Mañana fyr no será fire, sino esa suerte
De Dios domesticado y cambiante
Que a nadie le está dado mirar sin un antiguo asombro.
Alabado sea el infinito
Laberinto de los efectos y de las causas
Que antes de mostrarme el espejo
En que no veré a nadie o veré a otro
Me concede esta pura contemplación
De un lenguaje del alba.