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Tipos de residencia
Tal vez el primer aspecto a tener en cuenta es saber qué es exacT tamente una residencia. Hablamos, por supuesto, de residencias de ancianos, de residencias geriátricas, de residencias de mayores o de residencias de la tercera edad. Todos estos conceptos son el mismo y hacen referencia a todos esos centros asistenciales que procuran a los mayores de 65 años (o sin llegar a cumplir esa edad teniendo algún grado de dependencia) una solución de alojamiento, alimentación y atención integral. A partir de esta definición, las residencias se distinguen principalmente en tres tipos. -Residencias públicas: las residencias de titularidad pública dependen generalmente de las comunidades autónomas, aunque algunos ayuntamientos también pueden contar con este tipo de centros. -Residencias privadas: son centros pertenecientes a empresas privadas, pero que cuentan con todas las acreditaciones y licencias concedidas por parte de las administraciones públicas. -Residencias concertadas: estas residencias son gestionadas por empresas privadas, pero ofrecen un porcentaje de plazas residenciales públicas. ¿Y qué tipo de residencia es la mejor opción? No hay una respuesta para esta pregunta que todos nos hacemos. Si el precio de la residencia no es un problema, tampoco es necesario que elimines de tus opciones las residencias públicas. Que una residencia sea mejor o peor no depende de su titularidad ni de su precio, sino de los servicios que ofrece a sus residentes. A tener en cuenta es el personal de la residencia, que en las residencias públicas son personal de la Administración. Esto no
ocurre en las residencias privadas o concertadas, donde se contrata vía currículum, y si esto es más o menos apropiado lo dejamos a tu consideración.
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Comentamos este punto porque es de los más importantes, ya que la prioridad como familiares es que la persona mayor esté bien atendida y no haya problemas de escasez de plantilla. Para que te hagas una idea, la recomendación (que no obligación) es que haya dos personas de atención directa por cada nueve residentes.
La tipología de las residencias puede variar según su clasificación. Se pueden clasificar según el entorno en el que se encuentran como residencias urbanas o residencias rurales. Y también puedes encontrar una clasificación en función de las personas admisibles, si solo admiten a personas que puedan valerse por sí mismas o si cuentan con los servicios necesarios para atender a personas dependientes con minusvalías físicas o psíquicas.
El tamaño de la residencia también establece su propia tipología. Así, puedes encontrarte con: -Miniresidencias: no superan las 45 plazas y en muchos casos se tratan de edificios pequeños en los que los residentes conviven como en una familia pero con todos los servicios y atenciones propios de cualquier residencia.
-Residencias de tamaño medio: en estas residencias puede haber entre 46 y 80 plazas para residentes. -Grandes residencias: a partir de 80 plazas.
Otra clasificación se puede establecer en función del tipo de estancia. Generalmente, hablamos de residencias para estancias permanentes, pero hay otras opciones como los centros de día o la residencias para estancias temporales.
Los centros de día también pueden ser de titularidad pública, privada o concertada y ofrecen diferentes servicios, generalmente terapéuticos, destinados a mantener en lo posible la autonomía de los mayores. Es una opción a tener en cuenta si la persona mayor no requiere atención continua pero sí cierta estimulación física y cognitiva. Además, de esta forma la persona mayor no se desvincula tanto de la vida en familia y puede funcionar también a modo de transición en previsión de que en un futuro tenga que quedarse de forma permanente en una residencia. ¿Y qué hacen los mayores en un centro de día? Porque no se trata de un centro de ocio para tener entretenidos a nuestros mayores mientras estamos trabajando, o al menos no se trata únicamente de eso. Estos centros están atendidos por personal sociosanitario, por auxiliares de geriatría, por fisioterapeutas, por terapeutas ocupaciones y también pueden contar con servicios médicos. La mayoría de los centros de día cuentan también con servicio de comedor y cafetería.
En los centros de día los mayores hacen actividades destinadas a mejorar su movilidad y a potenciar su agilidad mental. Según las necesidades, se pueden atender los diferentes problemas de salud de cada
usuario, rehabilitación o terapias más concretas destinadas en todo caso a alargar la autonomía de esa persona y a mejorar su calidad de vida.
En los servicios sociales de tu ayuntamiento te informarán de todas las posibilidades del centro de día más cercano y del tiempo de estancia, que puede ser de unas pocas horas o alargarse durante el todo el día, pero no la noche.
Mención aparte merecen las estancias temporales en una residencia. ¿En qué consisten? La estancia temporal se realiza en las mismas residencias geriátricas en las que los mayores se quedan de forma permanente, solo que en este caso el ingreso es por motivos puntuales y no es definitivo. Las estancias temporales responden generalmente a la convalecencia tras un ingreso hospitalario, una enfermedad puntual que requiera cuidados profesionales que no se pueden atender en casa o incluso hay muchos casos en los que los mayores ingresan a estas residencias mientras se realizan las obras pertinentes en casa para favorecer su autonomía. Y no podemos olvidarnos del descanso necesario de las personas cuidadoras de los mayores. A veces, la estancia temporal se produce para que esos cuidadores descansen y puedan recuperarse del desgaste físico y emocional que produce atender a una persona con un grado mayor o menor de dependencia.
En cualquier caso, los objetivos de cualquier residencia, sea pública, privada o concertada, son los mismos. Se trata en todo caso de atender las necesidades básicas de sus residentes, a nivel personal, sanitario, terapéutico o social. Y el objetivo último es mantener o recuperar en lo posible el grado de autonomía de la persona mayor.