FRAZADAS
BUDASOFF - JAWERBAUM
FRAZADAS
Jawerbaum, Myriam Frazadas : Valeria Budasoff - Myriam Jawerbaum / Myriam Jawerbaum ; Valeria Budasoff ; contribuciones de Sergio Bazan ; Virginia Cosin ; dirigido por Malena Gaudio ; fotografías de Federico Lo Bianco ... [et al.]. - 1a edición bilingüe Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Marina Adriana Btesh, 2018. 52 p. ; 23 x 26 cm. Traducción de: Lucila Cordone. ISBN 978-987-778-300-1 1. Arte Contemporáneo. 2. Catálogo de Arte. 3. Arte Textil. I. Bazan, Sergio, colab. II. Cosin, Virginia, colab. III. Gaudio, Malena, dir. IV. Lo Bianco, Federico , fot. V. Cordone, Lucila, trad. VI. Título. CDD 708
WWW.FRAZADAS.COM.AR IMAGEN DE TAPA Nuestra FOTOGRAFÍA Federico Lo Bianco DISEÑO GRÁFICO Malena Gaudio TRADUCCIÓN Lucila Cordone © Todos los derechos reservados / All rights reserved Hecho el depósito que marca la ley 11.723. ISBN: 978-987-778-300-1 Impreso en Argentina
INDICE
Frazadas (Blankets) Frazadas
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Memoria descriptiva / Our Proyect
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Introducción Introduction
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Intercambio #3 Exchange #3
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Intercambio #10 Exchange #10
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Intercambio #15
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Lo Blando
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Montaje
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Inauguración
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Performance / Mesa redonda
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Currículum Vitae
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Huellas Traces
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Agradecimientos
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FRAZADAS (BLANKETS)
What do the women, men, and children that sleep in the streets dream about? They dream about searching every morning, about finding the leftovers that will allow them to live one more day. They awake to the knowledge that in this legal jungle there are no rights. Learning through the years that nothing gets better, that everything gets worse. Feeling the humiliation of not being able to change almost anything and to hold to the ‘almost’ that leads to another wait (in Berger words). Is this a movie for them? Is this a movie for me? The art shown in “Frazadas” set us against their particular perspective. It acts as a fundamental way of building and crossing this undeniable contemporary reality by documenting a state of emergency that has no voice. What is the political meaning of all this? A body, several bodies wringed by darkness and cold and the elements, covered by a rectangle; when the night falls I think and feel an urgent perception that takes me back to Bacon’s images. Looking at the starry sky, the same sky we all see, calls for your road to be long. Sympathetic, antagonist or indifferent? The decadence of lying filters through. All the darknesses have fallen asleep. Sergio Bazán, Fall 2018
FRAZADAS
¿Qué sueñan las mujeres, los hombres, los niños que duermen en la calle? Buscar cada mañana y hallar las sobras con que subsistir un día más. Saber al despertar que en esta maleza legal no existen los derechos. Experimentar por años que nada mejora, todo va peor. La humillación de no ser capaz de cambiar casi nada y de aferrarse al “casi” que conduce a otra espera. (Dice Berger) ¿Es una película para ellos? ¿Es una película para mí? El arte hoy puesto en “Frazadas” nos enfrenta con su mirada particular. Actúa como medio fundamental para construir y atravesar esta innegable realidad contemporánea a fuerza de documentar este estado de emergencia no escuchado. ¿Cuál es el sentido político de esto? Un cuerpo, varios cuerpos en torsión por el frío y la intemperie, cubiertos por un rectángulo, al caer la noche pienso y siento una mirada urgente, esto me lleva a las imágenes de Bacon. Mirando el cielo estrellado, el mismo que vemos todos, pide que tu camino sea largo. ¿Solidario, antagónico o indiferente? La decadencia de la mentira se filtra. Ya todas las tinieblas se han dormido. Sergio Bazán Otoño 2018
MEMORIA DESCRIPTIVA “FRAZADAS” es un proyecto ar tístico/social pensado como una acción urbana, focalizado en aquellos que duermen en la calle. Luego de varias noches observando detenidamente la llegada de una mujer que dormía en la entrada del garaje de la casa de los padres de Myriam, se empezó a gestar la necesidad de hacer algo con esa situación y expresarlo mediante una acción que nos involucre; decidimos ponerle el cuerpo. Muy ligado a nuestra reflexión sobre la responsabilidad para con el otro, este proyecto consistió en intercambiar con la gente en situación de calle, dos mantas nuevas a cambio de la vieja con la que se cubren. Fue gracias a este planteo horizontal entre pares que pudimos dar respuestas a muchos de nuestros cuestionamientos éticos con respecto a la realización de esta acción ar tística. Los 33 intercambios se desarrollaron durante tres inviernos entre 2011 y 2013. “Nos sentamos y nos pusimos a coser frazadas incansablemente, dando lugar a una anatomía inventada, paisaje blando formado por incontables objetos relacionados entre sí como si fueran miembros de una familia que tienen tamaños distintos pero compar ten el mismo no-lugar, cantidades que ni siquiera se podían contar.”
OUR PROJECT “FRAZADAS” is an artistic/social project conceived as an urban action, focused on people who sleep in the streets. After several nights of closely watching the arrival of a woman that spent the nights outside Myriam parents’ garage, we began to feel the need to do something and to express it with an action involving us, involving our bodies. The resulting project, closely tied to our reflection on our responsibility to others, consisted on giving homeless people two new blankets in exchange for their old one. It was thanks to this horizontal proposition that we were able to find answers to many of the ethical dilemmas raised by this artistic action. There were 33 exchanges over three winters between 2011 and 2013. “We sat down and began to sew the blankets restlessly, giving birth to an invented anatomy, a soft landscape formed by countless objects that were related to each other, as if they were members of a family that had different sizes but shared the same no-place, in numbers that were not even possible to count.” 6
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“Un acto de hospitalidad no puede ser sino poético” “An act of hospitality can only be poetic” Jacques Derrida
por Virginia Cosin
Nos separa una medianera. Una capa delgada de yeso y ladrillos. Adentro es cálido, seguro, confortable. Afuera es frío, inhóspito, precario. Ella duerme en la calle. Bajo el reparo que le ofrece el techo del edificio donde vive mi madre, en el barrio de Belgrano. Ella llega a la noche con su frazada, su bolsa, su balde. Duerme. A la mañana siguiente recoge sus cosas y se va. Yo estoy adentro. Ella afuera. Solo tiene un techo, que no es suyo. Sin paredes. Los autos que entran y salen del garaje casi la rozan. Carcazas de acero, ruedas, motores, asientos de cuero, pana, cuerina, vidrios polarizados. Un pie asoma debajo de la frazada que usa para cubrirse. Ella tiene eso: un techo, una frazada, su piel, su carne, su sangre, sus órganos, sus huesos. Y un pie que, con impudicia, asoma y se arriesga, provoca, insinúa algo de lo humano. De su cara, sus rasgos, nada. Están ocultos bajo la tela. El automovilista cuyo rostro está blindado, oculto, sube la rampa para introducir el vehículo en el garaje. Tiene que realizar un leve giro de volante, trazar una pequeña curva, cambiar de planes, torcer el camino recto que lo conducirá a su hogar para esquivar el pie. Como en un juego de cajas chinas; el hombre adentro del abrigo, adentro del auto, adentro del garaje, adentro del edificio, adentro del departamento.Y yo, afuera, como espectadora.Y adentro, también, de mi casa, mi cama, mi familia, mi vida. La calle, para mí, una eventualidad. Salgo de paseo, salgo para ir de un lugar -mi casa- a otro -el taller donde trabajo- o el colegio de los chicos, o la casa de una amiga, o la casa de mi madre. Cruzo la calle. La veo. La veo
enterrada bajo su frazada. No la veo a ella. Veo un bulto. Ella está ahí, clavada. Para mí, lugar de paso. De cruce. Un pasaje. Tengo pasado, futuro. Proyectos. Para ella ¿qué? Una cruz. Un instante. Solo aquí. Ahora. ¿Qué hacer? Nada. Impotencia. Dolor. Felicidad de no ser ella. Miedo. Podría ser ella. Fotografiarla. Desde el margen del margen. Con la cámara del teléfono. Como una espía. Una delincuente. Robar su imagen. Ya lejos, en la pantalla, la miro. Está movida, fuera de foco. Colores empastados. Borrosos. Como los números de una ruleta que gira a toda velocidad, indistinguibles. ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué hago yo? ¿Cuál es mi lugar? ¿Cuál es mi refugio? Hacer Ver. Volver visible lo invisible. Desocultar. Correr el velo. Destapar. (Entonces qué) Hacer foco. Intervenir. 9
by Virginia Cosin
We are separated by a dividing wall. A thin layer of plaster and bricks. Inside it is warm, safe, comfortable. Outside it is cold, inhospitable, precarious. She sleeps in the street. Under the cover of a roof of the building where my mother lives in Belgrano. She arrives every night with her blanket, her bag, her bucket. She sleeps. The next morning she picks up her stuff and leaves. I am inside. She is outside. She only has a roof, which is not hers. Without walls. The cars entering and leaving the garage almost touch her. Steel casings, tires, engines, leather seats, corduroy, imitation leather, tinted windows. A foot sticks out the blanket she covers herself with. That’s what she has: A roof, a blanket, her skin, her blood, her organs, her bones. And a foot that, with impudence, sticks out and takes a chance, provocative, hinting to the human below. We get nothing of her face, of her appearance. They are hidden under the fabric. The driver, whose face is armored, hidden, drives up the garage ramp. He has to turn the wheel a bit, make a little curve, change his plans, move away from the straight path to his home in order to avoid stepping on the foot. Like in a game of Chinese boxes: the man inside his coat, inside the car, inside the garage, inside the building, inside the apartment. And I am outside, as a spectator. And I am also inside: of my house, my bed, my family, my life. The street, for me, it is just a contingency. I take a walk, go from one place (my house) to another (my workshop). Or to my children’s school, or to a friend’s house, or to my mother’s. I cross the street. I see her. I see her buried
under her blanket. I don’t see her. I see a lump. She is there, pinned to the sidewalk. For me, this is a place of transit. A crossing point. A passage. I have a past, I have a future. I have projects. What is this place to her? A cross. An instant. Just here. Now. What to do? Nothing. Impotence. Pain. Happiness of not being her. Fear. I could be her. To photograph her. From the margin’s margin. With the phone. Like a spy. A criminal. Steal her image. From a distance, on the screen, I look at her. The picture is blurred, out of focus. Mixed colors. Indefinite, like the indistinguishable numbers on a roulette that spins at full speed. What can I do? What do I do? What is my place? Where is my shelter? To make it seen. Make the invisible visible. Unhide Move the veil Uncover. (Then what?) To focus. Intervene. 11
INTERCAMBIO #3 Graciela Beatriz Calle Pichincha bajo la autopista Frazada marrón
Frazada III Una vez escuché que los hombres y los animales se diferencian en esto: Los hombres sonríen Los animales no Vivo debajo de un puente, a la intemperie Vivo Como puedo Siempre que esto sea Vivir Si me pedís que te conteste Algunas preguntas, bueno. Te puedo asegurar que soy una persona amable
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Podés acercarte sin miedo No muerdo aunque huela Como un perro mojado Pedime que te cuente mi vida Que te explique cómo vine a parar acá Te presento a mi familia Te doy el trapo sucio Que uso para dormir Pedime lo que quieras Pero hay una sola cosa que no podés pedirme no me pidas que sonría. No, no me pidas que sonría No Eso no me lo podés pedir. Virginia Cosin
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EXCHANGE #3 Pichincha Street Brown Blanket
BLANKET III I once heard that men and animals are different in this: Men smile Animals don’t I live under a bridge outside I live as I can. If this can be called life. If you ask me to give you some answers it’s ok. I can assure you I am a nice person You can come near me
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without fear I won’t bite you even if I smell like a wet dog Ask me to tell you the story of my life, to explain how I ended up here. I will introduce you to my family I will give you the dirty rag I sleep with. You can ask me to tell you whatever you want but there is one thing you cannot ask me. Don’t ask me to smile No, do not ask me to smile No That, you cannot ask. Virginia Cosin
No me pidan que sonría / Graciela Don’t ask me to smile / Graciela
¿Dónde tienen las alas, chicas? / Octavio Where do you have your wings, girls? / Octavio
Chicas, tienen que entender, “La calle tira…” / El viejo
Girls, you must understand something: The street calls you... / The old man
Lo peor es higienizarse, no es lo mismo bañarse que higienizarse / Graciela
The worst part is to clean yourself, it is not the same as taking a bath / Graciela
Dásela a alguien que la necesite más / Alfredo Give it to somebody who needs it more / Alfredo
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INTERCAMBIO #10 Alfredo, 49 años Plaza Las Heras Sin Intercambio
Girasol. Él no conoce la leyenda. Él no se conoce. Perdió la memoria. La leyenda cuenta la historia de una niña. Él no recuerda cuándo fue niño. La niña es hija del jefe de una tribu indígena. Él vive a la intemperie. Para que nada la lastime, los padres de la niña la encierran en la choza, impidiéndole ver la luz del día. Pero la niña empieza a marchitarse. Él está hueco como un fósil. Los padres de la niña, preocupados y temerosos, acuden al hechicero de la tribu. El hechicero les ordena a los padres exponer a la niña a los rayos del sol. De lo contrarío, podría morir. Él busca el calor, se desplaza de acuerdo a la rotación de la tierra, como la manecilla de un reloj. La niña sale, juega y crece. ¿Cuando vivió, creció, jugó? Mecida en sus cálidos brazos, promete vivir para el Dios Sol, su única fuente de alegría.
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Si no fuera por esa fuerza que lo arrastra, que lo obliga a cambiar de lugar cada tanto, no volvería a moverse. Sus articulaciones se soldarían. Ya no es una niña. Es una hermosa joven, que pasa el día entero en la vera del río, contemplando con sus enormes ojos negros el disco de fuego suspendido en el cielo. El no quiere nada de nadie. Es un peregrino que da la vuelta al mundo caminando. El hijo del cacique de una tribu vecina, deslumbrado por la belleza de la joven, pide su mano. Pero ella se niega a casarse, puesto que está comprometida con Guarahjí1. Él no recuerda haber amado nunca a nadie. No sabe qué desea. El deseo no tiene lugar en el vacío. La joven es obligada a casarse en contra de su voluntad. Pero el día anterior al de su boda, le pide al Dios Sol que la lleve con ella. La joven desaparece y, en el lugar en que suele sentarse a contemplar el cielo, crece una extraordinaria planta, de enormes pétalos, cuya dorada cabeza sigue el curso del astro dorado. Él camina, describiendo en su recorrido una órbita perfecta, hasta volver a pararse, siempre, en el mismo punto del que partió. Virginia Cosin 1 Significa “Sol” en Guaraní.
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EXCHANGE #10 Alfredo, 49 years old Las Heras Park. No exchange
Sunflower He doesn’t know the legend. He doesn’t know himself. He lost his memory. The legend tells the story of a girl. He doesn’t remember when he was a child. The girl is the daughter of the chief of a native tribe. He lives in the open. In order to protect her, the girl’s parents lock her in the hut, so that she doesn’t see the light of the day. But the girl begins to wither. He is hollow, as a fossil. The girl’s parents, worried and fearful, go to the tribe’s sorcerer. He orders them to expose the girl to the sun. Otherwise, she might die. He searches for the heat, he moves about following the rotation of the earth, like the clock hands. The girl goes out, plays and grows up.
She is not a child anymore. She is a beautiful young woman that spends the entire day by the river, contemplating the round flat fire hanging in the sky with her huge black eyes. He doesn’t want anything from anybody. He is a pilgrim walking around the world. The son of a neighbouring tribe chief, dazzled by the young woman’s beauty, asks for her hand in marriage. But she refuses to marry, since she is already engaged to Guarahjí1. He doesn’t remember to have ever loved anybody. He doesn’t know what he desires. Desire has no place in the void. The young woman is forced to marry against her will. But the day before the wedding, she asks the Sun God to take her with him.The young woman disappears, and in the very same spot where she used to sit to contemplate the sky, an extraordinary plant of huge petals grows. Its head moves following the route of the golden star. He walks, following a perfect orbit until he stops again, always in the same spot from where he started.
When did she live, grow up, play?
Virginia Cosin
Cradled by its warm arms, she promises to live for the Sun God, her only source of joy. If it wasn’t for that force that drags him, forcing him to change places every once in a while, he would never move again. His joints would weld.
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1 It means “Sun” in Guaraní.
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INTERCAMBIO #15 Oscar Recova de Paseo Colón e Independencia Frazada rosa
Capas Remera naranja. 11:04 Oscar está corriendo. En pleno movimiento se saca la remera azul y amarilla. Debajo, una remera naranja. Tira la remera que acaba de sacarse al piso y acelera la marcha. Ya es de noche. La calle alumbrada por faros de autos, marquesinas de colores, tubos fluorescentes, postes de luz. El centro de la ciudad todavía congestionado. Hombres de
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traje y mujeres con polleras y tacos. Hombres invisibles al costado de la calle. Malabaristas. Puestos de diarios. Vendedores ambulantes. Oscar corre, intentando esquivar a la gente que se cruza a su paso. El ruido de las bocinas, los comercios, las voces, se empastan. El corazón bombea con fuerza la sangre que corre por sus venas, llega hasta los oídos y detiene su flujo unos instantes. Oscar se marea. Ahora escucha solo el sonido de su propia respiración, agitada. Sostiene contra él una cartera. Sin detenerse la abre, revisa su interior, tira al piso un cuaderno, llaves, documentos. Rescata la billetera, la abre. Corre. Diez pesos. Algunas monedas. Mira hacia atrás. El hombre de uniforme se perdió de vista. Respira. Para. Inclina su torso hacia delante para recuperar el aire. Un zumbido. Un disparo. Gritos. Oscar cae de espaldas. En silencio. Su cuerpo rebota contra el asfalto. Las luces se apagan.
Remera Adidas 09:34
Remera de Boca. 10: 27 El pecho se hincha y se deshincha a medida que el aire, gradualmente, entra y sale. En el baño de la estación de servicio se saca la remera gris marca Adidas y la tira en el tacho de basura. Ahora lleva puesta la otra, la que tenía debajo de aquella. Una remera con los colores de su cuadro de fútbol. Azul y amarillo. Los bolsillos del jean abultados. Saca de a uno los objetos que apenas pudo ver, unos minutos antes, cuando increpó a las dos mujeres que se le cruzaron al paso en la calle oscura y vacía. Una cámara de fotos digital del tamaño de una tarjeta, dos celulares touch screen, una cadenita de oro, un anillo de piedras falsas, billetes de cien: tres. Satisfecho, vuelve a guardar todo en los bolsillos. Es temprano. Todavía queda tiempo. Tal vez salir y comprar un sándwich, tomar un café con leche y hacer un trabajo más. Uno solo. Uno más. Llevarle a la abuela lo recaudado. Los anillos para Ana. Tirarse en el colchón a dormir, después de tomarse una birra con los primos.
-Dametodolaconchadetuhermanaquetequemeconelcaño. Las mujeres paralizadas se miran un instante. Una mueca de miedo les tuerce la boca. Los ojos abiertos como si quisieran escaparse de sus órbitas. -Pará, flaco. Tranquilizate.- La rubia aparenta calma. Quiere tener el control. Insultos, amenazas. Taquicardia. Los tres corazones repercutiendo contra la caja torácica ensayan a ritmo frenético la música del terror. El tiempo parece detenido. Todos pueden morir. En ese instante. Oscar, los ojos inyectados, las manos sucias, la boca abierta, el estómago relinchando de hambre. La chica rubia, sin nombre. La otra que, apresurada y torpe, abre su cartera y busca la billetera. -Todo.- grita Oscar y el sonido de su voz rebota contra las paredes de los edificios. Le tiemblan las piernas. Estira el brazo para arrancarle a una la cartera de la mano. La chica pega un salto hacia atrás y llora. La rubia la ataja. Le dice: tranquilizate. Y a Oscar: tomá. Te vamos a dar todo. Está bien. -bienunamierda. -Abre las dos carteras, tira al suelo los documentos, las llaves. Guarda dos celulares, una cámara de fotos, trescientos pesos.- Los anillos, las cadenas. -Pero... -Losanilloslascadenas, carajo. Las manos alrededor del cuello tiemblan. El tiempo que demoran en accionar el mecanismo de engarce se desarrolla en cámara lenta, mientras que el aire que circula alrededor parece moverse como agitado por un ventilador de aspas gigantes. -Tomá.- La rubia decidida. -Agarren las cosas del piso- ordena él. Las dos se agachan, recogen las cosas. Oscar puede ver las raíces oscuras debajo del pelo de la rubia. Y los espasmos en la respiración de la otra, a través de su ropa. Cuando se incorporan, Oscar no está. SE perdió de vista. De la misma forma que se perderá, en pocas horas, en la geografía de sus cerebros.
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Pullover + campera 08:56 Apenas abre los ojos, los rayos del sol penetran en la retina. Con la frazada que lo protege del aire frío de la mañana se tapa la cabeza. Dentro de la carpa improvisada la luz es roja. Junta algo de fuerza y del calor que se ha depositado en su cuerpo arrebujado y salta sobre sus dos pies. Allí, paradas, están ellas. Dos mujeres con una bolsa hinchada de polietileno negro. Lo saludan, se presentan. No parecen tenerle miedo, ni asco. Algo perturbado, sorprendido, Oscar devuelve el saludo. Ellas le piden alguna de las frazadas que él o sus primos, que duermen a un costado, están usando. No les pregunta para qué. Las mira. Duda. Ellas le ofrecen a cambio dos mantas nuevas. Oscar se agacha y le arranca a uno de los pibes la frazada bajo la cual duer-
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men. Se las da a ellas. Ellas le dan lo prometido. Intentan mantener una conversación. Hacen preguntas. Pero Oscar se siente incómodo. La situación lo avergüenza. No quiere que lo vean hablando con esa gente. Está apurado, les dice. Tiene que ir a trabajar. Virginia Cosin
FRAZADAS, CENTRO CULTURAL PARA LA MEMORIA HAROLDO CONTI BS AS ARGENTINA JUNIO/JULIO 2018
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LO BLANDO
“Nos juntamos, enhebramos nuestras agujas y nos pusimos a coser frazadas sin pausa, dando lugar a una anatomía orgánica nueva, un paisaje blando, sensible, formado por incontables bultos relacionados entre sí, como si fueran integrantes de una familia, que tienen tamaños y contexturas distintas, pero que comparten el mismo no-lugar.” “Together, we threaded our needles and began sewing blankets day and night, generating a new organic anatomy, a soft and sensitive landscape, giving shape to countless bulges that somehow became related like members of the same family, with different sizes and textures, but sharing the same un-place.”
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MONTAJE
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INAUGURACIÓN
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PERFORMANCE / MESA REDONDA
“Esta penumbra es lenta y no duele; fluye por un manso declive y se parece a la eternidad.”
PERFORMANCE “CUERPOS SUBLIMINALES” Dirección: Inés Armas Performers: Facundo Nahuel Aguirre Fernández / Cynthia Libertad Averbuj / Salomé Bazán Rochaix / Belén Otero / Eva Ortemberg / Rocío de las Mercedes Saavedra / Simón Rey Salazar
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MESA REDONDA “ESPACIO PÚBLICO / FRAZADAS” Moderador: Eduardo Feller Distintos abordajes a la problemática de las personas en situación de calle a partir de la muestra FRAZADAS de las artistas Valeria Budasoff y Myriam Jawerbaum, con la curaduría de Sergio Bazan, en exhibición en la Sala 1 del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
Panelistas: Eduardo Feller / Juan Pablo Scaglia / Salvador y David en representación de la ONG Proyecto7 / Laura González Velasco / Sergio Bazán / Valeria Budasoff / Myriam Jawerbaum
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Valeria Budasoff Diseñadora Industrial, recibida en 1992 en la UBA. Su formación en escultura y talla en marmol, la recibe de la escultora Raquel Fliess. Realiza estudios de arte comtemporáneo con Fabiana Barreda, Valeria González, Sergio Bazán, Mirta Kupferminc. Su formación filosófica la recibe de la filósofa Diana Sperling. Fundadora e integrante desde 2012 del Colectivo de Arte Entresuturas, junto a Myriam Jawerbaum y Viviana Romay. Recibe el Premio Bonifacio del Carril de ANBA en 2001, la Beca del FNA al proyecto Frazadas para proyectos grupales en 2011, Becaria del proyecto LABA-BA 2017. Realiza Muestras Individuales y participa de Salones Nacionales, Municipales y Exposiciones Colectivas así como actividades curatoriales y proyectos solidarios. Su actividad como artista plástica la realiza actualmente en su propio taller en BsAs. Algunas de sus obras integran colecciones privadas en Reino Unido, Méjico, Uruguay, Colombia, Paraguay, Estados Unidos y Argentina. vabuda@gmail.com www.valebuda.com.ar Myriam Jawerbaum (Buenos Aires, 1959) Egresa como Arquitecta de la Universidad de Buenos Aires en 1983, profesión que ejerce hasta el año 2000, no obstante alterna sus estudios con formación en talleres de artistas. Al finalizar la carrera, se forma en el taller de Ahuva Slimowicz a quien considera su maestra. Estudio e investigó técnicas textiles, especialmente el papel hecho a mano a partir del año 1997. Realizó clínicas y talleres de Arte Contemporaneo con Sergio Bazán, Fabiana Barreda, Valeria González. Expone su obra en múltiples bienales y salones de arte textil en Argentina e Internacionales como en Estados Unidos, Uruguay, Israel, España, Ucrania, Francia, Italia. Obtuvo varios premios entre los que se destaca el Gran Premio Adquisición del Salón Nacional de Artes Visuales en la categoría textil, 2016. Obtuvo una beca de Fondo Nacional de las Artes para proyectos grupales en 2011 por el proyecto Frazadas, y fue seleccionada para la Beca LABA, New York/Buenos Aires. Sus últimas exposiciones individuales fueron “Guardián de mi hermano”, en la sede del Caat, en la FADU/ UBA y en la Fundación Atchugarry en Uruguay, 2016. También en Rubin Studio Gallery de Miami 2015, USA y en Hong Kong (Asia Contemporary Art Fair) 2016. Conforma el colectivo de arte Entresuturas junto a Valeria Budasoff y Viviana Romay. Se desempeña como gestora cultural, fundó junto a Viviana Romay la Fundación Cazadores de Arte en el año 2013, desarrollando programas de formación artística.
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Sergio Bazán Artista Visual y docente. Nace en 1962 en Buenos Aires, Argentina, donde vive y trabaja. Estudia con Juan Carlos Distéfano con quien se forma en las disciplinas de escultura y dibujo. Durante los años 90 obtuvo la beca Kuitca, Fundación Antorchas. Recibe el subsidio a la creación artística, Fundación Antorchas. Realizó exposiciones individuales en Argentina y en el exterior: Buenos Aires, Washington, New York, Houston, Chicago, Miami, Monterrey, Madrid, Paris, Ámsterdam, Basilea, La Habana. Sus exposiciones más recientes: en la Galería Zavaleta Lab, Buenos Aires: Nuevas Pinturas (2014); Centro Cultural Borges, Buenos Aires: Los Muertitos (2011); Consulado Argentino en New York: Barco DZN (2010); Diana Lowenstein Fine Arts Gallery, Miami: Nocturnal Music (2007); Tiempo y diferencia (2004); Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, Acciones Colaterales I y II (2003); Sicardi Gallery, Houston, Texas: Paintings of the loved music (2000), Miami, entre otras. Fue partícipe de exposiciones colectivas entre las que se pueden mencionar: Fundación OSDE, Rosario: Diálogo de Musas (2013): Casa del Bicentenario, Buenos Aires: La Música (2012); Diana Lowenstein Fine Arts Gallery, Miami: Down South (2006); Art Basel (2003); Artist Presentation #3 (2000); Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires: Premio Constantini (2000), Arte Digital 2000, Premio Prodaltec (2000); The Arts Institute of Chicago, Chicago: Books from the end of the world (1999), Pintura argentina 80 - 90, Fundación Proa. Participa de la Quinta Bienal de La Habana, Cuba. Desde el 1985 hasta la actualidad ha desarrollado una intensa labor docente en relación a la pintura y en clínicas de arte contemporáneo. Desde el año 1990 al 2000, ha trabajado para el proyecto de clínicas de análisis y producción de obra en el país, Fundación Antorchas. Ha participado como jurado nacional e internacional en Fundación Antorchas, Fondo Nacional de las Artes, Proyecto Antártida. En el año 2010 ha recibido el premio “Mejor Docente 2009/2010” otorgado por la Asociación Argentina de críticos de Arte.
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HUELLAS Cuando se rompe un vidrio el sonido es metálico. Estridente. Líquido. Quedan las esquirlas en el piso y nos da miedo caminar descalzas. Cuando un hueso se rompe, cruje. Igual que la madera. Si se mantiene quieto e inmóvil durante algún tiempo, es posible que llegue a soldarse. El entramado de una tela se desgarra y quedan las hilachas flotando, como los tentáculos de algún espécimen acuático. El papel, al rasgarse, emite un sonido ronco y si se lanza al aire es capaz de provocar una lluvia lenta y silenciosa. Un huevo es un óvalo blanco y perfecto, una fina capa calcárea que, si se golpea suavemente, se quiebra y desaparece bajo una lámina viscosa, imposible de atrapar con los dedos de las manos. La piel envuelve la sangre, que se coagula y endurece al contacto con el aire. Pero ¿cuál es el sonido, la forma, de una ilusión rota? Tal vez una ilusión rota tenga la forma de una huella. Una impresión. Un testimonio. Un recuerdo. La presencia de una ausencia. Hicimos el camino inverso. Nadamos en las tripas del lobo, trepamos por su tráquea como si escaláramos una montaña, nos aferramos a su glotis y resbalamos por su lengua hasta encontrar el camino más largo que nos condujera por el bosque hasta llegar a nuestras casas, sanas y salvas. Dimos a luz sin haber concebido. Tenemos las manos ciegas pero los ojos abiertos como planetas. Virginia Cosin 48
TRACES
When a glass breaks, it produces a metallic sound. High pitched. Liquid. There are splinters on the floor, and we are afraid to walk around barefoot.
But what is the form, the sound of a broken illusion?
When a bone breaks, it makes a cracking sound. Like wood. If it remains still, without moving for some time, it may heal.
An impression. A testimony. A memory. The presence of an absence.
The fabric tears, leaving threads floating around like tentacles of an aquatic specimen.
We took the opposite path. We swam into the guts of the wolf, we climbed up its trachea as if it were a mountain, we held to its glottis and slid down its tongue until we found the longest path through the woods, until we made it home safe and sound.
Paper, when torn, makes a hoarse sound; if cast up into the air, it can turn into a slow and quiet rain. An egg is a white, perfect oval, a thin, calcareous layer that, if gently hit, cracks and disappears under a viscose gel that is impossible to catch with our hands and fingers. Blood is enclosed by skin; when in contact with the open air, it coagulates and hardens.
Maybe a broken illusion is shaped like a trace.
We gave birth without having conceived. Our hands are blind but our eyes are open like planets.
Virginia Cosin
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¿Y si no tuviere nada? Contemplar la posibilidad. ¿Cómo sería no tener nada? ¿No depender de nada? ¿De nadie? Cargar con una frazada a cuestas, como los niños, como si fuera un objeto transicional, un objeto que lo condensara todo, que fuera todo y nada. Vivir en una carpa. Tener una sola muda de ropa. Sin el peso de una casa. Con la liviandad del algodón, de la chapa, del telgopor, del aire. ¿Cuánto pesan las apariencias? Él dice: la calle tira. Y al final del día, lo entiendo. Virginia Cosin Intercambio #15, El Viejo
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What if I didn’t have anything? Let’s contemplate the possibility. What would it be like to have nothing? To not depend on anything? On anybody? To carry a blanket, like a child, as a transitional object, an object that condenses everything, that is everything and nothing. To live in a tent. To have only one set of clothes. Without the burden of a house. As light as cotton, as tin, as styrofoam, as air. How much do appearances weight? He says: the street calls you. And at the end of the day, I understand. Virginia Cosin Exchange #15, The Old man
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AGRADECIMIENTOS
Centro Cultural para la Memoria Haroldo Conti Alex Kurland Eduardo Feller Documentación de los intercambios: - Fotografía Alejandro Kollmann - Video Ezequiel Sambresqui
Textos Virginia Cosin Video Andrés Aguilo Fotografía Federico Lo Bianco Electrónica Juan Cruz Iluminación Adrián Grimozzi
“Lo cierto es que si no fuera por el hambre, ya no sería capaz de seguir. Hay que acostumbrarse a seguir sólo con lo indispensable. Si uno espera poco, se conforma con poco, y cuanto menos necesite, mejor se sentirá. Esto es lo que la ciudad le hace a uno, le vuelve los pensamientos del revés. Le infunde ganas de vivir y, al mismo tiempo, intenta quitarle la vida.” Paul Auster. El país de las últimas cosas