Mes 10 Año 03 Número 34
Editado por: Aquarellen cultura Directora de redacción: María José Mattus Director de contenidos: Jesús De Castro P o rt a d a : " T h e l i t t l e t e n o f b l u e " P e t e r Ma rl o w Contraportada: "Calle Oscura" Poemas visuales: Peter Holme Julia Nikonova Imagen de archivo
EN ESTE NÚMERO
María Antonia Ricas
Página 8
Juan María Campal ágina 16 P Verónica Aranda ágina 26 P Manuel Díaz García ágina 36 P Marie Linares ágina 44 P
PORTADA
La portada de este mes es una imagen urbana, un suburbio de alguna de las millones de orbes que pululan en nuestro planeta. Una ciudad con historias que, se tejen en relatos, poemas, cuentos. La niebla característica del ajetreo urbano es una envoltura grisácea a los ladrillos que aceleran la vida. En esa vida vibramos como cuerdas de arpa, pero como cual instrumento, si nos frotan hacemos melodías, esas notas son las que construyen las historias de aquellos escritores que colaboran mensualmente con nosotros.
EDITORIAL
La lengua española es de una belleza indiscutible, su elasticidad y desarrollo a través de la historia le ha enriquecido al punto de tener más de 150 mil vocablos registrados en la RAE. Los hispanoparlantes son más de 559 millones en el mundo, siendo la lengua de Cervantes, Lorca, Neruda y Cortázar la segunda lengua más hablada en el mundo. Nuestra literatura, el lenguaje que concreta pensamientos, debe ser mantenido y rescatado, debemos estar conscientes del rol que representamos como agentes culturales preservadores de las letras. El fomento de espacios que sean vitrina de nuestras culturas es y seguirá siendo primordial para nosotros. El aprendizaje del español es la herencia que debemos conseguir para las próximas generaciones preocupándonos de la lectura y la enseñanza de esta asignatura en todas las escuelas de los países hispanoamericanos, de acuerdo a los rasgos culturales que cada país sostiene y que dan un pluralismo lingüístico que pocos idiomas en el mundo disfrutan; las melodías sonoras, las diversas expresiones de la lengua castellana disfrutan de una soltura y una riqueza que le convierte en una excelente fuente de talentos de las letras. La belleza de cada país americano, sus modismos y palabras le confiere movilidad, dinamismo y energía. Seamos responsables del patrimonio filológico que tenemos, no matemos los clásicos y no enterremos la belleza de la esta lengua románica, nutrida de enormes culturas, todas ellas aportaron para llegar a la cumbre de una expresión vocal que une culturas y pueblos. Marijo Mattus
MARÍA ANTONIA RICAS
MARÍA ANTONIA RICAS nació en la ciudad de Toledo y es profesora
de Primaria. A lo largo del tiempo ha dirigido o intervenido en numerosos homenajes, ciclos poéticos, programas radiofónicos culturales, talleres de literatura, antologías, etc., así como en aquellos relacionados con su actividad como docente. Actualmente colabora en ARTES&LETRAS, ABC CastillaLa Mancha, y en otras publicaciones periódicas. Es codirectora, junto al poeta Jesús Pino, de la revista artesanal de poesía Hermes. Entre sus publicaciones destacan: FUERA DE SÍ LA ROSA, Siddharth Mehta Ediciones, Premio R. Tagore (1990); EL LIBRO DE ZAYNAB, Ayto. de Toledo, Premio Rodrigo de Cota (1992); IDOLATRÍAS, Editora Regional de Murcia, Premio Oliver Belmás (1996); JARDÍN AL MAR, Ayto. de Piedrabuena, Premio Nicolás del Hierro (2004); CIELOS DE TOLEDOcoautora, Junta de CastillaLa Mancha (2006); CONECTADA, Ed. Celya (2012); EL CRETENSE, Ed. Celya (2013); SALIR DE UN HOPPER, Ed. Celya (2016).
Aún recuerdo el día en que fui a la mezquita
de Yabal alBarid , que llaman de Monte Frío, porque hoy la luz se cubre de un manto gris, pesado, igual que tierra yerma donde la buena lluvia desperdicia sus dones. Era aquella mañana como cristal tallado, una huerta frondosa, brillante de alegría. Fuimos mi madre y yo en piadoso paseo y desde aquella altura la tierra regalaba, querida a nuestros ojos, agradeciendo a Dios su grande complacencia: Delante era el adarve de alYahud , sus apretadas casas, los árboles graciosos de sus pequeños patios; hacia la izquierda el río, preso en el hondo tajo, llevándose murmullos, arenas de otra orilla. Y, más allá, en la vega, cerca de la maqbara que dicen de mozárabes, la almejía encendida del granadal en flor su bermejo color era el dardo feliz del Paraíso. Oh, traspasado amor del corazón abierto. El muecín llamaba para salat alzuhr y supe que el Señor no olvidaría mi azalá en gratitud de mis afanes.
De EL LIBRO DE ZAYNAB
Mujer con ánfora
Sostenida por dos plumas si camina o regala. Es la arcilla que levanta del letargo a las aguas y reúne en un vaso la raíz del milagro. ¿Qué nos trae de la linde donde diosas antiquísimas se acomodan sobre el pánico o en las cestas de los peces bebedores de amargura? ¿Qué oro trae, qué manzanas esquivando la certeza?
Tú la llamas agraciar, conceder una luna, celebrar un hallazgo. Yo la llamo peligrosa alegría. De Entra un viento de olor
ciruela
Visitación
Hay un momento sostenido donde todo –la crueldad, la burla, el dolorse pliega azul y aunque pesado porque lágrimas y lagrimas adensan, azul se mueve en la visita, tornasolado por la luz. Es un momento para escribir cartas de despedidas que parezcan abrazos, reconocimientos, para decir que te he querido como quien pronuncia un saludo según pasa y va a su circunstancia. Azul aplazando una tormenta previsible, disfrutando del brazo al acercarse a la sonrisa que recibe. Ese momento que precede a la indiferencia de punzones, que no detiene nada. Sólo está, sólo se escapa de la sombra.
Del libro EL CRETENSE
Vida detenida en María Blanchard Los objetos escuchan: un sentido preciso, fina percepción de las vibraciones, incluso de un temblor, cayendo una pestaña. Qué atención ponen al chasquido en la soledad de alguien que está sentado y cierra sus ojos, deja de moverse, suplica desaparecer. Qué preferencia dan al lento cachemir del polvo bajando hasta un brazo que se desvive por abrazar. Distinguen la mella en un ángulo del silencio, reconocen la ondulación de un aire respirado y cálido. Están ahí, nos oyen y componen una inminencia para respondernos, para contemplarnos. No sólo cubistas se agrupan porque se estimulan, se niegan a la desgana. No sólo son cronología. Al caer la pestaña un raro gozo fosforece en sus pieles.
Del libro SI ELLA NOS MIRA
Anochecer de verano
Después de esa noche, recogida en sí reserva el dolor de perderte en algún punto de su vientre. Ahora estira las piernas, está relajada y distante porque no quiere volver a ti, ni desea rozar tu mano, ni le aterroriza volver a dormir sola, ni se aleja de las libélulas de la habitación, ni pretende que tú comprendas cómo ama un insecto irisado, ni intenta sentirse adorada, ni te espera, ni acaso ya recuerda tu nombre aunque sigas estando ahí excusándote, endulzando la noche, curvándote hacia ella, queriendo estar, no estar, eso que sólo consiguen los fantasmas.
Del libro SALIR DE UN HOPPER
JUAN MARÍA CAMPAL
Juanmaría G. Campal .Oviedo, 1954 Autodidacto, impenitente lector e «incurable aprendiz de escribidor». No se reconoce poeta, sino escribidor de renglones cortos. Obras publicadas: Soledades y otros relatos cortos, caóticos y casuales (Foz, 51. Madrid 1996). Dos mujeres y un magnolio (Novela. Ediciones del Curueño, León. 1998). La verdadera historia de Castañito el Ilustrado, ganador del VIII Premio Club Taurino Mazzantini de relato taurino (2001). Edición no venal. Justas, necesarias, tardías palabras en Palabras con Ángel (AEA – Cajastur. Oviedo 2008. VV.AA.) Libro homenaje a Ángel González. Escritos con Lara al fondo, recopilación de intervenciones en el Claustro de la Universidad de la León y de columnas publicadas en La Crónica de León y en El Mundo La Crónica de León (Compañía Española de Reprografía y Servicios, Madrid, 2009). Textos al aire – Relatos (Editorial Akrón, León. 2010). Dos mujeres y un magnolio (Novela. Reedición CSED narrativa, León. 2013). Pliego de quebrantos en renglones cortos, en TRES VOCES, TRES MUNDOS (POEMAS) (CSED Poesía, León, 2014). ÁGORA DE LA POESÍA, Antología de autores (VV.AA., Lápizcero ediciones, Madrid, 2014). 24 horas (VV.AA. Artesana Creatividad Gráfica, León. 2015). Poemas por Vidas (VV.AA. CERSA Editorial, Madrid, 2016). Cuento cuentos contigo / Historias para hacer historias (VV.AA. PiEdiciones, Asturias, 2016) Colabora con un artículo de opinión semanal en el periódico diario La Nueva Crónica de León, después de haberlo hecho en los periódicos La Crónica de León, El Mundo La Crónica de León, La Hora Leonesa y Leonoticias. Igualmente, también colabora con el periódico digital La Crítica de León (http://www.lacriticadeleon.com/) con la sección Escritores de León. Participa frecuentemente en el Ágora de la Poesía de León y en diversos actos y recitales de carácter poético y literario. Es coautor de su mejor obra: su hija Lara.
Son estos renglones cortos herida fresca, abierta, viva, palpitante, dolorosa herida. Vívida herida que suturar no quiero. La sangre transcienda por fin, gota a palabra, palabra a renglón, los encerrados silencios que constreñidos, infectos, oprimen, reducen, limitan la viva voz que acallada en sí gritaba, exigía, precisaba esta vivaz sangría esta herida vivificante. Y qué decirte a ti mirada hiriente. Qué al rostro que tus orígenes enmarca. No te espaldes, no te vayas, no me prives de ese tu mirar, dulce cesárea, que a la vida me regresa, pleno de dolor, mas también de temida y tímida esperanza. (Publicado en «Pliego de quebrantos. Tres voces, tres mundos», Csed, León, 2014).
Cuando visito tu casa,
visito la casa de todos los arrebatados de sus vidas: los humillados, los torturados, los asesinados por no ser como ordenó y manda el arma de turno. Cuando imagino tu miedo, tu terror es el de cientos de miles de aquí, de allá y de más allá en cualquier tiempo y espacio. Cuando siento en mí… todos vuestros temblores, todas vuestras incomprensiones, ante el insulto que es grito primitivo, ante la tortura, nuestra exclusiva bestialidad, ante el golpe, el tajo o la bala disparada ¿desde una razón?, ¿desde una idea?, siento la brutalidad fratricida del hombre. Cuando visito tu casa, no te idolatro; la hago templo donde rendir memoria a todos los inocentes de la historia del mundo, a todos los humillados, torturados, asesinados. Cuando te escribo, a todos vosotros escribo, cuando digo tu nombre, los miles de nombres pronuncio y homenajeo en el tuyo, Federico. (De «Pliego del Carmen (de la Victoria) en renglones cortos», inédito).
JAZZ EN LA MADRUGADA Hoy la casa tiene un eco extraño, un retumbar infinito a cosa vacía. Y sin embargo, todo es silencio. Todo no, que cada movimiento y cada rincón susurra y llora tu ausencia. Hoy me he levantado, como siempre, ya sabes, temprano, a recibir el día, a celebrarlo, pero lento, muy lento, más viejo, diría, más acabado. Cómo pesa tu nada, cómo cansa tu herida. Y aun sabiendo que ya no estás, ando sigiloso la casa toda. No vaya a molestarte, aunque ya no tema tus urgencias, ni tu protestar por mis rarezas, ni tu mirada resignada. Hoy te he imitado, me he venido a mi rincón, a ensoñarme de ti, a que tu recuerdo me lama el alma, a recorrer, sin moverme, sendas y playas, a recoger de la nada tus miradas, a estremecerme de tus miedos, a emocionarme de tus sueños a alegrarme de tus sorpresivas llegadas, a lanzarte mi mirada, a interpretar tu cola, a sentir tus arranques de cariños, ¿los que pedías?, ¿los que me dabas? Hoy ya no hay nota negra en casa. Toda partitura está blanca. Hoy ya no hay Jazz en la madrugada. Hay ausencia y vacío y memorias y no sé…, algo así como una sombra, que me acompaña. (Publicado en «Pliego de quebrantos. Tres voces, tres mundos», Csed, León, 2014).
A nadie debería faltarle ¡jamás!: pan en la casa. Y debería éste siempre ser servido primero y solo en cada comida, fuese esta en soledad o compañía. Y debería cada cual coger un trozo entre sus manos y sentir su tacto y su caricia y profundamente olerlo y aspirar de él a ojos cerrados, solo uno con el pan y con la vida, el esfuerzo de tanta humanidad desde el primer pan del mundo hasta tenerlo hoy, aquí, entre las manos. Y alcanzar en él el olor del sol y el viento del agua y la tierra fértil y oír su desgarro y el crecer de los tallos, espigas y granos y las viejas canciones de campo y de molino, de trabajo. Así debería hacerse hasta sentir nuestras manos las que por siglos lo amasaron hasta tenerle nostalgia y hasta sentirlo amigo. Y entonces, abrir los ojos y mirar su textura, y admirar su milagro, y llevarlo a la boca, y besarlo, y sentirlo en la lengua, y con ella apretarlo, y dejarse invadir de su sabor antiguo y sabio, y entonces quizás… No sé, de ahí el quizás.
Tal vez nos hiciéramos
por fin más humanos seres y con ello acaso amasásemos un más justo mundo y unos mejores días que huelan a pan y que a pan sepan, que hagan casa y mujer y hombre y mundo y vida. A nadie debería faltarle, ¡jamás!: pan en la casa. ¡Ni casa!
(Publicado en Poemas por Vidas)
Si os dijera la verdad de lo que siento, huiríais de mí, seríais lamento eterno de haberme conocido, de haberme compartido, de haberme amado acaso. Si os dijera la verdad, entenderíais este silencio, esta oceánica soledad, el inmenso río que es cada lágrima que me huye, el llanto que desbordo ante vuestra amistad y vuestro amor. Si os dijese la verdad, sabríais del titánico esfuerzo que me forja una sonrisa, del cansancio total que me inspira un ánimo, de la absoluta debilidad que os refuerza, de toda la soledad que por compañía os brindo. Si escuchaseis, si supieseis la verdad, amados míos, tal que yo, ya sabedores, ordenaríais: ¡Silencio! (Publicado en «Pliego de quebrantos. Tres voces, tres mundos», Csed, León, 2014).
De mi maría y mi ge punto No se alarme la ortodoxia lingüística, no son faltas ortográficas lo llamativo del título; tampoco, por dios, la patrística, ni creencia cristiana de varia iglesia, no es menosprecio ni a su Señora ni a ninguna de sus veneradas Marías; menos aún, persona alguna así llamada, bien en soledad, bien en compostura, como es mi caso en el deneí. Con él en compañía de otros (Juan, el primero) fui bautizado y civilmente registrado. No, sólo pretendo explicar –ha habido quienes han preguntado el por qué porqué uso en mi autoría, agregado al Juan el de “maría”. De ahí esta aclaración. No todo va a ser crítica o loa. Bien está que, a vez veces, se explique uno mismo. A la velocidad que van ciencia e imaginación, nada conviene dar por sentado o, definitivamente, sabido. No viene mi “maría” de desestima hacia su grafía mayúscula, no. Viene de una coincidencia, de un juego sin pretensión de neologismo por composición; del hecho de que “maría” contiene el nombre de dos accidentes hidrográficos –somos agua que me vinculan por lo que su observación me sugiere y aporta. Me refiero, como bien se habrá podido deducir ya, a mar y a ría. En ambas me reconozco, ambas me hablan de mis estados de ánimo, ora en pleno, ora en bajo; ora en calma, ora bravo; ora de fondo, ora rizada, y hasta de mis temporales (quién no ha tenido o sentido alguno). Reflexiono de nuevo sobre ello, frente al río Mélsos –que Estrabón dixit–, y escribo donde éste se hace ría, contradicción, ambigüedad: ahora río que baja caudaloso a su encuentro con la mar, ahora ría que acoge al mar en su plenitud; por qué no, río que se mece y colma en y a la mar plena que lo absorbe; acto natural, sensual, voluptuoso. Acogimientos plenos. Todo un ejemplo de tolerancia, de convivencia, libre mimetismo, sin predominios, a ritmo vital con su punto lunático. Vamos, tal cual servidor, plena identificación. Estas, y no otras, son las razones de mi homenaje ortográfico al mar, al río, a la mar, a la ría. Un día, niño yo, a la salida de un campo de fútbol, el hombre bueno del que, contra todo pronóstico, he heredado la ternura, a mi pregunta sobre si no le importaba que nadie me llamase por su apellido, me respondió: “si aquí gritas ¡Juan!, o ¡García!, mirarán cinco mil; si dices ¡Campal! (apellido de la mujer de la que, también contra todo pronóstico, heredé temperamento y fortaleza), suerte habrá si mira alguno. Eso hará que siempre te conozcan por Campal. ¿Ser?, ser ya es obra propia de construcción continua”. Y en ella sigo. Artículo publicado en La Nueva Crónica el 12/8/15.
VERÓNICA ARANDA
Verónica Aranda (Madrid, 1982). Es licenciada en Filología Hispánica, gestora cultural, traductora y ha realizado estudios de doctorado (MPhil) en literatura comparada en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi. Ha recibido los premios de poesía Joaquín Benito de Lucas, Antonio Carvajal de Poesía Joven, Arte Joven de la Comunidad de Madrid, Antonio Oliver Belmás, Premio Internacional Miguel Hernández, y el Accésit del Adonáis, entre otros. Ha publicado los poemarios: Poeta en India (Melibea, 2005), Tatuaje (Hiperión, 2005), Alfama (Centro de poesía José Hierro, 2009), Postal de olvido (El Gaviero, 2010), Cortes de luz (Rialp, 2010), Senda de sauces. 99 haikus (Amargord, 2011), Café Hafa (El sastre de Apollinaire, 2015), Lluvias Continuas. Ciento un haikus (Polibea, 2014), Otoño en Tánger (TrabalisAguadulce, Puerto Rico, 2016) y Épica de raíles (Devenir, 2016). Ha traducido al castellano al poeta nepalí Yuyutsu RD Sharma, Poemas de los Himalayas, Claros de António Ramos Rosa (Polibea, 2016), Una casa con palabras dentro de Maria do Rosário Pedreira (Huerga y Fierro, 2017) y En la pata del caballo hay siete abismos de Clarissa Macedo (Polibea, 2017). Ha participado en Festivales de poesía e impartido ponencias y talleres en España, Marruecos, Francia y en varios países de Latinoamérica. Dirige la colección de poesía latinoamericana actual “Toda la noche se oyeron” de la editorial Polibea. Mantiene el blog: Poesía Nómada. En la actualidad prepara su tesis doctoral sobre La representación de la mujer en la copla y en el fado
L a c a s a h e x a g o n a l Atravesamos el envés de todas las palabras, trenzaste para mí tu cabello en los patios, lo volviste a trenzar en una noche de licor de hierbas, y comenzó el deseo mucho antes de llegar a los atrios, de buscar en el viento el jeroglífico. Mucho antes de encerrarnos en la alcoba pequeña, hexagonal, que habías vislumbrado en un poema, sin que un flujo de culpa rompiera los acuarios.
La casa colonial Tiempo insular, la casa tiene una ceiba centenaria. Se adivina el incesto en cada alcoba, en el piano cerrado, en sobremesa y jícara. Largo tedio llegado del siglo XIX, donde el hombre sufre la dualidad; donde ha de fingir en ese páramo y no acercarse mucho hasta las dunas.
La casa templanza
Templanza ante el insomnio, ante el siena tostado, ante esta soledad de lámparas de aceite. No hay costras de reproche en mis rodillas ni pienso en si tu cuerpo prolonga enredaderas. Tan solo el desapego en vilo en la terraza despejada.
La casa equilibrio
No hacer muchas preguntas y asomarse a los días desde una balaustrada que tiene el blanco exacto de las cícladas. Pensar en la vendimia primigenia y hacer de la espera paciente contención, soledad apacible mientras regamos cactus y plantas de albahaca, ponemos cruces en los calendarios y tapamos lo impuro con inciensos, buscando un equilibrio que no llega.
La casa periférica
Drena la posesión en las macetas y las grandes pasiones se viven a escondidas. El punto de equilibrio es timbre de contralto y canta, ausente. No hay asunción y solo la palabra secreto emerge entrecortada.
La casa giratoria
La casa giratoria que no encuentra su centro ni sus altas terrazas. Si hay desvelo, no hay labios, ni cítrica humedad ni caricia que mengua. Huyes de los espejos, de la luz contundente que entra por la alacena, porque tu cuerpo no convoca alféizares y chocan las ventanas del rincón más sagrado de la casa. Sólo unos milímetros y empieza la discordia. Tanto desasosiego se concentra en las vetas del roble. © Verónica Aranda (De Dibujar una isla), en prensa Premio de poesía Ciudad de Salamanca 2017
MANUEL DÍAZ GARCÍA
Manuel de los Reyes Díaz García.
Su poesía la podemos encontrar en diversas páginas de redes sociales: Los versos del panadero https://www.facebook.com/losversosdelpanadero/ Poesía viva de la Atlántida Revista. https://www.facebook.com/PoetaManuelDiaz/?ref=hl Poesía viva de la Atlántida programa de radio. https://www.facebook.com/poesiavivadelaatlantida/?ref=hl LIBROS PUBLICADOS: “Memorias de un hombre olvidado” poemario. 1ª Edición: Ediciones Cardeñoso. 2005. 2ª Edición: Rapriprint 2006. 3ª Edición: Gráficas Atlanta 2015 “El labrador de Versos” poemario. Fragmento publicado por la Casa Museo Javier de la Rosa en 2010. Libro publicado en su totalidad por la editorial Seleer en 2014. Distribuido a nivel internacional. “Con Gáldar en el Corazón – S Agaldar deg ul” poemario. Gráficas Atlanta 2016. TRABAJOS Y COLABORACIONES: Participación en el “Festival de los Santiagos” en Gáldar, con poetas internacionales como el cubano Rolando Campins y Ángel Sánchez. 2003 Participación en la “2ª Ladeira de Poesía del Ferrol” en Galicia, junto a poetas de la talla de Javier de la Rosa y Aurora Varela. 2007 Participación en los “I Juegos Florales de Agaete” en el “Museo Javier de la Rosa”. 2007 colaborando en los años siguientes. Participación en los “Escritos a Padrón”, con un poema dedicado al cuadro “La niña de las mariposas” publicado en la 3ª entrega del libro “Escritos a Padrón” 2012. Fue incluido en la Antología de Poesía y Narrativa Hispanoamericana del siglo XXI de la editorial Lord Byron Ediciones. 2014 Director del programa de radio “Poesía Viva de la Atlántida” que se emite en Radio Faro del Noroeste desde 2015. Participación en el homenaje a Luis Natera realizado por la Asociación Nace, la cual ha editado una antología de poetas canarios en la que me han incluido. 2016 Incluido en la antología internacional de poetas, “Mil y un poemas Saharauis volumen VI” Editado por la Biblioteca de las Grandes Naciones y traducido al portugués. 2016 Colaborador habitual de la revista de habla hispana: “El espacio del poeta”. Publicado en la revista multilingüe “Ila”, que se edita en árabe, español e inglés. Colaboración con la revista “Violeta Mag”, realizando una entrevista al poeta Leo Zelada. Incluido en la antología de Palabra y Verso. Editorial Beginbook ediciones, 2017. Miembro de la Asociación de escritores y escritoras Palabra y Verso. Vicepresidente de la Asociación socio cultural Imidagüen. .
CATALINA De las nubes empezaron a descolgarse dos o tres gotas, pero parecía que de buenas a primeras, las nubes se iban a vaciar sobre el pueblo, Catalina miraba las nubes, pensativa, oyó cantar el gallo de Frasquita, su canto dormía a todo el gallinero. Era un gallo revoltoso, que gustaba de dormir temprano, para despertar más temprano aún, más de una madrugada, Catalina había pensado hacerse un buen caldo con él, pues ella era mujer de sueño ligero y aquel gallo la atormentaba con su canto. Una madrugada le abordó la idea de que aquel gallo sería la reencarnación de alguno de sus maridos, que había vuelto de ultratumba, metiéndose en aquel pobre gallo. Desde entonces, con farol en mano y sin ser vista por nadie, se acercaba hasta el gallinero y cuando ya se veía frente al gallo cruzaban sus miradas amenazantes. Catalina se bajaba el camisón y le enseñaba sus dos hermosos senos, aún rígidos a pesar de los años y el uso. El gallo parecía volverse loco dentro del gallinero, como si ansiara más que nada coger aquellos maravillosos senos. Volaba de un lado a otro buscando una salida, alborotaba a todo el gallinero y después de un rato, de frustrada lucha, caía abatido por los intentos vanos. Catalina, con una dulce sensación de victoria, cogía sus senos con sus manos y antes de cubrirlos, nuevamente, se los mostraba aún mejor, el pobre gallo los observaba, desconsolado e impotente. Las nubes empezaron a deshacerse del agua, Catalina se sintió mojada, pero no entró. De madrugada se había levantado con calentura, por ello es que no se puso las bragas, con la esperanza de que el aire la refrescase, pero el aire era juguetón y se colaba por debajo de su traje y la acariciaba con una suavidad inusitada que le hacía estremecerse. Nunca en sus cincuenta y dos años de vida, había sentido aquel placer tan extraño. Fue sobre las siete de la mañana cuando las sensuales y suaves caricias del aire se deslizaron debajo de su traje. Ella había salido, llamada por la nostalgia al patio de su casa; ya iba para tres meses sin saber de caricias de hombre alguno y a pesar de que los hombre no eran para ella más que una buena manera de asegurar el sustento de sus cuatro hijos, se había acostumbrado al placer que le brindaban, porque ese era el secreto de sus dotes amatorias, era famosa en toda la región por su buen quehacer en la cama, venían hombres de muy lejos buscando sus placeres sin importarles el precio que debían pagar por pasar un buen rato con ella, algunos; después de haberle pagado cifras ingentes de dinero por una noche, no aguantaban ni un cuarto de hora y ya se dormían el resto de la noche en los maternales brazos de Catalina, y es que ella gozaba con ellos, con todos y cada uno de ellos, nunca fingió un orgasmo, era la amante perfecta, incluso los hombres de menos aguante la hacían gozar. El sexo para ella, algo tan sencillo y vital como respirar, y cada
bocanada de sexo era aire fresco que hinchaba sus pulmones, le hacían sentirse viva, elevaban su alma a un clímax inexplicable y se esmeraba en cada uno de sus amantes de una manera inusual, hombres acostumbrados a todo tipo de mujeres que fanfarroneaban ser imbatibles en la cama, de haber recorrido mucho mundo tumbando de placer a las mujeres más vigorosas, habían sucumbido a los encantos y maneras de Catalina, hasta hombres impotentes había conseguido levantar su órgano en honor de Catalina. Por todas partes se decía que, de proponérselo, Catalina, sería capaz de resucitar a un muerto y es que a la cama de ella se entraba de una forma y se salía con otra totalmente distinta, era como renacer a una nueva vida, con la convicción de que el paraíso existe y no lejos de este mundo. Una vez, el antiguo párroco, atemorizado por las habladurías de la gente; pensó que tal vez, si hablaba con ella, sería capaz de enderezar su rumbo y llevarla por lo que él creía el buen camino. Muchos hombres, conocedores de las dotes embaucadoras y convincentes del antiguo párroco, se atemorizaron, incluso hubo alguno que se echó a llorar pensando que Catalina no volvería a elevarlo a la Gloria y, sin salir de una simple cama, porque ella sí que los acercaba a Dios, pues, gracias a ella creían que realmente existía, porque aquel ser tan maravilloso y espléndido mientras cabalgaba sobre ellos, desprendía un resplandor alrededor de ella que los cegaba de placer y en cambio el antiguo párroco los hacía desechar la idea de que existiera Dios, incluso los había que aún creyendo lo aborrecían, debido a aquel ser tan detestable, con sus sermones los hacía alejarse de Dios. El antiguo párroco salió entre los vítores y alabanzas de todas sus feligresas que envidiaban a Catalina y la quería ver muerta. Incluso hubieran deseado matarla con sus propias manos y sacarle el corazón para prenderle fuego porque, según ellas; aquel ser que hacía disfrutar tanto a los hombres, sólo podía salir del infierno y, por lo tanto, allí había que devolverla, pero ninguna sabía que el secreto de aquel ser tan demoníaco para ellas era disfrutar sin temor ni rubor del sexo y, a su vez, hacer disfrutar. El antiguo párroco subió por el sendero que conducía hasta la morada más querida y odiada del pueblo, los negros presagios iban adheridos a la sotana, los hombres del pueblo apenados y tristes parecían haber desaparecido, sólo el viejo perro de Catalina salió al encuentro del antiguo párroco. Catalina a pesar de saber de la visita del párroco no preparó nada para la ocasión, tan sólo mandó a sus hijos a la casa de su tía Lola en el barranco, con la orden de no volver hasta el día siguiente. Lo último que se supo del antiguo párroco es que a las siete de la tarde entró con su negra e imponente sotana y sus ideas firmes, autoritarias e inquebrantables a convencer y reconducir a la pobre Catalina a la senda del Señor y que por la mañana abandonó la casa vestido con la ropa que alguno de los amantes de Catalina se había dejado y que su aspecto funesto y sombrío se quedó donde su sotana. Se marchó del pueblo siendo el hombre más feliz del mundo y dándole gracias al Dios de Catalina por haberle permitido saborear el paraíso.
MICRORELATOS
"El que esté libre de pecado; que tire la primera piedra". Las calles, bares y tertulia del país, quedaron desiertos y este micro; quedó incompleto, por la desaparición del escritor.
¿Qué sería del mundo sin ellas? La oveja negra, harta del menosprecio abandonó el rebaño y se enroló en un barco mercante en busca de sus sueños. Desde entonces el resto del rebaño está tan desorientado y destartalado que esta mañana la oveja Margarita entro al gallinero y se echó en un nidal intentando poner un huevo.
Terremoto. Unas palabras mal puestas en la mesa; a la hora de comer, fueron el epicentro de aquel terrible terremoto... No quedaron supervivientes.
Viaje a Echeyde. Pasaron cuatro o cinco días a la deriva; al sexto entendieron que la muerte también viajaba en la patera, y ellos, que emprendieron el viaje con la ilusión de dejarla atrás... Al octavo día naufragaron; sólo la muerte salió indemne.
La creación. Al principio, fue el principio. Lo que vino luego fue un cuento mal contado, o mal intencionado, o simplemente, tergiversado, según qué intereses.
Bla, bla, bla, bla. La mediocridad era el pan nuestro de cada día y, al final, ocurrió lo inevitable; llegó una hambruna intelectual, atroz, que devoró nuestros cimientos, la debacle fue inminente, no supimos renovarnos a tiempo y sucumbimos ante una Cultura ociosa y anodina.
POESÍA
En el vernáculo lenguaje de tus caricias hay un no sé qué, filantrópico, que desgaja mis adentros, haciendo posible un amor puro e intemporal. Dulce diosa de los acantilados por los que se despeña mi conciencia, en la desgarradora retórica, incontestable, de tus besos, atrapaste mi alma errabunda que anhelante de eternidad se ancló a tu boca. La dicción clara de tus jadeos desarmó la semántica absurda de mi corazón, y en el léxico exacto de tu sexo encontré la palabra mágica que me dio la libertad que soñaba, verbo primigenio ignorado por el hombre y que la mujer ostenta en sus entrañas. Reina mía, yuxtapones amor y deseo de manera tan celestial que caigo rendido a tus pies. Poemario “A golpes con la palabra”
Dejadme a solas con mi muerte que tenemos mucho que reprocharnos, hemos compartido tanta vida juntos y ahora, parecemos dos extraños, que se añoran de una manera enfermiza y se persiguen por las calles de la inconsciencia, ya no sé quién va delante, si ella y su desprecio o yo y mi vulgaridad. Esta actitud hipomorfa me está arrastrando a los confines de mi integridad, augusta y regia dama de los creyentes, para mí no eres más que una vulgar recompensa a la desesperación vital que me acompaña, seré efímero, pero no presa de tus garras, antes de que llegues, enigmática, a darme el último abrazo, ya me habré ido, aniquilado a manos del verdugo que soy. No hay lugar para la esperanza en un corazón yermo, ni amor que ablande la funesta soledad que me [acompaña. Muerte, furcia barata del poeta, no recibirás favor alguno de mi alma, no me esquives la mirada si te hablo, ten el coraje de afrontarme si te llamo casquivana apestosa que vas de cama en cama y no haces asco a nadie, atiéndeme esta tarde y ya veremos al alba, quién saludará a la mañana.
Poemario “Poemas peregrinos”
NANO TEATRO MENTAL PROPUESTA LITERARIA
Esperanza. Acto primero. Aparece una cuerda colgando con un lazo para ahorcar, debajo una silla y al lado una pizarra con los bordes rojos. Acto segundo. Misma cuerda, misma silla, misma pizarra, pero, esta vez, tiene escrito en rosa fluorescente: "Para los cobardes, usar en caso de dudas" Acto tercero: Misma cuerda, misma silla, misma pizarra de borde rojos escrita en rosa fluorescente y, al lado, aparece otra pizarra con los bordes verdes. Acto final. La cuerda, la silla, la pizarra escrita de bordes rojos y, en la pizarra de bordes verdes, aparece escrito en tinta invisible fluorescente: "Seguir el camino de baldosas amarillas es de valientes" En el fondo más oscuro del escenario se enciende una pequeña vela.
Baile de egos. Acto primero. El escenario está lleno de artistas, intelectuales, políticos, gente de cualquier montón e infinidad de payasos, unos sobre otros, intentando sobresalir y pisar al resto. Acto final. Subtitulado, aparece el siguiente enunciado: "Todo aquel que intenta demostrar su valía y sus virtudes a costa de quien sea y lo que sea; es que realmente no vale nada" Cae el telón con un dedo acusador señalando al patio de butacas.
MARIE LINARES
MARIE LINARES: (Chiclayo Perú). Escritora peruana. Abogada, titulada por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo Lambayeque. Ha participado en diversos eventos y actividades culturales, su producción aborda temas de la esfera íntima y existencial del individuo, el erotismo, el terror, la creación de mundos futuristas y de ciencia ficción. Ha publicado en las revistas: AN (año 2008), Papel Rojo (2008 y 2014), Muestra de Poesía y Cuento por los 25 años de Viernes Literarios (Ediciones VL Lima, 2016), Antología del Microrrelato Erótico 69 Tomo II (Ediciones Altazor – Lima, 2016), Antología de relatos “Sexo al cubo” (Ediciones Altazor – Lima, 2017), y en diversas revistas y páginas web. Publicó el libro “Poesía de tu carne” con Ediciones Prometeo Desencadenado. Blog: www.acerazur.blogspot.com
H A MB R E Era un departamento deprimente con señas de la humedad particular de los edificios antiguos construidos a mediados del siglo pasado. Usualmente la mesa no tenía más que un vaso, una cuchara y un plato. El reloj en la pared y un dibujo de una cucaracha semi humana, inspirado en la “Metamorfosis” de Kafka, constituían el decorado de la habitación. Lo que más aborrecía comenzando el día era el sonido rastrero de las manecillas del reloj acercándose a las 06:00 a.m; podría haber soportado los latidos de tambor de “El corazón delator”, pero el subyugante recorrido de las horas no. Otra vez sus dedos apagaron el despertador y se permitió diez minutos de ensoñación contemplando la descolorida pared de la habitación. La imagen del poeta merodeaba en el espacio, las palabras giraban en torno a su oreja como zumbidos de mosquito. “¿El amor se habría inventado?”. “¿Sus ojos le habían dado un hogar o le habían dado sólo la posada de un rincón mordido de afecto?”. El poeta debía haber bebido mucho aquella noche, tenía los párpados caídos de los soñadores o de los pensativos, o de los insomnes, o de aquellos tres juntos. El sol pronto le dio en la cara y entonces el maldito dolor de sienes regresó. Baja los brazos Adrián – le dijo en tono suave, verle era como fantasear con vampiros que temían la luz del sol – encontré algo de pan y té de limón en tu cocina, come algo. Ya te vas otra vez… ¿y las putas? Las botaste en la madrugada Dolor de sienes otra vez. Desconectándome de mi letargo, estrujando hasta el infinito la ansiedad yo andaba por los rincones procurando ruidos mínimos. El hambre, como siempre, hacía un vacío insoportable en el estómago y esa pieza de pan lucía apetitosa, Lucy había dejado una estela de migajas en el suelo y el poeta en ese estado no tendría fuerzas para enfrentarme. El poeta es de aquellas criaturas raras que prefieren la soledad, a veces parece que le irritaran las carcajadas destempladas de Lucy y sale de la pieza con las manos en los bolsillos como buscando paciencia y luego un cigarro. Lucy es la muchacha telefonista que atiende en el call center de día, debe ser servicial y complaciente. Hace poco Lucy consiguió un empleo de medio tiempo atendiendo en un bar, de jueves a domingo, desde las 19:00 a las 00:00 horas. Ya había pasado una hora desde que ella se había marchado a su trabajo de telefonista y aquel desayuno se había enfriado. El poeta era un tipo flacuchento y no muy alto, con un mechón de pelo a un costado de la frente. Una criatura muy rara de gustos, tal vez no querría ese pan de dos días. A veces se inspiraba en el ayuno, otras veces con los placeres; sobrevivía al desprecio de la gente y a veces le veía llorar. Se podría decir que su escritorio era su casa dentro de una casa, ahí tumbaba la agonía y el éxtasis de su ser, contemplaba algo invisible en frente de él y escribía. Se inspiraba... Le dio un par de mordidas al pan francés y lo dejó, apenas comía; pero si yo me dejo ganar por el hambre me llega la muerte. Así que yo nunca pasaré hambre.
Me bastaron unos segundos para destruirle el poco buen humor a Adrián, me persiguió por toda la pieza maldiciendo con un zapato hasta que llamaron a la puerta. Buenos días caballero, ¿la Srta. Silvia Valle vive aquí? NO Calle Dapein 327 piso 2 int C, este es su domicilio, no hay error NO vive aquí. ¿Qué quiere Ud? No estoy de ánimos… oiga me siento algo mal Señor sólo cumplo con mi trabajo, dejaré esta notificación. Firme aquí ¡No entiendes! ¡largo de aquí! El notificador tocó insistentemente y luego deslizó el sobre bajo la puerta. El poeta observaba en silencio desde la orilla de la cama con el gesto espartano de quien espera la afrenta y así se quedó un rato más hasta que el hombre se fue. Por alguna razón la gente nunca entendía al poeta. Yo no soy la gente, me compadezco de él y ojalá algún día ese hombre se muera porque parece que últimamente no es feliz, su cocina casi no tiene comida. Un día me lo comeré a él. Cuando Lucy llegó con los alimentos, Adrián aún seguía tumbado en el lecho; de no ser por ella ese tipo se hubiera matado en el puente un año atrás. “Te acompaño a donde tengas que ir hasta que te pase la tristeza, no lo hagas”, le había dicho y a partir de ese entonces ella vino muy seguido por aquí hasta que se quedó a vivir. Pienso que la gente tiene un zapato enorme y los persigue, no les entiende, no los quiere. He visto que él golpea con rabia el muro ciertas veces cuando vuelve de la calle mientras que Lucy atrapa su furia en un abrazo y le acaricia la nuca. Desde hace un par de meses se queda mirando largo rato la avenida por donde pasan las manifestaciones y caravanas. “Algún día cambiará la gente…” quizá piense; “se le enfría el café” pienso yo. El cielo en invierno es como su pared, partido por una grieta; en el centro hay un sol, apenas notorio; en el centro hay un hoyo infinito de dolor. Otra vez la cobranza de ese banco, deberías hacer algo. Iré al diario a dejar unas fotos y el artículo de esta semana, vendré con algo de dinero en la noche – dijo, y acercándose seductoramente a ella, susurró palabras ardientes mientras le metía una mano en el escote del vestido estrujándole un seno y con la otra mano acariciaba la lubricidad bajo su trusa. Un piercing adornaba su lengua y la pasó cual larga era por su cuello y oreja, haciéndola excitar. La sedosa cabellera rubia de Lucy atrapaba los rayos de luz que asomaban por la ventana cuando echaba su cabeza hacia atrás como perdiéndose en un mundo cremoso y caliente. Tres minutos después hacían el amor deliciosamente en la sala. Llevaban buen tiempo acostumbrados a aquella rutina, el buen sexo siempre aplacaba el drama de vivir marginados. Sé lo que se siente cuando a uno le tienen asco, no conozco las lágrimas pero sí la tristeza, la muerte me tiende la mano a diario como una sombra que promete aplacar mis necesidades. Él se fue, para ella aún era temprano así que aprovecharía la tarde para asear el hogar, la luz de la tarde acariciaba sus mejillas y se veía hermosa después del placer.
Los días en que ella salía a trabajar en el bar él solía esperarla en la puerta
de una cafetería cercana, a esas horas ya cerrada. Era jueves. 00:20 horas. Ella demoraba. Las sirenas de los patrulleros sonaban a lo lejos, tal vez los transeúntes podrían sentirse más seguros, tal vez sí. Demoraba… El humo del cigarro es algo que aprendí a soportar con Adrián, a veces solía acompañarlo de lejos en sus caminatas nocturnas, así me encontraba con desperdicios suculentos. “No contesta el móvil” – dijo asustado, y se dispuso a avanzar hacia el bar, unas calles más allá. En unos segundos más recibió en el móvil una foto que lo perturbó, cambió rápidamente de dirección y volvió a su hogar. Recuerdo que esa noche conocí la crueldad. Los pasos raudos de Adrián recorrieron estrepitosamente las escaleras, su mirada apuntaba hacia la puerta C donde estallaba su furia. Al abrir la puerta encontró una escena desastrosa: papeles desordenados en el suelo, algunos de ellos contenían sus versos, su letra, las cosas quebradas y el agua de una jarra había empapado el piso haciendo una mancha interrumpida por huellas de pisadas extrañas. El desorden olía a porquería y a cigarrillo, el recorrido seguía por el corredor como contando una tragedia hasta el dormitorio donde la escena era aún peor. Las mejillas que por la tarde se adornaron de besos cómplices lucían magulladas. Desnuda, casi inconsciente y amordazada al borde de la cama, Lucy miraba al techo con los ojos reventados de lágrimas. Un tipo drogado la sujetaba de los brazos, otro la penetraba y un tercer hombre tomaba fotografías burlándose de la infamia. Adrián había visto ese rostro antes, lo conocía. Era el hombre de barba, el del piso de arriba, quien asquerosamente comenzaba a empapar con su lengua la entrepierna de Lucy y a morderla. Era el mismo hombre que dos días atrás se había relamido en gusto frotándose los genitales cuando vio que el grupo de lesbianas iba a montar una orgía en el piso de Adrián. Aquella noche tocaron su puerta y ella jamás llegó a su trabajo de mesera en el bar. El volumen alto de la radio apagaba los ruidos del dolor. Creo que transcurrieron varias horas de sufrimiento, la habrían torturado mucho porque cuando llegamos, la mujer tenía marcas de cigarros en la piel y golpes por todo su cuerpo, le habían mordido el labio y sangraba, lo que excitaba más a los sátiros. Durante algunos minutos los otros dos hombres golpearon a Adrián hasta reducirlo, el que tomaba fotografías recogió la billetera de Adrián y sorprendido, le dijo: “Este perro de mierda… Silvia Valle… jajaja… ¡Así que Silvia Valle!” Fue entonces que Adrián reconoció esa voz: era el hombre que deslizó la notificación por la mañana. Silvia Valle Sánchez y Adrián Val eran como la sombra al cuerpo, en ese orden. Primero fue Silvia, ella. Tiempo después llegaría Adrián Val, él. Odiaba ese carnet de identidad, el nombre, la foto, la familia que perdió al aparecerse en la reunión de hace tres años con el blue jean de su hermano, camisa de rayas, busto fajado, chaqueta verde… un vaso de whiskey en la mano y según la anécdota, presentando a su novia de aquel entonces, la que usaba el vestido que él rehusó a ponerse para aquella noche. Suficiente tenían con lo de ser poeta, así que la familia decidió no abrirle la puerta más.
El día que conoció a Lucy hacía frío. Por la mañana un viejo amigo de aquella familia que perdió lo llamó a su casa para ofrecerle un dinero y trabajo, sobre la mesa habían dos vasos de color rojizo con una bebida suave para celebrar el ingreso de Adrián a la compañía de seguros. Comenzaron a hablar de ventas y clientes, cinco minutos después Adrián se desplomaba en su asiento. Al despertar, la brisa le daba en la cara, brotes de plantas rozaban su cuerpo semidesnudo, la sensación de suciedad y el olor de su cuerpo invadido y burlado ahogaron sus pocas ganas de vivir. Adrián jamás volvería al hogar paterno, el viejo amigo de la familia aún sigue siéndolo. Su tristeza se colgaría de la baranda del puente respirando libertad por última vez, quizá su mejor poema sería el acto de aventarse al vacío y morir. No le lloraría nadie… Aquella tarde con frío Lucy se le prendió al brazo y no lo abandonaría jamás hasta esa terrible madrugada en el edificio de la calle Dapein. Adrián yacía tirado y semidesnudo en el suelo, con el cuerpo suave y los muslos brillantes salpicados de sudor y semen, un charco de sangre asomaba bajo su lengua desgarrada donde antes hubo un piercing y llegaba hasta la pared en recorrido sinuoso. Recuerdo que cuando se lo arrancaron, la mirada de Adrián se abrió mostrando los ojos marrones más terribles que le haya visto a alguien, con un grito ahogado en sangre desfalleció. Tal vez el poeta hubiera preferido que un auto le arrollase al caer del puente. El olor a muerte es mi favorito, amo tanto la muerte como el alimento. Los cuerpos estuvieron en la habitación por días; y ya saben, las escamas de piel son deliciosas. Adrián, alguna vez dije que te comería. Franckie, la cucaracha.