Especial Luis Mateo, Premio Cervantes

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PREMIO CERVANTES LUIS MATEO DÍEZ

:: CANTÓN

Honores para el filandón El escritor lacianiego recibe el más prestigioso galardón de las letras españolas


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Miércoles 8.11.2023 LA NUEVA CRÓNICA

LUIS MATEO DIEZ PREMIO CERVANTES

LACIANIEGO El premio Cervantes nació en Villablino hace 80 años y vive en Madrid

Luis Mateo Diez, nacido en Villablino hace 80 años, resultó ganador del premio más importante de la literatura en lengua castellana, el Cervantes. MAURICIO PEÑA

«El Señor que hace las palabras» FULGENCIO FERNÁNDEZ

LEÓN. Si Cervantes viviera hoy sería

Luis Mateo Diez. Si don Quijote hubiera tenido hijos serían aquella tribu de disparatados cofrades que buscaban la eterna juventud en La Fuente de la Edad. Si León deseara impresionar al mundo diciendo «aquí estoy yo» pondría sobre la mesa la suma de las gentes de ‘Relatos de Babia’, los lacianiegos de ‘Días del desván’, los parameses de Celama o el resumen de esta tierra que late en el aldabonazo de su pasión literaria que fue ‘Las estaciones provinciales’, como el propio escritor dice «Mi novela al cien por cien de León. Mi único libro en el que León es explícito, aunque no lo cite». Si alguien necesita una gran novela, una joya literaria, para las próximas navidades solo se la puede escribir Luis Mateo Diez, porque la mejor literatura se le cae de los bolsillos y las ideas para escribirla no es que las tenga, es que le asaltan. En una reciente presencia en Factor San Feliz —no recuerdo si en la charla o en la merienda posterior, de todas formas liberado de corsés— ante la pregunta de si le quedaban muchas historias que contar, ideas para sus novelas, desgranó una curiosa historia: «No es que las tenga, es que

me tengo que defender de ellas, me acosan. Muchas veces me encierro en la habitación y le doy dos vueltas a la llave, pues ni así, a media noche me escondo debajo de la cama a ver si me dejan en paz». Es como habla él, que si es un lujo leer sus cuentos o novelas no lo es menos escuchar las mismas historias u otras. «La tradición oral de Babia, Laciana y Omaña», dice Luis Mateo; pero en una Feria del Libro su hermano Antón, el pintor, desvelaba una curiosa historia infantil del gusto por las palabras y los discursos: «Escuchaba en la radio de don Floro (como los hermanos llaman a su padre, Florentino Agustín Diez) un discurso de aquellos encendidos de algún jerarca del régimen, recuerdo uno de Girón, y cuando nos íbamos a bañar al río se subía al puente y desde allí nos lo lanzaba, palabra por palabra». La palabra, su palabra favorita. Si los creadores del Premio Cervantes hubieran querido que sus ganadores estuvieran impregnados del espíritu cervantino se lo habrían dado a Luis Mateo Diez. Y así lo han debido pensar en este año 2023 cuando ‘los teletipos’ escupieron la noticia con el pitido de urgente e importante: «El escritor leonés Luis Mateo Diez Rodríguez,

premio Cervantes de las Letras».Ya era hora. Y el ministro de Cultura leyó las explicaciones del Jurado: «Por ser uno de los grandes narradores de la lengua castellana, heredero del espíritu cer-

«Es heredero del espíritu cervantino, escritor frente a adversidad, creador de territorios imaginarios» «Tuve una infancia con libros, mi padre lector de Unamuno, tenía una biblioteca llena de curiosidades» «La vida de verdad del León que yo viví no estaba nunca en el Casino, estaba en las tabernas y bares»

vantino, escritor frente a toda adversidad, creador de mundo y territorios imaginarios, con una prosa, sagacidad y estilo que le hace singular en la consideración literaria del más alto vuelo». Pues eso. Añadió el ministro, leyó aún más argumentos: «El leonés sorprende y ofrece continuos y nuevos desafíos con los que traspasa un mundo de fantasía y adquiere realidad en los lectores que se adentran en su universo creativo. Sobresalen la pericia y el dominio indiscutible del lenguaje que el autor acredita en una escritura que mezcla con maestría lo culto y lo popular».Tal vez ese ‘popular’ es lo que aquí llamamos tradición oral. Aunque habría que reconocer que Mateo Diez siempre confiesa su pasión por Valle Inclán, otro que tal... «Valle es el poder de la palabra, el primer escritor que no escribía en ningún idioma. Valle escribía en Valle». Cierto que el propio Luis Mateo Diez en sus regresos a su tierra, frecuentes, desde Madrid donde fue muchos años funcionario municipal iba echando en falta algunos de los nutrientes de sus primeras obras: «Es que la vida de verdad del León que yo viví en los años 50 no estaba nunca en el Casino sino en las tabernas y ambien-

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tes más populares. Creo que precioso cuento en el que León va perdiendo un ciernarra el viaje de ‘los instito patrimonio de personatucionistas’ (Giner de los jes populares, con gracia, soRíos, Azcárate, Salmerón...) carronería y una filosofía a Laciana con una gran nemuy particular de la vida», vada y recogido, creo, en explicaba al hablar de los su libro ‘Laciana: Suelo y protagonistas de Las estasueño’. ciones provinciales y La LA PALABRA Fuente de la edad, dos de sus primeros títulos, que, Se ha referido Luis Mateo confesaba, «mi reconociDiez con frecuencia a ‘la pamiento como escritor arranlabra’, lo hacía con especial có con ‘Las estaciones proadmiración al hablar de Vavinciales’». lle. Hay una anécdota muy curiosa referida a ella. Fue a Habla Luis Mateo Diez comer con otros claraboyos de don Cosme, Ursicino, Chon Orallo, Chumilla, don a una vieja fonda de la monPaciano... pues otro de los taña, en Pontedo, allí le dejó dones del lacianiego es la La fuente de la edad dedicaelección de los nombres, un da; y la dueña le enseñaba el acierto que siempre le han libro a todos los que pasareconocido y a los que haban por la casa. Si alguien le bría que sumar en su nopreguntaba ¿quién es este vela 100% leonesa a MarLuis Mateo? ella siempre rescos Parra, el periodista Papondía lo mismo, fruto de la rrita, que muchos identifiexplicación que alguien le can con el añorado Félix Pahabría dado: «Es el señor que cho Reyero. hace las palabras». Reconoce la presencia de Le contaron la anécdota al escritor y aseguró: «Jamás estos personajes y otras historias similares en sus noveme harán una crítica más las pero siempre recuerda elogiosa» y el titular de una algo que también es consusentrevista posterior, con motancial a su obra: «Me gustivo de la publicación de El ta la fábula, la tradición oral, Paraíso de los mortales (La los personajes estrafalarios; Crónica de León, 3 abril de un invento en el que lo que 1998), Luis Mateo Diez exse cuenta está en la superfiplicaba que retomaba la licie, puede ser hasta divertinea vitalista de ‘La fuente’ do, pero debajo hay una gran pero ya con más madurez, carga de profundidad». tanta que se atrevía a decir: Curiosamente Luis Ma«Tengo la sensación de que teo Diez había nacido para soy dueño de las palabras». la literatura como poeta. O Su obra posterior ratificó cuando menos en un gruque ya no era una sensación. po de poesía, Claraboya, junNo tardó en llegar la triloto al fallecido Agustín Delgía que varias veces había gado, Ángel Fierro y Toño anunciado como su obra más Llamas. Incluso publicó en ambiciosa, la de Celama, en 1972 un desconocido libro la que crea un territorio prode poesía —Señales de pio que nace en ‘El espíritu humo— pero después ya del Páramo’, un homenaje cultivó únicamente la proa su padre —gran estudioso sa, aunque él ofrece una ex- El Jurado del premio califica al escritor leonés de «heredero del espíritu cervantino» . MAURICIO PEÑA y experto en riegos— que en plicación: «Yo no dejé la poesu etapa final se compró una sía, fue la poesía la que me abandonó Fuimos niños con mucha libertad». casa en el Páramo leonés y, aunque una «Mi reconocimiento a mí, si es que alguna vez me había havez más no lo cita, ahí está; en una de Súmale una huella muy presente bitado». De aquella época lo que per- en Luis Mateo Diez y los niños del las miradas más lúcidas y desgarradoarrancó con ‘Las estadura es la amistad de los integrantes Valle: «El clima didáctico creado por ras de una civilización que muere. «Es ciones provinciales’, de grupo, los citados, más los plásti- la Institución Libre de Enseñanza». mucho más que una metáfora que descos Antón Diez y Jimi Carbajal. de la agricultura más antigua hasta nuesDe hecho, su padre (don Floro), junmi libro 100 % leonés Mateo (como le llaman siempre los to a don Garcilaso, el boticario; don tros días las tierras se trabajaran con el aunque no se cite» arado romano». claraboyos) recuerda aquella etapa Gerardo, el médico, y algunos otros ‘La fuente’ se inscribe en la que él como «algo tan disparatado como ha- personajes de la comarca fundaron mismo llama linea vitalista pues tuvo cer una revista de poesía en el León el colegio de Nuestra Señora de Ca«Valle es el poder de Luis Mateo Diez otra etapa en la que, de los 60». Aunque, seguramente, el rrasconte «donde también había una la palabra, el primer por circunstancias personales y faorigen del escritor esté aún más leja- biblioteca muy interesante».Y allí lleescritor que no escrimiliares, podríamos hablar de literano, en el tiempo, en los 50, y en el garon las primeras lecturas del hoy tura del dolor, en la que también supo espacio, Laciana. «Yo tuve una infan- Premio Cervantes: «El tebeo me rebía en ningún idioma. ser un verdadero maestro, un dueño cia con libros, mi padre —un gran lec- sultaba muy atractivo, además de viaValle escribía en Valle» de las palabras. Ya lo leyó el ministro: tor de Unamuno— tenía una biblio- jar con aquellos héroes estaba la ilus«Escritor frente a toda adversidad». teca llena de curiosidades. Libros de tración, la viñeta. La imaginación inEsta noche tendrá que volver a ceHistoria, los clásicos: los griegos, los fantil volaba con El Guerrero del An«No es que tenga más rrar la puerta con dos llaves pues la latinos, los del Siglo de Oro, la Gene- tifaz, Juan Centella, Tarzán, El Homhistorias, es que me jornada hará que le asalten mil historación del 98, los del 27... Mi madre bre Enmascarado. También me sienrias para otra trilogía, que las palabras también era una gran lectora, ella leía to deudor de todos ellos». acosan, me persiguen» ya las tiene. Es el que las hace. por la tarde y don Floro por la noche. Homenaje a aquella época es un


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LUIS MATEO DIEZ Una ruta por la ciudad de León siguiendo los pasos del escritor

Animales de cuenta DAVID RUBIO

LEÓN. Don Ceferino pasó a llamarse

Don Santos cuando llegó al cine. Se lo inventó el escritor Luis Mateo Diez, en el probablemente sea más capitalino de todos sus cuentos, ‘Los grajos de sochantre’, y el director José María Sarmiento lo convirtió en uno de los personajes más recordados de ‘El filandón’, la primera película leonesa. Era un canónigo de la Catedral, sochantre beneficiado, que vivía absolutamente obsesionado con los grajos, tanto que terminó mutando en uno de ellos, tanto que terminó perdiendo la vida por su culpa. El origen de ese odio «intransigente y nervioso» era que uno de los grajos que sobrevuelan las torres de la Catedral se coló en el templo durante uno de sus sermones, provocando un ridículo que ya nunca pudo superar el cura: «Don Ceferino no puede olvidar la amotinación de aquel ser subversivo que en la misa mayor de un Domingo de Ramos, cuando él entonaba las dificultades del Evangelio ante el rigor del Cabildo Catedralicio, se coló por las naves y su a posarse en su desorientación en el mismísimo facistol de su canto, corrompiendo la solemnidad del momento con agudos graznidos, que después las malas lenguas comparaban a la voz irremediable del beneficiado», escribe el hoy académico, que se ha acabado convirtiendo en una de las voces más puras y prolíficas no sólo de la literatura leonesa, sino más bien de toda la que se escribe en castellano. Luis Mateo Diez nació en Villablino en 1942 y ha pasado prácticamente toda su vida en Madrid, aunque lo cierto es que, en realidad, ha pasado gran parte de su vida en sus mundos imaginarios, entre los que León ocupa un lugar más que destacado. Pese a ello, no son demasiados los libros en los que retrata de la vida de la capital, pues casi siempre hay un poso rural, de la herencia perdida, de la memoria oral, en toda su literatura. No siempre cita explícitamente el nombre de los pueblos, los paisajes o las ciudades por los que se mueven sus personajes, pero nadie puede dudar de que Mateo Diez es uno de los escritores que más y mejor ha contribuido a hacer de León un territorio literario, una provincia por la que se puede pasear siguiendo las huellas, a veces reales, a veces imaginarias, de sus variados y numerosos escritores. En su caso, el más famoso de sus lugares inventados, Celama, al que dedicó una trilogía que ya forma parte de la historia de la mejor literatura española, se puede identificar fácilmente con el Páramo leonés, donde su padre, el gran

Florentino Diez (personaje fundamental de la cultura y la sociedad leonesas de mediados del pasado siglo XX) fue destinado durante años con el objetivo de intentar rentabilizar los pantanos construidos en la montaña y los regadíos desarrollados en las riberas, una misión compleja pero que terminó llevando la riqueza a donde sólo había miseria y pozos secos. Ese poso rural atraviesa toda la obra de Luis Mateo Diez, pero también tiene textos en los que la capital leonesa se convierte en telón de fondo, como es el caso del mencionado cuento ‘Los grajos de sochantre’ o de la fascinante novela ‘Las estaciones provinciales’, en la que retrata de manera magistral cómo era la vida en una capital de provincias como León a través de la mirada de un periodista local que, a su pesar, se termina enterando de todas las miserias y grandezas de la ciudad. En el primero de ellos, los paisajes aún hoy perfectamente reconocibles son la Catedral, el gran escenario leonés que aparece prácticamente en todas las referencias literarias que se ha-

Cartel de ‘El filandón’.

cen de esta ciudad, y la casa en la que vivía el cura acompañado por su sobrina, «a la que había rescatado del pueblo, huérfana y viuda sin hijos», que se situaba frente a la Pulchra y para la que, en la película de ‘El filandón’, se utilizó la actual sede del Museo Sierra Pambley, por otra parte, por otros motivos, también muy relacionado con la vida y la obra de Luis Mateo Díez: allí se exponen los muebles, enseres y los libros de una familia adinerada de finales del XIX, familia que, como el escritor, tenía sus orígenes en Laciana y cuya aportación, más conceptual que económica, fue

Plaza del Grano. MAURICIO PEÑA

fundamental para el nacimiento de la Institución Libre de Enseñanza, estrategia republicana para que tuvieran acceso a la educación los niños de todos los rincones del país y de todas las clases sociales. No en vano, a algunos de los personajes que asentaron las bases de un acceso universal a la escuela, Mateo Diez ha dedicado otros de sus libros o cuentos, como es el caso de ‘Las lecciones de las cosas’. (...) El cuento es el primero de los cinco de ‘El filandón’, una película rodada en 1986 que refleja la que ha sido una de las costumbres más arraigadas en los pueblos leoneses, el filandón en buena parte de la provincia, calecho en Omaña, Laciana o Babia y serano más al sur, en las sierras salmantinas y zamoranas. Consistía en una reunión de los vecinos del pueblo, en unas comarcas antes de cenar y en otras después, para contarse historias, mientras los hombres reparaban las herramientas, en algunos de los casos, mientras las mujeres hilaban (el origen del nombre, según algunos estudiosos). Era el contacto con la ficción que tenían los leoneses antes de que llegaran la radio o la televisión, repitiendo relatos, compartiendo aventuras, a menudo aportando y matizando los cuentos, a veces de forma intencionada y a veces sin buscarlos, con anécdotas locales, componiendo así, a fin de cuentas, una herencia de historias que fueron pasando de boca en boca sin llegar a pasar nunca, en muchas de las ocasiones, por el papel. Los filandones, como ha repetido en infinidad de entrevistas, fueron el poso en el que fermentó la imaginación de Mateo, y por eso tiene todo el sentido que su relato fuera el primero de la película que dirigió José María Sarmiento, en la que cinco escritores se reúnen para contarle historias a San Pelayo, que en la versión cinematográfica tenía su capilla en el Campo de Santiago, uno de los pasos más fascinantes entre León y el Bierzo, entre los pueblos de Fas-

gar y Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, entre los municipios de Murias de Paredes e Igüeña, donde nace el río Boeza. En la película, los cinco relatos se convierten en cinco cortometrajes conforme los van contando sus autores, y todos ellos rodados en diferentes escenarios de la provincia de León y con actores no profesionales. Ni con el extraordinario desarrollo de la tecnología en el mundo del cine se podría repetir hoy un rodaje como aquel, en el que las circunstancias permitieron contar con ambientaciones que ni siquiera la mayor de las superproducciones podría afrontar: por poner sólo dos ejemplos, se vació un pantano o se permitió que un actor trepara por las maltrechas gárgolas de la Catedral, que no era otro que el protagonista del cuento de Luis Mateo Diez. (...) Le gustó tanto que el cura decidió cazar y comer solo un grajo cada día para no pecar de gula. Pero llegó la primavera, las torres de la Catedral amanecían y oscurecían peladas de aquellos pájaros negros. En el cuento, Don Ceferino se desploma y muere en la misma la plaza de la Catedral, su sobrina le encuentra plumas en los bolsillos y, cuando van a enterrarle, la sombra negra de un grajo espera ante la sepultura abierta, «como obsesionada por proclamar un mal de agüero en la noche definitiva del Sochantre». En la película, Don Santos sube a buscar grajos al campanario de la Catedral, como ya había hecho más veces y como explícitamente le había prohibido el deán, pero sólo queda uno, que sube hasta la aguja de la torre, hacia donde trepa el canónigo para terminar cayendo, agitando su sotana negra al viento y estampándose contra la misma plaza, donde el grajo termina esperando junto a su cadáver. La otra de las obras más leonesas de Luis Mateo Díez es su primera novela: ‘Las estaciones provinciales’. Como ‘Los grajos de sochantre’, como

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casi todas las del autor lacianiego, está protagonizada por lo que se podría considerar un antihéroe, que en este caso es un periodista, Marcos Parra, a través del que se relatan las grandezas y las miserias de los habitantes de una ciudad que ya entonces parecía un poco alejada de todo. Se trata de un texto que se ambienta a mediados del siglo XX, que se publicó en 1982 pero que sigue resultando plenamente vigente, pese a que pueda parecer que han cambiado mucho desde entonces tanto León como la profesión periodística. No se cita explícitamente la ciudad de León pero sí sus calles, sus plazas, su Catedral, sus tugurios, sus sociedades y algunos de los personajes se supone que inventados por el autor resultan muy parecidos a leoneses más o menos reconocibles, o al menos lo suficiente como para que cada cual haga sus quinielas. En el caso del protagonista, son muchos los que encuentran el parecido entre Marcos Parra, el periodista en la ficción, y el genial Félix Pacho Reyero, natural de Calzadilla de los Hermanillos, figura fundamental del periodismo español de finales del siglo XX, que trabajó en numerosos medios y agencias y que fue el primer director de La Crónica de León, cargo que abandonó al mes. El retrato que hace Luis Mateo Díez de León y los leoneses llega a ser desternillante en muchas ocasiones, como ocurre con el personaje de Pipe Bolas: «En Santo Domingo el urbano encendía un cigarro, apoyado en el Reloj, que marcaba las once menos diez. Fui por Ordoño parándome en las carteleras de del Azul y del Mari», escribe el académico en referencia a dos cines ya desaparecidos de la ciudad. «De los futbolines del Chato bajaba Pipe Bolas con el jersey atado a la cintura y la boquilla de carey en los labios. Un exceso de brillantina apelmazaba su cabello cuidadosamente peinado con una raya perfecta. Doble fuera del callejón del Mari, creyendo que lo esquivaba, y en seguida me alcanzó con un silbido. - Parra, préstame dos duros que perdí la cartera. Mañana te los devuelvo». Pipe Bolas no se queda en eso sino que, en cada encuentro con el protagonista, completa el perfil de lo que se podría definir perfectamente como un fantasma de manual, por otra parte tan abundante en la ciudad de León: «Con un cuarto de dólar me metí una vez en el Savarín de Las Vegas y en dos horas había hecho saltar la banca. En Montecarlo, ya va para dos años, reventé la ruleta cinco veces seguidas. Allí me tuvo que venir el gerente a rogarme que no siguiese. Monsieur Pipe -decía el tío- se lo pedimos en nombre del Príncipe». Pero Pipe Bolas, genial secundario, no se quedaba ahí y siempre quería llamar más la atención, y aseguraba que había evitado una catástrofe en el aeropuerto de Nueva York: «Un DC en el que viajaba con mi madre y se perlaron las bujías según iba a tomar tierra. Con un alfiler de la caja de hilos de mi madre salí rep-

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tando por el ala hasta los motores y como pude limpié las bujías. Al comandante le había dado un vahído y ya tuve que encargarme hasta del aterrizaje, de noche y soplando que ni había visibilidad. Truman me mandó un telegrama». (...) ‘Las estaciones provinciales’ es, quizá por ser su primera novela, el libro de Luis Mateo Diez en el que mejor se aprecian sus influencias, que además de algunos clásicos fueron siempre los escritores italianos contemporáneos que, como él mismo dice, «han sabido recrear sus grandes mun-

Plaza de Santo Domingo.

dos en sus pequeños mundos urbanos», en referencia a lo que Giorgio Bassani hizo con su Ferrara natal. En su caso, en este libro, se trata de León, aunque el resto de su obra esté atravesada irremediablemente por un poso de la memoria rural. Se demuestra en párrafos que retratan de forma magistral la monotonía de una ciudad en la que todo parece repetido, en la que muchos de sus habitantes parecen haber perdido la capacidad de sorpresa, como el propio Mateo decía en el prólogo a una guía de Ancares escrita por Miguel Yuma y publicada por la desaparecida editorial Everest: «El viaje es un estado del espíritu en el que impera la capacidad de sorpresa’. En ‘Las estaciones provinciales’, esa monotonía se ve reflejada en numerosos pasajes del libro, pero alguno de ellos con especial acierto: «Uno va cruzando la ciudad de norte a sur, de este a oeste y las huellas recientes cubren las anteriores porque, como las bandadas de grajos, es siempre el mismo vuelo repetido por los mismos lugares. Si quedase un reguero de baba o continuamente fuese uno tirando piedras blancas habría señales de idénticos senderos, una espiral de radios para la misma encrucijada, todas las esquinas viéndote pasar con esa confianza muda de los edificios, las calles, las plazas y los escaparates». La trama de la novela podría ambientarse prácticamente en cualquier ciudad de provincias, aunque en este caso sorprende la decisión del hoy miembro de la Real Academia de la Lengua de no citar explícitamente el

nombre de León, pese a que en los paseos del protagonista y de los personajes se hacen descripciones que no dejan mucho lugar a dudas, pese a que la Ley de Memoria Histórica haya modificado el nombre de algunas de las calles por las que transitan: «Salí por el bulevar. El viento me acometía como esforzado en detenerme. De la lluvia llegaban aisladas salpicaduras. Crucé por la plaza de la Catedral a Generalísimo, para bajarla casi en punto muerto. Las palomas de San Marcelo se guarecían en la torre. El carillón de la Caja de Ahorros dio una media musical que resonó en la atmósfera húmeda». Otro de los escenarios leoneses de las novelas de Luis Mateo Díez, que no sólo se cita en ‘Las estaciones provinciales’ sino que también sirvió como decorado en la película que el director también leonés Julio Sánchez Valdés rodó basada en otra de las obras del lacianiego, ‘La fuente de la edad’, es la Plaza del Grano. En el cine, la magia de los efectos especiales permitió que empezara a nevar sobre los actores, aunque se rodara en pleno mes de agosto. Se trata de un rincón particularmente mágico de la capital leonesa, un espacio envuelto en un encanto especial, quizá en el mejor se percibe aún el aroma a pueblón que un día fue esta ciudad, y que también está cargado de encanto literario en ‘Las estaciones provinciales’, pues en una pensión que se encontraba en las inmediaciones de tiene Marcos Parra, el protagonista, inolvidables encuentros y también desencuentros amorosos, de los que no siempre sale indemne y por eso llegar a pensar en el refres-

Portada de ‘La estaciones provinciales’.

co de la fuente que preside esa plaza, en la que dos figuras de niños representan los ríos Torío y Bernesga que envuelven la capital leonesa: «El rumoroso chorro de la fuente de la Plaza del Grano, que repicaba en el pilón, entre la fría y mecedora constancia de la lluvia, me atrajo por unos segundos, como la llamada mis-

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teriosa que requiere al suicida. Un impulso, ligeramente desesperado, de ir a poner la nuca bajo él, igual que en esas ocasiones de embriagado embotamiento». Sorprende que más de cuarenta años después de la publicación de ‘Las estaciones provinciales’ algunas de las grandezas y miserias de la ciudad que en la novela de retratan sigan ahí, intactas, imborrables, como mantenidas por una herencia que va pasando de generación en generación de leoneses, con todos sus aciertos y con todos sus defectos, con toda su bondad y con todos sus complejos. Se puede decir que el oficio de periodista local ha cambiado únicamente en lo que se refiere a los avances tecnológicos respecto a lo que Mateo describía en su obra, en su caso a través de Marcos Parra y del periódico ‘El Vespertino’, que era el que le hizo popular en la ciudad, azote de poderosos, amigo de gentes del mal vivir y siempre con algo que callar más por el resto que por sí mismo. Acercándose al desenlace, Luis Mateo Díez resume en otro de sus párrafos absolutamente magistrales lo que es León, lo que era y lo que sigue siendo, probablemente lo que seguirá siendo eternamente porque puede cambiar el clima pero si hay algo verdaderamente complicado es que cambie el carácter de los leoneses, que es también una parte sustancial de la ciudad: «Las luces de Ordoño II manaban un fulgor casi fantasmal en el fondo nocturno que poblaban los copos. El reloj de Santo Domingo se parecía a esas señales de los puertos que indican, hasta donde pueden, la espesura de la nieve acumulada. A la ciudad se le había contagiado un prematuro silencio y no era difícil sentir su abandono. Vas viendo que, como ella, te quedas más solo que la una, en la intemperie de lo que son sus rincones, a los que amas tanto como aborreces, porque es dura y cruel y hermosa la condenada. Todo en la medida en que tú quieras comprenderla o rehusarla. Ese horadado navío de piedra vieja, tallada al pairo de los siglos como por un cincel de glorias y de miserias. Cascajal de recintos que hieden y perfuman, tan entrañables y tan siniestros. La mansedumbre a que uno se liga por estos lugares habitados en el tiempo hasta no se sabe cuándo, como si al echar a volar la imaginación, bajo la nevada, se quedase uno de faro mortecino en la memoria de lo que esto fue, y bien lo saben los rancios cronistas, después de espacio libre en las ventiscas y en las primaveras de la más remota antigüedad, campamento de invasores, cuartel y guarida de alzados muros inexpugnables». Fragmento del capítulo ‘Animales de cuenta’, dedicado a las obras de Luis Mateo Díez, en el libro ‘León al pie de la letra. 12 rutas literarias por la ciudad’, que se puede conseguir en los kioscos y en la redacción de La Nueva Crónica


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LUIS MATEO DIEZ PREMIO CERVANTES

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ZOOM FOTOGRÁFICO LUIS MATEO DÍEZ, PREMIO CERVANTES 2023

En un lugar de Celama...

Con el director Chema Sarmiento y el protagonista de ‘Viene una chica’.

Recibiendo el título de Hijo Adoptivo de Villablino en noviembre de 2001.

LUIS MATEO DIEZ PREMIO CERVANTES

MAURICIO PEÑA

El escritor lacianiego ha sido distinguido con el máximo reconocimiento de las letras españolas, el Premio Cervantes, que se suma en su caso al Premio de la crítica y al Nacional de Narrativa que ha ganado hasta en dos ocasiones

Luis Mateo Díez investido Doctor Honoris Causa por el rector de la ULE José Angel Hermida en junio de 2014.

El autor lacianiego en una firma de libros en la Librería Pastor de la capital leonesa.

Con el leonés Fernando Urdiales, director de Teatro Corsario.

Luis Mateo Díez, Juan Pedro Aparicio y José María Merino en el filandón ‘Letras en la nieve’.

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REACCIONES Numerosas autoridades y miembros de la escena cultural dedicaron

unas palabras al escritor lacianiego Luis Mateo Díez, Premio Cervantes 2023

«Esto es mejor que si me hubiera tocado la Lotería Nacional» L.N.C.

PEDRO SÁNCHEZ

LEÓN/ MADRID. El escritor Luis Ma-

La noticia no ha tardado en llegar a los oídos del presidente en funciones, Pedro Sánchez, que ha sido uno de los primeros en felicitar al flamante escritor lacianiego: «Con el Premio Cervantes a Luis Mateo Díez se reconoce el viejo oficio del narrador, la constancia y el trabajo literario ajeno a cualquier moda», ha destacado el jefe del Ejecutivo en un mensaje publicado en X (antiguo Twitter), recogido por Europa Press, donde ha señalado que el «mundo fantástico» de Luis Mateo Díez «crece en su obra hasta hacerse universal». «Sus lectores, amigos y la literatura española estamos de enhorabuena», ha añadido en la publicación.

teo Díez, galardonado con el Premio Cervantes 2023, ha asegurado que la recepción de este galardón es «mejor» que si le hubiera «tocado la Lotería Nacional», dedicando el reconocimiento literario a sus «lectores cómplices». «Este premio no es mío, sería muy complaciente y pagado de mí mismo decir eso. El destino de todo lo que escribo y el reto por el que lo hago está en mis lectores. Y también se lo dedico a mis editores, porque lo que me gusta en esta vida es que me quieran y he vivido con ese cariño y generosidad», ha explicado en rueda de prensa posterior a la concesión del premio. Díez, emocionado una hora después de la concesión, ha asegurado que hoy en día es «mucho mejor escritor» de lo que ha sido «nunca». Y ha explicado el ‘secreto’ para una trayectoria literaria que se acerca a sus 80 años a la publicación de casi una cuarentena de libros. «Soy un hombre que le ha vendido el alma al diablo», ha apuntado. «La creación de ficciones, la vida imaginaria, esa realidad paralela, para mí es más importante que lo real. Ha sido un camino de destino y perdición y vivo mucho más lo que escribo que lo que vivo», ha remarcado un autor que considera que sus «mejores novelas» aún no han sido publicadas. «Estoy complacido, encantado de la vida», ha apuntado, para posteriormente relatar con humor cómo ha sido el momento en que el ministro de Cultura y Deporte en funciones, Miquel Iceta, le ha comunicado la concesión del galardón. «El momento en que este señor ministro, que no sé ni quién es, me ha llamado para decirme que me han dado el premio...pues he dicho de pronto ‘qué bien, me ha dado usted el día y voy a dormir más tranquilo’», ha relatado. «No tengo mucha consciencia de dónde estoy. Es un momento especial, este premio redunda en mi tranquilidad, me consuela y tiene su dosis de sorpresa y reconocimiento de algo que uno viene haciendo durante tanto tiempo», ha destacado. «Cuando me han llamado, estaba un poco ido, la verdad: ando un poco pirado, esto de ser octogenario...», ha concluido bromeando.

Luis Mateo Díez en la Real Academia de la lengua. JUAN LÁZARO

ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO

El líder nacional de los populares se manifestó igualmente desde X. «Felicidades Luis Mateo Díez por el Premio Cervantes 2023», señaló: «El mayor galardón de la literatura española en lengua castellana a uno de los más destacados narradores, cuya trayectoria literaria vuelve a ser merecidamente reconocida». JOSÉ ANTONIO DIEZ

El alcalde de León también le dedicó unas palabras al Premio Cervantes. «Mi más sincera felicitación para el maestro Luis Mateo Díez. Con la concesión del Premio Cervantes se hace justicia a la obra del gran escritor leonés, uno de los mejores de los nuestros, que son muchos y excepcionales», ha señalado en su cuenta de X. Además, ha indicado que «Luis Mateo Diez es desde hace tiempo un referente para los leoneses, un referente nacional y un motivo más para enorgullecernos del talento que tenemos en nuestra tierra». ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, felicitó hoy a través de la red social X al escritor leonés Luis Mateo Díez, al que esta tarde se concedió el Premio Cervantes 2023, por «ser uno de los grandes narradores de la lengua castellana, heredero del espíritu cervantino, escritor frente a toda adversidad, creador de mundo y territorios imaginarios, con una prosa, sagacidad y estilo que le hace singular en la consideración literaria del más alto vuelo».

Pedro Sánchez: «Su mundo fantástico crece en su obra hasta hacerse universal» Jose A. Diez: «Es un motivo más para enorgullecernos del talento que tenemos en nuestra tierra» Ana Merino: «He crecido leyendo y escuchando a Luis Mateo Díez y su literatura es formidable» «Las letras de Castilla y León están de enhorabuena. Uno de los mejores de nuestra literatura, el leonés Luis Mateo Díez, gana el Premio Cervantes, el reconocimiento literario más prestigioso en español. ¡Muchas felicidades! Es un orgullo compartido por todos en Castilla y León», posteó. GONZALO SANTONJA

El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, calificó hoy de «merecido» el Premio Cervantes 2023 al escritor leonés Luis Mateo Díez y aseguró que consti-

tuye para todos sus lectores «una inmensa alegría». Tras calificar de «maestro» al escritor leonés galardonado esta tarde el máximo galardón de las letras españolas, Santonja, que se encuentra en el pleno de las Cortes de Castilla y León, trasladó a Ical que es «merecido» y que supone «una alegría inmensa» para todos sus lectores, colectivo al que afirmó pertenecer. ANA MERINO

«He crecido leyendo y escuchando a Luis Mateo Díez y su literatura es formidable y me alegro muchísimo de que sea Premio Cervantes 2023», son palabras de la poetisa y escritora Ana Merino, que indicó en su red social ‘La fuente de la edad’ como una de sus «novelas favoritas». ANTONIO GAMONEDA

«Luis Mateo Díez es un creador en serio que ha concebido una novelística firme». Así de rotundo se mostró hoy el Premio Cervantes 2006, el escritor Antonio Gamoneda, tras tener conocimiento de la concesión del galardón del Ministerio de Cultura y Deporte en su edición de 2023 para el leonés Luis Mateo Díez. Una «espléndida noticia» sobre un escritor al que Gamoneda se refirió como «un amigo desde no hace menos de 60 años» y del que resaltó que «pacientemente, con esfuerzo e inteligencia, creó un territorio, Celama, que ha sido impuesto en transcendencia» por «el talento ficcional» de Luis Mateo Diez».


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