El Loco del Mirador AlemĂĄn
Pierre AndrĂŠ Benavides Ediciones 20 Mil Leguas de Viaje Submarino
EL LOCO DEL MIRADOR ALEMAN Pierre André Benavides
EL LOCO DEL MIRADOR ALEMÁN Una noche húmeda, fría y transpirada cae sobre el frondoso y famoso Concepción: Cuna del Rock y de lo Snob. Resumidero de pseudo–intelectuales. Repositorio de eternas vacas sagradas que se alimentan en las aulas del campus, vomitando su ego sempiterno. Poetas “MALL–ditos”, adictos a la comida re–calentada en microondas. Y cursis, cargando ataúdes por las calles del centro. PAPAGENO recuerda sus recorridos de niño junto a su padre por los senderos del Cerro Caracol, desde el Mirador Chileno hasta la “Agüita de la Perdiz”. Su progenitor le contaba la historia de: “El loco del mirador Alemán”, un ermitaño salido quizás de dónde, que se adscribió a una vida ascética y alejada del berrinche mundano de la urbe, pero de un bagaje cultural y longevidad envidiables; según cuentan los que lo conocieron durante el siglo pasado (su edad nunca ha logrado ser precisada). Su autarquía, capacidad intelectual e ingenio, lo llevarían a fines de los años 50, a generar una cancha de lanzamiento de pequeños cohetes no tripulados en una meseta del Cerro Caracol, al costado del humedal Yunje. Así lo comprobarían los testimonios escritos y orales de algunos ya fallecidos. La leyenda dice que se trataría de un soldado alemán desertor, que nunca pudo adaptarse ni aceptar la ayuda de la colonia residente. ¿Qué lo llevó a tomar esa decisión? ¿Cómo llegó allí? ¿Por qué se aisló? Son preguntas que varias generaciones se han formulado, pero ninguna ha logrado responder. Salvo uno… Eugenio. Eugenio todavía vive en la “Agüita de la Perdiz”, población aledaña al campus producto de una toma. Su conocimiento del entorno y testigo de la muerte de muchas generaciones lo sitúan como el venerable anciano que es. Un nonagenario que recuerda y algo sabe de la historia de: “El Loco del Mirador Alemán”. PAPAGENO junto a CROSSMANN, comienzan a internarse en la “Agüita”. El humo de la leña y su aroma se funden con la neblina y los árboles del bosque cercano. El pavimento de la acera comienza rápidamente a desaparecer. El barro y las piedras en el camino dificultan el re-
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corrido por las estrechas callejuelas. Las casas, trasformadas en nuevas pensiones, abundan por aquí. El “Aula Cero” se aparece como un fantasma, ahora se llama: “Donde la Tita”. Ritmos populares se cruzan en el abanico sónico entre los vehículos de locomoción colectiva y el viento que anuncia la llegada de una tormenta. Las nubes están que revientan. La fauna del bosque a medida que avanzan se sobrepone a la cacofonía de la urbe. El espectáculo sonoro es sublime. Sin embargo deben sortear estrechos pasadizos en pendiente, barro, cercos semi–destruidos, charcos, gallineros, perros, conejos, gatos y hasta cerdos lechones, para de pronto confluir a la parte, pareciera, más aislada de la población. Colgando literalmente de la falda del cerro, el espectáculo de las casas resulta insólito. El viento y su música se funden en medio de las ramas de los eucaliptus y pinos. Una voz femenina y gritos de niños retumban en el follaje. …PAPAGENO pregunta por el viejo Eugenio. –¡Ésa casa, la del farolito azul! Caminan… La mujer los endilga por un pasillo lateral hasta el fondo de un patio. Una puerta con una cortina semi–rajada y curtida por el tiempo y el sol les demuestra una tenue luz en el interior. Entran a una destartalada y asfixiante habitación rodeada hasta el cielo raso de viejas revistas y publicaciones. Se pueden reconocer: “Cabritos” y “Penecas” que se amontonan junto a “Veas” y “Ercillas”. Además libros de Adorno y Horkheimer, Marcuse, Bertalanffy, Berger & Luckmann… y una copia de: “PARA LEER AL PATO DONALD”. Manchones de viejas goteras y plástico corcheteado tapizan el lugar. Libros con sus hojas amarillentas ayudan en mantener la extraña humedad del ambiente. Posters, banderines y afiches de viejos estrenos cinematográficos tapizan malamente la habitación. Varios letreros desgarbados estilo: “Hoy no se fía, mañana si”, se amontonan en las paredes; el más cómico y beligerante: “Si Dios me hizo ateo ¿Quién eres tú para cuestionar su sabiduría”. El viejo Eugenio, mientras ordena los fascículos del “Llanero Solitario”, los recibe con mirada sospechosa; no van precisamente a comprar o vender.
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–¿¡Fría noche para comprar libros!? –los espeta– –¡Tenemos unas preguntas que hacerle! –¿De qué sería? –¿Qué sabe del código “Maldito Sudaka”? –Crossmann, lo desafía–. El viejo impertérrito, continúa en lo suyo… PAPAGENO rodea el cuarto con su mirada y descubre un viejo y roñoso afiche de “NUEVA DIMENSIÓN”, un programa musical de Radio Universidad de Concepción de mediado de los 70’s; “que sus anfitriones: Jascha Koneffke, Ítalo Nocetti, Carlos Prosser, Yerko Yancovich, Carlos Francino, Darío Rivas, Marcos Vergara, Felipe Raurich y Francisco Vergara, presentan los domingos desde las 15 hrs por 680AM y 95.1FM”… Más allá aparece otro de “LA NUEVA ACRÓPOLIS” y afiches de “LOS PRISIONEROS” y su primera presentación en el Aula Magna de Concepción, en octubre de 1984 El viejo Eugenio se cambia de lentes, los mira de pies a cabeza y les pregunta: –¿Conocen el Castillo de la Caca? –CROSSMANN: ¿ése que está en la parte baja del camino que sube hacia el mirador del Cerro Caracol? –¡Sí! –responde con ironía– –¿Qué andan buscando? –¿Todavía no lo saben? (Ironiza el viejo) Continúa el viejo con una voz ronca e intensa. –¡Toda su tecnología no les sirve y tienen que recurrir a un “viejo”! Los dos, PAPAGENO y CROSSMAN, luego de escuchar el vozarrón, comienzan a sudar frío, pero no lo demuestran. –¿Qué sabe de: “El loco del mirador Alemán”? Pregunta CROSSMAN– –¡Lo mismo que todos! –¡¿Pero usted lo conoce mejor que nadie?! –Le dice PAPAGENO– –Si… Es mi hermano gemelo –¡Pero cómo! (Se altera CROSSMAN) –¡¿Entonces era cierto… ustedes desertaron de la guerra el 41?! –Fue después del ataque a Pearl Harbor –se explaya el viejo– –En febrero del 42, cuando ustedes no nacían, llegamos a Brasil y posteriormente arribamos a Argentina. La cosa por allá no estaba bien para desertores del Tercer Reich. Nuestros contactos eran pobres, pero la ayuda
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de estancieros y colonos alemanes nos permitieron viajar hacia Punta Arenas. Varios descendientes del SMS Dresden nos ayudaron a establecernos y valorar nuestro trabajo en relación a la radiodifusión sonora, por lo cual fuimos los nexos para la fabricación de transmisores y receptores de comunicaciones para la radiotelefonía comercial y el ámbito militar. El resto es historia que está escrita y documentada en archivos. …Cuando muera, para eso queda poco, los archivos se liberarán… para el que sepa hacerlo– –¿Qué sabe del túnel del cerro? –Cuando a mediados de los 60 comenzó el proyecto auspiciado por CORFO para unir al país a través de la telefonía y las microondas, nos toco diseñar la estructura técnica que luego se llamaría y conocería como: “Torre Entel”; el lugar elegido para su emplazamiento fue: “El Mirador Chileno”, en la cumbre del Cerro Caracol– –Ductos a través del cerro fueron construidos para unir mediante cables telefónicos las centrales de las provincias de la región –¿No existe un túnel? –Le interrumpe CROSSMAN– –¡Existe un centro de control remoto, dentro del cerro! –¿Está seguro? –¿Cómo puede decir eso? –¿Un centro de control y para qué, cómo se entra? –Para la Agencia Espacial China y su sistema remoto de exploración espacial y la nave orbital Tiangong 1. Algo así como lo que usa Houston con los centros de control remota en África, Europa, América del Sur y Oceanía –¿Cuándo lo construyeron? –Después del terremoto del 27F –¿Y cómo logran energizar todo eso? –Le advierte CROSSMAN– –Con combinaciones de bits –¿Cómo… me quiere decir que transforman los bits en energía eléctrica? –Le rebate CROSSMAN– –¿Dónde creen ustedes que van a parar los “me gusta” y la voluminosa carga diaria de “compartires” y pelotudeces que diariamente se escriben y difunden por la red? –¿Hacia dónde creen ustedes que viajan los comentarios realizados en las redes virtuales? –¿Tendrán un destino específico en algún lugar del Universo?
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–¿Una superposición de los estados? –¿Qué generará tanto derroche de energía digital? –¡UNA CLOACA DE BITS, POR SUPUESTO! –¿O ustedes creen que valdría de algo toda esa semántica? –¿Creen que algún estudio se encargaría de su análisis? –Gracias al sistema subterráneo de líneas telefónicas que confluyen en el Cerro Caracol y que nutren el troncal de Entel, se puede tomar toda esa energía digital a través de nodos en la entrada del duplexor central, lugar donde confluyen todas las líneas de la región –Luego es rectificada por un complejo sistema Fibonacci, para luego pasar por un nudo Gordiano, el cual la rectifica nuevamente y la transfiere a un generador para modular su producto y entregarla al generador principal ya purificada y lista para su distribución dentro del complejo construido al interior del Cerro Caracol –¿¡O sea, una gran parte al interior del cerro resulta en una gran cloaca de bits!? –Más menos, como dice usted agente Crossman, y que permite generar millones de Kw hora para el funcionamiento del centro subterráneo– –¡O sea, combinaciones de ceros y unos logran mantener energizado esta especie de ciudad dentro del Cerro Caracol! –¡Así es: CEROS Y UNOS! –¿Pero cómo diablos se financia todo esa inversión tecnológica?– –Industrias Hadden y el estado Chino por supuesto –¿Y dónde se encuentra la entrada? –¡Se los dije cuando llegaron! La cara y la vista de los dos agentes quedaron atónitas. PAPAGENO descubre un gato negro con blanco que juega a salir y entrar de una caja de productos Schrödinger. Luego de que ambos agentes de inteligencia asistieran a escuchar el relato del viejo Eugenio Schrödinger en medio de toda la miseria que supuestamente lo rodea; terminan sintiéndose un poco “tontos” e “inútiles” pues les demostró lo insignificante que resultan sus vidas junto a los secretos y conspiraciones del último tiempo. …Por eso ingresaron al país el ex–soldado Rogendorff y el agente Walter Rauff. –Murmura Crossman.
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El código: “Maldito Sudaka”… está descifrado. El par de agentes de inteligencia deciden volver, la tormenta comenzó. En tanto a unos kilómetros de allí, en la CENET, heredera del TEUCO, Brenda Bezeni recibe las nuevas coordenadas del NAUTILUS por el geoestacionario. Esta vez por las costas de Madagascar. NEMO considera necesario apurar la marcha hacia su nuevo y apreciado destino: la Caleta Ramuntcho en Hualpén. Samantha le envía a través de la línea dedicada del satélite del NAUTILUS una copia del programa de exploración de las lunas del planeta Saturno. NEMO es sorprendido por el ofrecimiento de Samantha para ser parte del primer submarino “espacial”. Misión destinada para los próximos meses y cuyo objetivo radica en la exploración de Titán, una de las lunas del planeta Saturno, y sus océanos polares. Para NEMO las conversaciones y divagaciones con Cristoforetti desde la ISS se transforman en recuerdos de infancia. No sabe cómo terminaron en la cocina gourmet. NEMO, sin saber por qué, le cuenta de la bebida soda de su juventud. La nueva misión ya tiene nombre y apellido: “Sorbete Letelier”.