La industria del cine

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Marzo, 2016

ENTREVISTAS ​PATRICIO SAÍZ, GUIONISTA

TLACATEOTL MATA POSPRODUCTOR

LA

INDUSTRIA DEL

CINE

EN MÉXICO

MICHAEL ROWE

CUADRO POR CUADRO: HISTORIA DEL CINE EN MÉXICO


Editorial La industria cinematográfica nacional sucede en los engranajes de la paradoja: por un lado, México es el cuarto consumidor de películas en el mundo y es uno de los mayores productores de largos y cortometrajes, además de poseer un notable número de documentalistas; por el otro, el consumo de producciones nacionales es muy bajo, por más que el país presuma más de 670 complejos de exhibición y que los mexicanos asistan, en promedio 2 veces a ver películas al año. En 2014, por ejemplo, se produjeron 130 películas (8 de cada 10 con apoyo del gobierno) pero sólo fueron exhibidas 68. Ese mismo año, se presentaron en las salas nacionales 330 películas, 262 de origen extranjero, principalmente estadunidenses. La diferencia es alarmante si se toma en cuenta que en México se realizan cada año 103 festivales cinematográficos de todos los tamaños y matices, si recordamos que hace 60 años, durante la época del cine de oro, el cine fue un elemento popular y la industria jugó un papel clave en la creación de un relato nacional. Un país es una narrativa, el cine, sin duda, la mejor herramienta, la más fácil de promover, de crearla. Ahí se juntan los dos gestos: no estamos generando nuestra versión de los hechos, además de desperdiciar, como base industrial y comercial, el talento de cientos de jóvenes, de cineastas de todas las edades, que fueron educados en las escuelas de magnífico nivel, pero que no encuentran un ambiente óptimo para desarrollarse. Te presentamos nuestro número dedicado a la industria del cine mexicano. No te pierdas las entrevistas con Patricio Saiz ( 6 ), guionista de Nosotros los nobles, la segunda película más taquillera del cine mexicano; y Tlacateotl Mata (16 ), uno de los mejores postproductores y más aguerridos cineastas mexicanos. Además algunos datos sobre la Cineteca por Brianda Gutiérrez (10 ). Te presentamos un recorrido por la historia del cine nacional, con opiniones y cifras guiados por el académico Eduardo Collins (19). Nuestros colaboradores traen para ti textos fascinantes: Fernanda Escárcega te cuenta ¿por qué vamos al cine los mexicanos?(14), y Óscar Muciño nos cuenta sobre Michael Rowe (22), una de las voces más particulares del cine contemporáneo en el país. Además, la investigadora Marisol Rocha, maestra en Estudios sobre África, del Colegio de México, escribe sobre el cine y la industria cultural en Nigeria (12). Estrenamos dos colaboradores, Joaquín Diez-Canedo envía en carta sus primeras Noticias del Imperio(23 ), viñetas literarias sobre Londres, y Adolfo Vargas(26), especialista en finanzas, seguros y retiro. No te pierdas nuestras ya tradicionales secciones de Música (24) y Comer Bien (25). Corte, y queda. Esperemos te guste… ya estamos preparando la segunda parte de esta historia.

Directorio

Coral Quintero Dir. General • Zarina Ortíz Comercialización • Diego Mejía Dir. Editorial • Diego Cabral Contenidos • Avril Olachea Arte Comercialización: ventas@livingup.com.mx tel: 50057061 LIVING UP®, Año 1, No.10, 2016, es una publicación mensual editada y distribuida JUNTA LETRAS, Av, Palmas 830 interior 202 AB colonia Lomas de Chapultpec, Código Postal 11000 delegación Miguel Hidalgo. correo electrónico contacto juntaletras@gmail.com. Editor responsable: Diego Mejía, Diseño de portada: Avril Olachea. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo: 04-2015-082511373100-102, de fecha 25 de agosto de 2015; otorgado por la DIRECCIÓN DE RESERVAS DE DERECHOS DEL INSTITUTO NACIONAL DEL DERECHO DE AUTOR. Impreso porA&E Herencia Gráfica SA de CV. Trabajo y Previsión Social #419 Col. Federal C.p. 15700. México, Distrito Federal. Este número se terminó de imprimir en de febrero de 2016, con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no reflejan necesariamente la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor.


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datos duros

el escritorio de coral

MUJERES EN EL CINE,

TAMBIÉN DETRÁS

DE CÁMARAS

México es el cuarto país en tener más salas de cine y más asistentes en el mundo, sólo superado por India, Estados Unidos y China.

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En 2015 se produjeron 140 películas mexicanas, la mayor cifra en la historia del cine nacional.

Se exhibieron 85 filmes mexicanos durante 2015, que compitieron contra 190 películas estadunidenses y 182 de otros países.

17.2 millones de espectadores fueron a ver cine mexicano en 2015, casi 10 millones menos que en 2013.

Por: Coral Quintero

El cinematógrafo, ese invento de finales del siglo XIX que cambió la historia, que nos lleva a lugares que sólo imaginamos y a vivir otras historias. La invención de la ficción y la posibilidad de compartir aquello que imaginamos cuadro por cuadro ha cambiado nuestra forma de pensar, de relacionarnos, de comprender el mundo. Desde la primera proyección pública, realizada en el Grand Café de París el 28 de diciembre de 1895, hasta nuestros días las películas son claves en la historia de cada nación, es la representación de su identidad, conflictos, triunfos y fracasos, intereses y anhelos lo que se juega en cada filme. El cine es otro ejemplo en el arte donde la mujer ha visto relegada su participación a la actuación, limitando en mucho su punto de vista, su postura ante el mundo, sus problemáticas, intereses específicos y su forma de narrar, de contarse y representarse. Para poner en cifras esta inequidad en nuestro país, en 2007, sólo 10 por ciento de las producciones mexicanas eran dirigidas por mujeres, a pesar de que Imcine ha redoblado esfuerzos para apoyar la mirada femenina –este año es de 20 por ciento– el porcentaje sigue siendo muy inferior a lo que podría esperarse de las egresadas de escuelas de cine, en las que reportan que la mitad de su población son mujeres. Sin que las detuvieran las dificultades las cineastas México existan claras aportaciones de su labor en la industria del cine, que no podría entenderse sin la participación de cientos de mujeres. Sus contribuciones van desde el talento en actuación, donde destacan Dolores del Río –la primera estrella latinoamericana en triunfar en Hollywood–, María Félix o Katy Jurado, por mencionar algunas de las que abrieron brecha en Estados Unidos a las demás actrices que actualmente podemos ver en películas de talla internacional. Sin embargo, existe otra historia del cine en que las mujeres son fundamentales. María Herminia Pérez de León, mejor conocida como MImi Derba, creó la primer compañía mexicana productora de cine: Azteca Films (asociada con Enrique Rosas).

De una creatividad sin límites, incursionó en la actuación, el guionismo, la producción y fue la primera en dirigir una película en México: La tigresa. Otro ejemplo lo encontramos durante la época del Cine de Oro, Matilde Landeta, quien también escribió, editó y produjo sus propias cintas. “En 1948 dirigió su primer largometraje, titulado Lola Casanova, por la que debió hipotecar su casa, debido a que ninguna productora quería financiar un proyecto al mando de una mujer, además de que su proyección fue casi nula.” (Crónica, 9 de marzo de 2014). Actualmente la participación de las mujeres en esta industria es incuestionable, particularmente en la organización y selección del equipo artístico: la producción. Ellas han demostrado que su dedicación y entrega en el séptimo arte, no tiene que ver con el género, sino con su capacidad: Mónica Lozano (Amores perros, Arráncame la vida y Voces inocentes, por mencionar algunas), Anna Roth (Titanic, Apocalypto, Daño colateral¸ entre otras películas reconocidas en Hollywood), Bertha Navarro (El laberinto del fauno, Cronos y El espinazo del diablo, aliada del director Guillermo del Toro). A la lista se suma como productora Salma Hayek, quien recientemente estrenó la película animada El profeta. Dar voz a las mujeres en la industria del cine, es dar espacio a otra manera de narrar que se nos ha negado, que todavía parece un gueto de hombres, en el que difícilmente destaca una perspectiva femenina, a pesar de que hemos avanzado mucho, todavía es un terreno en el que se tienen que vencer más obstáculos y demostrar al doble, por el solo hecho de ser mujer. Hay que insistir en mayores espacios para la creación, producción, realización y exhibición del cine con participación de las mujeres, para que sea más equitativo, en el que no haya espacio para los prejuicios por el género, más bien, entender que existen distintas formas de contar y estamos perdiendo mucho cuando la mitad de la población no tiene la misma posibilidad de ser vista y escuchada en la pantalla.

En cuanto a presupuesto, el costo promedio por película, en 2014, fue de 20 millones de pesos.

Cinépolis incursionó como distribuidora, lanzó cinco películas mexicanas, con 9% del total de asistencia.

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tema del mes

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La segunda película más taquillera en la industria del cine mexicano es Nosotros los nobles, con un costo total de 34 millones, la película dirigida por Gary Alazraki logró ingresos superiores a los 332 millones de pesos. En las salas la cinta se exhibió más 100 días en las cadenas de cines más importantes de nuestro país, con una distribución de 650 copias, la audiencia superó los siete millones de espectadores.

Gran parte del éxito de esta película tiene que ver con el guión, que propone una comedia familiar en el que se retrata la vida de los juniors –mejor conocidos como mirreyes en nuestro país–, que refresca la temática del cine nacional, planteando un humor ligero, de contenido ágil y sin otra pretensión que entretener a la familia.

que pensar también en el público; yo creo que la verdad, la calidad artística no tendría por qué estar relegada de la rentabilidad. Existen muchos ejemplos, yo te puedo hablar de Batman, la trilogía de Cristopher Nolan, que finalmente son películas que tienen alto valor artístico y también son un éxito en taquilla.

En LivingUp platicamos con Patricio Saiz, guionista de esta película que rompió todos los récords y está por salir la segunda parte, además han comprado los derechos para hacer un remake en Estados Unidos, Brasil, Italia e India.

Entonces, habría que casar esos dos factores, por un lado, desde que se conciben las historias, otra cosa que es importante es que finalmente, todo cine es comercial. Así tú hagas una película muy artística, finalmente se va a pasar en algún lugar, se va a cobrar un boleto y se va a tratar de tener una rentabilidad.

D: Patricio, desde tu punto de vista, ¿cuál es la situación del cine mexicano, más allá de que si estamos haciendo cosas interesantes o tenemos directores con postura o actores, como industria, cuál es tu postura?

ESCRIBIR NOSOTROS LOS NOBLES

ENTREVISTA CON PATRICIO SAIZ

P: Hay algo positivo desde el punto de vista industrial, desde que se aprobó el apoyo, más hacia el cine, ha aumentado la producción mexicana. Ahora, el tener más no significa tener mejor, aunque se ha aumentado mucha cantidad, sin embargo, para ser una industria tienes que ser sustentable. Entonces, se tienen que hacer películas que generen la suficiente ganancia para que te dé chance de hacer más películas y que las productoras se puedan sostener cada vez más solas, sin la necesidad de apoyos del gobierno. D: ¿Cuál crees que sea el principal problema? Porque de que se produce, se produce, tenemos dos escuelas de bastante buen nivel, el CCC y el CUEC, más las cosas que se hagan por aparte y los talleristas, ¿en dónde estamos equivocando el camino? P: Habría que analizar como un par de cosas, yo creo que lo importante que habría que tomarse en cuenta es, si tú finalmente haces el cine y se entiende como un producto, pues todo producto tiene que estar sujeto a un consumo. Entonces, se tiene

Yo creo que uno de los problemas es que los cineastas mexicanos no conocen al público, ¿cuáles son sus patrones de consumo? Una cosa que también es importante es la distribución, o sea a mí de nada me sirve hacer un Gansito si no está en el Oxxo. Entonces, habría que ver cómo hacer que el cine llegue a más personas, porque no sólo se trata de la película, sino también se trata de venderla, como se hace en las campañas de publicidad, como se hacen los tráilers, cómo se jala al público ¿no? D: ¿A qué se debe esa falta de conocimiento, es el creador, es el productor, esta falta de conocimiento del público? P: Yo lo que creo es que en México venimos de una tradición complicada de la década de los ochenta, donde casi no se hacían películas y luego en los noventa, donde se hacían 14 películas al año. Entonces, de repente se metió la mentalidad que lo importante es hacer películas, sin considerar cómo las vendías y lo qué hacías con ellas; es un síndrome que padece mucho el cine mexicano: la gente está preocupada por hacer una película, pero no piensa cuáles pueden ser las conclusiones, a quién la van a vender, cómo la van a vender, cómo van a recuperar la inversión, cómo van a hacerla más rentable. Entonces, yo creo que ahí si influye por un lado los creadores, incluidos

Fotografía: Lola Studio

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tema del mes

tema del mes No se trata sólo de hacer películas, sino se trata de hacer relatos que se acerquen al público o que enganchen al público de alguna manera y tomar en cuenta la competencia que existe en la taquilla. . D: ¿El cine nos puede servir, o nos debiera servir para crear una especie de refresco del relato nacional?

directores, productores y escritores, que no piensan cuál es la salida del producto. D: No hay una postura de negocios P: Y es difícil porque, a veces, los directores, por ejemplo, piensan que ellos tienen algo que decir con la película. Pero, ¿qué pasa si lo que tienen que decir no le interesa al público o no es un mensaje con el que el público se relacione? Pues, ahí va a estar muy difícil llegar o desde ahí va a haber un obstáculo muy fuerte. Las convenciones de algún género, uno de los problemas del cine mexicano es que a veces no se estudian o no se conocen géneros a profundidad, entonces, a veces, se hacen comedias que no son chistosas, se hacen películas de terror que no espantan y yo creo que hay una especie de desfase, un divorcio con el público. D: Cuando compras Coca-Cola, lo haces porque va a saber a Coca-Cola.. P: Exacto, y aquí lo que pasa es lo opuesto, ¿no? De repente tú ves un tráiler o ves un póster y decides entrar a ver la película, y no tiene nada que ver con lo que te prometieron; desde ahí empieza la decepción. También hay ciertos factores que no ayudan: que los personajes son muy poco empáticos, o a veces las películas están llenas de groserías, o de repente se tocan temas que al público le pueden ser dolorosos, que pueden ser como de drogas, decapitados o cosas así. Hay que pensar cómo hacer un cine más diverso, pues, y cómo hacer un cine más incluyente. D: ¿Qué tanto estamos perdiendo? Los estadunidenses entendieron muy bien que tenían que construirse para adelante en el cine, primero en la literatura. Uno puede leer la novela gringa del siglo XIX y ahí están construyendo Estados Unidos, luego llega el cine y construyen Estados Unidos. P: Si vas y analizas la cantidad de dinero que invierte el gobierno mexicano o los mexicanos en cine, es una muy buena cantidad, dentro de todo significativas, tomando en cuenta que si tú hablas con las cadenas, llámese Cinemex o Cinépolis, y dices que nosotros estamos filmando, y que de acuerdo con las cifras somos el cuarto mercado de consumo a nivel mundial, es decir, se consume mucho cine aquí en México, y tú estás viendo que la gente no está yendo a ver películas mexicanas, se está perdiendo algo.

D: También un lado simbólico... P: Es muy chistoso porque cuando tú hablas con la gente, tú hablas con los jóvenes, cosas así, básicamente, en consumo de historias, el consumo de entretenimiento, es básicamente gringo ¿me explico? O sea, la gente ve más películas gringas, hay como una distancia entre nuestro público y nuestro cine. Yo creo que ese es un factor muy importante a considerar, pues, habría que analizar, habría que ver, cómo se ven los mexicanos en el cine o qué es lo que tendrían que ver los mexicanos en pantalla.

P: Claro, voy a darte un ejemplo muy tangible de lo que estás platicando, si revisamos en los años cincuenta habría que comparar dos películas ¿no? una es Los olvidados, de Luis Buñuel, y otra es Nosotros los pobres, de Ismael Rodríguez, lo que es interesante, finalmente, los dos están retratando cómo era la sociedad mexicana en esa época, cómo era la clase baja particularmente: mientras que Buñuel se preocupa por retratarla con una crudeza documental, con todo el sufrimiento, las penurias y todo; Ismael Rodríguez te presenta una versión más glamourizada, donde cantaban, todos se llevaban bien padre y todo era bonito. Lo interesante es que existían las dos versiones, había gente que se sentía más cercana o quería ver más el México de Los olvidados, había gente que se sentía más cercana o quería ver el México de Nosotros los pobres, había distintas visiones y cada público se acomodaba a la que más le funcionaba o con la que mejor se relacionaba. Lo que está pasando ahora es que, como existen pocas visiones de México, o el retrato de México no es el que quisieran ver, ahí creo que está el problema y ahí hay una distancia grave. Es un poco absurdo, porque si lo piensas, finalmente, el cine más allá de lo que estamos concibiendo como industria, arte, lo que quieras… cumple una función de entretenimiento y es absurdo que teniendo un país en el que somos 200 millones de mexicanos o no recuerdo qué fue lo último que habrá dicho el INEGI, básicamente todos se tienen que entretener, lo que hay que preguntarnos es: ¿dónde se están entreteniendo? Yo creo que esa es la gran pregunta. D: parece que disociamos las cosas... P: Sí, claro, hay que ver como factor en cuenta de cómo vemos los mexicanos el cine, ¿no? El cine en México es una actividad de comunión social, a veces es lo que pasa el sábado o domingo, el papá lleva a su familia a ver la película, o sea los lleva al centro comercial y, de repente, imagínate, entran a ver ésta película, Batalla en el Cielo, de Reygadas, y lo primero que ven es una escena, la primera escena, están practicando sexo anal; ya ahí no es una película ni para la abuelita, ni para el sobrino, ni para el hijo, la familia incómoda y todo. Habría que buscar que todo el mundo se sienta mucho más incluído. D: Pero hay que hacer la mayor cantidad de cine ¿no? P: Claro, hay que hacer la mayor cantidad de cine pero procurar que exista una diversidad y que haya como algo para que le lleguen a todos los públicos.

D: ¿En qué es lo que hemos equivocado al hacer guiones, pues, cuál ha sido la historia de llevar la trama y darle forma en el papel? P: Lo que creo es que como que no hay una valoración, mira, de por sí creo que el guión tiene un problema a nivel mundial y que siempre se están buscando nuevas historias y todo eso, creo que este síndrome se evidencia esto en el cine de Hollywood, pues, se ve como muy clavado tratando de hacer historias que ya se hicieron en el pasado y que tuvieron algún éxito, usa muchísimo movimiento, ¿qué es lo que pasó con Disney cuando Marvel o Star Wars? Finalmente compra historias que han sido probadas o universos probados, por lo tanto va a ser fácil generar público. Eso es una cosa que hay, que el cine finalmente, como es una industria relativamente cara, no es una industria que le guste arriesgar. Ya centrado en el caso mexicano, uno de los problemas que tiene esta industria, en cuanto a los guiones, es que no se valora el guión como un elemento principal de la película, a pesar de ser uno de los elementos principales. Normalmente, o no te quieren pagar por el guión, o te dan muy poco tiempo por escribirlo, o de repente te dicen: “bueno, pues ya filmemos ahí como se pueda y ya vemos en medición como se corrige”, entonces, no se le da importancia ni se le evalúa, pues, el impacto que pueda tener el guión dentro del producto, que va a ser la película. D: Al final, nace en papel… P: Por ejemplo, el otro día estaba discutiendo que había leído una entrevista donde mencionan que para la película de Intensamente, de Disney-Pixar, se tomaron dos o tres años para escribir el guión, y la calidad está en pantalla. En cambio, aquí en México me ha tocado casos en los que te piden que en dos semanas esté el guión, entonces: ahora sí que, “por más que yo me coja a mi novia, el bebé no puede nacer en tres semanas o no puede salir en un mes”, o sea, los guiones tienen un tiempo de gestación que se debería respetar, y habría que identificar si se ataca un punto débil, o algo así, que se reescriba. Pero aquí, básicamente, lo importante es cómo sacar el presupuesto principal de la película y lo que menos importa, a veces, es si el guión está bien o está mal. También una cosa que tiene el guión es que es muy despreciado porque la gente piensa que es muy fácil escribir. Creen que me meto a Google, busco un tutorial de Wikipedia sobre cómo se escribe un guión y ya me siento a escribir, entonces, creo que ya lo hice ¿no? Cuando realmente sí hay que tener ciertos conocimientos, hay que tener cierto talento, hay que tener cierta disciplina; no es tan fácil como nada más sentarse y escribir una página.

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CINETECA

Además la Cineteca tienen un Foro al Aire Libre llamado Gabriel Figueroa. Las películas que se exhiben en este espacio no tienen ningún costo para el público, y puedes disfrutar de tu película recostado en el pasto o en un petate.

NACIONAL

El acervo resguardado en las bóvedas de la Cineteca posee más de 15000 títulos tanto nacionales como internacionals en formatos de 16 y 35 milímetros, así como el acervo no fílmico compuesto de 30,000

Por: Brianda Gutiérrez

La Cineteca Nacional de México abrió sus puertas el 17 de enero de 1974 con la proyección de la película “El compadre Mendoza” (1933), de Fernando de Fuentes.

Se construyó en uno de los Foros de los Estudios Churubusco la conformaban dos salas de proyección y un área de exposiciones periódicas, una hemeroteca-biblioteca, una librería, un restaurant y bóvedas de seguridad para el almacenamiento de filmes con temperatura y humedad controladas, así como un taller de mantenimiento y reparación de películas. Tras el incendio sucedido en marzo de 1982, las nuevas instalaciones fueron inauguradas el 27 de enero de 1984, en la plaza de los Compositores de la Avenida México Coyoacán 389. En 2011, Conaculta impulsó la modernización y ampliación de las instalaciones y los espacios públicos de la Cineteca Nacional, está remodelación tuvo un costo de 540 millones de pesos. La iniciativa contempló la construcción de más salas, con capacidad para 180 espectadores cada una, un foro al aire libre y la renovación total del mobiliario de las ya existentes.

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También se construyó una bóveda de 700 metros cuadrados con capacidad para albergar 50 películas y un laboratorio de restauración digital de películas para desarrollar un programa de rescate de imágenes en movimiento.

Salas de la Cineteca Nacional cuentan con nombre y en total pueden albergar a 1,800 personas. Sala1. Jorge Stahl Sala 2 . Salvador Toscano Sala 3. Fernando de Fuentes Sala 4. Arcady Boytlier Sala 5. Matilde Landeta Sala 6. Roberto Gavaldón Sala 7 Alejandro Galindo Sala 8. Ismael Rodríguez Sala 9 Juan Bustillo Oro Sala 10. Luis Buñuel El precio de las entradas es de $50 pesos, entrada general y de $30 pesos, para menores de 25 años, estudiantes y adultos mayores. Martes y Miércoles, ambos días el costo es de $30 pesos, para cualquier función.

videos y 330,000 materiales iconográficos relacionados al cine como carteles y fotografía. Otros 38,000 rollos están bajo su resguardo. En el año 2015 tuvo 1 millón 150 mil


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colaboración

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NIGERIA:

GIGANTE CULTURAL EN APOGEO Por: Marisol Rocha

Si existe hoy un país al que hay que seguir de cerca ese es Nigeria. Con casi 177 millones de habitantes, según cifras del Banco Mundial (2015), el gigante de África occidental se posiciona como el mayor productor de petróleo –que representa 80 por ciento de sus ingresos gubernamentales– y la economía más importante de aquel continente, junto con Sudáfrica (la más diversificada).

for Contemporary Art y el African Artist’s Foundation, establecidos en 2007, o bien, las ediciones anuales del Lagos Photo Festival, el African International Film Festival además, del Lagos Fashion and Design Week. El renacimiento artístico de Nigeria, coincide con su regreso a la democracia en 1999, después de 16 años de dictaduras militares. La década de los noventa marca el despegue del cine nigeriano conocido como Nollywood, que con la cinta Living in Bondage (Viviendo bajo el yugo), de Chris Obi Rapu, inaugura el reinado de la industria cinematográfica más grande de África. Con prácticamente ninguna ayuda financiera pública se producen cerca de dos mil películas al año, lo que lo posiciona como la segunda industria cinematográfica del mundo, por detrás de Bollywood y delante de Hollywood.

A principios de 2016, el New York Times reportaba que el número de multimillonarios africanos había pasado de 2 a 29, entre 2003 y 2015. Nombres como el del nigeriano Aliko Dangote, con Dangote Cement, aparecía entre los personajes centrales “que cambian las economías africanas desde adentro”. Sin embargo, vale la pena adentrarse en la emergente industria cultural nigeriana que sigue consolidándose como polo artístico de referencia pues, tan sólo hablar de Lagos, la ciudad más poblada de África subsahariana, significa encontrarse con una de las capitales artísticas más importantes del mundo al nivel de Nueva York, Tokio o la Ciudad de México. Ejemplo de ello son el Centre

El éxito de Nollywood reside tanto en su formato de producción como en el de distribución, pues de hecho sólo 0.5 por ciento de sus películas se proyectan en salas y gran parte de su público se concentra en la diáspora nigeriana de Europa y Estados Unidos. Se trata de películas que generalmente se filman con una única cámara y un micrófono, con actores no profesionales, mientras que las audiciones se realizan el mismo día de la grabación -que se extiende cuando mucho dos semanas- para ser finalmente lanzados al mercado de los DVD y ser vendidos por aproximadamente 25 pesos. De tal suerte que los realizadores pueden ver ganancias reales de manera muy rápida lo que, por otro lado, le ha generado fama de cine de “mala calidad”. Aún con eso, Nollywood es el segundo sector laboral en Nigeria, pues emplea a cerca de un millón de personas al año, solo por detrás del agrícola. Por su parte, la industria editorial nigeriana puede preciarse de tener entre sus filas a Wole Soyinka, uno de los cinco Nobel de Literatura africanos (ganador en 1986), además de poseer la obra más conocida y traducida de las letras africanas Things Fall Apart, de Chinua Achebe. Las dos últimas décadas han visto desfilar a varias de las figuras más reconocidas de la literatura contemporánea en lengua inglesa, siendo Chimamanda Adichie la escritora más influyente de esta generación, además de ser una de las voces más fuertes del feminismo actual. Es de resaltar que la economía digital ha influido de manera notable para que se hayan abierto espacios hasta ahora herméticos. Las tasas de penetración de los contenidos en línea crecen rápido en Nigeria, mucho más en lo que se refiere a teléfonos móviles, que en 2011 superaron a las computadoras de escri-

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torio como el medio de comunicación con el que los nigerianos acceden a internet. Según The Financial Times, en 2015 más de la mitad de las 146 millones de líneas activas de teléfono celular en Nigeria estaban conectadas a internet. Este dato impacta directamente en el universo editorial debido a que autores y editoras están mudando sus objetivos hacia el mercado en línea con casos como el de Sunshine, Jumia y Konga (plataformas del tipo Amazon) además de sitios que ofrecen descargas de libros por alrededor de 2 a 4 dólares, situación que ha desembocado en un boom de lectores africanos.

Asimismo, desde hace 15 años Nigeria es la sede de varias de las editoriales más importantes de África. Parrésia y Cassava Republic Press son organizaciones de corte panafricano cuyo primer mercado no es Europa sino África, con lo que pretenden hacer de la cultura un medio de producción económico, pero también intelectual. Todo lo anterior coronado con el nombramiento de la Unesco a la Feria de Port Harcourt como “Capital Mundial del Libro”, en 2014.

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colaboración

colaboración y documental; así como la distribución de películas”. Tenemos escuelas, espacios, organismos de fomento; pero ¿qué revelan las cifras de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine)? De acuerdo con los Resultados definitivos de 2015, en México: • Los ingresos en taquilla fueron de 13 mil 793 millones de pesos. • Se vendieron 296 millones de boletos, 15 por ciento más que en 2014. • Las películas más taquilleras fueron: Avengers: la guerra de Ultrón, Rápidos y Furiosos 7 y Minions. • Las películas mexicanas más taquilleras: Un gallo con muchos huevos, El gran pequeño y A la mala (las tres de la distribuidora Videocine). • Las distribuidoras con mayores ingresos fueron: Universal ($3 mil 64 millones) y Disney ($2 mil 545 millones), seguidos por Fox, Warner, Sony y Videocine.

LA INDUSTRIA DEL CINE EN MÉXICO, UNA METAFICCIÓN Por: Fernanda Escárcega

Durante los últimos tres años ha sido especialmente sobresaliente el papel de los mexicanos en el cine internacional. Como solemos hacer en este país con cualquier tema, hemos creado toda una polémica –en esta ocasión bien merecida– alrededor de los éxitos de Alfonso Cuarón, González Iñárritu y Emmanuel Lubezki. ¿Debemos sentir como propio el talento de estos tres mexicanos? ¿Por qué se fugan nuestros talentos? Para la creación, desarrollo y posicionamiento de una película son necesarios diversos factores. En México contamos con escuelas, salas y aficionados al cine; pero no es claro si tenemos realmente una industria cinematográfica. El Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, de la UNAM, creado en 1963, es la escuela de cine más antigua de Latinoamérica. Doce años después de ésta, se fundó el Centro de Capacitación Cinematográfica, dependiente del INBA. Actualmente, para entrar a cualquiera de los dos y formar parte de sus perfilados y reducidos grupos es necesario pasar por el riguroso proceso de selección que sostiene sus nombres en alto. Además de los alumnos de estas dos escuelas –principales semilleros del talento en el ámbito del séptimo arte de nuestro país– también figuran egresados de la carrera de Cine y Televisión, en Centro, y de la licenciatura en Comunicación, de la Universidad Iberoamericana. Con la misión explícita de “preservar la memoria fílmica”, la Cineteca

Nacional fue fundada en 1974 y, desde entonces, se ha ocupado de la conservación de materiales, la organización de muestras y la impartición de diplomados, cursos y talleres. Hace cinco años, como iniciativa de Conaculta, se construyeron nuevas salas (ampliando la capacidad a 640 personas más), el mobiliario fue renovado y se inauguró el foro al aire libre de exhibiciones gratuitas. Este impulso marcó un cambio en el aura de la Cineteca e integró un público nuevo –menos universitario, menos estereotípicamente intelectual–. Si bien este espacio no representa una competencia para las grandes cadenas, sí cumple la misión de difundir producciones que no serían exhibidas en otras salas y de ofrecer ciclos y retrospectivas que fomentan y promueven la cultura cinematográfica. Además, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) es, desde 1983, el organismo público descentralizado que se dedica a otorgar estímulos a creadores y productores, que pretende fortalecer a la industria mediante el fomento de la promoción, distribución y divulgación del cine mexicano. Entre muchos otros, cuenta con el Programa de Estímulo a Creadores y el Programa de Apoyo a la Producción, que funcionan mediante el Foprocine (Fondo para Cine de Autor y Experimental), el Fidecine (Fondo para Cine Comercial) y el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción Cinematográfica Nacional (Eficine 189). Éste último consiste en un estímulo por parte de Hacienda que le permite a las grandes empresas deducir impuestos al apoyar “la producción o postproducción de largometrajes de ficción, animación

México se encuentra en el cuarto lugar del mundo en venta de boletos de cine, sólo detrás de India, China y Estados Unidos. Claramente, nuestro país es un gran mercado para la industria; sin embargo, las producciones mexicanas no viven esa realidad. En 2015, el cine mexicano, en su propio territorio, generó la venta de 17 millones de boletos –26.4 por ciento menos que el año anterior– y $739 millones en taquilla –27.7 por ciento menos que el año anterior y nada en comparación de los $784 millones que recaudó una sola cinta: Avengers–, lo que representa únicamente 5.3 por ciento de la taquilla total.

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¿Qué es lo que sucede? He aquí la ficción de la industria de las ficciones: En México, el cine funciona sobre la base de apoyos y contribuciones pero el estímulo acaba con la industria porque no pide cuentas. Anualmente se gastan millones de pesos al fomento de la cinematografía, cada centavo queda perdido a lo largo del camino. Es absurda la idea de una industria supeditada a estímulos y apoyos a fondo perdido y los 500 millones de pesos anuales que se otorgan en programas, lejos de fomentar la generación de ganancias y el impulso real y necesario, sólo envician el desarrollo de un circuito efectivo de creación-producción-distribución-promoción-exhibición. De cualquier forma, siendo realistas, la recuperación de la inversión inicial no sería nada sencilla. Los porcentajes de ganancia dejan ahorcadas a las casas productoras: el exhibidor se queda con el 35 o 40 por ciento; la distribuidora –encargada del marketing–, el 30 por ciento y lo que queda va para el productor. Por tanto, si recibes $20 millones, tu película tendría que generar, por lo menos, 67 millones de pesos para obtener su recuperación. Entonces, un proyecto gana la convocatoria, recibe el dinero, aparta su ganancia y la película es llevada a cabo. Las empresas deducen impuestos, donan a la cultura y se les cuelga la medalla de “socialmente responsables”. El gobierno demuestra inversión y apoyo al cine, cumple con sus objetivos de fomento a la cultura y se para el cuello. Todo bien hasta ahí. El problema es que las películas –las producciones por medio de las cuales empresas y gobierno son reconocidos– no pasan más de una o dos semanas en cartelera cuando son transformadas en un número más de los catálogos del Imcine y acumuladas como parte de la memoria fílmica, en el almacén de la Cineteca.


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NO HAY INDUSTRIA

ahí, vaya no estoy metido en sus libros de contabilidad pero parecería que no está dispuesto a que esas ganancias se conviertan en un generador de proyectos. No sé de un proyecto que siga ni nada pero para mí es un ejemplo negativo, porque la verdad esperaría que después del éxito de La dictadura perfecta pudiera generar un proyecto sin necesidad de dinero del Estado. Finalmente, esos garbanzos de a libra no dejan de ser la excepción que confirma la reglla.

DEL CINE NACIONAL El cine es un compendio de procesos, una articulación de muchas voces, de oficios y talentos; es, acaso, la máxima expresión de la cooperación artística. En México, uno de los máximos consumidores de cine y con una nutrida producción de largometrajes, documentales y productos audiovisuales, los esfuerzos y las acciones parecen estar dislocadas, mucho manoteo pero poco, avance. Los ojos de Tlacateotl Mata han sido el filtro indispensable de muchas de las películas más exitosas del cine mexicano en los últimos 25 años. Mata ha sido diseñador de producción, editor, postproductor, supervisor de postproducción, de películas como Amores Perros, El Infierno, Kilómetro 31 y No se aceptan devoluciones. Platicamos con él con una simple premisa, ¿qué le sucede a la industria cinematográfica nacional?

Livingup(LU): Más allá de la calidad estética y de las posturas sobre el oficio, ¿cómo ves la situación de la industria del cine mexicano Tlacateotl Mata(TM): Grave, grave, o sea como industria es prácticamente inexistente. No hay este movimiento que tendría que generar la industria que es, “yo invierto en un producto que vendo y recupero para poder seguir viviendo y para poder generar un nuevo proyecto” ese mecanismo de industria no se está dando. Básicamente, las películas se están haciendo con estímulos, bueno son subsidios más que estímulos fiscales. Pero estos subsidios no nos están ayudando a generar industria. Creo que, principalmente, el problema es que no estamos completando el ciclo productivo de un proyecto, o sea las películas. Las películas interesantes, en términos temáticos y de calidad no llegan al espectador. Simple y sencillamente no llegan al espectador, llegan a los festivales, tienen premios, tienen reconocimientos en los Arieles, lo que sea, pero llegan a la sala del cine y se enfrentan con un vacío o con muy poca participación del espectador. Hay ejemplos como La jaula de Oro, como Güeros, que finalmente son películas con un buen impulso de festivales, con un tema interesante, con una calidad de muy buen nivel y, pues, no sacan ni reintegro en taquilla. La mayoría de las películas mexicanas están perdiendo en taquilla. No podemos hablar de industria. Nosotros producimos pero no logramos vender. LU: ¿No se ha leído al espectador mexicano? TM: No lo sé así de cierto, pero creo que hay un descuido de lo que significa la cultura cinematográfica nacional. Evidentemente el espectador dominguero prefiere ir a ver una película en la que depositen el cerebro en una cajita y salga de la sala y lo

vuelva a tomar y listo. No hay como el espectador cinéfilo que quiere ir a experimentar una película, a que le muestren un universo distinto, a que le abran una perspectiva que no conocía. Y ahí, sí hay un problema con Hollywood, con el cine de gran espectáculo, pero ese problema lo tienen todas las cinematografías del mundo. En Argentina, por ejemplo, el consumo de cine nacional es mucho más alto que en México. O sea, las películas argentinas son interesantes para el público argentino, en México no nos está pasando eso. Evidentemente en el medio muy elitista de los que hacemos cine o del rollo cultural, pues sí nos enteramos de las películas, pero el espectador realmente ni se entera de que hay películas mexicanas que vale la pena ver. Creo que hay un problema con los distribuidores que no se están jugando por el cine nacional, pero creo que también este rollo de proteccionismo, paternalismo, de darle a los productores y distribuidores lana para que puedan llevar las películas a la pantalla tampoco nos está ayudando del todo, porque sí llegan las películas al cine pero a la hora de no haber un riesgo en términos capitalistas totalmente, yo no sé si se la están jugando como quisiéramos que se la jugaran. LU: Parece hay un error, como de diseño industrial. Parece que nosotros, a diferencia de Hollywood, hemos creado solo, o en una parte, lo muy cultural o lo muy comercial... y parece que las dos le quedan a deber al espectador en algo. TM: Básicamente, podemos ver garbanzos de a libra del cine comercial mexicano, ahí está Derbez como ejemplo por excelencia, más como excepción que confirma la regla, ¿me entiendes? Sí, más como excepción, el público la va a ver, mete una buena cantidad de lana, ¿y qué sigue después? No hay otra película de ese tipo, de ese productor, de ese director, o sea, no sigue. Este

Es un problema grave, y lo he pensado o sea, sí en la época de, evidentemente tenemos que remontarnos a la época del siglo de oro mexicano en el que el cine era popular ante todo. Más allá de las cuestiones políticas y económicas del momento, pero el pueblo, el obrero, podía ir al cine. Hoy en día el obrero no puede ir al cine. Hoy en día a la clase media le cuesta trabajo ir al cine. Entonces, el cine se ha vuelto para la clase media alta, y de ahí para arriba, que tienen la posibilidad de gastarse un salario mínimo por persona en el cine. LU: Ante la invasión de Hollywood, ¿el relato mexicano se ha diluido y no sabemos cuál es? negociazo no hace que se genere industria. Y sí por el otro lado evidentemente Hollywood y lo que es el cine digamos, norteamericano o gringo independiente, pues tiene cosas interesantísimas, y no tenemos que ir tan lejos con El padrino, Wes Anderson es un ejemplo clarísimo, o bueno, la misma película que ganó el óscar, Spotlight, es una película que realmente es interesante en términos temáticos, no es totalmente explotativa, o sea, es una película interesante, pues, puede gustarte o no, puedes coincidir o no, pero creo que el verdadero problema está en los que finalmente venden nuestras películas.

C: Culturalmente estamos perdiendo mucho, creo que hay un descuido, al menos durante los últimos 20 años seguro, de México, de lo mexicano, de la cultura nacional, nos hemos agringado. Viene a partir del Tratado de Libre Comercio, sin duda; pero no tenemos la fuerza de mantener nuestros valores culturales, no hay a quien le interesen esos valores culturales, entonces creo que ahí hay un tema grave. Claro, eso evidentemente permea al cine, permea a la fotografía, a la misma música, o sea permea a todas las expresiones culturales.

Nosotros, o al menos yo, como hacedor de películas, como cineasta, pues mi especialidad es hacer películas, y más específico, una parte de hacer las películas, pero no venderlas Esa especialidad de vender películas es algo que nos está haciendo mucha falta, y que no encontramos gente que sepa venderlas.Creo que Luis Estrada es un ejemplo claro de que sí se puede, desde La ley de Herodes, que en su momento fue bien importante con un rollo medio de censura que supo manejar y que vino en un momento de apertura democrática interesante, y luego El infierno, que fue una película in the face, que te hace ver cosas en la pantalla del cine que ya sabemos que pasan, pero al verlos en una pantalla de cine como que toman otra dimensión, y luego con La dictadura perfecta, nuevamente, con esas tres le ha ido bien en términos de negocios, o sea ha recuperado y ha ganado aparte. Pero, sigue dependiendo de los fondos del gobierno para producir,

Estamos hablando de industrias culturales muy sólidas, o muy fuertes, que realmente no han tenido la fuerza y el apoyo para poderse mantener, la editorial es una, pero la música, el cine, todo esto nos arrasa el gran espectáculo. Para mí siempre es un ejemplo porque bueno, la conozco y aprecio mucho su posición: Francia, en ese país sí, el cine de Hollywood arrasa también fuertísimo, pero el espectador francés quiere ver películas francesas y hay películas francesas interesantes para poderlas ver. En los festivales está poca madre que las películas ganen premios, pero esos premios deberían de poderse capitalizar finalmente, el cine es muy grande para no ponerse a pensar en dinero, en recuperación, en taquilla, es un negocio finalmente. No es una obra de

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teatro, un concierto, una cosa que finalmente, pues, es un esfuerzo de unos cuantos cabrones que dicen “vamos a echarle ganas” no, son muchos millones de pesos. LU: Claro, y familias involucradas, son muchísimas cosas… TM: Por supuesto, o sea, todo lo que implica ese nivel de gasto, pues, entonces ahí sí hay algo que no está funcionando y en mi generación, que digamos que yo empecé con el cine independiente mexicano, en la época de Frida, de Knock out y todo eso, pues ese cine no era, difícilmente llegaba al espectador, ahora estamos llegando un poquito más, se han estado haciendo cientos de películas, y cientos de películas quedan sin verse.

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CUADRO R O P O R D A U EL C CINE EN MEXICO

Por: Eduardo Collins

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México fue el primer país americano que pisó el cinematógrafo de los Lumière –no Estados Unidos, como se podría creer por su impresionante industria fílmica–. En un lujoso salón del Castillo de Chapultepec, ante la mirada atónita del presidente Porfirio Díaz y su gabinete se proyectaron imágenes en movimiento, fotogramas que cautivaron a todo el equipo porfirista. Es ahí, en el bosque del castillo, donde se filma la primera película mexicana, podríamos considerar a Díaz como el primer actor: “El presidente de la república paseando a caballo en el bosque de Chapultepec (1896)”, lo sorprendente es que esta experimentación en nuestro país sea tan sólo un año después de su invención en Francia. Desde el arribo de aquella máquina con manivela, hasta las grandes producciones del cine de oro mexicano, de las películas de ficheras al nuevo cine; esta industria ha estado presente en nuestra nación, como referente mundial, a veces dando muestra del gran talento que tenemos, aunque también ha tenido épocas más oscuras, decadentes. Para conocer más acerca del cine mexicano en LivingUp mantuvimos una charla con Eduardo Collins, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, especialista en comunicación y apasionado del séptimo arte.

¿Cómo llegó a nuestro país el cine? Llegó por encargo de los hermanos Lumière, en 1896, dos jóvenes que aprendieron el arte del cinematógrafo (Claude Ferdinand Von Bernard y a Gabriel Veyre) lo trajeron a México, cuando comenzaba a experimentarse el cinematógrafo. El cine no empieza como entretenimiento, sino como documental, en nuestro país lo que más se buscó fue seguir a Porfirio Díaz, para tener el registro de sus actividades, de una clase burguesa y de una clase política, muy lejana del resto de los habitantes del país. Las películas funcionaron como medio propagandístico, llevándose a distintas regiones de la república, la gente se sorprendía al ver el estilo de vida de la Ciudad de México, de las cabalgatas, de los personajes de la capital. En los pueblos se improvisaban lugares al aire libre donde se colocaba una pantalla y se presentaban las películas; hay anécdotas en las que se narra que la gente salía corriendo cuando veían que se acercaba el tren que se proyectaba.


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¿Cuándo se convierte en negocio este medio de comunicación? En Europa comienza la construcción de la ficción, descubren que con la cámara se pueden contar historias, que se puede truquear mediante la edición y la selección de las imágenes, el cine ya no sólo se usa como registro de la realidad, se crea la ficción. Entonces el negocio empieza, surge toda una industria con base en esa pretensión de contar historias. Se abre el negocio y todo lo que está detrás de una filmación: actores, maquillistas, escenógrafos, vestuaristas; comienza la producción, escritores y productores trabajan de la mano para llevar a pantalla todo lo que imaginan. En los años treinta, se vive un periodo interguerras y Estados Unidos está muy preocupado por su participación en la industria bélica, así que, literalmente, le encarga el changarro a México, toda la industria se la pasa. Los técnicos, el sindicato, el talento, se viene a nuestro país, por eso inicia y se apoya tanto a esta industria que llega a hacer películas maravillosas, con el know how de toda esa influencia de técnicos y de personal que se viene a hacer su chamba aquí. Que es, coincidentemente, cuando tenemos talento mexicano, como María Félix y Pedro Infante. Otro factor importante son los avances tecnológicos que suceden en telecomunicaciones: la radio forma parte importante del cine de oro mexicano, a través de este medio se transmite la música ranchera, la gente en los estados empieza a ubicar a los artistas y luego va al cine a verlos. Se amarra la industria, con una fórmula estadunidense, que va a la gran pantalla por medio de la difusión en radio para, después, ver a sus artistas en el cine. La industria se convierte en tal cuando cumple con cierto patrón de consumo: se produce en serie, hay toda una logística en su proceso de elaboración y distribución. Se desarrolla una producción masiva, se destina mayor presupuesto a la realización de películas para contar historias al pueblo; la distribución de las cintas a todo el país y la presentación de las películas en las salas, incluso hay quien se dedica específicamente a poner salas, a cobrar la entrada, con un espacio acondicionado para disfrutar ese entretenimiento. La misma industria que mueve al elenco o al talento, lo que generan los artistas, la música y todo lo que representa el negocio del personaje, de los artistas. Esta época dura 20 años, que se le conoce como el Cine de oro mexicano. En esa época tenemos grandes directores, técnicos muy calificados y talento reconocido mundialmente. Es tal el éxito que se exporta el talento mexicano, como es el caso de Dolores del Río, María Félix y Silvia Pinal, además, empieza a haber posibilidades de exportar las características de estos personajes, que son muy importantes a nivel internacional.

Sin embargo, esta industria se empieza a enviciar y en la década de los 50 nos pegaba la crisis, había huelgas de los trabajadores que también pega en la industria del cine. El Estado interviene y rige esta industria, lo hace también para tener el control sobre lo que se está produciendo, ejerce un sesgo y una censura, en esta industria comienzan a intervenir intereses económicos, políticos. Los contenidos están más controlados por el Estado. Antes de esta intervención las temáticas estaban muy bien definidas hacia la promoción de un México moderno o de un México tradicional con todos estos artistas que eran mariachis, a una identidad del personaje nacional. El problema es que había ficciones que no contaban estas historias burguesas o de una clase media afrancesada, como Buñuel que nos muestra otra realidad de la ciudad de México.

Actualmente los grandes consorcios no pueden ser operados por los altos costos que hay y, sobre todo, por los formatos novedosos que empiezan a invadir el cine, la alta tecnología, el cine en 3D, la creación de escenarios virtuales; México deja de ser competitivo a menos que se ponga las pilas y produzca el cine, ya diversificado en la industria tecnológica.

En las décadas de los 60 y 70 son muy contadas las películas interesantes que se producen, la mayoría de muy mala calidad y se pierde el referente del cine mexicano. Ya no es una industria que va en auge, sin embargo sigue siendo negocio, a pesar del bache artístico siguen vendiéndose películas y se va sectorizando el mercado. Estudios Churubusco y Estudios América producen y venden estas películas, el público continúa yendo al cine, aumentan las salas y las ofertas de otros países tienen mayor éxito taquillero. Un bache terrible, de vergüenza, por las temáticas que se manejaban, eso no significó la muerte de la industria cinematográfica: son películas de ficheras, de un bache económico, moral y político, decadente.

Sin embargo nunca hemos tenido tantos directores y tanto talento en Hollywood

En los años ochenta se hacen películas que se diversifica gracias al auge del video, comienzan a hacerse películas de bajo formato como industria que se venden en el norte del país, en Chihuahua, en Sonora, son películas que ya tocan el tema de narcotraficantes, que tienen que ver con la problemática de la migración, que se venden como pan caliente. Ahora son películas que están pensadas venderse como video, porque era lo que estaba en auge en esa década. Comienza el cine independiente, con una baja producción que se venden en la franja del norte. Un ejemplo son los hermanos Almada, que hacen video de esa película. Para la década de los noventa hay un resurgimiento de la industria fílmica y consolida otra vez el cine a nivel internacional, con películas comerciales y de cine de arte, se le llama el nuevo cine de oro mexicano. Sin embargo, otra vez el negocio empieza a entrar en crisis, Imcine tiene pérdidas importantes porque el modelo no daba para financiar películas tan caras y pretenciosas que ya no tienen ese público, los espectadores dejan de buscar ver películas mexicanas. ¿Cómo hacerle frente a esta crisis? La crisis cinematográfica en México ha tenido vaivenes, pero nunca le ha pegado para que se deje de hacer, al contrario, se ha fortalecido, se ha tenido que ir diversificando y que ahora, de casualidad, entrados en el siglo XXI vuelve a entrar en crisis.

Hay destellos de éxitos comerciales, desde la década de los noventa y en este nuevo siglo encontramos producciones que tienen mucho público y luego desaparecen, desde Amores Perros, Nosotros los nobles o No se aceptan devoluciones, porque rompen la tendencia temática y se vuelven novedosas y meternos a un set, se vuelve a quedar rezagado, pero todavía vive el cine mexicano.

Sí, yo creo que eso es por necesidad, ante la crisis que estamos viviendo aquí, como ha pasado en otros campos del conocimiento: tenemos físicos, químicos tenemos matemáticos, tenemos astronautas, tenemos; gente que ha tenido que salir de aquí para ser contratada en otras empresas, entonces por

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qué no pensar que iba a pasar lo mismo en el caso del cine, los mismos directores, guionistas, fotógrafos, se fueron a buscar chamba a otro lado. Por ejemplo, el Óscar para González Iñárritu es un premio ganado por él, es una labor muy personal, no podemos decir que la bandera de México está también en su producción, yo creo que es un trabajo muy personal, que sea mexicano, que haya utilizado parte de su staff o crew con mexicanos no hace la película mexicana. El reconocimiento por parte de miembros destacados de la industria del cine a este director es un mérito personal, no tiene que ver con que sea mexicano, sino con su trabajo. No se puede asociar que hay buen cine en México porque un mexicano ganó el Óscar, una cosa es la promoción del cine mexicano y otra es que una persona entre a Hollywood y destaque. Con todos los mexicanos que están haciendo cine en Estados Unidos yo creo que más que un boom del cine mexicano, hay fuga de talentos. Da orgullo que sea un mexicano el que ganó, pero no gana nuestro país por eso, que reivindique o que cambie la perspectiva ahora que vivimos en tiempos de violencia o la desgracia de tener un país siempre etiquetado por la corrupción no lo va a cambiar.


Michael Rowe (1971) nació en Ballarat, Australia, pero ha declarado que como cineasta es mexicano, con su primera película Año bisiesto (2010) obtuvo el premio Cámara de Oro para Primer Director. Este filme abrió una trilogía sobre la “soledad y el aislamiento cultural”, como la describe el director, que se completa con Manto acuífero (2013) e Invierno (2015).

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Uno entiende que Rowe se asuma como un autor mexicano cuando observa sus ambientaciones en las que es patente un aire “familiar” en la forma como están amueblados los escenarios en los que transcurren sus historias. En sus dos primeras películas son pequeñas habitaciones austeras pero amuebladas, con un ojo muy preciso que abona a la intimidad que intenta filmar Rowe.

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Además, los pequeños diálogos son elegidos entre locuciones de las más comunes. Aunque no se apela mucho a la palabra, en Año bisiesto pocos diálogos; y en Manto acuífero la relación más íntima de Caro es la interacción con los objetos, animales e insectos que la rodean (gallinas, escarabajos, basura). La violencia es otro de los temas presentes en las películas de Michael Rowe, violencia explícita y violencia contenida, aunque en ambos casos rodeada de silencio. En Año bisiesto vemos distintos encuentros sexuales fugaces de la protagonista Laura, hasta que se involucra en una relación masoquista con Arturo; la frecuencia de las visitas de Arturo genera un lazo de afectividad sostenido en la violencia, que termina con la confesión de Laura de su mayor deseo, ser asesinada por su amante. De ella sólo conoceremos su departamento, a su hermano y poco de su vida, apenas detalles como su profesión y otros medulares en la historia, como la muerte del padre, su

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facilidad para mentir y un insinuado abuso sexual sufrido en la infancia. La relación de ternura de Laura y Arturo es atípica en los estándares de las relaciones amorosas tradicionales, en las que la cortesía y el buen trato son los alicientes para una mayor intimidad. En cambio, en la relación planteada por el filme la violencia que va subiendo de tono es la que genera la relación de los protagonistas.

CARTAS DEL IM

El amor es un acuerdo de ternura, pero las expresiones de esta ternura no están identificadas dentro de una moral convencional; prácticas sexuales “no bien vistas” a las que suceden episodios de comprensión. En Manto acuífero vemos a Caro, una niña de 8 años, ir construyendo una relación con objetos que en un inicio nVo hallan un sentido dentro del imaginario infantil, pero que van concatenándose. Una gallina, un pozo y fotografías, sirven para delinear la soledad en la que se encuentra al verse separada de su papá y asimilando la nueva relación de su madre. Carolina nunca contesta las preguntas de su padrastro, quien intenta sin éxito romper mediante la ternura el mutismo de la niña. La soledad no es un tópico asociado a la infancia, sin embargo desde pequeños somos conscientes de que muchas veces sólo estamos acompañados por nuestra imaginación y lo que ésta construye para jugar. La violencia de Caro es implosiva y, al contrario de Laura, si tendrá un momento de catarsis final. Las historias que filma Michael Rowe buscan un realismo duro y silencioso. Discurso mejor logrado en su ópera prima, en la que la crudeza de las escenas, la conjunción en las interpretaciones de Mónica del Carmen y Gustavo Sánchez Parra y el tiempo al que se ve condenado el anhelo insatisfecho de Laura, transmiten al espectador un generoso estado de desamparo que se acentúa cuando termina el filme. Generoso, porque nunca está de más un recordatorio de que, hasta en pareja y desde niños, estamos solos.

MICHAEL ROWE

Por Joaquín Diez-Canedo

PERIO

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De las experiencias más inglesas que uno puede tener en la muy real e insigne capital inglesa, podemos contar, sin duda, con la de tener acceso al Banco de Inglaterra. La experiencia es irrepetible porque es como entrar en una cápsula de tiempo, como adentrarse en ese armario de abuela que siempre vimos en las películas de época y que aunque sabemos que nunca fue la nuestra, siempre la quisimos tener. Y es que, situado en el corazón de la City, centro financiero del que fuera a su vez el centro del mundo, el elegante palacio de mármol que sirve de albergue a esta innoble institución parece totalmente fuera de lugar. Rodeado de los edificios de-cristal más altos de Europa, este monumento a la institución imperial se desplanta solemne pero sólido entre las estrechas calles que lo rodean. Pero no se hace pequeño ante sus monumentales y muy gandallas vecinos, puesto que mientras éstos permiten un asomo a su interior, este gigante blanco de apellido extranjero no invita a la más mínima interacción con la ciudad que lo rodea. Sus muros parecerían impenetrables si no es porque un portal dórico, de una altura tan alta que hace que uno comprenda el peso de la libra, abre sus puertas imponentes, retadoras, hacia la calle. Fotografía: Museo del Romanticismo

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Al traspasar este vestíbulo, lejos queda ya la vorágine del neoliberalismo y sus secuaces, todos trajeados-engominados-y-con-prisa; atrás queda cualquier vestigio de contemporaneidad, sea ésta representada por un teléfono móvil, un cajero automático, o una persona de cualquier otro color. No, aquí en el edificio que por fuera era blanco pero por dentro es oscuro como su pasado, lo primero que se respira es un aire apolillado pero fresco, inunda a la piel una sensación ajena por lo fría, y a uno lo recibe un hombre muy blanco y muy inglés con un sombrero bombín, un pantalón a rayas y, no miento, un chaleco morado. (No crea el lector que el acceso a este monumental recinto es cosa fácil. Si su servidor entró es porque su

tía, despistada pero siempre muy amable, le regaló un billete de unas nada despreciables veinte libras, que de tan viejas solo las aceptaban ahí. Mostrarlas fue mi pasaporte de entrada —y no una credencial, o pasaporte, que tendría mucho más sentido. With money dances the dog, as the old saying goes.) El inglés del chaleco morado procedió a señalarme un pasillo por el cual, entre estatuas de nobles que desconozco, rebotaría el eco de mis pasos titubeantes, tímido como es uno ante tal opulencia. Al final de este corredor, una gran y pesada puerta de roble me permitió el paso a un cuarto de magníficas proporciones, coronado con las cúpulas más elegantes que haya yo visto jamás. Detrás de los mostradores de caoba oscura que alineaban el extremo sur de este salón, con vidrios de seguridad de marcos dorados y montones y montones de papeles a sus espaldas, una serie de empleados con el bigote perfectamente recortado y uniformados con un chaleco esta-vez-negro firmaban recibos para transacciones que, en vista de la concurrencia, solo fantasmas del pasado podrían solicitar, mientras yo, conmovido ante tal espectáculo, me aproximé a uno que amable me sonreía. Su “good day sir” me recordó a Churchill y su eficiencia a la nefasta Thatcher y, cinco minutos después, habiendo contestado que prefería dos billetes de a diez, maravillado con lo que acababa de ocurrir y preguntándome sobre la veracidad de lo que acababa de presenciar, me despedí del portero de chaleco morado que, encantado, elevó su sombrero bombín. Jolly nice, me dije sonriendo, al recibir mi primera bocanada del aire frío pero denso de la metrópoli contemporánea. Y entre los coches cromados y los cafés de oficinistas, entre los vidrios transparentes y los interiores ascéticos de los edificios de los alrededores, procedí a una piterísima tienda de souvenirs a patearme mi lana en una pequeña pero costosísima Union Jack, con todo y basecita dorada, pa que no se caiga nunca.


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música

libros

¿REALIDAD O FICCIÓN? Por: Daniela Chávez Barajas

Estaba a punto de dejar esta columna vacía hasta que llegué a la siguiente conclusión: Pedro Infante fue, es y será siempre una leyenda, en el más literal sentido de la palabra, porque se convirtió en estrella nacional en una época completamente diferente a la nuestra, una época donde la invasión mediática no era tanta. Donde la gente famosa no era perseguida día y noche para saber hasta el último detalle de su intimidad, y es justo eso, el abrupto final que tuvo su vida lo que nos impidió conocer exactamente lo que sucedió.

Para este mes me pidieron que escribiera sobre música y cine mexicano, no dudé ni un segundo, el personaje sería: Pedro Infante. Tengo que confesarles que no sé ni por dónde empezar. Ya intenté escribir sobre la vez que un taxista me contó toda una teoría de conspiración, en la que el propio actor y cantante fingía el avionazo para evitar ser perseguido por un político importante que quería matarlo. O la opinión de mi maestra de Filosofía, del CCH, que odiaba a Pedro y todo lo que representa para la cultura nacional. Por último, intenté contarles mi historia de pequeño, de cómo vi sus películas en tu abierta todos los domingos por la tarde, y ¿qué creen? Naaaaada.

Me parece difícil pensar ver una película en el cine sin unas palomitas o unos nachos, bueno, hoy en día hasta se puede pedir sushi y vino en ciertas salas. Por alguna razón, desconocida para mi, estamos acostumbrados a que las películas deben ir acompañadas de un alimento y puede ser porque la misma película lo fomenta, pues a fin de cuentas, la cocina de un restaurante y su comedor son escenarios perfectos para contar la historia de una pareja de enamorados, de un sous chef buscando reconocimiento, incluso con la ayuda menos esperada, o de todo lo que sucede detrás de una boda, reencuentros y peleas, hasta el cierre de negocios muy importantes. Las historias de las películas siempre van de la mano de los alimentos, porque son parte de la vida diaria y suelen reflejar mucho de la cultura de los países o de las personas, pero igual que los personajes de nuestra propia historia hay que saber elegir cuáles son las mejores botanas.

Hay miles de libros, documentales, películas, artículos, etcétera. Que intentan acercarse a la persona, pero no alcanzan a rascar ni la superficie (créanme, he leído varios) y es que es complicado escribir sobre Don Pedro cuando uno no sabe absolutamente nada. Que si era un caballero, que si era inseguro, que idolatraba a Jorge Negrete, que si no firmaba contratos y pedía un pago único por adelantado para hacer sus películas, que si todos sus papeles de borracho los actuaba muy bien porque no probaba gota de alcohol, todo lo que puedan escuchar sobre Pedro Infante va a venir de alguien que le contó alguien que a su vez le contó alguien. Hasta el día en que se cayó su avioneta, la cual, según dicen, le encantaba pilotear. Está claro, su infinito talento multidisciplinario y las ganas de trabajar que parece siempre tuvo, alcanzando a dejar montones de grabaciones y más de 60 películas bastante respetables, si piden mi opinión. Cualquier otra cosa que les pueda contar, probablemente sea mentira, porque como el resto del mundo, no sé nada de Pedro Infante.

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Fotografía: Le printemps («La primavera», 1873), pintura de Pierre Auguste Cot.

¿QUÉ SABES DE PEDRO INFANTE?

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Rollo vietnamita

1. Para preparar los rollos vietnamitas necesitas tener cocida la proteína que vayas a usar, como pollo, pescado o carne. 2. Pica las verduras en rebanadas delgadas y alargadas, lo más común es usar zanahorias, calabazas y pepinos, pero puedes complementarla con espinaca, lechuga, cebolla y de adorno, perejil. 3. Finalmente, hidrata la hoja de arroz, una a una en agua tibia, trata de no dejarla mucho tiempo pues puede romperse fácilmente. En una superficie plana, como una tabla para picar, coloca la hoja una vez hidratada, acomoda la proteína y las verduras y enrolla con mucho cuidado, procurando dejar los ingredientes muy compactos. Pica un chile serrano y colócalo dentro de la soya para darle un toque picoso y disfruta.

Seguramente varios lo han notado, es un verdadero peligro comer mientras se ve una película. Es un hecho que se pierde noción de las cantidades ingeridas, pues la mente está ocupada viendo la película. La recomendación es elegir porciones pequeñas o servirse cantidades pequeñas, de alimentos que no tengan tantas calorías o que no sean salados, pues lo salado siempre invita a comer más. Hoy en día, las cadenas de cine han ido diversificando su oferta e incluso se puede conseguir verdura en algunas salas, mismas en las que puedes comer las palomitas extra grandes por sólo cinco pesos más. Para quienes prefieren ver el cine desde su casa, también hay muchas opciones, solo necesitan planearlo con anticipación y tomar un tiempo para prepararlo. Para mi, lo mejor siempre son las verduras porque puedes comerlas sin límites y de muchas maneras. Hoy les recomiendo una versión sencilla de los rollos vietnamitas y un guacamole fuera de lo común. Los rollos vietnamitas se preparan con hojas de arroz y se pueden rellenar con lo que quieras: verdura, como zanahorias, pepinos, jícamas, lechuga o perejil, y proteína, como camarones, salmón, queso crema o pollo, y lo mejor, pueden acompañarse con salsas de soya con limón y unas rodajas de chile serrano. Otra opción, muy conocida y, sin duda, muy apreciada en nuestra cultura, es un guacamole casero, que puede llevarse al siguiente nivel con unos chapulines. Aunque el aguacate es rico en grasa, una alimentación normal considera saludable comer un tercio de éste al día, así que siguiendo la típica receta de la familia o con la variación que te guste, no dudes en considerarlo para la próxima vez que veas una película. Además de los chapulines, acompáñalo con totopos de tortilla horneada.

Guacamoles 1. Para preparar el guacamole. Cada uno tiene su propia receta, así que no entraré en detalles, pero no puedes olvidar el aguacate, el perejil, la cebolla, el chile, unas gotas de limón y una pizca de sal. 2. Si lo quieres muy especial, puedes ponerle chapulines y acompañarlo con unos totopos o tiras de tortilla horneadas.


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comer bien

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LA OFICINA DEL TERROR II:

LAS FINANZAS DE “LOS GODINEZ”

Por Adolfo Vargas @av_campeche adolfo.vargas@av-asesoria.com Advertencia: “Los personajes y situaciones descritas a continuación son recreaciones ficticias basadas en hechos reales. Los nombres de los actores originales han sido cuidadosamente cambiados para no exponer su identidad. Este artículo es clasificación “G” (de Godínez)” Es día viernes 15 y en la oficina se percibe un extraño sentimiento de general felicidad. Hay sonrisas, los compañeros están de buen humor y por alguna razón el cajero electrónico más cercano recibe una inusual cantidad de vistas... ¡es quincena! Pero claro, toda buena historia de terror empieza así, en escenas de tranquilidad y alegría. Todo está bien hasta que los personajes, en este caso los inocentes oficinistas se dan cuenta de que serán víctimas de alguno de los siguientes monstros de las finanzas: Chonita Kruger, la de la tanda Más veloz que los descuentos de los pagos referenciados a la nómina, la aparentemente amigable Chonita comienza a merodear los lugares de sus compañeros para ejercer su maléfico poder y cobrar las respectivas cuotas que, bajo el argumento de un “ahorro”, sirven en realidad para cubrir la cadena de deudas que se originó (seguramente) por una necesidad crediticia inicial… ¿de quién creen? ¡De la mismísima Chonita!

Fotografía: indiehoy.com

Ten cuidado, la tanda, aunque así lo aparenta, NO es un proceso de ahorro, y mucho menos un método formal para juntar un patrimonio. Chabela Bates, la de los catálogos Si los ya atemorizados Godinez tuvieron suerte y sobrevivieron al primer personaje, alguien más está pendiente de los acontecimientos y pretende acuchillar su cartera…pero a pagos chiquitos. Siempre atenta a la euforia que genera el saber que llegó “nuestra señora de la luz”, Chabela astutamente aprovechará el momento para deslizar un folleto frente a ti con las fotos de algunos variados artículos (desde contenedores de plástico hasta joyas de imitación) que seguramente no necesitas, ni estabas buscando. Aún así la oportunidad está frente a ti y en la comodidad de tu lugar. Juan, el-prestador

No siempre la historia de la quincena inicia con un ambiente de alegría. Habrá algunos godinitos que harán cola en el cajero solo para darse cuenta de que deben dinero y la quincena no alcanzará. Y ahí es cuando aparece el más sanguinario de estos monstruos. El que sabe que cuando aparece la angustia económica (derivada de una mala educación financiera), puede acercarse a sus víctimas para “ayudarte” en la necesidad y facilitarte el dinero que justo ahora necesitas. Sólo que esta facilidad tiene un precio y es muy alto… ¡en intereses! Todas estas actividades que acabamos de describir suceden en cualquier oficina (en menor o mayor medidas, aun cuando las mismas empresas tengan políticas para evitar o minimizar estos comportamientos. No importa el sector, público o privado, sucede. Es por ello que el fomentar la educación financiera en la oficina cobra una importancia esencial, ya que es ahí donde está la principal fuente de ingreso y debería ser ahí el primer lugar donde se fomente su cuidado. Por favor, no odies a Chonita, Chabela o Juan, que finalmente no es su culpa. Ellos existen a consecuencia de tus malos hábitos financieros, que son los que les dan una razón para existir. Si en tu empresa no te han dado algún tipo de cursos o información sobre el uso adecuado del dinero y las sanas finanzas personales, ¡pídelo!, o acude a la delegación más cercana de la Comisión Nacional de Usuarios del Sistema Financiero (Condusef) a que te orienten acerca de la información que hay relacionada con estos temas.

Y como dice la frase: “nos vemos en el cine”

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