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La importancia de la Ley de Dependencia
E l precio de las residencias es una de las cuestiones más pelia-E gudas y la que más dolores de cabeza da a las familias, porque es una evidencia incuestionable que el precio de las residencias de ancianos es desorbitado y que sin ayudas no llega con una pensión de jubilación normal. Por eso, antes de entrar en materia económica, queremos hablar de la Ley de Dependencia, ya que tiene una importancia crucial a la hora de poder pagar la residencia.
El objetivo de la Ley de Dependencia, que entró en vigor en el 2007, es garantizar el derecho a la promoción de la autonomía personal y la atención de personas en situación de dependencia. Para ello hay que determinar qué personas se encuentran en esa situación de dependencia y qué tipo de ayuda requieren en función de su grado de dependencia.
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Para valorar el grado de dependencia se tiene en cuenta el grado de dificultad a la hora de desarrollar determinadas acciones cotidianas y básicas, como el aseo personal, preparar la comida, lavar la ropa o la limpieza básica del hogar. También se tiene en cuenta el grado de movilidad y las limitaciones físicas que pueda tener la persona, así como su dificultad para reconocer personas u objetos o el deterioro del sentido de la orientación. En función de estas valoraciones, se establecen tres grados de dependencia: -Dependientes moderados: requieren alguna ayuda puntual para hacer determinadas tareas o para salir a la calle.
-Dependientes severos: requieren apoyo y vigilancia frecuentes pero no constantes. -Grandes dependientes: carecen de autonomía, por lo que necesitan cuidados y atenciones constantes.
La Ley de Dependencia creó el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, que seguramente habrás visto con las siglas SAAD y que es válido en todas las comunidades autónomas. Con este sistema se establecen las diferentes ayudas y prestaciones que recibe la persona dependiente, que pueden ser económicas o de algún servicio concreto.
Entre los servicios que presta el SAAD se encuentran la teleasistencia, la ayuda a domicilio para tareas domésticas y cuidado personal, los centros de día, la prevención de situaciones de dependencia y las residencias, además de las prestaciones económicas.
Una de las ayudas económicas que ofrece la Ley de Dependencia es la Prestación Económica Vinculada al Servicio, con unas ayudas mensuales que rondan entre los 300 y los 600 euros dependiendo de las rentas del pensionista. Esta cantidad es muchas veces la única ayuda a la hora de pagar el precio de la residencia.
Pero, en otras ocasiones, la Administración se hace cargo de gran parte del coste de la residencia, algo que ocurre con los grandes dependientes que además tienen pensiones mínimas. La Administración, a través de la Ley de Dependencia, paga esa plaza pública o concertada, dejando al residente parte de su pensión de jubilación para uso personal.
Como te puedes imaginar, tanto las ayudas económicas como las de prestación de servicios requieren largos plazos. Y, ante todo, hay que empezar por la evaluación del grado de dependencia. Así que cuanto antes comiences todo el proceso, mejor. Si te estás preguntando cuál es el primer paso, te lo aclaramos enseguida: acudir al Centro de Servicios Sociales de tu municipio.
A partir de ahí, cada comunidad autónoma establece su propio órgano de valoración, que emitirá el dictamen sobre el grado de dependencia para posteriormente proponer las ayudas que se necesiten. Hay que aclarar que, si bien los requisitos para acceder a las ayudas de
la Ley de Dependencia son los mismos en todo el territorio español, las ayudas, especialmente las cuantías de prestaciones económicas, dependen de las comunidades.
Para acceder a esas ayudas de la Ley de Dependencia, es requisito indispensable, obviamente, presentar algún grado de dependencia, pero también tener la nacionalidad española y que el beneficiario lleve residiendo en España al menos los 5 años anteriores a la solicitud de las ayudas.
Queremos insistir en que todo este proceso se puede alargar bastante, y tal vez las necesidades de tus mayores no puedan esperar tanto tiempo, por lo que es posible que tengas que recurrir a otro tipo de ayudas o a otras formas de financiación de la residencia.
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