Cuento los soles y el arcoiris

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Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Licenciatura en educación preescolar

Pensamiento Cuantitativo Cuento “Los diez soles y el Arcoíris”

Alumna: María Teresa Saucedo Méndez

Docente a cargo de la materia: Tehua Xóchitl Muñoz Carrillo

Zacatecas, Zacatecas, Noviembre 2014


“Los diez soles y el Arcoíris” Había una vez, en una hermosa y muy muy lejana galaxia, habitaban 10 soles, cada uno tenía su propia personalidad y tamaño, por lo que algunas veces el ambiente de convivencia se tornaba un poco turbio. Cero, era un sol de mediano tamaño, siempre celoso de los demás por el valor que su nombre le atribuía, Uno, era de las más jóvenes, no llevaba mucho tiempo en la galaxia, por lo que siempre se sorprendía de cada cosa nueva que aprendía, dos, un pequeño sol introvertido y tímido que no solía mucho a relacionarse con los demás, por el contrario, tres era un pequeño y rechoncho sol, que además de ser muy sociable, siempre estaba hambriento. De entre los soles jóvenes, se encontraba cuatro, siempre vivaracha y feliz, por el contrario, cinco estaba siempre enojado, pues no comprendía bien los cargos que a cada uno se le habían encomendado para el buen funcionamiento de la galaxia. Seis, aun cuando ya tenía tiempo de vivir en aquél hermoso lugar, era siempre pensativo, cuestionaba cosas y le gustaba aprender, por ello era muy buen amigo de siete, pues ésta se caracterizaba por ser muy analítica, le gustaba indagar y aprender cosas, ellos formaban siempre un muy buen equipo. Ocho, era de los más viejitos, sin embargo, casi siempre se le veía con un tinte orgulloso, por último, nueve, que, siendo buen amiga de ocho, compartían el pensamiento de que al ser los soles más antiguos debían tener más privilegios que los demás, por lo que siempre se podía verla presumiendo su trayectoria en ese lugar. Todos los soles, como una comunidad, debían aprender a convivir de manera armónica, pues aunque sus edades difirieran y sus formas de ser fueran muy distintas, estaban en el entendido que para que su galaxia siguiera existiendo habría que aprender a llevarse bien, aunque claro, como en todo lugar, siempre había peleas, sin embargo siempre llegaban a arreglar sus malos entendidos. Un día, mientas se acordaba cómo es que deberían ser reasignados los papeles para que cada solecito desempeñara en la galaxia (los cuáles eran acordados de acuerdo a las habilidades de cada uno), surgió una discusión muy grande, pues algunos de ellos creían que sus puestos no eran lo suficientemente grandes para ellos, creían que quienes tenían puestos más grandes eran los privilegiados, algunos, como ocho y nueve, que eran orgulloso y presumida


respectivamente, creían que eran ellos quienes debían acordar los puestos de cada solecito, por ser ellos los que más tiempo llevaban ahí. La discusión se salió de control, a tal grado que llegó a oídos del universo, quien muy molesto por el mal manejo que se había ocasionado decidió ponerles una prueba, para que comprobaran si merecían seguir viviendo juntos o se fragmentaban, por lo que les envió un gran agujero negro, con la encomienda de que debían pasar al otro lado. De no superar la prueba, el hoyo se comería la galaxia, por lo que los solecitos tendrían que vagar solos por la eternidad. Al verlo, grande, obscuro y profundo, toda la comunidad de solecitos se preocupó mucho, pues no sabían cómo iban a superar esa prueba tan grande. Después de mucho proponer, analizar y consensar sus ideas y posibilidades, quienes llegaron a una solución viable fueron seis y siete, quienes al sopesar sus opciones, propusieron a los demás hacer un puente y atravesarlo para así poder cruzar al otro lado. Aquí nuevamente se encontraron en problemas, pues había quienes creían que su ayuda no era necesaria, o quienes creían que podían llevar a cabo solos esa difícil tarea, sin embargo, al intentarlo, se dieron cuenta que para lograr superar el reto que el universo les había planteado, era necesario que todos trabajaran en equipo, pues todos eran indispensables para llegar al éxito. Entendido esto, se tomaron de las manos, desde los más jóvenes hasta los más viejos, era una hermosa cadena de solecitos, 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, y 9, todos tomados de la mano en forma de arco, sin rencores, como hermanos que siempre habían sido. El único inconveniente ahora era, que de esa manera, no sería posible que cruzaran, sin embargo nunca se soltaron, no hasta tomar otra decisión pertinente. En ese momento, una lluvia de estrellas inundó el lugar y bajo la cadena de solecitos, en base a cada una de las fortalezas que cada uno contenía se formó un hermoso arcoíris que les permitió cruzar al otro lado. Finalmente, el hoyo negro desapareció y el universo les permitió seguir en comunidad y fue ahí donde comprendieron que para que su sociedad funcionara de manera correcta, era necesario que todos cooperaran, pues todos, no importando el papel que desempeñaran eran importantes y sobre todo valiosos. Desde ese día, jamás volvieron a tener peleas tan grandes, pues sabían que siempre habría forma de resolver los problemas si trabajaban en equipo y ahora el arcoíris era la entrada a su galaxia, pues era un recordatorio de las hermosas obras que podían formar uniendo cada una de sus fortalezas.


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