Mes 08 año 03Número 32
Editado por: Aquarellen cultura Directora de redacción: María José Mattus Director de contenidos: Jesús De Castro Portada: Mi flor fotografía de archivo Contraportada: Elliot Erwitt´s Poemas visuales: Dark night pinsdaddy Saúl Leiter Mujer aguaPaz Aguado
EN ESTE NÚMERO
M A N U E L J E S Ú S K A B A L C A N T Y C A R R A S C O
PÁGINA 10
ANTONIO LETELIER ÁGINA 18 P FERNANDO CHELLE ÁGINA 27 P MATÍAS MATEUS ÁGINA 35 P PAULA SIMONETTI ÁGINA 40 P CECILIA DE LUCIO ÁGINA 48 P
PORTADA
La portada de este mes es una flor que sobresale,
tímida y dispuesta a absorber los rayos de un agosto que se vuelve cálido en el hemisferio sur, una temperatura que sube y que entibia la carne blanca de su corola, asomando la semilla, de la que brotan calas carnosas, empinadas al sombrero celeste que les contempla. Los lirios germinan cargados de letras, de sensaciones en la primavera que se asoma, en los vientos que bambolean las rocas al sonido de ráfagas inquietas.
EDITORIAL
En
varias editoriales anteriores hemos mencionado el notable aporte de las redes sociales para difundir la literatura y el arte en general. Twitter ha fomentado el desarrollo de microrelatos, Instagram de poesía en imágenes y Facebook ha permitido mayor difusión de consagrados en literatura, además de ofrecer la oportunidad de enseñar el trabajo a nuevos talentos nobeles que han entrado en el podio de las humanidades con sobrada capacidad. Se alientan los intercambios continentales y se permite la creación de blogs, grupos y revistas literarias como vuestra servidora. Las generaciones mal aliadas al internet han entrado en una situación de sobreexposición, lo que son, leen, visitan, escriben, oyen, gustan lo muestran y enfatizan instantáneamente. Esta situación tan patrocinada por la televisión de despliegue farandulero, es la que ha mal orientado a jóvenes y no tan jóvenes, a utilizar la sobrexposición del escándalo con la finalidad de promocionar, de una forma totalmente reprochable sus libros o editoriales. Estas situaciones se generan por una razón sencilla, al no contar con un talento literario aceptable hacen ruido en las redes con bajeza de acción, palabra y triquiñuelas fotográficas, haciendo un pésimo uso del talento generacional que les presta el móvil con cámara y aplicaciones de retoques. Defendemos la divulgación por redes, que es nuestro soporte, defendemos la promoción de jóvenes literatos, que es nuestra búsqueda constante, amparamos los espacios para grandes firmas de la literatura que ha sido desde nuestros inicios las perlas de amistad que nos han acompañado, impulsamos la internacionalización bajo la bandera de la lengua cervantina que nos une, pero repudiamos de forma explícita toda publicidad basada en el engaño con la bajeza de obtener los minutillos de fama para vender un librillo con poco sustento literario. En aquarellen siempre apostaremos por el viejo camino, el de lucha, de lectura crítica y autocrítica, de talleres, de blogs y cuadernos promocionados con nobleza, el camino de la ética, el de los caminantes que hacen camino al andar. MARIJO MATTUS
MANUEL JESÚS KABALCANTY GONZALEZ CARRASCO
Manuel Jesús González Carrasco (Kabalcanty), poeta y
narrador madrileño, ha publicado once libros con las editoriales Bubok y Amazon : "Novelas verticales: La Raza/ Otho, el inapreciable"; "En el discurrir de las cárcavas (Una antología poética y un apéndice)"; El Gran Anuro y otros cuentos"; "En el lapso cíclico de Nannar" (Poesía); "Historias desde mi cubil" (Relatos); "Breviario baladí" (Relatos breves); "Habitante abisal" (Poesía), "Vertikalidad aproximada" (Poesía), "Delirio al pairo" (Poesía) , "El mal también bebe cerveza" (Novela) y "Observador de los cielos y otros relatos imposibles" (Relatos). Habitual colaborador en blogs, tertulias radiofónicas y presentaciones de libros. Miembro fundador del movimiento artístico "Poetas Vertikales 21". Columnista semanal del periódico "Pontevedra Viva" y colaborador en revistas literarias. Ganador del I Certamen Poético Nuestra Musa, La Camelia y accésit Premio Lírico Editorial Donbuk.
El estruendo nos oprime tanto como deseamos aunar nuestras soledades. Llueve la noche fingiendo tornasoles en el charco roto por los neumáticos. Un abismo indecoroso sosteniéndose al viso del prepotente neón. © Kabalcanty
Imágenes despedazadas, limítrofes, enterradas bajo palabra, cauterizadas en un gesto adiestrado. Somos cómo nos cautiva vernos, así: vendados los ojos, irresolutos, prendados de una silueta entera compactando una banal consecuencia. Así, mermados en lo simple, rasgando la antesala megalómana de los ripios que nos oropelan, poco nos importa irrumpir sangres que fermenten aquellos pedazos.
© Kabalcanty
INTERRUPTUS
(Para Blanka) "El mundo es el abismo del alma." (Antonin Artaud)
Pequeño, diminuto, eres un poro de piel ajena. "Abriste la última caja de los sueños, abriste la última caja de los sueños....", repite y repite la voz glacial desde el vahído de la carencia con el sosiego de un magma férreo. Ahora sólo sientes que llueven gotas de acero, desnudo, famélico, clamando una letanía, hundiéndola en un hueco, mirando la indolencia del asfalto. No estaban sus besos, ni su rostro, ni su amor, abriste la última caja de los sueños, la más inverosímil, y estaba deshabitada, amarillenta de esperas y cruel con su lazo blanco. Con cemento y arena se cuajaron las estrellas: un cielo tordo volando un pájaro de mal agüero que grazna dentro de tu tímpano. La esperanza es un destello lumínico que palpita en el núcleo de la ciudad.
Tú sólo quieres derramar un llanto que no puedes y te arrastras por el magma férreo y te hieres y te matas sin final posible e invocas a la destrucción. No se abren las cajas de los sueños, ni la primera ni la última; "El sueño que se vive ya no es sueño", te dice una rata inmunda que te roe las uñas y agita su rabo hasta una esquirla de lágrima. Tras esa huella llegarás a las cloacas de la sabiduría y allí, al fin, minúsculo, pequeño, diminuto, podrás preguntarle al silencio por qué sus labios no estaban dentro de la última caja, la caja de los últimos sueños, los últimos sueños de la caja. © Kabalcanty
La única verdad la lleva el viento
escaleras abajo, al resguardo del horror que crepita tras el incómodo reflejo.
Sangre derramada, tormentos, la falta de una carne dependiente escurrida sobre el hueso átono, el alarido al cielo desde la cima, sólo viento inconstante, agazapado, redimido, parco, viento imponente, ululante, cruel y manso, helador y cálido, sólo viento sobre viento farsante.
© Kabalcanty
Sin una palabra, diezmado, acato la bebida carmesí del ocaso como un final irrefutable que me ladea el sombrero. Festejo con cerveza la luna como desconfío del sobrio sol, antes y durante los años, esa algarabía demediada y floja que ruge cuando yo dormito. Ciertamente ausente, yerto, sin una palabra, diezmado, ofreceré a mis sufridos legatarios este estruendo de cuervos, bienhallados pájaros de mal agüero, así que nocturnidad me auspicie, a su pesar de linde alba.
© Kabalcanty
ANTONIO LETELIER
Antonio Letelier Soto (1976)
Poeta, psicólogo. Doctor en Psicología Universidad de Santiago de Chile. Miembro de la Sociedad de Escritores de Chile. Miembro del colectivo poético ‘Letras en Borgoña’. Comienza a escribir en los años 90, participando en publicaciones de la Fundación Pablo Neruda (Cuadernos de la Fundación entre los años 1992 y 1994). Publica en Antología “22 voces de la novísima poesía chilena” (1994) En 2002 gana un premio en el concurso de poesía “Rolando Cárdenas” de la Universidad de Santiago de Chile. En 2012 publica su primer libro “Miserias de Fin de Mundo y amores matapajaritos” En 2014 publica en Antología de poesía del colectivo “Letras en Borgoña”.
Su idioma Ella me dijo con su voz de catástrofe que la transitara que se podía huir incluso del amor a los relojes que uno no tenía por qué morirse Me lo dijo en un tono lleno de creencias y caricias mientras hervía el agua sin corazón y el té sabía a la misma mierda imaginaria de siempre Me lo dijo desnuda para cerciorase que su idioma sonara transparente Era lo suficientemente claro sentir como su claridad se herrumbraba como su crueldad se transparentaba cómo su soledad se hacía tan evidente...
C r e d o
El problema del idioma no es que se roce con las cosas es que las cosas no lo entienden Sólo por eso es que de pronto parece haber fuego en las frases o se han quemado los sentidos entre intercambios de ceniza Sólo por eso mariposas creen ser bellas mientras hablan de la belleza de las sombras Sólo por eso las abejas no se confunden de país y hacen la miel sin estimar cómo se evoca con la boca ese vocablo blando y dulce de una sílaba
De obediencias y otras hierbas
Si lo mío es obedecer obedeceré bajo la lluvia y negándome al idioma Tampoco trabajaré no tengo ánimo de sueldo me ves cara de soslayable? No tengo ninguna intención de morime si obedezco a esa ley es sólo por suicida Hoy me quedaré durmiendo en la cuerda floja No vengas tú a decirme Quién es quién o cuándo es cuándo A media mañana bajaré hasta el pueblo y espero que Dios llegue a la hora esta vez
Misticismo silvestre Ante este atardecer lleno de dioses cedo pongo en suspenso mis creencias abstractas mi amor por las ideas del ego aunque las ame y pongo a disposición de la realidad este trozo de sensación que poseo, esta camisa absurdamente limpia ante las vacas sagradas sin camisa Mi boca abierta de corazón por la impresión que me producen los pájaros y las sombras y las reuniones secretas de insectos sin agenda y los sonidos maravillosos que producen los minutos cuando chocan con nada que hacer
Destinación
Me enamoré de una mujer sin cuerpo sobre un depositario de sal mientras rezaba La presentí como se sabe el mar cuando uno es niño asombrosamente asombrado de los seres que no se dejan llevar por la muerte Esta mujer sin orillas sin costillas sin ojos y sin palabras había sido despojada jurídicamente de todo La habían amarrado a un muelle imaginario y su anterior pareja la había golpeado hasta matarla No había en ella más sonido que el que producen las fosas profundas o esos vocabularios que todos abandonan por abstractos Y daban ganas de llorar por cómo la habían transformado en nada poniéndola ante el espejo ante los juicios de todos ante la televisión bastarda y ante todas las formas de la degeneración jurídica.
Ironía gramatical
Verbo de cuatro caras busca adjetivo solo con quien morirse Hacerse bello por ejemplo desaparecer volátil Gerundio de verbo pobre pide eutanasia para participio satisfecho No ocurre nada con adverbios que no reúnen condiciones de existencia o con polímeros lingüísticos que sustituyen sustantivos ideales
FERNANDO CHELLE
Fernando Chelle (Mercedes, Uruguay, 1976). Poeta, narrador, ensayista, corrector de estilo y crítico literario uruguayo, radicado en Colombia desde el año 2011. Autor de los libros: Poesía de los pájaros pintados (2013); Curso general de lectoescritura y corrección de estilo (2014); El cuento fantástico en el Río de la Plata (2015); Muelles de la palabra (2015); Las otras realidades de la ficción (2016) y El cuento latinoamericano en el siglo XX (2016). Su obra poética forma parte de diversas antologías. Ha sido corrector de estilo de las revistas: Respuestas (Universidad Francisco de Paula Santander) y Fronteras del saber (Universidad Simón Bolívar) y también, Director de Contenido y Redacción del Periódico El Libertador (Universidad Simón Bolívar). Ha participado como conferencista en diversos encuentros de escritores y ferias del libro. Sus poemas, ensayos y críticas literarias se han publicado en revistas, periódicos y portales literarios de más de veinte países. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano y al portugués. Es Cónsul, en Uruguay, del Parlamento Internacional De Escritores de Cartagena, coordinador, en Cúcuta, del Parlamento Nacional de Escritores de Colombia y miembro de la Asociación de Escritores de Norte de Santander. Ha recibido los siguientes premios y reconocimientos: mención en poesía, XI CONCURSO LITERARIO BONAVENTURIANO DE POESIA y CUENTO 2016, organizado por la Universidad de San Buenaventura, de la ciudad de Cali, Colombia; mención en poesía, III CONCURSO INTERNACIONAL DE POESÍA “LA PALABRA DE MI VOZ”, organizado por la editorial: Publicaciones Entre Líneas, de la ciudad de Miami, EE. UU (agosto, 2016); primera mención en narrativa, V CONCURSO LITERARIO DE POESÍA Y NARRATIVA, organizado por el ESPACIO MIXTURA, de la ciudad de Montevideo, Uruguay (agosto, 2016); ganador de la CONVOCATORIA NACIONAL DE ENSAYO LITERARIO, organizada por Lit. Asociación de literatura, Colombia (julio, 2017). Fue miembro del jurado, del VI CONCURSO LITERARIO DEL TOLIMA (septiembre, 2016) y del CONCURSO LITERARIO DE LA “ESCUELA JUVENIL DE ESCRITORES DE OCAÑA” (octubre, 2016). En la actualidad, además de publicar artículos literarios en diversos medios internacionales, se encuentra vinculado a la Universidad Francisco de Paula Santander. Es coordinador del Laboratorio de escritura PALABRA ESCRITA y forma parte del programa radial, de carácter cultural, “Diáspora”, que se emite todos los jueves y domingos por la UFPS Radio 95.2 FM. Allí desarrolla dos secciones de carácter literario: “PALABRA ESCRITA” (un encuentro semanal con la literatura universal) y “Voces de hoy” (un acercamiento a la poesía contemporánea).
La madeja
En la punta del ovillo estaba el llanto, dormido, agazapado en las tinieblas del todo. En ese lío a disiparse por calles grises y ríos negros se escondía, el primer acorde del suspiro. El sol en lo alto, engendrado por el balbuceo sur de una vieja guitarra y el grito verde y llano de la pradera, fue luz original de la poesía. El después es el ahora, el tiempo donde devano los sueños donde las palabras, cada vez más precisas, no intentan llegar a la otra punta.
Arrepentimiento
Lo confieso, He asesinado mariposas. Solía salir junto a mi hermano cuando el sol calcinaba la siesta armado de una rama, cuanto más frondosa mejor. El día, que caía cuesta abajo a morir en el río se fragmentaba en mariposas las había amarillas naranjas en su mayoría y otras que parecían tener un reloj entre las alas. Venían volando por la claridad esquivando invisibles como si supieran de la existencia del gigante que las esperaba. Venían zigzagueando su tiempo de serpentina regalando su frágil belleza sin prever la precipitación de rama de naturaleza violentada. Venían con el sol de las chicharras en su baile arrítmico y silencioso a morir a plena luz en lúdico asesinato. ¡Qué pena da confesarlo! he asesinado mariposas he sido un vil soldado que levantó sus armas contra la belleza.
Posibilidades
El pájaro en el aire no sueña con horizontes es solo un punto, un fragmento gris de la mañana. Se sabe único y es todos los pájaros, o quizás sea, un estado superior del alma el tránsito del amor en el cielo un simple juego del viento o un mensajero de Dios.
Agua de río
La sombra de una caña se parte a la orilla del río tiembla sobre las hojas de luz, sobre los gajos de sol dispersos en una alfombra que pasa. El tiempo allá arriba cruza raudo, en una nube, muelles, manos, peces, agua, sangre, ojos, todo va allí, en esa mancha que se transforma que tiene prisa, que será río. Esta fuerza fecunda que hace temblar la luz sobre su lomo este tajo en la tierra, arrebato de nube y tiempo es el transcurso irreversible hacia el olvido.
MATIAS MATEUS
Matías Mateus (Montevideo, 1985): Narrador y poeta.
Publicó el poemario “Amores, desencuentros y pasiones” (2010) y las novelas “Paraíso y después” (2014) y “Una hora de eternidad” (2015). Antologó “Distancias del agua: Narrativa cubana y uruguaya del SXXI” (2012). Participó en diversas antologías entre las que se destacan: “El Manto de Mi Virtud: poesía cubana y uruguaya del SXII” (2011) y “XIX encuentro internacional de poetas, Zamora, Michoacán” (2015, México). “Voces de América Latina II” (2016, República Dominicana). Textos suyos formaron parte de la muestra de poesía visual “Entelequia”, que se expuso en el año 2016 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Obtuvo los premios: Narrativa joven de la Casa de los Escritores del Uruguay (2014) y VIII Concurso de Poesía Joven Pablo Neruda (2015). Entre las menciones que obtuvo se destacan el Premio Juan Carlos Onetti, categoría poesía (2014) y el Premio Gutemberg de Narrativa (2015).
MATICES DEL NARANJA
El leve balanceo de la licra parecía que estuviese llamándome. Era obvio que antes de hacerse notar dejó que terminara de desnudarme, así podía acaparar la atención que no demoré en ofrecerle. Me acerqué con la misma tensión que muestra un felino al acechar su presa, conteniendo la respiración y procurando un máximo de sigilo en cada paso. La necesidad de hacer eterno ese instante me llevó a acariciar la suave textura que colgaba, disfrutando del encuentro que había imaginado miles de veces; de registrar con mis cinco sentidos el primer contacto con la intimidad de Liliana. Finalmente me hice de la prenda que esperaba mi contacto, quizás por un descuido de ella, o por la clara intención de exacerbar el indisimulable deseo, que generaba en el amigo menos inescrupuloso de su hijo adolescente. No tuve la suerte de ser invadido por los aromas que esperaba y deseaba saborear desde que la había conocido, pero alcanzar ese lugar de su intimidad, de saber que una catarata de jugos había perfumado en innumerables ocasiones la pieza por donde estaban circulando las yemas de mis dedos, me abría un vacío tembloroso en la zona baja de mi abdomen. Días atrás había tenido el primer encuentro con el osado naranja de la tanga, en esa oportunidad la dueña del trofeo que mis manos amasaban, se agachó delante de mis ojos y al igual que lo hizo segundos atrás mientras me desnudaba, se asomó por encima del borde de la calza que moldeaba sus turgentes nalgas, reclamando mi atención. Tenía la certeza que había salido a expiarme, que desfiló ostensiblemente frente a mi rostro con la maliciosa intención de adueñarse de mis recurrentes meditaciones noctámbulas. Ahora podíamos entrar en confianza, compartir un momento de intimidad, lejos de las miradas que podían censurar nuestro diálogo y a salvo de la fractura de una amistad construida durante nuestros 16 años de vida, él jamás toleraría la traición de profanar el sagrado espacio en donde se enclavaba la prenda, para engrosar una dilatada biblioteca de imágenes que atesoraba en mi memoria y ponía a rodar en mis noches de solitaria complacencia.
En el preámbulo de la reunión que celebraríamos, pude finalmente,
acceder a una parte de ella, sentirla mía, gozar dentro del reducto más glorioso de su envoltorio. Bajo la lluvia tibia que caía sobre mi cuerpo miré con cierta paranoia hacia la puerta, como si su cara plana y sin gracia estuviese delatando la canallada que estaba llevando a cabo, como si fuera capaz de hacerse a un lado, de entornarse ceremonialmente para hacer justicia, para desenmascarar al farsante que se presentaba en ese hogar embanderándose en una amistad incondicional; que obraba de pantalla ante el saco de hormonas que lo conducía de la nariz hasta las piernas de Liliana. Al notar que no había puesto el pasador me acerqué a la endeble frontera entre mi cálido mitin y el inevitable escándalo. Apoyé la cabeza mojada contra la madera sin soltar la tanga que abrazaba mi miembro plenamente erguido. Esforzando el oído al máximo de su capacidad logré identificar una respiración al otro lado, continué incentivado por el roce de la licra naranja sobre la zona sensible. La voz de mi amigo nos alcanzó como un hielo que desciende por la espalda, estaba llamándola, reclamando la presencia de su madre que respondió escuetamente y retornó al falaz silencio que volvía a doblegarse, por una respiración que luchaba por no perder la cualidad de aeróbica. El pomo de la puerta giró logrando una pequeña brecha entre el ecosistema que construimos con la pieza naranja y el exterior, contaminado por la presencia de la dueña que reclamaba intervenir en el cónclave. La liberación de fronteras permitió que los sonidos que exhalaba me envolvieran, alentándome a llegar hasta a la meta, incrementé la velocidad de mis espasmódicos movimientos, el suspiro que inútilmente procuraba contener pasó al estatus de jadeo cuando la tela naranja se vio colonizada por una viscosa presencia. Con mucho tino se encargó de devolvernos la privacidad, atendiendo el deseo de observar las condiciones del campo de batalla, como si la victoria me llenara de un supremo regocijo espiritual, como si la traición consumada fuera motivo de orgullo. Antes de devolverle al interruptor de la lluvia el pedazo de Liliana que había conquistado materialmente, limpié el remanente de las consecuencias de mi esfuerzo que aún se balanceaba del pretil de un miembro que negaba a retraerse; con el cuidado de cubrir la mayor superficie posible, porque no quería dejar a ningún sobreviviente en la envestida, al igual que un vikingo cuando pretende llevarse cada pieza de oro al saquear la catedral para llegar a ser un miembro digno del Valhalla el día de la caída.
Me integré a la reunión que empezaba tomar forma, bebí algunos
tragos de cerveza y fingí que atendía las conversaciones que empezaban a circular por la sala, atento a no mirar frontalmente a mi amigo, ni demostrar actitudes que pudieran delatarme. La dueña del santo grial consideró oportuno sentarse de forma tal que al cruzar las piernas, mis ojos pudieran alcanzar una buena porción de la piel que trepaba desde las rodillas hasta perderse en la falda que llevaba. Se inclinó hacia la compañera de sofá para secretearle unas palabras, extendiendo unos centímetros más la zona visible, ambas rieron, generándome un cálido rubor en los pómulos y un nuevo martilleo en la entrepierna. Descruzó las vías de carne que no dejaba de observar y salió de la habitación. Me detuve en los rostros de los presentes que seguían concentrados en el debate que merodeaba el centro de la reunión. Intervine con un par de palabras insignificantes a modo de cuartada, estudié la actitud de mi amigo que seguía el hilo de lo que se decía, interviniendo como el buen moderador que es, sin percibir lo que sucedía de forma tangencial al núcleo de la tertulia. Percibí que la vecina de sillón de Liliana no me quitó los ojos de encima durante mi breve acotación, ni después, mientras fingí interés por los parlamentos que cruzaban la mesa de un lado a otro. Una vez recluido en la banquina de lo que pasaba con los animados disertantes, me asaltó con una pregunta trivial que titubeé al contestar, ella puso cara de interés y continuó indagando con el mismo tenor. No había terminado de tartamudear las palabras que elegí como respuesta cuando la dueña del tesoro profanado retornó cobijándolo en su puño. Solicitó la compañía de quien me interrogaba, que obedeció evitándome los inminentes tropiezos entre la hidra de la mentira. Como una mariscal de campo sopesó los movimientos de todos, antes de llevarse la mano que sostenía la joya adulterada a la nariz, inspiró con fuerza y mordió su labio inferior Los extras ignoraban completamente la trama que oficiaba de satélite a su discusión, no percibieron la nueva erección que había abultado mi pantalón, tampoco las lamidas poco discretas que Liliana le dio a los vestigios de semen que seguía fresco, antes de encerrarse en el dormitorio con la otra mujer.
PAULA SIMONETTI
Paula
Simonetti. Montevideo, Uruguay, 1989. Licenciada en Letras. Vive en Buenos Aires desde el 2015. Cursa maestría y doctorado en Sociología. Es docente, coordinadora de talleres, trabaja en organizaciones sociales y comunitarias. Publicó el poemario En la boca de los tristes (2013). Sus trabajos han integrado una serie de publicaciones, entre otras: “América Invertida: An Anthology of Uruguayan Poets” (Estados Unidos), Spoke (Estados Unidos), From the Fishouse (Estados Unidos), Modern Poetry in Translation (Inglaterra), Circulo de poesía (México), Luna Nueva (Colombia), Tierra Adentro (Secretaría de Cultura del Gobierno de México). Invitada a lecturas en congresos y eventos a nivel nacional e internacional. Obtuvo en el 2012 el Primer Premio de Poesía Joven Pablo Neruda, en el 2013 una mención en el concurso nacional organizado por la Intendencia de Montevideo, “Juan Carlos Onetti”, en el 2015 obtuvo la beca FEFCA que otorga el Ministerio de Educación y Cultura en la categoría Letras.
Nelson
¿Te acordás cuando dios te abandonó y era verano? ¿Te acordás cuando dijo quedate revolviendo contenedores, basurales, plazas, vientres piezas y pulmones? ¿Te acordás que apenas te dejó frente a ese plato breve? ¿Te acordás de la oración, de cuando amanecía? ¿Te acordás de dios y del verano?
Armar el cuadro otra vez/ reconstruirlo como si una fuerza extraña lo hubiera fracturado como los evacuados como los exiliados como los que incendiaban sus propias casas como después de las guerras y de los desastres y también como cosas más sutiles como sobrevivirle al amor como después de esos finales como después de la muerte como después de los padres y después de los hijos y también como cosas más sutiles como cuando amanece
No voy a hablar voy a hablar de otra cosa nunca es eso no te voy a decir basta voy a dibujarte este sutil paraíso de papel sin contarte las noches ni los sueños la mirada que se abre hacia una infancia breve de las hamacas voy a hablar de los rosarios será que no rezás que no te hamacaste ayer mañana nunca no voy a retomar la cuenta moretones que se van pero hacia adentro para volver a estallar en el gesto de los hijos de tus hijos y ad eternum me olvidaré después cuando esté hablando a nadie de Picasso, eso duele no tu mano firme como la rigidez de un loco le diste vuelta la cara y volvió otro de un golpe tu hijo se hizo hombre no me vas a decir que ellos son niños, voy a hablar de otra cosa aunque me vuelvo a este abecedario que solo habla de vos y de mi infancia y nada más no dice basta no se hizo para decir basta no voy a hablar del golpe y de la marca de la forma en que tu mano aplasta el gesto de tu hijo como si fuera mosca de verano voy a hablar de la forma en que tu mano se levanta desde adentro del poema y lo deshace
Sueñoson I en el sueño desfila la locura y son cientos de caras que se acercan son los locos hambrientos que me cercan y pidiéndome amor reclaman cura un hombre enloquecido ya me nombra y un pájaro oscurece con su vuelo la parte de hospital que daba al cielo el gesto de ese hombre se hace sombra y lo cuenta a los gritos o en secreto la tormenta de arena se avecina la carne va a mutar en esqueleto recorre el hospital y vaticina parado frente a mí se queda quieto me anuncia que hoy el mundo se termina
de a poco recupero la costumbre
de poner una palabra detrás de otra arriba de un papel arriba de una mesa bajo la que duerme el perro aún coordenadas de vida pequeña más pequeña que el departamento de la mujer sola que lo habita y digo mujer y digo sola por decir en una ciudad de tantos rostros o números ajenos completamente incomprensibles o veloces, nadie cuenta días para la revolución parece invierno cualquiera que se fue de su país sabe que no es suyo y sabe que el recuerdo es un patio soleado al que no es posible regresar ileso, por los nombres de las calles el vértigo que dan las autopistas deduzco qué día no habrá clases las fechas patrias son enormes avenidas que cruzo medio ahogada porque hayquefumarmenos te das cuenta de a poco recupero el aire dejo entrar al sol y observo al perro nítido, distante, indiferente y limpio, ordeno lo pequeño pongo una palabra detrás de otra.
La luz toca las playas a destiempo si ese pueblo de barcos amanece es que del otro lado de la tierra alguien cierra de un golpe enceguecido las puertas de su infancia para irse a dormir sin certeza alguna, así cada cual tiene su archivo de imágenes privadas para la palabra mar o para la palabra amar imágenes privadas para sitios públicos, la playa es a la vez inmensa e íntima de nadie ya o apenas mía como apenas es mía la memoria de la palabra mar porque la memoria es ese pez que se encandila y no el farol ni la red que se lo lleva, juega a esconderse tras la luz, refugiarse de todo lo que cae pero en el mismo refugio está su muerte, a esta altura del sol las aves forman sus misteriosas rondas y las olas se encargan de llevar bajo su manto animales gigantescos, aparecen y desaparecen entre restos que no buscan ya salvarse o esconderse así va el ave vertical, veloz, imperturbable en su oscura determinación hacia un punto exacto del mar cae, en picada, y ves que no todo lo que cae busca desprenderse de su peso, recortada contra la luz del sol mínima y total traza su abismo, el ave se detiene allí donde todo se detiene sale y el impulso de caer es lo único que necesita para volver a subir elegante e intacta hasta la próxima caída
C E C I L I A D E LU C I O
Cecilia de Lucio, 7 de diciembre de 1983 Córdoba, Argentina Participación en libro antología”5 años Concurso nacional de poesía Pablo Neruda” Editorial Filosofía y Humanidades UNC Año 2016 Participación en libro antología “Luna de Pájaros” El mensú Ediciones, Junio de 2015 Publicación del libro Sin Remo (coescrito con Vanina Zuttion, septiembre del 2005) y del libro de poemas La Culpa es de Cristina (coescrito con Vanina Zuttion. Editorial Antiplan, mayo del 2012) Primera mención de honor y publicación en concurso internacional de poesía UNC y fundación Pablo Neruda de Chile “Concurso nacional de poesía Pablo Neruda 2011” Publicación colectiva en Recetario Parapoético, como parte de la experiencia del Consultorio Parapoético 2011. Participación en publicación colectiva y representación escénica de 12 mujeres “Ultrafinas y las tramontinas del dolor”. Año 2012 Presentaciones literarias y lecturas en La feria del libro Córdoba 2012, Museo de las mujeres de la provincia de Córdoba, en los Debates federales de cultura, en bibliotecas populares y centros culturales, entre otros. Co coordinación de Taller de Escritura Creativa para niños, Comedor comunitario “Ernestito” Bº Renacimiento. Año 20112012 Actualmente trabaja en un programa de Arte con niños y Jóvenes en contextos de encierro, para el Programa Nacional de coros y orquestas del bicentenario.
Amar duele en la panza eso del corazón es cuento viejo por ejemplo tu voz esas palabras de chocolate quemado arrojadas sin piedad. La última vez que me enamoré de vos probablemente estuvo de más me pediste que no te mire así mientras me entregabas tu beso como se reparte gelatina en los hospitales no te dabas cuenta o sí que aunque me doliera hubiera comido el mismo plato otra vez.
Rompé una nube y llueve; me decías siempre tomaste la piedra más grande tengo que contarte que hoy se quebró el cielo
Llueve y cada febrero el vidrio que me separa del patio se empaña con furia de tormenta. Leí que de las 6 mil lenguas que existen en el mundo, la mitad está en peligro de extinción. Desaparecen al morir el último habitante que las pronunció. ¿Te acordás? Nuestro hijo iba a tener el nombre de un huracán. Deberías saber que mi gato cumple años el mismo día que vos. Necesito hacerte preguntas frescas, pero hoy no me salen. Me dijo la astróloga que no tengo que perderme con mi próximo amor. Tengo que quedarme en mí, quedarme en mí, quedarme. Llueve y cada febrero donde vivo se inunda, no han dejado bosques capaces de absorber el saqueo a la tierra. La última vez que te vi, en el mercado, no creías en casi nada. Tenías la risa más linda del mediterráneo. Después me dijeron que te casaste. ¿Jorge seguirá trabajando en el hotel? Arreglaron la estación de tren, esa que vos veías bella cuando era una ruina. Siempre amé tu capacidad de mirar. En esta foto que alguna vez me sacaste no recuerdo si estoy con sueño, enojada o triste. O estoy porque me ves. Mueren lenguas todos los años. Espero que, aún sin nosotros, no desaparezca la nuestra. La que inventamos con tu extrema fé al pegar en la pared la única carta que tuvo sentido. Es que después de vos siguió la vida, pero no tomé registro. Te tengo que dejar, se inunda mi casa.
Dice el horóscopo que mientras caen las economías del mundo, mi luna está ubicándose fuera del ejido de tu abrazo. Qué injusto. Vos andarás distraído pateando alguna pena, desparramando belleza. Y no sabrás que Neptuno se quedó sin palomas mensajeras que nos acerquen. Venus me reclama que me gasté los últimos planetas en enviarte señales inútiles. Dice el horóscopo que aún en esta sequía de amor que acecha a la tierra, sobrevive una posibilidad. Si tu ternura se encuentra con mi duda, el sol no va a morirse nunca.
Cuentan los chismes del cosmos que cuando nació Júpiter, avanzó con determinación hacia el sol, arrojando contra él a unos cuantos planetas rocosos. De esos escombros y entre tanto descalabro, parece que se organizó el sistema que hizo posible la aparición de la Tierra. Cuentan tus ojos, mientras las gotas se arrastran en la ventana, que en noches como esta te vivís en pedazos. Y que más de una vez te sentís tan solo, como un planeta expulsado de su órbita. Yo te miro con el mismo amor que le tengo a esta Tierra tan rota y vuelta a pegar.
Vi al mar comerse su propio corazón el mismo día que me fui de vos.