Espacio
www.elfinanciero.com.mx A帽o 1 N煤mero 6
Urbano Restaurar el pasado para el futuro 4
El Barrio universitario 11
Lo vintage joyas recuperadas 8-9
Centro hist贸rico Y patrimonio Hablar de centros hist贸ricos es hablar de herencia y por lo mismo de salvaguarda. P. 8
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Espacio-Urbano
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Editorial
Espacio Urbano Año 1 No. 6
PALABRAS DEL EDITOR
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in duda el patrimonio cultural de los pueblos es un valor irremplazable que le da identidad y cohesión a las naciones. Su conservación implica definiciones importantes sobre como fundir el pasado y el futuro. Una de las expresiones más relevantes del patrimonio de los países lo constituye su infraestructura, la cual se pone en riesgo constantemente por las exigencias de la vida moderna y el crecimiento poblacional. Las ciudades patrimonio, urbes diseñadas hace 500 años aproximadamente, no pueden abstraerse de la modernidad que reclama constantes respuestas de cómo enfrentar las necesidades vitales del presente en cuanto a sistemas y vías de comunicación, usos habitacionales, sustentabilidad, sobrepoblación, contaminación y servicios públicos. En México el desafío que genera la confluencia entre lo nuevo y lo viejo es vasto, debido a que es el país latinoa-
mericano que cuenta con más ciudades Patrimonio de la Humanidad, reflejo de su historia, cultura, arquitectura y modos de vida de siglos pasados. La categoría de Patrimonio de la Humanidad se desprende de un programa de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) a través del que se clasifican sitios a nivel mundial para su preservación, que destacan por su riqueza excepcional tanto natural como cultural. México es el tercer país con la mayor cantidad de lugares inscritos en la lista. Cuenta con 32 lugares designados, 26 son Patrimonio cultural, 5 son Patrimonio natural y 1 es un Patrimonio mixto. Además, posee once ciudades denominadas con esa categoría. Por su multiculturalidad particular la Ciudad de México destaca como patrimonio nacional por excelencia, de ahí que el historiador francés Serge Gruzinki la definiera como un espacio de “ciudades superpuestas”. Una de las zonas más representativas de este mosaico
cultural capitalino lo constituye sin lugar a duda el Centro Histórico, lugar de la coincidencia entre de lo nuevo y lo viejo, así como de la tradición y la modernidad. En 1978 cuando se descubre el Templo Mayor, se avanza en la creación de la Zona de Monumentos Históricos, denominada Centro Histórico de la Ciudad de México en 1980. La mayor parte de la historia nacional ha pasado por el centro de la capital y la Ciudad de México. Por ello, el tesoro patrimonial de las diversas zonas de esta gran urbe no tiene paragón. La colonia Roma, Condesa, San Ángel, Coyoacán, Mixcoac, Xochimilco, son otros ejemplos de esta riqueza. Su proceso de crecimiento ha impactado en su evolución, conformación, preservación, uso y funcionalidad. En este número Espacio Urbano dedica sus páginas a reflexionar sobre el debate entre la tradición y la modernidad, a fin de abonar a nuestros lectores elementos para comprender la importancia de preservar el patrimonio nacional.
El Centro, es la definición voluntaria e involuntaria de lo capitalino, el almacén de las nostalgias prematuras y póstumas, el inmenso depósito vivencial del país centralista. Carlos Monsiváis
espacio urbano
Coordinador General sergio montaño fernández
Edición celia vázquez santander
Colaboradores paola leal cervantes silvia mejía reza billY springall Jorge Vázquez del Mercado
Diseño luis rodríguez makeba gil mauricio rodríguez
México es el tercer país con la mayor cantidad de lugares inscritos en la lista de patrimonio de la UNESCO
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Arquitectura
Espacio Urbano Año 1 No. 6
En la actualidad hay una tendencia que pretende mantener la apariencia de historicidad de las cosas en las creaciones arquitectónicas.
Restaurar para el futuro Juan Francisco Benavides
Museo del Templo Mayor. Muro lateral al recinto arqueológico.
Nuestra responsabilidad con la reconstrucción del pasado es tan importante como la que tenemos con la construcción del futuro.
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uestras ideas sobre la historia se ven en las acciones presentes, en general han existido una serie de concepciones que evidencian cómo cada época construye su discurso sobre el pasado, cómo éste se reinterpreta y se revaloriza de acuerdo a los intereses del presente; la mayor parte de las veces, ha servido como orientación, continuidad e incluso corrección para las acciones futuras. La arquitectura ha tenido esa característica a través del tiempo. Algunas veces ha asumido visiones nostálgicas, con las que se aferra a una tradición histórica grandilocuente, otras, de rechazo al pasado con la intención de enterrarlo en lo más remoto de la memoria, llegando a veces casi a abandonarlo en el olvido. Diversas ciudades se han construido y reconstruido una y otra vez, víctimas de tragedias naturales, de guerras despiadadas y hasta de sus propios discursos de modernización acelerada, se han enterrado y se han reconstruido nuevas visiones, estilos y edificaciones sobre lo que existía. En otros casos, la intensión de mantener un pasado histórico representativo, ha llevado a que varias naciones se prendan a su pasado con la necesidad de mantener su presente en una identidad generalmente inventada, escogida y manipulada. Se deja de lado lo que no agrada del pasado, se selecciona lo que sí se quiere mantener; por ejemplo Winkelman, considerado uno de los padres de la Historia del Arte, pensaba que el Barroco no era algo digno de ser arte, por lo que lo eliminó de “su historia”, simplemente nunca habló de él. En la actualidad, hay una tendencia que pretende mantener la apariencia de
historicidad de las cosas en las creaciones arquitectónicas. Es decir, perseverar la apariencia del pasado, aún cuando se modernice toda la estructura constructiva, siendo así que se mantienen fachadas de edificios renacentistas, barrocos y decimonónicos, aunque sus estructuras internas se modernizan hasta casi desaparecer las originales. La restauración siempre ha sido un problema de tecnología y concepción, por un lado se requiere de nuevos usos para ciertos espacios, lo cual implica nuevos retos para el restaurador que busca mantener materiales y formas originales en las construcciones, por otro lado, hay una resignificación de los espacios, mismos que terminan usándose como lugares turísticos, museos, restaurantes y otros por el estilo, que no cumplen con las características originales de las construcciones. Al respecto surgen algunas interrogantes: ¿se puede alterar estos espacios? ¿hasta dónde los restauradores pueden y deben cambiar las ideas originales? ¿el alterar las construcciones en sus procesos de restauración, se cambia también la forma de interpretarlos y su valor histórico?¿es necesario mantener esos valores?. Pienso en ciudades que son totalmente contemporáneas, sin un pasado histórico visible o reconocible, muchas veces esa es la característica que las significa como ciudades diferentes y modernas. Mas allá de la decisión que tomemos sobre esto, es necesario tener una actitud clara y consciente sobre lo que hacemos con los procesos restauratorios y de hecho con nuestra propia visión del pasado. Nuestra responsabilidad con la reconstrucción del pasado es tan importante como la que tenemos con la construcción del futuro. Doctor en arte y académico de la Universidad Iberoamericana.
Procesos de restauración. Catedral Metropolitana.
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Historias de ciudad
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reciente apertura del Mercado Roma diseñado por la oficina de arquitectura Rojkind Arquitectos. El mercado se ubica en la calle de Querétaro, una calle con 38 inmuebles catalogados por el Instituto Nacional de Bellas Artes como patrimonio artístico. Inmuebles cuyo uso original era de casa habitación y en la actualidad están siendo transformados en departamentos, lofts o usos mixtos. El Mercado Roma ha sido un detonador muy importante en esta zona de la Colonia Roma. Desde su apertura, el Mercado ha logrado reactivar la actividad social y económica en la zona promoviendo la inclusión de nuevos negocios que se ven beneficiados por la afluencia de gente que viene a conocer este innovador recinto gastronómico. La riqueza espacial y arquitectónica donde se fusionan espacios de encuentro y quioscos de degustaciones diversas hacen del Mercado Roma un lugar único en la ciudad. El recorrido nos permite disfrutar de una gran variedad de productos de la mejor calidad que podemos probar ahí mismo o llevar para sentarnos en el gran espacio central con mesas comunes que invitan a la convivencia. El Mercado Roma ocupa el espacio que por muchos años fue el salón musical El Gran León. El proyecto brindó un homenaje al sitio con la preservación de algunos materiales y la escalera donde se puede disfrutar de un manifiesto del sitio con cuadros conmemorativos de los aniversarios de este salón musical. Además de los puestos comerciales que suman en total 53, el proyecto incluye dos niveles que albergan restaurantes y una terraza; además de un huerto vertical de vegetales que son vendidos in situ para disfrute de los visitantes. El Mercado Roma es uno de muchos proyectos que hoy disfrutamos en esta colonia representativa de la época del porfiriato; proyectos transformadores que además de reactivar la zona y darle vida nuevamente ofrecen experiencias únicas para un espacio notable en la ciudad.
Los gobiernos deben hacer templos para la cultura, los museos y centros culturales hacen ciudad y transforman el espacio público
de regreso a la roma
“La colonia Roma fue el espacio de la ilusión. El reducto urbanístico de una edad que inició cuando cambió el siglo, cuando se iniciaron las guerras y vino la Revolución.” Guillermo Tovar de Teresa
SILVIA MEJía reza
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a colonia Roma es uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad de México y en la actualidad una zona de gran demanda habitacional y comercial gracias a la calidad de sus espacios públicos y la gran riqueza de su paisaje arquitectónico. La colonia Roma fue fundada en 1902 por el empresario Walter Orrin y el diseño urbano fue encomendado a los Hermanos Lamm quienes inspirados por el urbanismo parisino, presentaron un innovador diseño con calles amplias flanqueadas de árboles, y amplios bulevares, ejemplo de ello son las avenidas Álvaro Obregón, Orizaba y Veracruz, entre otras. Hasta finales del siglo XIX, la Ciudad de México había estado circunscrita a su centro, hoy definidos como perímetros A y B del Centro Histórico. El desarrollo de nuevas colonias eran una necesidad ineludible. El proceso de consolidación de la Colonia Roma y otras colonias inició formalmente al término de la Revolución, tras el acelerado crecimiento poblacional y urbano por el que atravesaba la Ciudad de México en esa época. Es entonces cuando aparecen las magníficas construcciones, hoy ejemplos únicos de arquitectura de la primera y segunda década del siglo pasado. Ejemplos de arquitectura ecléctica, Art Nouveau, Art Déco y racionalismo europeo se hicieron presentes en la colonia más popular de la década de los veintes. Este catálogo de inmuebles de alto valor estético y artístico nos permiten recordar una época de esplendor en nuestra historia que cada día se valoriza más a partir de la regeneración y reutilización de estos inmuebles para disfrute de las nuevas generaciones y las necesidades actuales. Ejemplo de estas renovaciones es la
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Interiorismo
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Interiorismo
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Es un estilo de vida que busca en el pasado piezas únicas de gran diseño que resultan ser unas verdaderas joyas recuperadas
El estilo vintage
germán velasco
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a palabra vintage no está considerada en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, no tiene un significado específico en nuestro idioma. La traducción del inglés sería vendimia. Por otro lado, su origen etimológico proviene del vocablo francés antiguo vendage, que a su vez es fruto de la palabra latina vindemia. Se designaba como vintage a los vinos de las mejores cosechas y más añejos, de las antiguas bodegas y luego este término se fue extendiendo para designar otros objetos sobre todo aquellos relacionados con la moda y el diseño. Hoy en día se ha transformado en un estilo de vida. ¿Qué tiene de particular lo vintage? Existen varias características que dan lugar a que ciertos elementos entren en este concepto: 1. Valor Emocional:
cuando estos elementos antiguos tienen un valor sentimental por haber pertenecido a algún familiar o ser querido. 2. Colección:
los elementos que han sido atesorados y que además pueden poseer algún valor histórico dándole un valor agregado. Es el valor que otorga el paso del tiempo. 3. Estilo:
lo vintage tiene un toque de elegancia y distinción que también le da un valor agregado. Se asocia al gusto refinado. 4. Exclusividad:
los objetos vintage generalmente no han sido producidos masivamente, generalmente son diseños únicos y exclusivos. 5. Calidad :
se trata de productos artesanales y están relacionados con el buen hacer. 6. Acabado:
el gusto por el detalle, están realizados con un esmero del cual carecen muchas piezas actualmente.
En la Industria de la moda, la modelo, actriz, bailarina Dita Von Teese es uno de los máximos exponentes de la moda vintage. Se viste con corsés y otras prendas que caracterizan épocas pasadas. Lo vintage no solamente se quedó en los vinos y pasó a los muebles sino que ha traspasado límites y se manifiesta como un ”Look”, un estilo, una tendencia. En cuanto a la Industria del Diseño lo vintage aparece como la recuperación de elementos antiguos dándoles un nuevo valor en el uso del desuso, el reciclaje. Los objetos que se recuperan están entre los años 30 y 80. Para que algo sea denominado como vintage debieron haber pasado al menos 20 años de que se elaboró la pieza en cuestión. Por otro lado, se confunde mucho al estilo vintage con el retro, la diferencia es que el retro es un recurso del diseñador de ver al pasado en busca de inspiración y el vintage es un estilo de vida que busca en el pasado esas piezas únicas de gran diseño que quizás en su momento no fueron apreciadas y resultan ser unas verdaderas joyas recuperadas. Lo vintage es un estilo que en lo particular me apasiona y que utilizo en mis proyectos, en unos más que en otros. Considero que es importante utilizar estas “joyas del diseño” y combinarlas con otras piezas que quizás no tengan esa designación pero que ayudan a conformar un entorno en donde lo vintage logra ese toque tan especial. No se trata de hacer un sitio vintage porque sería como una escenografía, pero si de combinar piezas de varias épocas para crear un espacio atemporal y no caer en una moda pasajera.
Lo vintage es la recuperación de elementos antiguos dándoles un nuevo valor en el uso del desuso y el reciclaje
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Urbanismo
Centros históricos Jorge vázquez del mercado
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sta reflexión no borda exclusivamente sobre el centro histórico del DF, mi ciudad, sino sobre todos los que conozco, o del concepto, si se prefiere, reconociendo que lo hago de forma subjetiva desde la total percepción. Por una parte, hoy por hoy resulta impensable un centro histórico sin periferia, es más, su definición se debe a la periferia misma como expansión territorial y cronológica que nació en un asentamiento que por ciertas cualidades alcanzó el grado o la dignidad de “centro histórico”; acaso el azar “histórico” de la escala, la factura o de la geografía haya destilado por igual el concepto –acaso artesanal- de “pueblo mágico”, a saber, también fascinante... Si recurrimos a la definición de arquitectura de Octavio Paz (que, aunque en proceso de desgaste es inagotable), “… testigo insobornable de la historia, porque no se puede hablar de un gran edificio sin reconocer en él el testigo de una época, su cultura, su sociedad, sus intenciones...” Veremos que aplica (sin problema) a los centros históricos porque cualquiera que sea, nos cuenta cómo era la vida cuando se hicieron sus edificios, sus calles y su configuración misma… Hay hechos históricos que naturales o no, modifican lo histórico de los centros. Siempre me ha fascinado escuchar a los arquitectos mayores hablar de sus tiempos de estudiantes en el Centro (histórico), en el edificio de la Academia de San Carlos, donde estaba la Escuela Nacional de Arquitectura, por ejemplo… La Construcción de la Ciudad Universitaria, totalmente periférica para la época, es un hecho que modificó como golpe de timón el desarrollo de la ciudad en su centro histórico, significó una especie de éxodo.
Como arquitecto me interesa particularmente cómo se construía. Los centros históricos seducen a quienes nos gustan las “piedras viejas”, como se dice popularmente. Me sigue impresionando sobremanera que las catedrales –léase los edificios “antiguos”, “no tuvieran varillas”, también por ejemplo, de allí que las techumbres, estén reconstruidas en su gran mayoría…pero ¿cómo es qué se mantienen hasta ahora con esa categoría? ¿De dónde su digna longevidad?, ¿Es por qué son de piedra y hechos a mano? Pero en ese caso, ¿En qué se diferencian de los centros ceremoniales o simplemente arqueológicos? Otra cuestión que resulta imprescindible precisar es su ubicación no necesariamentente como centro magnético o geográfico. Por ejemplo, Panamá tiene un centro histórico prácticamente periférico, que es su “Casco Antiguo”, recientemente reconstruido y revalorado en sus atributos de bien turístico y bien raíz… A final de cuentas hablar de centros históricos es hablar de herencia y por lo mismo de salvaguarda, ¿qué tanta historia o tiempo es necesario para que un lugar pueda considerarse un centro histócio? ¿Un downtown puede ser un centro histórico? Por ejemplo, Manhattan, o urbanizaciones del siglo XX tendrían vocación de convertirse en centros históricos?. Quizás resulte impensable; desde mi perspectiva, (contra lo que más desearíamos los arquitectos) la velocidad desatada desde la industrialización del siglo XX se antoja inversamente proporcional a la longevidad de la arquitecutra necesaria para integrar centros históricos (no necesariamente, por supuesto). Así caemos en la cuenta de la responsabilidad de su salvaguarda, para desarrollar otras habilidades, quizás de exaltación, reutilización e integración. El tiempo siempre mimetiza distintas épocas, a saber, y eso resulta esperanzador. Los centros históricos pueden evolucionar, por supuesto.
Hablar de centros históricos es hablar de herencia y por tanto de salvaguarda
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Tendencias
Antiguo y moderno imparable dialogo
Los centros históricos son hitos reconocibles que aluden a centenarias tradiciones, existe un incansable diálogo entre la arquitectura histórica y el inefable efecto de las necesidades modernas Las interacciones entre lo antiguo y lo nuevo se presentarán como situaciones muy peculiares, siempre portadoras de sus propias personalidades
josé luis Llovera abreu
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ucho se ha hablado y discutido acerca del gran universo de conceptos e ideas que giran alrededor del término conservación cultural. La consideración implícita de concebir a nuestras ciudades históricas como parte fundamental dentro de la inminente y constante transformación de nuestras ciudades modernas, es primordial para el urbanista consciente de éste fenómeno de coexistencia tan común en nuestros centros urbanos mexicanos. Nuestros centros históricos son hitos reconocibles que aluden a nuestras centenarias tradiciones y costumbres. Nuestras urbes modernas son también muestra irrefutable de nuestro imparable progreso y de la clara inercia internacional del fenómeno de globalización del cual México no es ajeno. Es innegable que existe un incansable diálogo entre nuestra arquitectura histórica y el inefable efecto de las necesidades modernas que se abren paso ante nuestro ancestral panorama citadino, pero no debemos mostrarnos reacios ante la
inminente evolución urbana, los arquitectos debemos prepararnos para ser capaces de discernir entre nuestro patrimonio existente y los requerimientos actuales de nuestro acervo moderno, y de esta forma entablar éste difícil pero particular coloquio urbano. Miremos más allá de nuestras fronteras y aprendamos de otros países y de otras culturas que, desde hace mucho tiempo, se han visto ante la imperante necesidad de enfrentar toda esta ineludible polémica. Por ejemplo, si estudiamos las diferentes adiciones que ha sufrido la Basílica de San Pedro en Roma debido a las intervenciones históricas de Bramante, Maderno y Bernini; si notamos la extensión del ala judía al Museo de Berlín realizada por el arquitecto Daniel Libeskind; y si analizamos la controvertida inserción del otrora criticado Centro Pompidou de Renzo Piano y Richard Rogers en Paris entre otras magnas muestras, aprenderíamos sin duda de notables ejemplos ejecutados por grandes arquitectos que nos enseñan acerca de una problemática global, a la vez que nos muestran soluciones diferentes situadas dentro de estructuras sociales distintas. Los procesos de densificación urbana y las estrategias de sustentabilidad deben permear a través de la frontera imaginaria o física que separa los dos grandes conglomerados urbanos de éstas ciudades ancestrales: el histórico y el
moderno. Los objetivos y metas a seguir por los organismos y personas encargadas del desarrollo urbano local deberían implementar acciones conjuntas que beneficien, relacionen y estrechen los vínculos formales, funcionales y espaciales de éstas dos importantes áreas. La revitalización de nuestros centros históricos depende en gran parte de los procesos de habitabilidad que se ejerzan en éstos y del empeño que en torno al tema le impriman los gobiernos locales conjuntamente con el gobierno nacional. Creemos que nuestro buen desempeño, como creadores y diseñadores de espacios, dependerá del cabal entendimiento que tengamos por la arquitectura histórica. Desafortunadamente no existen “recetas” que nos digan cómo solucionar cada uno de los múltiples diálogos arquitectónicos, las interacciones entre lo antiguo y lo nuevo se presentarán como situaciones muy peculiares, discrepantes las unas de las otras y siempre portadoras de sus propias personalidades. Será tarea del arquitecto el fundir ambos cuerpos, equilibrándolos y creando una nueva figura arquitectónica, esa que expresa identificación y nos habla de camaradería. ex director general de Desarrollo Urbano y Suelo, actualmente trabaja en ICA.
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Espacio dato
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Patrimonio y Centro Histórico El centro histórico de la ciudad de México en números:
Inversión en el rescate Zona de monumentos Históricos Manzanas que abarca Edificios catalogados Edificios artísticos Habitantes Edificios deteriorados Escuelas de educación básica Hoteles Número de habitaciones de hotel
5 000 mdp 9.1 km2 668 1 446 400 150 000 9 000 40 87 6 920
Fuente: autoridad del centro histórico (sitio web)
Colaboración
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Alicia Ziccardi
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“
eis universitarios escriben sobre la vida en el barrio universitario durante los primeros años del siglo XX. Han llamado a este tiempo “de la Revolución a la Autonomía”. Estudian un espacio que cabe en seis edificios, con sus enormes patios. Los artículos vinculan y anudan la historia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a la de su sede urbana originaria y recuperan escenas de debates, congresos, mítines, manifestaciones y corretizas; desfiles, fiestas, serenatas y bailes. Todas las formas en que los jóvenes se relacionaban con la ciudad y con sus autoridades.” Fragmento del Prólogo de Alejandra Moreno Toscano. Este libro está conformado por seis capítulos realizados por investigadores y profesores de la UNAM que, desde diferentes perspectivas, analizan las relaciones entre los principales hechos y los actores de la vida universitaria en el contexto urbano, social, político y cultural que prevaleció en el barrio universitario en el periodo que va del año 1910 hasta la concesión de la autonomía universitaria en 1929. Como epílogo de los festejos del Centenario de la Independencia de México fue constituida la Universidad Nacional de México el 22 de septiembre de 1910. El barrio universitario enmarcó territorialmente la vida que transcurría en la ciudad de México. En el periodo de 1910 a 1929 ese espacio fue definido por lo que acontecía en los planteles, y también fuera de ellos, cuando los estudiantes lo desbordaron para tomar los espacios públicos y exponer en las calles sus conflictos, propuestas y transformaciones institucionales. La capital del país es y ha sido el escenario central de las disputas políticas relacionadas con la historia nacional. En ese lapso de grandes cambios fue en el que la vida universitaria —que inició precariamente— culminó con su autonomía en 1929. La decisión presidencial permitió superar el conflicto estudiantil y avanzar en el fortalecimiento de la principal institución de educación superior del país. Desde entonces la infraestructura universitaria se expandió más allá de los límites del original barrio universitario, cuando la población estudiantil y el cuerpo docente crecieron sustancialmente y su organización institucional se transformó. Estos cambios impactaron a los principales actores de la vida universitaria al formarse las nuevas generaciones de estudiantes en medio de las luchas políticas y sociales que impusieron un nuevo régimen político en el país. En el primero capítulo “El barrio universitario: espacio público y acción estudiantil (1910-1929)” de Alicia Ziccardi, se presenta una caracterización de la ciudad y sus habitantes, sobre las dinámicas demográfica, urbana y social que prevalecen en los cuarteles centrales de la capital del país. Asimismo, se describen los espacios que contribuyeron a dibujar ese barrio, haciendo referencia
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EL BARRIO UNIVERSITARIO De la revolución a la autonomía
El BArrio Universitario, el espacio de desarrollo de Las formas de relación de los jóvenes con la ciudad y con sus autoridades
FOTOS: PUEC, Programa Universitario Sobre Estudios De La Ciudad
a las principales actividades y acontecimientos de la vida estudiantil e la época. En “El barrio universitario en la nación que se construía”, Carlos Martínez Assad relata la relación entre los estudiantes y la Revolución; cómo se involucraron o tomaron distancia ante este hecho histórico. A pesar de que la vida universitaria se contuvo por momentos, hubo también algunos acontecimientos relevantes para la recién creada Universidad Nacional, como la instalación de la dirección de la Escuela de Altos Estudios o el decorado del Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria por la Agrupación de Pintores y Escultores. Lourdes Alvarado, en “Los nuevos espacios estudiantiles y la vocación cultural y social de la Universidad”, analiza el crecimiento del número de estudiantes de la Universidad Nacional, así como de la expansión del espacio físico para sus actividades y el mejoramiento de los métodos de enseñanza en el periodo. Escribe sobre el caso de la Escuela Nacional de Bellas Artes, con la apertura de nuevas escuelas de pintura, o la necesidad de reformar los métodos de estudio tradicionales. En “Edificaciones de la Universidad Nacional y el barrio universitario en 1929”, Guillermo Boils describe los edificios del barrio universitario hasta el momento de la autonomía universitaria en 1929. Al caracterizar la arquitectura de los inmuebles los ubica en un entorno urbano, social y político. El capítulo contextualiza la expansión física de la Universidad más allá del barrio universitario, y resalta sobre todo la importancia de edificios históricos para la vida universitaria considerados patrimonio histórico y cultural del país. La arquitectura fue factor importante en la identidad que se conformó en la demarcación.
Estela Morales Campos, en su capítulo “Los universitarios y la cultura impresa”, señala el cambio que se dio con respecto al papel de la cultura. Mientras en el porfiriato la cultura era un asunto de elite, en la época posrevolucionaria se convertirá en algo popular y primordial dentro de los proyectos de nación enarbolados por los grupos revolucionarios. El libro adquirió importancia decidida en la hazaña cultural que resultó con la divulgación de bibliotecas y del activismo de los grupos culturales que descollaron. El capítulo “Los intelectuales latinoamericanos y la Universidad Nacional”, de Mónica Toussaint, rescata el legado de José Vasconcelos, el cual trascendió los muros universitarios y las fronteras nacionales, para abrirse a los más destacados pensadores latinoamericanos, primero como rector y luego como fundador de la Secretaría de Educación. La aspiración de Vasconcelos fue hacer de México una metrópoli cultural. El libro fue publicado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el marco de los festejos por sus 20 años de creación. Contó con la coedición de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. Acompaña al libro un documental realizado por Jorge Prior. El barrio universitario de la Revolución a la Autonomía. Carlos Martínez Assad y Alicia Ziccardi (directora del progama universitario de estudios de la ciudad) Coordinadores. Autores: María de Lourdes Alvarado, Guillermo Boils, Estela Morales Campos, Mónica Toussaint, Prólogo: Alejandra Moreno Toscano. Edición 2014; UNAM, PUEC, Coordinación de Humanidades, Publicaciones y Fomento Editorial; México, 244 p. ISBN 9786070254161