M e s 1 1 - Añ o 0 2 E d i ta d o p o r: Aq u a re l l e n cu l tu ra , C o q u i m b o - C h i l e D i re cto ra d e re d a cci ó n : M a ría J o s é M a ttu s D i re cto r d e co n te n i d o s : J e s ú s D e C a s tro P o rta d a : " F a n ta s ía L i te ra ri a " C o n tra p o rta d a : I m a g e n d e a rch i vo
E D I TO RI AL
J E S Ú S D E CAS TRO
Hace apenas once meses nacía Aquarellen como un pequeño proyecto sin mas pretensión que la aún vigente: Aunar en sus páginas el pensamiento hispano en ambos continentes, a través de la obra de distintos autores y diversos países. Lo que comenzó siendo un bonito sueño es hoy una gran familia cimentada sobre la base de la colaboración generosa de muchos y buenos amigos que mes a mes envían sus aportaciones y participan del entusiasmo de una empresa común y el trabajo generoso y callado de nuestra editora María José Mattus. Dicen que tras un gran hombre siempre hay una gran mujer para apoyarle, yo no me considero ni de lejos ese gran hombre, pero me siento afortunado de tener conmigo a una gran mujer. También me enorgullece comprobar que entre todos hemos conseguido situar Aquarellen entre las revistas culturales que “más suenan” en el mundo literario como imprescindibles ¡en tan solo once meses amigos! y ese mérito es tan vuestro como nuestro. Sirva esta editorial para reconocer y agradecer todas y cada una de vuestras valiosas aportaciones y la amistad leal. Esperando que una vez más Aquarellen cumpla su cometido de acortar la distancia que separa aquello que unen pensamiento y cultura sumado a un pedazo de historia común también, solo cabe reiterar mi agradecimiento y congratulaciones para todos.
I N D I CE
Alfredo García Francés "La jodida bohemia del 68´ ...............página 5 Alberto Ávila ............................................................................página 7 Cristián Brito Villalobos .......................................................... página 1 2 Katy Parra ...............................................................................página 1 7 Mario Pérez Antolín "Aforismos de Oscura lucidez" .............. página 25 Jesús Arroyo ......................................................................... .página 29 " El manicomio de la realidad" ........................... página 30 Javier Pompa ......................................................................... página 35 Jesús De Castro ................................................................... página 39
La J od i d a B oh em i a d el 6 8´ Al fre d o G a rcía F ra n cé s
El cuarto amigo de la cuadrilla parisina, era Paolo, un brasileño exiliado, ex guerrillero comunista, alto, fuerte y guapo que se acostaba con decenas de preciosas francesitas seducidas por su melodrama cheguevarista. Paolo pronto encontró una novia de su país y, con la amnistía bajo el brazo, se volvió a Brasil. Pero, mientras estuvo con nosotros, el cuarteto fue de traca. Con esas compañías, así resulté yo de fresco. Despacito comenzamos a mejorar de estatus como emigrantes, el escritor peruano fue promocionado en su Universidad, mi hermano comenzó a trabajar para INTERPOL y yo, poco a poco, encontré trabajitos haciendo composits y books para aspirantes a modelos con lo que, además de ligar, ya no me moría de hambre.
Al mismo tiempo, mi hermano era novio de una Lacoste, de la familia de los fabricantes de ropa de sport. Los del cocodrilo. Ni que decir tiene que ella también confundía nuestra pobreza con bohemia y se divertía muchísimo siendo pobre con nosotros. Nos regalaba cosas, pero nunca un kilo de lentejas, un trozo de solomillo o un saco de patatas. Era muy rica y no imaginaba que nosotros no comiéramos o lo hiciéramos de tarde en tarde. Así, venía a visitarnos cargada de botellas de los más caros chateaux de Burdeos y del inigualable Petrus Pomerol, sin advertir que, con el precio de una de aquellas botellas, nosotros nos hubiéramos dado un festín. Por supuesto, cuando salían las nuevas colecciones de polos, nos traía un polo en cada color de toda la gama. Imagínense, éramos los pobres mejor vestidos y mejor bebidos de Paris pero, al mismo tiempo, los más hambrientos. Después, me hice novio de una chica de Pamplona, a la que falto de dinero incluso para el Metro hice caminar por Paris hasta la extenuación. Así, conocí la ciudad. Andando. Y sin comer, porque cuando la pobre me sugería ir a cenar algo, y de paso descansar un rato, yo, avergonzado de ser tan pobre, le decía, ¡déjate de cenas, cariño, lo mejor es disfrutar paseando de esta maravillosa ciudad! Ella, enamorada, insistía tímidamente. Bueno, pues, ¡aunque sea vamos al cine o nos sentamos a tomar un café! Imposible. No quería confesarle mi pobreza y que, de valor en los bolsillos, sólo tenía un ticket de Metro para volver a casa. Un día no aguantó más y dijo, pues, ¡sí tú no quieres cenar, yo sí y, ahora mismo, voy a comerme un filete con patatas! Imagínenselo. Yo afirmando que no quería tomar nada, que venía cenado de casa, mientras, miraba como ella engullía aquella carne roja, sangrante, llena de proteínas y con un enorme montón de patatas fritas doradas y crujientes. Salivaba como el perro de Paulov porque aquella noche llevaba tres sin probar bocado. Cosas de la hidalguía y de la juventud. Cuando encontré un trabajo estable mi novia y yo fuimos a vivir al Medicis, un hotel de estudiantes en el 21 4, rue Saint Jacques, frente al Liceo Luis le Grand y la facultad de Derecho de la Sorbona, en el distrito 5º del Barrio Latino. Por cierto que durante los encierros estudiantiles del mes de Mayo del 68, me recluí en el Liceo con ellos y durante los días que permanecimos cercados por la policía, me tropecé por los claustros con los aterrados fantasmas de los 3000 presos que, durante el período del Terror de la Revolución Francesa, esperaron allí para ser guillotinados. También me crucé en sus aulas con los cultos espíritus de sus ex alumnos Voltaire, Moliere, Diderot, Victor Hugo, Baudelaire, Robespierre.
ALB E RTO ÁVI LA
Alberto Ávila Morales. Madrileño. De profesión sus artes. Fotógrafo publicitario, compositor y cantautor. Como fotógrafo ha publicado en diversas revistas, tanto de moda como en diferentes sectores empresariales. Participa como cantante y autor en el Festival de Benidorm 80 ganando el Premio a la Mejor Letra de Canción. Igualmente ganador del Festival de Cantautores de Brunete 82. Edita con la discográfica Fonogram un LP con el título Alberto Morales. Asiduo participante en diversos actos culturales, tanto de poesía como canción: Homenaje al poeta Carlos Oquendo de Amat en la Casa de América; Homenaje a Miguel Hernández en su centenario con la representación de «Tres heridas» en el Ateneo de Madrid; Primer Ciclo de Poesía Hispanoamericana y Española «Madrid: una ciudad muchas voces» en el Centro Hispano Centroamericano, etc. A la poesía se acerca a través del dolor que la vida le brinda por una situación personal, con la facilidad que le da sus dotes de compositor en canción, sin otros antecedentes penales. El epíteto «poeta» es una palabra demasiado importante e imperiosa como para atribuírsela uno mismo. En todo caso, si la modernidad del tiempo y la estulticia de la gente lo permitieran serán acaso aquellos quienes lo dirán. Su primer poemario, Para Isabel. Gritos de amor contra el Alzhéimer, editado por Sial-Pigmalión (2011 ), es una obra intimista y preciosista dedicada a una pareja fallecida prematuramente a causa de este mal. Su segunda obra, La muerte de Dios, editada por Ediciones Vitruvio (201 5), de contenido filosófico y social, va más en concordancia con los aguerridos tiempos que nos ocupan y estercolan.
Entre la soledad, con tu abrazo diluido en el río de la vida que nos lleva. Entre la soledad, con tus besos quemados por tantos otros besos. Entre la soledad, con tantas otras soledades que se aúnan compartidas. Entre la soledad, con ese inmenso vacío que ocupa tanta gente. Alzo mi grito que se pierde entre mi soledad y el vacío de tu mente. De Para Isabel. Gritos de amor contra el Alzhéimer
¡Qué suerte!; no vas a recordar los desencantos sufridos. ¡Qué pena!; olvidarás tantísimo como has querido. ¡Qué suerte!; olvidarás aquella acción que fue como mínimo desastrosa. ¡Qué pena!; después de aquello también hubo alguna buena cosa. ¡Qué suerte!; tu invierno ya no te parecerá tan frío. ¡Qué pena!; ¿quién me ofrecerá ahora el calor de tu abrigo? ¡Qué suerte!; apenas te herirá la ignominia de la gente. ¡Qué pena!; yo también estaré en esa acera de enfrente. ¡Qué pena!, "pero qué suerte", no intuirás el suave beso de la muerte. De Para Isabel. Gritos de amor contra el Alzhéimer
En mi calle, donde la desesperanza anida en portales oscuros. En mi calle, donde los pájaros alzan a media altura su vuelo como las banderas, expresando su duelo. En mi calle, donde el viento gime en voz baja, para no despertar el sueño de los malhechores. En mi calle, donde no entran ni damas ni señores, porque el aire es espeso con olor a maldad y maledicencia. En mi calle, donde se perdió la paciencia y la prisa produce heridas en la carne de quien la transita. En mi calle, donde el sol no entra de frente, dejando los recodos sumidos en la penumbra de la desesperanza. De Para Isabel. Gritos de amor contra el Alzhéimer C a íd a Das un paso, y el siguiente, pero no recuerdas haber oído el ruido del anterior; miras la rugosidad del suelo, pero se ha vuelto transparente reflejando el azul de la bóveda superior; giras la cabeza, y el mundo gira contigo; llueven estrellas sobre tus ojos, y en tus manos los rastrojos portan flores de color malva; besas la calva faz de una tierra, mas ni siquiera tienes ya ganas de levantarte.
No sin dolor, ni suavemente, en aproximación nace con tres kilos la muerte. Nimbada con la aureola de lo mundano, ciega en sus ojos, débil en sus piernas, y agarrotados sus brazos. Juega al corro con las demás suertes, aprende de él el doloroso desgarro del colmillo, y va acrecentando su brillo y su poder. Baila con la voluptuosidad de lo inherente, y hace de su cuerpo un río que, abrazada en sus orillas, se deja llevar por la húmeda sensación de su corriente. Alcanza quizás la majestuosa terquedad de la sabiduría y el hondo magisterio de lo vivido; y aquel día, vuelve a reconocer el nombre que al nacer traía. De La muerte de Dios
Re su rre cci ón En el crepúsculo de los dioses, racionalizando la espera, se diluye la piel en la aridez de ésta, mientras el viento aventa las esporas y el ocaso oscurece tus miradas. Esperas ser luz, pero la duda ofende tu razón; esperas tu resurrección, pero el tiempo se dilata; los eones marcan tu paso, y ya ni recuerdas el acuerdo, y allá en la húmeda tierra, tal vez, solo tal vez, un brote de tu yo renueve la raíz de ese árbol. De La muerte de Dios
CRI S TI ÁN B RI TO VI LLALO B O S
Cristián Brito Villalobos, Antofagasta, 1 977. Es periodista de la Universidad Católica del Norte y Magíster en Letras Mención Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha publicado los poemarios Palos de ciego (Ed. Escritores.cl, 201 0); Papeles en los bolsillos (Mago Editores, 201 2), Mala Poesía (Cuarto Propio, 201 5) y Sala de espera (Lord Byron Ediciones, España). Poemas de su autoría han sido publicados en diversas antologías poéticas de España, Perú y Chile así como un relato breve en el libro de microcuentos "¡Basta! + de 1 00 hombres contra la violencia a la mujer". Ed. Asterión, 2011 . Edita Pía Barros.
D e otro m u n d o hoy escribiré pero no de la beldad de tus pechos tampoco del trinar de los pájaros menos de paisajes deslumbrantes hoy escribiré pero no de la muerte que persigue y acecha tampoco del sol que todo bordea ni de la luna que remolona sonríe en el espejo hoy escribiré pero no sobre la luz que es mi madre tampoco del amor que sigue siendo mi padre hoy escribiré de algo increíble nunca soñé escribir desde tanta lejanía alguien me dijo que la poesía hacía eso: llegar a lugares que nadie ve al menos en esta vida entonces escribiré sobre una tierra donde antes nadie posó vista hoy escribiré sobre la vida en otro mundo hay agua en Marte dicen en la tv por cable nunca soñé ver a políticos y periodistas hablar de una vida que no es vida porque hoy escribiré de marcianos sé que no viven en este mundo el mismo que destroza el hombre día a día en este planeta azulado que parece extraviado por nuestra culpa ya no queda mucho de vida acá pronto se dará la partida entonces escribiré sobre Marte huir el planeta rojo es la única esperanza de vida debemos escapar del pavor que produce tanta miseria reunida tuvimos este planeta tanto tiempo mi vida acá nacieron mis abuelos, mi tía y mi mamita acá están enterrados parientes, amigos, héroes, villanos y una prima tan querida mira el planeta en nuestra partida pequeñito es para que albergara tanta savia atrás dejamos la Tierra mi vida toma mi mano que la nave se mueve es Martes el lugar que espera la estampida hoy escribiré sobre la locura de perder un hogar y disfrazar el miedo de turística travesía mira la Tierra empequeñecerse no hay regreso ni punto de partida fue linda mientras germinó la vida desperdiciamos un planeta hermoso ni marcianos ni nosotros merece otra partida se acaba el juego y palabrería
en Marte está la inteligencia que deliberadamente no usamos en la Tierra hasta que nos expulsamos a nosotros mismos como queriendo pedir perdón por tanta codicia ya no queda más que marchamos regando versos colmados de melancolía.
A m i com p a ñ e ra e n m i p a rti d a A Paulina deberás morir lo sabes pero ignoras la conoces pero sobre ella exploras no sabes ni la fecha ni la hora podrá ser un día de sol o en plena aurora o tal vez en la espeses del oscuro silencio de la noche tal vez seas joven y estés llena de vida o quizas te pille viejita viviendo a la deriva cumplir ciclos es la manera de asesinar la vida así te anuncia que la muerte saldrá vencida no pelees con la muerte bella mía pensar que te perteneces es tu fin suicida disfruta entonces del olor de las flores observa y escucha a los pájaros trinar bajo la lluvia guía a los perros a reencontrar la jauría perdida despide al sol al oscurecer de cada día es que yo y tú hemos de morir mi vida nos quisimos tanto, mi negrita ¿Recuerdas cuando nos juramos amor eterno? Hoy mírame a estos ojos inertes ahora que sabes: todo recuerdo no es eterno muero yo y mueres tú detrás de ambos por favor no llores mi partida sé feliz y disfruta lo que reste de tu vida no desfallezcas y sigue enamorada de la risa y nunca olvides vida mía: contigo cada momento fue pura algarabía ya me entierran bajo tierra antes de partir te agradezco toda maravilla fui feliz y te lo debo a ti, dulce y eterna compañera de esta vida.
M i e n tra s ve o l l ove r d e sd e l a ve n ta n a del cielo dicen que llueve y que las nubes son de agua que la tierra es una esponja yo me pregunto ¿por qué se persiguen las gotas' con tanta agua en el mundo ¿por qué se seca la siembra? ¿por qué mueren los pastos? ¿por qué se secan los bosques?... curiosa es la Tierra indescifrable la vida que cobija vida y muerte convergen en sus tripas se siente la gotera es que todo esto pasa mientras llueve a cantaros el mar se llena se cubre el cielo todo se moja y se empapa toda la ropa E d én todo comienza en tu pelo ni cascada, ladera ni falda de cerro la piel que te cubre no es seda pecas y cicatrices dibujan el mapa de tu nombre que me guía a tus senos tus pechos no son ni limones ni montañas pero tan sabrosos y agrios como todo buen poema y más grandes que toda la pena los abandono y dejo erizados bajo a tu pubis le llamaré el triángulo de las Bermudas ahora, espérame un buen rato que estando allí dentro me pierdo entonces ardiendo te dejo y pienso: no hay lugar mejor que tu cuerpo si he de morir ahora que sea adentro por su belleza y paz le llamaré el Edén que sueñan los muertos.
H e b ra s el solsticio del tú dentro de ti piel que se deshilacha y cae pelo que se nieva de tanta vida recorrida los ojos, observo la capa viscosa capa que evidencia el materia de lo visto sentado frente al mar furioso te venero la lluvia empapa tu rostro las arrugas son los canales del olvido caen gotas al suelo lo sabes y no importa estar ahora de pie en la posa de lágrimas eres agua y tierra pasan autos y el sol sigue allí solo con la muerte del día y de la noche nada nace ahora en los albores del fin llevas un vestido ajustado y caminas cual modelo en pasarela de arena mejor es retirarse en el momento tu pelo se mueve con el viento las piernas adormecidas los brazos caídos la paz de los muertos la bandera y escudo se queman la muerte es la que corre a tu encuentro al nuestro y tú y yo yo y tú el sol no es eterno.
S to p escribiría un poema largo pero me detuve a tiempo.
KATY PARRA
Coordina (desde 1 998) talleres de poesía para niños y adultos y es cofundadora de los Grupos Literarios Espartaria y Jitanjáfora. Ha colaborado activamente en prensa, radio y en múltiples antologías de ámbito nacional e internacional. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, francés e italiano. También ha participado en intercambios culturales con poetas franceses y británicos. Libros publicados: Acordes en Soledad, Murcia. 1 997 Síntomas de Olvido, Ed. Sinmar. Madrid. 2000 Espejos para huir hacia otra orilla. Ayto de Toledo. 2004 Coma Idílico Ed. Hiperión. Madrid. 2008 Por si los pájaros Ed. Visor. Madrid. 2008 La manzana o la vida Ed. 4 de agosto. La Rioja. 201 3 Delirium tremens. Antología personal Raspabook Ediciones. 201 5 Licencia para bailar. Valparaiso ediciones (de inminente publicación)
Algunos Premios, entre los que destacan: -2003. XXVIII Premio Nacional de poesía Rodrigo de Cota “Ciudad de Toledo”. -2008. Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández. Comunidad Valenciana 2008 -2008. Premio de Poesía en Lengua Castellana Viaje del Parnaso -2008. Premio de Poesía Villa de Salobre -2009. XXV Premio Internacional Poesía de Humor “Jara Carrillo” -201 0. 2º Premio de Poesía 1 º de Mayo. Ateneo Cultural. Madrid -201 5. 2º Premio de poesía “Gabriel y Galán”. Cáceres -201 5. Premio de Poesía en Lengua Castellana XIII Certamen de Literatura Breve Mislata (Valencia)
D E CLARACI Ó N D E P RI N CI P I O S Lo supe desde niña. Odiaba aquellas trenzas y aquel vestido rosa. Me resultaba inútil y aburrido guardar la compostura, parecer de cristal y cumplir esas normas tan propias de mi sexo. Algunas madrugadas trepaba hasta la copa de los árboles y hablaba con mis gatos de lo guapa que era Marisol. Me gustaba mirar aquellas piernas e imaginar, debajo de su falda, un mundo diferente. (Del libro “Por si los pájaros”. Ed. Visor. Premio de poesía en Castellano Viaje del Parnaso 2008)
B U ZÓ N D E S U G E RE N CI AS A mis hijos No hagáis caso de aquellos que os amen demasiado. Probablemente sientan temor a que os vayáis. Salid a pasear cuando la lluvia despliegue sus urgencias. Escuchad a los pájaros, ellos sabrán deciros si la luna es propicia. Dejad que se amontonen las sombras y la nieve si no sabéis qué hacer con el insomnio. Todo se desbarata con la luz. Y aprended de los gatos a vivir dignamente, sin más ajuar que un mundo que quepa en vuestra manos. (Del libro “Coma idílico” Ed. Hiperión. Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández)
D E N AD I E A N AD I E El mar escupe muertos, muertos imprevisibles, muertos de cuatro años, muertos recién nacidos, mujeres y hombres muertos, hinchados por la ausencia del oxígeno, muertos desconocidos que aceleran el paso decisivo de la muerte. De nadie a nadie llegan, tristemente escupidos a un país extranjero, escupidos no sólo por el mar, sino por la barbarie y la metralla. El mar escupe muertos sin identificar, y nadie quiere muertos si son desconocidos, si llegan a tu casa huyendo de una guerra y vienen abrasados por la huida. Es más fácil mirar para otro lado. El mar sabrá por qué se deshace de ellos. (Inédito)
PAB E LLÓ N G E N E RAL P S I QU I ATRÍCO (Asuntos poéticos) Hoy sólo quiero hablar el idioma de los pájaros, asirme a la voz de sus orígenes y recorrer los pasillos deformes, desde el acceso principal hasta el Pabellón General Psiquiátrico, donde reposa el hombre ajustando las cuentas con su alma. Hoy quiero destronar a la cigarra y liberarla de todas las hormigas, para escuchar su canto sin destino y ser un participio de su enojo, pisoteando infiernos y devorando sombras. Tal vez no venga nadie. Las entradas de urgencia se cierran a las cinco. (Del libro “Síntomas de olvido”. Madrid 2000)
P O R C U E S T I O N E S D E F E , S E RE C O M I E N D A N O M O RI R D E RE P E N T E Se prohíbe morir de ignorancia, de vértigo, de inercia, de lealtad, de pasiones oscuras, de catástrofes íntimas, de enrarecidas ansias por ser lo que no somos. Se prohíbe estar ciego -por cuestiones de fe-, consultar nuestra suerte con hadas o hechiceros, escupir en las metas que aún no se han cumplido y también contra el cielo que nos han regalado, dejar a la intemperie el corazón manchado por la ira, vomitar la saliva del beso que nos dieron anteayer y cruzar los museos sin preguntar qué muertos forjaron nuestra historia. (Del libro “La manzana o la vida”. Ed. 4 de agosto. La Rioja)
M ARI O P É RE Z AN TO LÍN
AF O RI S M O S D E O S CU RA LU CI D E Z M ARI O P É RE Z AN TO LÍN
Un carterista fue entrevistado por un periódico local. Reproduzco a continuación un extracto: —¿Cuándo te llevaste la mayor sorpresa? —En una ocasión, la billetera solamente contenía un papel con esta frase: «Espero que la próxima vez tengas más suerte». —¿Qué les dirías a los que sufren tus hurtos? —Me quedo con vuestras carteras y, a cambio, os perdono la vida. —¿Por qué elegiste este oficio? —Es el más cabal dentro del hampa, ni siquiera tocas a tus víctimas. —¿Hay un código deontológico? —Aunque le parezca mentira, yo no cojo las pertenencias que la gente se deja olvidadas sobre las mesas de los cafés. —¿Qué te da miedo? —Encontrar mi foto en una de esas carteras. Mi madre me abandonó cuando tenía cinco años. —¿Recuerdas tu primera vez? —Sí, con el dinero que conseguí pude comprar una cartera de piel que aún no me han quitado. * Sentimos admiración por unas creaciones que nos acomplejan. El orgullo, por ejemplo, de haber fabricado la calculadora, y la consiguiente decepción de no ser capaces de calcular como ella. * El cantero podría haber descuidado la factura de los relieves y ornamentos más altos de la catedral, ya que prácticamente nadie, en su época, iba a contemplarlos de cerca; y sin embargo no lo hizo, porque su propósito era que fueran vistos, no desde la tierra, sino desde el cielo por el único Ojo que escruta todos los detalles.
Ciertas desgracias son tan inconsolables e inexpresables que ni las palabras de aliento confortan, ni las lágrimas más compungidas desahogan. Ante tales mazazos del destino, solo cabe, como Níobe, transformarse en roca y mineralizar el alma. * ¿Quién en un arrebato no ha demostrado alguna vez bravura?, pero no diremos, por ello, que sea un valiente. La virtud se desvirtúa si no se asienta sobre la perseverancia y la cogitación. * Podría llamarse tempero, pero se llama erial porque nadie arrancó las piedras que entorpecen el avance de la vertedera. Podría llamarse sazón, pero se llama abandono porque la acequia no quiso abrazar este trozo compacto de basura y tierra. Podría llamarse cosecha, pero se llama yermo porque algunas parcelas prefieren la brutalidad de la intemperie silvestre al cuidado monótono del laboreo acuciante. * Muchas veces creemos ser el centro de atención de personas que, en realidad, no se interesan por nosotros; al contrario, también sucede que cuando creíamos estar en presencia de alguien que nos ignora, ese, justamente, pasa gran parte de su tiempo intrigado por nuestras vicisitudes. La falta de correspondencia entre lo que espero suscitar y lo que consigo capturar amplía mi cuestionamiento de mí. Infrautiliza la libertad aquel que se conforma con no ser oprimido para ser libre. En cambio, expande la libertad el que la sacrifica para defender que, incluso el que no la merece, la tenga. * Uno de los problemas estructurales de la política es que quienes deciden no sufren los efectos adversos de sus decisiones. El que no se priva no debería ordenar privación.
El insistente empuje de las olas hace retroceder la adamantina resistencia de los cantiles. La blandura abarcadora que se mueve gana la partida a la rigidez craneal que emerge. La erosión es un tenso contacto entre la brutalidad y su desmoronamiento. * El enterrador odia trabajar cuando la tierra está helada, el pico rebota y la vibración se transmite por los tendones hasta la corteza del ensimismamiento. Durante las noches de luna, las carretas subían a los pozos de nieve; allí donde quedan a la vista, no muy lejos, los fósiles en las trincheras del ferrocarril. Era una época en la que los colegiales utilizaban pizarras y era común hacer el jabón con aceite y sosa cáustica. * Era meticuloso en extremo con sus objetos personales, por eso resultó muy extraño que el día de su desaparición estuviera el apartamento donde vivía revuelto y en desorden. Puestos a aventurar hipótesis sobre este inaudito suceso, las hubo a cual más inverosímil: que si un secuestro fallido, que si una fuga por deudas de juego, que si un enamoramiento repentinoZ Pero después de varias investigaciones exhaustivas de la policía, el enigma quedó sin resolver. Parece mentira que nadie diera con la mejor explicación: llega un momento en que uno prefiere no dejar rastro de su fuga precipitada, porque ha sido incapaz de dejar huella de su paso irrelevante. * ¿Qué somos? Unos pocos aconteceres que se dejan atrapar por la atención de unos pocos observadores. Tan solo eso, y quizá ni eso. * Esa humilde florecilla que aguanta las sacudidas del viento y los rayos inclementes del sol, aunque te parezca débil por carecer de envoltura, aunque semeje un rutilante chispazo de simpleza, aunque represente a la más elemental de las criaturas, ahí donde la ves, contiene una dádiva tan excelsa que podría, con su germen, colonizar la corteza estéril de un planeta gélido.
En el infierno, siempre hay sitio para un nuevo desalmado. Incluso después de los juicios de Núremberg, cuando sus sucios pabellones estaban repletos, se admitían nuevos ingresos. Nunca tuvo que esperar un cruel por muy hacinadas que estuvieran las celdas. En el Averno no existen restricciones, cualquiera es bienvenido y las preferencias quedan completamente prohibidas. Nadie debe perderse la condena que con tanto merecimiento ganó. El que hizo el diseño del infierno quiso que, por si acaso, cupiéramos todos. * Ella me dijo, durante mi hospitalización, que lo fundamental de su biografía estaba en las tres cicatrices de su cuerpo: la que no podía disimular su vello púbico le recordaba, a diario, aquel hijo deseado que terminó siendo este extraño de la foto; la de la mejilla derecha le impedía olvidar a un marido que, poco después de la boda, se convirtió en su peor enemigo, y la más reciente, aún con los puntos de sutura, era la de una biopsia que no presagiaba nada bueno, salvo que sería el último zurcido de su desdichada vida. * Me hice amigo de un gladiador, que venía directo de mi imaginación, y lo traje a vivir conmigo. El vecindario protestaba porque los niños no iban al colegio y preferían jugar con él. Cuántos paseos tuvimos que interrumpir por el acoso de los paparazzi y la insistencia de los fans en busca de unos autógrafos. Los ruinosos circos romanos no le gustaban. Su lugar predilecto para los combates eran los estadios de fútbol llenos de hinchas poco antes de terminar el partido, con el consiguiente deterioro del orden público. En los estudios de cine, no encontró trabajo de especialista debido a que sus interpretaciones resultaban demasiado verídicas. Al final, las cosas se aclararon entre nosotros y, de mutuo acuerdo, viendo lo molesto de su comportamiento arcaico, decidimos que volviera al cuarto oscuro de mi fantasía, donde los anacronismos pasan desapercibidos. * El problema de la muerte es que ni se presiente ni se adivina ni se barrunta y, aun así, termina llegando a deshora como un huésped inoportuno al que hay que acomodar, encima, en el mejor cuarto de nuestro piso. El problema de la muerte es que siempre nos coge desprevenidos y con los preparativos sin hacer, porque tiene la mala costumbre de presentarse sin haber recibido invitación. El problema de la muerte es que cuando se va, no se va sola.
J E S Ú S ARRO YO
A Jesús Arroyo le dio por nacer en el madrileño barrio de Maravillas, Malasaña para muchos, hace 51 años. A corta edad se fue a Asturias donde se crió entre vaqueiros en verde y mineros en negro. De vuelta a Madrid, Don Isidro recogió su primera obra de teatro de la papelera y esto hizo que, con once años, se aficionara a la poesía. Porque hay que comer, trabaja como gestor y divulgador cultural sabiendo que nunca se ganará el pan como escribidor de versos. Ya con canas en el rostro publicaron sus versos en diferentes revistas literarias y colecciones de poetas (antologías llaman algunos). Es premio Manuel Vázquez Montalbán de Relato - 2008 y tiene publicados tres poemarios: Contracaminante - Ed. Vitruvio, Disfrazado de Esquimal - Ed. Huerga & Fierro, Ropa de Cama - Ed. Huerga & Fierro. El cuarto libro, Fotos de Manicomio, Ed, Unaria, unas fotos tomadas desde "su demencia". Con este libro trata, como bien dice Montse Morata en su prólogo, de descender al averno del dolor y su locura para rescatar de allí la vida.
E L M AN I CO M I O D E LA RE ALI D AD
Decía Edgar Allan Poe que la ciencia todavía no nos ha enseñado si la locura es la más sublime forma de inteligencia. Y quizá sea en esa mirada propia donde el loco se cruza a veces con el poeta, visionarios ambos de una realidad que nadie más contempla. Como aquel licenciado Vidriera de Cervantes que, tras creerse hecho de vidrio, tuvo que cambiar las letras por las armas para recuperar el sustento que tuvo por loco y perdió por cuerdo. Pero entonces la locura todavía no había sido reducida a enfermedad mental ni los locos habían sido excluidos del paisaje como amenazas de una conciencia dominante. Después se inventaron los manicomios y, fuera de ellos, el encierro de la racionalidad moderna fijando los límites de lo real. De ahí que cobre una doble sugerencia el hecho de que sea de nuevo un poeta el que, a través de esta obra, haya decidido asomarse más allá de esos muros para traernos sus propias visiones en forma de fotos poéticas, Fotos de Manicomio. Un poemario con el que Jesús Arroyo desciende al averno del dolor y su locura para rescatar de allí la vida y para recordarnos, como las Brujas de Macbeth, que en ocasiones “lo bello es horrible y lo horrible es bello”. Lo hace tomando retratos que van de lo concreto a lo universal, de imágenes dentro de la imagen formando un caleidoscopio que gira en torno a los huecos que deja el gris en el vacío. Son retazos de historias detenidas en un espacio opresor en el que nada ocurre y todo pasa, historias que parten de una mirada arriesgada y valiente sobre una realidad a menudo rechazada por desconcertante, en apariencia poco prevista para la poesía, aunque en sí misma la encierre. De ahí su hallazgo y su originalidad. “Debo viajar al desierto, / mi mente, arenal impredecible / busca hermano de sangre” dice Jesús Arroyo en “Entre tanta hojarasca”, desde su propio Autodiagnóstico, desde esa búsqueda que atraviesa la herida sin cordura, vértices de una misma tramontana que recorre el desierto y sus preguntas. De este viaje regresa Jesús Arroyo con un cuarto poemario ilustrado por los pintores Paco Ibáñez, Miguel de Unamuno y Pilar López Alcolea. Un poemario que en nada se parece a sus anteriores Contracaminante, Disfrazado de Esquimal y Ropa de Cama pero en el que, como es habitual en su poesía, prevalece la palabra que busca un fin más allá de sí misma, que adquiere significante propio en sus desgarros aunque éstos pertenezcan a sus semejantes. Es una poesía que no bebe de las modas sino de los grandes, con guiños literarios que aumentan la sugerencia de sus versos, como en ese “Creyéndose Balzac” en el que el poeta, como el pintor de La obra maestra desconocida, asiste al funeral de su propia locura creativa. Es ahí donde se ve no sólo al poeta sino también al lector sumergido en un laberinto de espejos deformantes de la propia realidad en su demencia. Pero no son imágenes que oculten las que Jesús Arroyo nos devuelve en sus versos sino de una transparencia tan cortante y frágil como un encierro de vidrio. Son imágenes Son imágenes elaboradas con palabras provistas de una crudeza que no hace concesiones ni a lo coloquial ni al artificio. Y así, con la actitud del flâneur que se mira en la multitud del manicomio y que busca no tanto su cura como su propio diagnóstico, Jesús Arroyo penetra en esa piedra de la locura que extrae de los desamparados, de los desterrados por una cordura miserable, de los encerrados en una sinrazón con la que, más que compadecernos, nos identificamos. Esa empatía se convierte en otra forma de poesía en la poesía, en un álbum de manicomio con el que naufragar de la soledad sin cordura, con el que enloquecer sabiendo, en extraña compañía, la de cada uno. “... total, tras esta lectura todos seremos menos felices” concluye Jesús Arroyo en el poema que da título al libro, un libro cuya lectura quizá poco importe que nos haga menos felices si nos hace mejores. M on tse M ora ta
A o ch o m a n o s Cuando comprendió que la vida se para en una esquina y al volver la vista el rincón aguarda en telaraña, decidió, a piel desnuda y ojo terciopelo, retirar con mimo aquellos hilos para vestirse de artrópodo. Se aseguró: a ocho manos la limosna sería una constante.
Cre yé n d ose B a l za c Pensaron en la pose desesperada para llamar la atención de sus iguales o en ese rol que todo escritor de pluma y existencia saca de un sobre sin remite y cien destinatarios. A él, seguro de sí mismo, le importó poco la vergüenza del ajeno, la ignorancia enlutada de los suyos, el desafío voraz de cien colegas. Lo único que quiso fue llevarse a la tumba los veinte poemas escritos en la sensatez de un escondite, el olor a humedad que deja la tinta en las paredes y una mirada de amor que jamás sacó de sus pupilas. El pabellón, en fila y cuerdo de demencia, asistió a cada uno de sus veinte funerales.
Zcrecer como las bestias y las lágrimas Enrique Gracia Trinidad Am n e si a Rozó el aire y robaron su mano, anulaba carencias utilizando la palabra. Ahora, tullido y silenciado, hace de la amnesia el disparo voluntario.
P o r s e r cu l p a b l e Cansado de que nos vendan aire sin oxígeno, de que compremos pólvora mojada. Arrepentido estoy de pertenecer a un ejército de monos, a un rebaño ordeñado sin demora. Quiero, como tú, por ser culpable, unas alas que me vuelen de esta tierra, una voz que no denuncie en otro mundo, un fusil para pegarnos cuatro versos.
E sta d o críti co Silencio se pasea por los rincones de mi casa. El muy cretino no solicita permiso para llegar a las entrañas. No puedo mantener estos descuidos, los amigos, que ya no tengo, lo tachan de abandono y si llamo por teléfono me dicen que expulse sin demora al diablo alojado en mis pulmones. Como si tuviera que pulsar un 11 2 para que venga, si tiene tiempo, el párroco exorcista y me salpique con aguas benditas del desierto.
H a y u n p a se a n te e n e l e sp e j o q u e m e h a ce d u d a r, no tener la certeza de su siguiente paso, desconocer si pisará nueva piedra o dará una zancada al aire del acantilado. Podría interesarme por su destino pero la pereza hace que no me importe el punto final de la fotografía.
J AVI E R P O M PA G O N ZÁLE Z
Javier Pompa González es un escritor nacido en Madrid. Sus trabajos principales se han desarrollado en la ingeniería y realiza una constante introspección para buscar el sentido de su vida. Es un ser pensante que indaga en sí mismo en forma constante intentando definir la cambiante realidad en la que está inserto. Su obra es el resultado de sus múltiples experiencias y reflexiones.
“P e n sa m i e n tos” es una obra exquisita en la que el autor recorre los temas personales más acuciantes en la humanidad de este nuevo siglo.
Refleja el dolor latente en la condición humana ante los cambios y vaivenes del destino y la suerte; las apetencias y la necesidad de consustanciarse con el otro y con el mundo circundante. El “Uno” y el “Otro” se presentan en sus diversas facetas haciendo uso de un lenguaje que en ocasiones es visual o conceptual. Suele recurrir a la sonoridad pura como recurso rítmico sin desmedro de los temas centrales. Las contradicciones de las relaciones interpersonales, la necesidad de integrarse, comprender y participar es el motivo principal de esa búsqueda. La ironía, el hastío y la resignación ante circunstancias poco felices se traducen en reflexiones originales que se enmarcan en un clima literario muy personal y adecuado. Se trata de un libro que plantea los problemas más profundos del hombre contemporáneo con originalidad y talento. Marta Tallarico.
Naturaleza portentosa, todo eres, cada sueño, cada sentimiento, cada alma, Tu eres la singularidad Lo peor de todo es que siempre se creen encontrar buenos momentos para añadir sin impedimento alguno, uno más a tus vicios. Te advierto que puedes ser tú mismo quien no te permite crecer. Haz fecunda tu alma y germinará tu existencia Puedes imaginar y querer volar sin Pero te topas con tu propia gravedad. Cerca ya de nuestro final, reflexionaremos y diremos... “nunca entendimos, acaso siquiera intuimos" Hizo el amor por primera vez a los sesenta. Desgraciadamente, Cronos es más poderoso que la ilusión por vivir.
Si vas a luchar contigo mismo se avecina el combate más duro y fatigoso Bianka, me has cocinado en tu salsa. Me gustas más cuando te estás gustando Si piensas que lo mejor en tu vida está por llegar, ocúpate que se haga realidad Que en tu vida no haya nada casual es una casualidad Es detestable; escupimos más veneno a los que amamos. Nos son útiles para calcular nuestras ilusiones. Tu no pierdes la esperanza, ella sola te abandona. Toda la familia estaba triste y abatida, yo mientras era feliz porque en el patio los niños jugaban...
J E S Ú S D E CAS TRO P O E M AS Y AF O RI S M O S
En el fondo los que defienden la idea de repartir equitativamente nuestras ganancias solo buscan vivir a costa de los que se esfuerzan por tenerlas.
Me gusta la gente que abre la boca para no decir nada porque entre el murmullo de su atrevimiento no pueden evitar la afirmación de su ignorancia. Es fácil opinar sobre casi todo desde el desconocimiento, cualquier farandulero es capaz de hacerlo sin pestañear, les sale tan natural como la hipocresía propia a su naturaleza lerda. El mérito no estriba en convencer a una multitud con discursos vacuos, ejercicio cotidiano del charlatán o su equivalente en política. Es tu ejemplo de vida el que marca la diferencia entre lo que dices sin hacer nada o lo que haces sin decir nada.
Yo creo que en el fondo el éxito es tan sencillo y complicado como llegar al final de tus días con la satisfacción de no haber traicionado nunca tu verdadera esencia. Los aplausos como los descalificativos son circunstanciales y efímeros, la opinión es voluble y moldeable. Pero la conciencia amigosZ permanece contigo para siempre.
El conocimiento adquirido sin lógica para razonarlo es un arma muy peligrosa y al igual que la fe sin obras una impostura que nos lleva a la ignorancia y desde ella al fundamentalismo dogmático.
Los finales felices son producciones cinematográficas.
Prefiero la lógica y la razón al dogmatismo fundamentalista.
No pretendas tener razón siempre, pues la razón obstinada es siempre irracional.
CU AN D O AM AN E ZCA S I N N O S O TRO S . Y tal vez algún día, cuando el tiempo desdibuje lo que soy, lo que fui, lo que todos fuimos en este instante que es la vida. Cuando amanezca sin nosotros a pesar de nuestro empeño por brillar, y condenados al olvido comprendamos al fin que solo somos un grano de arena atrapado en un reloj que en su continuo girar nos empuja hacia abajo por inercia y todas nuestras señas de identidad no ocupen más espacio que una fecha sobre una lápida mortuoria, mi voz escondida entre mis versos vuele de nuevo en todos aquellos testimonios deshojados que una vez hablaron de mí, con prudencia a veces, a veces también entre gritos de tinta y papel atropellándose por salir. Porque nada importa la muerte de un poeta, solo somos pequeños vagabundos, trovadores de sueños que deben morir para que la semilla de sus ecos unida en la tierra a tantos otros que nos antecedieron germine al fin ocupando nuestro lugar en los jardines del parnaso.