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La grandeza de servir a los más desfavorecidos

Texto de ELISA MONTES Delegada de Manos Unidas Jerez.

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Recientemente recibí el encargo de presidir la delegación de Manos Unidas de la Diócesis de Asidonia-Jerez y, con una mezcla de alegría y temor a lo novedoso, emprendí un camino que, en estos pocos meses, me ha ido descubriendo la grandeza de servir a los más desfavorecidos de nuestro mundo. No me canso de repetir que, en el trabajo por los demás, siempre se recibe mucho más de lo que se da.

Cuando profundizamos en las causas del hambre y la pobreza, el primer sentimiento que nos invade es la vergüenza y una cierta sensación de fracaso de este mundo nuestro, tan lleno y tan sobrado de bienes. Pero, una vez superado este primer impacto, desde nuestro corazón surge esa necesidad imperiosa de «hacer algo». Y qué cosa más grande, tengo el privilegio de poder contribuir desde mi diócesis a la tarea maravillosa de Manos Unidas. Porque todos los voluntarios y colaboradores tenemos alma misionera y acompañamos con nuestra oración y nuestro tiempo a los desfavorecidos y a quienes trabajan por su bienestar.

Hasta esos rincones del mundo no llegarán nuestros pies ni nuestras manos pero sí nuestros corazones. Agradezco al Señor que me haya traído a Manos Unidas y a todas las voluntarias y voluntarios que mantienen encendida la luz de la fe y de la unidad con los hermanos que nos esperan. Unidos en la oración, seguimos caminando en este ideal de transformar el mundo l

El orgullo de pertenecer a Manos Unidas

Hace tres años me incorporé como voluntaria de Manos Unidas en la Delegación de Tarragona, donde desde el primer momento me sentí muy bien acogida. Empecé como responsable de la Marcha de la Solidaridad, una actividad muy consolidada y que moviliza cada año a centenares de jóvenes de la ciudad.

Participar en las jornadas de formación en El Escorial me permitió conocer mejor a Manos Unidas y en ese momento pensé que estaba en la organización donde quería estar, con unos objetivos y valores cristianos con los que me siento totalmente alineada y que me hacen sentir orgullosa de pertenecer a la Organización.

El compromiso y dedicación del equipo de voluntarias y voluntarios de la delegación, y saber que con nuestro trabajo podemos ayudar a que personas de países del Sur lleven una vida digna, ha sido clave para comprometerme en esta nueva etapa como delegada y dar continuidad al gran trabajo que se ha realizado hasta ahora. Lo asumo con responsabilidad, respeto, vocación de servicio y mucha ilusión para seguir este camino para frenar la desigualdad, y con el convencimiento de que un mundo mejor es posible l

En Enlázate por la Justicia queremos trabajar en los próximos años la «CUIDAdanía integral», que nos anima a caminar en coherencia entre nuestra interioridad, nuestro compromiso social y nuestro estilo de vida.

Para profundizar en la integralidad y equilibrio de estos tres cuidados, el 26 de enero se organizó un seminario en el Colegio Mayor Alcalá, en Madrid, abierto a todas las personas de nuestras organizaciones.

Al inicio del encuentro se recordaron dos de las líneas clave de este plan de trabajo: formarnos para el trabajo en red, en respuesta a la llamada a la sinodalidad, y potenciar la presencia pública, especialmente en los ámbitos ya iniciados de Derechos Humanos y Empresas y Pacto Educativo Global.

Después, y con Sebastián Mora como moderador, se desarrollaron 3 charlas TED. La primera de ellas, impartida por Jaime Tatay, abordó el tema del cuidado de la Casa Común desde la ética, explicando cómo la globalización ha ido ampliando el concepto de prójimo hasta el «prójimo lejano»; el «prójimo futuro» (las generaciones venideras); y el «prójimo no humano» (el cuidado de la naturaleza). La ética ambiental está evolucionando desde modelos antropocéntricos a los biocéntricos. Se busca proteger los ecosistemas como un todo y, en ello, nos iluminan las culturas indígenas que viven la unidad de la Casa Común

La segunda charla, impartida por Pepa Torres, se enfocó hacia el cuidado de uno mismo. Más allá del cuidado relacio- nado con la buena salud, la alimentación y el ejercicio, no podemos dejar de lado el cuidado de nuestra mente -es pecialmente necesario en un momento en el que las estadísticas muestran el mayor número de suicidios en España y el incremento de personas con depresión-, así como el cuidado espiritual; que es el cuidado de lo que nos motiva, nos anima y nos impulsa.

También nos alertó de un uso mercantilista del cuidado recordando que, la «cadena global del cuidado» que estamos promoviendo, expone a la explotación a muchas trabajadoras del Sur global que cuidan a nuestras familias.

Por último, Pepe Laguna nos ayudó a reflexionar sobre el cuidado de los otros. Tenemos que promover el cuidado recíproco y salir de un modelo en el que los cuidados están vinculados a uno de los géneros, la mujer, que tiene históricamente encargado este rol. Igualmente, insistió en la dimensión pública y política del cuidado: luchar por leyes migratorias más justas es trabajar por el cuidado.

En el diálogo posterior, debatimos la relación entre la justicia y los cuidados, concluyendo que los cuidados aportan cuerpo, contexto y vínculos a la idea de justicia, para evitar hacer teorías de la justicia sin vínculos con las personas que sufren la injusticia (escuchar con, sufrir con, promover con…).

Por la tarde trabajamos en grupos para profundizar y concretar los tres ámbitos del cuidado en el territorio/diócesis, en la propia organización y de cara a la sociedad l

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