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Cómo es y cómo funciona una residencia
Nos vamos hasta las entrañas de una residencia de mayores N porque seguro que te interesa saber cómo funciona, cómo es una residencia y qué tipo de profesionales trabajan allí.
Los residentes
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Podemos empezar con los propios residentes. ¿Qué tipo de personas viven en una residencia? Es normal que te plantees con qué personas va a convivir tu padre o tu madre, y todo está orientado en estos centros para que los mayores tengan no solo las necesidades básicas cubiertas, sino también para que se relacionen en el mejor entorno posible.
En una residencia de mayores viven las personas dependientes, de cualquiera de los niveles de dependencia. Generalmente están distribuidas por plantas o secciones dependiendo de su grado de necesidad asistencial. Así, una persona con el mayor nivel de dependencia no va a compartir habitación con un residente que mantiene gran parte de su autonomía.
También residen en estos centros, aunque muchas veces se trata de una estancia temporal, personas que están pasando algún proceso sanitario complejo y que requieren unos cuidados específicos y de manera continuada que en su casa no pueden recibir.
Y en las residencias también tienen su plaza aquellas personas con dificultades sociales que por no tener familia ni ingresos suficientes necesitan un lugar donde recibir la atención básica y los cuidados necesarios.
Los servicios de una residencia
En tu búsqueda de residencia encontrarás diferentes servicios, pero vamos a centrarnos en los mínimos que marcan las normas de calidad. -Alojamiento, cuidados personales y alimentación: este servicio es el esencial, el motivo por el que estamos buscando residencia para nuestros mayores, porque no podemos proporcionarles nosotros estas necesidades básicas. Dependiendo de cada centro podrás comprobar cómo es el servicio de cocina, las posibilidades de las habitaciones y de cuántos miembros está compuesta la plantilla de auxiliares. -Atención social y psicológica: pero cualquier persona, independientemente de la edad, tiene otro tipo de necesidades igual de importantes, como es cuidar el ámbito social y emocional. Por eso en la mayoría de las residencias cuentan con atención psicológica, con terapeutas ocupacionales y monitores de ocio y tiempo libre especialmente formados para la tercera edad.
También hay que tener en cuenta el papel de los educadores sociales o de los asistentes sociales para todos aquellos residentes con problemas de integración. Y, por supuesto, uno de los servicios básicos de toda residencia es la comunicación con los familiares. Además de disponer de teléfonos que los residentes puedan utilizar en cualquier momento y con la suficiente privacidad para ponerse en contacto con los familiares, las visitas son la esencia de esa comunicación entre centro y familia.
Podemos hacer aquí un inciso y comentar con carácter general cómo son los horarios de una residencia de mayores.
Entre las 07:30 y las 09:00 horas se levantan los residentes, los que gozan de plena autonomía y también los que necesitan ayuda para hacerlo.
El desayuno, salvo aquellas personas con un alto grado de dependencia, se sirve en el comedor.
Hacia las 10:00 horas comienzan las actividades de mañana, actividades de mantenimiento físico, de rehabilitación o de terapia ocupacional.
Entre las 13:00 y las 14:30 horas tiene lugar el almuerzo, con un menú regulado y que se adaptará a las necesidades del residente si es necesario.
Después del almuerzo hay un tiempo que es precisamente el mejor para que los familiares hagan sus visitas, porque hasta las 16:30 horas no empezarán las actividades de tarde.
La cena se sirve entre las 20:00 y las 21:00 y se va acostando a los residentes.
Como ves, se trata de una jornada repleta de actividades que, por supuesto, no son obligatorias. El residente podrá pasar tiempo a solas en su habitación, caminar por alguna zona verde, leer sus novelas favoritas o pasar la tarde en las salas comunes viendo la televisión, jugando a las cartas o simplemente charlando con el resto de residentes. -Asistencia médica y cuidados sanitarios: siguiendo con los servicios más importantes llegamos, sin duda, al cuidado de la salud. Todas
las residencias ofrecen asistencia médica, cuidados sanitarios, asistencia farmacéutica, atención geriátrica y rehabilitación, aunque no todas cuentan con este servicio médico disponible las 24 horas del día.
Aun así, la salud de los mayores está garantizada. En el propio centro, y dependiendo del tipo de servicio médico con el que cuenten, se realiza el seguimiento de las diferentes dolencias, se prescriben medicamentos, se hacen análisis y revisiones varias. Y tal vez la parte más importante sea la de la estimulación física para lograr en la medida de la posible un envejecimiento activo que mejore la calidad de vida de los residentes.
Como decimos, a veces la residencia no cuenta con este servicio médico permanente, sino que acude un médico unas horas a la semana. Y lo mismo ocurre con el servicio de enfermería. Sin embargo, insistimos en que el personal de la residencia se encargará del seguimiento de las citas médicas, de la toma de la medicación y, por supuesto, de llamar a emergencias en caso de una urgencia.
Dentro de este servicio orientado a mejorar la salud de los residentes se encuentra el de fisioterapia, fundamental para las diferentes dolencias crónicas propias de la edad y también para recuperar parte de la movilidad perdida. -Otros servicios: cada residencia cuenta con otros servicios adicionales, y entre los más habituales se encuentran la peluquería, la podología y los servicios religiosos. Es en este tipo de servicios donde las residencias marcan la diferencia ofreciendo actividades particulares que pueden determinar la elección final.
Porque además de los servicios básicos, ¿qué tipo de actividades van a poder realizar los mayores? Por descontado que en todas las residencias hay actividades de mantenimiento cognitivo y físico, pero este tipo de acciones varían de un centro a otro. Los más frecuentes en cuanto a actividad física son la gimnasia activa y pasiva, ejercicios de equilibrio, clases de baile, estiramientos, yoga o taichí. Las actividades físicas se pueden extender fuera de la residencia en pequeñas excursiones que organiza el propio centro.
Los talleres de memoria son también omnipresentes, pero su modalidad dependerá del terapeuta encargado. Ejercicios de cálculo, talleres de escritura, talleres musicales y musicoterapia, papiroflexia, pintura, cerámica, horticultura, fotografía o manualidades se encuentran
en esa fina línea que separa la terapia del ocio, una diferencia que poco importa a la hora de mantener la ilusión de los mayores.
Los residentes también tienen derecho a la diversión, independientemente de su condición física y mental. Por eso en muchas residencias se ofrecen fiestas de cumpleaños, guateques en toda regla, campeonatos de petanca, bingo, juegos de mesa, conciertos y hasta representaciones teatrales.
Las instalaciones de una residencia
Las instalaciones de una residencia están reguladas por la Consejería de Salud de cada comunidad autónoma, y lo hacen de forma muy precisa, definiendo incluso los metros cuadrados de las habitaciones o la altura de las mismas, por ejemplo. Pero para que te hagas una idea, en líneas generales, una residencia geriátrica debe contar con las siguientes instalaciones.
En cualquier residencia te vas a encontrar con cuatro áreas diferenciadas: el área de dirección y administración, el área residencial, el área de servicios generales y el área de atención especializada. -Es precisamente el área residencial el que más nos interesa, porque aquí se encuentran las habitaciones, individuales o dobles, todas con ventilación e iluminación natural y un cuarto de baño con equipamiento adaptado a los mayores, como suelo antideslizante o duchas accesibles. Además, al margen de este aseo en cada habitación, las residencias deben contar con al menos un baño geriátrico. La normativa regula también algunos aspectos más específicos de las habitaciones,
como los muebles, la cama articulada dependiendo de las necesidades del residente o la dimensión de los armarios y hasta las mesillas de noche. Pero sigamos en este recorrido por el área residencial para encontrarnos con los pasillos y zonas de circulación que también están regulados en cuestión de dimensiones e iluminación. En esta área residencial se encuentran también las salas de convivencia, el comedor y los aseos de uso común. -Nos trasladamos entonces al área de servicios comunes, en la que no estarán los residentes pero que no deja de ser fundamental. Aquí se encuentran lugares como la cocina, el almacén, la lavandería, la zona de mantenimiento y los vestuarios del personal. Algunos de los servicios que se prestan a los residentes, como el de peluquería, también puede encontrarse en esta zona de servicios comunes.
-Pasamos entonces a una de las zonas más importantes, al área de atención especializada, que es donde nuestros mayores recibirán todos los cuidados que necesitan. Aquí se encuentran la enfermería, la sala de curas, el servicio de podología, de fisioterapia, de terapia ocupacional, el depósito de medicamentos y también la zona de actividades, donde los residentes pasarán gran parte del tiempo socializando o en actividades que favorezcan el mantenimiento de sus funciones físicas y cognitivas.
La plantilla de las residencias
Cuando nos planteamos cómo es vivir en una residencia geriátrica, la primera preocupación es quién va a atender a nuestros mayores. Nos preocupa especialmente la atención médica, y hay que advertir que no todas las residencias cuentan con un médico en el centro, lo que no quiere decir que los residentes no vayan a recibir asistencia médica cuando lo necesiten. Como ocurre con otro tipo de servicios, la normativa depende de cada comunidad autónoma, pero casi todas las residencias de tamaño medio y grande cuentan con un servicio complementario al sistema público de salud. ¿En qué medida?
Para hacernos una idea, algunas comunidades autónomas establecen la presencia de un médico en el centro durante al menos 5 horas a la semana en las residencias de hasta 45 usuarios. A medida que se incremente el número de usuarios, aumentarán las horas presenciales, 1 hora más por cada 10 residentes.
Un enfermero titulado también forma parte de la plantilla de una residencia y, como en el caso del médico, el número de horas que atien-
de de forma presencial dependerá del tamaño del centro y de los usuarios a los que tiene que atender. Pero, sin duda, las personas más importantes y las que más van a estar pendientes del cuidado de los mayores son los auxiliares o gerocultores.
Con titulaciones variadas, como auxiliar de enfermería o técnico sociosanitario, conviene en cualquier caso que dispongan del Certificado de Profesionalidad de Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes en Instituciones Sociales. La ratio generalmente se establece en 1 gerocultor por cada 6 residentes dependientes o 1 por cada 15 usuarios en caso de residentes no dependientes.
Como decimos, estos auxiliares o gerocultores son las personas que más relación directa tienen con los residentes, y sus funciones son muy amplias y todas ellas fundamentales. Ellos se ocupan de la higiene del residente y también de hacer las habitaciones, realizar los cambios posturales en caso necesario, administrar la medicación indicada por el servicio médico, dar de comer a los grandes dependientes y acompañar a aquellos residentes que necesiten ayuda para trasladarse de un lugar a otro de la residencia.
Que estos tres tipos de profesionales sean los que más nos interesan de la plantilla no quiere decir que sean los únicos que hacen posible que la residencia funcione. Podemos contar, por supuesto, con el personal de dirección, administración y recepción, pero también con todos aquellos que no vemos pero que son igual de necesarios. Todo el personal de cocina, lavandería, limpieza y mantenimiento es imprescindible para que la residencia cumpla las diferentes normativas y nuestros mayores tengan todas las necesidades cubiertas y todas las comodidades que se merecen.
Hay otros miembros de la plantilla que tampoco queremos pasar por alto porque son los artífices de que los mayores mantengan o mejoren sus capacidades físicas y mentales. Hablamos de los psicólogos, de los fisioterapeutas, de los terapeutas ocupacionales y de los asistentes sociales. Puede haber aún más profesionales, dependiendo de los servicios de cada residencia, pero estos son los habituales y con los que todo centro debería contar.
Qué certificaciones de calidad necesita una residencia
Ya hemos comentado que una residencia debe contar con la licencia de actividad y con las autorizaciones de salud pertinentes, pero a partir de esos básicos cada residencia tiene diferentes estándares de calidad. Puedes contar con tres certificaciones de calidad más importantes. -La norma ISO 9001 es internacional y se refiere a la gestión en general de la residencia remarcando su compromiso con la calidad. -La norma UNE 158101 es de carácter general sobre las instalaciones, los servicios y la gestión del centro. -La norma UNE 179003 certifica que el centro cuenta con las medidas necesarias para prestar sus servicios y para garantizar la seguridad tanto de los residentes como del personal.