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Fotografía de Víctor Siena.............................................................. 1

No soy más que un transmisor de noticias mundanas, de las que a casi nadie importan más allá de dos o tres piradas.

¡Que nadie me llame poeta! Que yo no sé más de letras que las que me enseñaron, en una escuela de monjas, quienes escondían la eñe de varias sucias palabras.

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¡Que nadie me llame poeta! Que los poetas no mienten y yo aprendí a engañar al mar bajo la luna de mi playa y le vendí la arena entera por las bragas de una sirena.

Millones de grandes poetas se suben al púlpito de las alharacas para regocijo de sus huestes que con ardor guerrero aclaman porque poseen eso que llaman

Los escribientes de sentires sólo encadenamos palabras que nos dictan, durante noches y días, las cariátides de la pared de nuestra habitación vacía.

Imaginamos las lenguas y los trapos, secándose al aire bajo las ventanas entornadas,

al acecho de una inquietante mirada, y hacemos públicos los melodramas de gente de la calle y de las jaulas donde escondemos las guadañas y las mentiras de las hadas.

Es cierto que hay millones de poetas, son más que un delirio, una plaga que, como moscas sobre almíbar derretido en una hoja blanca, se asoman a tu destino creyéndose en poder de la palabra.

Los poetas no se extinguen, cada vez hay más en la playa; pero son tan fungibles

que, con su uso ininterrumpido, se deterioran y destruyen.

Dicen que ser poeta es hablar claro a mentes privilegiadas que, sin entender una papa, estrujan el trapo de los sueños en inhóspitas e inacabables veladas.

Yo no soy poeta, ni escribo versos, más bien son ellos quienes me escriben, dictándome los sentires en forma de sonetos o quintillas, susurrándome imágenes y metáforas, con traviesas rimas en asonancia o, sencillamente, expresando que las arrugas de mi frente no guardan la necesaria consonancia con la piel tersa y suave de esa joven llamada Poesía.

¡Salud a los poetas! ¡Larga vida a la Poesía! Yo viviré con los sentires que no son sino propia vida, apreciada o despreciada, pero un mar para mi playa.

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