LA VUELTA AL DÍA DE JACANAMIJOY

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Por / BY Ivรกn Beltrรกn Castillo Fotos / PHOTOS: Lisa Palomino


La vuelta al día de

A Day in the Life of

Jacanamijoy Entre los más cotizados y vigorosos artistas plásticos de Latinoamérica, el nombre de Carlos Jacanamijoy tiene un lugar privilegiado, al punto de que este sutilísimo pintor, repatriado luego de una fértil temporada neoyorquina, semeja a veces una prematura leyenda. La enorme exposición retrospectiva que tiene colgada en el MAMBO de Bogotá ha sido visitada por decenas de aficionados, especialistas y devotos. En exclusiva para Panorama de las Américas, el creador inga nos ofrece su inquietante testimonio.

The name Carlos Jacanamijoy holds a place of honor among Latin America’s most active and sought after fine artists, so much so that this incredibly subtle painter, back home after a fertile period in New York City, seems at times to be a legend in his own time. The extensive retrospective of his work hanging in the Bogotá MAMBO has been seen by dozens of art lovers, experts, and fans. In an exclusive interview with Panorama of the Americas, the Inga artist presents us with his disquieting testimony.

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En medio de la barahúnda y el clamor que gobernaba la noche, en la exitosa inauguración de su retrospectiva, Carlos Jacanamijoy creyó verse a sí mismo en un rincón discreto: solitario, inmaduro, insustancial y anónimo, tal y como lo estuvo en esta ciudad hace ya más de tres décadas. Parecía cosa de literatura fantástica. Pero eran tantos los invitados y tantos los advenedizos, tantas las mujeres bellas y los críticos ululantes que se habían citado en el legendario MAMBO, que el joven de estampa cenicienta se esfumó de los ojos del artista como si hubiera sido un espejismo.

Amid the uproar on the night of the triumphant opening of his retrospective exhibit, Carlos Jacanamijoy thought he saw himself in a quiet corner: solitary, immature, insubstantial, and anonymous, exactly who he was in this city more than three decades ago. Like something out of a science fiction story. But with all the guests and hangerson, all the beautiful women and chattering critics gathered together at the legendary MAMBO, the Cinderella-like youth dissolved before the artist’s eyes like a kind of mirage.

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Cuando el pintor llegó a Bogotá, sin mucho dinero, contactos ni amigos, pero con el tesón propio de los artistas jóvenes; creyó que todos en la urbe inhóspita se conocían y se habían puesto de acuerdo para no permitirle el paso, y menos aún la victoria.

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Jacanamijoy miró a todos lados y ya no encontró a su doble, tal vez un joven cualquiera que empieza su carrera artística en la capital colombiana, y que horadó su consciencia, tan crispada en aquel minuto triunfal. Estos episodios accidentales, donde la vida se carga de simbolismo, suelen ocurrirle desde la misma infancia. Visiones que pueden durar apenas unos segundos, asociaciones fulmíneas, pero que desovillan las más intensas descargas subjetivas. A él le gusta llamarlas epifanías; ahora había ocurrido una con el joven fantasma.

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“¿Cómo empezó todo esto?”, se preguntó mientras, cual impetuosos fogonazos, regresaban hacia él los episodios de una existencia abisal, un atrevido discurrir estético; un viaje existencial lleno de paradojas, instantes sublimes, hallazgos, encuentros y distancias mortales. “¿Cómo empezó todo esto?”, se repitió. Y lo

hacía mientras charlaba y apuraba vino con todos los asistentes que le requerían para la reflexión sesuda, el apunte irónico o la sentencia pertinaz, y que danzaban graciosamente, algunos un poco ebrios, gozando los cuadros casi parlantes, por los tres pisos del edificio futurista. Se recordó en alguna esquina de Bogotá, recién arribado a la urbe, sin mucho dinero, contactos ni amigos, pero con la fuerza y el tesón de que son capaces los artistas jóvenes. Siempre creyó por aquellos días que todos en la urbe inhóspita se conocían y se habían puesto de acuerdo para no permitirle el paso, y menos aún la victoria. Veía gente hosca, dura y cortante, vestida de negro cual zopilotes agoreros, portando paraguas y (no sabe bien por qué) se le antojaban rodeados por una frágil sonata de Chopin.


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He saw himself again, standing on a corner somewhere in Bogotá, recently arrived in the big city, without much money or any contacts or friends, but with the strength and determination of a young artist. At the time he thought that everyone in the inhospitable metropolis knew each other and had agreed to deny him entry, much less success. He remembers seeing sullen, curt, and hardened people dressed in black, like soothsaying vultures, carrying umbrellas and (he never knew exactly why) seemingly enveloped in a fragile Chopin sonata.

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I “Where did it all begin?” he asked himself as bright flashes of memory brought back visions of an abyssal existence, a daring aesthetic journey, an existential adventure filled with paradoxes, sublime moments, discoveries, encounters, and deadly distances. “Where did it all begin?” he wondered again as he chatted, sipping wine

with those present, who required of him an astute aside, an ironic quip, or a steadfast maxim, and who, dancing gracefully, some a bit drunkenly, celebrated the paintings, which seemed almost capable of speech, throughout the three-story futurist edifice.

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Jacanamijoy looked everywhere but couldn’t find his double, perhaps another young artist just starting out in the Colombian capital who had bored into his consciousness during the heightened state brought on about by the triumph of the moment. He has been prone to these accidental episodes of life overloaded with symbolism since his childhood. Visions that last only seconds, fleeting associations capable of unleashing intense, subjective sparks. He likes to refer to them as epiphanies and this experience with the young “ghost” was one of them.

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When the painter arrived in Bogotá, without any money, contacts, or friends to speak of, but with a young artist’s determination, he believed everyone in the inhospitable city knew each other and had agreed to deny him entry, not to mention success.


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“Eran los días”, cuenta ahora Jacanamijoy sin asomo de rencor, “en los que para ellos yo no pasaba de ser un ser inferior, un marginal, un indígena venido de tierras distantes donde aún los hombres son ardidos por el fuego de la magia y al que, según postulaban los más radicales, había que tenérsele vigilado por ser diferente, excéntrico para la urbe, escandaloso a la luz gris de los decálogos. No era, sin embargo, la primera vez que divisaba y temía esta urbe desapacible y con frecuencia prosaica”.

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Su padre, Antonio Jacanamijoy, lo trajo en muchas ocasiones a Bogotá, cuando hacía sus correrías de curaca putumayo iniciado en el gran secreto de los chamanes ingas, a los que perteneció desde joven y que, según es fama, prodigan la alucinación, el viaje espiritual y los sueños dirigidos.

“Muchos son los críticos y espectadores”, nos dijo a propósito Jacanamijoy, “que confieren a la cercanía de los rituales indígenas una parte de responsabilidad en mi obra. Algunos, exagerando el vínculo, hasta creen que los cuadros son exclusivamente nacidos de las nupcias del artista con la alucinación y con algunas pócimas sagradas como el cotizado yagé”. “Yo fui afortunado asistente y aprendiz de la hermosa mitología de mi pueblo”, comenta Jacanamijoy; “un inga adolescente, pensativo, cobrizo, fascinado por los colores y formas que se erguían a su paso como llamados, caligrafía sinuosa, guiños del universo, risotadas del infinito, flirteos de la naturaleza. Al lado de mi padre los viajes eran muchos, constantes, habitados por el asombro y por experiencias caras al espíritu. Viajó hasta morir a los 86 años, casi siempre a pie; así se tratara de sitios distantes. Incansable y lleno de serenidad, estuvo en Venezuela, Ecuador y Brasil”.

Su padre, Antonio, lo trajo en muchas ocasiones a Bogotá, cuando hacía sus correrías de curaca putumayo iniciado en el gran secreto de los chamanes ingas.


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His father, Antonio, had brought him along on many occasions when he traveled to Bogotá to perform healing rituals as an initiate into the great mysteries of the Inga shamans from the Putumayo region.

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“I had the good fortune to take part in and learn from the beautiful mythology of my people,” says Jacanamijoy; “as an Inga adolescent, copper-colored, thoughtful, I was fascinated by the colors and shapes that rose up like a summons, a sinuous calligraphy, signals sent to me by the Universe, peals of laughter from Infinity, Nature’s flirtations. I traveled with my father often, constantly, and our travels were filled with wonder and cherished spiritual experiences. He traveled, almost always on foot, no matter how far, until his death at age 86. Untiring and filled with serenity, he visited Venezuela, Ecuador, and Brazil.”

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His father, Antonio Jacanamijoy, brought him along on many occasions when he traveled to Bogotá to perform healing rituals as an initiate into the great mysteries of the Inga shamans from the Putumayo region, a group to which he belonged from an early age, famed for inducing hallucinations, spiritual journeys, and directed dreams.

“Many critics and viewers,” Jacanamijoy observed, “see my work as having grown out of my close ties to indigenous rituals. Some of them, exaggerating its importance, even believe the paintings are born merely of an artistic engagement with hallucination and certain sacred potions like the much esteemed yage.”

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“Those were the days,” Jacanamijoy now recalls, without a trace of ill feeling, “when I was nothing more to them than an inferior, marginal being, an Indian from distant lands where men still burn with magical fire and who, according to the most radical among them, must be watched because they are different, strangers in the city, outrageous in the grey light of its canons. This was not, however, the first time I had seen and feared the inclement and often prosaic capital.”


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“Merced a aquel nomadismo, Bogotá fue relativamente fácil”, apunta Jacanamijoy con algo de pesadumbre. “No sería justo que me imaginaran ustedes como el ermitaño semi-salvaje y arisco que se asusta con el tamaño de los edificios o el estampido de los autos de una gran ciudad. No; en realidad lo que me atemorizó aquí fue la conducta equívoca, soberbia y pedante de la mayor parte de la gente. Era demasiado para un hombre solo”.

La memoria del futuro

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“Llegué, como tantos otros, a una de esas residencias estudiantiles austeras, impersonales y un tanto desapacibles del Chapinero bogotano. A veces me parece que semejan chalupas famélicas cuya tarea es recoger a todos los náufragos que va dejando el tifón de la ciudad. Son sitios donde alquilan cuartos, o a veces solamente camas, a gente de muy

escasos recursos que llega a la urbe a conjuntar las piezas de un sueño”, cuenta Jacanamijoy mientras mira a su alrededor, escudriña su casa del barrio Bosque Izquierdo, donde se realiza este reportaje: amplia, llena de hermosas sugerencias arquitectónicas y decorativas, con cuatro pisos espaciosos y lumínicos rematados por un enorme estudio y un observatorio. La recorre como si de pronto se le antojara irreal y se sintiera inserto dentro de un sueño de triunfo del que sería macabro despertar. “Fue una época ascética, conventual, sin rumba ni efluvios bohemios”, rememora. Tiempo de acostarse temprano y levantarse cuando apenas está saliendo el sol. Época de trabajo, de volcánicas emociones artísticas y más bien escasas aventuras personales; temporada de auroras subjetivas, necesaria para encontrar la ruta.

“Llegué, como tantos otros, a una de esas residencias estudiantiles austeras, impersonales y un tanto desapacibles del Chapinero bogotano.


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Y “I arrived, like most others, at an austere, impersonal and slightly unpleasant student boarding house in Bogotá’s Chapinero neighborhood.

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“It was an ascetic, convent-like time of no parties or bohemian outbursts,” he recalls. A time when he went to bed early and woke with the sun. A time of work, volcanic artistic emotion, and rather limited personal adventures. A season of subjective sunrises, necessary on the path to finding himself.

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“I arrived, like most others, at an austere, impersonal and slightly unpleasant student boarding house in Bogotá’s Chapinero neighborhood. Sometimes I see these places like squalid canoes with the job of rescuing all the shipwrecked souls left behind by this typhoon of a city. These are places where people with very limited resources can rent a room, or even a bed, while piecing

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Future Memory

together their dreams,” says Jacanamijoy as he looks around, scrutinizing his home in the Bosque Izquierdo, where this interview is taking place. It is spacious, filled with gorgeous architectural and decorative touches; four bright, roomy floors topped by an enormous studio and observatory. He scans the place, as if it suddenly appeared unreal and he felt beamed down into a triumphant dream from which it would be disturbing to wake.

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“Thanks to these nomadic experiences, Bogotá was relatively easy,” points out Jacanamijoy somewhat heavily. “It wouldn’t be fair for you to imagine me like an unsociable, half-wild hermit frightened by the size of the buildings or the roar of big city traffic. No, what really scared me about it was the erroneous, arrogant, and pedantic behavior of almost everyone. It was too much for a man alone.”


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Hay una escena que lo marcó para siempre: fue la tarde en la que vio a dos mujeres posando desnudas para un grupo de pichones de Picasso en uno de los salones de la Universidad de la Sabana. One scene from this modest period marked him forever: the afternoon he witnessed two women posing nude for a group of budding Picassos in one of the classrooms at the Universidad de la Sabana.

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Soon, the conventions, canons, and antiquated methods of transmitting artistic truth employed by professors at academies and universities (he spent time at the Universidad de la Sabana, flirted with the Javeriana and Los Andes, but finally graduated from the Universidad Nacional) seemed paltry and insufficient. He began looking for himself in front of the canvas, while using color, unconvinced that most young artists can get anywhere through epic construction of an identity. Because of his mistrust of academia, he even turned down two European scholarships.

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Pronto las convenciones, los decálogos y las anquilosadas formas de transmisión de la verdad artística que se implementaban en las cátedras de academias y universidades (estuvo en la Sabana, coqueteó con la Javeriana y los Andes, pero terminó graduándose en la Nacional) le parecieron pobres e insuficientes. Empezó a buscarse a sí mismo frente a la tela, mientras fatigaba colores, sospechando que la mayoría de los noveles artistas no llega muy lejos en la epopeya de construirse una identidad. Por esas dudas frente a la academia, incluso fue capaz de rechazar dos becas en Europa.

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One scene from this modest period marked him forever: the afternoon he witnessed two women posing nude for a group of budding Picassos in one of the classrooms at the Universidad de la Sabana. They were beautiful, full-bodied, and enchanting, inviting contemplation. He observed them for a few minutes and while enjoying the aesthetic feast he discovered once and for all that artists are nothing if not responsible for eternalizing all the beauty and poetry which time effaces.

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Hay una escena de aquel tiempo humilde que lo marcó para siempre: fue la tarde en la que vio a dos mujeres posando desnudas para un grupo de pichones de Picasso en uno de los salones de la Universidad de la Sabana. Eran bellas, de carnes rotundas y formas hechizantes que llamaban a la contemplación. Se quedó observándolas durante un par de minutos y, mientras gozaba aquel festín estético, descubrió para siempre que los artistas no son otra cosa que los encargados de eternizar toda la hermosura y toda la poesía que el tiempo arrasa.


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“I discovered that the future lies in the past,” says Jacanamijoy, smiling. “It may have been through my discovery of fine artists like Wilfredo Lam, Diego Rivera, Roberto Mata, or Rufino Tamayo. Or maybe my literary travels to the worlds of Marcel Proust and James Joyce, or simply the shivers I felt when revisiting Santiago de Putumayo, but in any case, my paintings began contain a truth and transparency they never had before.”

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The Rise of the Inga

“Yo descubrí que el futuro queda en el pasado”, apuntó Jacanamijoy ahora sonriente. “Tal vez haya sido el descubrimiento de artistas plásticos como Wilfredo Lam, Diego Rivera, Roberto Mata o Rufino Tamayo. Quizá la visita a los mundos literarios de Marcel Proust y James Joyce, o sencillamente el estremecimiento de recoger mis pasos, allí en Santiago de Putumayo, pero lo cierto es que mis cuadros empezaron a llenarse de una verdad y una trasparencia que antes no tenían”.

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El ascenso del inga

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“At first, when you’re just beginning your journey, things don´t seem easy. Where to search for the sap with which to nourish a true work of art? Where are the seeds of Jacanamijoy’s world, autonomous and visible to the viewer’s eye? I was lost until one morning, quite wonderfully and naturally, I started to recall my childhood, my land, and my early wanderings, the images that had stayed with me and formed my identity. And it was as if it all circulated inside my veins, my brain, my arms, and my hands, and began to come out like some splendid lineage. That’s where it all began.”

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“Al principio, cuando apenas estás iniciando el viaje, la cosa parece fácil. ¿Dónde encontrarías la savia y el nutriente que podría fundar una verdadera obra? ¿Dónde estaban las semillas de un mundo Jacanamijoy, autónomo y perceptible a la pupila de los espectadores? Hasta que una mañana, con una increíble naturalidad, empecé a recordar mi infancia, mi tierra, mis primeras andanzas, las imágenes que se habían quedado en mí y que parecían moldear mi identidad. Y fue como si todo eso viajara por mis venas, recorriera mi cerebro, mis brazos y mis manos y empezara a surgir como una espléndida descendencia. Ahí empezó todo”.

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“Yo descubrí que el futuro queda en el pasado” “I discovered that the future lies in the past”

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AVISO PUBLIRAMA

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“Whoever looks closely at my work will find among the easels, corrupted by desire, imagination, eroticism, absences, and the rush of life”

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“Quien mire con atención todas mis obras encontrará entre bastidores, falseados por el deseo, la imaginación, el erotismo, las ausencias y el torrente de la vida”

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“Whoever looks closely at my work will find among the easels, corrupted by desire, imagination, eroticism, absences, and the rush of life, every chapter in my biography, especially the ones that hurt, amaze, and refuse to become my past. How could I forget my parents, Antonio Jacanamijoy and Mercedes Tisoy, grinding up plants in a gourd, in the shining Putumayo sun? Or the childhood games played by Inga children with chilacuanes, which were nothing more than burnt sticks to which we attached little legs or hung from strings to bring them to life and turn them into playmates for our adventures? How could I forget my grandfather, seated eternally in front of his woodworking shop and proud of the decades he spent with missionaries? Or my grandmother in her changra, the Inga word for garden, planting vegetables and caring for the streams? Or the day I graduated from the Universidad Nacional and became the first indigenous person to get a degree from this prestigious institution?

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“Quien mire con atención todas mis obras encontrará entre bastidores, falseados por el deseo, la imaginación, el erotismo, las ausencias y el torrente de la vida, todos los capítulos de mi biografía, especialmente aquellos que duelen, que impresionan, que se niegan a ser pasado. ¿Cómo olvidar a mis padres, Antonio Jacanamijoy y Mercedes Tisoy, macerando matas en un totumo, en el resplandor solar del Putumayo? O los juegos infantiles de los niños inga con los chilacuanes, que no eran otra cosa que chamizos a los que poníamos unas patitas o amarrábamos una cuerda para darles vida y convertirlos en nuestros compañeros de aventura. Cómo olvidar a mi abuelo, siempre al frente de su ebanistería y orgulloso de haber estado por décadas con los misioneros; o a la abuela en su changra, que es como los ingas llaman a sus huertas, cosechando legumbres y cuidando los torrentes de agua. O el día en que me gradué en la Universidad Nacional para convertirme en el primer indígena que lograba un título en ese prestigioso sitio.


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The name Carlos Jacanamijoy is now sacrosanct in Latin American art circles. His shows in the US, China, and Europe have garnered critical acclaim and the union of pre-Hispanic heritage and Western culture in his work excites critics and amuses him, since his rise to fame has given him a window into new aspects of the human comedy.

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The Artist and his Circumstances

Ahora, Carlos Jacanamijoy es un nombre sacrosanto del arte latinoamericano. Sus exposiciones en Estados Unidos, China y Europa han sido acogidas con beneplácito por la crítica, y el encuentro que se produce en su obra entre la herencia prehispánica y la cultura occidental excita a la crítica y lo divierte a él, quien gracias a este ascenso ha podido visualizar aspectos inéditos de la comedia humana.

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El artista y su circunstancia

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Or Brother Bibiano, a diehard Marian who dedicated his life to guiding and igniting the gifts and talents of indigenous students at the school in Santiago, and who, when he died was buried like one of us, next to the shamans and Putumayo people, in a tomb that to this day is always covered in fresh flowers? These memories come and go, in both our memories and our works of art.”

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O al hermano Bibiano, convencido marista que consagró su vida a orientar e inflamar los dones y talentos de sus estudiantes indígenas en la escuela de Santiago, y cuando murió fue enterrado como cualquiera de los nuestros, junto a chamanes y putumayos en una tumba que todavía permanece llena de flores frescas. Recuerdos que aparecen y desaparecen de manera intermitente, tanto en nuestra memoria como en las obras de arte”.


AVISO ZONA FRANCA

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“I think indigenism is a dangerous label and I doubt my work can be explained solely in this way”.

“I think indigenism is a dangerous label and I doubt my work can be explained solely in this way. You have to remember that this is all part of the demagoguery of power; presidents and campaigning candidates use it for practical purposes, along with other commonly employed concepts like justice and equality. True art, on the contrary, is there to destroy stereotypes, paradigms, and clichés.”

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“Creo que el indigenismo es un sello peligroso y dudo de que mi obra se explique tan solo poniéndole este rótulo”.

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“Now, many of those who pushed me away and couldn’t stand my Inga presence invite me to their parties and enjoy drinking whisky with me. It’s fine with me, but I never miss a chance to make fun of the imposed customs, inexplicable aristocratic airs, fictional lineages, monarchic pretenses, and cartoon-like customs based on rancid European nobility. In Colombia, for example, I have good friends in three cities overflowing with arrogance and social pedantry: Manizales, Cartagena, and Popayán”.

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“Creo que el indigenismo es un sello peligroso y dudo de que mi obra se explique tan solo poniéndole este rótulo. No hay que olvidar que este tema es ya parte de la demagogia del poder y que los presidentes y candidatos en campaña lo utilizan para sus fines pragmáticos, al lado de otros lugares comunes como la justicia y la igualdad. Y el arte verdadero, al contrario, se hace para romper estereotipos, paradigmas y clichés”.

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“Ahora muchos de los que me apartaron y no soportaban mi presencia de inga me invitan a sus fiestas y gustan de tomar whisky conmigo. Me parece perfecto, aunque nunca pierdo la oportunidad de hacer humor de sus costumbres impostadas, su aristocratismo inexplicable, su alcurnia de ficción, sus aires monárquicos y sus costumbres que caricaturizan a las rancias noblezas europeas. En Colombia hay, por ejemplo, tres ciudades en las que tengo grandes amigos, pero que derrochan altivez y pedantería social: Manizales, Cartagena y Popayán”.


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“Es curioso pero, ahora que he logrado encarnar mi sueño estético, son muchos los detractores que me salen al paso. Dicen que me he convertido en comercial por la sola razón de que me pagan. A esos ácidos detractores yo les digo: ‘¿No es acaso un gran propósito lograr un mundo donde a los artistas les paguen y les paguen bien?’. ¿Cómo es posible que un violinista, un fotógrafo o un bailarín no puedan vivir de su trabajo?”

“Strangely enough, now that I’ve managed to realize my aesthetic dream, countless detractors have risen up to bar my way. They claim I’ve sold out simply because I’m getting paid. I have this to say to those sour critics: ‘Shouldn’t it be considered a lofty goal to create a world in which artists are paid, and paid well?’ Why shouldn’t a violinist, a photographer, or a dancer be able to make a living from their work?”

Y termina diciendo: “Aunque viví en Nueva York ahora voy a quedarme en Bogotá. Yo la amo mucho y está probado que ella también me ama…”.

He then finishes by saying: “Although I lived in New York, I’m going to remain in Bogotá. I love it and I have proof that it loves me too…”

AVISO UNISON 1/2 h


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