después los invito a repetir esas frases: “Alma de Caldas alúmbranos. Martirio de Caldas, confórtanos. Virtud de Caldas, inspíranos. Verbo de Caldas, muévenos. Gloria de Caldas, aliéntanos. Sangre de Caldas, sálvanos.”
internacional
Desastres en Haití
Por: Pedro Felipe Hoyos Körbel Los medios masivos poseen una efectiva herramienta en las catástrofes naturales para mantener el miedo y el asombro en sus desprevenidos usuarios. En el caso de la mitad de la isla La Española cuyo lado oriental se denomina Haití, nombre aborigen de la isla, en contraste del oriente de esta isla caribeña, que recibe el nombre de República Dominicana la cosecha de desastres ha sido abrumadora inclusive para los ávidos reporteros amarillistas de las grandes cadenas televisivas. A Haití lo sacudió en el año 2010 (12 de enero) un temblor de grado 7 y causó 316.000 muertos fuera de una vasta destrucción de la poca infraestructura física del sobre poblado país. Haití tiene 27.750 km2 de superficie y cuenta con una población de 10 millones de habitantes siendo una de las naciones más densamente pobladas del continente.
Con un intervalo de solo 6 años este país es destruido hasta los cimientos y se presume que su reconstrucción nunca será perfecta. Recuerdan ciertos comentaristas que esta isla fue hace 300 años un portento económico en la región la cual producía más dinero, inclusive más que las colonias españolas con minas de oro. El Rey Luis XV de Francia prefirió quedarse con esta isla, la de Martinica y la de Guadalupe desistiendo de todo el Canadá, regiones que le pertenecían y le correspondió entregar después de la Paz de Paris del año 1763 que finalizó la “Guerra de los Siete Años” entre Francia e Inglaterra. La producción de café, azúcar y cacao era de las mayores del mundo de esa época, eso sí a base de mano de obra esclava. La Revolución Francesa en su fase jacobina liberó a los esclavos de su colonia, libertad que no se sostuvo con los cambios de gobierno en París, promoviendo los esclavos revueltas que poco después, en el año 1803, instituyeron la Republica libre de Haití. De la producción de café, cacao o azúcar sólo quedó una sombra. Desde entonces este país se debate entre la pobreza. El pago para indemnizar a Francia por la pérdida de esa colonia y su inmediato reconocimiento político como país libre, ante las apremiantes noticias de pobreza de la población en 1831, el rey francés la condonó.
Es Haití la sociedad más compleja de América. Se conjuga en ella grandes antagonismos. Su población ya no es africana y nunca se convirtió en americana. Lejos está esta sociedad afro americana de estar dispuesta para ser capitalista o poder articular la democracia partiendo del punto de vista que el capitalismo y la democracia son sistemas políticos económicos que surgen de forma orgánica y no ideales por alcanzar a todo precio, según el Departamento de Estado de los U.S.A. Colombia se asombra de forma hipócrita ante la pobreza de Haití y no entiende que partes del país sufren situaciones muy parecidas. Y si se mira con exactitud qué tan lejos estamos de ser una sociedad democrática funcional teniendo a Oslo en Noruega como ideal estamos los colombianos más cerca de la caótica Haití que de los gélidos escandinavos. Un solo ejemplo: oficialmente han muerto con el huracán Mathew 347 personas lo que significa que es tan ineficaz el Estado que no es capaz de aportar la cifra del daño, es tanto el desorden que la gente sabiendo que nadie les va ayudar, resuelven a enterrar a sus muertos sin el debido permiso o asistencia del Estado quedando imposible elaborar una estadística verídica.
La democracia no es algo impuesto por las Naciones Unidas o por vecinos poderosos, es un orden que deben tener los ciudadanos como motivación propia. Es el pueblo que se da su gobierno y Haití no tiene el bagaje para poder aportar ese tipo de determinación. Estas son conclusiones que deben re orientar el tipo de ayuda y de apoyo que necesitan estas regiones que no se identifican con los esquemas que son nuestros ideales. 300 años de esclavitud no se desaprenden tan fácilmente.
Es admirable la ayuda que obsequió Shakira en forma de 15 millones de dólares. Ella, muy colombiana, entendió que no es dando el dinero si no que esta donación se debe hacer obviando el Estado para que sea eficaz y no se diluya en bolsillos corruptos que en países como Haití y el nuestro son demasiados. Supo esta generosa mujer que lo cultural es uno de los componentes más importantes de una ayuda de esta índole. Es al ser humano al que se le debe ayudar y no hacer solo carreteras, reconstruí casas e inundar con agua los acueductos. Ella sabe que ese ser humano está inscrito en un mundo, en su mundo, muchas veces muy diferente al mundo del generoso dador. Se podría creer que entre 15 estrellas de la industria del entretenimiento es factible poner medio a flote este país aportando cada uno una pequeña parte de su riqueza. Fueron 210 millones de dólares el dinero que aportó la comunidad internacional hace 6 años para la reconstrucción a raíz del temblor. ¡Qué contraste: 15 multimillonarios podrían redimir 10 millones de haitianos!
entrevista
Enrique Arbelรกez Mutis Habla sobre Patrimonio
¿Qué cree Ud. que entienden los manizaleños por patrimonio cultural? y ¿cómo se explica la apatía de la gente? Entienden lo que le muestran siempre en los medios de comunicación: catedral, feria, edificios antiguos. Lo que les enseñan los guías turísticos, con un poco de historia. La apatía, es porque no ven nada novedoso, no encuentran un lugar donde puedan visualizar y historias, referencias. Falta un lugar, un gran espacio histórico, una especie de museo de referencia. A la gente le dan un paseo y nada más, es cuestión de fotografías y nada más. En la población local, la apatía es que muchas cosas están en mal estado, con un centro histórico invadido, sin estética, ni presentación.
¿Qué es Patrimonio y como lo definiría? Es todo lo que se vive y se lleva en la memoria, que le recuerda a uno la historia de la gente, de las cosas, de su entorno. Es todo lo que se recuerda y se vive porque está vigente, tanto en lo material como inmaterial. ¿Cómo va la lucha con la Juan XXIII? Ya es un hecho que la Juan XXIII, tiene un proyecto grande, con una lucha de varios años para su reconstrucción; ante todo, que será un PALACIO DE LA CULTURA, con escenarios y oportunidad de espacios para todos. ¿Y cómo va lo de la Capilla de la Enea? Con la capilla ocurre lo mismo, está el dinero, el proyecto y en poco tiempo empieza la reconstrucción. Hay que dejar claro que son varios años de lucha jurídica, donde hubo que hacer debido proceso y cumplimiento de las sentencias ante la problemática económico de las Secretarías de Cultura y el Ministerio de Cultura. ¿Cual es la próxima emergencia patrimonial? Son varias: la Quinta, finca el Águila, la Cartuja, Casas del Centro Histórico, que son solo maquillaje, pero por dentro hay ruina. Ecoparque los Yarumos que tiene muchos problemas de conservación y que se está invadiendo de ventas. Es preciso hacer un gran foro cultural, con referencia a que se cumpla la ley 1551 donde el Concejo Municipal, le corresponde la protección y defensa del patrimonio. Debe advertirse que en el foro, debe mostrarse el estado de los bienes de interés cultural y por qué no hay un plan y una política cultural, que es lo que hace falta. ¿Cual podría ser otra herramienta para salvar el patrimonio arquitectónico? Mucho sentido de pertenencia. Hay que hacer que los vigías sean efectivos. Que se tenga un plan y una política definida. La protección y defensa es un acto legislativo, eficiente, oportuno y preventivo. Es lo que dice las consideraciones de las sentencias que se han ganado en estos casos. Estamos en 25 años de la Constitución colombiana, con este ejercicio que usted hace, se podría hacer el cabildo o foro en el Concejo Municipal, con la presencia de mucha gente que trabaja sobre el patrimonio. Un acto serio y consecuente con la realidad.
eventos
Seguir Gritando o empezar a actuar Como ya desde hace once años se organiza el festival Manizales Grita Rock, un espacio que nació siendo el encuentro de juventudes y que con el tiempo se ha convertido en un referente en lo que a festivales de este tipo se refiere en la región. Con ya una trayectoria se ha convertido en algo importante para muchas personas pero eso no lo hace invulnerable al cambio. Ante una reciente edición que casi no se realiza cabe preguntarse ¿hacia donde se dirige el rock como movimiento en la región? Por: Roberto Unigarro Ramírez
No es un misterio que en tiempos recientes la cultura no es algo importante en las políticas estatales, no obstante se sigue realizando casi que de mala gana para mostrar cifras y ufanarse de hacer cultura en las ciudades. En el caso de Manizales Grita Rock 13.301 asistentes son la cifra que se puede presentar para ejemplificar esto, mientras entraron 9.102 el primer día y 4.199 el segundo nadie parece haberse percatado que con respecto a sus anteriores versiones la asistencia se redujo drásticamente. Este festival acoge géneros musicales como el metal, el reggae, ska, hard core, punk y rock sin embargo pese a presentarse como un gran espacio para la promoción cultural, pero a largo plazo ha enmudecido en muchos aspectos a los artistas regionales. La banda I.R.A. (Infección Respiratoria Aguda) de la ciudad de Medellín ya llevan 30 años haciendo punk, presentando su música en escenarios nacionales e internacionales. Ellos fueron parte del cartel del primer día.
Respecto a los festivales Mónica Moreno, baterista de I.R.A., dice enfáticamente "estos festivales son un recurso importante para la circulación, para presentarse con unos equipos profesionales. Pero la falla es que la gente se engolosina nada mas con eso. Hay que seguir haciendo la movida independiente, los conciertos pequeños, grabar los demos, hacer los discos" y continua: "Bacano los festivales, nosotros hemos estado en todos (en Colombia) la hemos pasado muy bien, armado unos pogos, pero nosotros creemos que la banda que se concentre ahí, ahí e muere junto a su independencia."
David Viola, vocalista y guitarrista de esta agrupación dice: "si vos tomas el punk desde el tomar conciencia, eso puede llegar a mover muchas fibras y cambiar cosas radicalmente. Si lo tomas desde el lado de la diversión y del entretenimiento es otra cosa. Por eso hay que ver que esta sucediendo en la sociedad y ver cual es mi papel como punk, que me digo ser, para que esto funcione bacano. Tomar conciencia de lo que debo hacer para que esto funcione" interviene Mónica diciendo: "funcionar para nosotros puede ser algo que para otros no funcione". Con un primer día de festival donde más de 7 mil personas pagaron los 5.000 mil pesos de entrada demuestra que la gente puede pagar por algo que valoran, para el cubrimiento de este evento se certificaron a más de 150 periodistas de medios locales, nacionales e internacionales. Todo esto solo para un evento de dos días en el que la cara visible y quienes mejor imagen obtienen son los organizadores y no las bandas hace surgir la inquietudes. Y si todo ese esfuerzo se aplicara a hacer muchos eventos durante todo el año, así sean más pequeños pero que por lo menos que realmente tengan repercusión cultural y no solo cifras burocráticas Hay personas que no pagan por asistir a un evento de bandas locales porque simplemente piensan que si son buenos deben estar en Manizales Grita Rock o cualquier otro festival de carácter gratuito a nivel nacional, por tanto para que pagar si los puedo ver gratis si son buenos. ¿Cómo crear industria cultural si la mentalidad colectiva es que la cultura debe ser gratuita? "El papel del artista en todos estos despelotes es ser la esperanza, la poesía, a uno lo tratan de involucrar en esas otras cosas pero nos mantenemos tarcos en que somos los que cantamos" acota Moreno respecto a este tema.
El segundo día de festival sucedió algo muy curioso, mucha gente viajo desde otras latitudes para acudir al festival pero muchos no se dirigieron a Expoferias (sitio del evento), se quedaron haciendo turismo en la ciudad. Se podría culpar al clima de ello, no obstante la verdad es que les importo mas disfrutar de la ciudad que asistir a un evento que poco les cautivo durante su primer día. Algunos de ellos como Juan Carlos Márquez, un estudiante que viajo desde Bogotá y decidió ir a hacer turismo a Chipre fue uno de tantos que acudieron a frases como "es que el cartel esta flojo" o "eso por allá esta maluco". El sector del cable se convirtió en un espacio de encuentro de estas personas, terminando en una fiesta a su manera sobre el asfalto bajo la luz de la Torre de Herveo.
Mónica Moreno "Nosotros hacemos lo que nos toca hacer para estar tranquilos como individuos, para estar en paz con nosotros mismos y con el que esta a lado" dice Viola. ¿Será que la Corporación Grita, la Alcaldía de Manizales, EMAS, CHEC, la Cámara de Comercio de Manizales y la Industria Licorera de Caldas entendieron el concepto de promover cultura o solo buscan hacerse marketing a costillas de las pasiones de la gente? * Fotos: Roberto Unigarro Ramírez
Por: Fernando Macías Vásquez El municipio de Salamina Caldas fue declarado Monumento Nacional desde 1.982 y posteriormente Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional; integra la Red Turística de Pueblos Patrimonio y se considera una de las más bellas poblaciones del Paisaje Cultural Cafetero, teniendo como una de sus principales características la Arquitectura Tradicional Antioqueña, poseyendo el mayor número de Bienes de Conservación Integral dentro de los municipios declarados patrimonio. El artista de la madera más importante del occidente colombiano fue sin lugar a dudas el gran Maestro Eliseo Tangarife quien realizó su obra en Salamina: diseñador, constructor, ebanista, tallador, tornero y escultor, habiendo sido estos elementos esenciales en la declaratoria de Salamina como Monumento Nacional. Gran parte de sus realizaciones estuvieron encaminadas al arte religioso muy especialmente en la Capilla de Nuestra Señora de las Mercedes santuario del Señor del Improperio, donde ejecutó el altar, el púlpito y otras ornamentaciones, edificación que fue decorada con vitrales del insigne Maestro Mario de Ayala y que sirve de mausoleo a los despojos mortales del recordado sacerdote Felipe Suarez quien adelantó en la ciudad importantes obras durante su ejercicio eclesiástico. Esta importante muestra del más empinado eclecticismo e invaluable joya para los salamineños y la región, con más de cien años de antigüedad, se encuentra a punto de desaparecer ante la mirada arrogante del Ministerio de Cultura, quien por demás ya apropió y entregó a la Fundación Escuela Taller de Caldas FETAC para su restauración cerca de cuatrocientos millones de pesos del presupuesto asignado que sobrepasa los ochocientos millones, durante la pasada administración de la
Escuela, que fueron infamemente dilapidados colocando en riesgo la rehabilitación del inmueble. A la veeduría ciudadana conformada para vigilar el proceso le fué completamente vedada su intervención que solo pudo cristalizarse con la llegada a la FETAC del nuevo Director Doctor James Peña Garzón, quien además está poniendo al descubierto las graves irregularidades que se venían cometiendo en la institución que estaba ad portas de colapsar, anomalías que con las pruebas pertinentes fueron remitidas al Ministerio de Cultura, quien haciendo caso omiso de las mismas anunció su retiro de la FETAC, en represalia por el cambio por parte del Consejo Directivo de la Escuela del cuestionado director, con el sambenito de que lo actuado obedece a un tema político. El informe de la veeduría realizado por expertos denunciando esos abusos y errores fue olímpicamente ignorado por la ministra. No entendemos los caldenses que hay detrás de ésta sospechosa historia que intenta poner en riesgo la Escuela Taller de Caldas, Herramientas para la Paz, que durante muchos años atiende jóvenes vulnerables de los 27 municipios, sobre la cual se cierne la amenaza por parte de la Ministra de Cultura Mariana Garcés Córdoba, de retirarle su apoyo y trasladar los recursos a una nueva Escuela que sería instalada en el departamento del Quindío. Antes que evadir responsabilidades debe por el contrario aclarar la funcionaria el destino de los casi tres mil millones de pesos desembolsados que dice haber aportado su ministerio a la FETAC, que durante los pasados cuatro años se convirtió en una promotora de eventos y en el nido de reprochables manejos que deben investigar y aclarar los organismos de control del Estado a quienes se les ha compulsado copia de los hallazgos hechos en la parte fiscal, presupuestal y administrativa de la Escuela, cosa que de no ocurrir, sería la afirmación de que en Colombia reina la impunidad. La indebida presión de la Ministra sobre algunos miembros del Consejo Directivo de la FETAC violando su autonomía para asegurar la continuidad del anterior y cuestionado director señor John Jairo Tejada, despierta muchas suspicacias; el señor Lindon Chavarriaga Secretario de Cultura de Caldas, admite haber recibido lineamientos desde el propio ministerio que debería ser imparcial, estar dispuesto a verificar las irregularidades denunciadas y aplicar los correctivos del caso. Concejales de Salamina y el propio Alcalde doctor Luis Germán Noreña García, se han dirigido por medio de derechos de petición a la Ministra y al Gobernador de Caldas, pidiendo aclaraciones sobre esta materia sin que hayan sido respondidos, mientras la ciudadanía salamineña demasiado preocupada y molesta se encuentra dispuesta a defender a cualquier precio la permanencia de la FETAC en Caldas.
Agua bajo los puentes Por: Hernando Arango Monedero Pasados los días, después del plebiscito, son muchas las preguntas que nos caben y muy diversas las reacciones que en un sentido y en otro se toman por parte de los dirigentes de este país y por quienes finalmente aparecen como idiotas útiles para servir a los intereses de otros sin comprender aún qué hacen o por qué lo hacen. Lo primero es, sin lugar a dudas, la sorpresa que se llevan los promotores del SÍ, quienes dieron por descontado que eso era pan comido. Igualmente, resultó sorpresivo el resultado para los del NO, máxime, cuando la avalancha de publicidad oficial así lo presagiaba. Habiendo ganado el NO, la tarea se volcó, en primer término, a tratar de buscar acercamientos a las posiciones de ambos bandos, todos con el interés puesto en la PAZ. Desde luego que, allí se reconoció que votar SÍ o votar NO, era no era para decidir sobre la paz o la guerra, como se enfocó el proceso por parte de los defensores del SÍ, sino, para aceptar o no lo contenido en el Acuerdo con las FARC. Pasada esta primera etapa, y sólo para justificar la pérdida en el proceso de la votación, se enrostró a los del NO el haber centrado la publicidad en falacias, entre las que se encontraba la potencial expropiación de tierras; la posible elección de cabecillas de las FARC en gobernaciones; la impunidad ramplona para quienes cometieron delitos de lesa humanidad; el que marchamos hacia el castro – chavismo, etc. A quienes se escandalizaron por este tipo de publicidad, hay que decirles que, los del NO, no iban a estar hablando maravillas de lo que atacaban, faltaba más, y por el contrario iban a magnificar, a destacar lo que en el acuerdo está escrito y que no debía aprobarse. No es falso que el Estado podría llegar a expropiar tierras para llegar a los 10 millones de hectáreas, así está consignado en el punto 1.1.1 y s.s.. Igual, la elegibilidad de los cabecillas de las FARC está claramente escrita en el artículo 36 del capítulo de Jurisdicción
Especial para la Paz. Y lo de ir hacia el castro – chavismo es una deducción lógica de la misma redacción del documento. Sobre la Ideología de Género, es fácil deducirla de la repetida mención sobre el tema en el documento. Por su parte, los del NO manifestaron siempre su rechazo al repetido señalamiento de ser amantes y defensores de la guerra, lo que consideraron que es inaudito, y sólo por diferir en los criterios sobre lo acordado. La queja también va a la presentación que en la publicidad se hizo del Acuerdo como el inicio del correr ríos de leche y miel al votar SI. Ahora, para algunos hay que repetir la votación, sólo porque en la Costa llovió ese día. Para otros, porque se usó la palabra Paz, contrariando el mandato de la Corte. Para otros, porque la ventaja fue muy pequeña para un asunto tan importante. Otros, para que el SI vuelva a ganar, hay que sacar multitudes a las calles, para que el Acuerdo sea puesto en práctica ya. Sobre este último proceder, sí cabe decir que se toma el mismo camino que en el vecino país se viene dando, en donde las mayorías vienen siendo opacadas por las turbas de manifestantes que salen a las calles, aupadas por el gobierno, para negarles a aquellos derechos y reclamos constitucionales, que no gustan en las esferas gubernamentales. Dios nos libre de que entre nosotros esas prácticas prosperen, confirmando lo que sólo es un temor que se desprende del lenguaje y redacción contenidos en el Acuerdo. No obstante este temor, algunos animan y aúpan estas manifestaciones que vemos en nuestras calles apelando a los estudiantes y, retrotrayendo épocas ya superadas en nuestra historia política. Hago esta mención, ante una carta aparecida estos días, con lo que se quiere reeditar liderazgos gaitanistas. Finalmente, lo que sí es un imperativo, es que el Acuerdo sea reescrito, en lenguaje claro y sin redundantes expresiones para que todos lo entendamos sin dificultades. Igualmente, es necesario entender que los señores de las FARC no aceptarán penas exageradas ni en mazmorras. También es cierto que lo obvio es que quieran llegar a la política y ejercerla. También es cierto que los derechos políticos deben tener algún grado de restricción, al menos en tanto se purgan las penas. Nadie se opone a la amnistía para los guerrilleros rasos. Todos queremos que el campo tenga la atención que merece y necesita urgentemente, y pedimos que la normalización de títulos para los campesinos se haga de manera expedita y rápida. También sabemos que muchos de los que marcharon del campo a las ciudades lo hicieron obedeciendo al fenómeno mundial que en los últimos 50 años se ha dado del tránsito de campesinos a las ciudades, pero otros fueron presionados y, por su vocación, desean volver a su chagra. Este sólo tema debe ser un gran propósito nacional, no de las FARC. Es necesario sacar de la mente de algunos que el problema que se presenta ahora es de quienes votamos NO. De eso debe olvidarse la Ministra de Relaciones y quienes como ella piensan. El problema también compete al Gobierno que no cuidó determinadas áreas en el Acuerdo y le caben también responsabilidades y es a él a quién corresponde lograr el consenso. Así las cosas, y sin buscar a quién más o quién menos le caben responsabilidades, todos a una a buscar el camino que nos lleve a una paz cierta, simple y bien sustentada, para que sea realmente duradera.
Corrupción y salud mental Por: Pablo Isaza, M.D. La corrupción, ese perverso mal enquistado en nuestra sociedad, es por definición, el mal uso de un poder público adquirido al que se llega por elección popular o por nombramiento, a través del cual se consigue una ventaja ilegitima, generalmente secreta y privada. Las formas de corrupción varían, pero las más comunes son el tráfico de influencias, las extorsiones, los fraudes, la malversación de fondos, la prevaricación, el caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo y la impunidad. La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas y el lavado de dinero. La corrupción puede tener otras caras como el uso de la intimidación física, psicológica o verbal para obtener beneficios. La corrupción es producto de una profunda crisis psicosocial (Academia Nacional de Medicina) considerada esta como un desequilibrio entre lo físico, lo social y lo económico, que tiene como consecuencia la descomposición de la organización social. Desde el punto de vista de la medicina se han tratado de buscar las causas de la corrupción pudiendo estas ser múltiples. La psiquiatría interviene analizando la conducta corrupta como una alteración mental en la cual el ser corrupto se siente amenazado por perdidas afectivas que lo llevan a compensar estas carencias con fantasías y conductas corruptas. El corrupto, insatisfecho con lo que tiene, crea en su mente modelos de vida que solo puede satisfacer con la adquisición de dinero y poder, su conflicto interno lo resuelve o satisface afuera. La crisis psicosocial actual lleva a la pérdida de valores que se forman en el primer grupo social del individuo que es la familia. La personalidad del individuo se forma en un esquema de instintos propios, el yo, y de autoridad, pautas, normas, leyes, conjunto que controla al ser humano en la sociedad y que en psicoanálisis se denomina el superyó. Es la parte ética y moral de nuestra personalidad. Se define en el entorno familiar. Es el encargado de poner límites y restricciones a los impulsos y nos indica lo que debemos hacer. Es también la fuerza externa que está por sobre el individuo y lo ordena en su comportamiento; está dado por los padres y la sociedad (normas). Es precisamente la crisis del primer entorno del desarrollo del niño, la familia, la que esta en crisis y por consecuencia el individuo es producto de esta crisis; el niño tiene carencias y alteraciones en la organización mental de base que subconscientemente le dificultan la diferenciación entre lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo; estas dificultades se manifestarán en su edad adulta. ¿Es el corrupto un enfermo mental o un psicópata? Pregunta todavía no contestada afirmativamente por la psiquiatría aunque si se puede afirmar que el conflicto entre él y su entorno de control no se resolvió en su infancia y por lo tanto no considera inconveniente apoderarse del bien público. Desde el punto de vista de la epidemiologia la corrupción es una epidemia de orden mundial, una pandemia, en la que el corrupto no solamente corrompe sino que continua siéndolo, asumiendo y encubriendo la corrupción, tratando de corromper a otros, contribuyendo así a formar a una comunidad o a un país en un estado corrupto.
Por: Juan Camilo Arroyave O . Si la paz es un concepto tan complejo y más en la realidad colombiana, imposible para aquellos pesimistas y desinformados que votaron por el no en el plebiscito… ¿De qué manera se podrá alcanzar? ¿El modelo político actual será el obstáculo? A lo mejor la izquierda tenga respuestas a estos interrogantes. En marzo de este año The New York Times publicó un artículo de opinión que tituló ‘La muerte de la izquierda latinoamericana’ en el cual Jorge Castañeda relataba una serie de hechos adversos acontecidos en esta parte del continente, puntualmente en Brasil con el impeachment adelantado en contra de Dilma Rousseff; el triunfo de Mauricio Macri en Argentina y la misma Venezuela con la mayoría de la oposición en el Parlamento y la intención de promover una revocatoria del mandato en contra del presidente Nicolás Maduro. El discurso socialista emergente posterior al fin de la guerra fría parecía renacer en la figura de personajes como Hugo Chávez Frías a finales de la última década del siglo XX, pero con el tiempo ese auge decreció producto del modelo económico y social que tanto han criticado, en el cual están inmersos y no pudieron escapar producto de una dependencia inaludible: La caída del precio internacional del petróleo representó una disminución
significativa en sus ingresos, situación que golpeó el gasto publicó e irritó a una sociedad hábida de medidas tan concretas como los subsidios y las prevendas a sus clases más populares, un arma de doble filo. Para el caso colombiano, el asunto parece ser diferente, a pesar de que Colombia también conserve un rezago de la guerra fría por medio de la subsistencia de unas guerrillas campesinas en sus origenes, las cuales políticamente conservan un discurso inspirado en la ideología marxista que se pregonó en aquel entonces, anacrónico para esta época, pero válido en una sociedad que también conserva índices de pobreza y desigualdad profundos. En el presente, intentaré dar una breve mirada al momento que viven las izqueirdas en Colombia. Para nadie es un secreto que los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC representaron el reencauche de la izquierda colombiana, a pesar de que sus efectos políticos únicamente serían visibles en las contiendas electorales posteriores a la refrendación de los acuerdos por medio del Plebiscito, según cálculos de algunos expertos. No obstante, el ‘micrófono’ ganado por figuras históricas como Piedad Cordoba, los mismos comendantes de la guerrilla de las FARC y el protagonismo de líderes como el Senador del Polo Democrático Alternativo Iván Cepeda y la líder política de la UP Aida Avella Esquivel acrecentaban la audiencia que genera un discurso que, sistemáticamente, ha sido censurado y silenciado en el país. Meter en una misma bolsa a estas figuras sonará irresponsable, sin embargo representan una visión crítica de la sociedad colombiana necesaria en el marco de una democracia, donde la oposición y la disidencia son necesarias para alcanzar los fines esenciales del Estado. Por eso, es importante aclarar que 2 niveles emergen en el intento por revisar el estado de las izquierdas en Colombia, los cuales en algunos momentos históricos se han encontrado, pero es necesario diferenciar: Las reivindicaciones de las guerrillas a través de sus discursos y unas pocas acciones y el recorrido político, paralelo, de organizaciones de origen sindical que promovieron sus reivindicaciones en el tiempo y hoy se agrupan en partidos como el Polo Democrático Alternativo. Hablar entonces de izquierdas en Colombia obliga a hablar del conflicto armado (porque sí existe) que sigue vigente en el país. Quienes han mirado con asombro y estupor su evolución en Colombia reconocen, como parte de sus origenes, el modelo bipartidista implementado en el país a finales de la década de 1950 con el reconocido Frente Nacional y, producto de este, la exclusión sistemática de otras formas de poder político con aspiraciones claras de poder. Los ideales de las guerrillas campesinas colombianas, en sus origenes, tenían una clara reividicación política donde alcanzar el poder por medio de las armas representaba una de las motivaciones que les permitiría a estos grupos terminar con el modelo político y económico que había sido implementado y ostentado históricamente por las élites colombianas, en la búsqueda de una sociedad con unos niveles de igualdad y equidad notables, todo esto inspirado en el modelo político Marxista-Leninista que estaba en auge en ese tiempo, contemporáneo del periodo de la Guerra Fría entre Oriente y Occidente. Mucho ha cambiado desde entonces en términos políticos y económicos
en la sociedad colombiana, sin embargo desde esa distinción en el país siguen enfrentadas 2 visiones de mundo, polarizadas, en términos de Paulo Freire entre ‘Oprimidos y Opresores’, aterrizan en la visión de país que se manifestó en el plebiscito del pasado 2 de octubre que buscó refrendar los acuerdos de paz alcanzados entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC. El país que quiere un cambio, una oportunidad apostándole a la refrendación de los acuerdos, motivados por la posibilidad de terminar con un conflicto con resultados debastadores para la sociedad colombiana, de orígenes políticos; y un país que le apostó a la incertudumbre de improbar los acuerdos, motivados por una visión conservadora y vertical de la sociedad, donde una campaña clara de desinformación y temor infundando por unas élites religiosas y económicas terminaron voltiando la balanza a su favor. El futuro de la izquierda en Colombia no ha sido claro en los últimos 60 años (ni desde tiempos del Frente Nacional, ni en tiempos del exterminio de la UP), ni lo es ahora. El país conserva segmentos poblacionales que, con una mirada crítica, apoyan y promueven las ideas de una izquierda aporreada política y culturalmente en el país. No obstante, es necesario destacar que las opciones de poder que ha representado la izquierda en ciudades como Bogotá ostentado el segundo cargo más importante del país, han sido desperdiciadas por administraciones que han incurrido en las mismas prácticas corruptas, en las cuales han caído los partidos tradicionales en Colombia, condición que acrecienta el rechazo por la figura del político en términos generales, donde la izquierda perdió la oportunidad de diferenciarse de los demás partidos. Mal sería no reconocer que existe una excepción y es la figura que encarnan personajes como el Senador Jorge Enrique Robledo, quien resultó con la mayor votación a Congreso en las pasadas elecciones a Congreso y hoy presenta su nombre a las presidenciales del año 2018. A pesar de ser parte de la colectividad del Polo Democrático Alternativo, Robledo representa la independencia y la sindérisis que icónicamente se busca en un político. Por eso, él se constituye en una de esas opciones. El origen del conflicto armado colombiano tuvo como uno de sus protagonistas a los movimientos de izquierda y la búsqueda del fin del mismo los vuelve nuevamente a poner de protagonistas, sin embargo su futuro no es claro producto de la incertidumbre en la cual se encuentra el país con el triunfo del no en el plebiscito. A pesar del escenario complejo, retóricamente la izquierda puede avisorar una oportunidad con la posible entrada en la arena política del partido en el que se convertirá las FARC pues, a pesar de ser un tema vedado en el país, el discurso de antaño de desigualdad e inequidad sigue siendo vigente en un país reconocido como uno de los más desiguales en el mundo, con un modelo educativo obsoleto, con una clase política corrupta en todos sus niveles y con unas élites económicas que marcan la agenda social del país. Si la paz es un concepto tan complejo y más en la realidad colombiana, imposible para aquellos pesimistas y desinformados que votaron por el no en el plebiscito… ¿De qué manera se podrá alcanzar? ¿El modelo político actual será el obstáculo? A lo mejor la izquierda tenga respuestas a estos interrogantes.
caricaturas
clásico Fürst Bernhard von Bülow
Canciller de la Alemania Imperial, 1900-1909
Este aparte de una colección de 4 tomos publicada por el Emperador Guillermo II antes de la Primera Guerra Mundial, incluye el de su anterior canciller al cual se le pido hacer un recuento de la política realizada por el Imperio desde 1871. Tema fuerte de la política interna alemana fue la lucha de Bismarck contra la Social Democracia primitiva, aquella que abogaba por la desaparición de la propiedad privada. Claramente este monarquista constitucional entiende la lucha de los dos extremos políticos de su época, que al parecer no han dejado de ser los mismos. Si analizamos la situación de Colombia después del 2 de octubre vemos como los métodos y las posiciones son idénticas. Vale aducir la frase que sentencia: aquel que no conoce su historia está condenado a repartirla, especialmente en el sector de los errores.
La Izquierda* “…La izquierda es revolucionaria per se. Sus metas, que pretenden un cambio completo en nuestra vida pública, son revolucionarias. Se debe entonces hacer valer para este movimiento las experiencias que se han obtenido con otros movimientos revolucionarios. La historia muestra que una corriente revolucionaria solo se desintegra por influencia externa, mas no se modera con el tiempo; tampoco que sus nuevos adeptos la moderan; que más bien aumentan su fuerza de choque y que sólo siguen los dictámenes de un liderazgo radical y comprometido. Como en todo partido, también la izquierda, los elementos radicales toman las decisiones y la dirección en los momentos claves, ya que a las masas les parecen los más activos y por ende idóneos. Se comenta que la izquierda se volverá menos peligrosa en la medida que se le sume gente profesional y culta. Esta idea choca con la experiencia. Los elementos cultos en la izquierda no son un puente por el cual las masas se puedan acercar a los representantes del orden establecido, sino son el puente por el cual la inteligencia se pasa a las masas. Pero el arribo de gente culta hace de un movimiento revolucionario un movimiento peligroso. La historia enseña que los movimientos revolucionarios triunfan en la medida que los intelectuales, la inteligencia burguesa, participa en la lucha armada. Así fue en la gran Revolución. Mientras una visión clara como la de Mirabeau apartaba a la burguesía liberal de los jacobinos, se pudo hacer la transición a una monarquía constitucional. Cuando, después de la muerte de Mirabeau, la Gironda asumió la dirección, la burguesía y el pueblo armado se unieron y se produjo el enfrentamiento con los monárquicos que se había aliado a su vez con los constitucionalistas, de esta manera el fin de Francia monárquica quedó sellado…. … Una izquierda aislada, y puede ser muy numerosa, es siempre una minoría en la sociedad y ella sola no logra hacer mayoría. La victoria de la izquierda solo se da con la confluencia de la burguesía. La izquierda se mantiene aislada siempre y cuando la inteligencia burguesa se mantiene alejada de ella…”
• P. 99, Deutschland unter Kaiser Wilhelm II, tomo I, Verlag von Raimer Hobbing, Berlin, 1914
cuento corto
Besos,besos, besos Rubén Darío Gil
Crisanto Él lo escribía con zeta: Crizanto. Me explicó por qué. Una teoría larguísima que, en últimas, quería evadir, inocuamente, su parecido con un notabilísimo de su gremio. Si en este relato es necesario volverlo a escribir, lo voy a escribir con ese. Por razones personales, el apellido, señores y señoras, no lo voy a decir. Irineo y Crisanto eran, no solo los más apuestos, sino los que no perdían ocasión para ostentarlo, incluso cuando vestían la sotana. Irineo era venezola-
no, caraqueño. Crisanto era colombiano, zipaquireño; pero él presumía de bogotano. Los dos estudiaban el último año de teología. Los domingos todo el día, en semana hasta las 11 de la noche y desde las 6 de la tarde, atendía la recepción. Un oficio amañador y tranquilo que yo remontaba tintiando, leyendo o escribiendo ociosidades o cartas. Un cura de Jericó, el padre Baena, con todos los títulos posibles en Sagradas Escrituras, políglota, ávido consumidor de libros y, sobre todo, con todas las excelencias de buen conversador, fue el primero en ganarse mi amistad, mi aprecio y mi admiración. Horas que se volvieron minutos oyéndole su historia de antropólogo en el Gólgota buscando evidencias de la crucifixión. El segundo fue Crisanto, pero lo
arrastraba otro propósito; un propósito por fuera de las inclinaciones normales de un aspirante a sacerdote. Me prestaba libros, casetes; me regalaba papel para que escribiera, lapiceros; de los apostolados por los pueblos de Cundinamarca me traía cosas: artesanías, golosinas, suvenires. Una estrategia imprudente a la que yo le seguía el juego solo porque veía en él a un seminarista que caminaba por la cuerda floja de su vocación. Y todo lo hacía para que nunca le fallara con el teléfono. Él era que más llamaba y al que más llamaban. Lo llamaba, siempre, una vocecita adolescente, risueña y pícara que carecía de miramientos para, entre chanza y charla, echarme lances amorosos. Yo le seguía el juego; a ciencia cierta uno no sabe que es lo que le está tramando el destino. La conocí. Llegó un domingo sin todavía ser la dos de la tarde, el seminario estaba en una soledad dichosa de golondrinas enfiestadas y dicharacheras en el jardín de san José y de mariposas libidinosas en la fuente del niño aguador. La vi que se bajó de una Lambretta blanca remarcada con círculos amarillos y rosas que le daban un llamativo aire psicodélico. El pelo muy corto. Un bluyín muy ajustado que la dejaba ver muy flaca. De tacones altos, unas botas azules que le llegan hasta las rodillas le acentuaban su flacura. Guantes de cabritilla de dedos recortados y unas gafas negras que se subió hasta la frente. Esperé que timbrara, y le fui a abrir. Me reconoció y la reconocí. No faltaba sino eso: estar
frente a frente para darnos cuenta de que ella era el ser de la vocecita que llamaba y yo el ser de la voz que le contestaba. Se quitó los guantes y me estrechó la mano con una fuerza que a mí me pareció maliciosa. Como por teléfono, con la misma vocecita me saludó con comedimientos sugerentes. Tuve pensamientos malos y malas intenciones. Por dentro me corrió una llamarada súbita. También pensé en la romántica soledad del seminario, y yo con ella de la mano enseñándole los descaros azules de los sietecueros o los descaros libidinosos de las mariposas. Sin que lo notara, aspiré duro para olerla: olía a colegiala. Me miró con una insistencia y una fijeza tan hondas que sentí que, con segundas intenciones, me miraba por dentro. El ánimo se me crispó. Timbró el teléfono. Era sor Claudia. Me preguntó y le contesté que el padre Oscar había salido en la Land Rover con don Sixto para la Primada. Me preguntó y le contesté que regresaba a las cinco. Me preguntó qué si quería dulce de moras. Le contesté, agradeciéndole, que subía dentro de una hora. Me preguntó por Orlando. Le contesté que estaba llevando las flores a Monserrate. Me preguntó que si estaba muy ocupado. Picándole el ojo a mi compañía, le dije una mentira: que estaba contestando una carta. Me dijo: No se olvide de las moras. Y colgó.
Ella en un extremo de la baranda de la recepción, yo en el otro, después de contarme muchas cosas que me dejaron abierta una puertecita por donde sentí que podía entrar a detallarla más allá de las palabras, me contó que se conoció con Crisanto siendo él su profesor de historia en un colegio del sur, me contó por qué le había gustado y hasta dónde lo quería. Le arrugué el ceño para darle a entender, y entendió al instante, que Crisanto era un tema inconveniente para dos personas involucradas en un paraje de fantasía que, para honrarlo, nada más propicio que irnos por donde le diera la gana el corazón. Sin una razón aparente, de la baranda se fue caminando hasta la puerta. Viéndola, noté que algo había en su andar que no se ajustaba a la moderación; se movía meneando sus cosas con una gracia sin sutilezas, pervertida. De vuelta a
la baranda, arriesgó más sus modos. Ya le había visto la cicatriz a la derecha de la boca que le hermoseaba las palabras, ahora se las endiablaba y le endiablaba la sonrisa. Yo no cabía en mis límites; un estruendo de catástrofes me explotó por dentro. En el puro límite de la provocación, donde más allá queda el abismo bienhechor del amor, sin sacarse la blusa se desapuntó el primer botón de abajo. El
seminario se llenó de pasos y de ruidos. Oí sin dudas los currucuteos de las palomas en la torre de la capilla y el trajinar del aire por los pasillos desoladamente inmensos. Desde donde estaba me cercioré de que el portalón de la entrada estaba cerrado, y eso me llenó de esperanza. Ahora lo veía de lejos en el mismo pedestal de mármol al frente de la entrada de la capilla; era el santo cura de Ars. Obviaba mirarlo. Había en su rostro tanta paz y en sus ojos claros tanta infinita bondad y comprensión que era imposible no sentir las culpas y las demandas de arrepentimiento. Fue preciso darle la espalda porque tuve la sensación de que, al tiempo que me acusaba, me advertía sobre un hecho inminente. Ella, entre tanto, perfeccionando la provocación, se desapuntó el segundo botón. Yo, en la cúspide del extravío, pensé en la peluquería como el lugar más cercano, el más propicio y el más seguro, el único; sabía dónde estaban las llaves, y esperaba otro botón para ir a traerlas: no fue necesario. A los 17 años no es fácil sacudirse una mujer que después de armarlo para una batalla lo deja a uno tirado en un rincón del mundo trastabillando en un deseo roto y en una esperanza fracasada. Falta de experiencia. Ahora sé que le faltó más procacidad a mis palabras, más impudor a mis manos, más insensatez y picardía a mi ánimo, más imprudencia a mis actos.
Volvió seis veces más durante el tiempo que estuve en la portería, siempre de noche, no ya en la Lambretta sino en un carro discreto que ella misma manejaba. Le abría y casi que al abrirle y casi que sin saludarme, me entregaba el mismo paquetico. El mismo que, después del segundo botón, como buscándose un encargo envolatado a propósito, se sacó de atrás de la cintura y, como a un niño, tomándome una mano con la otra me lo puso en la palma con esta recomendación: entrégueselo y no le diga nada. Siempre empacado en papel regalo, con una tarjetica de navidad, pequeñita, que decía. De: Salo Para: Criz. Me gustaba dejarlo sobre el escritorio para mirarlo, o lo palpaba o lo miraba a trasluz para conjeturar sobre su contenido. Era un rectángulo de más o menos 7x10 cm, duro, con consistencia de pasta, carey o vidrio que me dieron indicios de que se trataba de un portarretrato. Y si era un portarretrato, me acosó la certidumbre de que nadie más sino ella era la retratada. Lo delicioso era irme
por donde le diera la gana de llevarme la imaginación para encontrarla resolviendo una pose, dándole malicia a un gesto, lascivia a una sonrisa, insinuación a una sentada o, en la más dichosa de las imaginaciones, regalándole la divinidad de sus intimidades. Eso sí, nunca, porque me parecía una canallada inexcusable que no cabía en mis principios, intenté abrirlo. Y, para agregarle más fantasía, Crisanto jamás lo abrió frente a mí. Lo recibía con halago, lo olía, con delicioso fervor lo acariciaba largo rato con ambas manos y, luego, como conservando para más tarde la última porción de un manjar, se lo metía en el bolsillo de la camisa. De algún modo él sabía la curiosidad que me provocan esos regalos; lo sabía y maliciosamente propiciaba las oportunidades para que yo le preguntara por ellos; él quería mostrármelos pero no se atrevía a tomar la iniciativa, me tocaba a mí. Y el momento de hacerlo llegó. Después de la comida casi todos, seminaristas y sacerdotes, se fueron al seminario menor a rematar con una misa el novenario de un profesor seglar. Crisanto no fue. Llegó a la portaría con un par de pilas de regalo y un halo de tristeza que lo traía más amable y parlanchín.
Le recordé a Salo preguntándole por primera vez por la Lambretta, un despiste que Crisanto aparentemente pasó por alto contando en los dedos los días que ella no venía; contó 18. Pero que él la veía cuando le daban ganas de verla, me dijo. Y me invitó a que la viéramos en su cuarto. La cama, un nochero, un escritorio, un taburete, otro taburete distinto donde acomodaba la sotana, libros en cinco tablas horizontales a modo de biblioteca. Del cajón de abajo del nochero sacó un cofre más plancho que alto que puso en la cama. Cuando levantó la tapa, forrada por dentro en terciopelo rojo, pensé que se trataba de un juego que yo desconocía. Eran decenas de espejitos de bolsillo que comenzó a disponer boca abajo sobre la sábana de la cama. Hasta aquí el hecho me pareció una extravagancia que, como tal, se salía de los linderos de la lógica. Pero cuando comenzó a darles la vuelta, el hecho me pareció una locura que solo es posible cuando el amor nunca nos deja en paz y deliciosamente nos tiranizan sus caprichos. Volteó 15, y en cada espejo vivía un beso rojísimo dado por unos labios arrebatados por una adolescencia cruel, provocadora, pecaminosa, casi infernal.
poesia
León Darío Gil Ramírez El Colectivo Babilonia de Manizales publicó en marzo del año 2016 la “Antología de Papel, 1986-2016, de León Darío Gil uno de los constantes protagonistas de la poesía en la capital caldense. Decir que hay un encanto en la poesía de Gil implica decir que hay una aceptación de cómo hace poesía este hombre, ese encanto significa que existe una reciprocidad en los ideales. La cotidianidad en los versos de Gil adquiere ese significado trascendente que todo artista persigue. Su emotiva mirada le departe atención a cosas y nos las trasforma en poesía sin altéralas. Con un poema como “Capitulo 4 versículo 21” sintetiza con pocas silbas un evangelio y en el poema “Años” se extiende y demuestra esa actitud abierta hacia lo humano hacia lo que le atañe al hombre vivo. La cotidianidad de Gil no es sustentada por una conceptualización, típica del arte
actual, sino sigue conectada a una esencia que nutre bellos frutos completamente naturales. Rosan estos versos cuerdas que desencadenan espontáneamente imagines que invocan al poeta, a escenarios y situaciones estableciendo una unión entre el lector y el poeta. Dulzura, bondad, vida, luz, paciencia, amor, en si una larga lista de importantes sustantivos adquieren vigencia de nuevo, validez que habían perdido por el uso mal hecho y reiterado de ellas.
A la larga Ay mujer del abandono donde la próxima puerta no está abierta Y tú al fondo, como una simpleza, me reclamas que te quiera Voy bajando amor por donde el miércoles lleva a donde tú eres, cargada de hojas y de inviernos, una flor de paso que tiene en tú alma Dios es una ausencia y mi amor apenas un anuncio de palabras y de manos que inventan Estoy tan ocupado de ti hoy.
Capitulo 4 versículo 21 Amar Soñar Vivir Florecer Con usted Mi amor Mi sueño Mi vida Mi flor
Ella En las mariposas, que son hadas descarriadas. Encorando letanías, habladurías o canciones. En las letras. Entallada en la geografía de los cuerpos. Envalentonada en los desmanes de las tardes. A ras de suelo, a flor de labios, a cuestas de los siglos. En pos del mar, yéndose por los ríos. En la mirada de las vacas. Oliendo a cueros usados y a betún en las zapaterías, A alhucema en los santuarios de los peluqueros. Tirada en cualquier parte, aterida de frío. Aguardando en una esquina, pensativa, la certidumbre de una cita. En los días que se fueron, en las nubes que se van. En los aleros que están, en las horas que vienen. Detrás de las puertas de ciertas casas que huelen a poleo. Casi divina en los escorzos de los gatos. Guiñandome miñocos en antiguos recreos. En lo que dejé de hacer cuando de chiquito no me alcanzaban las medias. Por entre una rendija viéndole lo que me negaba vestida. En la maldita desmemoria de los espejos o en la eternidad de las fotografías. A sus anchas en la perfección de las flores. En las remansadas o frenéticas. Triste en la salmodia triste de los triciclos de los conos. Endomingada en las nubes de azúcar de los ponqués. Por ver o vista, por escribir o escrita. En las cosas, en los seres, en los hechos. Va por los días como las ciudades por las calles, Las olas por el mar, los meses por los años, la sangre por las venas. La poesía es, también, cualquier cosa.
Años Ojalá que los años me enseñen a morir pero sin quitarme que pueda amarrarme los zapatos. Que no me olvide cerrar la cremallera. Que no sea un suplicio subir las escaleras. Que no me amarren las manos de artritis. Los antojos nunca ni jamás me los prohíban. Que me acuerde todavía donde carajos fue que dejé las llaves. No me quiten de la memoria los años que voy cumpliendo. Que no me tengan que decir que está lloviendo que yo la escuche caer remansada o como tormenta. Prodigarme la ruana si el frío me amilana. Me acuerden siempre de llevar las gafas. Que pueda subirme a la buseta, dar a pie la vuelta a la manzana o por lo menos a la cuadra. Que distinga los billetes. Pueda, cuando me dé la gana, acostarme o levantarme de la cama. Me dejen sentir y mandar en mis ganas de orinar. Subirle volumen a mi música. Vestirme por mi cuenta y por mi cuenta comerme la comida. Que sea capaz de decir de corrido mi número de cédula, donde y cuando nací, quién fue mi madre. Entrar al baño sin la ayuda de nadie. Afeitarme solo, cortarme solo los pelitos de la nariz. Como con mi cuerpo, que sea capaz con mis nostalgias. Que me cambien la caligrafía, no importa, pero que nunca los años me resten la escritura. Que me dejen leer, les ruego, hasta el fin de mis días. No me arrebaten la risa para reírme a carcajadas de las otras o de las bobadas mías. Distinguir quién me saluda y el olor de los diciembres. Que me opaquen pero que nunca me apaguen la voz. Contestar el teléfono y marcarlo. Que del todo no me arruinen el genio. Sean humanos, les pido, bien humanos, cuando pasen recogiendo mis deseos. Que pueda llegar hasta donde me motile el peluquero y pagarle con mi propio dinero. Con la debida angustia habitar mi soledad y con mis tristezas comprenderme. Limpio de cualquier rencor pueda tranquilo divisar la otra orilla. Sin apremios dejen que me lleve la muerte en el lugar que escoja, de una sola vez y en el propicio instante. Y si hay eternidad que sea eternidad sea el olvido.
salud Salud- Enfermedad
Por: Jaime Sarmiento M. D. En 1948 la OMS declaró: “la salud es un estado de completo bienestar, físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Muchas décadas después se replantearon estos criterios y dijeron: “La salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades”. En 1992 agregaron “y en armonía con el medio ambiente”. Esto es lo que dicen las instituciones oficiales, pero quiero hacer unas reflexiones alrededor de ellas: El médico ortodoxo oficial tiene una visión chata entregada por la universidad, allí se nos enseña que tenemos la capacidad de “curar pacientes”, con los fármacos que aprendemos a usar, quitamos signos y síntomas al paciente y “eso es curar”, usando drogas cada vez más poderosas que inhiben y bloquean el cuerpo y supuestamente estamos bloqueando la enfermedad, es decir tenemos la creencia que el cuerpo está tan mal hecho, que hace fiebre, diarrea, gripa, o cualquier cuadro agudo porque no sabe lo que hace, partimos del concepto que el cuerpo está equivocado, hay que corregirlo, y encasillarlo según nuestro concepto, por eso usamos los medicamentos que van a inhibir los signos y síntomas del paciente y todos se llaman anti- antipirético, antiespasmódico, antibiótico, anti diarreico, o sea anti cuerpo, contra la capacidad de autorregulación propia de un organismo vivo. En contraste con lo anterior, desde el punto de vista de las medicinas tradicionales, chamánicas, naturistas, ayurvédicas, homeopáticas, acupunturales etc. “el cuerpo es sabio” sabe porque tiene los signos y los síntomas que lo están defendiendo de situaciones críticas o tóxicas y en su sabiduría hace fiebre para acompañar la enfermedad una diarrea, una amigdalitis, laringitis, bronquitis, elevando la temperatura corporal para matar virus, bacterias o sustancias tóxicas que de no hacerlo así el cuerpo como un todo
corre el riesgo de dañarse y fallecer, por eso nuestro cuerpo en su sabiduría expulsa lo dañino, lo que le sobra, lo que puede llegar a afectar un sistema completo o la vida en su integridad. Todas estas enfermedades agudas son solo indicadoras, son alarmas para ponernos en alerta y poder corregir el estado metabólico acido que es lo que hay que arreglar, hacer ayunos, ingesta de agua que alcalinice la sangre y mejore la capacidad funcional de todos los sistemas de defensa y equilibrio corporal para poderlas expulsar y poder continuar la vida con salud. Entender estos conceptos hará que cuando hacemos un manejo integral al paciente, es decir cuando lo tratamos como un todo que es, no la parte, el cuerpo como unidad responde haciendo lo que en naturismo se considera una crisis de curación, concepto difícil de entender cuando no nos enseñan a pensar sino a quitar síntomas con el uso de sustancias ANTI (bióticas, virales, inflamatorias, piréticas, diarreicas, tusivas, etc.) el uso de éstos medicamentos bloquean el sistema de defensa corporal, devolviendo hacia adentro del organismo los tóxicos que se querían expulsar, depositándolos en algún órgano o sistema que nos llevará a hacer enfermedades degenerativas como son las enfermedades crónicas. Dentro de éste campo de enfermedades crónicas tenemos la hipertensión arterial, la diabetes, artrosis, neuralgias, tumores y cánceres. Todas estas patologías que estamos viendo los médicos actualmente, no solo son producto de trastornos hereditarios (genéticos), también son fruto de los esquemas anti quela medicina se ha encargado de administrar, además por el exceso de consumo de sustancias no naturales, mucha comida chatarra ya hoy día cuando vamos a colegios y escuela de primaria, bachillerato y aún Universitario, en los descansos vemos todos estos niños consumiendo gaseosas y empaquetados nada saludable ni natural como debería ser, pues son los hogares y la familia, los sitios ideales para aprender a comer, los padres en su desconocimiento alimentario o nutricional, en los afanes actuales nos limitamos a llenar estómagos sin pensar en las consecuencias futuras de estos terribles comportamientos alimentarios por eso los niveles de desnutrición, de obesidad, diabetes, hipertensión, celulitis, flacidez muscular, atrofia cutánea son cada día peores en niños y jóvenes. En adultos mayores, lo que más vemos son enfermedades degenerativas acompañadas de desnutrición secundaria a la falta de muelas para triturar bien los alimentos o por falta de unas prótesis bien hechas que sirvan a sus necesidades. Considero importantísimo que seamos los médicos los primeros en aprender a alimentarnos, conociendo los pros y los contra de los distintos alimentos que de acuerdo a la edad debemos consumir, entender que no todo lo que creemos es bueno para el cuerpo y que nos falta mucho por aprender para llegar al principio Hipocrático que dice: “que tu alimento sea tu medicina para que tu medicina sea tu alimento”.