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Yo le pido a la Virgen que me revele a la mujer que me toca ‌ para no estar solo en la vida.
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a V irgen del Paredón A Magín
En el viejo mineral
de Mapimí, Durango, escuché por vez primera la existencia de un santuario dedicado a la Virgen de Guadalupe. La imagen aparecida en un paredón era celebrada con gusto y gala al sonido de disparos de armas de fuego, como si fueran cohetes. Habría que llegar caminando a la barranca donde, en un acantilado, sobresale la pequeña iglesia. A ella descienden los peregrinos, sujetos por grandes cuerdas, una vez que han adorado a la Virgen. k
Nuestra Señora de Gamón
La aparición de la Virgen fundó un culto regional que reúne a peregrinos en una barranca de la Sierra de Gamón, cercana a Peñón Blanco, Durango, la cual es habitada solamente durante las fiestas de abril y mayo. En ellas se expresa el amor hacia la Morenita; ella es querida por ser mexicana, pero también por ser de esta región. k 11
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Este homenaje guadalupano norteño posee diferentes temporalidades. Sabemos que el culto a la Virgen de Guadalupe se intensificó en el norte de México en el siglo XVIII, así lo atestiguan lienzos y cuadros de esta imagen en capillas y parroquias, registrados en inventarios de la región en esta época. Para los peregrinos la Virgen posee rasgos de eternidad, como lo manifiesta un lagunero: “Esto tiene de hace mucho… ¿pos desde cuándo hay madre?”. k Algunos reconocen el origen de la hermandad, organización que se encarga de los festejos, en 1920 ó 1940; otros, buscando mayor profundidad en el 14
tiempo, aseguran que el culto data del siglo XVI, al igual que el de La Villita, en la ciudad de México. k ¡Nuestra Señora de Gamón! ¡Nuestra Madre!, dicen los peregrinos evocando el nombre de la sierra-santuario, el respeto y el rol de madre asignados. A ella se acude en calidad de hijo a pedirle los favores que sanarán el cuerpo y el alma… los dolores de la vida, pues como toda madre, ella vela por todos en cualquier condición. k El fervor que se tiene a Nuestra Madre propicia que un gran número de creyentes acudan a su regazo. Quienes les es imposible visitar la Sierrita, por vivir 15
en Estados Unidos, envían con sus familiares cartas a la Virgen, en las que le solicitan o agradecen algún favor. Son cartas públicas, leídas por el altavoz del sonidista, haciéndonos partícipes de los íntimos dolores y de las recompensas. k La Virgen, como buena madre, también peregrina visitando a sus hijos por los pueblos y los ranchos de las regiones de Guadalupe Victoria, Laguna-Nasas y San Juan del Río. Cada año transita por una de las tres regiones de esta hermandad guadalupana. Y el día de su fiesta estará en su santuario para que otros peregrinos la vean y ella pueda iniciar un año más su peregrinaje. k El agradecimiento de los favores obtenidos tiene varias expresiones. El calabrote es una forma de pagar una manda. Así, mujeres u hombres solos o cargando 16
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un bebé, descienden el paredón sujetos por gruesas cuerdas hasta llegar frente a la imagen aparecida. La falta de control del cuerpo suspendido en el descenso ocasiona golpes contra el paredón y exclamaciones colectivas de asombro y estremecimiento. k De rodillas se hace el camino que lleva ante la imagen santa, hacia la iglesia en el acantilado, trayecto donde se mezclan el dolor y el gozo del penitente por llegar a tocar la imagen santa y el agua que mana de la iglesia-cueva, calmando nuestros males. La visita al Charco del Ahogado no puede faltar, pues aun cuando el nombre recuerda el incumplimiento de una promesa, se acude a él para proveerse del líquido, y con algo de suerte se podrá ver la imagen de la Virgen reflejada en el agua. Todo el santuario posee la huella de la imagen, aparece en manchas de humedad en los paredones, en oquedades de las piedras, en la corteza de melones, y el día de su fiesta, las nubes también delinean su silueta. Es tu suerte poder verlas, un privilegio que no a todos es concedido. k
El encanto
El júbilo domina el ambiente al escuchar los disparos de armas de fuego que los peregrinos detonan al aire, haciendo sus penitencias con músicos tocando frente a la imagen o en el calabrote. Es la emoción que hombres y mujeres tienen de ver a la Guadalupana, 25
y el prestigio, lo que determina quemar más parque que cualquier otro peregrino. La participación colectiva en los disparos se da durante las Mañanitas y la procesión denominada Saludo Mayor. En ambas, durante las Mañanitas, ejecutadas por varios mariachis, o durante el trayecto procesional del Mezquite hacia la pendiente que lleva a la iglesia, un sinnúmero de detonaciones cerca del oído y como eco se escuchan más allá de la barranca. k ¡Es un encanto! Señala un peregrino al explicar la emoción y el gusto de detonar tiros al aire en honor a Nuestra Madre, asociando una práctica común de portar armas de fuego en la región. Dicho “encanto” está ligado al cumplimiento del sacrificio, el que implica el viaje y el permanecer en familia, en condiciones adversas, padeciendo el polvo, el intenso calor, lluvias, altos precios y dormir a la intemperie durante seis días. Este sacrifico es ofrendado a la Virgen, recompensándola con el “encanto”. k
Viaje peregrino
Las primeras imágenes que tuve sobre este culto hicieron que acompañara a los peregrinos en bicicleta, a caballo y en automóvil de Juan E. García, Durango, pasando por Peñón Blanco para proveernos de los víveres faltantes. Aquí es el punto de reunión de muchos peregrinos pues los desgastados vehículos obli26
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gan a efectuar el viaje en caravana, previendo alguna descompostura. Esto nos sucedió; se descompuso la camioneta en que nos transportábamos, pocos kilómetros después de este pueblo, pero la inclemencia del sol y del polvo se olvidaron ante la solidaridad de la caravana que nos hizo sentir apoyados, mientras se llevaban a cabo las reparaciones. Reiniciamos el viaje con la satisfacción de haber librado una batalla. Atravesamos durante algunas horas terrenos ejidales, proporcionando el peaje solicitado, para finalmente, por una cuesta empedrada, llegar al Primer Tiradero. Este es un pequeño plano destinado a dejar los vehículos aparatosos como autobuses y camiones grandes. Continuamos la marcha hasta el Segundo Tiradero, invocando a la Virgen en terrenos peligrosos. Este espacio funge como estacionamiento para los vehículos y como antesala del santuario, ya que aquí se organizan los viajes en animales de carga para llevar a la barranca todo lo que se trae consigo. k El camino es sinuoso y estrecho. El trayecto entre el Segundo Tiradero y el santuario es de dos horas aproximadamente. Acompañando a los animales de carga y sus guías, en el camino descubrimos una cruz, que fue clavada ahí para recordar a un señor que se ahogó. Ante un paisaje con escasa vegetación y un arroyo sin agua, uno piensa que quizá el señor se ahogó en el arroyo crecido en tiempo de lluvias. 31
El guía corta estos pensamientos al aclarar: “iba comiendo pinole y con ese se ahogó”. k Hacia los cerros de enfrente se delinean varios senderos entretejidos por los caminantes que provienen de Victoria, senderos cuya figura en su conjunto es señalada como la Cuesta de la Araña. Al llegar al santuario, los lugares para pernoctar están destinados con antelación, previo pago del uso de suelo. Dejando las pertenencias e instalando la cocina y espacios para descansar, podemos salir rumbo a la iglesia. k Los peregrinos llegan al santuario a agradecer los favores recibidos de la Virgen, pero ella, como buena madre, en su peregrinar los visita en sus propias casas. Para la región donde la Virgen peregrinará, el regreso del santuario es como una fiesta. Al concluir las festividades del santuario, la luz de la luna y los cohetes acompañan el caminar con la imagen para llegar al Primer Tiradero. Rezando rosarios, cantando alabanzas y posteriormente conversando alrededor de una fogata se vela toda la noche. Al alba, se inicia el recorrido rumbo a Juan E. García y en un rancho previo al arribo del pueblo, los peregrinos a caballo esperan al contingente para entrar juntos con música, detonando también al aire armas de fuego. Se celebra una misa al aire libre y después se comparte una comida a los peregrinos. La Virgen inicia su peregrinar por la región. k 32
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A tod os los p e r e g r i no s d e m i m is m a r e l ig ió n ¡V ámonos! a v e r la m a d r e d e l a s ie r r a d e G a m ó n
M adr e m í a de Gua da lu p e , r e ina d e l o s m e x ica no s Tú nos da s la be n di c ió n co n tu s s a n tís im a s m a no s 35
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© Neyra Patricia Alvarado Solís texto © Lorenzo Armendáriz fotos © 2007
C oor d i n a ci ón d e i n v e sti g a ci ón d e la s er ie: Neyra Patricia Alvarado Solís Edición fotográfica: Armando Cristeto Patiño Laboratorio digital: Luis Alberto Agundis Corrección del estilo: Adriana del Río Agradecimientos: A los miembros de la Hermandad Guadalupana de la regíon Laguna Nasas, A Patricia Mendoza, A Fernando Salmerón. Impreso en México por Grupo Fogra S.A. de C.V.
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Neyra Patricia Alvarado Solis es profesora investigadora de El Colegio de San Luis, A.C. Este texto forma parte del proyecto Peregrinaciones del desierto, apoyado por conacit y el Ciesas. Lorenzo Armendáriz es miembro del Sistema Nacional de Creadores. La serie fotográfica La Virgen del Paredón forma parte del proyecto Los Senderos de la Fe, apoyado con la beca del Sistema Nacional de Creadores del fonca 2003-2005. Para la realización de este libro se recibió apoyo económico del fonca a través del Programa de Fomento y Coinversiones Culturales , en el año 2006.
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