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los senderos de la fe
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as columnas del Santo Niño
El nombre de Plateros se asoció con los
gremios de trabajadores de los minerales de plata durante la época colonial, en los alrededores de Fresnillo, Zacatecas, y por consecuencia al Cristo que se veneraba en su santuario: el Señor de Plateros. Ahora, la imagen del Niño de Atocha nos viene a la mente al escuchar el nombre de Plateros. k No hay certeza sobre el momento y las razones que desplazaron a la imagen del Cristo, lo cierto es que actualmente el Niño de Atocha atrae largas filas de peregrinos en busca de consuelo, incluso durante la Cuaresma, época relacionada con la celebración de Cristo, del Señor de los Plateros. k
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El Niño con su poder No supe cómo, ni cuándo Y apuntado en su rebaño Aquí me tiene cantando
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Durante marzo, devotos provenientes de la región, y en especial del municipio de Villa de Cos, van en un gran contingente a visitar al Santo Niño de Atocha. Congregados en dos largas columnas —distinguidas por sexo— caminan, muchas veces descalzos, cantando alabanzas y escoltando, al centro de ambas filas, a los 13
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portadores de estandartes y banderas mexicanas que representan a cada pueblo participante. La bandera y el estandarte simbolizan algunos movimientos armados de MĂŠxico, presentes en la memoria de los creyentes y que recuerdan el ser mexicano: 16
Danos ya tu bendici贸n Con tus sant铆simas manos No nos dejes perecer A todos los mexicanos
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Durante el largo trayecto son asistidos por los celadores, en quienes recae la responsabilidad de guardar el orden de las columnas, de levantar el ĂĄnimo a travĂŠs del canto y proveer de agua a los caminantes para que no desfallezcan a causa de la inclemencia del sol. k 22
Son tambiĂŠn los encargados de protegerlos al transitar por caminos peligrosos, propensos a los asaltos, como lo es el BajĂo de las Ratas. Los peligros del desierto, el agotamiento ocasionado por una marcha interminable, el polvo y las huellas del sol se ven reflejados en el rostro de cada peregrino. k 23
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Tres espinas del camino De sufrimiento y dolor Pero siguiendo el camino Nos vemos envueltos en flor 25
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En el camino se van integrando otros fieles, a veces acompañados por la danza de su pueblo. En este encuentro, las banderas y los estandartes se saludan en señal de reverencia y después continúan la marcha. “Cada actividad posee un coro [comenta el celador de canto], al llegar a una capilla, al descansar y al recibir a danzantes y nuevos peregrinos”. k
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Sobre la marcha, los celadores destinan los lugares de descanso y para comer, son los momentos de compartir alimentos y anécdotas. En ocasiones, un presidente municipal proporciona desayunos en el lugar del primer descanso, alimentos tomados con fervor provocando también algunas críticas por la intención de ganar adeptos. Las columnas interrumpen su marcha antes de ocultarse el sol. Agotados por una jornada que inicia a las cuatro de la mañana, los peregrinos sólo piensan en descansar y dormir, sin importar muchas veces hacerlo a la intemperie y bajo un intenso frío. Las fogatas improvisadas dan un poco de calor y alivio. En torno a ellas se convive y se comentan los incidentes del día. k En esta organización peregrina tiene un peso importante la Iglesia católica, representada por los sacerdotes de Villa de Cos y del santuario. Los primeros ofician una misa de despedida, al segundo día se integran a la peregrinación y caminando practican la confesión a los peregrinos. Conjuntamente dan la bienvenida, celebran la misa en el santuario y anuncian el nombramiento del nuevo responsable de la peregrinación.k 29
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Un primer cohete que sacude la noche da la señal para interrumpir el sueño. Al escucharse el segundo, los peregrinos deben estar ya formados, pues al tercero y último inician su marcha las columnas. k Entre faros de vehículos y una nube de polvo ocasionada por tanto tránsito, se distinguen las siluetas avanzando en formación en la inmensidad del desierto. Las mujeres van siempre al frente de las columnas, y sólo a la llegada al santuario intercambian 32
posiciones con los hombres, pues ellos son quienes abren el camino a las torres del Santo Niño. k La tercera mañana marca el arribo a Plateros. A la entrada del pueblo, un grupo de danzantes espera a los peregrinos, y juntos recorren el tramo que aún los separa del santuario. La alegría de llegar a ver la imagen es consuelo del sacrificio ofrendado y todas las penas del camino. Por grupos pasan a ver al Santo Niño que se encuentra en el altar principal, lejos del peregrino. Pero a la salida, una religiosa porta 33
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una imagen del NiĂąo para que pueda ser tocada. En el atrio los grupos de matlachines no cesan de danzar. Poco despuĂŠs comienza la misa que congrega a todos los caminantes en la explanada del templo. Al terminar entran de nuevo en la iglesia y se despiden del Santo NiĂąo.k 38
Un año más en la vida Nos tienes a tu presencia Santo Niñito de Atocha Implorando tu clemencia
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Con lágrimas y dolor, los peregrinos deambulan por las calles solitarias y con los comercios cerrados, queriendo retomar el punto de reunión para el regreso. Con nostalgia guardan en la memoria el inicio de la marcha y se retiran con la esperanza de que el próximo año el Santo Niño les conceda volver.k 42
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© Neyra Patricia Alvarado Solís texto © Lorenzo Armendáriz fotos © 2008
Impreso en México por Grupo Fogra S.A. de C.V.© © 2008 1234567890 isbn 48
C oor d i n a ci ón d e i n v e sti g a ci ón d e la s er ie: Neyra Patricia Alvarado Solís Edición fotográfica: Armando Cristeto Patiño Laboratorio digital: Luis Alberto Agundis Corrección del estilo: Adriana del Río Editor de la serie: Lorenzo Armendáriz García Laboratorio análogo: Luis López Agradecimientos: A los integrantes de la Milicia de San Miguel Arcángel. A Patricia Mendoza. A Miguel Cardona y familia, al celador mayor y a los peregrinos que hicieron posible este viaje ritual.
Neyra Patricia Alvarado Solís es profesora investigadora de El Colegio de San Luis, A.C. Este texto forma parte del proyecto Peregrinaciones del desierto apoyado por el Programa de Repatriación 2002-2003 de Conacyt y por el Ciesas. Lorenzo Armendáriz es miembro del Sistema Nacional de Creadores. La serie fotográfica La Milicia de San Miguel forma parte del proyecto Los Senderos de la Fe, apoyado con la beca del Sistema Nacional de Creadores del fonca 2003-2005. Para la realización de este libro se recibió apoyo económico del fonca a través del Programa de Fomento y Coinversiones Culturales , en el año 2006.
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