Libro poesia y verdad de luis franco

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Toda correspondencia relacionada con este Volumen dedicado a LU tS F R A N C dirĂ­jase a C. DI VRUNO Rojas 1871 - Bueno Airee - Argentina



CON LA COLABORACION DE

Oscar Cerruto Juan Millón Roberto Art! Celina Munín Iglesias Lázaro Liacho Ernesto Montenegro Noemí Vergara Carlos Masironardi Enrique Espinosa Leopoldo Lugoes Federico de Onis


Al lector:

EEl editor de Suma, y también de las últimas y más calificadas obras de Luis Franco, ha querido reunir algunos de los trabajos escritos acerca del poeta y aquél su libro máximo. (1) Quiere con ello ofrecer a sus lectores una visión crítica de la obra representativa de este poeta argentino y una semblanza del hombre y del creador. Entiende así contribuir a la mayor difusión y conocimiento del pensamiento de Luis Franco, para mayor comprensión de su obra y su personalidad literaria, una de las más firmes de las letras argentinas, y de América.

En carta recientemente enviada a Franco, dice su amigo, el recio G. Kramer: "Los jurados de la Comisión Nacional de Cultura, por lo menos, creo que no han leído su libro, su terrible libro. Ojalá otros lo lean; por mi parte lo haré leer como quien distribuye un gualicho, la piedra imán o la pluma mágica." La verdad es que, desafortunadamente para la historia literaria del país, son más los que han ignorado (deliberadamente o no) este grande libro de Franco. Lo que no sorprendió ni al autor ni al editor. Esto nos trae el recuerdo de aquellos días de 1937 en que nadie quiso correr con la publicación del "terrible libro", y tuvo que afrontar esa empresa de cultura el menos importante (si la importancia en materia editorial se mide por la inversión de capitales) de los edito-


El propio autor advertía: "El libro se res del país. . venderá poco o nada, porque nadie querrá ocuparse de él Ya verá. Y la previsión resaltó más o menos exacta. (Algo conoce Franco su época y su medio; algo a sus compatriotas, sobre todo a sus compatriotas literatos). Tampoco el editor se hacía muchas ilusiones al respecto, pese a que desde el primer momento tuvo la Impresión de hallarse frente a un libro enteramente fuera de lo común, aquí y en cualquier parte: pero nunca creyó que en torno a tal"bosque de poesía", como Ant califica a Suma, la conjuración del silencio fuera tan perfecta. No indigna coronación de tan bien jugada tramoya que el honrar a Suma con . ., un tercer premio de poesía! Entre tanto, esun hecho probado que ningún bloqueo es posible ni puede ser mantenido indefinidamente, cuando se trata de una obra de la significación de la presente. Lo demuestra en forma harto elocuente el valioso conjunto de ensayos y artículos que recoge en este volumen muchos de los cuales aparecen firmados por figuras eminentes de las letras de América y por personalidades autorizadas de la crítica literaria.

C. DI VRUNO, Buenos Aires, noviembre de 1941,

(1) Aparecido bajo el signo de "Ediciones Perseo". Un volumen de 288 págs. con seis ilustraciones ejecutadas especialmente para dicha edición por DEMETRIO URRUCHUA.


OSCAR CERRUTO

LA POESIA DE LUIS FRANCO En un libro en el que se transparenta y se aclaro mucha parte del limbo de nuestro mundo "por ser", dice el argentino que lo ha escrito: El que mira lo pampa sólo contemplo una cosa inmensa que está quieta debajo de las otros. Todo aquello que se mueve, acciono, pasa, es inseguro. Sin embargo, hay que mirar despacio para ver, dentro de un mundo que parece estacionario, fijo y estático, el movimiento depredotorio en potencia. Esta tierra abierta y lisa nutre de energías primarias lo que se pesa en ella; y objetos y personas aparentemente quietas en la lejanía, andan y se agitan con fuerzas interatómicas infinitas. ¿A qué leyes obedece esa energía encubierta que torno peligrosas los manos y los ojos? (1). Que los filósofos respondan. Pero, entretanto, creemos que ya una voz se les habrá adelantado. Esa "que deshace en nosotros todo el sistema de relaciones de la palabra con la vida", pero que al mismo tiempo descubre primero que otra la respuesta que el espíritu busco empeáosamente mientras contemplo lo que le rodea. La voz de lo poesía. Casi siempre es la primero en hablar. Y en hablar como los augures. Para decir con voz de tradición, desde el hontanar de su sabiduría, la verdad que apunta al futuro. Porque la poesía es videncia y es interpretación. El poeta repite no sólo lo, que él quiere, sino también lo que pasando por sus plantas y subiendo por su sangre la tierra y su mundo le dictan (2). Por eso en la poesía se puede leer o un pueblo y conocerlo mejor que en un libro de geografía. Lo lectura es en profundidad, y sirve paro calar hondo en la verdadero naturaleza de una nación. Grave error, de simplismo, cometen pues aquellos que para descifrar los signos de nuestro espíritu, la fisonomía desdibujada pero existente de esto patrio joven, levantan su mirada al estuco frío de los edificios. La esfinge de cemento no tiene voz- Y sus respuestas están en otra parte. Están, casi siempre, en el verbo de sus poetas. En esa arteria —7


espiritual abierto, derramada. Y que es, empero, tan vital en un pueblo, como las otras. Puede faltar, ciertamente. ¿Pero qué es un organismo nacional sin ella? Pueblo sin poesía, puede decirse, pueblo con medio cuerpo embalsamado. No es, por fortuna, el caso nuestro, el americano en general Como su naturaleza, esta Otro naturaleza del espíritu es caudalosa y hasta, a veces, desaforado. -Selva, monstruosidad, demasía. Lo dificultad está en elegirla, no en recogerlo. Es este el problema cardinal del poeta, aquí. Y creemos que es a esta tarea fundamental a lo que el poeta debe dar, entre nosotros, lo mejor de su espíritu. Su más crecido labor estará en eso peraltada ordenación de su caudal mágico, del metal hirviente y lúcido de su verso. En ese toque de lo inteligencia, en ese aparejamiento de Ja fluencio lírico y la creación misionoria, consciente de sus finalidades. Luis Franco ilustro, ejemplifico esto forma de poesía activa, nacida de ese mundo "de apariencia estacionaria", en cuyo fondo se cgitan las "fuerzas depredatorios" de su telúrica horizontal. Ha tocado simultáneamente la madurez formal y la otro, la madurez metafísica, que es la conjunción, la síntesis, de la propia angustia, de la tribulación personal con el drama de la tierra y de la historia. De ese choque, de ese encuentro trascendental, ha de nacer lo estatura definitiva; crecido y cejudo, desnuda y exacta, que asuma su poesía. Sólo quiere acordarse de loa que amamantó la, verdad con su ubre [de kona, de los que amaestró el viento: esos por quienes piafa el mar y se encabritan las banderas.

No es la voz de un poeta que está más allá de lo real y de lo verdadero la que escuchamos. No son sus poemas nada más que poesía. Hay algo más en ellos. Está en ellos lo vida. Lo vida tumultuosa y presente, con su hervor y su afán, sus controdiciones y sus batallas. Está el hombre, y el drama del hombre. No es cierto, pues, que baste para hacer un poema llenarle de poesía. Nunca ha bastado. Ni en Shakespeare, ni en Holderlin, ni en Whitman, ni en el Arcipreste. Y cuanto más expresa a su pueblo, la poesía, vehículo de su devanación, eco de su profundo conflicto, de sus colisiones íntimos y de su esperanzo, más alta y numerosa es su llamarada. Y alumbra con .nós extensión. Es en esto correspondencia del poeta co,. el suelo que pisa, en 8—.


lo identificación de sus mensajes, cuando lo poesía encuentro finalmente su significación definitivo. Cobro universalidad, "se opone o lo temporal" y es, al mismo tiempo, temporal, es decir, nacional. Circunscrita a su hora y a su lugar. Se evade de lo doméstico para expandirse, poro crecer y rebasar sus fronteros. Pero es de lo doméstico, asimismo, que se nutre su épica. Y entonces sale de la órbita personal del poeta para entrar en las de la historio. Es lo trayectoria seguida en su época par Martín Fierro, por ejemplo (3). La que sigue todo poesía en la que resuena no sólo el paso pensativo del poeta y su dolor individual, sino los voces múltiples de lo popular, las voces nacionales, los interrogaciones y los respuestas de un grupo social, de muchos hombres con iguales problemas y parejas procupociones. Poesía que recoge con cálida prestancia los secretas vibraciones de su tiempo. De esta estirpe son "Canción amanecida en lo Pampa", las "Coplas de gesto", los versos de "Bocacalle del mundo" y el denso poema "Suma". Lo musa proteica de Franco, y tal vez la inevitable concesión del poeta a las exigencias de la colaboración asidua, afectan o veces el diapasón de su voz, que en algunos poemas lucha infructuosamente par sostenerse. O lo conduce al juega formal: sonsonetes y cantatas en las que el elemento popular no justifica el predominio del virtuosismo barroco. Quizá por ser éste ingrediente popular, más bien alambique español, solercia imaginista y verbal. Es por otra parte, un conflicto común al poeta argentino, y que en muy pocos, y entre ellos el autor de "Suma", se resuelve en una victoria. Los más, se han quedado marcando el poso. Hemos hablado, al comienzo de estas notas, del signo que preside la obscuridad y el alumbramiento argentino: la pampa, equilibrio y sostén, fuga y tobogán. Lo pampa no es un simple accidente geológico ni uno peculiaridad geográfica. No es sólo eso. Es también gravitación telúrica, valencia económica, hontanar. Palabras que podrán parecer demasiado graves para la poesía, Pero que en la poesía se infunden y cobran luego su verdadera significación. En lo poesía se hacen aéreas y traslúcidas y resplandecientes. El poeta ilumina con su voz ardiente y desvelada los rincones secretos de la esfinge. La pampa no es todo lo Argentina. Pero es su fisonomía esencial, más que las soledades patagónicos o los bosques del Choco. Más que sus ciudades o que sus Andes y sus ríos. El poeta le pone luz debajo, y es Fa revelación: vemos, inclinados sobre ella, la geografía de sus arterias, el movi-9


miento de su sangre, la palpitación de su vida recóndita, su vida verdadero, la que mañana, quizá, subo a lo superficie, roto el encanto entonces y ya visible poro todos. Puede inferirse, pues, en los múltiples cominos que trozan los versos de Franco, vislumbres igualmente múltiples del acontecer argentino. El mapa fabuloso de su fisonomía física y el más dilatado e incoercible de su fisonomía espiritual. Todo esto sin la más mínimo arrogancia, o por lo menos con sólo la indispensable. Y sin salirse de sus límites, sin salirse de la gracia. Porque los versos de Franco no son objetivos, descriptivos ni exegéticos. Y sin embargo son profundo, legítimamente autóctonos, conectadas con l tierra que cantan, implicotivamente vernáculos. Por ellas habla el lenguaje directo de las casas del suelo. Lenguaje desnudo y descornado, sin abalorios de folklore ni arrequives criollistas. Lenguaje austero en el que se expresa lo entrañable, lo intransferible argentino, ese presente nuestro o, por mejor decir, con palabra de meditador argentino, "ese mañana que está de continua deslizándose y convirtiéndose en presente". Es así cómo, por la luz y la forma del paisaje, la naturaleza del lugar cobra evidencia perspicuo en esta poesía. Pasa el mar resonante de galopes de la pampa. Paso el bosque, "lo selva de boas y lianas constrictoras, de golpes y de acechos a granel, selva cuya dulzura que ablando o adormece es la violencia más soez". Pasan los Andes hechos de tiempo. La quietud de los llanos sureños. El "zumbido de bola perdida y ardida del zonda". "El tumulto recién enfrenada de las montañas". Los ríos, el mar, el imperio de lo tangible y propio. Y en medio del "arpegio de sus climas", el hombre, centro, inauguración y fin de este universo circunscrito. El hombre, que está presente siempre en la musa de este poeta como el pulso en la sangre. Condición es ésta, principalísima de la poesía de Franco, en la que lo humano explica lo que le rodeo, y es substantiva firmeza, vena caliente que la cruza y la resume. Así -como en la obra de otros poetas hay que buscar el remanso del estilo, el vuelo de la imaginación o la gala retórica, en la de Franco es su sangrante y categórica hurnpnidad la que primero sale a nuestra encuentro. Verso civil sin oriflamos; reflexivo, pensante, cargado de opotegmoç, porque es de entronque popular y terrígeno; verso enfático nor(1ue es afirmativo, y populista porque la poesía que bulle en él es desesperada y esperanzada. He aquí el puñado de sugerencias que el golpe de las primeros lecturas nos don sobre el poeta y sobre su obra. Sugerencias enunciados, que no desarrolladas. Porque no siendo la de Franco una ID


poesía enjuto, sino desbordante, caudalosa y de ojos abiertos y alucinados, no invita o enumerarle los articulaciones, sino a gozar de sus formas plenas y jugosas. No en vano el poeta que la produce vive en contacto íntimo con su tierra, a espaldas de la desnaturalización citadina, y humilde y orgullosamente inclinado sobre la gleba catamorqueda, cultivando su austeridad y la dureza de diamante de su voz. Para darnos una poesía enérgica, humana, cordial, "moderna sin idolatría", como aconseja Paul Valéry, "y que lejos de exigir el sacrificio de la conciencia del yo, es, por el contrario, su más completo y elevado ejercicio". (De "Claridad" - Bs. Aires).

(1) Radiografía de la pampa, de Ezequiel Martínez Estrada. (2) Por lo demás, "el poeta funda el mundo. Lo funda mediante los símbolos, la mostración de los misterios de la existencia; así entrega el poeta un mundo a su pueblo y se opone a la temporalidad. Es el único que algo opone a la temporalidud". - U. Días Casanuevá. (3) Aun q ue este ejemplo no sea el más perfecto. En Hernández, en el subconsciente donde la creación artística tiene sus raíces, subsistirían reservas contra el negro, y especialmente contra el indio, más próximo a la tierra que el gaucho, por más dueño de ella, Por rnás despostídO de ella, y por más identificado con su espíritu, en suma, por más terrícola que aquéllos. Il



JUAN MILLAN

EL NOMBRE Y EL POETA DE SUMA Se comprenderá que el arte exige almas que, en originalidad, en independencia, en temeridad, en despotismo aristocrático, estén U la altura de las personalidades más originales M pensamiento contemporánea. (G. Brandes).

Comencemos por espigar un manojo de anécdotas. Impasible no recordar al Luis Franco adolescente, que por cobrar el premio mayar en un torneo literario, recorre, viajando a lomo de mujo día y noche (con una en blanco, bajo la lluvia, en la cumbre del Clavillo) los cincuenta y tontas leguas que hay entre Belén y Concepción de Tucumán. Cuando Franco hizo el servicio militar en Buenos Aires, un oficial de artillería, hermana suyo, que iba a visitarlo, recibía con reiteración esta respuesta: "Está en el calabozo" (Todo ello pese o que el soldado-poeta había sido presentado por Leopoldo Lugones al jefe, el hoy general Martínez Pito y pese al aprecio que este parecía testimoniarle) Un día cualquiera el joven autor de "La Flauta de Coiía" recibe aviso telegráfico (lo firma el caudillo más fuerte de lo provincia) de que va o ser elegido senador a la legislatura. Luis Franco se defiende telegráficamente contra este primer conato de soborno. Cierta vez, los delegadas del Ateneo de Rosario donde Luis Franco debe dar una conferencia esa tarde, no logran dar con el - 13


viajero ni en la estación ni en los hoteles de lo ciudad. Alarma y telegramas o Buenos Aires. Un poco más tarde, sin embargo, el hombre está en caso del Presidente Rofman. . Explicación? Había viajado "de segunda" —como siempre— y se había alojado en un hotel "muy poco visible". Se sabe que Luis Franco es también auténtico coplero popular. (El recopilador Alfonso Carrizo recogió dos coplas suyas de boca del pueblo salteFio) Un día el poeta se encontró con que un señor Furt había incluido en un "Cancionero Rioplatense", como de extracción popular, uno copla suya insertada en un relato publicado en "La Nación", a fines de 1922: Ojerosits., a y de m, Ojerosita te has puesto. Todos dicen que es por ml...

¡Caramba, si fuera cierto! El poeta se sintió halagado. . . Pero. . . habla uno nota al pie que rezaba más o menos: esta copla, de indudable origen popular, acaba de ser publicada como suyo, en Caras y Caretas, por un señor Luis Franco. Empeñado cierto vez en defender el agua de riego de Belén de lo rapacidad de los protegidos oficiales, Luis Franco dirige un telegrama "muy descortés" al Gobernador y después otro "más descortés aun" al Interventor, en tonto, al frente de ochenta jinetes intenta apoderarse de los tomos de riego. Resultado: va dos veces a la cárcel, —la primera arrestado por el comisario local, lo segundo, condenado por el juez federal. Por necesidad, y también por gimnasia físicoy moral, Luis Franco trabaja por largas temporadas como peón de campo. Una tarde de invierno fallo el hombre que debe atender el riego esa noche. Luis Franco, que ha pasado el día entero colocando un lienzo de alambrado, entra al agua, que en partes comienzo o escarcharse, y ocompaiiado de un muchacho que lleva la linterna, riego todo lo noche y. casi todo el día siguiente. "Treinta -y cuatro horas de pie —dice riendo— uno fajina que aquí hace cualquier pobre". Por lo que he oído referir a muchos, parece que Luis Franco es una especie de cabeza de turco del vecindario popular de Belén, y se ve obligado a equilibrios pasmosos o fin de conciliar sus 14-


ya tan desparejas ocupaciones de vaquero y escritor con la obligación que se impone de desatender lo menos posible a sus clientes gratuitos: es decir, las consultas del obrero enfermo y con certificado médico en el bolsillo o quién el contratista obliga a marchar a las zafras del norte; del regente con quién el juez de aguas comete una arbitrariedad odioso; del minero accidentado que queda inválido y en la calle; de lo mujer que no puede recaudar su hijo cedido en crianza o de la otra que tiene a su marido en la cárcel; del vendedor que necesita uno escritura extrajudicial o del analfabeto que quiere mandar una carta. . . Claro que en los dios de mucho tarea, el consultado tiene que encerrarse con tres vueltas de llave. En 1936, Luis Franco llegó a Chile, gracias o que el viaje Fué finçnciado por un grupo de nobles amigos inspirados por el gran Enrique Espinosa. En Chile y en varias ciudades argentinas leyó —no sin algún estorbo— algunos de sus corrosivos ensayos de "La Pevolución y El Hombre". Pero.., en Catamarca el rector del instituto que cedió inocentemente el local fué apercibido, o procesado por. . protector de comunistas! Y no le costó poco salvarse del despido. Una oración friísima de invierna, el Moro, el caballo que monta Luis Franco, se espanto violentamente al cruzar un callejón ya oscura: un desconocido se dispone a pasar lo noche al a"rior rio un fueguito de briznas. . . Pero el "linyera" duerme esa noche en casa del poeta, y el pintor Usandivaros, que va a ver o éste al día siguiente, lo encuentra almorzando con un hombre que lleva un sobretodo demasiada elegante y los talones desnudos en las alpargatas viejos. Otra tarde, Luis Franco se halla sumida entre sus papeles, cuando introducidos par el más famoso personaje de la villa, El Cocoo (un tantito-vivo que Franco ha recogido hace años) entran los senadores Palacios y González Iramain. Centenares de libros en anaqueles de cajón, manufactura del dueño; más libros en mesas, sillas, repisas. Un retrato de Hernández, Otro de Whitman, otro de Hudson a caballo. Perchas de cuernos de venado, lazos, escopetas, morrales de caza. Pieles salvajes. Debajo de las estanterías, machetes, frenos, tijerones, llaves inglesas. Unicos lujos: un apero chapada y un Ulises de Joyce. La entrevista es rópi- 15


da y sin mayor interés. Sólo que cuando los visitantes se van, Franco, (que tiene por el socialismo nazareno el odio de Nietzsche y de Lenín) les regala una botella de vino añejo envuelta última encíclica del Papa. en una hoja de diario que trae l.

EL HOMBRE LE LA NATURALEZA

Nodo de lo que no esté irrigado por nuestra raíz —ésto es, nuestra naturaleza más intimo— puede tener valor verdadero y "porvenir". Como lo revelan los versos de su adolescencia y el poema de SUMA evocando su infancia, el poeta era temperamentalmente lo que hoy es concientemente: Si aprendo bien los rezos se alegrará ml madre, y si soy bueno, el ángel me dejará ests noche dos plumas de sus alas... Pero. ¿qué hacer, si mi alma no puede oler los cirios? El pizarrón ce tecciroso, Mi ansia escapada trilla en ja rama mfra verde de ese árbol. Sé que en dos ocasiones, por lo menos, Luis Franco vivió por temporadas de ciflos en Buenos Aires. Terminó par volver a sus lejanas sierras. Es claro que sólo en Belén, donde las necesidades son sumarias, —podía vivirse sin dinero a casi: de algunas hectáreas de alfalfa y de alguna colaboración perdida. Sobre ésto, influyó lo que ya puede sospecharse y que Hudson con'-- s¿): "Yo, que cuando estoy lejos de los murmullos del campo y no oigo el canto de los pájaros, no me siento vivir". Tu sueñas en tu biblioteca; mi sangre es panoplia de ardores... Se trata, en efecto de un hijo de la Naturaleza hasta la punta de los uñas. Gusta recordar de "una infancia repartida entre el fastidio técnico de las aulas y la camaradería de los pájaros más cacho faces". A!guna vez escribió, medio en broma, que la Naturaleza era su segunda naturaleza y tal vez su primera. Así lo reveló en efecto ya en los versos rnuchachiles y casi infantiles de La Flaola de Cofia. En Belén tenía o tiene su "estudio" en una viña. "El árbol es para mí, en cualquier circunstancia, un campofiero manifiesta y un dios clondestino". "La primera presencia del mor fué una de mis aventuras más intensas". También escribió un libro entero de biografías animales. 16-


Y por el "cavador de leguas y bebedor de cielos'' tiene la supersticiosa adhesión del gaucho o del árabe. ("Mi más consentido habilidad es tusar bien un caballo". "Los más de mis versos han sido inventados a caballo"). Mas ahora quiero decir esto que es indispensable. El refugio en el seno de la Naturaleza ha tenido casi siempre el sentido de una deserción del mundo de los hombres o del propio mundo individual de cuerpo y alma como en el misántropo o el anacoreta. Cloro que ocurre también que el regreso a la Naturaleza signifique sólo un repudio más o menos conciente o más o menos total de las convenciones del hombre amuiiecado por todo lo que hay de Falso en la civilización: un despoarse de los moldes opresivos como condición she que nal, para luchar por la conquista de valores auténticos. Que este es el caso de Luis Franco —más o menos instintivamente primero, concientemerite después— nos lo prueba la evolución de su pensamiento y su arte, y también de su vida. El libro "La Revolución y el Hombre" —que yo he podido leer inédito aun en su mayor parte— es un esfuerzo casi heróico en un artista de hoy, por responderse lo más claramente posible (no rehuyendo las últimas consecuencias, sino buscándolas) o las preguntas esenciales que puede y debe hacerse una conciencia realmente moderna. Obedeciendo a estímulos de su propio temperamento, y destilando las enseñanzas de los espíritus rriás audaces y libres de todo tiempo —desde los profetas hebreos y las filósofos chinos a Epicuro y Lucrecio, de Espinosa a Marx, Whitman, Nietzsche y Freud— su mente ha luchado sin tregua por librarse de la selvosa maraña de las mentiras milenarios de la cultura. ¿Cuál es el verdadero sentido de la moral, de lo político, de lo guerra, del arte, de lo religión, de las Convenciones sexuales? ¿Cuál el desiderotum de la Cultura en resumen? La plena realización de la persona humana, eso es cloro. Las presentes líneas sólo se proponen averiguar por encime de todo, la correlación que hoy entre el hombre y la poesía de SUMA. Que no se trata de un hábil paisajista, que para Luis Franco la Naturaleza está muy lejos de ser un "mero escenario pintado de azul y verde", es lo primero que vemos. El late junto o ella en una convivencia tan vehemente Como natural, eso es todo. De ahí que, proyectándola desde adentro a fuera, puede revelarla con tan sencilla eficacia. Cito al azar. - 17


La atmósfera: Oh tierra, tú la llevas para irez, maravillosa y simplisimamente, como otros llevan su alma a flor de piel. El alba: Ya los senderos vuelven, furtivos, de la noche. El árbol: Con tu ademán injertas nuestra vida ea 10 une.nme presidiendo el desfile de ales y mañanee. La primavera: Nada, nada, nada, nada. Pasan pedazos de invierno sobre el agua enamorada. Los negros: Profundos cuerpos de, noche constelados de deesee. La lluvia: La vida está desnuda y nG Ocultando la era entre los cabellos mojados, La Noche Noche, eres una excavación vedada,.. ¡Ay, en las nebulosas las ralees del 'mismo ser destapas! El poeta de SUMA me hace recordar al Niño-Diablo del cuento de Hudson: su mirada, su oído, su olfato parecen dotados de la fineza y la certeza infrahumanas y mágicas de los animales salvajes. Las ciencias intrasmisibles del rastreador y del baquiano parecen suyas, y, cloro también, que el arte del cantor. (Y ya veremos que, igualmente, la voluntad libertaria del gaucho alzado). Pero a través de la apasionada largueza de sus sentidos, ha llegado can los años a una especie de conciencia —no mental sólo, sino integral— de la vario Naturaleza en su Conjunto que tenemos que llamar místico, porque no es Otro COSO, por mucho que lo palabra choque con estridencia aplicada a un poeta "pagano", y más aún, violentamente anticristiano y antiteológico. En efecto, el que ha llamadd al Dios de las religiones reveladas, "nuestro Usurpador", y o la Cruz "el árbol cuya sombra enteco la carne y da los malos sueños", y a los templos, "bazares con in-


cienso''—, es, en el sentido final y único de la palabra, un poeta religioso. Desde luego que su Dios es espinoziano, ésto es, es la Naturaleza misma, y su percepción y comunión se logran sólo a través de los sentidos iluminados: Sé que lo visible sirve de pilares a tinieblas sagradas Y que el Ser tiene por todas lados muelles de embarque y deseas[barque. Lo eterno esté, arraigado en mi ombligo y florece en mi cerebro [insondable y en las hierbas y las nebulosas y las patas de los caballos. ¿Cómo ha de constituirse él en arriendo de esos hombres, de alma [y uniforme color de fosa? ¿Con-so he de adorarlo yo con humo o alabarlo con herrumbrosaj [palabras de confección? Su conciencia de lo inexpresable rebaso las fórmulas teológicas o científicos: SIl enigma es un adentro y un afuera de los limites. (Suma No. 331 ITa simple paso que doy, una simple mirada que dejo caer son un prodigio sereno, como el resto de lo viviente. (Suma No. 33) Vamos formidablemente escoltados de misterios ODmO alguna cifra Ingente de ceros y ceros. (Coplas de Gesto) La noche yedra envuelve el entero Ser desnudo. (Suma No. 201 Y no porque el misterio se encarne en el hombre: Anochecidas edades de cosmos y humanidad resurgen en mi jornada de claridad. se hace más fácil encerrarlo en una frase o una redoma: Un ser de evasivas maneras, de miradas por entero impenetrables: 19


el otro hombre sin alcance Que soy yo, remando con sus remos: el [sueño ' la vigilia. La tiniebla cósmica invade, pues, la esencia del hombre: Un pájaro es mi pensamiento, y en todo lo demás so y selva. Ante ella tiembla y vacila la conciencia como un herbívoro ante la fiera cazadora: El inmenso yo arcaico achecha ata velludo de bosque. Pero el espíritu que inventó el mundo lote hasta en el corazón de la piedra; su presencia es ubícuo y dominante: El alma es más ostensible q ue los árboles o el viento, pese al feroz pudor del ser. Y que todo está vivO y estremecido como un arrullo:

La Nada es el más viejo y falso de los dioses. Lo que nosotros miopemente llamamos vida o llamamos muerte son formas diversas del ser universal: Siento que la vida y la muerte son dos manos que mueven todas (las cosas en una inmortal conspiración contra la nada. Porque en verdad, nada desaparece definitivamente, nada muere, pues todo vuelve: Périples de las cosas, anillos nupciales, Lb que comienza y crece, no acaba: recomienza.

Frente a tamaña aprensión y concepción de lo existente, los mundos "terrenos" y "celestiales" de los mitologías y los teologías, con sus resurrecciones y castigos y premios del más allá, can sus esperanzas y terrores fantásticos, aparecen como inventados por lo pesadilla de un niño: Mi alma caudal está aquí. No pide perdón a nadie ni de nada. Agradece con total fervor lo Que tiene y su sonrisa alegra los cipreses. ¿El milenaria pavor por lo breve y lo ilusorio de la existencia? Espejismo de nuestra aprensión es lo efímera. Todo nace en cuna de eternidad. (Suma No. 31) 20 -


brio de fuego voy, y mi llama no puede apagarla del todo nin[glin viento. (Sumo No. 31) Lo verdad es que el tiempo le ha confiado su vertiginoso misterio: El eterno regreso de lo efímero es el secreto del tiempo.

Y así ¿cómo ha de envejecer nodo sobre lo tierra? Mi sangre vieja como el mar, mi sangre mas fresca Que los últimos geranios. El Movimiento ("el dios que permanece") y la Metamorfosis ("madrina del retorno") son la fuente de juvencia de todo lo que existe en la Naturaleza; Y la novedad es tu vieja costumbire. (Suma No. 2) Tú te ríes, calavera,

ya el pensamiento en la rosa. (Suma No. 31) Y así el mundo es nuevo para cada criatura que nace, aunque rarísimos veces paro el hombre, pues, casi siempre, las inertes legislaciones de los muertos les impiden gozar de esa frescura creadora: Comenzando está el mundo. Sólo los muertos pueden vedarte inaugurarlo. Y recordar lo que el árbol, por ejemplo, no olvida: Mas no ignoras, de veras, que lo fúnebre fracasa en lo nupcial. Por lo demás, la intensidad es una especie de comprensión del tiempo, uno otro suerte de perennidad: Que la briosa plenitud De lo vital es la única juventud y es lo inmortal. ("Embajada de Mediodía") La intensidad es la primera juventud del mundo.

Suma No. 2)

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Le. Vida flO es mi costumbre, es mi pasión. (Sumo No. 10) Intensidad no sólo de la sangre, sino también del espíritu, es lo que nos rescato de lo perecedero: Su ilusión que se eneaprieha por lo fugaz viste luto, ¡y un solo instante de dicha es tiempo absolutd! ("Embajada de Mediodía") Pero quien ha logrado sentir así la comunión o través del tiempo, lo ha logrado, por cierta, a través del espacio, porque en esencia son una misma: La expansión concéntrica del ser en los círculos del agua, la madera, la sangre, el sonido. Y también en los del alma: La tierra, el ame, el agua, el ruego están indisolublemente enes[ciados a nuestra alma. A través de los círculos del tiempo y de las metamorfosis se baja hasta las raíces del formidable árbol genealógica de lo criatura humana: Ya el hombre ha vivido millares de años en alguna parte Ya anduvo entre las nebulosas; estuvo en el corazón de las Tocas primeras; ha sido al g a o pez en el mar; dudó entre las formas anfibias y prefirió la tierra; se elevó con los árboles para otear el mundo, y las tormentas dejaron barro de creación en su alma. Todavía ahora pájaros y mamíferos trasmigran por su cuerpo. Mas la comunión oscuro de las criaturas de la Naturaleza sólo se ilumina en la conciencia del hambre: La camaradería celeste y terrestre de todas las cosas tiene su más profunda cifra en nuestro pecho. Y sólo la comunión con lo universal abre las puertos del verdadero vivir: Ah, no estamos vivos, de veras, si en nuestras quejas o canciones no pulsan rocas, alas, eras y constelaciones. 22


No es fácil, y hablo de cualquier literatura, dar con un poeta en quien el sentido de la comunión con todo lo creado —"vínculos de sangre con la vecindad viviente''— seo más profundo y persuasivo: Inextinguiblemente bebe el infante, ved: trasiega el universo su sed. (Coplas de Gesto) Siento que mi sangre convoca en sus márgenes todo lo que crece conjd el rojo amanecer amotina los pájaros. Y he aquí el auténtico respiro de la felicidad pánico: Por mis narices respiraba el bosque, de mi sudor y mi resuello se engendraba la nube, mi torex se azulaba y esplendía... Rata en mi, reía la salvaje inocencia de las aguas en marcha. Parece estar al tanto de los más clandestinos caminos de lo que vive, menos por lucidez conceptual que por privilegio de su sensibilidad. No lo descamino o turbo ni lo más abigarrada pluralidad de los Formas, pues termina, por descubrir la identidad esencial, a través de los círculos interiores en que se mueve la Naturaleza. El proceso completo del huevo hasta convertirse en pájaro, el del ostro hasta cumplir su órbita en el espacio, el de lo sangre hasta cumplir lo suya dentro de las venas, han sido vistos en su correspondencia fundamental, reducidos o lo unidad: Y q ue el pájaro que incuba repite en sus huevos el cerrado 'galope de los planetas y de la [sangre (En cuanto al verbo que traduce sus visiones —digámoslo al pasar —es casi de un poder algebráico en su capacidad resumidora). Somos los sumandos de una cifra única. La unidad, está, pues, sentida o través de las mayores complejidades de lo diverso: Todas las distancias forman una sola cercanía divina. Y la más humilde cosa cobra su verdadero sentido —sublime— sólo cuando se la siente inserto en la total armonía, cuando so revelo su Fondo de infinitud y perennidad: - 23


Como la vid aprisiona sol en sus racimos osouro

mi angosto latido aprisiona lo inmenso. Con semejante visión no es raro que los categorías conceptuales y morales de hombres criados en un clima de convención y de miedo pierdon su sentido. Y el número celeste que rige aún lo ciego y lo monstruoso. El espíritu emancipado tiene ojos nuevos: Lo •eontranauira y lo sobrenatural son también Naturaleza. Yo vemos, pues, como, por el privilegio de su sensibilidad estética, el poeta ha rebasado el cerco de las supersticiones teológico-literarios y ha llegado a la aprehensión viviente de las grandes verdades esenciales. Poeta religioso aun cuando para su visión la tradicional resulte inverso y seo "el hombre el que inventó a Dios a su imagen y semejanza''; —religioso aun cuando cante los órganos sexuales de la mujer y el hombre— Apoteosis de lo secreto, Falus— porque eso está inserto dentro de la veneración mística de o viviente y de todas las formas del ser: tan profunda, que aun en la inercia y la muerte halla su justificativo: Alerta de la vida es nuestra muerte; la voluntad su chaira halla en lo inerte. En verdad, donde otros ven un tema de elegía —la brevedad de la ',ida humana— nuestro poeta halla una razón de euforia: la certezu de nuestra muerte se vuelve una advertencia y una incitación agudo. Igual sentido tiene su oda al invierno: enemigo de viejos y de enfermos y do malos olores y perfumes baratos... Pero si el mismo cadáver da testimonio de que la vida no se deja vencer: Ella, la invicta, sigue latiendo en el cadáver con la profundidad del halcón en su vuelo. ¿Es mucho, pues, que en la misma disolución de las formas vivas vea la condición indispensable del tránsito y de la renovación, y, por lo tanto, un tema de alabanza? Loor a la santa Podredumbre, boda pudiente entre todas, 24 -


madre de la salud y de lo ubérrimo, redentora nuestra, que evita que el mundo se vuelva un museo de piedra. De veras, absolutamente nada logra amilanar o este Tirteo de todo lo que nace y crece, y junto a su soplo y su risa aparecen tristes la sonrisa escéptica de los Ornar Koyom y la beata de los iluminadas, y el amargo pesimismo de los Leonardi y los Schopenhauer se ovienta en cenizas. Y he dejado adrede poro el último un sólo verso en que el idólatra de lo Viviente expresa su pasión creando un símbolo que tiene la ingenua profundidad de os mitos: Y el lagarto que inocula el verdor de los bosques en loe muros Viejos,,

DEVENIR Y REVOLUCION Toda la poesía de SUMA está, pues, transida del sentimiento del devenir —somos y no somos: devennios— ésto es, de la perpetua transformación de todo, y de que el alma, el animal, la planta y aun lo piedra, son "sucesos", estén moviéndose sin pauso: El Movimiento (silueta del alma) con la Vida y la muerte por flujo y por reflujo. Sí, y también de la ley que rige el movimiento: la identidad móvil de los contrarios. Pero ese proceso dialéctico (esa lucha de los contrarios y superación de la contradicción que actúa en toda cosa) que entraña el desarrollo de la Naturaleza, obra también en la historio y se llamo lucha de clases Así es como, partiendo de su sentimiento heraclitano de lo Naturaleza,, nuestro poeta ha podido sentir el devenir histórico, ésto es, llegar a la concepción marxista de lo social. (Ya en Nietzsche había oído hablar muchas veces de una enfermedad llamada cgiptismo o concepción estatuaria de la hisfbria) . Y empujado a ello, sobre todo, por su necesidad de hallar el camino por el cual el hombre —luchando victoriosamente Contra todas las opresiones externas e internos— puede llegar a la gran meto: la realización de su personalidad. Y así ha podido ver que muchas cosas tenidas por sagradas conspiran hoy justamente contra ,I hombre: la patria, la moral, la religión y los ideales de lot ciases poseb'entes.

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En "c:co!ie del Mundo" y tombión en "Copias de geto" y en SUMA (Libro VI) Luis Franca aparece como un poeta social, bien que sea escasísimo su parecido con los declamadores que suelen llevar este nombre. Cuando el canta: Ahora eabemo9 q ue cPb es libre el que sabe romper su propia ca.. [dena en ios otros expresa el motivo cardinal de su enrolamiento en la lucha. El alcance corrosivo de los ácidas de su sarcasmo llego hasta el hueso: Ahí están ellos los que fabricaron con humo dioses de perdón y castigo para autorizarse concesionarios del mundo, monopolizadores del. [hombre; ahí, los de vísceras y manos de prostituta, q ue han hecho del sudor y la sangre el licor más potable; con su honor q ue huele terriblemente a ropa sucia y es hoy escándalo en todas los esquinas del mundo; ah, dispuestos a llegar a los horrores prohibidos, a hundir hasta lo más insumergible del hombre con tal de mantener intacta la santidad de sus alcancías! ('Canción amanecida en lo pompa") Su invectiva es de lo más certero y apunta siempre a la cabezo: Negreros de antes y de hoy, con muertos de hambre engordáis... Con brío único y con inverosímil poder de expresión y de elípsis evoco "todos las horrores del hombre sobre el hombre", el destino de los "entregados o lo tiniebla y al llanto como a un par de muletas", de los rebeldes sometidos, de los libres aherrojados: estimulados a insultos, aplaudidos a azotes, aperreados, acegados o cortados de fuga en sus jarretes, • desposados a lo irremediable por todos los anillos de la cadena, • echados al circo para aliviar el tedio de los leones y los amos; siervos indignos de besar los pies del señor o de entregarle la [doncellez de sus hijas; incrédulos persuadidos a la fe de Dios, por el fuego, hasta el incienso; rebeldes sosegados por toda la panoplia del orden, ejemplarizados hasta inventar una hidrografía escarlata. El dolor de las servidumbres está Visto en su raíz y en su. cima:

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Un llanto, llanto de siglos, moja que moja .y socava y a los cimientos [del mundo. El corazón de los hombres ya enseña su canto al fierro. Saluda con júbilo, con pregusto guerrero, la inevitable y brutal ruptura salvadora, la eclosión del huevo: la hora de hacer de todos los dientes no solo filo sin mella, de todos lee brazos un solo ademán constrictor como la anaconda, y destilar de todas las vergüenzas el rojo más pura para el alba [creadora. Por que de eso se trata. No de la mejor distribución del algodón y lo grasa (¡aunque es indispensable comenzar por ella, señores idealistas!), sino, por encima de todo, de llevar al hombre colectivo más allá del pantano de los conflictos económicos, y de la niebla de las supersticiones trascendentes, de que pueda rescatarse del "monstruoso destino de sus monos'', recaudar su"ternura fundamental", olvidar sus "viejos y enfermizos delirios", reconciliarse con la 'frescura creotriz del mundo": sólo entonces !a criatura humana a través de sus semejantes, podrá alzarse hasta su alto destino: El más reseco de lOs vasos quiere colmarse:

el hombre dejar de ser una insalvable distancia para el hombro y cumplir totalmente, libremente su órbita. Porque si bien se miro, en eso desemboco toda la poesía de SUMA: en la reconquisto del hombre por sí mismo. Más, para eso, es indispensable armar a los hombres de una conciencia vigilante y aleccionarles en la inconjurable necesidad de lo lucho y de la sangre. Por ello la Resignación, "fetiche de ojos de perro", que aconseja el repudio de la violencia, es el peor enemigo del hombre contemporáneo: Contra esa hija de la muerte que congelo, risa y sueños, se alza la única reclusa que no empalidece, la sangre. Por eso Luis Franco se ha hecho un poeta revolucionario, "todo ojos y pulso".

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EL POETA DEL AMOR Soy uno por fuera y por dentro. Mujer, soy uno ciertamente. Nada de tu alma o de tu cuerpo podría serme indiferente. Ninguna estrofa de nuestro poeta resume tan acabada y sentenciosamente su sentido y comprensión del amor humano. Sentidor desmesurado siempre, Luis Franco ha llegado en las dos direcciones del amor —lo ternura y la voluptuosidad— a los más hondas distancias. Pero estoy mintiendo adrede. Partiendo de que la antinomia entre el cuerpo y el almo del hombro es radicalmente falsa y perversa: Ay, civilización bifronte, te pesa un adarme, que el alma tenga un horizonte, y otro nuestra carne. Se llega a que tampoco existe la del amor físico y el platónico: el primera pertenece o la fisiología o la mecánica, el otro a las aberraciones mentales. En la más lúgubre locura fragmentaste el amor de in tajo: el de arriba de la cintura y el de abajo. (Coplas de Gesta) a los perversos q ue han hecho del alma el eclipse del cuerpo y [viceversa. Ni colegios de hijas de la Inmaculada Concepción ni mancebías. El amor rosa lleva infaliblemente a lo pornográfico: Sólo el entero amor lleva nuestra sangre al mediodía. Sangre y alma. Como los psicoanalistas, Franco parece sentir que el instinto del amor arraigo de tal modo en el íntegro ser humano y es de tal poder de expansión, que lo lucha milenaria del hombre par reducirlo o ahogarlo ha terminado en un fracaso siniestro: Ay, a través de cuántos escudos y vetos y penitdheias vienen nuestras cuerpos desnudos. El cuerpo se venga del alma que se avergüenza de él llenándole de delirios obscenos. La obscenidad y las perversiones 28 -


sexuales y los neurosis son hijas de esa vergüenza del propio sexo, y de la conspiración contra-natura por suprimirlo o darlo por no existente: Malicia de malicias y cobardds, gris, la castidad, cantamos, frente a lo omnisciente vestido de Naturaleza Pero la lucha Contra el sexo no es más que un capítulo de la historio lastimoso del hombre en procura de evadirse de la carne y del mundo por la espiral de los sueños baldíos. Mientras tanto, paro el espíritu verdaderamente pura y verdaderamente libre, el sexo está entre las grandezas y bellezas mayores de la tierra: Sus ondas rigen los más cargados designios de lo espeso, y Jas fugas del sueño que no alcanza da música; también las inventoras fiebres del alma. Su ritmo es conocimiento del tiempo, y la hermosura y la guerra y la alegría estén en él y los demás dioses todos, y la salud es su p ía aureola. El sexo es, pues, padre de hombres y dioses, y; ay de sus apóstatas!: los ascéticos San Antonio que quieren anularlo y enloquecen de pesadillas, a los hedónicos Oscar Wilde que buscan convertirlo en un bajo resorte de placer y bajan o las más nauseabundos aberraciones. Hay que volver a los escritos de los antiguos —árabes, hebreos o griegos— paro dar con lo actitud enorme de Ingenuidad y de veneración ante el sexo que hallamos en SUMA: Con la gentileza del lirio, con la, altivez de un Indice en la confusión de las conciencias, se alza el miembro del hambr. Y la "forma de misterio pura" de lo vulva femenina es celebrada en una ada extrañísima y nobilísima: escondida más que en el más escondido rincón del bosque en la arrebatada y soñadora creación de la desnudez. Vellón de refugio digno de enredarlo en flores como una cabellera, augusto como la barba del hombre augusto. Corazón no menos entrañable que el otro en que duerme la hondura del ser para su despertar en el paraíso ofrecido, - 29


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Qué raro, pues, que poro él asuma uno grandeza cósmica, lo que liorna Conjunción creadora de toda la mujer y todo el hombre en la estrellería del ser. Cuando se celebra lo que él liorna "el mutuo divino servido", ésto es, la cópula de dos amantes tan Verdaderos que pus. don decir: Respiramos en el corazón de un clima virgen donde carne y alma maduran exactamente al mismo tiempo todo lo Naturaleza parece moverse para asistirla: A tu lado como a la entrada de una selva. Tus muslos, ríos caudales, fluyen. Y el corazón d& las tempestades trabajando ml sangre que salta sobre ti al estilo de la ola sobre le. ola Lo pasión de posesión crece hasta el delirio, corno el mar bojo el viento: Aspirarte por todos los poros, comer tu lengua y tus pudores, beber hasta la hez tus odas. Te amo, luego soy. Se troto, en verdad, del más furioso apetito de conocimiento que invado al hombre: Queremos conocernos con lo interno desconocido de nosotros, quiero q ue tus adentros me vistan, quiero vestirte con los míos. Pero tamaña intensidad rebaso la frontera humano y permite la comunión con el espacio: Los ocho miembros son los rayos de una rueda a escape y su eje está pasando por el eje del mundo y las estrenas. Y también con e! tiempo: El río que en mi llevo se desala despertando el futuro q ue llevas dormido en las entraflas Pero el sexo humano no es sólo ímpetu sensual sino también ternura:' el amor del hombre es todo eso, indisolublemente: El impulso abismal me empuja oreaddram-ente hacia la forma y la [esencia de la mujer. Si a través de la voluptuosidad el poeta llega a la mística, también llega o ella a través de "la esencial ternura'', del sentimiento y del ensueño: Yo so y el del pecho oscuro y de la herida que le alusnhra.ron para sIempre (Noct. No. 8) 30 -


Como la sombra trae confidencias de estrellas... Tu cuerpo es ola, estío, caricia, ¿pero, tu alma? )Noct. del Sino) No está mi reino en este mundo porque se halla en tus ojos. (Noct. No. 7) Y no sobes ser coqueta sino con tu alma. (Noct. No. 1) Amada hasta más allá de tu hermosura y tu cariño— la hermosura es apenas tu alfombra, (Noct. No. 1) 'ro abarco entre mis brazos, pero te busco siempre. (Noct. de) Sino) Te ol,rimo con mi alma y tu hermosura me duele (Noct. No. 13) El sentimiento de la comunión es absoluto: Como si mi . corazón te hubiera; oh nila! inventado en su momento más intenso. (Noct. No. 4) En nu estás en latido: no preciso mirarte para ver que tu amor es diadema en la sombra. (Noc't. del Sino) El pensamiento del poeta de que "el individuo verdadero es lo parejo" está vivido desmesuradamentee en sus versos. Hoy una reiterado apelación e invocación a los poderes mágicos del amor. Por él la mujer se identifico con la músico, o con "el almo persuasora de los Perfumes" o con la noche misma, en poemas do) más recóndito hechizo, y en que, como en casi todos los de Nocturnos, parece franqueársenos la entrada a los etéreos paraísos de la música: Eres la gran pudorosa (;,o es ella? ¿o es ella?) ¿Con que canción dormida entre los brazos vienes u ojos apagados y encendidas lágrimas? ¿con que alma, en infinita fuga? (j,o es ella? ¿o es ella?) por caminos furtivos y en figuras de sueños desunciendo afanes y el rocío para, les fiebres? Alguna vez los amantes de la parejo perfecta "en idioma de llanto conversan con la dicha" en un diálogo que parece encerrar - 31


toda la armonía estrellada de la noche y su profundidad: —Nada sabemos, sólo q ue estamos de rodillas ante oigo nuestro, pero más grande que tú y yo. —Cuando bajas los párpados para abrigar tu alma la mía temblorosa no se atreve en mi voz. —Ay, mi dicha, más tímida q ue una canción de esclavo. Yo no sé, yo no sé si es albricias o adiós.. —Escuchamos lo que Otros ahogan en el ruido; en mí te escucho, amada. —Tu corazón es dios Que busca las plegarias más trémulas las mías! —Tu amor en ini vacila en sollozo o canción. —;El dolor de tener un corazón mortal! ¿Cómo hablar de otra pana? Tal vez no hay más dolor. .—Pero el amor nos salva. Qué importa ya la muerte si vivimos momentos inmortales los dos. Es el maravilloso diálogo de los olmos enamoradas que han descubierto el misterio de la inmortalidad y cuyas nupcias fueron dichas en versos en que lo hondura del sentimiento se estremece de música al celebrar el aislamiento divino: Puedes amar arenas, porque el amor te ahoga. Como un ala y otra ala se abren al vuelo, juntos tu corazón y el mío son las de un Vuelo solo. Qué importa a nuestra música la sordera del mundo En Nocturno fina! la intensidad grandiosa de su amor la llevo a soñarlo más allá de la muerte en el más misterioso y alucinado de los poemas: ¿Tú estabas allí desde bacía cuánto tiempo? No t ablas acordarte de tu nombre terrestre ni de la minoría de tu alma (ni de la horrible cadencia de los sollozos, oh!) allí donde ej pensamiento era una radiosa danza Y el sentimiento seguía los senderos de la música.

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EL POETA DE LA PERSONALIDAD A Franco, poeta y hombre, le ha preocupado dramáticamente el problema de la personalidad, desideratum final de lo civilización. Las rocas, el horizonte, las máquinas, los dioses, los estados, debcn probar lo infinitud del hombre y servirla, o valen menos que las hojas secas. Ha rastreado su tema hasta los orígenes. En el singularísimo poema titulado "Eden", asistimos, como etapa a etapa, al crecimiento externo e interno del hombre inicial, que va emergiendo heroicamente de la animalidad, pues todavía, como el simio Sus manos son apenas más inteligentes que sus pies.

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el largo de sus brazos venga lo angosto de su frente. Y emergiendo de la Naturaleza que le llega "a la cintura'': El ámbito lo viste con su alma innumerable,

su pulso salta con los saltos carnlvords, su resuello apresuro los galopes. Su percepción no ha catalogado aun el mundo: Confunde el miedo con el frío. No sabe si el espacio es un olor sutil que oprime In. garganta.

Pero lo más decisivamente humano está en él: Siente q ue los grandes sueños le estorban como la cornamenta al [ciervo. Ha descubierto, poro él, el fuego, el perro, el cuchillo, sus monos, y sobre todo el verbo, es decir, su propia alma. En efecto, todo el destino humano se agito en esa capacidad de proyectarse sobre el tiempo y el espacio: El hombre piensa en una criatura ausente

capaz de agujerear la naentafia., hojear la selva, hacer piso del agua y del cielo tal vez... Y adora, desde ya, con cualquier nombre o figura, a ese dios i.nvf-

[siWe. De la mognificación de lo propia consciencia del hombre nació, pues, la primero (y deficiente, por ser externo a él) idea de lo divino: Se vistió una vez y dos de Tiempo y de Infinito - 33


1 asi intentó a su Dios

nuestro hombrecito.

Pero la Naturaleza todo, —lo vió mejor que nadie Espinozaestá transida de divinidad, y, desde luego, el hombre. Las poetas del porvenir tendrán que cantar sobre todo eso: lo conquista, par sí mismo, del hombre creador de ángeles y dioses. El camino para el despliegue eterno del hombre sobre la tierr-a, se [gama Dios. Más importante que hacer es ser: más fa personalidad que la obra. La mayor de las obras es menos fecunda y educadora que una gran personalidad, cuyo mero presencia saturo de grandeza y libertad o millones de seres y decenas de siglos, cama el mar. (Así ha querida demostrarla Franco en su biografía de Whitman, trabajo nada indigno de tan enorme tema. Ediciones Perseo-Bs. Aires 1940). Señalemos también que su entusiasmo por el gaucho —mucho mejor afinado y templado que el de ningún otroprovie-ne sobre toda del hecho de que aquel genial paisana solvó integras los resortes de la personalidad. Reconoce el mismo origen su devoción por Hudson (profundo hombre de la Naturaleza y "el mayor poeta argentino — ) , expresada en el entrañable poema que le dedica y donde el mejor elogio dispensado consiste en identificarlo ("gaucho fuiste, no estanciero") can aquel que "apresaba tierr6 con su olmo, no con su garra", y nunca obligó o su alma o encorvarse ante otros', el hombre. que era duro y tierno a la vez como una semilla: 0,11 hombre. Esta conquista de fa personalidad es un imperativo moderno. En la Antigüedad y en la Edad Media sobre todo, la vida social busca la diferenciación típica, —guerreros, sacerdotes, artesanos, etcétera—, no la individual. La comprobación de los cuantiosos estorbos que tienden a ahogar la personalidad es lo que inicialmente ha llevado al autor de SUMA a escrutar con ahinco la cuestión social. Entonces ha visto, Contra las enseñanzas de Stirner y de Nietzsche, que la masa no es la negación del individuo —los más grandes árboles "sólo se crían en la selva"— ni que entre una y otro existe uno antinomia verdadera. Al contrario: entro el individuo y el grupo media una correlación vitalmente im p rescindible, a punto que la personalidad sólo se logra a través del proceso social. Y aprendo que ni mi gratitud ni mi piedad los aman como la certeza de que solo por ellos lograré acuñar mi efigie [viviente.


No hay nada grande que no tengo su raíz en la masa. (Conviene recordar que la biología más moderno —Paulov, Uxculitiende a ver la unidad orgánico, no en el cuerpo aislado que así tendría el medio sólo por tela de fondo, sino en la síntesis funcional de cuerpo y medio). Por lo menos es lo enseñanza más clara del mejor exaltador del héroe. "El genio más grande, dice Emerson, es el más deudor del resto de los hombres. El poder de todo genio consiste en simpatizar con su pueblo, en tener afición a los materiales que este trabaja". A mil leguas de la filantropía, el verdadero sentido de la fraternidad lo es de responsabilidad e identidad, de comunión inevitable: Miro la luzpar sus ojos, en su abrazo palpo el mundo. Franco anotó un dio en su "Registro" de pensamientos: "Nada que empequeñezca o las demás puede engrandecer a un hambre". El hombro sólo puede hallarse y salvarse a través de los otras. Según eso, —y contra los credos milenarios en su tendencia a considerar el sacrificio del yo corno el bien moral mismo,— toda lo que contribuye o la magnificación de las capacidades nobles del propio yo es una excelencia en sí mismo y un aporte al bien común de la humanidad. Presintiendo que los ]írnitos de la libertad y la armonía coinciden y gua el hcznhrc no su fuente es comunión y creación manantial. Pero este desarrollo individual-colocfiv de hombre sólo puede lograrse bajo uno democracia integral, cuya justicia e igualdad de posibilidades para todos no excluye la organización jerárquica, sino que la supone: claro que no de acuerdo a los absurdos privilegios de la cuna o del dinero, sino de acuerdo a los sagrados privilegios extendidos por (a Naturaleza y potenciados por la voluntad de cada uno. O para decirlo en das palabras: que la jerarquía externa corresponda o la interna. Insondablemente me arrojo hacia lo venidero, y veo .roultiludcs q ue han salvado el rebaño, que hicieron abdicar ea dios Número. Sólo entonces será posiHe lo más grande que sea dada ver: la plena realización de la persona humana. (Claro que esto supone la abolición del Estado, el peor enemiga del hombre colectivo y del hombre individual, según coinciden en verlo no sólo las escuelas marxistas y anarquistas, sino los espíritus más extroordi- 35


nanas de nuestro época: Ibsen, Kierkegaard, Nietzsche, Brandés: "sólo donde el Estado termino, comienza el hombre"). El Estado tendrá que ser destruido a golpes y con él todos los ídolos. La conquisto de tamaña verdad es la inmortal proeza de los tiempos nuevos. Ese es, pues, el comunismo de nuestro poeta y ese el del mayor maestro de Europa moderna, y por eso el descubrimiento de semejante hombre. El meditabundo forjó sil fin el pensamiento para los puños del mondo. el descubrimiento de Marx, le significó, dice "lo alegría más serio de mi vida". En uno de los capítulos de La Revolución y el Hombre, llamado "Ayudo -y Desayudo", Franco, (buen nietzscheano y buen antinietzscheano también) ha querido explicarse lo esencial del proceso histórico- como un intento de querer llevar la persona humana al máximo de su expansión y poder, intento fallido en grandísimo parte porque el hombre, abrumado por las inclemencias del medio física y del medio social, ha tendido a desertar del propio mundo y del propio cuerpo, buscando refugio en el trasmundo y en su espíritu desencarnado, ésto es, separado de la carne. Pues tamaño desintegración tiene fado el significado de uno conspiración del hombre Contra il mismo: Aun viste su carne de escalofríos por la ultravida, ay, uno de sus flatos. Pienso (y se enfrían los nidos) en el hombre de hoy, el que empuerca las manos y el alma con ganancias —manos y alma del Color de los huesos que no Visita el sol-., —el que cumpe las mandas de los muertos y renuncia a las suyas: ext.u.prador de la Naturaleza, verdugo de sus puras criaturas de [sangre o de savia, verdugo de su propio hijo q ue faja y encinta desde la cuna, lo desalma y le pone en los hombros dos alas de papel... El hambre, tránsfuga de sí mismo, ha caído en el culto de "sueñas baldíos" y de ídolos cada vez más groseros, es decir, en lo esencial barbarie. Es, pues, un programa de recuperación profunda, de unificaci&n de todas los valores en discordia, el verdadero ideal del hombre moderna: Limpiemos -de escrituras falsas nuestros palimpsestos, 36 -


restauremos en canse y alma los divinos textos. Y deberá comprender, de una vez, que ni la ciencia o la moral, lo industrio o el arte, sirven de nada, si no desembocan en eso: el ensanchamiento de lo persono humana. Y comprenderá también que cada hombre es un esbozado proyecto de sí mismo que sólo él puede realizar: Cada uno lleva ea sí su propio modelo incomprensible para los otros e inimitable. Y que la sola sabiduría consiste en plasmarse lo más lealmente según ese modelo: Me trato a mi mismo como a un inmortal camarada esforzándome por escucharlo y seguirlo. Entonces podrá aparecer el Hombre, como yo fué alguna vez y como debe ser: Con sus sesos y testículos venerandos y con su corazón, que es púrpura del mundo. Y también podrá volverse cierta que el todo confluye y logra se intensidad mds alta en el latido humano. Y el único "progreso" verdadero, el que potencia lo entrañable del hombre, podrá lograrse asimismo: Pondero ya un inédito tipo de mujeres y de hombres, almas con mas cuerdas y mejor afinadas que las de hoy. Y como el porvenir es dimensión sin fondo ¿por qué no ha de ejercitarse "el único juego digno de copear el augusto aburrimiento del hombre? ¿por qué no ha de soiarse lo sobrehumano sobre la tierra y tender hacia él? arrojar los últimos lastres, animarse a mirar los mismos ojos del vértigo basta sobrepasar el propio destino. la misma forma antropomórfica del destino.

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"LA ALEGRIA LIGERA Y SAGRADA" Creo saber que, como muchos individuos de vitalidad generosa, Luis Franco se creyó perdido para la salud, es decir, paro la vida, al punto de casi morir —o matarse— por espacio de dos años,en plena juventud. Llegó a ver lo salud, la llenez vital, como una cosa prohibida. Tiene, pues, el sentido de un desquite belicosamente alegre, el espíritu que se reveló en el ''Libro del gay vivir" y que ahora logro su arrolladora expansión en SUMA. Mi risa -de cerca y sal, misterio de luz entre misterios, sopiendd do los mares, avienta las coronas de los cementerios.

Pero su sentido de la vida gozosa —digo, victorioso— nada tiene que ver con la floja posición del hedonista. El intuyó a tiempo que "el debilitamiento de los instintos es tan horrible como el debilitamiento del intelecto" y que el divorcio de ambos significa "Po hemiplejia del hombre". Aceptó, pues, una sobriedad dura, y aun el ascetismo, como una disciplina para la libertad, como caminos para el verdadero poder, el auge de la personalidad: su filo nos vuelve agudos, su dureza nos afina nunca como humo poro deleitar a dioses de humo. ",Para qué sirven los largos dolores que hay en lo vida?" —pregunta alguien en una parábola suya—. "Pues, para ganarnos las breves alegrías que podemos lograr bajo el sal", contesta la cigarra. He aquí que la alegría es fértil corno el dolor o más y la sonrisa tiene su raíz en el abismo. Pero sólo aquel que ha logrado el verdadero equilibrio entre el cuerpo y el alma— es opto para el verdadero gaza humano, tan distinta del exangüe beotismo de los renegados de la carne, o de los placeres de similar o de muerte que se adquiere en las ferias. Tal vez entre un millón de seres atrofiados o hipertrofiados se halla una salo personalidad que respiro armonía. Ese equilibrio y esa armonía son las celebrados en "Almo Cuerpo" —el cuerpo saturado de alma— uno de los poemas cardinales del libro y quizá, entre todos, el más resumidor y característica: El euerlpo está invadiendo sin cesar toda el alma.

Células las más ciegas del cuerpo saben más química q ue lasabejas, más álgebra Que los astros, 38 -


tienen memoria Insondable y deletrean el futuro, semejantes a los dioses. Y también en el poema No. 11 de SUMA: Oh, tú, entera forma interna y externa, extendida desde la carrera al sueño o la cópula, la que contiene más cantidad de dolor y alegría y memoria (a través del cuerpo humano pasan los árboles, las grandes aguas, las bestias, el cielo y las arenas, las sustancias y los moldes anteriores.) La menor ruptura de ese equilibrio significa el comienzo de la desvitalización de lo existencia, la más oáeja manía del hombre civilizado. Su expresión más moderna es la concepción del trabajo, hord kbour, como un narcótico ascético: estar tan ocupado que no haya tiempo de vivir. Entonces la alegría es sustituido por la diversión. En SUMA la felicidad no es sinónima de trabajo venal, sino de actividad verdadera (en la lucha, en lo labor, en el amor, en el pensamiento), es decir, de expansión de la personalidad. A través de sus privaciones, dudas, esperas, es decir, a través de la larga seriedad, el alma genial puede recobrar su inocencia, es decir, su alegría. Estamos a muchas leguas del congelado pasmo de los soiíadores de paraísos o de la dicha negativa de los cansados y re-

signados:

Yo no quiero la felicidad q ue disminuye los pulsos.

La asia ,, tan alerta lanzado entre el sol y la muerte. Mas es claro que esa vocación de alegría sigue siendo naturaleza ante todo, y no dogma, y con ella está dicha que no excluye las pausas depresivas ni mucho menos. Una y otra vez el dolor ha visitado su sensibilidad hors ligne, como tenía que ser: de modo extraordinario. A lo larga de "Nocturnos" la nota dolorosa suena alternativamente recia y a rotos comprometiendo el alma hasta en sus últimas raíces. Su máxima tensión se logra, acaso, en ese intensísimo, desoladísimo y ofuscado "Nocturno numero V. ¿Qué viento nos sacude harapos y sollozo mientras la vida tienta con miradas nupciales? en que la anti-franquiano por excelencia acaece: el pesimismo desesperado y el reniego nihilista. - 39


¿Qué el poeta siente, no sólo el dolor metafísico, sino el físico, con crudeza raigal? la sangre, el excremento, y el esputo y & pus, apareados, y la tos, el lamento, el estertor, y las palabras lívidas de 42' do temperatura, señor... Los jugos y las voces que exprime nuestra carne de muerte, toda la verdad dé nuestra suerte sin nombre, ÍY la aguerrida esperanza del hombre! No importo. No se deja entenebrecer por el dolor, antes bien, sabe libertarse goethionamente de su angustia en el canto. Así Y. g. en "Vigilia—, en que la sola Vista de la aurora, "argumento irrefutable", y de una mular, lo reatan de golpe a la vida, y mejor aun en "SINO", donde toda el alma y toda la carne se rebelan espantados ante lo muerte de lo bien querida, para aquietarse, no con la promesa del olvido, sino de una mejor: sino que estés en mí como una levadura para todos los designios del alma... y no reniegue yo de la hermosura que está conmemorándote en el mundo. El más típico atributo del demonio que anima a SUMA, es, pues, lo alegría: una alegría simultáneamente, o mejor, indivisiblemente física y esoirituol. Agresivo, sin quererlo, a ratos, es decir, que espanto a los espanto-pájaros: Soy el dueño de la más joven de las risas, de la risa guerrera que hace recular los aparecidos y estallar las campanas neumáticas. "Risa salar" cuyo temblor descompagina los cOdi gos, los museos y les sillones de brazos Y que sabe burlarse de las convenciones carcelarias como los pájaros rnigradores de las aduanas. Pero quien no ha roto o ha restaurado la armonía entre su carne y su alma, la logra también entre su ser y el ser total. Esto se llama salud, que es "una inocencia". Y la más gaya sabiduría Quien o tal estado llega puede hallar su dicha en cosas que los demás malmiran o ignoran, es decir, que no "apetecen''. Un albo en que la hierba, un sauce, un pájaro, el aire y el agua aparecen envueltos en uno gracia milagrosamente Comunicativa con la salud del cuerpo y la irradiación del alma, y basta: Y de todo eso, nada más, me sentí inmortalmente feliz. 40-


Ut'I POETA SUDAMERICANO Pues bien, ese olcionismo, esa euforia tan propia de lo verdaderamente nuevo y libre, de lo que asciende, ry tan contrario al bee de los decadencias y las servidumbres —es, me parece, lo que mejor revela el sentida y el rano "buen americana" de la poesía de SUMA. Pienso, en efecto, que fuera de la poesía folklórica, no hay nada más sudamericano que (os poemas de SUMA (Sólo un poeta puede recordarse a su lodo, tal vez Savat Ercosty) . Y con ello no quiero aludir a lo incaico o indio (rozas semisumergidos en la inconciencia de lo Naturaleza o vencidos tristemente par los contingencias históricas), ni siquiera a lo posgouchesco, sino, en cierto sentido, o todo lo contrario: lo que se refiere al americano de hoy y de moñona, el que busca adaptarse a la Naturaleza sin dejarse ahogar por ello, sino adaptándola o si mismo a su vez, esto es, humanizándola; el que siente en sí la vida como ascenso y promeso. Con el desgano histórico del indio viene o casarse o rnorovilla el cansancio finiseculor de la Europa cristiana: en su juntura enraíga bien el hedonismo del más fino de los poetas hisponoame rica nos, ese Rubén Daría que rehuía "lo pistonuda carrero de apóstol" —quería decir la profesión de hombre— y rehuía la realidad de lo América criolla poro refugiar su alma desintegrada y llena de horror infantil a lo muerte (su cuerpo era la "estatua del lodo" de los beatos) en sueños prestados: la mitología y los mármoles de Grecia, las princesas y cisnes do Versailles, el champaña, los placeres de feria y "los clavos de Nuestro Señor". Igual sentido de evasión tiene el ongelismo o el pesimismo de los Silva, Nervo, Mistral, Villaurrutia, Neruda. . . Y esa inacabable noto "triste, pero de mala tristeza, más aburrida que triste", q ue parece ser la voz misma de lo sudamericano hasta hoy. . . Arte, es decir, artificiosidad espléndida que puede ofrecerse como nueva y aun novísima, pero que es poesía vieja (no corresponde al hombre de hoy y de mañana), sin verdadera ternura y sin verdadera virilidad, sin humanidad, decimos. Paro Franco, el de la personalidad no es sólo un problema filosófico o literario, sino vital, ante todo: Yo sólo sé q ue es preciso Que la palabra hombre recobre su esplendor origina junto a la palabra alción o la palabra torrente.

Por eso se ha guarecido en lo pobreza, como en una armadura: poro luchar contra todas las dorados raterías ambientes y las supersticiones de la civilización: - 41


He aquí el viejo cansancio humano sobre la tierra nublada de incienso y estorbada de ídolos.

Desde que su conciencia dió razón o su instinto, se propuso algo tan sencillo como extraordinario: hacer de su conducta la cara no la máscara, de su pensamiento y su sentimiento, —vivir de acuerdo consigo mismo a cualquier precio—, ser un hombre libre. "Es entusiasta mi despego por toda disciplina, como no sea la que uno mismo se impone, o si se quiere, por toda libreo, seo de gendarme o de embajador, o de las otras, peores aun, que so llevan por adentro". Es claro que esto significo hacer de lo vida uno milicia y exigirse el máximun: Yo s6io reconozco a loe que se empujan a si mismos en la medida [de su tuerza y aun más allá, como el arco que ama el dardo y do despide. Los bajos intereses de las clases altas, la baja resignación de los sometidas, la intrincodísima trama de supersticiones morales y mentales, forman uno atmósfera de rebaño, un clima de servidumbre, contra las cuales el hombre libre debe luchar hasta el desespero poro no ahogarse. Un odio sereno, pero implocobilísirna hacia todo lo que miente o se disfrazo, hacia lo ambiguo o caduco o muerto sin sepultarse, hacia todo lo que abierto o redónditomente encarcelo "el misterioso cuerpo del hombre, "la misteriosa alma del hombre". . Franco, que parece haber echado por lo borda hasta los restos de los últimos prejuicios, aparece poderosamente armado de uno fe inédita: (Ellos se refugian en su te ante -las tormentas, yo arrostro 'mis tormentas para tener fe...) Se le nota un orgullo hosco: de sentirse un hombre raigalmente emancipado. Como ningún compromiso lo oto, su palabra, puede ser excesivo, pero jamás regido por la inquino o lo convenidncio. El juicio que le merece nuestra historio patria ("una crónica social hecha por reporteros hijos de papá"), nuestra vida pública y sus personajes, es durísimo, pero quizá no injusto. Le he oído definiciones disecantes. Su capacidad y su voluntad de vivir "sinceramente" han madurado en él SÓlO O través del tiempo y del sacrificio. Alguna vez me dijo que había llegado poco a poco a considerar como la peor calamidad para el almo y el carácter, el tener que ocuparse de cosas que no le importan a uno absolutamente nada, como no sea el ganar dinero y posición. Por eso en dos o tres Ocasiones, pese a su apretado pobreza, declinó el ofrecimiento de posiciones 42 -


ventajosas. Por cierto que influyó en ésto, no menos decisivamente, la perspectivo de tener que amoldarse a la bellaquería y el fuisteismo inevitables de todo lo oficial. Otra vez me confesó ésto: "Nunca troto de mayor o menor a nadie, pero también a nadie —¡absolutamente a nadie, oigame— le he permitido hacerlo conmigo". "Yo, señor, hombre rasgado de ojos y de corazón, limpio de conciencia y ahorros, de suerte oscura y risa claro.....—escribió alguna vez. "No sé si algunas tres o cuatro mil plantas puestas por mi mano, me autorizan al título de plantador, mas conste que no tengo otro, aunque soy argentino. Hoy trabajo en pastos y novillas, sin mejorar de suerte, como dicen otros, pero herejemente conforme con lo mía". Como nuestros antiguos cantores de la pampa, Luis Franco no se ha dejado alfeñicar por el oficio, y el poeta que hay en él no ha hecha sino potenciar los valores del hombre. Como ese payador de que hablo Sarmiento, está también Contra lo policía (es decir, el Estado), pues le es preciso no sólo no tolerar la iniquidad y la servidumbre, sino luchar contra ellas "paro poder respirar". Puede él también desafiar o la partida. aunque para ello seo preciso afrontar los rigores de la vida entre los bárbaros. Escí necesidad de salvar la dignidad y la libertad en sí mismo lo ha llevado o aislarse entre sus sierras como a Martín Fierro en el desierto. Por lo demás en Franco, "poeta genuinamente argentino'', como advirtió Lugones, sin compodroje y sin folklorería, sobreviven y se alzan o un plano superior, los mejores valores del gaucho: un Sentimiento de independencia rayando en lo salvaje, un especie de ciencia medio brujo del medio físico, y con ello el valor, el pundonor, el desinterés y lo franqueza. Un hombre capaz de vivir con un mínimo de necesidades externas, de bastarse a sí mismo. Y ya sabemos que paro los gauchos la poesía era una necesidad y que el payador vivía de su guitarra y sus coplas. En el sentimiento revelado por esta confesión de un gaucho: "el campo es tan lindo que no da ganas de hablar", está prefigurado el misticismo pánico del poeta de SUMA. (Respecto a su ateísmo, recordemos que "el gaucho no fué religioso al faltarle en su aventurera vida las sugestiones de la miseria y del miedo, así como el sinsabor de la existencia causado por las civilizaciones decadentes"). Mas si hay en el espíritu de Luis Franco mucho de típicamente gauchesco y aun de caudillesco, hay mucho más —en un plano superior, por cierto—, de "bolivariano", de auténticamente bolivariano. - 43


En cuatro o cinco amplios poemas el terno de nuestra naturaleza aparece concretamente en SUMA: Pompa, Bosque total, Mar nuestro, Comienzo. Claro que eso es lo de meAndes 1936, nos. Lo que interesa en verdad comprobar es que, quizá por primera vez la Naturaleza se muestra inconfundiblemente, como personaje, en nuestra poesía. (Ya en prosa contornos con más de una hazaña verdadera: entre las últimas los relatos de Quiroga y Rivero. ¿Y las versos de "Martín Fierro'? Sí, poro aquí la acción y la figura épicas dominan de tal modo, que la Naturaleza se retiro al fondo). Pero ahora ocurre que un poeta confunde simplemente su alma con lo naturaleza sudamericana. Aunque conviene decir que lo suya no es solamente uno poesía pánica o no es propiamente eso: pues, en efecto, su destinataria es siempre el hombre. Palabra más creadora q ue un fiat es ésta: América. Que tiendas de novedades manantiales se inauguran! Sí, en Conienzo están celebradas los líneas más geniales de nuestro tierra, pero intereso sobre todo el hombre: OcyuIlando están das ramas del cocotero los techos da las ciudades más altas. Interesa que el negro ' el indio se salven recibiendo en su "alma trunca" el injerto de la cultura viva que "la fructifique en lo alto". Las llamas del altiplano van cargadas con los sueños, ay, difuntos de los incas, pero a un horizonte inédito sus lar gos cuellos se, estiran. Sí, América tiene que redimirse de su barbarie, —y barbarie y negación del hombre son bueno porte de la cultura de Europa—, y avanzar libertaríamente hacia su gran destino: Tierra nueva, tierra nueva, que ha de echarnos por delante - .como al indio y como al negro q ue en nosotros se agazapan— hasta la mañana grande cuya alba ya por si misma er& una canclén de ataque. En Pampa "pago de corazón a flor de pecho", "tierra anegadiza de firmamento" la gran llanura está sentida inmensamente, desde su perfil: Se ensancha siempre como un inacabable vuelo guardando ese equilibrio de lasalas tendidas. Y su más ostensible actividad: 44 -


Pastora de vacas de ojee ingenuos, tiene una dulzura de leche. Pálida madre de las espigas luce, como las santas, una aureola [intangible. a su formidable pasado: Como las tacuaras de pelea los corazones precisaban fierro en la [punta. Y a su genio más intimo: desbroza el pasado en las almas para abrir surcos nuevos. Pues, en efecto, el mejor hijo de esta tierra, "donde el tiempo es canción de amanecer, no de adiós", el gaucho, no fuá indio, ni español, ni un mestizo de ambas pese a su sangre: fué un hombre nuevo. (El otro Rosas, libro en que Franco trabaja ahora tendrá, según su autor, por encimo de todo, el sentido de una revalidación realista del gaucho contra todos sus exploradores, de levita o bombacha). ¿Por qué no ha de soñarse con tamaña tierra para un destino mayor? No sé para qué te habrán tendido aqul si no es para una andanza menos agachada del hombre. En Andes 1936, ese "sueño más alto" de la tierra que ella se ha entretenido en "contruír con granito"; donde el tiempo no rige: "lo que es, fué, será"; donde la esterilidad tiene sólo uno flor digna de ella: el cráter de un volcán"; donde el ser está durmiendo "su largo letargo de invierno'', y donde el alma misma "es un torrente desecado'', —el poeta ha sentido, como nadie lo había sospechado siquiera, la epopeya americana de lo piedra: ¡Advertimos recién que todas las distancias están de pie y velan! En Mor nuestro y en 3osque total, la especie de "terrorismo tropical", como él dice, de la Naturaleza americana, se hace sentir en todo. Es un entrañable duende del mar, un entrañable duende del bosque, el que canta, en un salubérrimo olvido de las mitologías y las escuelas. No está describiéndolos, está contando su poder mágico, provocando sus confidencias insondables: Patrona dei misterio más antiguo q ue llegó a ser por mucho tiempo, dios, selva de inviolable doncellez que defienden las llanas y el terror hasta enloquecer... -45


Selva que invade más que marea o que lava, bien lo sé; selva cuya dulzura que ablanda o adormece es su violencia más soez; gran maestra en el arte sin cuenta de las fugas, de les golpes y acechos a granel; cuyas boas y 1-lanas constrictoras son no más que alusiones del sinuoso Querer: y que así ensilvece, con la carne del hombre, su alma también... Mar de agresión como una carne y a la vez evasivo como un alma, en verdad; tú, que sabes purgarle do la pringosa vecindad de la tierra y el hombre y aun de ti mismo justamente en tu propia amargura inmortal. Está hurgando sus intimidades paro extraérselas, y sentir, azorado, su identidad con las que él guardo en sí mismo: La sombra inmemorial del bosque he aquí q ue se cuela a través de mi sangre bermeja y de mis sesos pálidos, y es el desandar hacia un insondable ayer.... Yo no- sé qué antiquísimo en ml de ti se acuerda y no sé qué unidad explica aun eje mi sangre, mi sudor y mis lágrimas el gusto de tu sal... sólo explayar queremos nuestra hondura: rebasar quiero yo el vaso humano, y tú, el tuyo, mar. El destino del hombre y el del mar se han confundido ya: Somos la amarga levadura con que algo mayor se amasará, quizá. Palidez de raíces y de larvas moviéndose en la sombra y en el fango inicial. Y una santa ceguera cual lamía, mar, tarjebién lleno de lívidos secretos que acaso han de decirlas idiomas q ue vendrán. 46 -


En cuanto a la gran selva, el hombre sabrá vencer algún día su milenario poder, para crear en América la civilización tropical que la historia aun no ha visto: No arderá la manigua, pondrá a raya su furia logrando la ecuación entre la selva y él. (En "Canciones suramericanas, el libro VII de SUMA aun inconcluso, lo poesía de Franco, que asume y trasciende lo folklórico, acentúa sus valores indígenas definitivamente. En "Canción de :os cainione", "El zapateo del diablo", "La guitarra", "El llora sangre". "Circo del niar", "El galope del guanaco", "Marcha sogrado del Paraná", etc., lo criollo suramericana aparece exprimiéndose —sin remedos folkloristas ni frasmarinos— en su más ingenua entereza). Franco me escribió en 1937: "Mi afición a la literatura, brotada en un medio adverso, o mejor, redondamente indiferente, fué madrugadora y de una espontaneidad y casi acometividad muy fuera de uso. Antes de 1930, publiqué algunos volúmenes de versas, que seguramente no tienen ni yo les asigno ninguno importancia; pienso que recién en SUMA —libro aun inédita— he logrado acercarme o llegar a mi propia fuente. De mis libros de prosa; apenas si merece citarse "El g eneral Paz" intento de contribución a una indispensable contra-historia patrio''. No se si puede dudarse de la sinceridad total de esas palabras, pera creo que, pose a todo, la apreciación que formulan es muy exacta. Pura mí el antecedente del Libro del soy vivir es decisivamente revelador: junto a la evidente influencia externa de Leopoldo Lugones, D'Anunzio, etc., percibiese a ratos, rarísima vez claramente, es cierto, algo profunda y de una interna originalidad. —véase, p. ej., "Loa del Cuerpo Sano"— algo que debía avanzar por debajo de tierra hacia lo puramente franqsiano, para brotar con limpidez en SUMA. Es claro que esto último no fué conseguido por pura gracia de lo alto, sino a costa de desveladas empeñas y de un denodado ejercicio de sinceridad ly no sin peligrar agudamente. En el muy prescindible volumen NUEVO MUNDO, pagó tributo, con más ligereza que aquella o que el autor tenía derecha, a les novedades y necedades de importación con q ue tejieron su notoriedad los neo-arcaicos poetas católicas o stalinlanas de aquí y del resto de América. En "Loe Trabajos y los chas", lo mejor de Gay vivir perecía desvaneciese bojo el soso relente de "francisjammisma ', "pascolismo" y demás ismos de los egloguistas tradiciona- 47


les. En Coplas imitó al pueblo y cantó como el pueblo, pero sin' of'iadir nada. Mas después de diez años de silencio, el poeta de SUMA aparece mudado completamente de piel, porque lo que había de entrañado y auténtico en él, se había salvado del todo. Aquí sí que nos codeamos con lo extraordinario y reiteradamente. Sería una ingenuidad, cuando menos, agruparlo entre sus colegas argentinos, de hoy, por ejemplo: unos, que siguen reiterando, con leve barniz, las nolieces de la poesía consuetudinaria: otros, que siguen recalentando "originalidades" que no lo son Oe verdad ni en su patrio exportadora. Luis Franco se ha lanzado, con un ímpetu muy de la Naturaleza sudamericana, en lo más presente y hondo de nuestra "realidad" y su futuro —comprendida lo de su propio espíritu de hijo auténtico de la tierra. La profundidad de la visión o de la intuición en SUMA corre parejo con lo potencia expresiva. Es estilo interna y externamente suyo. Es lo inesperado —o lo agresivamente sorprendente como un relámpago— pero lo inesperado hallado, no confeccionado. O sea el que resulta de ver las cosas en su bravía desnudez y en su rítmico fluir, no como yertos y empolvados fetiches de( museo y sacristía. Las cosas que par lo general los hombres olvidan u odian, temen o desprecian hipócritamente o inconcientemente: eso constituye la materia predilecta de su poesía. Es incansablemente contradictor de todas las lugares camufles, aun de los "más laureados", cama él dice. Parece sacudido, sobre todo, por la tragedia de que el hambre de hoy carezca de verdaderas necesidades interiores, de apetitos de profundidad, —pues, todo lo suyo nace en la superficie y vuelve a ella. Sus religiones o sus filosofías son simulacros o evasiones. (En cuanto a los escritores, son lacayos de la moral oficial, como lo advirtió Nietzsche y conservan durante toda su vida una obsecuencia estudiantil a todos los dictados familiares y profesorales). A través de SUMA, se advierte, como pacas veces, el abismo que separa lo que se llama un liberal o un espíritu avanzada, de un espíritu verdaderamente libre. la atmósfera del libra es como la de ciertas cumbres, donde ningún germen infeccioso puede desarrollarse, ni respirar ninguno de los avatares de la cobardía y la hipocrecia. Libro en verdad, que es como un invierno implacable para todos los estorbos del hombre (la Propiedad que expropia al hombre, lo Iglesia que descamina su alma, el Matrimonio sostenido par la prostitución, la Patria sostenido por el diplomático, el negrero y el polizonte) al por que un verano enorme de venera48


ción y fervor de todo lo que ayudo al hombre a "colmar y rebasar sus márgenes", y o lo vida a cumplir sus promesas: Ahora me pregunto que pueden los cerrojos contra la insurrección del alba. ¿No se ha hecho de la obediencia —a dogmas tenebrosos— la virtud moral por excelencia? SUMA enseña el imperativo de la desobediencia a todo lo que no sea lo más auténtico y noble que cada uno lleva en sí. Su único dogma es el luciferino non serviom. El discípulo está obligado a emanciparse de su maestro, el liberto de su libertador, Maestro es sólo aquel que suscita nuevos maestros. Y con las religiones, ésto es, con lo sublimación del sentimiento de culpabilidad, lo conciencia bojo el incubo del Pecado —"el más profundo atentado de opresión contra el hombre hasta hoy"—, con la religión cristiana, sobre todo, tiene la misma incompatibilidad que Whitman o Nietzsche o las marxistas o el mismo demonio, —sobre todo el demonio de las siete flautas. Reiteradamente se exaltan en SUMA los valores del salvaje y del niño —la dureza y la inocencia— porque son la raíz sin lo cual el hombre de las civilizaciones se agoto fatalmente. Las costumbres creadas espontáneamente por los antepasados en el fluir del ser, devienen con frecuencia para los descendientes normas sacras, ne varietur, andaderas vitalicias. (Los religiones, la moral eterna, gran parte de toda lo cultura, son formas de lo Costumbre). Significo ello que los resortes de avance del hombre, el espíritu de iniciativa y el espíritu de expansión, la avidez y 10 temeridad, se pierden. El Poema odia a la Costumbre, sucursal de la muerte, sons respeta a la muerte con sus dientes de sal, en azotada espera de lo q ue aún no viene. La muerte que conservo y devuelve, la muerte que es sólo una pausa indispensable, de asueto, en la actividad del ser, es respetable; pero esa especie de falsa pequeña muerte inventado por el hombre, lo Costumbre, es daFiiria, y, más pérfido que uno sirena, a veces, intento hacer un mármol del hombre. Lo tribu humano, incauto, cede: Ella de las estatuas y su hastío se Viste y de alfombras que apagan sus pasos y latidos. ¡la civilización que apago los pasos del hombre suele apagar,sus latidos, esta es, estotuizarlo, aislarlo de los Otros y del universo! Pero bien lo sabemos: -49


Y que el hombre es en su fuente comunión y creación manantial Ese es.el peligro, por excelencia, pues. El hombre debo mantener ton limpios sus instintos como su entendimiento, poro no perder su fuerzo innovadora, es decir, creadora. Y no hoy que engañarse si lo nuevo no aparece con el prestigio de lo consagrado. "Los innovaciones, piensa Franco, suelen ser, respecto de lo precedente, ccmo el vino recién trasegado: más turbio y sin embargo más limpio de heces". La espontaneidad es la virtud esencial de lo vivo, y sólo si no la pierde, puede afrontar sin miedo el futuro, y ni la muerte es estorbo verdadero: Y sabes que la muerte es edio un sueño. Tú estás en el secreto de latidos y lápidas. Así está dicho por este poeta ebrio de futuro —quebrando fa primera tabla de la "vieja ley": k vida es sueño— en ese esotérico y alucinante y estremecido de terror cósmico "Viaje u la noches ', uno de los poemas caudales del libro: Y sabes bien de muchas puertas cerradas que am día abrirá el tiempo con un ruido de alba. Ese sentimiento agudo del vivir y del devenir, eso sabiduría que no cuajo en convicciones puramente mentales, en dogmas rígidos—,* no sería poeta!— sino en "persuaciones vivientes", es ¡o que confiere a lo poesía de SUMA su aire incorruptiblemente joven, (Y can ello no quiero decir sólo nuevo, ni menos novedosa). Poesía amplísima y justiciera también, que sobe mirar todo cosa sub epecie oeternitates, pero sin mezquinar su entusiasmo a la gracia de lo efímera: Las criaturas, cada una a su modo, jornaleras de lo eterno. - Poesía que acepto todo, aun lo que parece obsceno o informe, porque sabe que son raíces o larvas de la hermosura que vendrá: Y la única luz en los monstruos está, en la profundidad del mor, pero a veces también en la del hombre, como lo han enseñado los psicoanalistas. Por eso en SUMA el Poema asume una categoría nueva: El poema arraiga debajo de la noche y el mar pero arriba los pájaros hacen su propaganda de cielo. El Poema de SUMA tiene comunicación con lo más oculto, 50 -


apunta hacia el futuro como a un polo magnético, mientras goza con inocencia -del presente: Tiene una ventana falsa sobre lo invisible. Tiene una clandestina brújula. Hace crecer el río de rocío que abreva los gorjeos. Más: se sirve del ayer y del mañana para potenciar el hoy: crea, para dar intensidad al vivir. El arte es a la vida lo que a la muerte el sueño. ¿Comprendáis? Coma el sueño es un despertar de lo muerte, el Poema llevo como -a un más ólocre despertar de la vida. En SUMA, pues, el Poema ha dilatado largamente sus límites, sobre todo sus límites internos. Y sólo la apretada necesidad de no sobrepasar con desmsura las proporciones de este ensayo, impiden considerar con detención un aspecto cardinal de la poesía: el ensanchamiento de sus viejos fronteras, ésto es, el imperativo de expandirse dentro del clima cultural moderno: queremos significar, su obligación de ser realmente nueva. No nos equivoquemos. Lo poesía de hoy, más o menos consciente de las limitaciones que ¡a agostan, busca caminas de escape en dos direcciones: hacia la sobreintelectualizoción y hacia la desintelectualización. El primero, hay que entenderlo sobre todo en el sentido de la elaboración de una rebuscadísimo técnico y la introducción del maquinismo y la decadente psicología moderna. En cuando al segundo Sistema o poesía del subconsciente, ha abortado en verbalismos y balbuceos enrevesadamente ingenuos, hasta lo tontera y el hastío. Nada intrínsicameiite nuevo, en verdad. En la nueva y er la vieja poesía los motivas y su desarrollo son idénticos. En su estrechez "provinciana", el poeta de hoy, parece olvidar deliberadamente las ensanches que la ciencia y la filosofía actuales han procurado al mundo. Vive de ideas, sentimientos y "emociones" prestados y hace rato envejecidos. (Así Claudel puede seguir reeditando las noñeces del catolicismo y las del patriotismo francés contra los alemanes "puebla de langostas comedoras de hombres") Pero no es un genuina poeta moderno sino el que logra asumir el espíritu de nuestro tiempo ' se esfuerza por mover el suyo dentro del horizonte del pensamiento verdaderamente moderno. Otros dirán si el poeta de SUMA lo ha logrado y en qué medida. Yo sólo declarará lo que es innegable: que ha conseguido emanciparse de casi todo el fardo de prejuicios culturales - 511


que a otros abrumo y que su espíritu ha sabido captar y vivirlas apasionadamente, en la unidad creadora de su visión, no pocas de los ideas y sugestiones más maravillosamente veraces del nietzschismo, del marxismo, del psicoanálisis, de la biología '' lo antropología de hoy. Digamos ahora, tratando de resumir, que SUMA se oriento en una dirección único: la apoteosis de todo lo viviente en "esa hazañoso condensación del mundo" que es el hombre: Y digo que es preciso venerar en el hombre al heredero viviente de todos los idolos en polvo. Cuando de veras seo digno de tal veneración, el heroísmo total habrá sido asumido por el que sabrá ganar la k1elantera al Azar para guiarlo. Los versos de SUMA están traspasados de una fe en tal destino. Versos en que, como en la Naturaleza, lo más rudo condiciona lo más fino, y que bajan casi siempre en revuelta y apre-tura de entrevero y con la alegría nómade de Iq sangre, y están, algunos, entre los más caudalosos que se conozco. Su riqueza es frecuentemente excesivo como las granadas, y lo forma se rajo y la sustancio se hace forma. He aquí una poesía que no es subjetiva ni objetiva, sino un cuerpo animado como toda criatura vivo, como el universo mismo, y donde no hay ausencias porque lag cosas más escondidos están presentes y actuando: poesía que busca restaurar el sagrado equilibrio entre la soledad del hombre y lo populoso armonía del mundo. Aun cuando cante los más clandestinas cosas del alma, esa poesía está transida de Naturaleza, constelada de alusiones cósmicas. (Yo no puedo imaginarme a este que Macedonia Fernández llamó "poeta nupcial de Naturaleza y Alma", sino con uno tajada de selva y un manojo de arroyos). En el arte de SUMA todas las libres cosas de la Naturaleza —y el hombre es también Naturaleza— exteriorizan su genio natural, no domesticado Un oguileíio genio está en todo. Los versos de Luis Franco porteen tener menos que ver con la literatura —en el sentido corriente— que con algo anterior o posterior o ella: algo salvaje y "religioso". Eso poesía cumple como pacas su ministerio sagrado: el del mejor camino paro lo liberación del dolor y del misterio. No sé si he logrado aclarar que la carne y el espíritu de un hombre se han hecho verbo en SUMA, sin duda el libro más arrojado e independiente escrito en Sud América. ¿Y es mucho ade52 -


Tantar que sólo el fjliste{smo moral e intelectual de nuestro medio y época ha impedido advertir la intensidad de su mensaje, por e) cual el animador de SUMA será sin dudo algún dío reconocido precursor y maestro? ¿Y he logrado insinuar que no se trato propiamente de un poeta de lo Naturaleza, ni de un poeta del amor, ni de un poeta revolucionario, sino de un orgánico poeta integral?

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ROBERTO APLT

UN "BOSQUE DE POESIA" Tres años han pasado desde que Luis Franco publicó "Suma". Un silencio fervoroso ha saludado la aparición de la monstruosa obra de este poeta que, como Walt Whitman, podría decir de sí mismo: —Yo no soy sólo un hombre. Soy uno batalla. Escribo estas líneas después de haber hojeado archivos, después de haber sopesado el enorme libro de casi trescientas páginas de poesía tupido, después de sumergirme en él con ese Cauto terror que al comienzo nos produce el océano o la selva. ¡Tres osos de silencio en torno de un bosque de poesía, cuyas altos fuetes tocan el cielo! Es maravilloso la justicia de los descoloridos labios apretados. Inclinado sobre el libro de Franco pienso que aun no se ha elevado un altar a la injusticia. Pero que a la entrada de todas las ciudades del mundo, algún día se levantará su templo y que a todas los injustos les será permitido enaltecer su iniquidad. Leyendo a Franco he recordado la tallo de los superhombres que hombrean el Renacimiento y almacenan en sus cuerpos una fuerza cósmica, lo suficientemente vasta para transformar un bosque de piedra en multitud de dioses y gigantes. El, tendido a semejanza del gran Pan en la orilla del mor, hace sonar su cofia. Al son de su caña, la naturaleza despierta, las sirenas asoman sus achocolatadas cabelleras entre las rocas, pájaros de metálicas colores graznan en el espacio, peces cartilaginosos abandonan los profundos abismos donde las obscuridades madres incuban los monstruos, los árboles sacuden sus ramas para cerciorarse de que es Cierto que escuchan, las flores campanillean stravinskinianos acordes disonantes, los ventrudas machas cabríos bajan majestuosamente lo falda de los montes, y las hombres que visten trajes par mensualidades y han puesto su ideal en un automóvil, se tapan las orejas o apretan el acelerador. Y la envidio le grita: —Maldito seas por lo música que se escapa de tu flauta divi- 55


nal, y por no haber encontrado un pie que empujara tu libro o fondo del mar! Así de pronto he sentido que era necesario que le comunicara no sé a quién, la altísimo hermosura de este libro, sus silencios cargados de perfumes rojos, que trotara de dibujar la estampa de sus misteriosos forasteros venidos del país de los pájaros, el prodigio de sus almas dando audiencia en secreto a todos los asombros / los dudas, la magia de sus 22 "Nocturnos", la dulzuro acampofiada de lágrimas de sus poemas de amor, donde, como en "El nocturno del dúo inmóvil", se descubre un éxtasis dolida, semejante al que perpetuó San Juan de la Cruz en "Cántico espiritual". -Nado sabemos. Sólo que estamos de rodillas ante algo nuestro, pero más grande que tú y yo. -Cuando bajas los párpados para abrigar tu alma lo mía temblorosa no se atreve en mi vas. —¡Ay, mi dicha más tímida que una canción de esclava! Yo no sé, yo no sé si ci albricias o adiós. —Escuchamos lo que otros ahogan en el ruido, en mí te escucho, amada. - Tu corazón es dios que busca las plegarias más trémulas, ¡la. nsas! - ¡ No!. . . Aprendió lo divino, con tu cruz, su posió. ¡Oh, amado!.. ¡Pero lloras yo? ¿Qué vaso de música será digno del llanto que consagre te amor?... Cuando la tierra le fatigo, se aproximo al mor. Describe la batalla del océano contra la tierra, las tribus de agua acometiendo los siete puertas de esa Tebas de granito, los tiempos del ángel y lo bestia en la edad de piedra: "Por el más vieja pacto —tu yodo es nuestro vino---. y tu sal nuestro pan". Se sumerge y describe las peces del gran fondo, "donde las medusas dan el "tempo" o lo que vive, con su lentísimo compás", los barcos náufragos", que son definitivamente tripulados por las muelles Criaturas del horror primordial". Semejante a Heracles furioso, sorteo cumbres, va en busca de negros dioses, se detiene junta a los cimientos del mundo, regresa o los cordilleras, cruza las pampas, lo enormidad de su inspiración es tan evidente que toda palabra se hace lánguida para expresar su altura. En el libro quinto, "Voces de gesto", su voz cobro la filosófico amargura que trasiega el Eclesiastés, luego independizándose del 56 -


nocturno presagio, lanzo el pregón de su fe, y (o fe (e envuelve en lo gloria de su definitiva llamarada. He cerrado el libro. 1938-1941. Tres años de fervoroso silencio. Me dicen que su autor, no s6 si en La Rioja o en Catamarca, en soledad virgiliano, oro, siembra y cosecha con sus propias manos un trozo de tierra y cuece su pan. Está bien. Es lo hermosa bestia completo en lo Edad del Maniquí. (De "Argentino Libre". - Os. Aires.)

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CELINA MUNIN IGLESIAS

EL TEMA DE LA NATURALEZA EN LUIS FRANCO Esos hombres, extrañamente sutiles que son los poetas, han descubierto desde siempre lo que la naturaleza tiene de esencial. Mucho antes que la ciencia sometiera e interpretara a la naturaJeza, —a través de la inmutabilidad de la ley—la poesía de los mitos había descubierto la misteriosa sucesión de los ciclos naturales. Bajo los mitos orientales y los epitalamios apasionados del Antiguo Testamento late la secreta unidad de todo lo creado. Y eso, poro no referirnos o los mitos homéricos, hesiódicos y órficos que con las teogonías y cosmogonías remotos, son testimonios de una reflexión que presento en su base un viejo fondo de sabiduría gnómica. Todos ellos exaltaban la fuerzo vital y misteriosa de la naturaleza; revelaban el almo griega en su aspecto esencial, —señalado por Nietzche—: dionisíaco, orgiástico, tumultuoso, frente a una tradición que sólo veía el principio individua lizador del apolismo. Es interesante destacar en el estudio de un poeta cómo siente a la naturaleza, cuáles son las sugestiones que sus sentidos aprehenden. Pero con ser un tema de tan vasta e ilustre antigüedad, fué inadvertido durante toda lo época que coincide en la filosofía con el auge del racionalismo, y contra la cual nuestro tiempo reacciono violentamente. La poesía de aquel periodo gustaba de apartarse de la vida para consagrarse a la contemplación de las ideas; insistió en un ontirrealismo exacerbado que la impulsaba a sustituir lo realidad sensible, —y can ella el paisaje— con otra realidad más artística, más pura y más bello. Tal, el simbolismo. "El verdadero poeta, —dice Valery— el hombre ideal, el hombre verdaderamente hambre, no produce nada, no vive: analizo." El simbolismo no iba hacia la realidad, sino Contra ella. Pretendía deformarla, deshumanizarla. La reacción fué brusco: después del geometrismo y lo deshu- 59


monización los poetas actuales, buscan el camino de la naturaleza, encontrando en si mismos aquellos caracteres que el racionalismo no valoré. Después de un arte que afiligrané el sentimiento hasta dejarlo anémico, o fuerza de restarle lo accesorio y lo contingente, sucede uno poesía vital, como una vida derramada. Luis Franco está en esto línea de avanzada. Ama o lo naturaleza, la amo con un amor filial y se acoge o su sombro, fervorosamente. Dice en "Los trabajos y los días" con reminiscencias de Hesiodo: "Efe es la dulce madre del sien seno moreno; su regazo es más dulce que el corazón del bueno. Ella infunde su fuerza y su frugalidad y su paz a lo, hombres es de bueno voluntad. Su sensibilidad agudo no se limito al traslado realista del paisaje: "Contando en torno suyo danzan los do, meses; se enjoyo de rocío, se corona de fronda y se viste de aveno, de frumento y de lino. Lo ropa de los lirios teje con pulcro afán y como el Nazareno hace del aguo, vino, y del terrón más duro y oscuro hace pon, y aún enseña a los pájaros el gay saber del trino. "Se enjoyo de rocío, se corona de fronda" imágenes sacadas directamente, nos traen una colorido visión de libertad, y de ojos de poeta que ven hondamente. No inmovilizo Franco o la naturaleza: la Capto en su fluir incesante, en su hacerse imperecedero; Desde Boten, la catamarqueña, nos trajo esos libros de i cielo abierto. "La flauta de caña", "Libro del Gay Vivir", "Los h jos del "Llstay", "Nuevo Mundo", "Coplas", resumen un período en que el poeta se entrega al arto menor y da forma musical o la insuperable poesía del pueblo. En estos cantos, lo naturaleza es una presencio carnal y 'ngrante: no es un supuesto metafórico ni una trascendente visión metafísica, sirio uno menuda trama que sustento sus emociones, una justificación para esta poesía a pleno aire. Y logra miniaturas impresionantes que nos deleitan. Es, o veces, uno gárrula mozuela llegando o la fuente, a la hora dl atardecer, "a la hora en que salen las mozos por agua", con su cántaro hecho de barro y -


sol apoyado en su cadera, bien plantada y fresca o modo de uno recia castellano. Se ven piernas morenas y se ven pierna. Mancas Y tobillos desnudos, así como un friso. Algunas trenzas rozan las ancas. Y los ancas se mueven con un ritmo preciso e impreciso. El desfile es tan puro que se dijera un friso. Reparemos de qué modo tan fina nos comunico el movimiento y ese movimiento rítmico, de lo que es y dejo de ser ot mismo tiempo se revela en Se mueven con un ritmo predso e impreciso" O bien canta por cøp!illas, en las que discurre una vida sos.godo, pequeño, estremecida a veces por un desgarramiento: Yo fui labrador un tiempo mas eran duras mis tierra.; de pobre dejé el oficio. para meterme a poeta. Y el canto se hace confidencial y tierno cuando se refiere a la caso, en uno sucesiva bendición o las cosos más intimas y sencillas: Bienhaya bojo el sol lo santidad del día • esa chispo del sol: el fuego del hogar; • ese cantor del sol: el gallo siempre olert, La casa siempre abierta, para todos igual. Y sigue: Y el burro que de pronto rebuzno en el corral, • el camino pacífico y pardo como el burro, • la cocina humilde, de donde asciende en paz El humo, que sin duda, por azul se va al cielo. Y bienhaya esta vida simple como la sal. "Y bienhaya esta vida simple como la sol" aligero la sucesión un tanto monótona de la descripción inicial, pues es uno sintesis donde se refleja la más pura simplicidad campesina. Estos primeros versos, sucesivas visiones de la vida en movimiento, semejan el sol entre los árboles, en reposo, en esos días extrciííamente lúcidos en que el espíritu se extravierte. Lo técnica de estos composiciones es sencillísimo; apenas tiene aderezo retórico, y su ritmo y rimo fáciles y musicales nos demuestran su extracción popular. Son motivos correspondientes a lo - 61


vida sentimental del pueblo: el amor, los celos, la petulancia del mazo o la moza desdeñosos, lo tristeza, los anhelos y sobre todo la presencia de la naturaleza o modo de una íntima recogida bendición a todas las cosas. Según Rousseau, la humanidad ha traicionada su propio destino cuando abandonó lo vida natural. Pero para el ginebrina, esto se hubiera traducida en una poesía desesperada. Para Franco, en cambio—, no en balde Lugones con su habitual perspicacia poética le llamó "poeta pagano"— la naturaleza es un estímulo, un violento impulso de índole constructiva. El cree en ella can el confiado creer de los niflos; cree en los datos, que aprehenden sus sentidos con la ingenuidad del campesina que contemplo la sucesión del día y de la noche. Par momentos logro la gracia de un anego, ese desenfado gozoso con que Anacreonte canta a lo juventud, al vino o al amor. Su alegría profundo no puede contentarse pues, con el melancólico recuerdo de un paraíso perdido. En Franco, lOS campas, los árboles, las aguas, no son elementos para decorar una agrupación de figuras. Son ellos mismos espectáculo. Viven y no necesitan de la existencia de personas o animales para animarse. Por eso el poeta respeta el ritmo de las cosas. No pretende acelerarlo ni retardarlo; el elemento subjetivo llevado al mínimo no alcanza a influenciarlos. Tendría que llegar "SUMA" para que Franco violentara y sometiera el ritmo natural al corazón del hombre. No quiere decir esto que en este primer período Franco sea un poeta vernáculo. El color locol en poesía suele ser, con abrumadora asiduidad la preeminencia de vulgaridades. Una poesía que sólo consistiera en uno descripción carecería de valor lírico alguno. El estricto realismo en arte, el descripcionismo, mejor dicho, es antiartística y no merece ser considerado. Nuestro Teatro adolece de esta formo infantil. Por esa está en una crisis de la que no se entrevé cuando saldrá. Pero 'ni aún en estas formas inferiores se trata de un estricto realismo; yo me pregunto, si el realismo ingenuo es posible ya. Menos enraizada en la naturaleza circundante, pero más cerca del corazón del hombre, con sus afluentes de pasión y dolor, brota lo última abra de Luis Franco "SUMA". Tiende o interpretar el misterio de la vida y del hombre en sus fuentes primarios, para expresar la voz fugitiva de las realidades profundas. No resiste el poeta a lo acción sobre lo naturaleza: su sentimiento natural se trueca en sentimiento del paisaje. En "SUMA" 62 -.


interviene un elemento dramático y tumultuoso: lo pasión por el hombre, por el destino del hombre. Lo naturaleza es la trascendente esencia de los cosas: es el supuesto básico de toda acción, la entidad madre que reposo tras la atormentada búsqueda del artista. En su primer período Franco se ocupó más bien del hombre como individuo: pintó sus momentos fugaces, sus alegrías y sus pesares transitorios. En éste, lo que en lo vida es mero episodio, aparece como extrañado de si mismo, para apreciar lo que en ella es impulso, trascendencia, latido. Si antes el hombre era sencillo y dialogaba con las cosas naturales, su comercio no pasaba de un imperceptible contacto de epidermis: eran los aspectos de la vida, y no ella misma lo que el poeta contaba. En el hombre sólo advertía su vida biológica: apenas si se planteaba el interrogante de su propio destino y el tormento de su ser total, con sus dos dimensiones: la física, que es naturaleza, raíz, y la biográfica que es esencialmente historia, obra, quehacer, destino a laborar, tarea. El "hombre de la existencia trivial" —como diría Heideggerpercibe sólo lo que cae dentro del radio de acción de sus intereses más primarios, subordinando o esos su concepto de lo realidad. Vive como individuo las cosas, y no acierto a comprender las realizaciones culturales porqL9 desestimo o no ve la esencia dramática de ser hombre. "SUMA" es una valorización de lo humano total. No comparte los teorías que separan al hombre en una porte angélico y otra demoníaca. Él es un pagano, y como tal, sabio en vivir la vida en la integridad de su alma y de su cuerpo. Tierra, bailas al son que va marcándote

mi sangre numerosa, estás ahora todo en mí antes que yo naufrague en tus ondas. De eso radical identidad del hombre o lo raíz de lo vida, nace su posición frente a todo lo creado. Uno posición que no es de desdén ni de indiferencia. Es lo de un poeta que sobe que el don del canto, —que yo es un privilegio— no le ha sido dado paro satisfacción exclusiva de sus aspiraciones personales sino como instrumento de comprensión del hombre y su universo: la creación estética, ese misterio total, que nacido en lo más profundo del hombre se independizo de él regido por su propia dinámica. - 63


En "Sumo" los elementos de su primer época se han sutilizado. El hombre yo no es lo figura accesoria; antes lo naturaleza era el centro de todo y las cosas merced e uno vida misteriosa lograban alma. Ahora el hombre es la radical impulsión: sentimos su señorío , nos penetra profundamente porque el lector advierte que la inquietud humana nunca estuvo ausente de su corazón. ¿Qué me importa la prole de Ja queja y el remordimiento, la (angosto dio hombros y de sueiso? Yo sólo ,é que es preciso que la palabra hombre Recobre su esplendor original Junto a la palabra alción o la palabra torrente: Urgente que el hombre recaudo el ritmo de su consorcio Consigo mismo y los otros y el Universo vivo; Yo sólo reconozco a los que se empujan o si mismos en la medido [de su fuerza. Y aún más allá, Como el arco que amo el dardo y lo despido. Reacciona contra la desintegración de lo naturaleza, llevada o cabo por la poesía de la pre-guerro; huye de la concepción descarnada de la realidad, pues comprende que lo cultura auténtica siempre es histórica, y está basada en el reconocimiento de las cosos. Reconstruimos en su interior lo impulsión o cosas mejores que vitalizo su obro: es un canto a lo plenitud y a la posesión por el hombre de su destino individual y social. Le violentan la rutina y el conformismo. Amo lo que se transforma, lo que vive. Canto a lo revolución diciendo: Saludo al Movimiento, el dios que permanece, Y a la Metamorfosis, madrina del retorno. Le vida siempre está de vuelta. ¿Quién se atreve o mirarlo con un mirar sin nieblas ni recelos? Su sonrisa es sagrado, la solo que ribera ay, de la sombra de los muertos. También ocupa un lugar destacado en la temática de "Suma", el amor. Advertirnos en él uno evolución similar. Si en su primer época, apenas aparecía el amor en hondura de sentimiento, y lo sustituía una jocunda complacencia hacia los fi64—


guras de mujeres, en "Sumo" adquiere categoría de sentimiento vital, ese tan dulce a quien con tan desigual fortuna cantaran todos los poetas. En el "Libra del gay vivir" le canta: Como una rama al peso de su fruta madura, entre mis brazos fuertes la ,'inde la dulzura. Cómo pintar ahora ni quién lo puede hacer el divino paisaje de tu cuerpo, mujer. Comparémoslo con ese trémolo tan bien logrado de sus "Nocturnos": Tu cuerpo es ola, estío, corcca, ¿pero tu alma? Como la sombra trae confidencias de estrellas. No eres carne ni alma. ¿Eras carne de mi Olmo? ¡Mas qué importo lo que eres si fui porque tu eras! La característica del hombre, del sentimiento del hombre es la de su radical soledad. Es sabido que el animal vive entregodo a su ambiente, que no alcanza la categoría de mundo. Para que ello sucedo, menester es que el hombre viva para sí, que posea la intuición inmediata de su propia existencia. Y esto es tarea de soledad. En la poesía de Franco, no había lugar paro ella. Porque la mero ausencia de las cosas no basta a conferir el aislamiento, categoría de soledad. Para vivirla, menester es un alma apasionada y tenso, un espíritu que se incline inquieto, curioso y hasta desesperado, hasta la misma entraña de la realidad. En este sentido, comparto la opinión de Nietzche cuando valoraba un hombre por la cantidad de soledad que era capaz de resistir. Esa profunda, subterránea soledad es la que descubre "Suma". Solos siempre sin poder escapar de nuestro pecho. ¿Para qué confesarnos si nadie puede olmos? ¿Quién nos dará compaña si todo nos rehuye y nuestra olmo es una fuga ay, y nosotros mismos lo que fuimos no somos? (Y estamos sumergidas en la nodo y estamos hechos de ello pero la piadoso nos vuelve ciegos, c iegos porque no la veamos).

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Reparemos en el desesperado crescendo: "Estamos sumergidos en la nada" sólo abre juicio sobre el carácter ilusorio de nuestro - 65


universo; "y estamos hechos de ella" en cambio, es un juicio en el que todo esperanzo se desvanece. Tocamos la soledad más absoluto. Pero esta comprobación, que no proviene de un análisis abstracto, no sume al artista. Franco no es analítico, es lírica y no puede vivir sólo en la atmósfera enrarecida de la angustia. La esperanza es una dimensión cardinal. Somos quizá tan grandes como nuestro esperainza. En "Suma" la vida y el hombre se subliman. Se acaban los límites de las cosas: un principio de mutación perpetua se apodera de los objetos, de los seres y de las ideas y les dan una libertad completo que implica la del espíritu. Esto se refleja en "Mar nuestro" una de las más notables poesías de este libro porque su arquitectura está sabiamente modulada por lo fuerzo. Tu ser es de junción y encrucijada En ti están La mano del adiós, los gi'itos de la albricia, El adelante y el atrás, El ensueño y el sueño y el olvido Y el despertar. Y más adelante: Así, borrando todos tus senderos Llegas a lo unidad, Y emerges de Sí mismo tan desnudo y tan puro Que eres cielo nomás. Por el más viejo pacto Tu yodo es nuestro vino y tu sal nuestro pan. Para terminar: Ahora te recoges, da rodillos ahí en la oscuridad, Los cabellos volcados en la arena y la noche, Y te siento soñar. El problema de la creación implica aquél que un tanto, incorrectamente se caracterizo por el del contenido y la forma. En realidad, es éste un único problema: al intuir el artista el valor estético, ya nace, si lo es realmente la expresión de ese volar. La obra lleva ínsita los dos valores: la altura del valor, expresado en ello, y la perfección de la expresión mismo. Hay épocas ciegos para uno de estos valores que le dan preeminencia exagerada al restante. Todas las escuelas románticas con su incorporación de elementos dramáticos, confusas, que hu66 -


yen do la ponderación clásica y de su equilibrio estático. El impresionismo, por ejemplo, con su abrumador predominio técnico o las escuelas expresionistas con su búsqueda afiebrada del asunto. Si por el contenido de sus poesías, Franco nos da cuadros impresionistas, la técnica usado en "Suma" halla cabida en el modernismo. De ahí proviene, a mi juicio, uno de los defectos de este libra. Los elementos vitales se acentúan por el concepto, pero no hallan correspondencia can esa técnica fantasmagórica, que consiste en transformar un objeto real en una sucesión de imágenes. Naturalmente que este exceso tropical de imágenes hace demasiado densa su poesía restándole carnadura. ¡Cómo no, si el objeto estético se nos esfumo a pesar de nuestro esfuerzo, en esta yuxtaposición, par momentos desordenada! La pasión nueva con que Franco considera al hombre en su paisaje, se aminora merced a retorcimientos y arquitecturas en las que el tono dramático pierde fuerza y realidad por el barroquismo de la expresión. Pero estas formas un tanto falsas comparados con las proporciones comunes y esta percepción irregular, fraccionada, de sus imágenes consiguen unificarse, ol modo cinematográfico, gracias a la resonancia temporal que posee coda imagen aislada. En "Suma" se sutilizan diez años de trabajo: ello es también destacable en nuestro medio, siempre propicio a las urgencias y a las ambiciones repentinas. Son obras de alejamiento y de quiesud, pero no de ignorancia del alma colectiva. Recordemos la escena en que Sócrates define al ala. En una tarde de estío, Sócrates acepta la invitación de Fedro para salir a las afueras. Así lo hacen, y paro conversar tranquilamente sin que el calor los hostigue se refugian bajo la sombra de los plótonos. El momento es propicio. Sócrates, —artista en el arte de la palabra— define el ala. Dice estos palabras simbólicas: "El ala tiene por misión llevar hacia lo alto toda lo pesado". Ese día quedó definido la misión del artista. Como depositario de los más elevados valores, su misión es descubrirnos: es llevar a un plano de valor estético aún la contingente y material. Franco no impulsa al hombre a la resignación ni a la torpeza. Siente la necesidad de proponerse su destino, como un arcano, "con el orgullo apenas humillado de ser él mismo de la raza torturado y divina". (Del "Boletín del Colegio de Graduados de la Facultad de Filosofía y Letras" - Bs. Aires). - 67



ERNESTO MONTENEGRO

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Este grueso libro es la recopilación de la obra poética de un argentino de lo más americano que haya. Es el retrato fiel del hombre que es Franco: recio, abrupto, con una voz de mFra. Una poesía cuajado de apotegmas vertidos en imágenes; y si el tono es a ratos enfático, lo es en la lengua llana y familiar del Martín Fierro. Hablan de lo tierra, de las cosas que vagan por ella, y principalmente del hombre y la mujer que resumen todo lo creado. Son versos autóctonos por la ruda energía que los carga de eléctricos chispazos, y sería ardua tarea lo de descubrir en ellos la imaginería clásico de mitos o el empaque formal del casticismo. Son porte de lo Pampa y de los Andes, ariscos como sus potros y caliginosos como sus vientos. Luis Franco vive en Catamarca, comarca de montes y de llanos ásperos y resecos,bajo los cuales se esconde la riqueza de los metales nobles. Como nuestro Jorge González, olió paso el poeta casi el año entero, cultivando sus terrones, dejando remontarse su verso con el vuelo vertical de la calandria sobre los campos recién labrados, o atizando su fantasía al amor de una fogata, en ¡o penumbra otoño¡ de los cosechas Esta obra que resume diez años de producción, revelo un curioso maridaje de sentimiento y de meditación imaginativa. Hoy una coso primitiva que hace pensar en la Biblia y los poetas de Oriente en su aceptación del hombre integral .—olnia y entrafías— frenesí sexual y comunión mística con el misterio. Es una poesía de universal comprensión, que todo lo acepta, menos lo que imita o tuerce la vida. La melancolía romántico como que sacude su ceniza en estos versos que parecen haber sido engendrados en alta voz, caminando o través de la tierra bravía, a galopando por la pampa sin huella ni eco. Es una poesía que abarca las salvajes soledades patagónicos, las selvas del Chaco, los desfilderos y las cumbres andinas, el mar aconchado de la Pampa. Hacia el norte, por encimo de esa Creación todavía ardiente que es el Trópico, la poesía de Franco limita can el imperio ilimitado de Walt Whitman. - 69


Le pampa cimarrona de otros días, tirante y brutal como un cuero estaqueado. Y luego: Ya el hombre ha vivido millares de g ua, en alguno pode, Yo anduvo entre las nebulosos; Estuvo en el corazón de las rocas primeros, Ha sido alga o pez en el mar; Dudó entre las formas anfibias y prefirió la tierra; Se elevó con los árboles paro otear el mundo, Y lo, tormentas dejaron barro de creación en su alma. Y más adelante: Lo vida no es mi costumbre, es mi pasión. Y por último: Y digo que cada cosa que cumple su giro perfecto es perfecto. Posee Franco uno ductilidad realmente hazañoso en lo de transponer su tono medio apocalíptico a los tonos menores de la lírica. Hay versos suyos para canción campestre que suman un encanto ingenuo a la frescura de la expresión familiar. He aquí lo transposición poético de un bien conocido pensar filosófico: Soy uno por fuera y por dentro. Mujer, soy hombre, ciertamente: Nada de tu alma o de tu cuerpo Podría serme indiferente. Y esto confesión de tan vivido realismo: Recién nacidos, sucios Y aún sangrientas, ¡Cómo no he de ocultar mis pensamientos! Toles son algunas ligeras muestras de la veto que aflora en "Suma". Raro es hoy el libro de poesía americano que asuma esta actitud personal, de una casi salvaje independencia de espíritu y acento. "Mi alma tiene lo gravedad de las esposas en cmta", dice a plena conciencia el poeta. Y la gravidez. (De "Ateneo" - Santiago de Chile).

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LAZARO LIACHO

GLOSARIO DE SUMA 1) Seis libros integran "Suma", y ellos fueron realizados durante los diez años que median entre 1927 y 1937. Cien coplas y setenta y tres poemas forjan el volumen ¡n cuarta. Hay que decirlo así, sumariamente, para que el lector se haga cargo, de entrado, de lo enomie labor que se ocumula en las 245 páginas nutridas de composición. Luis Franco asume una vez más el puesto de los grandes creadores, es decir, no realiza nada en pequeño. 2) Para adelantar una visión total de "Suma", fuera necesario ocuparse de cada uno de los libros que lo componen. Sus voces aparejadas de tiempo, roturadas de modalidades distintas, con injertos tomados en diversas latitudes. En cada libro varían ci tono, los imágenes, el acento, lo acción, la parte del mundo que se hace cargo de la naturaleza y el cosmos. "Suma" es un canto de varios voces, en ci cual dorriina, cloro está, la voz soberbiamente apasionado: la voz de la gleba, la voz virgen de Luis Franco. Son muchas las emociones y reacciones que se complementan en sus poemas; son múltiples sus estados de alma, sus descubrimientos del mundo y de sí mismo. Esto variedad en la unidad es una confirmación de que el poeta va llegando a su destino. Es difícil a un poeta asumir ante la vida su papel de hombre, Franco está dando fin a tal exaltado tarea, a esa conquista de su propia unidad por sobre la literatura. Su pensamiento no denuncio a un resentido, aun cuando no se puede enlozar el poeta pagano con el poeta social, sin desprenderse de muchas riquezas superfluas. Ahora hay en él un renunciamiento, un retorno a lo natural, a lo humano, y una necesidad de convivir con los valores presentes, con los mermados valores de los desposeídas mayorías. El poeta de "Madre revolución", "Fierro proletario" y "Copias de gesto" ha descubierto un nuevo mundo, ha descubierto la otra parte del mundo, el mundo total que albergo a esa reducida gleba de la paloma de Belén, al pie de los Andes, en Catamarca. - 71


Afortunadamente siempre lo acompaña su yo, su fe irreductible, su dominante influencia personal, guardianes celosos que dominan el conjunto. 3) 'Suma" confiere a lo palabro un sentida totalmente realista. Es una prueba de experiencia de la realidad, tan válida como el conocimiento científico o religioso, por lo mismo que es una demostración de arte verdadero. Su autor va da lo personal a lo universal, comunicándose con sus semejantes y con el universo. "El arte es la más intensa visión del mundo". Las emociones y los sentimientos del poeta estén saturados del ambiente en que vive —ideas, creencias, necesidades—, y par la mismo adquiere en su génesis la misión social de su destino. Sus poemas están realmente preñados del espíritu de la época; son la levadura del mundo nuevo, del mismo moda que para Walt Whitman, el "Desarrollo", lo "Continuidad", l "inmortalidad", la "Transformación", constituían los temas y los significaciones capiteles de la Naturaleza y de la Humanidad. Para Luis Franca sólo se vinieron abajo las mayúsculas. "Lo acción del escritor, el pensamiento operante, la creación artística, es tan fecunda como cualquier suerte de acción directa", 4) Las imágenes de "Suma", son como sentimientos puros, instintivas, geórgicas whitmanianas, urgencias libres, deslumbramiento pagano en la tibieza de la tierra, del sol, y del cuerpo enlazado al espíritu, como lo venerable diosa Juno durmiendo con Júpiter para lograr que Neptuno socorro a los griegos. Sí, en las imágenes de "Suma" flu ye el afecto puro, limpio, sin ruegos, sin imposiciones, instintivo, leal y profundo, de aquella edad que animaba la vida feliz, cuando todo era nada, y el amor y el canto eran todo, sin necesidades mezquinas ni artificiales, en la juventud, en la juventud que ha de volver! Aquél que es leal can los suyos y can los amigos, leal can la belleza y el arte, termina par serlo con su pueblo, que es la forma de asegurar la alegría de los más, de los mejores; la lealtad es una fe, uno gracia, Ç' un sacrificio que dignifico al ser viviente. 5) El descubrimiento del mundo y de lo humano que es la más alta estrella de "Suma", su aliento largo, su madurez de pensamiento, son en lo total un esfuerza construido en lo íntimo, una comunicación ideal con los hombres. Franco se dirige a la humanidad cual a almas rumbo al porvenir. Ah, lo tremendo es definir el día de hoy, realizar el presente, Sentir el mundo que nos rodeo, ser un hambre de su época, jugarse, enredarse en el turbión donde se halla sometida la propia vida, y no salomen72 -


te en la esperanza del mundo por venir, sino también por la hora que se vive. Luís Franco, sin joctarse de ello, se siente orgulloso de su pobreza. Su vida es, para él, un asomo. El luchador, por lo demás, no puede llevar una vida oscura. El canta es un desahogo, y la pasividad de Franco, se desangro en sus versos; su personalidad es el centro del mundo que edificó de acuerdo con el plano social reglado por los maestras. Aquellos que combatiendo dieron a los hombres la verdad del presente - que es futuro hasta no ser superada— Sintieron en su oportunidad el influjo profétido de la poesía. Al internarnos en • el libro, enlazonda entre si cada uno de los poemas, sentimos la sacudida del Contacto. El pulso del poeta es un circuito que arde en el libro. !Libro de llamaradas.! 6) En "Nocturnos", no es Fácil penetrar la continuidad de Pensamiento que va de verso a verso en la integración de cada poema. Se siente el álito director, el calor apasionada que los inspira y en laza, como se descubre el motivo central en uno sinfonía. San una misma palabra, un instrumento pulsada por una mono ducho en trabajos y caricias, una voz que se alzo en distintas climas de p asión. Por su incesante martilleo de imágenes, "Nocturnas" —libro 39 de "Suma"— produce un estado de agotoi m ento, un cansancio org ánico. Son exaltaciones, lamentaciones. donde el amar, lo imprevisto, la obsesión de un estado sexual sensibilizado por la soledad, provocan esa ceguera iluminada que origina Ir caricia sublimo en la alcoba o oscuras. El "Nocturno" No XI, con su inquietud de preguntas y respuestas, es un descanso, un pasar suave y ligero, y el "Nocturno del regreso", más emocional, más grave, —con alga de Borodin— "cuando ya andaba ya con la peno hasta el cuello", - y la desesperación viva del combatiente realizada en alarde de poesía. El libra de las "Nocturnos" concentra la fuerzo pujante que rebalso la realidad amorosa del poeta, —y su reverso es el libro último, que da nombre al volumen, con sus cuarenta variaciones, en que el hombre y e! mundo, o bien el poeta y su realidad, van surgiendo desnudos, con sus lineas verdaderas, al definirse en el encuenro con la belleza. Como en el amor, las voces rebalsan la objetividad del poeta, —y lo ignorado, lo turbio, lo instintivo sin freno, juega en las palabras denunciando la juvenil ebullición. Luis Franco siente las urgencias del instinto sexual, que en él es una presencia verdadera, una permanencia, un derecho, un completarse histórico, "un salo instante de dicha es tiempo absoluto". Su pa- 73


Sión aspira a conquistar todas los caricias que presiente su pecho, donde renaciera el contar de los cantares. 7) En "Cauces" se obre un brazo profundo de ese continente total que es "Suma". Aquí el poeta se dejo llevar por la pendiente humana y baja al entrevero, paro regalar o todos la madurez de su experiencia. Lo copla con los elementos sociales, llego después que el hombre realizo su conformidad amorosa. Ahora, también él es más suyo, más completo, más hombre. La infancia le evoco el nacimiento de su mundo, el mundo que nació en su mirada; y eso verdad tan amarga del sino, como un freno, que obliga al cabezazo, o la negación; verdad siempre oscura aunque sea de luz!! Seguro de su destreza, de sus habilidades intimas, Franco canto al hombre y al mundo, con una entonación totalmente suya, música de su retina afinado en contacto con lo naturaleza. "Conjunción", "Falus", "Apoteosis de lo secreto", "Sabiduría", Solidaridad con lo vedado", y "Vigilia", eso pieza tan escalofriante, denuncian la presencia candente del hombre y lo mujer, de la lucho de sexos. La naturaleza nuestra, allí donde actúan el hombre y lo mujer nuestros, se alzo en el canto. El ser humano está en su puesto, en el lugar que ganó o lo naturaleza, alcanzando su perfección, con sus miles de años de mejora y de culpable inocencia criminal. Sólo el espacio, que nunca acaba de aprender sus términos, conforto su respiro y su pulso. La pampa, el mor, el árbol, lo montaña, el bosque, la noche, la presencio del hombre, la tierra y el cielo, son su realidad cósmica, su comunión con lo sangre, la fiebre y el buscarse. Es el choque de dos aluviones, y el hombre se transforma, él solo, en humanidad. 8) Entré lo pagano y lo humano, entre el amor y la justicia, continúa Franco su lucha, su definirse. No abandono su acento juvenil, su recio arremetida paro introducirse en los reductos secretos donde se palpan Tos maravillas de lo naturaleza, del cuerpo virgen, valiente y procreador. En Franco, el instinto de la sociedad primo sobre el pensamiento que quiere someterse a lo lucha. Su intimidad es como lo de la tierra que lleva en su seno esos aguas compactos, ese oro negro que al nacer o la vida, al florecer fluyendo bajo el sol, arde luego can llamas de aro. Inagotable caudal de palabras, como en las voces del fuego, así son sus sueños. Esas palabras, nacidas en un gran sueño de infinitos, mueren en el silencio húmedo de lo atmósfera del mundo cotidiano. Pero el poeta es hombre sin desfallecimientos y no se deja vencer por los miserias de la vida. No teme a la muerte y gusta el encuentro can lo viviente, la carne sensual, el Canto del pájaro 74 -


en la aurora; repudio lo tiniebla de la alcoba saturada de olores, de medicamentos, y busco el perfume del aire libre y la rosado luz matinal. Entonces se alzo la que se adentró en nosotros, "la patria foragido" que es patio nuestro y del mundo. Es la voz del espíritu ennobleciéndose ante lo supremo, voz del hombre-fuerza, cantada en el momento en que lo expresión siente el empuje creador, repitiéndose como un elemento de fecundidad del mundo, en los mayores y más subyugantes conjuntas panorámicos de la naturaleza. Exaltación generadora y creadora! El pago nuestro, el pago grande tiene ya su corazón o flor de pecho. 9) Luis Franco canto lo epopeya de los viejas sentimientos creadores de la lírico universal; él canta retomando o veces el acento de los judíos, de los griegos o de los latinos. Salomón, Anacreonte, Virgilio, lo guían por la selva humana, En él se va fundiendo América, lo virgen y la madre. Su corazón está lleno de orgullo, baqueano del desierto que se debe a sí mismo su pon y su agua, su óleo y su vino. Su carácter es recio, recio en se coda día más perfecto, bajo el sol que nunca cambia mientras ve que la eternidad es siempre nueva. Su realizarse, es en Franco el proceso de la madurez, que en Belén enseñan los olivos. (De "Argentina Libre". - Bs. Aires.)

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NOF=MI VERGARA

NATURALEZA Y HOMBRE Versos que bailan, luminosos trompos en color, toda la euforia primordial y sencilla de esta gran "pasión de vivir" que domina al poeta. Se dejan los primeros libros de Franco, y redescubrimos, admirados, que por obra de ellos somos más optimistas, y que tenemos el convencimiento, sin confesarlo acaso, de que lo vida, caja de sorpresas, debe darnos aún una, maravilloso. La "vida blanca y roja", no un negocio sino una aventura, y en cuyo homenaje bien vale quemar el Tiempo hecho incienso y la Sabiduría hecha mirra, porque, como dice el poeta, "más vano que útil tu saber, si un día —no has de vivir todci tu sabiduría". Ya el año anterior, Luis Franco paro quien el pensamiento y la palabra tienen lo privanza de sus mejores horas "tiradas en buscar un arte de tempestad y melodía", publicó un libro de plural belleza: "Suma". Es, en justificación del nombre, una edición de varios otros. No quiso darnos lo hermoso en sorbos; generosa lo ofreció en un gran trago. Versos estos que encierran "un curioso maridaje de sentimiento y de meditación imaginativo". Mas no es fácil posar de "La flauta de coña" a "Suma". ¿Por qué? Porque entre ese alfa y esta omega actual median años; años que se traducen en muchos días corridos; días que trajeron para el poeta mayor madurez y hondura, pera que le quitaron, en cambio, algo de su alegría de vivir. Tiene más rebeldía su alma; más inquietud. . . y honrado para sentir y escribir, las trasvaso auténticas a su obra. lSigue siendo panteista y pagano, pero va hacia la naturaleza de un modo más serenado. Un sólo aspecto de su temática que analicemos, muestra el cambio. Al amor material, sólo sensorial de los versos de "Lo flauta de coño", o ese amor primitivo, lo ha reemplazado por una forma del sentimiento y la sensualidad, más finos. Así la amada, que en los primeras versos es para él sólo la sorpresa y la ansiedad renovados de la materia, en "Sumo" está vestida "de carne y olas", y es, dice el poeta, "querido hasta más allá de la hermosura y el cariño". El Luis Franco de "Flauta de caña" pa- 77


recio pedir sólo la belleza extrema; el de "Suma" en cambio, va más allá y descubre: Uer.a de asombro y po.oíso Tú no sabes ser coqueta sino con tu alma. y sigue con esta dualidad integral: Tu cuerpo es ola, estío, caricia ¿pero tu alma? y continúa aún más: Puedes ya amor apenes, porque el amor te ahoga. Y termino: Como un ola y otra ala se obren al vuelo, juntos tu coraizón y el mío son las de un solo vuelo. Amor así sentido o través de sus magníficos nocturnos; el "Del regreso" es imponderable! Amor que dignificando de tal suerte a la mujer, hace exclamar al poeta: "Mujer no te conocemos, ni nunca te conocimos". "Lo amargo de nuestras bocas, volvió amargos los racimos". Poro concluir sintiendo que el amor no es sólo el goce del minuto, sino que: Fervor y conocimíento funde amor en su unidadestremecimiento, de inmortalidad. "Suma" es un libro que no debe, que no puede analizarse. Hay que sentirlo y pensarlo; ¡porque es demasiado grande! Omnipresente en él lo Naturaleza, sin muestras de raro valor: "Mar nuestro", "Pampa", "Galope", "Jornada de cielo y tierro", "Sino", "Presencia de Hudson". Debía terminar; mas, se me escapan dos palabras, sobre la filosofía del libro: lo que es y lo que no es, el hombre y el anima!, la vida y lo muerte, la belleza y la podredumbre, son, paro Luis Franco, formas de un gran Todo. No es raro pues que amarme: "Yo el hombre ha vivído millares de oíios en alguno parte. Estuvo en el corazón de los rocas primeras, Ya anduvo entre las nebulosas, Ha sido alga o pez en el mar". Y finalizo: "Todavía ahora, pájaros y mamíferos trasmigran por su cuerpo. 78


En otros versos dice: "Todas las sustancias son una solo ya divina, Todos los distancias forman una solo cercanía divina". En otro oportunidad seijato hablando al mar: "Yo no sé qué antiquísimo en mí, de tí se acuerdo, y no sé qué unidad explico aún en mi sangre, mi sudor y m'ls lágrimas el gusto de tu sal. Somos la amarga levadura con que algo mayor se amasará quizás. Un estremecimiento somos, nada más, tus olas, tú, mi corazón, sus pulsos, enviando hacia lo inmenso, ¡oh mor! Ama lo revolución, la metamorfosis, el movimiento; pero su gran devoción es la Humano Criatura, el Hombre. Tiene un gran respeto por él, que es "sangre y espíritu en conjugación" mas no par el "intransitivo" de hoy, responsable de esta humanidad —dice-- "tan sucio como los ríos que cruzan una ciudad". No; quiere un hombre que algún día se reconcilie can fa frescura creatriz del mundo: uno que, olvidando su oscuro origen de polvo, avente la grandeza por todos los caminos. Uno que, siendo fuerte, se alce, natural y primitivo y creador, sobre el Dolor y el Remordimiento, más allá del Bien y del Mal. Libro de filosofía poetica honda, con intensidad de horizontes y cumbres y distancias, libro donde se alzan en potente binomio Universo y Criatura, Naturaleza y Hombre. Tal la poesía de Luis Franco. (De "Conferencias" - Bs. Aires).

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CARLOS MASTRONAPDI

EVCLUCION POETICA DE FRANCO Complejo y fervoroso es el mundo que nos presenta Luis Franco en "Suma" libro donde es doble percibir lo evolución del poeta a través de una larga y fecunda etapa creadora. Los densos capítulos de eso variada y numerosa reunión, jalonan otras tantas épocas o modalidades líricas de Franco, que en dichas páginas ha convocado los poemas escritos entre 1927 y 1937. Ese generoso volumen, al mostrarnos al poeta desde diversos ángulos y perspectivas, señala todos los momentos de un proceso d renovoción que ha sido pródigo en afortunadas realizaciones. En ft-ros anteriores, Franco se plegó a los deleites del número y la músico, respondiendo sin esfuerzo a una clara vocación de regulorirad y ciñendo sus efusiones a las normativas clásicas. Esos rigores proyectados hacia las sugestiones auditivas del verso, parecen ofcnzorse y encontrar su mejor senda en "El libro del gay vivir", compendio poemático donde el equilibrio y la intensidad, en conjunción venturoso, mueven delicados esplendores y nos deparar. espectáculos de noble magnificencia. Dichas páginas, engravecidas de resonancias bíblicas, desplazan un lirismo cuya finalidad ultimo es la expresión del orden cósmico, de las secretas fuerzas naturales y de "los eternos usos de la tierra". Sus versos trasuntan un mundo apacible y risueño, como si el poeta hubiese querido fijar en ellos un ademán aprobatorio y pausado, un gesto de consentimiento feliz que implicase también la justificación de toda realidad elemental y creadora. Ese libro, donde los cuidados métricos potencian la riqueza del contenido, es hermosa derivación de una estética que, hacia fines del siglo pasado, remozó la poesía americana, 'y cuyas numerosos posibilidades exploradas por naturalezas líricas tan fuertes y diferenciadas como la de Franca.-.— la hicieron incansable a través de los años. En "Suma", libro que señala sus nuevos rumbos, Franco no se atiene a convenciones verbales ni limita el lenguaje poético en base a una selección puramente exterior. Parece decirnos que todo el vocabulario puede ser instrumento de emoción y vehículo de - 81


lirismo. Esa dudosa sensibilidad idiomático que rehuso el vocablo de pobre linaje y de escasa tradición poético, como también ciertos cultismos de reciente difusión, no estorbo la libre expresividad del autor de "Lo flauta de coFia", cuyos registros de comunicación lírica son excepcionalmente ricos y abarcantes ("podre", de juro", "bacteria", "tabo"). Se dijera que la correntada de sus versos puede llevar todos las esencias verbales en su ímpetu poderoso: esa tensión de conjunto, que no es doble parcelar por vía analítica, justifica el empleo de os materiales reunidos por el poeta. Todo gran impulso hace que se aligeren y se vuelvan imperceptibles los elementos que arrastra consigo. Es así como los hallazgos parciales que podemos saludat en este libro, con ser muchos, quedan supeditados o esa esp l éndida intensidad que es el objetivo y el fin último de la mayoría de sus poemas. Con destreza notoria y con aplomada seguridad, Franco desarrolla una serie de temas cuyo diversidad es otra de las atracciones de su compilación poética. Dichas temas, a veces de noble acento confesional, se objetivan en imágenes y alegorías que dejan profundas resonancias emocionales. Lo persistente vocación metafórico y el versículo despojado de todo halago fonético son atributos que definen la nueva modalidad del poeta y que la muestran sensible a los reclamos estéticos de nuestro tiempo. Su dicción lírica, enriquecida por una incesante fluencia de aciertos, se complace en destacar el milagro que se hospedo en los hechos menudas, en los gestos inmemoriales y recientes de la naturaleza, en la olvidado sabiduría de lo primitivo y matinal, en la mero existencia cotidiana. Esa inclinación, cuya reverso es el vivir mecánico y rutinario, orienta su poesía hacia los datos inmediatos de io realidad, hacia un delicado y complejo sensualismo. De las repeticiones cíclicas, de lo que puede contemplar a toda hora extrae motivos de asombro venturoso. Esas preferencias, acoso panteístas en su origen, se resuelven en poemas que, siempre arreciantes y apasionados, dejan percibir las hondos Vetas de un romanticismo asistido por las formas y los aportes técnicos de nuestra época: el largo verso irregular es el mejor agente de tan auténticos fervores. Graves anhelos y arduos problemas asoman en algunas composiciones de Franco, escritor que, ciertamente, no pertenece a la Argentina visible. El suyo es un recio y valiente disconforrnismo que nace de su apetencia de unidad y que reclama uno mejor adecuación del hombre a la naturaleza y a la sociedad. Si alga re82 -


pugno su poética, es el mero simulacro de vida, la norma artificial que impide la íntegra realización del personal destino. Por l o demás, esa devoción vitalista, esa solidaridad con los frescas estados nacientes, se confunde y se identifico con lo fisonomía de nuestro hora, tan alejada del racionalismo tradicional coma de las usados venturas del humanismo. Franco nos dice: "Bien sé ya lo baldío del saber que no esté bautizada de sangre, del latir que no tenga intensidad de peligro". En su afán de "instalar" este libro, algunos críticos han mencionado a Whitman. Ese súbito entronque, apenas explicable por la común alabanza del "milagro cotidiano" y de la vida primordial, carece de fundamentos decisivos. El metafórico argentina ha declinado el estilo llano y sentencioso del ilustre varón del Norte. fampaco ha querido asumir su cortesía universal: es indudable que en "Suma", la visión de una torva realidad suscito reacciones no siempre aprobatorias. (Bueno es recordar que Whitman, reducido o una locomotora y o un coito por lectores compendiosos y urgentes, es una diversidad complejo y vasta. Si ensalzó el impulso progresista de su 'país, también su verso visitó la muerte: "me siento como descarnado, triunfante, muerto". Por lo demás, aunque miró can hondura a las humildes, creemos que su poesía no fuá instru.. meato de hostilidad o de lucho). "Suma" es libro que se caracteriza por su exceso de tensión y de eficacia. Esa persistencia en el acierto y en el brillo es la única re'arva ates nos ir,sr,irr'n sus páginas. Franca gusta prescindir de todo eslob&i, de todo línea preparatoria. No cabe duda que' los desfal l ecimientos y los ¿osificados frases corrientes contribuyen a destaconas los noraeneos cenitales de toda poesía, cuyo esplandor acentúan los deliberados contrastes. Hubiéramos deseado advertir en estas poemas alguno ocasional complacencia en el error, algúr. ¿esc-oso, cl-uno 'vocación de hermosura. Los hoIl'-znos i" ois on numerosos y magníficos, siendo la originalidad su I a' 1 orn. Y si bien no imaginamos can entusiosma esta incómoda ceremonia: "Júrcia con toes ¿s tus musIo de pasión puesta sobre mis latidos", tenemos }-'a(°odas ocas i ones de admiración en estos versos excep"ioncls: una constelación de amigos" "FI so! nace y muere ensangrentado como un hombre". "Ti¡ cuenco que es mi libro, mi lecho y mi jardín". - 83


"jY tal vez soy un dios!" "Mi corazón que es un rey viajando de incógnito". "Tu amor es diadema en la sombra". Asimismo, las imágenes que dedica o la llanura y la montaí'lo, a la vida aldeana y al paisaje que aflora en sus composiciones menores ("la Pampa, nuestro patio) , paseen un extraordinario poder de contagio anímico y se cuentan entre los más venturosos trabajos del poeta. Las páginas de "Suma", pródigas en vibraciones hondamente personales, nos muestran a Franco en la plenitud d sus facultades creadoras. (De "Argentino Libre". - Bs. Aires.)

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ENRIQUE ESPINOSA

POESIA Y REALIDAD DE L. FRANCO Lo aparición de Luis Franco en las letras argentinas merece contarse detalladamente porque constituye tal vez un caso único. Fuá en lo primavera del año 18, tras aquel espléndido estallido de la juvenud estudiosa de Córdoba, que luego nu más había de malograrse con el nombre impropio de Reforma Universitaria. Un joven bachiller, igualmente provinciana, que firmaba todavía Luis L. Franco, par temor de ser confundido con cualquier homónima del montón, manda desde su nativa Belén de Catamarca, donde reparte su tiempo entre el departe y los trabajos agrícolas, unos lindas versas campesinas a cierto concurso que se realiza en la vecina ciudad de Tucumán. Se trata de apenas doce tercetos monorrimas; pero tan extraordinarias que alcanzan la más alta distinción por el voto unánime de un jurado que preside don Ricardo Jaimes Freyre. Naturalmente, el poeta es invitado a trasladarse a la cuna histórica de la independencia argentino; pero como es pobre y el tren no llega aún hasta su pago, se ve obligado a emprender la travesía de ciento y pico de leguas, a caballo, lo mismo que un antiguo payador de la Pampa. El eco de este viaje lírico no tarda, es claro, en llegar a Buenos Aires junta con su laureado "Oda Primaveral". Belén, yo quiero ahora celebrarte en mi canto Dulce aldea que tienes tonto del Belén santo En tus olivos graves y en ci sencillo encanto.

En todos tus rincones: "Le Banda" y "La Cai'iada", "Huaco" y "El Altoverdo", como alegre alborada, Pintan los durazneros su *loracón rosada. —85


Por este callejón donde voy de poseo, Oigo fraterno el grito jovial del benteveo Y me llega hasta el alma el olor del poleo. ¿Qué dudo cabe? Es la voz genuina de la tierra con esa poesía que, según Alberdi, el tucumano, precisamente, en América esta en todas parte, menos en los versos de sus poetas. A tan oreciosa singularidad nuestro joven triunfador añade aun otro, pues su victoria inicial viene o redimir entre nosotros, con uno excepción tan notable como la de Gabriela Mistral en Chile, la reglo pecadora de los Juegos Florales. . . Y quién sabe hasta cuándo. Porque a pesar de todas las apariencias y de todos los premios, una verdadera personalidad poética surge muy de tarde en tarde en nuestros países tan llenos de liróforos, sin embargo. Al- año siguiente de su triunfo tucumano, Luis Franco baja, como se dice topográficamente en el interior a la capital de la república, no para administrar desde el Joskey Club su futuro con ayuda de algún paisano influyente, según se acostumbra, sino sólo paro cumplir el servicio militar, como cualquier hijo del pueblo. El muchacho trae en sus alforjas además de sus propios versos los de algunos lejanos poetas europeos —Rimbaud, Shelley, PoscalI— cuyo conocimiento se propone completar en la gran ciudad, porque no es cosa fácil hacerse de ciertas ediciones minúsculas desde Catamarca. Pero en el cuartel apenas si puede hojear sus libros predilectos. Un sargento tan bruto como el instructor fronterizo de "Martín Fierro", se complace en mandarlo a limpiar la cuadro coda vez qué lo encuentra con un libro do versos en el bolsillo. Un recuerdo desagradable conservará Franco de aquellos dios en que incluso llega a conocer el calabozo en la significativa compañía de Mallormé... Sin embargo, sus compañeros d0 servicio, compodritos de los arrabales porteños, en su mayor parte, saben distinguirlo mejor. Y el día que uno de ellos descubre su retrato sobre unos coplas amorosas, en cierta revista popular ya fenecida, su prestigio de poeta llega hasta sus superiores. El propio jefe del regimiento dé órdenes o su favor. Al comienzo del año 1920, Franco deja al fin el uniforme patrio e ingreso en la Facultad de Derecho. El cambio no lo hace más feliz. ¿Pero qué remedio le quedo? Tiene que seguir una ca86 -


rrera productiva, porque la poesía, desde luego, no lo ha sacado de lo pobreza. Como el mismo ha cantado irónicamente una de sus primeras Coplas: Yo fui labrador un tiempo mas eran duras mis tierras; de pobre dejé el oficie. para meterme a poeta. Ahora bien, entre los hombres de su país y de su generación no hay tal vez otro capaz de producir los versos que lleva publicados en distintas periódicos desde la aparición de su "Oda Primaveral" que ha sido reimpresa como bien mostrenco por los magazines de mayor circulación; pero todo esto no se cotiza ni mucho ni paco en la balsa de valores de Buenos Aires. Par su parte, las ministros de Instrucción Pública, o pesar de sus floridos discursos, están más allá del bien y del mal; san pedagogos eclécticos, y nuestro poeta, que había sido agricultor y ahora era aprendiz de picapleitos, sólo consigue un puestita de última categoría en cierta oficina subterráneo de la Casa de Gobierno. Con todo, antes que su primer exornen de Derecho, Luis Franco prepara los originales de su libro inicial, "La Flauta de Cofia", que aparece a fines del mismo afio 1920.

Estoy en condiciones de contar como nadie aquel acontecimiento, porque yo fui el editor y padrino del pequeflo gran libro que incarpoó paro siempre a la remota Belén de Catamarca o nuestras letras. Bajo mi directiva bisofla se publicaban entonces unos cuadernos mensuales que tenían numerosos lectores en varios países de América; de ahí el nombre un tanta pretencioso de la difundida colección. En uno de esos cuadernas Inserté, gracias a un amigo común, y antes de conocer personalmnte a Franco, su poema "La Nevado", Veinte dísticos evocidores de un fenómeno frecuente en la cordillera de los Andes, pero insólito en la ciudad de Buenos Aires, la ue había conmovido real y literariamente aquel invierno. a q Recuerdo todavía una mafiana de octubre en que fui a llevarle su ejemplar de "América" al poeta, sin encontrarlo en la Biblioteca ¿e la Facultad de Derecho, que funcionaba aun en el viejo caserón de lo calle Moreno. Y tengo también presente la tarde en que Franco vino o traerme los originales de su primer libro a la oficina de la revista, si así podía llamarse al altillo que - 87

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ocupaba en un departamento de la antigua calle Corrientes, frente al entonces famoso Teatro Royal. Allá arriba, después de uno conversación fructífero de varios horas, nos hicimos amigos poro siempre. Contrariamente a los simiescos versificadores de aquel tiempo, lugoniano por excelencia en nuestra poesía, el hombre jovial y profundo que ya era Luis Franco, valía tanto como su obra incipiente. Los originales de "La Flauta de Caia" no tardaron en ser llevados a la imprenta por mi hermano Leonardo para ser editados por nuestra cuenta y riesgo, casa verdaderamente extraordinaria en aquella época, en que hasta los poetas "consagrados" se pagaban ellos mismos la edición de sus versos. El éxito inmediato de "La Flauta de Caña" superó cuanto esperábamos sus editores y hasta su propio autor. Sin ninguna clase de propaganda el librito obtuvo uno vasto resonancia dentro y fuera del país. Desde la revelación de "Las Montaos del Oro" ningún título de libro primériza había despertado tanto interés y expectativa entre el público lector y los mismos poetas. Leopoldo Luganos, justamente el mayor de ellos, tan pródigo siempre can sus colegas más jóvenes, fué el primero en celebrar "Lo Flauta de Cosa" a través de "La bendición del agua", sobro todo, aunque se , reservara hasta el próximo "Libro del Gay Vivir" para destacar en "La Nación" cómo la contaba "ese poeta de la lejana Belén de Catamarca, martirizada, precisamente, con la sed, por burócratas y demagogas entregados tos ladrones!— al saqueo de ese tesoro humilde que engendraba vifias, higueras, rosales, hierbabuena de olor y versos de Luis Franco". Otro poeta argentino, que firmaba can el extrafio nombre de Bernabé de la Orga, escribió, desde Suiza, una curiosa crónica para contarnos de qué modo, par virtud de "La Flauta de Caiía", se trabucaron un día en su corazón Gruyéres, de los Alpes, y Belén de C'tamarca. "Este librito —aseveraba— es todo presente, todo realidad externa. Pero. . . el campo y la montaña qué ciertos. El rato pellote descubro blancas pechos, decía Don Sem Tob. Y pienso: hasta el profundo estrato penetrará en ellos un día este poeta". En revistas y periódicas de uno y otro lado de nuestra propia cordillera alternaban también el elogio de Franco y de su poesía, Armando Donoso, Aníbal- Ponce, Evar Méndes. . . La hermosa edición de "La Flauta de Caéa" no tardó en agotarse, lo mismo que un cuaderna de "Coplas" que apareció al año siguiente bolo 88 -


idéntico signo editorial. Sin embargo, el poeta campesino tuvo que interrumpir de pronto sus estudios universitarios poro volverse a su aldea, porque la gloria poética no bastaba para hacer frente a la vida en Buenas Aires. Fernández Moreno, el cotidiano cantar de la ciudad, quiso despedirlo en nombre de sus amigos en una fiesta íntima organizada por "Babel": Se vuelve Luis L. Franco o su pueblo azul y blanco. A sus montes, a sus cerros, A sus cabras, a sus perros.

LA FLAUTA DE CAÑA De allá, de Belén de Catamarca, fué de donde se trajo Luis Franco, a las veinte años cabales, este librito extraordinario, en el que todo su remoto villorrio, de nombre y aspecto evangélico, sugiere plásticomente uno maravillosa nota de color tan propia de la pintura como de la música, o la poesía rural. Lo mismo que o Martín Fierra, los pájaros lo aleccionaron desde niño con el ejemplo espontáneo de su canta; los pájaros regionales lue estuvieron o punto de hacer poeta al arqueólogo Adán Quiroga, su coterráneo; y que antes hechizaran paro siempre en otra lengua, la prosa argentina de Guillermo Enrique Hudson, el naturalista del Plata. La calandria, el tordo, la urpila, el bentevo cruzan por eso —can su brizna de hierba en el pico— las hojas canoras de "La Flauta de Caño" en cuyos versos más felices resuena el eco armonioso de la sierra nativa. (No puedo menos que recordar aquí entre paréntesis la impresión inolvidable que me hiciera hace muchas afios un chico de las colonias israelitas de Entre Ríos, que en los atardeceres del verano se ponía a improvisar en una cofia de bambú su respuestu a la soledad de aquella hora en que los pájaros regresan silbando a sus nidos). Fuera de una de las últimas páginas de Hudson y del "Salmi Pluvial", de Lugones, no he vuelto a encontrar la expresión de este sentimiento hasta lo ya citada "Oda Primaveral", que en- 89


ticipo casi todas los cualidades esenciales de la poético de Luis Franco. Después de remachar allí definitivamente el trino del zorzal (tres martillazos sobre un yunque de cristal. . ) , el joven betlemita, enamorado como David al paso de las vírgenes locales, según se verá en seguido, pago su deuda de gratitud al mismo pájaro serrano en la primera composición de "La Flauta de Cofia": Por ti mi flauta suena, por ti, zorzal amigo. La influencia bienhechora de Darío y de Lugones —los dos más grandes poetas americanos— es, desde luego, innegable en cuanto al verso propiamente dicho se refiere. Un dejo del preciosismo del primero se advierte allí, a medias, de entrada no más. La gracia simétrica de las "Prosas Profanas", especialmente de "La Rosa Niño — , tardía y superior, se refleja también en alguna otra composición de "La Flauta de Caña", como "Pesebre", verbi gratia. Por su parte e! Luçones auténtico, el del "Libro de los Poisojes", sin olvidar "Los Eurritas", de grata memoria, presta su sello característico al conjunto de los versos de Franco, quien, no obstante, acredito desde el comienzo una personalidad muy singular. Porque su voz genuino de poeta no dejo de sentirse clara y distinto, hasta con su típico tonada cotamatquefio, en la Siguiente "Mañana de Enero", trasunto fiel de una sus aludidas musas de carne y hueso: Con esa olvidada y linda Grecia del cario abrto, Una vid peecoz del huerto • Sus claros racimos brinda. Por el camino desierto Va solita lo Clorinda. Para mí el mérito insigne de la obra de Luis Franco está en la ubicación de lo universal dentro de lo regional. Lejos de embarcarse, como sus maestros, hacia Versalles o Esparto, el joven poeta se quedo casi permanentemente en su aldea, conforme a la ley de los pájaras, que vuelven siempre al nido, o a la más alta de las estrellas, que bajo distintas latitudes guían al hombre por un idéntico reguero de luz. La docta maestría de Lugones prima en "Lo Flauta de Cofia" sobre cualquier Otra que pueda señolarse, por lo mismo que Franco guardo uno afinidad más íntima con el autor de los "Poemas Solariegos", oriundo también de un villorrio del corazón de 9Ó -


la república. Lo que le distingue sin embargo es un sentimiento más primitivo —evangélico, a no caber duda— presente desde el titulo en su magnifico poema "La bendición del aguo". Bieehayc esta "agua del cielo" Que abrevó la tierra y abrevó nuestro anhelo! Bicnhaya el rojo de los tejados Y el azul de los cerros lavados! Es difícil encontrar en la lírica argentina nada tan profundamente panteísta y criollo a la vez en su expresión. Como verdadero discípulo, Franco supera a ratos a su propio maestro. El registro de su flauta pastoril alcanza a lo largo de estos ciento y pico de versos tos matices más recónditos del paisaje natal en la pintura de la seca, las nubes y el río, y, entre algunas viñetas magistrales, lo familiar ocupa el primer plano hasta en su estilo narrativo. Iriso gotas de lluvia el membrillo. Muy lejos pasa un hombre a caballo. Junto øl portillo Del seto, un chico silbe en su caramillo Hecho con un canuto de zapallo. Como cuerda que de tersa Se rompe, chillo une golondrina Suspensa En la altura vespertina. Y de la cumbre a la aguja del suelo Todo se tiñe de cielo: Oiríase que uno mira el mundo A través de un zafiro profundo. En los dos últimos versos citados hállase quizá la clave de todo el libro, pues Luis Franco ve, en efecto, su aldea celeste a la luz del atardecer que es cuando resulta más bella. "Andanzas crepusculares" titula justamente la serie final de sus sonetos de "La Flauta de Caña", entre los cuales se destaca por su perfección el que llama "Por la senda", que -sintetizo en una estampa lleno de humanidad los motivas peculiares de su poética: Dudo de que se encuentre en nuestra literatura otra obra primeriza tan genuina y reveladora en su dominio precoz, a tal punto que gran parte de cuanto ha escrito Franco más tarde, podría reunirse bajo el mismo rubro en una antología personal y definitiva. Al cabo de dos décadas cumplidas, el joven poeta de Belén, que tiene ahora dos veces veinte años, vuelve sin querer a la té- 91


nico inicial de "La Flauta de Caño", reabriendo de este modo el ciclo que cerrara con "Los Trabajos y los Días". Vale la peno, pues, seguirlo en su trayectoria desde el "Libro del Gay Vivir" hasta llegar a su arrogante "Suma" que salva del olvido lo perdurable de la transición del "Nuevo Mundo".

DEL "LIBRO DEL GAY VIVIR" A "LOS TRABAJOS Y LOS DIAS" El temperamento fogoso de Luis Franco, tras el recato irieviroble de la adolescencia, estalla con el ímpetu propio de la primera juventud en las páginas apasionadas del "Libro del Gay Vivir". Las insinuantes musas de Belén, musas de carne y hueso, como se recordará, penas descubrían sus senos vírgenes al poeta a través de "La Flauta de Caña". Pero ahora le entregan sus primicias con el mismo generoso desprendimiento de la Naturaleza de que Forman parte. El amor, que perpetúa lo especie y da compañía placentera al hombre en su soledad, es la nota que predomino en el "Libro del Gay Vivir". Y aunque el mayar número de sus poemas exalta la tierra, el aire, la luz y los pájaros en forma aun más perfecta que en "La Flauta de Coña", aquella nata audaz y nueva en la lírica argentina, se destaca no menos que el Cantar de los Cantores entre los Proverbios y las Lamentaciones. Recuerdo que o la aparición del "Libro del Gay Vivir" uno de nuestros más puros rapsodas de lo poesía clásica española, tan impúdico lespués del Arcipreste, sin embargo, me dijo que el despertar sexual de Franco y su insistencia en celebrarlo, le daría mola fama a Belén El reproche era viejo. Las nacionalistas de París se lo hicieron a Guy de Maupassant cuando publicó "Boule de Suif" y "La Maison Tellier". Quienes han salido alguna vez de Buenos Aires al interior de la república, aun sin llegar hasta el valle calchaquí, saben, por el contraria, cuán fácil y desinteresado suele ser el amor de los chinitas al borde de los callejones, tras un idilio que corno en "La Tierra Purpúrea" es a veces sólo una mirada. El propio GWraldes no ha podido menos que evocar fugazmente tal escena en el panorama estilizado de su "Dan Segundo Sombra". Franco entona una canción de amor semejante, "En el cañaveral", si bien, como se verá en seguida, con un conceptç más humano y más responsable del que suele gastar el hijo del patrón de vacaciones en su estancia. 92-


Mas ha dejado mis sentidos llenos Se fué. De ella: su rumor, su suavidad, su fragancia, Su ansia Contenida y loca. En mis maslos el temblor de sus senos Y la humedad de su boca en mi boca. Miro en los hierbas la huella Amoroso del cuerpo de ella. Y pienso, estremeciéndome, en el regalo ardiente De mi cuerpo a su cuerpo profunramente, Y en su vientre pálido como mi frente, Que en sagrada y secreta Labor de madre Puede darme la gloria de ser padre, Mejor que lo de ser poeta. Este es el final de una de los seis o siete composiciones que Voy sobre el tema en el "Libro del Gay Vivir"; y no el ejemplo más acabado por cierto. Al comienzo de la misma poesía transcripta y en alguna de las restantes sobro tal vez uno que otro alarde sensacional" que convierte a menuda lo criollo en bravata retórica. Pera es prccisoc recordar la fecha: en la década del 20, recién difundido Freud en Europa, puede notarse un "encarnizamiento" parecida hasta en las primeras novelas eróticas de Lowrence: Thc Rainbow, Wamen in Love, etc. Franco se anima o cantarle al propio cuerpo desnudo del hombe en unos versos que después de los titulados "Euforia", "Concubitos", "Embriaguez" —finamente subjetivos— parecen quizá demasiado didácticos en su plenitud. No así como el asceta ni como lo ramera, Sé dueño de tu cuerpo que esta e la ley primera. Un cuerpo hermoso, fuerte, sano, qué noble palma Pero sirve a tu cuerpo paro servir a fu alma. • no des al Diablo ni lo otra des a Dios • ojalá te tuvieran Sin cuidado esos dos! Cuerpo, loado seas en tu carne y tu hueso, Tus nervios y tu sangre, tu semen y tu seso. El gran Lugones, que en sus buenos momentos sabía ponerse por encima de la hipócrita moral burguesa, no dejó de alabar esta Loa del cuerpo seno lo mismo que a la priapea del audaz Initus, dintelado por un verso genesiaco de Lucrecio, según lo mencionó eufemísmicamente en el ya citado ensayo do "Lo Nación", antes - 93


de rastrear, línea a línea, el origen espiritual de Franco en un p&. rrafo memorable que decía: "De sus padres los latinos —demasiado inquieto en su emoción para ser griega— heredó ese pagano el don del epigrama en su acepción de escrito breve: es decir, la facultad del poema en una o dos estrofas, por reducción o los elementos esenciales de un paisaje o un estado de espíritu. Lo filiación se le nota o veces en un epíteto de rara elegancia antigua. En "Los Gozos cI Verano (I, Himno) : el populoso rumor de la alameda, es, a no dudarlo, una sugestión del parónimo latino populus que significa igua& mente pueblo y álamo: sabiduría sencilla y profundo o la vez en que consiste el refinamiento del artista. Pero lo diversidad de nuestra filiación étnica y mental, pone también en algunos de sus versos una gracia bíblico. Así éste que sigue, alejandrino y endecasílabo, todo en uno, por espontáneo, si no involuntaria galanura de trovador. Dijéroselo, y tal es su mejor elogio, perteneciente al Cantar de los Cantares: Viene ye. - . Su andar Heno de gracia los caminos. Muchos Otros versos del "Libro del Gay Vivir" confirman esta doble apreciación de Lugones que no era un crítico, sin embargo, aunque tuvo que improvisarse tal porque no había entonces ninguno medianamente autorizado entre nosotros, Fuera de las escuelas y corporaciones académicos. Desde el misma "Canto inicial" donde el poeta declaro en un paréntesis que "ha cruzado o veces sobre ellos una sombra de águila" ( q ue hay derecho a tomar no sólo en su sentido literal) hasta su poema "Septiembre", que recuerda tan de cerca la "Oda Primaveral", posando por las "Palabras milenarias", que aparecieron primitivamente en "Babel" con la cita del Eclesiastés en hebrea, a manero de ilustración, podrían recordarse numerosos ejemplos de cómo junta Franco o la desnuda belleza pagana el soDio austero del Viejo Testamento. Pero quizá baste una sola estrofa de sus inolvidables "Mazas de cántaro": Y p'oniondo un rodete rio trapo en lo cabezo, corona fresca, la tinaja cantante Y vuelven ol camino. Con donosa destreza Muchas do ellas, llevando las manos adeias-te, Hacen girar el huso ligero y susurrante. Las ¿os últimas composiciones del "Libro del Gay Vivir" muestran ya las primicias de "Los Trabajos" y los "Días" que saldrán en dicho volumen al finalizar la década casi, pues entre una y otra obra median las "Coplas del pueblo" y los versos de "Nuevo 94 -


Mundo", que es preciso tomar en cuento, siquiera de paso, antes de poner término al ciclo anunciado. En "Lo Flauta de Cofia" venían ya un par de coplas de marcodo sabor popular que no dejaron de llamar la atención, especialmente la primero, que se quedó en la memoria de muchos para siempre: Es bien poco, vida mía, Tu lunar tan sólo quiero. Tu lunar como un granito Da anís en el pon casero. El poeta la invierte con una ligera precisión, innecesaria quizá, ci recogerlo con los otros de 1920 a 1926 bajo el título común de "Coplas de pueblo", en q ue las multiplica hasta el número de cien o poco menos, añadiéndoles algunas vidalas y un prólogo. No creo que el conjunto de los coplas de Franco forme realmente un libro o lo qu.s yo entiendo por tal; pero no dudo que uno docena de ellos merece un lugar destocado en el volumen de "La Flauta de Caño", que he propuesto más arribo. Lo coa la del poeta culto poro ser de veras de pueblo, aceptando el dis t ingo sutil, tiene que parecer tan lugcireáo y universal como l' cor' nó''imn. Su oceotación íntegra por parte del pueblo es la mejor pruebo de su autenticidad, pues al fin y al cabo éste no tomo en (ilfirno inrfr'ncio dr'o lo nue le pertenece. . . Me consta nue móe de una copio de Franco ha pasado al acervo popular. En su pueblo se canta, entre otras, le ccc dice: El primer amor que tuve r'aeen a traición; i-' de entonces con ci difunto Vn a cue s tas m'i. corazón. -f--e'-' -oc 'l i005nio riel poeta no se hablo manifestado en ,ero :,-;1-1olmenf, en uno que otro rasgo del "Libro

rl"1 (,'u "i'rr. (erto nue el acre humor de Heme traspasa varias o o'or 't el qonuino sabor criollo de lo mayoría. e., "N)ue.,c, tAn,,,-0" sale a relucir la bufonada lírico a la Ocre. r,rpn "Vifzliouzli". ¿Quién recuerda este homenaje de P. México? Probablemente nadie. Y menas que nadie el propio O-cnco. Sin emorgo, dos de los más significativos poemas de ee'-e lkro de transición: "Selva" y "Los cruzados de oro", las úniono pue corresponden de veras al título de la obro, están escritos 'i.c re riel mismo espíritu de persiflage con que Heirie trató o los - 95


Conquistadores y a su ambiente. Así en la primera de las composiciones nombradas puede leerse: Héroes de la selva, quebrachos Y lapachos, Tienen carne de bronce como en un pedestal; El toreo ondeo su copa episcopal, Su capo de obispo galante; El naranjo, paraninfo intrigante, Brinda coronas nupciales Y ofrece en dote todos sus oros frutales. En "Los cruzados el oro", casi de entrada, en verso libre, de un solo envión: América! Llanuras, montañas, desiertos, Inventadas adrede para el énfasis español. Luego, tras un prolijo inventario de su coraje de gavilanes: Los soldados que regresan a España Llevan una cuantiosa colección numismática De hazañas y de cicatrices, Y un orgullo contnenIaJ. Todo para concluir con la estrofa que copio a continuación, y cuyo quid no está en la punto del primer verso, demasiado fácil en su evidencio cotidiana, sino en la imagen, menos frecuente, del último: Pero a veces en las noches que publican Constelaciones inéditos, En el desgano de una ilusión imperial Los cruzados del oro Espían las estrellas como doblones falsos. Dije yo al concluir lo introducción que Franco había recogido lo más perdurable de su "Nuevo Mundo" en el volumen titulado "Sumo" (1927-1937). Por tanto, puedo saltármelo momentáneamente a fin de cumplir de una vez la promesa del epígrafe con una rápido hojeado de "Los Trabajos y los Días", no sin antes recordar que este libro fué el primero entre los suyos que, a instancias míos, salió sin su inicial intermedio entre el nombre Y el apellido: la L cuello de cisne en su rombosa escritura de escolar vagabundo. . . Un hecho simbólico quizá. Porque, aparte de lo oportuna ejecución del consejo del poeta mexicano, significaba el des96 -


prendimiento total del apelativo coincidente, ¡unto con el último resabio del gran don Leopoldo. ¿Con qué vox cantaremos ahora y de qué moto? Así empieza de entrada, interrogándose como un pastor de almas, Luis Frgnco en su "Canto de gracias" de "Los Trabajos y los Días". Y el tono religioso, entre bíblico y llano, se prolongo a través de los ochocientos alejandrinos del volumen, fiel o sí mismo hasta el fin. Libre de la blandicie musical de Darío y del molde rotundo de Lugones, el verso de Franco se vuelve a ratos un poco áspero con tonta referencia litúrgico y tanta alusión ritual. Además, el recurso de la Biblia, tan común como es sabido en la poesía inglesa tiene menos eficacia en lo nuestra, porque no entra en los hábitos del pueblo lo lectura del Viejo ni del Nuevo Testamento. La propia sencillez del salmista resulta a la postre un lujo de mondarín. Franco parece olvidarlo en ocasiones; pero en otras sabe romper el encanto remoto con una expresión activa y familiar. Por ejemplo, cuando tras de exponer en tercera persona su arte poético en "Recogimiento", agrega con toda naturalidad: Bueno. Y prende de nuevo su cigarro apagado. Es un rasgo que basto para Fijar en lo memoria del lector una composición entera. Y no el único por cierto, de "Los Trabajos y los Días". Pues si sobra el incienso eclesiástico en el libro, ro fqq. el aire puro con su luz meridiana, donde todo se destaca rnqravillosarnerite corno en altorrelieve. Véase si no "El Cazador", que lo es también de imágenes, al concluir su indudable autorrettoto de esto manero: Se echo al fresco. Su perro, León, ,e echa después, Como rúbrica al pie de una firma, a sus pies. Y más bruñido aún, el cístico con que el poeta ajusto su breve evocación de "Lo cocinera": La viejo mira al único reloj que ello conoce. Cuando la sombra llega al umbral son las doce. En "Madre", "El Hombre que injerto", "Lo Podo", ,,El Herrero", "La Hilandera", poemas que celebran Otras tontas personas y oficios humildes, abundan igualmente los versos felices. No puedo menos que transcribir la estrofa que corona lo composición nombrada en último término: Con murmullo bajito que pondero su moflo, Cabeza abajo el huso baila, trompo sonoro, - 97


Mientras, casi invisible, de sus deditos de oro El hilo va naciendo como un hilo de arafla. Oveja, hilo de pialo. Vicuña, hilo de oro. Aquí, cerrando el ciclo inicial de la poesía de Luis Franco, vuelve a resonar el eco ya lejano de "La Flauta de Casa". También es posible reconocer la voz aleccionadora del "Libre del Gay vivir" en los siguientes versos de alabanza al árbol más útil de Belén: Hombre pobre que siembras, da tu amor al olivo Con te de padre críalo en el rincón nativo, Que si en crecer es tardo, segura es su largueza, Y un dio ha de canjearte penas por regocijos: Su aceite será el oro caudal de tu pobreza, Y por el han de honrarte los hijos de tus hijas. El joven creador de tanta belleza ha llegado a una etapa crucial de su vida y de la vida de su pueblo. La próxima década dirá, sin dejar de ser el mismo, hasta dónde es capaz de compartir la inquietud del mundo a través de su aldea. Porque vaya adoñde vaya, Franco regresará siempre a Belén. NOCTURNOS, SUMA.. Y SIGUE El tono grave y solemne de "Los Trabajos y tos Oías", desprovisto de su gracia antigua, se vuelve lóbrego como la noche en el volumen con que Franco inicia su nuevo decenio poético. El verso libre y apenas asonantado en ocasiones, Sustituye al verso alejandrino clásico. Pero en "Nocturnos", lejos de repetirse la aventura externa de "Nuevo Mundo", se siente el soplo de uno tragedia íntima. ¿La soledad sin esperanza, acaso? ¿Un amor truncado por lo muerte? ¡Quién sabe! El poeta habla de una evasión imprevista hacia lo más profundo. Anhelo, pues, de penetrar el misterio de la vida por cominos de sombra donde tantos se han extraviado para siempre. A Franco lo salva, sin embargo, una conciencia vigilante en su propia transición, que le hace decir en uno de sus más bellos "N.octur-. nos": Era que andaba persiguiendo pájaros de humo. El libro coincide en espíritu con el oscurecimiento pavoroso del mundo que provoca lo crisis del sistema capitalista en los países más prósperos, incluyendo el nuestro, que no es ajeno o el. Franco ve en lo social a sus hermanos de prueba: 98 -


Altivas y humill ados como los pedestales. Con todo, parece refugiarse Finalmente en un alma gemela para confiarle su desesperación, a ella solo, en un extraño lenguaje elegíaco, hecho de alusiones al más allá, que muy pocas pueden percibir en medio del estruendo de las necesidades inmediatas. Pero de nada le sirve al poeta encogerse de hombros orgulloso y prguntar: Qué importa a nuestra músico lo sor'era del mundo? Pronto la muerte le hará comprender que fuá tal vez su propia oído el que ha fallado en su relación con los demás hombres. Porque el arte no es una categoría independiente de la historia sino su más próxima expresión. "Nocturnos" fué publicado en dición de lujo par "Babel' a fines del año 1931. Franco recoge íntegro este libro en el segundo de "Suma" continuándolo en una serie de poemas bajo el título común de "Cauces", que profundizan no sólo las corrientes subterráneas de "Nocturnos", sino la de todos sus libros posteriores hasta llegar otra vez al salto manantial de su punto de partida. Es difícil seguirla pasa a paso por el intrincado laberinto de "Suma". Pero he aquí algunas líneas de la composición llamada "Aniversario", que pueden aplicarse con severa justicia a las páginas menos claras de los "Nocturnos": Palabras que humean sin arder, irrepresentables geografías del más allá todo al fin desteiiido por eso absoluto palidez de lo muerte. El recobra de la norma luminoso se aprecia sobre todo en su personalísimo poema "Sino", del que vale la pena desprender esta confidencia: Verdad, no parecías, por rotos, criatura de la naturaleza ní del arte, como si te esperara ce otra porte sino estación más pura. Y que así no puciesas demorartel ¡Qué bien subraya tal estrofa la que dije hace Un momento a propósito de la fuga imposible del poeta al cielo, si amo de veros la tierra! El misma añade a continuación: Ahora comprendo que tu muerte más que tuya es mg, porque yo lo estoy viviendo. —99


Por último, su voto decisivo se resume en consecuencia de este modo: y no reniegue yo de la hermosura qne está conmemorándote en el mundo. Y te bese en el rostro de cada cosa pura. Un programa digno por cierto de lo que fué desde un principio (y ha de continuar siendo) la poesía de Luis Franco. Fuera del conjunto que recibe el nombre del volumen, y que formo de por sí un solo poema de cuarenta composiciones que recapitulan lo múltiple experiencia de los cuarenta años del autor, hoy, en "Suma" por lo menos tres núcleos más, que miran hacia su posado, presente y porvenir. El primer núcleo lo constituyen las, páginas "salvadas" de "Nuevo Mundo". Algunos como el "Eterno contar' y la "Oda al chivq' podrían incluirse con otras como "Falus" y "Apoteosis de lo secreto" en una reedición del "Libro del Gay Vivir" y aun no deja de pertenecer a "La Flauta de Caño" una estrofa tan juvenil como la siguiente: Un día que salías del agua con tu simple desnudez temblorosa, la azucena te ofreció su enaguo y su corpiño la rosa. El segundo núcleo comprende las "Coplas de gesta" que con las de la "Embajada del mediodía" duplican el número de las "Copias de pueblo", si bien son muy distintas en su carácter reflexivo, según puede juzgarse por ésta que elijo al azor. Lo inmemo,'ial a lo fresco en mi garganta se acoplo; sabor de mundo te ofrezco y mi América, en la copla. El tercer núcleo encara valerosamente el mañana en varios cantos entrelazados que abarcan la mayor parte del volumen, desde el "Asomo" inicial hasta lo "Canción amanecida en la pampa", después de "Alba infancia", "Travesía", "Mar nuestro", "Andes" y "Presencia de Hudson". De este último quiero, antes de volver en orden sobre los otros, copiar unos pocos versos en apoyo de lo que dije al principio acerca de Franco y su gran antecesor angloargentino: Gaucho fuiste, no estanciero: solo tu corazón, peo todo, afincaste en lo más nuestro y te votviste u patrón. Como un fruto todo el sol y el rocío de un verano, lI.Ie


así tu arte resume nuestra tierra, hermano. Pampa en cuyo perfil se quedan los otros haciendo mafias: tú, por el enredo de sus huellas llegaste- al ce sus entrañas. Cuando pasabas, el árbol te echaba su brazo al hombro; cualquier insecto te nombraba mejor de lo que yo te nombro; como brotados de tus yemas mircsbas cada uno de nuestros yuyos: los altos ríos de pájaros eran afluentes tuyos. El Comentario de los cantos con que el poeta inaugura el porvenir hasta lo más distante, me llevaría demasiado espacio por poca que quiera decir de cada uno. Así que voy a limitarme a copiar todos los versos que pueda de Tos principales, empezando por estos del "Asomo", que refuerzan otro de los puntos de vista que ya expuse: Tan sucio como los ríos que cruzan una ciudad, munco de hoy, me siento de tu humanidad. ¡Capitán de soledades! Y no obstante en mi propia raíz me hundo para pulsar las ciudades y el mundo. He aquí- mis versos, pájaros que al árbol de los llanos, solitario, traen noticias de sus hermanos lejanos. No sé sí va a mi lodo o detrás o adelante, pero siento que anda conmigo un acompañante; su mirada con lo sombra y la estrello empalmo, ya se pierda en la arboleda o doble la esquina en mi alma. (Nadie ha trazado aun ni acoso se trazará mañana el mapamundi que irrigo la sangre humana). Al evocar: La pompa cimarrona de otros días tirante y brutal como un cuero estaqueado, Franco concluye preguntándose: no sé para qué la habrán tendido aquí si no es paro una andanza menos agachada del hombre. Después, ante el descubrimiento del "Mor", prorrumpe con el alborozo de un mediterráneo: Tu ser es de junción y encrucijada. En ti están las menos del adiós, los gritos de la albricio, el adelante y el atrás, el ensueño y el sueño y el olvido y el despertar.


Y ya de vuelta, dice en "Galope" o su caballo: A lico, consigna terrible cumplimos (nosotros, jurados del a,Iba) que el mundo pueril de los viejos ignoro con 1a aun no venido abonamos el pasado vecino y remoto, para que se abra purpúrea en nosotros la flor del presente y la vida no sea renuncia. Y en la "Jornada" final exclama lleno de júbilo por el regreso: ¡Muchachos de la tierra! Finas curvas morenas de guitarro y corazón de copla! Cómo me explico que uno de los más jóvenes y ambiciosos compositores argentinos pusiera en música los versos lugareños de Franco. Cierto que el poeta mismo vuelve a ellos ahora después de superarlos con una armonio ideal, pues, como yo vio Ganivet, para citar a un ensayista de nuestro idioma, la rimo no basta para la impresión de lo clásico. Pero la índole del canta criollo en su sentido más universal, abierta a todos los horizontes, requiere sí un ritmo whitmónico, totalizador. Es lo qe._ ha venido buscando mi viejo amigo, sin tregua ni descanso. No sé silo ha lograda definitivamente. De cualquier manera, yo celebra su búsqueda empeñoso y su conciencia de lo que fué, es y será. Oigosele todavía contar en el libra que se llama propiamente "Suma", la historia de su marcha multitudinaria: Salto del patio casero a la sucesiva emancipación de los límites. Lo vida no es mi costumbre, es mi pasión. Soy camarada de los que son y fueron, pero aun más de los que serán un día. El postrer anhelo, manifiesto también en su poema "Madre Revolución" me recuerda las siguientes palabras de André Gide en "Les Foux Monnayeurs": ",Nos está prohibida esta perspicacia, hecha de simpatía, capaz de permitirnos adelantar las estaciones? ¿Qué problemas inquietarán maltona a los que vengan? Para ellos es para quienes quiero escribir. Proporcionar un aliento a curiosidades aun indistintas, satisfacer exigencia todavía sin precisar, de tal modo que 102 -


el que hoy es sólo un niño, se asombre mañana de hallarse en su camino." El estudio de la prosa de Franco me permitirá tal vez ahondar dicho pensamiento, ya que sin la angustia de la prueba que en el verso era Imprescindible para mostrar al pie de la letra la trayectoria del poeta en todos sus aspectos. (De "Revisto de Indias" - Colombia).

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LEOPOLDO LUGONES

UN POETA PAGANO Luis Franco acaba de conquistar con su tercera obra, el "Libro M Gay Vivir', la fama de poeta que había empezado a gonorse con los dos anteriores, "La Flauta de Caña" y "Coplas": mejor la primera que la segundo, para mayor inquietud... Porque es realmente cruel la casi segura esterilidad de nuestros poetas jóvenes, después de la primera flor, quizá insegura por exótica. Efectivamente, más filósofos que artistas, más inquietos que conmovidos, hoy en todo ello algo de ideología libresca, interesante como estado de espíritu, pero nada poético en realidad. Lo poesía es instinto, emoción, música. El poeta, además de nacer, conforme al dicho, tiene que nacer Cantor como el pájaro, y cantar sin otro motivo que el llamamiento de la Naturaleza. Lo demás es conceptismo baladí, por trascendental que parezca. No es que yo les reproche a nuestros poetas jóvenes, tan dueños como cualquiera de expedirse a su modo. Mas creo, y el mismo a quien me propongo celebrar, merece la observación, que van tomando mal camino por ser éste el blando declive, donde la marcia se transforma en desliz y el recreo platónica en pic-nic de telefonistas. Toda facilidad que el poeta se concede par impaciencia o ineptitud, es cobardía moral y disolución de la personalidad en el vago protoplasma de la plebe. El artista es, inexorablemente, un aristócrata por derecho de nacimiento. El destino le confirió lo nobleza más respetable, porque dada su procedencia, es la única exenta de iniquidad; pero asimismo el arduo deber de mantenerlo valeroso. Todo nobleza se define por el imperio del valor y del deber. El artista tiene que dominar la cobardía, empezando por la más insidiosa de sus formas, que es la pereza, y comprender que no está para hacer lo que quiere, sino lo que debe. Tales sari las condiciones del buen caballero. Por esto, la grande época de lo caballería tuvo como tipos principales al paladín y al trovador. Y los trovadores fueron más que todo, laboriosos entre los poetas. De ellos procedió el Dante, tan eminente por el genio como por - 105


la severa perfección de su disciplina, quien manifiesta en aquella estructura que dijérase de sillares visibles con los tercetos, y de heroica firmeza con el rigor trirnembro de estrofas, cantos y ciclos, al cual lo sujetaba esta sentencio digno de constituir la divisa de toda artista "Non mi loscia piú ir lo fren dell'arte II) Contenerse es respetarse. Y dejuro no sabe hacerlo, quien se da lo complacencia de eludir lo que debe dominar. Los miserables arbitrios que vemos multiplicarse en la composición: versos sin rimo, poemitas inconclusos como renacuajos, deformación previsora de lo que iba o salir mal, no engañan sino a sus autores. El primar triunfo de un creador es el dominio de la materia. Un boceto es un propósito, no uno obra. La facilidad con que el artista nace, es una fuerzo: la que a sí propio se concede, es uno menguo. Cómo desenfrenarías al hipógrifo, antes de haberle puesto freno. Esta poeta Luis Franco nació an k focilided, çua es un don de ala. Canto como el pájaro, por llamamiento de la Naturaleza. Y ajeno o toda pracupaciánejascendental es, así, un poeta pagano.De análoga manera fuéronfo, precisamente, los trovadores, a quienes recuerda por su título el "Libro del Gay Vivir". Mas, el once o lo ncturcdezo por lo naturaleza mismo, o mejor dicho a la vida q ue el poeta halla hermosa porque despierta gratamente su emoción, es ya moderno. Esta vez aun, la poesía se ha odelantodo, como siempre en la historia humana, a la ciencia y a lo filosofía. El interás del hambre ente la vida, considerada como uno verdadera deidad pánica cuyo sacerdote —vale decir intérprete oficiooe— es él, engendra todo el movimiento humano posterior a o guerro: desenlace demasiodo vasto para no resultar, o su vez, la inauguración de una ero. Así el actual relativismo en los ciencias física-matemáticas cuyo influencia directriz sobre los espíritus es capital, porque constituyen lo organización más poderosa del pensamiento. Así el criterio creacionista o de ciclos humanamente ilógicos, que reemplaza en historia al progresismo determinista, ofreciendo una significativa simultaneidad con el de la biología, que substituye al transformismo groduat o escalonado, por la transformación brusco e inteligible de

(1) Purgatorio, XXXIII Es precisamente el último verso del último terceto. Antes (Idem XXIX) había declarado ya la obligación de suietarse a su pian en el terceto 97-99.

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l os seres. Así la política del empirismo dictatorial, iniciado por los soviets como una aplicación de ¡a fuerzo al goce privilegiado de una clase, que no por ser la obrera es menos clase, ciertamente. Así ¡o nueva ético, basada en el concepto religiosamente inmoral de que el objeto de la vida es vivirla. A toda lo cual téngola 1 1 amodo recobro de la norma pagana, porque ésta fué el goce de la vida sin preocupación trascendental. De tal suerte, el "Sátiro" de Víctor Hugo, nada tiene de pagano. Está lleno de preocupaciones trascendentales sobre la equidad, el progresismo y el imperio de la lógica humana en el plan del universo. No es, siquiera, una entidad del Renacimiento, según lo indica su situación en l a "Leyenda" maravillosa. Como un cristiano envilecido por la tristeza y por el miedo, reniega de la fuerza que es una forma de la vida triunfante. La predilección cristiana del grcn poeta por la plebe, o sea una perversión del pesimismo místico que ya profesaran las órdenes mendicantes, lo lleva o encarnar el derecho y la libertad en aquel deforme, canola, brutal, —personificación del pueblo, según su intención visible—, contra los númenes del dominio y de la belleza. No de otro mcdo el fanático medioeval creía hacer caridad lamiendo las llagas del leproso. Pero nosotros ya no creemos que nuestra concepto de responsabilidad informa la evolución de la vida. Sabemos que es necio o.. dignarse con el tigre y con e l rayo. Comprendemos que en la protesta absurda de que el hilo se corta por lo más delgado, pues por ahí tiene que cortarse, naturalmente, habla el miedo de la propia delgadez. La vida no es mala ni buena, justa ni injusta. Bajo estos conceptos, es puramente incomprensible. Lo único que podemos, es sentirlo hermosa cuando se nos revela bajo el aspecto de una emoción: cuando se sensibiliza en nosotros mismos. Por esto puede haber belleza en ta angustia y en el dolor. El perfecto amor llora coma la tristeza. He aquí, pues, un poeta pagano que ama la vida y la canta porque la siente bella en la delicia de su amor. No por otro motivo ni con otro fin. Tanta la goza, con tanto sinceridad se entrega o su emoción, que canta en noble y erga al propia cuerpo viviente. Es la "Loo del Cuerpo Sano", quizá la poesía más profundo del libro. Acaso lo que melar define l a índole del poeta. Y ella sola bastaría paro que lo consideráramos ilustre doctor en la gayo ciencia. - 107

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Desnuda su palabra como el propio cuerpo contado, dignifícala no obstante, el sereno impudor de la vida. Así la tranquilidad del antiguo ante lo formo sin velo, es decir, sin la malicia que ahuyentaban con heroico vigor los menesteres de la palestra. Así hasta en la priapea de l audaz "Initus" dintelado por un verso genésico de Lucrecio, que impone lo triunfante belleza de la vida en un arrebato de panteísmo lírico: Así el eterno amor cumple su obra. Inocente, fatal, obsceno, bárbaro, Entre el rubor genuino de las rosa* Y le sonrisa azul del cielo casto. ¿No es, en efecto, el mismo Sol quien exoRo el ímpetu de l garañón y la púrpura le la rosa? ¿Ni qué sino uno divino serenidad ajena, por superior, a la honestidad y 1a impureza, infunde el dios hermoso, cuando envuelve a la tierra en su inmensa mirado azul? De sus padres los latinos —demasiado inquieto en su emoción para ser griego— heredó este pagano el don del epigrama, en su acepción de escrito breve: es decir, la facultad del poema en una o das estrofas, por reducción a l os elementos esenciales de un paisaje o de un estado de espíritu. Lo filiación se le nata o veces en un epíteto de rara elegancia antigua. En "Los Gozos del Verano" (1. Himno) : "el populoso rumor de la alameda", es, a no dudarlo, una sugestión del parónimo latino "papulus" que significo igualmente pueblo y álamo: sabiduría sencilla y profundo a la vez en que consiste el reiinamiento del artista. Pero, lo diversidad de nuestra filiación étnica y mentol, poni también en algunos de sus versos una gracia bíblico. Así éste que sigue, alejandrino y endecasílaba, todo en uno, por espontánea, si no involuntaria galanura de trovador. Dijéraselo, y tal es su mejor elogio, perteneciente al Cantar de tos Cantores: Viene ya. . . Su andar llena de gracia tos comino.. Es el inicia l y más bello del "Epitalamio Rústico", Otra de las poesías más hermosas del libro y uno de las que desearía citar entera para perfecto gozo del lector o no impedírmelo la relativa abundancia de sus veintiséis versos. Veamos, en cambio, das paisajes completas en dos estrofas. Uno del género descriptivo, otro del sugestivo, y ambos sorprendentes de amplitud y de emoción. 108 -


MOMENTO MATINAL Un silencio clarísimo. Remotos Nubecillos de oro. Calmo ufano. Vuelo, cantando, un pájaro. En fas gatos De rocío sonríe la mañana. MDIODIA Oh mediodía, Corona de oro del mundo, Equilibrio ds: oro del día, Profundo Diamante sin sombra, armonio Tócta y serene, Melodía De la luz plena! He aquí en qué consiste un poeta: en ser alguien que sobe evocar la belleza por medio del lenguaje musical, manifestando con esta armonía sensible el misterio soberano de la palabra. Veinl tiún vocab os bastan poro darnos en la primera estrofa la impresión completa de una hermosa mañana de verano, recreándose sobre el mundo Veinticinco tan sólo, forman la segunda, mucho más difícil de realizar, porque si bien se ve, no es más que luz, como Ciertos cuadros de Turner: todo la luz de un mediodía sereno y cálido, dilatada en lo inmensidad, al poder de esas veinticirco palabras comunes. Pero, si esas palabras no estuvieran colocados así, carecerían de ese estupendo poder. Y una vez colocadas así, descubrimos que no podrían estar de otro modo, aun cuando empleáramos un siglo en intentarlo, y que fuero del poeta que las puso así, nadie sobrio ponerlos. Es que todos estos palabras son exactamente útiles paro su objeto; así como su aproximación paro realizarlo, no la puede concebir sino quien sintió a su modo lo que con ellos nos evoca. Esa es un poeta. Y no lo es, por el contrario, aunque haga versos prosódicamente mejores, el que no sobe descubrir esa aproximación misteriosa de las palabras. El artista completo, requiere todavía un saber natura l que es el empleo de la materia suficiente; y una aspiración al infinito, que lo induce a poner cada vez más, mucho espíritu en poco materia: así, en el cuerpecillo de la alondra, la potencia del canto. Veámosla en la sana nobleza de estos versos:


A LA :ALEGRIA Canto a la alegría Hija del día, Compañera alada: La alegría ligero y sagrada! La alegría que en el surtidor Numeroso de io risa Brota, y florece en la flor De pétoks blancos y rojos De lo sonrisa. O, más secreta y puro, sólo brillo en los ojos'. Hosta el fondo, hasta el fondo De mí mismo, profundamente, Cavé para hallarlo. (La fuente Más clara es la que viene de más hondo). Porcwe esto me enseñó la vida un día: "Bella, sin duda, es el dolor: Pero, en verdad te digo, la alegría Es m&or". Y es todavía de citar la loo del agua: Oh, aguo de la acequia bienoliente, criatura Gárrulo como un péjero, como un pájaro vivo, Copias el cielo mudo y el árbol que murmuro. Y su r. rmuib. Ofreces tu frescor, fugitiva. El limo do les cerros llovidos te demudo, Paro tiemblas de nuevo limpia como uno estrella. Y te entregas y cantos y fugas, oh doncella, Inocente, risuefa, clara, frasca, desnuda. He aquí cómo reza la oración del agua ese poeta de la lejana Belén de Catamarca, martirizada, precisamente, con la sed, por burócratas y demagogos, entregados —¡los ladrones!— al saqueo de ese tesoro humilde que engendraba vióas, higueras, rosales, hierbabuena de olor y versos de Luis Franco. Allá fijé donde éste vió llegar a la acequio aquellas "Mozas de Cántaros", que celebro en la mejor de suspoesías: una pura delicia de sencillez, de jovialidad, do noble elegancia, de inquietud juvenil, de suavidad musical, de gracia que diéroee antigua,si no fuese eterna. Una puro delicia, capaz por sí sala de salvar el aguo de Belén, imponiendo la órfica domesticidad al raposo y al lobo. Mas, cerremos este elogio con la alabanza de la cosecha, que es también lo última composición del libro y una anticipación de IID


as próximas "Eglogas Aldeanas': verdadero himen sagrado cI trabajo de la tierra, como pocas veces se oyó, cí ce lo ha oído alguno ves, tan noble y puro en nuestro lidiomo. Verdadera voz, también de un poeta genuinamente argentino: Y tomando un puñado de trigo, con unción Antiquísiran y hondo, dije en mi corazón: "andita so cI previo sabor del pan seguro En el conteno agrario, como une hostia puro; Rendta sea el sol, nuestro buen padre y rey; Bendita nuestra reina y buena madre tierra, • la gran mee edunibre de l os ojos del buey, • el humilde trabajo de la lanbriz de tierra, • la fiel golondrina que nos trae la lluvia, • la hoz, corva como un ala de golondrina Bendita en coda grano vuestra cosecha rubia, Labradores, y vuestro visir hondo y en calma Cual vuestro arar. . . l3sadito la foen Que endurece los manos y que enternece el alma. De "La Noción". Setiembre 9 de 1923

FEDERICO DE ONIS

L U 1 S

P A N C O

Uno de los mejores poetas de América, por ser plenamente lo que es. Fuera de toda escuela. . . ha escrito, con naturalidad y frescura, con seguridad y justeza de exaresión, con novedad de imágenes y plenitud vital, una poesía sobre temas campesinos, humildes y elementales, que se alejo de todo lo local y subjetivo, paraidentificarse, como las poesías primitivas, con la Naturaleza y lo Humanidad eternas. FEDERICO DE ONIS Antología de Ja Poesía española e hispanoamericana 1933.

IIl


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