Autoevaluación del curso Observación y Análisis de la Práctica Escolar
Al iniciar el curso, no estaba tan segura de cómo se llevaría a cabo, había cosas que no comprendía muy bien acerca de la metodología del profesor a cargo de impartir la materia, sin embargo, conforme fue avanzando, pude darme cuenta que la forma de proceder, sin duda marcó grandes diferencias en mí, y ahora, puedo admitir sin temor a equivocarme que existe un antes y un después, que me permitirá marcar grandes diferencias, no sólo en lo concerniente a la licenciatura y la forma de concebir a la docencia, sino sobre mi vida misma. La primera unidad; “Escuela y comunidad; complejos procesos de vinculación”, me permitió profundizar acerca de las relaciones existentes entre una institución formativa y el contexto en el que se desenvuelve, la gestión y organización del mismo, así como en las interacciones pedagógicas que se desarrollan al interior del aula de clase. Además, me otorgó las herramientas para aprender de manera autónoma, adquirir el conocimiento por mi propia mano y enfocar, con ayuda de mis compañeras lo que queríamos aprender. Ésta fue una situación de las que más me impactó, pues en lo concerniente a las guías de estudio, estaba acostumbrada a realizarla en conjunto con el resto del grupo y el profesor, pero ahora comprendo que, puesto que los contextos eran diferentes, era imposible que pudiéramos observar las mismas cosas, lo que consecuentemente me llevó a reflexionar acerca de que no se aprende de manera homogénea, cada una interpreta a su modo, y centra su objetivo en circunstancias diferentes, aunque todas sean relacionadas con lo mismo. Durante la segunda unidad; “Prácticas y escenarios de gestión”, me dio la oportunidad de reflexionar acerca de los complejos procesos de carácter económico y político deben llevarse a cabo para que las instituciones funcionen, de modo que pude ahondar en dicho aspecto, siendo ser partícipe de los procesos de gestión y organización. Pude dejar un ‘granito de arena’ en el jardín María Teresa Saucedo Méndez LEPREE
de niños que me fue asignado, lo cual me llenó, no sólo de aprendizajes, sino de satisfacciones personales. Dentro de la tercera unidad; “, creo que sin duda, de los aprendizajes más importantes del curso, se encuentra la oportunidad que me ha ofrecido de estar por primera vez frente a grupo –con todas las implicaciones que tiene-. Debido a que el curso forma parte del trayecto formativo que me ayudará a formar competencias en el aspecto de la práctica profesional, aun cuando no viniera marcado en el curso, se acordó que estaríamos frente a grupo dos días. Al inicio, cuando observamos la agenda de trabajo, marcaba un día, pero por cuestiones de análisis individualizado y con la intención de poder observar, apoyar y sugerir consejos para la mejora de todo el grupo, se decidió que practicaríamos dos días. Al principio me asusté demasiado, en secreto, planeaba no comentar eso con mi educadora y sólo practicar un día, escudándome en que la agenda marcaba sólo eso, y sin darme cuenta, el miedo me estaba arrebatando la oportunidad de vivir mejor dicha experiencia. El curso me permitió comprender más a fondo, no sólo lo concerniente al aula de clase, que era lo único en lo que yo creía que debía fijar la mirada, sino caer en la cuenta de que enseñar, involucra mucho más, significa sumergirse en una sociedad burocrática, en la que cada una de las partes debe trabajar en conjunto para que una institución formativa inicial pueda rendir los frutos que como educadoras, esperamos sembrar en las sociedades modernas. Aprendí demasiado, más de lo que, hasta cierto punto me creía capaz de asimilar, además, este curso me ayudó a centrar ideales, enfocar metas, vencer miedos, y caer en la cuenta de que aprender se aprende conservando la humildad, manipulando, intentando, equivocándose, aventurándose.
María Teresa Saucedo Méndez LEPREE