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C U L T U R E
Un nuevo renglón para la
LITERATURA INFANTIL GUATEMALTECA Al leer un libro se abren las puertas a nuevos mundos y surge la posibilidad de estimular la creatividad e imaginación. En Guatemala, el desarrollo de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) es una tarea que se forja cada día con nuevas generaciones de autores que refrescan el panorama de un género que está en evolución.
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Por Lucía León, texto.
Es medio día / una línea de sol se tiende sobre mi cama / como quien descansa antes de partir» (sic). Así inicia la aventura de una niña que juega con Los habitantes del aire, un poemario firmado por la poeta guatemalteca Vania Vargas y publicado por Editorial Cultura. En los últimos meses, nuevos libros han sido publicados e incluso se contó con un salón del libro infantil y juvenil en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro en Guatemala (Filgua). Sin embargo, pareciera que este género aún se alista para emprender el vuelo en nuestro país. Cada vez que un autor abre las ventanas del conocimiento con lo que ha escrito, ya sea en poesía, teatro o narrativa, se produce el milagro de la creación de nuevos espacios. Surge en el lector la sensación de haber ganado experiencia y conocimiento, de haber vivido más, solamente por haber leído un libro. Ese proceso no discrimina edades, pues según explica el escritor Dante Liano, «es posible leer La Isla del Tesoro, de Roberto Louis Stevenson, cuando se tienen diez años y gozar totalmente de sus aventuras y sentir la magia de la literatura sin saber que se trata de uno de las obras maestras de la literatura. Uno puede leer los tremendos y cruentos relatos que los hermanos Grimm recogieron del folklore germánico sin la menor intención de adjetivarlos como literatura infantil y gozar con ello». Por eso a criterio del escritor Dante Liano, la «literatura llamada «infantil» no existe. Existe la literatura, que es un arte que nace de la experiencia del mundo, de la insatisfacción de esa misma experiencia y del deseo de atrapar los secretos del mundo para obtener un mayor conocimiento de la vida, a través de la representación en signos lingüísticos». Por ejemplo, un niño puede «leer partes del Popol Vuh, como aquella encantadora historia en que un piojo es comido por un sapo, el sapo por una serpiente, la serpiente por un águila, y el águila llega hasta donde están Junajpú e Ix Balam Ke, expulsa la serpiente, que expulsa el sapo, que expulsa el piojo, y así el piojo puede dar la noticia que llevaba a los jóvenes gemelos», remarca Liano La doctora Frieda Liliana Morales Barco, quien es especialista en LIJ, explica que este término surgió en un primer momento con intenciones moralizadoras y pedagógicas. También se gestó a partir de la tradición oral de los pueblos. En la actualidad, son
las historias y los poemas que, a lo largo de los tiempos, seducen y cautivan al niño. Es una forma de comunicación que lleva implícito un mensaje y una intención: crear y fortalecer en el lector la identificación con su entorno. Sin embargo considera que el estado de este género en Guatemala respecto de otros países de la región es contrastante. Por ejemplo, si es en relación a asuntos teóricos, estamos dentro de los cinco países junto a México, Argentina, Brasil y Chile que tienen una historia delineada del género con un surgimiento y desarrollo específico. El trabajo que ella ha realizado desde la década de 1990 hasta la fecha ha permitido que se sistematice la información. Pero, lamentablemente, falta apoyo para una amplia difusión y divulgación, pues al hacerlo se abriría el circuito literario del género. Por otro lado, si el tema se analiza desde la publicación de libros, Morales asegura que el género no existe en el país. La especialista considera que se prefieren títulos de otros países para distribuir en establecimientos escolares y los poquísimos libros que se publican anualmente destinados al público infantil tienen que pasar por un filtro para determinar qué es literatura y qué no, porque muchas veces se le confunde con lo didáctico.
LOS TÍTULOS RECIENTES El nacimiento del arcoíris: Una historia de la tradición oral escrita por Julio Serrano e ilustrada por Marielle Che-Novak. Editorial Amanuense. Alas para Olga: Libro dedicado a Olga Arriola de Geng, quien conoce como pocos los secretos de los textiles guatemaltecos. El autor es Rubén E. Nájera y las ilustraciones fueron realizadas por Irene Singer. Editorial Amanuense. Los habitantes del aire, de la escritora Vania Vargas es un poemario ilustrado por Goríron. A través de un equilibrio que va desde la palabra, lo lúdico y la imaginación, la autora construye un mundo en el que la ficción es parte de la realidad de cada individuo. Editorial Cultura. Estampas del Popol Vuh de Francisco Morales Santos. En estos relatos breves, con un lenguaje musical y cercano, se recuperan las historias del pueblo maya-quiche a través de personajes fabulosos que en sus gestos dibujan los senderos de hombres de maíz. Editorial Norma.
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LAS LETRAS NACIONALES Según rememora Liano, hubo una época en Guatemala en que dominaba el pensamiento de los buenos maestros que habían enseñado en la provincia y que conocían el arte de seducir a los niños hacia el conocimiento. «Era la época que se conoce como Revolución del 44, en la que se fundó la Facultad de Humanidades, entre otros hechos destacables. Algunos de los maestros, como don Daniel Armas escribieron libros para sus alumnos; otros, como don Ricardo Estrada, escribió el inolvidable Barbuchín». Morales se remonta hasta la década de 1890 para definir la historia de la LIJ en Guatemala, pues existe evidencia de artículos, ensayos, comentarios y reseñas que han girado en torno al libro infantil, la biblioteca, la ilustración, la lectura, la escritura y la infancia. Pero el punto de partida oficial se marca en 1929, cuando Daniel Armas publica Mi niño, poemario infantil. Desde esa fecha la LIJ, para poder subsistir, ha estado circulando entre la escuela y el hogar. «En la primera se le toma como auxiliar de lenguaje y, en el segundo, como un objeto de lujo, porque es muy caro. Tener libros en casa se cuestiona por eso. Y en Guatemala todavía pagan el Impuesto al Valor Agregado y otros impuestos, lo que los hace aún más caros. Y las bibliotecas, que serían los lugares donde deberían estar disponibles, no lo están», añade la autora de Balzacs para niños, o la literatura infantil y juvenil de Guatemala en foco. Para la cuentacuentos Mariela Estrada, quien trabaja junto a Edgar Molina en Cuentos y Talentos desde hace cinco años, la LIJ es un campo que recién se está empezando a explorar en el país, pero considera que no hay mucha difusión de los títulos recientes. «Siento que los autores se han apegado a modelos tradicionales y siguen enfocados en el cuento educativo», añade Estrada. Además de las rondas nacionales, también han añadido a su repertorio los textos de autores guatemaltecos como Vania Vargas y Julio Serrano.
¿LOS HA LEÍDO? Aunque escribir para la infancia no es fácil, a continuación le presentamos algunos de los autores que se han dado a la tarea de incentivar la imaginación de los niños y jóvenes guatemaltecos. Según señala Morales, un 95% de los libros publicados de LIJ nacional a lo largo de cien años, ya no existen físicamente, pero hay algunas obras que sí se encuentran a la venta en las librerías nacionales: • Barbuchín (cuento y poesía, 1940) de Daniel Armas • Poesía y teatro infantil (poesía y teatro, 1954 / 2002), Ricardo Estrada H. • Tío Coyote y tío Conejo (tradición oral y popular de autoría, 1954 / 2002), Ricardo Estrada h. • Teatrinos (teatro infantil y juvenil, 1980) de Manuel Galich • La tatuana (leyenda, 1984) Colección Colorín Colorado de Piedra Santa • Ajonjolí (poesía, 1996) de Francisco Morales Santos. • El monstruo de la calle de colores (Cuento, 2002), de Mario Payeras. • El hacedor de lluvia (Tradición oral tz´utujii, 2002), de Michael Richards. • Ojo mágico (novela, 2010) de Gloria Hernández. • Travesuras de los gigantes (Cuento, 2010), de Mario Payeras
¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE ESTE GÉNERO? El futuro de este género en Guatemala es difícil de predecir porque, según opina Morales, no hay verdadero interés en el tema y no se ve a la LIJ como una ruta para disfrutar y ver la vida. No obstante, en el resto del mundo está pasando por un muy buen momento; tanto editorial, como de difusión, creación, investigación, formación de especialistas y lectores. Para Liano, «Esta vertiente literaria existirá siempre mientras haya jóvenes curiosos de encontrar, en la literatura, esas puertas del conocimiento que nos hacen vivir la vida con anticipación, adquiriendo experiencia con los libros como si uno estuviera viviendo intensamente, antes que llegue la vida y nos diga, a palos, que todo en la vida es sueño, o que nada es verdad ni mentira, todo depende del cristal, del color con que se mira». Pero en cada época siempre habrá un Quijote que esté dispuesto a enfrentar los molinos de viento. Desde hace algunos años el grupo editorial Amanuense se ha dado a la tarea de renovar la LIJ al trabajar en la publicación de libros para los lectores infantiles. Sus textos e ilustraciones son frescos, innovadores, creativos y revitalizantes, pues se salen de la tradicional moraleja y pedagogía. En 2013 fue galardonada por la Bienal de Ilustraciones Bibiana, en Bratislava, capital de Eslovaquia. Este premio, el más importante en su género, reconoce la calidad de trabajo, tanto en la escritura como en la ilustración. Los autores publicados por Amanuense son de Guatemala y de otros países, y casi llegan a la docena de textos. A estos esfuerzos se suman los de otras editoriales como Editorial Cultura o Piedra Santa, que han publicado textos en la misma línea.
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