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Local - Artístico - Independiente Febrero 2018 - El Chaltén Santa Cruz - Número 27 EDITORIAL

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aruki Murakami, en su libro Los años de peregrinación del chico sin color, por medio de su personaje Tsukuru Tazaki sentencia: “se pueden borrar los recuerdos, pero nunca se puede escapar del pasado”. Personalmente creo que lo que Murakami básicamente nos quiere decir es: “Hay que hacerse cargo”. Una frase que muchos repetimos pero que pocos aplicamos, al menos a nosotros mismos. Esa conciencia requiere, primero que nada, sinceridad. Luego, aceptación y luego, decisión. ¿Estoy donde quiero estar? ¿Hago lo que quiero? ¿Cuáles son mis posibilidades reales? ¿Hago algo al respecto de lo que no me satisface? ¿Termino pensando siempre que la culpa es de los demás? ¿Mis padres? ¿Mi pareja? ¿La suerte? Para la psicología, lo más difícil es que el paciente pueda verse a sí mismo desde otro lugar. Se necesitan muchos años de terapia para poder ver en nosotros algo que la mayoría de la gente ve. La realidad es que nos cuesta mucho. Nos da inseguridad. Nos mueve de nuestra zona de confort. Nos estacionamos en la personalidad que construimos en estos años de vida y cualquier cambio o cuestionamiento nos moviliza. Para Tsukuru la decisión de enfrentar su pasado no es fácil ni personal. Un posible amor que se le presenta lo obliga a enfrentarse con su pasado. A pesar del miedo y la culpa, nuestro personaje enfrenta uno a uno sus fantasmas de la adolescencia entendiendo que su vida actual no es el resultado de decisiones ajenas ni de la pura suerte;entendiendo que sus miedos y frustraciones no son aspectos de su personalidad por mera casualidad y que la visión que tiene de él mismo, nada tiene que ver con cómo lo ven los demás. Lo importante –en el caso de Tsukuru– no es sólo haberse dado cuenta, sino hacer algo al respecto. Como dice una banda local por ahí: Cada uno es responsable de su realidad.

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Peq u eñ o s ti ta n es

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uede que s ea l a s ensaci ón, pero uno s e da cuenta de que t iene t rei nt a l argos cuando se t opa con unos chicos ya gr andes que t ienen «di eci » t ant os . La ci ta f ue en el es t udio y hací a dem as iado calor. Pedr o Odel l, Joan D omenech y Mat í as Codó l l egar on con es a li nda mezcla de r es pet o y cancher eo que l os car act er iza.No er a para m enos , l es i ba a hacer una ent revi s ta. ¿La pr im era que l es hacen? No l o s é. Vi nier on con cajas en las manos y una bol s a de pepas que algunos de el los , no t odos , devor aban mi entr as charl ábamos . Es que venían de hacer boul der. Hace unas s em anas, ayudados por el buen cl im a y un guí a de luj o,l legar on al Boquet e del P iergi orgio. D igam os , una medi a vuel t a al Fi tz R oy. Par a ll egar has t a es e l ugar, hay que subi r al P as o del Cuadrado y de ahí al B oquet e. D es de es e l ugar s e puede ver l a cara es t e del cer ro P iergi orgio, B auti zado por el Padr e A lber t o Mar ía D e Agos t ini , debe s u nombr e a Pi er G iorgi o Fr ass at i: un af ici onado a l as mont añas que dedi có s u vi da a l os pobr es. Jorge y Pedr o Skvar ca es cal ar on el cer ro por pr i mer a vez en 1963 des pués de algún que ot r o int ent o fal li do. Los chi cos f ueron has t a donde pudier on verl o. Con es a l iger eza con l a que uno cuent a al go que hace con gust o y t ranqui l idad, admi t en que “es t uvo re bueno”. Par a cual qui er cami nant e promedi o chalt enense, l o que hi cier on los pi bes es

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una hazaña; par a el l os f ue un apr endi zaje. Es o es lo bueno de i r con Max O del l , padre de uno y m aes t ro del r est o. N o los l levó de pas eo, l os ll evó a aprender a mover s e en la m ontaña:a cam inar s obre un gl aciar y a ver l as gr iet as . Hace años que los t res “cur ten” l a mont aña y que es cal an. A t odos les gus t a hacer l as dos cos as , aunque a Pedro l e gus ta m ás es cal ar, aunque es t odo part e de lo m is m o. En Chal t én par a l legar al pie de ví a hay que cam inar y mucho. En otr os l ugar es uno puede ll egar a es calar medi ante algún tr ans port e. Si algún l ector qui er e l legar a l a ci ma del Fi tz R oy o del m is m o Piergi orgi o, le avis am os que l e es pera una l arga t r aves í a antes de poners e l os pie de gat o. “Qui er e s er com o Lama”, l o cargan sus com pañer os . Par a Joan es más bi en un hobby, par a M at ías t am bi én, aunque duda un poco. Los t res coi nci den en que quier en s eguir es cal ando. “Vivi r de eso s er ía geni al”, di ce P edr o…, per o tener lo com o una act i vidad extr a par ece una buena decis i ón tam bién. H acer boul der es par te del ent r enam i ent o y del dis f r ut e ent r e am i gos. La com uni dad de es calada es el cor azón de t oda la act ivi dad. “No s e puede es cal ar s ol o”, dict ami na Joan, par t e de l a di ver s i ón es compar ti r. Es cal ando con otr os , es más f áci l s ali r de al gún pas o di fí cil o des pert ar si s e nos nubl ar on l as ideas . Haber ido j unt os al Boquet e af ianza ese com pañer i s mo. No los hace más ami gos , l os hace m ej or es com pañer os de es cal ada. El des afí o ahora es s eguir r ecorr i endo es t e cam ino que empezaron. FOTO: Max Odell


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Peq u eñ o s ti ta n es Ent re r i s as l es cuent o que alguna vez es calé, per o de top y aunque habían di cho “de top no cuenta”, m i exper ienci a se t r ans f or mó en vál ida ante s us oj os y me i ncent i var on: “por al go s e empi eza”. C uando uno encuentr a algo que l e hace bi en, lo qui ere com part ir. El l os saben que nadi e es especi al por hacer una act ivi dad, s ino que uno ES y l a acti vi dad t e acompaña. No pude dej ar de pens ar en mi s cat or ce, qui nce años , en cómo m ir aba a los de t rei nta l argos y en cómo m e veía a m í. Todos t uvi mos es a edad, ¿s e acuerdan? Cuando l a vida es t aba por del ant e y nos l a com íam os . No t odos subí amos m ontañas , per o si l as habí a, l as quer í am os ll evar por del ant e. Es a cert eza de que podí a elegi r qué hacer, dónde es tar y con quién. E sa es per anza de que l a vi da que t ení aer amí a y nadie m e la podí a robar. M e invi t o a mí mi s ma a ponerm e es as zapas de t rekki ng o es os cram pones y s ubir. Ll egar al Pas o del Cuadrado, al Boquet e del Pi ergiorgi o o a m i pr óxim a met a, viaj e, tr abajo. Mi rar l a vida como s i tuvi era «di eci» y s onr eír. Dej ar de dar excus as y cam inar, por que como di cen los chi cos: por algo s e empi eza, no im por ta s i es de t op. No i mpor ta s i algui en t e es t á dando segur o par a que, ante cual quier eventual idad, puedas colgar t e del ar nés y pens ar. Pero no quedar nos quiet os , ya lo di ce C lar is s a Pi nkola E st és : “l o que no s e mueve s e congel a”.

FOTO: Max Odell

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L a di fe re nc ia e nt re Se r y E s ta r

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ualqui er a de nos ot r os que haya es tado en contact o con tur i s tas en El Chalt én, ya s ea por t rabaj o o placer, es tá f ami l iar izado con l a fr as e: “Es bi en”, i nexis t ente en nues t ro vocabul ar i o, per o adqui r ida a m aner a de l unfar do chal t enit a. Una de las m ayores di fi cult ades par a poder hablar el es pañol de maner a cor r ect a es entender l a dif erenci a ent r e s er y es t ar. En un int ento por aclar ar es t e asunt o que podr íam os r es umi r en que “s er es s er y es t ar es es t ar ”; expongo mi s oídos a ot ras opi niones . Par a Heidegger, por ej em pl o, “habi t ar es s er y ser es habit ar”. E s deci r que qui enes s omos t i ene que ver casi de maner a di rect a con dónde habi tam os , dónde es t amos . H e aquí la conf usi ón del tur i st a… ¿acas o s erá lect or del f il ós ofo al emán? No l o s abemos , per o s í s abemos que el l enguaje, l a maner a en que s e nombr an l as cos as , da s igni f icado. Ya Lacan nos decía que l os hombr es, y desde l uego s us cul t uras , s e cons tr uyen a part i r del s igni f icant e. Poni éndonos t odaví a m ás fi l osóf i cos, podrí amos decir ent onces que l a bas e de l a cult ura angl os aj ona, cons t r uida des de s u lenguaj e, ent i ende el s er y el es tar como una m is m a cos a. D e ahí al gunas confus i ones que encont ram os aun en nos ot r os mi s mos . C uest i ón que no podem os ignor ar, ya que muchos de nos ot ros tenem os al go o m ucho de s angre s aj ona en nues t ras venas y, más t odavía,ya que nuest r a cult ur a s e encuentr a i nvadi da por ell a. ¿Ser de un lugar es habit arl o?Si af i rm amos es to, debem os def i nir qué entendem os por habi t ar, teni endo cui dado de no caer en vi ejos par a

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di gmas , como el que decía que es de Chalt én qui en ti ene un pedazo de t ier r a. Habiendo naci do en es tas t ier ras am er i canas , no podem os es capar de l a di f erenci a ent r e ser y es tar. A par t ir de es o, pi ens o, s e gener an m uchas de nues t ras cont radi cciones . N ues t r a sangr e o nues tr a cult ur a nos di cen algo m ient r as que l a ti er ra baj o nuest r os pies af ir ma ot r a cos a. Vi vi endo en C halt én, en donde el habi t ar es f rági l par a muchos de nos ot ros , m e par ece i mpor t ant e afi r mar que nuest r o s er es cons ecuenci a de es e es tar. De ahí es e conoci do l em a de que s i el pueblo no t e acept a, t e expul s a. No poder habit ar con todas l as l et ras , debil i ta nues tr o s er. ¿S er á por eso que l a vi vienda di gna es un derecho uni vers al ? Vuelvoa es cuchar es as voces sobr e el es t ar y el s er y tr aigo mi atención a Am éri ca. Rodol fo K us ch, fi lós of o y ant ropól ogo argent i no, anal i za a H eidegger en var i as ocas iones . M uchos s e conf unden al as egurar que es un conti nuador de s u t r abaj o,per o aunque as í l o fuer a, s u r aí z amer icana l o obli ga a s epar ar el s er y el es tar. Dej ando el debat e abi er to, qui ero t er m inar con una fr as e de Kus ch que cr eo def ine es a dicot omí a que vivi mos . “Ser y es tar no s e excluyen. Q uizás s e vincul en com o l a copa del ár bol con s us r aí ces . Por una par t e, uno es es a f rondos a def ini ción que hace de s í en el air e y, por la ot r a, uno tr ata de pal par por debajo sus pr opias r aíces que lo s os t ienen. Y nos otr os aquí, quer em os s iempr e hacer copas , como s i hubi er a ár boles s in r aí ces , s ol o para m enear s e a todos l os vi ent os , s aberl o t odo, y ves ti r de t odo.” 1 1 K U SCH , R o d o lf o . E l a fá n d e s e r al g u ie n , D e la m a la v i d a p o rt e ñ a, O br a s co m p l et a s, To m o 1 . Ed . Fu n d a c ió n R o ss , B u en o s A ir es , 2 0 0 0 .


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Re la t o Li v re Nunca pudo r ecordar bien l os nombr es , s í l as car as . Er a como s i algo l e im pi dier a recor dar. C omo s i el nombr ar a al guien l o hi ci er a r eal , mi entr as creí a en un mundo de i lus i ón. Todas las m añana s onaba el des per tador, el la l o m ir aba, s e daba vuel ta y s eguí a dur m iendo un poco m ás . P er o es a mañana no f ue como l as ot r as. No quer ía l evant ar se aunque debí a y cuando s onar on las nueve mi r ó el r eloj , t omó el tel éfono y pus o al guna excus a par a no levant ar s e e ir a t r abaj ar. A lgo de s al ud, ni muy gr ave ni muy l eve. Gi ró y durm ió has t a tar de. Una vez levant ada, sal i ó a cam inar por las call es de si empr e en un horar io en el que nunca habí a es tado. Er a ot ra l a r uti na a esa hor a. Ya no s e cr uzaba con l os mi sm os de todas l as mañanas . E l s ol br il laba m ejor a es a hor a. Recor ri ó el barr i o com o s i nunca hubi er a es tado ahí antes , s or prendi éndose por cada pequeño y es t úpido det al le. Ahí , en es e mom ent o s e s int ió li bre. P ens ó que nada l e im pedía decidi r s obre que hacer en es e dí a. Con es a al egr ía pas ajer a le vi no una angust i a repent ina. Su l i bert ad s e li mi t aba a es o: un día. C am i nando t odaví a em pezó a i nvent ar s it uaci ones hipot ét icas de como s u vi da cam biar ía en un i ns tant e. Com o s i al go mági co pas ara. P er o no, nunca nada pasaba. Su vi da er a es o, el la l o habí a el egido ¿Lo habí a hecho? De alguna maner a s í. S e pus o a r ecordar el m oment o en el que aceptó es e t rabaj o en el que s e encontr aba, es e que l a hací a tan i nf el i z. Recordó el mom ento cr ucial en el que pens ó decir que no. Per o l a prom es a de s egur i dad, un s uel do m ens ual y las pal abras de s u padre: “Ahor a es t i empo de hacer t u pr opio di ner o”, r es onar on como una cr uel condena en s u pecho. Ahí est aba. Con un buen t r abaj o, vi viendo en l a ci udad que s e debe vi vi r haci endo lo que s e debe hacer. De r epente un vi ejo en bi ci cl et a pas a por s u lado haci endo s onar s u cam panit a para es per tar a esa chi ca que cam inaba como s onám bula. As us t ada l o m ir a y él l e s onr íe. En es e mi s mo i ns t ant e, ell a l o envidi a, tan s i ncera como m i ser able. Envi dia a un t i po que va en bi cicl eta s onr iendo por l a vida. ¿Por qué s onrí e? ¿Acas o es f el iz? El la, def ini ti vament e, no l o es . E n es e s egundo eter no m ient ras m ir a alej ars e al viej o, algo es cr it o con aeros ol en la par ed ll ama s u at enci ón. Al gún hi jo de put a había es cr it o: “l a acci ón s ocial s e parecí a demas i ado a una coar tada, com o los hi jos s uel en s er l a coar tada de l as madr es par a no hacer nada que valga l a pena en es t a vida...” F ras e mal dit a y r eal que pr ovocó cada l ágri ma que ahor a rodaba s us mej il l as . M al dit o Cor tázar. Aún s i n hij os s int i ó que viví a en una coar t ada. E ra l a elect ora de cada una de s us excus as. Se odió. S e s i nt ió es t úpida, at rapada ... pr i si oner a y pres i diar ia a l a vez. ¿Cóm o s e es capa de una mi sm a? Sin dar s e cuenta es taba en l a puer t a de su cas a. Er a tar de y el olor a t ost adas del t ercer o B l e abri ó el apet it o. Sacudi endo la cabeza ent r ó. Quer iendo accionar l a l l ave s e dió cuent a que le t embl aban l as manos . Todas s us acci ones la habí an ll evado donde s e encont raba. Pus o el agua par a el m ate. ¿Podr í a li berar s e de su aut o condena? F ue ent onces cuando l o s int i ó. Al go había cam biado. Toda s u cas a le par ecí a más i nter es ant e. Col or es y ol or es tan vi vos. Las plant as br i l lando. La pava haciendo r ui do. Ya no er a l a mi sm a, s u s onri s a daba cuent a de es o. E l m il agr o tuvo l ugar, as í nomás , no t uvo m ás m iedo.

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Cu l tur a L iv re Sus ana Suárez es ceram is t a des de hace ya muchos años. Si bi en vi ve en R ío G all egos , vis i ta nues tr o puebl o bas t ante s egui do, para exponer y dar tal ler es de cer ámi ca a los pobl adores l ocal es . Es t a vez t enemos el agr ado de ver su m ues tr a en Es pátul a Ros ada, en l a H os ter ía K aulem. Es tar á all í para l os ojos cur ios os has t a el 5 de mar zo. “Oj os de agua” es cerám ica ar tí s ti ca en ins t al aci ón, l o que s igni fi ca que el obj eto es t á en f unción del concept o de l a i ns t al ación: no s e lo exhibe com o en una mues tr a de art e convenci onal, si no que f orm a part e de la i nf raes t ruct ura del lugar. Al entr ar al ampl i o s al ón de l a host er ía, nos dan l a bienveni da tr es ins t alaciones que, como bi en nos expli ca Sus ana, “s e j untan con el mi s mo di s curs o per o s urgen de dis t int o or igen”. La m ás l l am ati va, l a ll amada “Oj os de agua”, s e t rat a de cuencos de di fer entes col ores con agua, que s e tr ans for man con el corr er de la l uz del dí a. La art is t a nos cuent a que es tán i ns pir adas en l as l agunas de E l C hal t én: “es a s ens aci ón i rr epr oduci bl e de cuando vas cami nando por el bos que donde todo es s eco con muy poca vegetaci ón y, de r epent e, t e encont r ás con es os ojos de di st i ntos col ores , cada vez dif erent es , que par a m í repr es ent an l a vi da”. Lo poét ico s ale a f lot e en est os her mos os y color i dos cuencos . Por ot ro l ado, es tán l as fl or ci t as . S im páti cas y s iem pre bel las , es t án ins pi radas en es a f l ora nat iva de la P at agonia aus t ral que, l am entabl ement e, s e ve amenazada por el ser humano con s us cons tr ucciones , l as rut as de as f alt o. Sus ana

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i ntent a rei vindi car que es t a ti err a l es per t enecí a a ell as y s e la es tam os quit ando, “porque con l a humanidad y l a s ociedad vi ene el cement o”. Qui er e dej ar un tes t im onio, por es o al encont rar l as f l ores s i lves t res , l es s aca una f otogr afí a que i lus t ra l o que ell a vi o y luego t oma una f l or y hace una im pront a en cer ámi ca. Las im pr ontas s on t es t igos de l o que hubo, como el f ósi l de una hoj a en una pi edr a. Por úl t im o, nos ll aman l a atenci ón los peces . Aquí Sus ana int enta r eali zar una denuncia a t odos es os pes cadores que no s on l o s ufi cient ement e cui dados os al s acar el anzuel o par a devol ver una t r ucha o aquel l os abus i vos que ponen r edes par a at r apar l os ; “Es una r eivi ndi cación par a pr ot eger al r ío y su f auna”. Sus ana hizo gr abado des de chica, has t a que conoci ó a quien f ue su maest r o que era cer am i st a. Él l a i nvi tó a par ti cipar de est e es tudi o. Es t a for maci ón la apas ionó y no la dej ó nunca más , s e enam oró de l o que es capaz de hacer el f uego con l as piezas . Des de Rí o Gal legos ha i ntent ado propi ciar l a acti vi dad en E l C hal t én. Ha di ct ado curs os de cómo hacer cer ámi ca con lo que hay en el lugar : hor nos con l adr il l os que s obr an de las obr as, ali m ent ados con caj ones de fr ut as y ar ci ll a s acadas del bor de del r ío. “Tal vez no es l a mej or cali dad, pero teni éndol o t odo all í , es la f eli cidad t otal ”. Es tá enamor ada de El Chalt én: “vengo des de que habí a cinco cas as. Un s eñor tení a dos pi ezas , un baño y un pal enque, as í l o conocí yo”. Ahor a hace ll egar s u ar te par a que los l ocal es y l os tur i st as podamos di sf r utar de una bell í si m a mues t ra i ns pir ada aquí m i sm o.

Staff D irecc ió n d e red a cc ió n : R o mi na Lo j o R eda c ci ó n: Cec il ia Fa c a l - Ro m i na S a n ch ez li v r ed i to r i al @ g m ai l.c o m f ac eb o o k /l iv r e


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