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Un alto obligado en el Camino

P. FERRERO

L EÓN . Sobran los motivos para visitar Santa Marina del Rey. Situado a orillas del Órbigo, gran estandarte de la comarca ribereña y uno de sus principales recursos, este municipio es una muestra de vitalidad, gracias a sus múltiples propuestas e infraestructuras, pero también a su tradición, entre ellas, jacobea. Y es que, Santa Marina del Rey es de paso obligado para cualquier viajero con destino a Santiago. La ruta discurre directamente por dos de las cinco poblaciones que conforman este ayuntamiento leonés: San Martín y Villavante. Mientras que por la primera pasa el Camino Francés, situado en el término medio entre León y Astorga, la variante discurre por Villavante, desembocando después en Hospital.

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En ambas localidades se ofrece una completa atención a los peregrinos gracias a los diferentes establecimientos hosteleros y albergues con los que cuentan y que están emplazados, en su mayoría, a ambos márgenes de la carretera, a su paso, concretamente, por San Martín. Llegados a este pun- to, los viajeros pueden seguir hacia adelante o iniciar el Camino de Künig hacia la localidad de Santa Marina del Rey, impregnándose durante el trayecto de la historia, a través de un trazado que se remonta siglos atrás en el tiempo. Porque no hay que olvidar que la tradición peregrina de Santa Marina del Rey tiene su origen en la Edad Media. Por aquel entonces existían al menos dos cofradías de atención a los peregrinos que viajaban por el Camino de Santiago. Estas hermandades atendían a los viajeros que recorrían lo que el monje alemán, Hermann Künig, llamó el ‘Camino de Santa Marina’, que no era sino la variante jacobea del Camino Francés. Tal ruta discurre por Santa Marina hacia la Cepeda y Ponferrada, cruzando los Montes de León por el único paso sin montañas. El recorrido quedó explicitado en una guía de viaje que el monje publicó en 1495 en Estrasburgo y que en el siglo XVI fue reeditada en repetidas ocasiones. Dividía el camino en dos direcciones, la que conducía hacia Astorga y Foncebadón por las localidades de Fresno, Villar de Mazarife y Hospital, y la del ‘Camino de Santa Marina’, que llevaba a La Cepeda para alcanzar la entrada al Bierzo sin subir montañas, el paso entre Brañuelas y Cerezal de Tremor.

Este recurso patrimonial de Santa Marina se ha puesto en valor a tra- esta población-, con el que la localidad ribereña despide a los viajeros que se dirigen por el puente hacia Benavides. vés de diferentes iniciativas vinculadas al Camino de Künig, incluyendo la escultura del peregrino que se erige en la zona del embalse -uno de los espacios más envidiables de

Santa Marina también es una fuente de tradición en cuanto a las festividades se refiere, y prueba de ello es la popular y multitudinaria Feria del Ajo que celebra cada 18 de julio, dando cabida a los mejores productos de la huerta, a la mejor artesanía y gastronomía, y a toda una jornada de diversión, que se extiende, además, a lo largo de más de una semana, con propuestas varias para todos los gustos y público.

Por último, otra razón para visitar Santa Marina es su riqueza gastronómica, que no sólo se pone de manifiesto en la Feria, sino durante todo el año. Las sopas de trucha –la especie más representativa de la zona–, el arroz con garbanzos y bacalao o el embutido, son algunas de sus delicias culinarias que se pueden degustar en Santa Marina, un municipio que también es un referente en la pesca deportiva, con su Open de Pesca con Mosca, que se celebra en septiembre.

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