Espacio Urbano 2

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Espacio

www.elfinanciero.com.mx Año 1 Número 2

Urbano Museo Memoria y Toleracia Espacio de reflexión 9

Memoriales Objetos de conciencia 11

El color de la armonía Leonardo Nierman 6-7

Diversidad y Convivencia

Cultura ciudadana Principal reto de ciudades y gobierno. P 4. www.espacio-urbano.net

@espurb

Espacio-Urbano


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Editorial

Espacio Urbano Año 1 No. 2

PALABRAS DEL EDITOR

E

l 2 de noviembre de 2001, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) adoptó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural con la que particulariza las libertades fundamentales expresadas en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. A través de ella, se ratifica el respeto a la diversidad cultural, la tolerancia, el diálogo y la cooperación como principios guías para la convivencia social en un país y también entre de las naciones. Además, evoca que la diversidad cultural y la pluralidad de identidades, constituyen un patrimonio común de la humanidad y deben ser reconocidas y consolidadas en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Tras la adopción de ésta Declaración, la Asamblea de las Naciones Unidas proclamó el 21 de mayo como el día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. La Ciudad de México, testigo de esa diversidad, ha avanzado para prevenir la discriminación y ha sido promotora en tutelar los derechos que acoten la exclusión. Se han fomentado proyectos y reformas en materia legal que brindan derechos a todos los ciudadanos sin importar clases, razas o preferencias de todo tipo. Un ejemplo de ello es la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación en el Distrito Federal publicada en 2011. En ese mismo año, fueron evaluadas 72 ciudades del país y la

Ciudad de México obtuvo la más alta posición considerando el conjunto de los índices evaluados: económico, institucional, sociodemográfico y urbano. (E. Cabrero CIDE 2011). Sin embargo, esto no es suficiente, los retos son extremadamente complejos para que esta ciudad logre equilibrios sociales con equidad. Constatar ese mosaico de identidades culturales tan heterogéneas que identifican a la población de la Ciudad de México, han llevado a Espacio Urbano a reflexionar sobre la cultura de la diversidad, la discriminación y la convivencia. En sociedades tan polifacéticas como la nuestra, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa que no condene la diferencia, sino que apele al entendimiento mutuo. Vivir en esta gran urbe debería traducirse en reconocer la presencia del otro. El principio de “otredad” es una parte fundamental y un garante para la comprensión de la vida en sociedad, porque no somos individuos aislados: existimos en relación con los demás. Lo que nos vincula a los otros es la necesidad de convivencia y convivir es respetarse. En el mes de la diversidad cultural, esta edición de Espacio Urbano aborda estas coordenadas como una ruta de navegación. Este número está orientado a explorar y celebrar la diferencia. Pretende ser un homenaje para quienes son incomprendidos, condenados, segregados y violentados por ser en buena medida distintos. Porque contra lo que pudiera pensarse la diversidad nos enriquece.

espacio urbano

Coordinador General sergio montaño fernández

Colaboradores paola leal cervantes silvia mejía reza billY springall Jorge Vázquez del Mercado celia vázquez santander Jorge Vizcarra Lugo

Diseño luis rodríguez makeba gil mauricio rodríguez

Soy otro cuando soy, los actos míos son más míos si son también de todos, para que pueda ser he de ser otro, salir de mi, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia no soy, no hay yo, siempre somos nosotros Octavio Paz

Presidente del Consejo y Director General: MANUEL ARROYO RODRÍGUEZ Director General Editorial: ENRIQUE QUINTANA Jefe de Mesa Central: JONATHAN RUIZ Editor General: VÍCTOR FELIPE PÍZ Director de Diseño: ÓSCAR SANTIAGO Director de Asuntos Especiales: leonardo KOURCHENKO. Director de Televisión: RAFAEL LUGO Directora de Internet: Alejandra César Director General Adjunto: NÉSTOR DELGADO Directora General de Relaciones Institucionales: LAURA RODRÍGUEZ Director Comercial: JOSU GARRITZ Director de producción: ALFONSO SÁNCHEZ.Esta es una publicación editada, impresa y distribuida por Grupo Multimedia Lauman, SAPI de CV. Lago Bolsena No. 76, Col. Anáhuac, Delegación MIguel Hidalgo. CP. 11320. Tel: 52277600, www.elfinanciero.com.mx Editor responsable: Enrique Quintana, Reserva de Derechos al Uso Exclusivo: en trámite. Licitud de Título: en trámite. Licitud de contenido: en trámite, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Franqueo pagado, Publicación Periódica, Registro No. 123 1190. Características 121651703. El Financiero se publica de Lunes a Viernes, derechos reservados. Queda estrictamente prohibida la reproducción parcial o total de los contenidos e imágenes de la publicación, sin previa autorización de Grupo Multimedia Lauman, SAPI de CV. La información, opinión y análisis contenido en esta publicación es responsabilidad de los autores, salvo error de apreciación de su parte. SUSCRIPCIONES: 5227 7669/01 800 2015 788 PUBLICIDAD DF: 01 800 0156 000/ 5329 3502 Y 08. FAX: 5227 7687 ATENCIÓN A CLIENTES: 5227 7683 Y 84 / 5329 3535, 36, 46 Y 06 / 01 800 0122 222. *Marca Registrada, en trámite. 2013. Año 1. Número 51 .


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Arquitectura

Un espacio poético por necesidad y por decisión.

Espacio Urbano Año 1 No. 2

Memorial a las Víctimas

La paradoja como clave Billy springall

H Fotografías: Sandra Perez nieto

ay un punto en la ciudad que rápidamente se ha convertido en uno de mis favoritos. Es una franja de quince mil metros cuadrados de parque ganada al ejército, en la que se levanta una obra de arquitectura en la que ciudad y bosque se funden con tal naturalidad, que cuesta distinguir entre la mano de Dios y la del hombre. Es un lugar que la gente respeta, aunque no es solemne; que es monumental, sin ser majestuoso; que despierta nuestro ser espiritual, sin usar signos; que es abstracto y neutro y que sin embargo está lleno de símbolos y significados. Es un espacio incontenido por el que fluyen con libertad ciudad y parque, y que al mismo tiempo es muy íntimo gracias a la densidad y disposición de sus muros y árboles. Está tan bien integrado en su sitio, que no se pueden entender el uno sin el otro. Podemos afirmar que esta obra no está, más bien es. Su ser es atemporal, pareciera que el tiempo no pasa por ella, sino que se queda en ella. Es una obra escrita en tiempo presente que con y junto al tiempo se transforma, envejece, se renueva y se reinventa. Nos remite al sein und zeit de Heidegger. Es aquí y ahora. El “Memorial a las víctimas de la violencia en México” es un espacio poético por necesidad y por decisión. Es producto de sus propias contradicciones: de nombre, de tiempo y de destino. En arte, cuanto más distantes sean las imágenes, más potente es su cualidad poética. A ratos me entristece el mal uso que hacemos del español, con palabras como accesar en vez de acceder, o café regular (¡no quiero un café regular, lo quiero bueno!) o, en el caso que nos ocupa: memorial. Según la Real Academia Española, memorial es un “libro o cuaderno en el que se anota algo para un fin” y advierte que “el uso de este sustantivo con el significado de ‘monumento conmemorativo’ es calco desaconsejable del inglés” e instruye que “en español es preferible decir monumento (conmemorativo)”. Monumento, viene del latín monumentum, que es recuerdo. Y esta es la primera clave de la paradoja. La violencia, a la cual se refiere el memorial, está presente. Está sucediendo ahora y se prevé que seguirá sucediendo durante un tiempo. Si nos apegamos a la RAE, un memorial es un cuaderno en el que se anota en tiempo presente; una especie de diario en el que se registran

los acontecimientos cuando están sucediendo. Si hablamos de obras, necesariamente nos remite a los monumentos, que por su naturaleza, son objetos inmutables, hitos en el tiempo y el espacio que construimos para tener memoria de eventos del pasado. Son un recurso contra la amnesia. En esta lógica, los monumentos a los caídos no se construyen mientras los soldados caen, ni los arcos del triunfo se erigen mientras los conquistadores toman las ciudades. La primera clave de la paradoja: construir para recordar lo que sucedió, lo que está sucediendo, y lo que sucederá. La segunda clave de la paradoja se refiere a las víctimas. Sufrimos diversas formas de violencia: social, criminal, de estado, de autodefensa, por nombrar algunas. ¿Cómo definir a las víctimas, si éstas dependen de a qué forma de violencia nos referimos y de quiénes son sus agentes? Hay víctimas y victimarios, y victimarios que también son víctimas. La violencia aliena a la sociedad y la deshumaniza al punto de hacernos sucumbir en una confusión indescifrable. Si no está claro quiénes son las víctimas, no hay listas posibles. Sin embargo, las listas crecen, se depuran y se revisan conforme se escribe la historia, conforme aumenta el número de las víctimas y se esclarecen los crímenes. Es inevitable hacerse preguntas, incómodas para algunos, sobre qué papel juegan la desigualdad social, las disparidades educativa y económica, la asimetría de oportunidades, y la corrupción en el origen y la persistencia de la violencia. La historia se está escribiendo y aún no tenemos perspectiva suficiente para su comprensión. Los arquitectos Luby Springall y Julio Gaeta entendieron estas contradicciones y concibieron un proyecto que se fundamenta en sus paradojas. Evitaron el fácil camino del monumento terminado, concluido y simbólico para transitar por un camino mucho más arriesgado y propositivo. Proyectaron un escenario para la catarsis, un cuaderno en blanco (en rojo óxido sería más preciso) para que la gente lo use y le dé contenido. Propusieron una obra neutra para ser completada en colectivo, concibiéndose como un verdadero memorial, en el sentido castellano del término. Es un gran cuaderno en el que se anotan los sentimientos, las ideas, las creencias y las emociones de las víctimas de la violencia, que en mayor o menor grado, somos todos. La obra extrae fuerza de su sencillez y confía su semiótica a su neutralidad. La gente le imprime el drama y la emoción cuando escribe sobre los muros, cuando los araña y los rasga, cuando

se manifiesta entre ellos, cuando dibuja y escribe y anota los nombres de sus víctimas –creando esa lista necesaria–, a quienes les escribe pensamientos, poemas y canciones que con frecuencia erizan la piel. Este memorial no es sólo presencia construida con sus setenta muros de acero, que con firmeza y altivez se yerguen como resistencia contra la violencia, que es destrucción. También son vacíos que evocan y simbolizan las ausencias. Son lo construido y lo inmaterial. Y también materia: óxido que se transforma y se funde con la naturaleza. Es agua que limpia y purifica el alma y que al reflejar los muros los extiende al infinito ascendente y descendente, recordándonos la vida y la muerte, el bien y el mal. Es acero-espejo que al devolvernos nuestra imagen nos permite reconocernos como posibles víctimas de la violencia y de este modo nos hermana a todos. El memorial deviene en memento que nos remite y nos confronta con nuestra propia muerte. Con gran acierto, el nuevo orden ortogonal y preciso de muros, estanques y pavimentos se integra con el orden natural del bosque para conformar un refugio respetuoso. Los árboles marcan los ritmos y los muros los fondos. La superposición de naturaleza y geometría conforma un nuevo orden orgánico y armónico. Este escenario ordenado y dramático anima a las personas a expresarse en libertad, a enfrentarse emocionalmente con la violencia, y de este modo darle vida a esta gran obra. Cuando deambulamos por el memorial, sin que nos demos cuenta, nuestro ritmo cambia. Al contemplarlo, nos miramos hacia dentro y nos confrontamos con nuestras emociones, nuestras ideas y nuestras creencias. Su sonido: un sutil murmullo de árboles, de agua, de viento y de pisadas nos infunde respeto. Los dibujos y las palabras escritas con gis, con metal, con crayones o con pintura nos emocionan, nos humanizan y nos conectan con el drama de las víctimas. Nos recuerda que la violencia nos iguala a todos. Y cuando deslizamos nuestra mirada por la verticalidad de los muros descubrimos, o mejor aún, entendemos, al mirar el cielo, que en verdad hay esperanza.

Memorial de las víctimas proyecto: Gaeta-Springall arquitectos Ubicación: Bosque de Chapultepec Calles: Anatole France, entre Periférico y Reforma.


Espacio Urbano A単o 1 No. 2

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Conversaciones

Espacio Urbano Año 1 No. 2

Conversación con Leonardo Nierman

Celia Vázquez santander

El color de La armonía

“La armonía proviene cuando hay choques entre un color y otro. No es de un color único”.

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isitar el estudio de Leonardo Nierman es toda una experiencia. Desde la entrada nos reciben al paso una serie de esculturas, como escoltas del camino. Figuras de mármol de diferentes tonos y de formas muy diversas, quizá se tratan de las primeras creaciones del Maestro que han quedado como adornos en las escalinatas. Al entrar al taller se respira una atmósfera de cultura. Libros, lienzos, pinceles, brochas, obras, esculturas pequeñas de acero, son el escenario de su biblioteca y estudio, pero sobre todo destaca un acervo musical muy amplio, porque la música es lo más importante para el pintor, la fuente de su inspiración: “el supremo arte… lo que la música puede hacer, no lo puede hacer una pintura”, afirma. ¿Accidente de la vida?

Leonardo Nierman, pintor y escultor mexicano de padres rusos. Con gran arraigo a la Ciudad de México porque vivió una niñez feliz en el Centro Histórico en la calle de Tacuba. Su madre originaría de Lituania, trabajaba en una panadería y su padre, quien nació en Ucrania, se ocupaba como un inspector de una línea de autobuses y, posteriormente tuvo una fábrica de chamarras a la que se dedicó el resto de su vida. Ambos se conocieron en México, y son parte de las historias familiares que tuvieron que dejar Rusia por las crueldades de los regímenes autoritarios.

Desde muy pequeño Leonardo Nierman empezó a estudiar el violín, lo hizo durante 20 años. Su maestro fue el segundo violín de la Orquesta de la Universidad Nacional Autónoma de México además, tuvo dos instructores europeos que pertenecieron al Cuarteto Léner. En su adolescencia, un día ofreció un recital en Bellas Artes, en la Sala Manuel M. Ponce. Tocó la sinfonía española de Édouard Lalo. Poco antes de su ejecución se le acercó un señor, y le dijo: “ ¿no quiere que le grabe el concierto?” Y respondió: “Sí, hombre, cómo no. Al final me entregó la grabación y me fui a festejar con mis amigos, lo que consideré mi gran triunfo”. En la cena se preguntaban entre broma y broma, y ahora, ¿qué sigue? ¿El Carnegie Hall, de Nueva York? ¿El Royal Festival Hall, de Londres? pero al llegar a su casa empezó a escuchar la grabación y pensó “seguramente la grabadora de ese señor estaba descompuesta” se sintió insatisfecho, “fracasado”. Ese concierto lo marcó. Buscó entre sus discos y encontró una interpretación de la misma sinfonía es-

pañola interpretada por Yehudi Menuhin. Después de escucharla y compararla con su ejecución, abrió el estuche, tomó su violín, le dio un gran abrazo y le dijo “Amigo, tú y yo nos vamos a volver a reencontrar en la eternidad, no antes”. Jamás volvió a tocarlo. Su paso de la música a la pintura fue “por el camino del fracaso”, dice. Y cita a su entrañable amigo Julio Cortázar “las cosas parece que son buenas, pero son malas. Y las malas noticias resulta que son buenas”. La música ha sido el principal tesoro del pintor, con ella ha podido liberar sus emociones para expresarlas a través del color. “Nunca aprendí a tocar bien el violín pero fue lo más valioso que aprendí en la vida. La música me dio la armonía para ver el tiempo, para ver la muerte, para ver la belleza, para ver todo el espléndido regalo que es la vida. La armonía me hizo ver que hay tantas cosas que enredan al hombre y le van estropeando su único cartucho para ser feliz”. Y como un accidente de la vida, un día pasó por una tienda de materiales de artista en San Juan de Letrán y en la vitrina había una caja de colores que estaban acomodados como un arcoíris. Ese día fue su primer contacto emocional con el color. Compró lápices de caseína, cartones, pinceles y así comenzó a jugar. Empezó a pintar, ya en su adolescencia y no pudo parar. Todo era como un juego de autodidacta, nunca estudió de manera formal, aunque adquirió la disciplina a través de educarse en la teoría del color. Sus creaciones, en formatos pequeños como dibujos, empezaron a gustar y a venderse con amigos de la familia, “está bonito lo que haces”, le decían. Su encanto por la pintura empezó a crecer y alguna vez como estudiante universitario de la carrera de Contaduría logró convencer al Director de la Facultad para que le permitieran pintar un mural en Ciudad Universitaria, al cual llamó Cristal Enigma porque era un tanto surrealista. Aunque el muro y el mural ya no existen, esa fue la revelación de lo que sería su carrera pictórica. Con ese mural obtuvo su primera condecoración.


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“La música me dio la armonía para ver el tiempo, para ver la muerte, para ver la belleza”.

Armonía

La experiencia de Leonardo Nierman con la música tiene que ver con su búsqueda en los colores, una constante que fluctúa en casi toda su obra. Es sus series Cosmogonía, Pájaros, Aves, Vuelos Celestiales, Flamas, Auroras y Sinfónicas, se aprecian de manera brillante y con toda fuerza. Lo que hace el artista es capturar una colisión de color que provoque una emoción. “La armonía proviene cuando hay choques entre un color y otro. No es de un color único. Es un choque de colores. Los colores se parecen al efecto que hace en mi la música” como si fueran sonidos simultáneos que forman grupos, acordes que se interrelacionan y tienen secuencia. Las pinturas de Nierman parecen una rica armonía de compases y melodías. A pesar de los contrastes, sus colores y sin sentidos, generan equilibrios estéticos, porque como dice, citando nuevamente a Cortázar “ la lógica se apodera de uno”. “Los colores y los reflejos de las pinturas de Nierman abren una vez más las puertas del pasado: ese mirar a su alrededor como a través de un caleidoscopio, escogiendo los juegos de la luz en los tapones de los frascos de perfume prismándose en las gotas de agua; las palabras mágicas -gema, topacio, lente, translúcido, cairel, arcoíris, opalina- que le llevaban a un ritual de evocaciones en plena noche y cuando enfermaba y convalecía; los caramelos a medio chupar, que se volvían piedras preciosas; el papel marmolado que dibujaba una teoría de laberintos. Cosas como las pinturas de Nierman -dice Cortázar- le devolverán siempre a una condición privilegiada, a un instante de temblorosa maravilla”. (José Cisneros, Reseñas. p. 313). En su obra la armonía, es una celebración de la existencia y se expresa como una confluencia de diferencias que se funden y contrastan al mismo tiempo. “La vida es un gran regalo. El gran regalo es ver el sol, la estrellas, el mar, la comida, enamorarse una y otra vez. La vida hay que celebrarla siempre. Cada día, cada minuto”. Pintar bien no es suficiente, se requiere tener un interior rico. Algo que de-

cir, expresar lo que tenga que ver con el mundo y el momento que transcurre. “La pintura debe reflejar una excitación personal, debe reflejar emociones de sí mismo … No doy por terminada una obra hasta que no me emocione a mí, si no me emociona a mí por qué va a emocionar a otra gente”, se pregunta. Para pintar Leonardo Nierman escucha música pero no la elige porque eso sería condicionar sus emociones, al azar enciende la radio, siente los acordes y ve qué ocurre. Dibuja y ejecuta sus propias partituras de equilibrios luminosos. Nierman concibe su trabajo de pintor como una aventura sin fronteras y si su apreciación de la música es infinita, también sus temas son inagotables. “La pintura es toda una aventura –dice con desenfado- es como comprar un boleto para subirse a un avión sin saber el destino”. Julio Cortázar escribió: “Casi todos los cuadros de este pintor mexicano despiertan en mí la maravilla de la infancia, cuando bastaba mirar a través de una bola de cristal o un cuerpo translúcido para abrirse a una tierra de nadie donde cualquier aventura de la imaginación era posible. Mi texto es una tentativa recurrente, una ansiedad por volver a vivir el vértigo de la transparencia”. (“Las grandes transparencias”, Territorios p. 106). ¿Qué le falta por hacer?

“Lo que venga es bienvenido”, reitera con una gran paz interior . “Estoy engolosinado con la sensación de que estoy pintando mejor que nunca. Por eso cuando pienso en mi biografía me entra una gran envidia de mí mismo porque cuando fui pequeño y pobre, fui muy feliz”. Leonardo Nierman es uno de los representantes vivos de la plástica mexicana que más reconocimientos ha tenido a nivel internacional. A sus vitales 81 años, con un gran sentido del humor, es la imagen de un hombre que ha vivido con intensidad y a plenitud. Conversar con él nos revela su profundo amor por la vida y nos recuerda el poema de Amado Nervo, que él cita de vez en vez: Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


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Tendencias

Convivencia con cultura ciudadana silvia mejía reza

L

a convivencia ciudadana es uno de los principales retos de los gobiernos urbanos. La ciudad de México, es una megalópolis donde la diversidad cultural, los fenómenos poblacionales, la migración, la densidad y las limitantes en infraestructura y servicios, son constantes que incrementan los conflictos de convivencia urbana. Se entiende por cultura ciudadana, el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la convivencia y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos (Londoño 2007). Vista como herramienta de gestión pública, la cultura ciudadana promueve el fortalecimiento o la adopción de creencias, ideas, valores, prácticas y costumbres compartidas socialmente, que favorecen la convivencia en sociedad, a través del fomento de dos principios de acción: la corresponsabilidad y la autorregulación. El espacio urbano es de todos y cada ciudadano tiene derecho a su uso de forma equitativa. Para ello debemos cumplir normas básicas de convivencia ciudadana, adoptar prácticas de resolución pacífica de conflictos, incrementar la participación en los asuntos públicos, apropiarnos y usar adecuadamente el espacio público.

La cultura ciudadana ha sido un factor clave en el desarrollo económico de los países e imperios en el mundo. El capital social tiene una premisa, y es el valor de las redes sociales y las posibilidades que se generan a partir del trabajo conjunto (Robert Putnam, Harvard). En la Ciudad de México circulamos, convivimos y respiramos diariamente 8.8 millones de habitantes, a esto se suman cinco millones de personas de los municipios aledaños y la población flotante, que comparte infraestructura y servicios. Son las normas de convivencia las que nos ayudarán a evitar un colapso y el deterioro en la calidad de vida; será únicamente, a través de la cultura ciudadana que podremos vivir armónicamente en una de las ciudades más grandes del mundo. En un estudio realizado por la Secretaría de Gobernación se ponderaron los valores que rigen nuestra vida; contar con un ambiente de tolerancia – incluyendo el respeto por el otro y la libertad de expresión – fue el valor con mayor ponderación, seguido de vivir en una sociedad equitativa y que defienda la dignidad humana, y en tercer lugar contar con un estado de derecho en donde se haga justicia y cumplan las leyes. El Gobierno del DF realizó la encuesta Yo Propongo, para detectar los principales problemas de cultura ciudadana en nuestra ciudad. Se identificaron los siguientes: medio ambiente (basura, contaminación del aire y auditiva, desperdicio de agua), seguridad, movilidad y problemas de convivencia (acoso a las mujeres, discriminación, intolerancia).

cultura ciudadana, es el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generan sentido de pertenencia

Los valores más importantes en la vida diaria de los mexicanos Fuente: SEGOB (2008). Encuesta nacional sobre Cultura Politica y Prácticas Ciudadanas.

TOLERANCIA

49%

4% OTROS 0.2 CONOCIMIENTO 0.01 COOPERACIóN

13% ESTADO DE DERECHO

34%

EQUIDAD

Será interesante conocer, a partir de esta evaluación, “El Programa Integral de Cultura Ciudadana 2013- 2018” que anunciaron se haría público en diciembre. Un programa que busca la reconstrucción del tejido social y el fortalecimiento de la cohesión comunitaria; el incremento del sentido de pertenencia de los habitantes del DF y el impulso de programas para elevar la Cultura Ciudadana de servidores públicos y trabajadores del gobierno del Distrito Federal. Un ejemplo exitoso donde la cultura ciudadana permitió transformar su dinámica socio económica y espacial es la ciudad de Bogota, Colombia. Ciudad abatida por la delincuencia, el caos urbano, la informalidad y la precariedad, inicia su proceso de transformación por el filósofo, matemático y alcalde Antanas Mockus quién, con el apoyo de Paul Bromberg, lanzó la campaña de cultura ciudadana más influyente en la historia de Colombia durante sus dos administraciones (1995-1998 / 2001-2003). Los objetivos centrales fueron disminuir las tasas de muertes violentas, abatir el caos en el espacio público generado por la informalidad y las deficiencias en el transporte como el carente respeto a las normas de tránsito y la contaminación auditiva. Otros campos de acción fueron la ilegalidad urbana, la contaminación visual y la falta de confianza en la Alcaldía y la policía.(Londoño 2007) Bogotá se transformó: se disminuyeron las muertes violentas en accidentes de tránsito, hubo ahorro voluntario de agua en tiempos de racionamiento, se incremento la recaudación de impuestos y se incrementó el sentido de pertenencia con la ciudad. La cultura ciudadana promovida por Mockus buscaba “desencadenar y coordinar acciones públicas y privadas que incidieran directamente sobre la manera como los ciudadanos perciben, reconocen y usan los entornos sociales y urbanos y cómo se relacionan entre ellos en cada entorno. Pertenecer a una ciudad es reconocer contextos y en cada uno de estos respetar las reglas correspondientes. Apropiarse de la ciudad es aprender a usarla valorando y respetando su ordenamiento y su carácter de patrimonio común”. Antanas Mockus buscó celebrar un contrato social con los ciudadanos; pero adicional y muy relevante, fue la continuidad del programa por sus sucesores a la Alcaldía que permitieron sanear el tema social y también las finanzas públicas. El componente principal de la ciudad, los ciudadanos, somos los responsables del buen funcionamiento de la misma; es a través de la tolerancia y la educación cívica que podremos convivir de manera armónica.

reglas compartidas ara generar el sentido de P pertenencia, la convivencia, el respeto del patrimonio común y los derechos y deberes ciudadanos.


Historias de ciudad

Espacio Urbano Año 1 No. 2

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Espacio único generador de conciencia y responsabilidad social

Museo Memoria y Tolerancia Museo MyT con Arditti + RDT Arquitectos

“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. Martin Luther King

E

l Museo Memoria y Tolerancia es una asociación no gubernamental dedicada a crear conciencia y compromiso a través de la memoria histórica. La idea surgió hace 15 años con la intención de transmitir la importancia de extender una cultura de la tolerancia en nuestro país. Aunque parecía un reto inalcanzable, la relevancia de este proyecto acercó a arquitectos, constructores y gente comprometida con México, que durante varios años aportaron su trabajo de forma altruista, su voto de confianza y sus donaciones para que este museo sea hoy una realidad. En octubre 2010 el Museo Memoria y Tolerancia abre sus puertas al público en uno de los espacios más emblemáticos del país: la Plaza Juárez en el centro histórico de la Ciudad de México, frente al Hemiciclo a Juárez y la Alameda Central. Acervo cultural

Lugar Plaza Juárez, frente al Hemiciclo

a Juárez, Alameda Central, Centro Histórico, Ciudad de México.

Horarios Martes a viernes de 9 a 18 horas;

fines de semana y días festivos de 10 a 19 horas.

La misión del museo es difundir la importancia de la tolerancia y la diversidad. Alertar sobre el peligro de la indiferencia, la discriminación y la violencia para crear responsabilidad, respeto y conciencia en cada individuo. Para lograr esta misión, la exposición permanente del museo profundiza en los vértices de la memoria provocando una reflexión sobre las terribles consecuencias del odio y la violencia. Su método formativo sorprende al abordar la historia desde una perspectiva humana para rescatar aprendizajes que ayuden a enfrentar los retos actuales que vive la sociedad. Más que comunicar el Museo Memoria y Tolerancia nos insita a actuar. El área de Tolerancia es una exhibición única en su género, porque promueve valores de ciudadanía, no discriminación y respeto a los derechos humanos. Asimismo, cuenta con un espacio infantil donde se enseña sobre tolerancia y diversidad de manera gratuita, a través de ofrecer cursos y talleres para niños. Adicionalmente, contempla un área de exposiciones temporales que abordan temáticas de Derechos Humanos. Esta iniciativa motiva a la sociedad mexicana a reflexionar en torno a su papel y su responsabilidad en el acontecer de nuestro entorno, propiciando la reflexión para fomentar el juicio crítico, el razonamiento ético, el aprecio de la libertad, el amor a la justicia, el respeto a la dignidad humana y el compromiso social. La tarea de concientizar, de reflexionar y de cambiar no constituye una misión sencilla ni rápida, pero sí real y necesaria. Es por eso que el museo se avoca a la misión de aprender del pasado a través de la memoria histórica, reflexionar acerca de nuestro papel en el mundo y actuar en conciencia, ya que la conciencia sin acción no tiene sentido. Proyecto Arquitectónico

La concepción física del edificio se relaciona formalmente con el contenido de su interior. El Museo está dispuesto sobre un basamento contextual continuo (Portal) del conjunto de la Plaza Juárez. El volumen principal se asienta como dos manos abiertas que a su vez sostienen (y contienen flotando) al motivo principal y corazón del espacio interior: el Memorial de los Niños. La intención de flotar esta pieza arquitectónica, es en recuerdo a los más de dos millones de niños que

han sido exterminados a través de hechos terribles como los genocidios. En el atrio interior del Museo, se leen y diferencian claramente (con materiales naturales) los elementos independientes que lo componen: una caja de madera de tzalam que contiene al Auditorio, el cual a su vez se encuentra volado hacia las rampas que descienden y lo separan de la zona museográfica para niños, mientras que su parte superior sirve de base integrando el área de Exposiciones Temporales. El área administrativa se integra dentro del elemento oscuro de granito, el cual se encuentra separado de la exhibición principal del Museo por una entrecalle remetida de cristal opaco que alberga al Centro Educativo ligado por un corredor rampeado y acristalado hacia la Biblioteca Pública localizada dentro del Portal mirando a la Plaza Juárez. Las circulaciones horizontales están sobrepuestas como balcones que permiten percibir diferentes perspectivas del espacio interior abierto, mientras que la exhibición permanente del Museo (Memoria y Tolerancia) está contenida detrás de la masividad de carácter neutro del elemento de concreto aparente en forma de “L”. El recorrido inicia en el nivel superior en una plataforma sobre el Memorial de los Niños. De ahí, el visitante aprecia la realidad del mundo exterior bajo la luz del sol y penetra al espacio interno para presenciar episodios oscuros de la historia del hombre. En la transición entre Memoria y Tolerancia se genera un respiro, sacando temporalmente al visitante al espacio exterior hacia el Memorial de los Niños (concebido junto con el artista holandés Jan Hendrix) dentro de un espacio naturalmente iluminado, donde una cascada de 20,000 lágrimas simbolizan a las víctimas – una por cada cien almas perdidas. La piel del Memorial retoma el árbol del olivo como símbolo de paz. Al salir del Memorial uno desciende por el espacio abierto hacia un corredor de cristal que remata con la presencia del mural del artista mexicano Gustavo Aceves; éste marca el reingreso a la exhibición permanente de Tolerancia en el tercer nivel. Finalmente, en una área aislada el visitante reflexiona sobre los temas presentados. Este espacio para la introspección fue intervenido por Helen Escobedo (q.e.p.d.) Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, donde en un espacio minimalista de proporción vertical, una plataforma suspendida superiormente desciende y asciende continuamente generando una sensación de opresión y liberación. Dado que la exhibición no es apta para menores de 12 años, se generó una zona especial para niños debajo del nivel de acceso donde a través de juegos, cuentos y dinámicas se les transmite el valor de la tolerancia y respeto. Hoy, después de más de tres años y medio, el Museo Memoria y Tolerancia es una realidad que ha recibido a más de un millón de visitantes. Un lapso en el que el Museo se ha convertido en un referente en materia de Derechos Humanos, un espacio único en México y Latinoamérica y un lugar donde se promueven la justicia, la empatía y la acción como motor de cambio. El Museo Memoria y Tolerancia contribuye con una de las ofertas culturales más innovadoras del país y con una misión que da esperanza para lograr una sociedad más justa y comprometida.


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Espacio dato

Espacio Urbano Año 1 No. 2

DF Multilingüe

Rumor de lenguas indígenas en la ciudad de México

Lengua indígena Náhuatl Mixteco Otomí Mazateco

Hablantes 33 796 13 259 12 623 11 878

En el Distrito Federal hay 122 411 personas de 5 años y más que hablan lengua indígena, lo que representa menos del 1%. El 82% de la población profesa la religión católica. El DF es la 2a ciudad a nivel nacional por su número de habitantes, donde el 99.5 % de la población es de origen urbano y sólo el 0.5 % es de origen rural. 1 937 538 niños y niñas de 0 a 14 años, representan el 22% de la población en la entidad. Al igual que en otras entidades de México y del mundo, en el Distrito Federal las mujeres viven, en promedio, más que los hombres. En el 2005, salieron 737 742 personas para radicar en otra entidad. En 2010, llegaron en total 239 125 personas a vivir. De cada 100 personas: 39 provienen del estado de México 8 de Puebla 8 de Veracruz de Ignacio de la Llave 6 de Oaxaca 4 de Guerrero.

Imagen de bocas tomada del cartel: DiÁlogos de Gabriela Rodríguez DIVERSIDAD EN EL DF CON DATOS DEL INEGI, 2010


Colaboración

Espacio Urbano Año 1 No. 2

De Monumentos y Memoriales

JORGE Vázquez DEL MERCADO

L

a palabra monumento viene del latín monumentum, y la RAE lo define en su primera acepción como “Obra pública y patente, como una estatua, una inscripción o un sepulcro, puesta en memoria de una acción heroica u otra cosa singular”. Conocemos los monumentos desde que tenemos conscienca. El ángel de la Independencia, el Monumento a la Revolución, algún obelisco o, es más, el Estadio Azteca si se quiere. Pero los memoriales no lo sé; requieren mayor conciencia, un mínimo de cuestionamiento y racionalización adicionales a lo que nos da la memoria más lejana posible, la de la niñez. Supongo que tiene razón Carlos Puig en su texto “La Diferencia Entre un Memorial y un Monumento” cuando define –o precisa- que los monumentos son a la historia lo que los memoriales a la memoria “…La creación de la memoria es el memorial, un género de obra arquitectónica que cada día cobra más relevancia, puesto que se trata de espacios abiertos a la interpretación…El producto arquitectónico de la historia es el monumento”. Justo, aunque habría que añadir (no a su texto) alguna explicación adicional al concepto de monumento en cuanto a la escala o la masividad que reiterativamente nos identifica en el mundo debido a nuestra historia y a nuestras raíces... México es radicalmente monumental. La primera vez que tuve relación –digamos “consciente”con el proyecto de un memorial fue en 2005 participando en el concurso “The National AIDS Memorial Competition” para un memorial dedicado a las víctimas del sida que se construiría en el Golden Gate Park, en San Francisco California. La experiencia adquirida en esa participación y la impecable organización del concurso (impecable alude al proceso, desde la convocatoria hasta el fallo del jurado) nos sirvió, muy especialmente, de gran aprendizaje por diversos motivos: El memorial y la idea de dedicar un espacio público a su “presencia” es un ejercicio de diseño que por lo general no requiere resolver un problema específico de espacio físico, no se trata de satisfacer una necesidad tal y como estamos acostumbrados los arquitectos…se trata de “significar” algún acontecimiento en algún lugar público que alguien decidió previamente. En el caso del concurso en San Francisco, después de hacer varios intentos de diseño desde una óptica de lo nefasto y la desgracia, tuve la elemental idea de poner (me) en primera persona: “y si un ser querido fuera víctima del sida, ¿le daría un memorial nefasto o desgraciado? Así entendimos que

de lo que se trataba era de lo contrario: buscamos la forma de significar “esperanza”, que fue un concepto que la mayoría de los participantes incorporamos en nuestras propuestas, muy obviamente. Acto seguido entendimos también esa condición del “caso por caso” inherente en el diseño de un memorial; aquí no había nombres y por lo tanto caímos en la cuenta que cualquier “literalidad” comprometería gravemente la interpretación del memorial. Nos prohibimos cualquier mensaje con letras. Es un tema delicadísimo, elogio del mayor tacto en cuanto a intervención socialmente urbana desde su mensaje en tanto memoria. Si los memoriales contribuyen además al mejoramiento urbano enriqueciendo el espacio público, aportamos un valor agregado que viene por añadidura: como sociedad tenemos memoria y se materializa en lugares privilegiados, dedicados ex profeso, que evitan el olvido desde la presencia presente, como nuestra memoria. Monumentos o memoriales, a final de cuentas son inherentes al espacio público; muchas veces se dedican parques a la memoria de un personaje –el Parque Lincoln en Polanco, por ejemplo- o a un país, el Parque México o el Parque España, en la Colonia Condesa; aquí la pregunta subsiguiente sería ¿podríamos habitar sin memoria? Volviendo a nuestro ejemplo en San Francisco, la propuesta ganadora denominada “Living Memorial” –excelente en mi opinión- incorporó el concepto de esperanza a partir del renacimiento de la naturaleza ulterior a una devastación -la pandemia del sida- representada sutilmente mediante un paisaje carbonizado por un incendio…Dicha propuesta presentó a manera de línea del tiempo la forma cómo se transformaría el “lugar-memorial” haciéndose cada año más vivo…”con el tiempo brotarán elementos tomados de la vegetación de un bosque lleno de cicatrices del fuego para evocar un sentimiento de pérdida y renovación”. De los ejemplos relativamente recientes más famosos (acaso medibles por algún número de visitas reales + virtuales, además de su significado o de su “discurso”) habría que citar el Memorial del Holocausto en Berlín, de Peter Eisenman, el memorial a los Veteranos del Vietnam en Washington, de Maya Lin, o el memorial 9/11 en Nueva York de Michael Arad. En México la Estela de Luz, de Cesar Pérez Becerril, Raúl Peña y Martín Gutiérrez, el monumento al Bicentenario de nuestra Independencia que está en cierta especie de “proceso de apropiación” y que contemplaba en su diseño original una plaza y un memorial que lo dejaron incompleto, o el más reciente Memorial a las Víctimas de la Violencia, de Julio Gaeta y Luby Springall inaugurado hace poco más de un año, también en cierto proceso de apropiación, acaso de asimilación. A saber. vazquezdelmercado.com.mx

Fotografías: Jorge vázquez del mercado

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