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Afianzando los derechos de las trabajadoras domésticas de Patna

En Patna, la capital del estado de Bihar, al noreste de la India, la situación de las empleadas domésticas que trabajan en régimen de externas e internas es dramático.

GÓMEZ DE AYALA. Departamento de Proyectos de Asia.

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La mayoría de estas mujeres son analfabetas que pertenecen a comunidades tribales que han emigrado de los estados vecinos. Cuando llegan a la ciudad no tienen ningún apoyo familiar o comunitario, ni siquiera documentos de identidad, malviven en condiciones miserables y muchas trabajan desde que son menores de edad. En la India no existe ninguna ley que proteja a estas trabajadoras, no tienen derechos, el salario y la jornada laboral los decide el empleador a su antojo y son despedidas sin justificación. Viven y trabajan en un estado de amenaza constante, a veces en semiesclavitud enfrentándose a violencia física y acoso sexual. Es muy común que no puedan enviar a sus hijos a la escuela o puedan proporcionarles atención médica.

El sindicato, una herramienta esencial Después de la COVID-19 les resulta todavía más difícil encontrar trabajo y negociar condiciones dignas. Las hermanas misioneras del Inmaculado Corazón de María no se han quedado indiferentes ante esta situación y en 2011 crearon en Patna el Sindicato de Trabajadoras Domésticas. La hermana Leema y su equipo recorren los suburbios de Patna invitando a las mujeres que trabajan en el servicio doméstico a asociarse al sindicato. Ellas también emigraron y han sido empleadas domésticas antes de trabajar en el proyecto, por lo que conocen muy bien las enormes dificultades a las que se enfrentan. Manos Unidas, en su compromiso con la lucha contra la discriminación y explotación de las mujeres, apoya a esta organización en este proyecto que ayuda a 4.500 mujeres y niñas. Buscan que ellas se conviertan en líderes y agentes de cambio y que se reconozca la dignidad del trabajo doméstico y mejoren sus condiciones y las de sus familias. Es esencial que conozcan sus derechos laborales y se sientan respaldadas por el sindicato y por asesores legales que las ayudan en casos de injusticia. Les proporcionan herramientas para que sean capaces de negociar con sus empleadores sus condiciones de trabajo y promueven acciones para visibilizarlas y crear conciencia social.

El gobierno indio ofrece programas de ayuda para colectivos desfavorecidos, pero ellas no se benefician porque, en su mayoría, no están alfabetizadas y porque existe mucha corrupción. El sindicato las ayuda a inscribirse en el registro oficial de trabajadores informales y las orienta en las solicitudes de beneficios públicos como cartillas de racionamiento y tarjeta sanitaria. También tienen centros donde sus hijas reciben educación de calidad y así no se verán abocadas, incluso desde niñas, a seguir el camino de sus madres. Apoyamos, además, el fomento del ahorro y el emprendimiento de pequeños negocios a través de microcréditos, así como la compra subvencionada de máquinas de coser para aquellas que han perdido su empleo y son cabezas de familia. El sindicato es, en definitiva, una herramienta esencial para mejorar la vida de muchas mujeres luchadoras que viven una vida muy precaria y con escasas oportunidades l

Un presidente de Estados Unidos de América dijo una vez sobre el movimiento sindical que «fue el movimiento obrero el que contribuyó a garantizar gran parte de lo que hoy damos por sentado». Las hermanas misioneras del Inmaculado Corazón de María crearon en la India en 1985, a nivel nacional, un Sindicato de Trabajadoras Domésticas, que cuenta ya con 200.000 asociadas en todo el país y trabaja para que las mujeres tengan una vida digna y justa como trabajadoras y como mujeres.

Fotos: Manos Unidas/Lola Gómez de Ayala

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