Aquarellen número 53

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AQUARELLEN REVISTA LITERARIA MES 05 ­ AÑO 08 ­ NÚMERO 53 DIRECCIÓN: JESÚS DE CASTRO EDICIÓN : MARÍA JOSÉ MATTUS PORTADA: Adalid ­ Felipe Drago CONTRAPORTADA: Gestación Violeta ­ Felipe Drago PINTURA CENTRAL: Gestación ­ Felipe Drago POEMAS VISUALES: Day Haynh Brooke Schaden

Todos los contenidos literarios de Aquarellen están autorizados por sus autores. Editado en Coquimbo, Chile. ISSN 0717 ­ 0041

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS


EN ESTE NÚMERO

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Carmelo González

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José María Jurado

­

Antonio Capilla

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Perfecto Herrera

­

Tomás Soler




PORTADA Y CONTRAPORTADA

Los trabajos de portada, contraportada y centro a de la edición

número 53 de aquarellen son obra del artista visual Felipe Drago; en la portada tenemos la pintura "Adalid",en la contraportada "Gestación Violeta" ademàs de la pintura central "Gestación". En sus simbólicas pinturas entrega un fresco colorido humano en una explosión de sentimientos nacidos del subconsciente. Su abstracción cromática en donde el color se transforma no solo en el método sino también en cuerpo y componente. Su pintura es un drenaje de miradas a través de una libertad expresiva apartada de los convencionalismos. Felipe estudia Licenciatura de Arte en el Instituto de Arte Contemporáneo y toma cursos de gráfica en la Universidad de Chile; Obtiene el postítulo en artes visuales en la Universidad Católica Cardenal Silva Henríquez y Magister en Educación Artística, Universidad Mayor. Su trabajo ha sido expuesto en Chile, España, Colombia, Alemania, México, Argentina, Ecuador, Brasil, Venezuela, Perú, Estados Unidos y Malasia. Ha participado en diversos festivales y competencias de arte en Estados Unidos, Chile, Colombia, Argentina; obteniendo diversos reconocimientos de su trabajo.


EDITORIAL

La literatura sabe mucho de nosotros, las palabras nos encuentran y nos prolongan. Nuestra lengua ha sobrevivido a revueltas y sonidos nuevos, pero mantenemos sus raíces, su estructura como un esqueleto vocal que nos define. Heidegger decía “El hombre no habla el lenguaje sino que el lenguaje habla al hombre”. Si entendemos que la lengua es nuestra esencia y que las letras circulan en nuestra sangre y nos sustenta entenderemos que nos hablamos las lenguas, si no que nos hablan, nos inspiran, nos construyen. Los mayas decían que la lengua era un sentido comparable a la vista o el oído. Sentir el lenguaje es reencontrarse con las palabras iluminadas que tienen su propia personalidad y que nos envuelven riéndose con nosotros en un juego de servilismo por parte nuestra hacia ellas. El lenguaje es un tejido fuerte y subsistente es la palabra que ha sido utilizada para referirse a Cristo, un ser luminoso en donde el verbo es Dios y Dios el verbo. Él es la vida y su luz ilumina las tinieblas. Somos de la palabra y ella nuestra envoltura. De este modo nos alertamos y horrorizamos cuando deformamos este sostén gramático, en una época de simbolismos electrónicos, deformas gramaticales en los medios de comunicación, de nuevas falsas formas de incluir, fomentamos el deterioro y pérdida del lenguaje creando una cultura que se opone al idioma y las columnas que sostienen el Partenón lingüístico del idioma. Debemos reencontrar ese lenguaje, el verbo que ilumina en las tinieblas, ese ser que es nosotros , para mantener ese goce lingüístico que debe bien reflejarse en la literatura. Marijo Mattus





Carmelo González González (Madrid, 1969) Ha sido alumno

de la Fundación José Hierro de Getafe y de la Asociación Española de Amigos de la Poesía (ASEAPO) desde sus inicios. Colabora habitualmente en revistas literarias y antologías poéticas. Galardonado en el certamen Ciudad de Getafe en el año 2008 por su soneto Se marchó por la ventana y finalista del premio Marcos R. Pavón (2009) por su poemario Poeta converso. Actualmente pertenece al colectivo AMINTA de investigación literaria. Ha publicado dos libros de poesía: Exorcismo para todos los demonios (2016) y Pequeños poemas de amor escritos ya mil veces (2018) con la editorial Lastura. Dirige junto al también poeta Antonio J. Sánchez, el ciclo poético y musical Los sábados culturetas del museo.


Sólo la esencia es lo importante. Lo sutil, el aroma frágil que apenas intuimos. Lo invisible. Lo intangible. Quizá lo inexplicable. La necesidad de entender lo gaseoso. Saborearla, tenerla entre los dientes y la lengua, sentirla en la boca dulce o agria, como el efímero beso de un adiós eterno. La única realidad es su mentira. Todo lo demás sobra.

De Exorcismo para todos los demonios (Editorial Lastura, 2016)


Buscando solución a sus problemas, se echó sobre la muerte lanzándose a las vías. Los demás maldijeron llegar tarde al trabajo.

De Exorcismo para todos los demonios (Editorial Lastura)


Tengo miedo a perder la maravilla

de tus ojos de estatua Federico García Lorca

Tú no lo sabes, pero toda la belleza del mundo baja sobre ti, cuando para leer te pones las gafas de mirar de cerca. De Pequeños poemas de amor escritos ya mil veces (Editorial Lastura, 2018)


SALA DE ESPERA Esperar un amor. Esperar a la lluvia detrás de una ventana. Esperar que dé la hora, esperar a los amigos, esperar a la noche o esperar a que amanezca. Esperar un trabajo, esperar a que me llames, Esperar el momento oportuno para decirte que te quiero. Esperar un beso de tus labios, esperar unas pupilas. Esperar, esperar, esperar y esperar. Y seguir y seguir y seguir esperando. Sentado en esta triste sala, los ojos alocados y perdidos, me ha dado por creer que quizá este mundo sea tan sólo una gran sala de espera.

De Poesía de hospital (inédito)


CAFETERÍA

“No se sirven bebidas con alcohol”, reza un cartel encima de la barra. Sólo conozco una cafetería con más tristeza aún entre las sillas. De Poesía de hospital (inédito)


PERSEGUIDOS

Nos persiguen antiguos calendarios, los dedos índice; todos los ojos, todas las miradas. Nos persiguen errores enterrados y una maldición que nunca cesa. Nos persigue un deseo incontrolable de marcharnos y estar solos. Nos persiguen recuerdos moribundos, los amores, y la mierda de todas las noticias. Mirando el mar medito sobre esto y en cómo podremos escapar de tanta cárcel. (Inédito)



José María Jurado García­Posada (Sevilla, 1974) es un ingeniero de telecomunicaciones y escritor español autor de los libros de poemas “La Memoria Frágil” (Diputación de Cáceres, 2009), “Plaza de Toros” (Sevilla, Isla de Siltolá, 2010, obra ilustrada por el artista gráfico Pablo Pámpano), “Tablero de Sueños” (Sevilla, Isla de Siltolá, 2011) y “Una copa de Haendel” (Sevilla, Isla de Siltolá, 2013) y “Gusanos de Seda” (Badajoz, JMJ, 2016). En 2011 publicó una colección de relatos, artículos y reflexiones bajo el título “Cúpulas y Capiteles” (Isla de Siltolá). Desde 2004 edita la web de miniaturas históricas “El lector de almanaques”. En su blog http://lacolumnatoscana.blogspot.com.es/ escribe habitualmente notas sobre arte y literatura.


Gusanos de seda

Era una caja de cartón, ahora es el Valle de los Reyes. Un silencio solemne ha desplazado el chasquido tenaz de las mandíbulas. Como el tiempo tritura los relojes devoraron las hojas de morera que unas manos traían cada tarde. Ahora yacen inertes en la densa necrópolis que ellos mismos tejieron con un hilo de oro. Bajo el mudo sarcófago que cobija su sueño, ¿acaso aguardan la resurrección de la carne? Dicen que el hombre es un ser para la muerte. En esta caja de cartón termina la Ruta de la Seda.


Dream a little dream of me

No conozco la flor del sicomoro, pero he vivido muchos años en el país azul de la tristeza, allí aprendí a escuchar el canto de los pájaros. No sé soñar despierto, sólo sé soñar; para que tú las cobijes he arrojado a tu sueño un puñado de estrellas irisadas. Si alguna vez despertamos brillarán a lo lejos como en una bahía o una vieja canción.


Chejoviana He leído esta noche otra vez El jardín de los cerezos. En el aire, tres rosas amarillas, el cuarto de los niños donde fuimos felices, la blanca guindalera de los sueños. Sentados a la mesa el teatro del tiempo nos convoca, los mujiks se descubren, ocupan su lugar, Ania cubre su cuello con un velo de blondas holandesas. Un lento balneario, un perrito faldero. Cuando arde el samovar de la memoria y la nieve desciende, copo o pétalo, huiremos por el bosque de abedules al lago donde muere la gaviota. Mientras llega la noche con su reloj de estrellas y su cesta de frutas escarchadas hablaremos despacio de las cosas sencillas, en voz baja, sentados a la mesa. Afuera están serrando los cerezos, pero son nuestras vidas las que sierran. Poner punto final en cualquier punto. En el aire, tres rosas amarillas.


Mañana de Pascua (Caspar David Friedrich) Las mujeres, calladas, contemplan el camino que se pierde en el páramo espectral y brumoso. Esqueleto del alma, los árboles desnudos, como dos urnas negras, enmarcan el paisaje. Y aunque las ramas tienen algunos brotes tiernos no pueden impedir la profusión de espinas. Bajo la luz dudosa del recuerdo de un sueño se esfuman a lo lejos ciertas sombras extrañas. Todo es simple y solemne como el astro radiante que enciende en el espacio una pálida hoguera. Por su altura en el cielo debe de ser la luna, parece, sin embargo, un sol recién nacido. Pero no canta el gallo y aún dormitan las bestias. ¿Amanece? ¿Anochece? Algo está sucediendo. La muerte esta mañana es débil e imprecisa. El frío está pintado de forma minuciosa.


Cementerio de Escurial Estoy sentado aquí, junto a tu tumba frente al campo extremeño que tanto amaste siempre. Hace frío y las nubes anuncian nuevas lluvias, días grises: el invierno que viene será duro. Alguien ha hecho una hoguera ningún incienso puede compararse al cálido sahumerio de estas ramas mientras cae la tarde entre olivos y encinas. Me gusta estar aquí, contigo lejos del ruido de los hombres en paz con el paisaje y con la muerte tan llena aquí de vida. Ahora comprendo a esas mujeres, con sus tiestos de lata y sus flores de plástico, con sus negros ropajes y velones que hacen de esta visita una costumbre diaria como el pan de cada día. Tampoco yo quisiera irme, de este lugar del mundo que cobija las cenizas azules de tu amor. Es en el vencimiento donde todo se explica, hay que acabar al fin para entenderlo todo. No es necesario que hables, yo te escucho


Entre dos fotografías

José María Jurado Prieto, in memoriam Aquel almendro en flor ya lo sabía y quiso bendecirte con sus rosas, nadie debe morir en primavera. Ahora tú eres ceniza y yo una sombra que persigue tu luz en los retratos bajo la ausencia en sepia del recuerdo: nunca hubiera podido levantarte con el amor con el que tú me alzabas en el verano del setenta y cuatro. Son sagrados los restos de la vida y aunque nada hay de ti en esta urna, pues gozas de la gloria de los justos, yo la levanto al sol y digo padre, padre mío que estás en los cielos ahora y en la hora de mi muerte.



Antonio Capilla Loma, sevillano de nacimiento y madrileño de adopción es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Magisterio, especialidad de lengua y literatura españolas. Ha sido profesor de lengua y literatura españolas durante 37 años. Entre otras obras ha publicado: Y EL CORAZÓN AL VIENTO, edición de autor, Madrid, 1991; VIENTO DEL SUR, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2009; EL FUEGO EN LA PALABRA, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2012; EL ÁGUILA DE FUEGO CON LAS ALAS DEL TIEMPO, Editorial Huerga y Fierro, Madrid, 2013; LÚA, edición bilingüe en castellano y gallego, Editorial Lastura, Madrid, 2013; LÚA ­ 2ª EDICIÓN AMPLIADA, Editorial Lastura, Madrid, 2016; PIEDRA DE LA HONDA, Editorial Vitruvio, Madrid, 2016. Revistas literarias y antologías poéticas en las que ha publicado: Imán, Alambique, Álora la bien cercada, Escritores en Red, Azahar, Poetas y Realidad, Arte Fénix, Antología de los Viernes Sarmiento, Antología de poesía universal, Poetas para el siglo XXI, Aquarellen, Poetas andaluces contemporáneos, Poesía solidaria del mundo, Repoelas, Escritores en red, etc.


AQUELLA TRISTE ESCUELA Recuerdo aquel postigo de madera Que daba acceso a un patio constreñido Por cuatro muros grises, la escaleta De piedra desgastada, y al final La puerta en que se helaba Nuestra dolida infancia. Recuerdo aquellos rostros aburridos Hundidos tras los libros, Y el miedo alternativo En las miradas, cuando La voz de aquel maestro nos llamaba Y siempre preguntaba la lección. Recuerdo en la pared aquel reloj Que no avanzaba nunca, La angustia de aquel niño Cuando era golpeado... Recuerdo aquel maestro Tan viejo y amargado De aquella triste escuela inolvidada Que ya sólo es recuerdo. “Viento del Sur”, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2009


INFINITUD Torrente de agua es El goce que por ti en mí espejea; Delirio de pasión, Caballo desbocado en la pradera Libre de toda traba. Sublime frenesí Que en su verdad a un tiempo luce y ciega; El ritmo se detiene, Los dos somos en uno infinitud, Destello que aniquila. Lo eterno es para mí De tu seno la vida el embeleso… Renuncia de mi ser, ¡Oh, éxtasis de amante! ¡Oh, goce del amor! ¡Oh, dulce entrega! “El águila de fuego con las alas del tiempo”, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2013


HABLÁNDONOS DE LO QUE SE HA PERDIDO Yo acabo de leer sus pensamientos, La aguja en equilibrio de la imagen, El soplo que se hunde en el instante El tímido claror del verbo austero. Y pienso que tal vez es el momento De despojar de la nostalgia el traje Y de ceñir la noche con mi talle Para adentrar los muertos en mis sueños. Yo siento en mí el latir de los luceros Y pienso que el latido de una imagen Sostiene la verdad de su bagaje Y es tan real como el latir del cielo. Yo creo que en mi vida no están muertos Los muertos que en mis sueños siguen vivos Hablándonos de lo que se ha perdido... Y escucho así sus voces en el tiempo. “El fuego en la palabra”, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2012


SOMBRA QUE AL TIEMPO ESCAPA Un relámpago ilumina la alcoba, Y titilan los muebles Del interior desnudo. Siempre que llueve y escapa la luz, Incandescentes caras de la noche Son las pobres bombillas De la oscura ciudad desamparada. Y un escalofrío enciende los huesos Testigos mudos del acontecer, Los muros del presente. La vida se consume en el incendio De los días perdidos, De las tristes reyertas de la nada, De la desesperanza paralítica. Hace falta más lluvia, Lluvia diluvio que limpie las llagas, Que frote las heridas necrosadas. Hacen falta relámpagos Que abrasen las conciencias, Que enciendan la luz del entendimiento, Que iluminen el corazón en sombras. Manos perdidas que no alcanzan manos, Músculo de fuego que muere helado, Ojos de hielo que se vuelven páramos... Sombra que al tiempo escapa, Y tu vida, luz en la sombra, pasa Consumiendo la carne Para no dejar nada. De “El águila de fuego con las alas del tiempo”, Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2013


DONCELLA DE LOS SUEÑOS Has llegado desnuda Luminosa crisálida Alumbrada en la mente. Y contemplo en tu piel Con tus ojos de luna Con tus ojos de luz La imagen de otro mundo Que sin embargo es nuestro. Interpelo tu acento Y el latido está en ti Que nos mueves al pálpito. Estridor de las alas En tu canto de sombras En tu canto de luces Eres tú la cigarra Que nos tienes alerta. Doncella de los sueños Te asemejas a un grillo Que no quiere dormir. E iluminas la carne Con tus mágicos élitros Con tu canto infinito. Vestal bella, ¡tan bella!, Que en tu seno me alcanzo. “Piedra de la honda”, Editorial Vitruvio, Madrid, 2016


AÚN Aún los ojos que antaño contemplaron con sopor el cuadro gris de un tiempo que no ha sido aniquilado. Aún la víctima resistiendo a los golpes de este monstruo como el yunque resiste al mazo hostil de un titán gigantesco y despiadado. Aún nosotras alumbrando la luz que se hace vida y engendrando el amor que nos alienta por dar vida a este sueño aún soñado. “Hacia la luz”, libro inédito ya en la editorial para su publicación





Nace en Berja (Almería) el 6 de junio de 1956, vive en Granada entre 1970 a 1982, donde cursa la licenciatura de Derecho. Miembro del Instituto de Estudios Almerienses en el Departamento de Arte y Literatura. Tiene publicados poemas en el libro Tu voz poeta, editado por la Asociación Cultural Myrtos Al Manar, los poemarios Cuando pase el tiempo, por la editorial Ediciones Albores de Sevilla, Luz vibrante en mar que riela, por la editorial Lampedusa, Poemas Turineses, por el Instituto de Estudios Almerienses y El sauz de los desvelos, por Ediciones Vitruvio. Ha publicado poemas en diversas revistas literarias: Sayenko, 3D3, Ágora, etc, y también en diversos blogs: Lluvia de arena, La voz bordada en verso, Borde de Bruma, Blog de literatura y algo más, Oasis de palabras, Lucernarios, Poetas Andaluces Contemporáneos, Poetas para el siglo XXI, Antología Poesía Universal, etc. Fue ganador del Premio Erato 2010 y también ganador II Premio de Poesía Mundo Solidario 2010. También fue finalista del I Concurso Internacional de Nano Literatura de Proyecto Expresiones 2010 de Venezuela. Fue finalista del Concurso Ediciones Literarte 2010 de Argentina. En el año 2015 fue el ganador del Concurso de poesía convocado por ALCER.


CREACIÓN Alumbraré la luz, el espacio lumínico, el silente vocablo cuando el vendaval calla y quedan los objetos en formas primigenias, saldrá de mí, inconcluso, desnaciendo perenne, para que árbol y piedra recreen su vital hálito de ser nuevos y a la vez resurrección visiva de lo que, oculto, siempre es irrepetible. Descúbreme en el limo, fermentación orgánica de los significados, de los conceptos neutros, en el adolorido fondo de la memoria, a sabiendas de ser polvo de tus zapatos, entidad animal, vacua, perecedera; descúbreme desgarramiento íntimo, desangre especular que en otros debe hallar mejor transcender, la fuerza creativa capaz de dar al mundo nueva existencia, hacer que sienta el hombre que es su vida, a la vez, eterna y temporal.


HACER DEL VERBO Y qué son estos versos, sino fragmentos del gran río que baja en los contornos azulados de otras palabras que encontraron luz bienaventurada. El deseo supera a la materia como la rosa sobresale a la verdura que le cercase, se alza con la palabra que le da nombre tallado en otras aguas, pureza que sólo el celindo supera de la húmeda piedra hacia el celaje de las nubes vestidas con otras claridades y otras diáfanas luces de significados. Son otras voces quienes las concitan: el trino de los pájaros cuando amanece, los difuminadores haces que el sol propaga, las aguas que brillaran en nuestra pupila desbordando emociones sobre el corazón. Más la palabra no proviene, no se crea de ahí: es el vocablo de una lengua, el agua de un torrente que viene de un ignoto mar, y que por siempre amenazó hacer del verbo carne.


ESPECTRO Ya la sombra y la luz trazan línea precisa donde el adentro merodea. ¡Dejadme luz y sombra en ese preciso perfil; ahí encuentro mi sitio: espectro en la palabra que la nombrara por los siglos!


DISOLUCIÓN Como una bocanada adusta todo se diluye: se disuelve el momento, la luz, las voces, la vida. Todo se disuelve como un hálito áspero. Un espectro vislumbra signos, la remembranza se derrumba, se repliega en sí misma, y la fascinación de ser.


MEMORIA Cuando el vocablo no designa, no nombra, desintegra también el vano intento de dar carnalidad a la palabra. Sangre, siénteme sangre, terral sangre del dolor liminal entre dos mundos, dolor en lucha siempre ante lo incognoscible, siénteme ángel rebelde ante el destino de ser sólo memoria, la memoria que es sólo luz y sombra, relámpago en los vacíos alveolos del olvido.


LA BELLEZA Comprended que, en habiendo misterios por captar, no me pare en las cosas simples. Entended que, abundando las ciruelas violetas, no repare gran cosa en insignificantes arborescencias, hojas secas, raíces y flores quebradizas que embargan los sentidos; que llene el corazón de pinzones y tórtolas, de doradas espigas, y que en ese color, entre azul pincelada de alcabotas y cardos, reverbere en mi mente un rumor de amapolas. Un espíritu abierto al ansia de nociones debe aprovisionarse primero de apariencias: los grandes pensamientos vienen del corazón, y el corazón debe ser una hojuela alargada, robusta, plena de nervaduras, que no se empoce en el dolor, sino en la, siempre a perseguir, belleza. Atestaré de harapos multicolores y pámpanos los ojos y las manos; la boca de albacoras, de azules fuegos que mantengan siempre abierta la puerta, por donde vuele el alma, como dicen que vuelan los vencejos en la noche a través del silencio sideral.



Águilas (Murcia) Autor de: “Papel, lápiz y soledad” Groenlandia, 2014. "A la contra" Ediciones en Huida, 2017. Y "Un día en las carreras" Versátiles Editorial, 2017. Cuenta con distintas participaciones en antologías de ámbito nacional e internacional: “La luna en verso”; “Libertad tras las rejas”; “El camino del corazón solidario”; “Mujeres con voz”. También ha participado en numerosos recitales de su localidad, región y comunidades cercanas, como por ejemplo: el II encuentro de las Letras del Mediterráneo, el Festival Internacional de Poesía Grito de Mujer, La Noche en Blanco de Granada. Además de contar con distintas colaboraciones en revistas digitales e impresas: Gatos y Mangurrias, Gealittera, La Galla Ciencia (en su sección de recitales con un audiopoema), Excodra, Fiat Lux, Manifiesto Azul, Aqualleren Literatura, Susurros a


El adoctrinamiento de las masas La emoción siempre fue el chupar las pilas de petaca hasta que la lengua se ponía zompa el ano puntiagudo y los pezones miopes luego, el andarse ya con las pinzas de la batería del coche o los cables pelados de los enchufes aplicados entre risas a los genitales únicamente era cuestión de ideología a lo bestia cualquier cosa nos valía por sentirnos especiales, eléctricos en consonancia con el régimen suicida de la extrema tontería incluso la tauromaquia de salón


Los fuegos artificiales Fachas haciéndoselo a la momia de Paquita en el altar mayor de la Almudena Desnudos artísticos de Felipe y parienta con la tricolor en plena Vía Layetana Jose Mari limpiándose la polla con la bandera del pollo El Juancar cazando activistas de Femen Un solo de Pablo y su afilada lengua a izquierda y derecha dando las uvas y otras santas pascuas en la Puerta del Sol Líneas continuas para el gran cuñao del Ibex 35 Liberales con chupete de papa Estado cantando la Internacional Socialista Un purpurado más enculando al niño Jesús en Telecinco Moros anunciando los jamones de Navidul Feministas adorando a Trump desnudo de cintura para abajo Misas en Latín para el día del Orgullo Bofetones a manos llenas de Pedro, nuevo apóstol de la fe a negritos del África tropical a este lado de la valla Rojos apuñalando el Guernica Poetas en Facebook renegando del artificio y la grandilocuencia Poetas en Facebook Poetas


El profesional Su profesionalidad está más que demostrada. Cero errores. Ni un fallo. Ningún trabajo a medias, de dudosa factura. Cien por cien de efectividad, intachable su currículo. Y qué decir de su reputación. Es el mejor. Un maestro. Le precede la fama, mas sin alharacas ni nada de ruido fuera del pequeño círculo de su oficio. Algo así jamás es conveniente, ya se sabe. Todo un arte, considera sus modos y maneras de operar dignas de un artista. No en vano la premisa siempre es la misma, y al pie de la letra que la sigue: que no haya investigación más allá del primer atestado, que parezca un accidente más, uno de tantos. Porque este mundo es peligroso, y la vida un tesoro tan fácil de perder. Caídas, atropellos, accidentes varios: ferroviarios, marítimos, aéreos..., infartos fulminantes de miocardio, shocks anafilácticos, hasta supuestos atragantamientos en mitad de un restaurante atestado de estupefactos comensales..., de todo hay a lo largo de tan extenso y prolífico historial. Sí, que nadie lo ponga en entredicho, de casi cualquier circunstancia se ha valido en el desempeño profesional de su labor. Modo que imagina, ejecución que lleva a cabo en cuanto se presenta la oportunidad. Y no suele tardar mucho en recibir un nuevo encargo, la verdad. No pregunten cómo se las ingenia, son secretos de maestro consumado. Cualquier cosa que imaginen al respecto, por escabrosa que piensen, puede encontrarse en su expediente ―si es que existiese semejante archivo―, el mismo que únicamente lleva de memoria. De casi todo, menos por supuesto: nada que tenga que ver con el tema de homicidios, y tampoco suicidios; pues ―quién lo duda― estos tienen mala fama y peor prensa; no en vano, siempre tienden a levantar sospechas, además de dejar una imagen en la retina difícil de olvidar para el imaginario colectivo de una sociedad tan dada al morbo. Precisamente lo que menos le interesa a un sicario de su categoría. Y aunque el dinero es importante ―evidentemente su caché está a la altura del empeño a desarrollar―, para nada lo tiene por fundamental; aunque esto mejor se lo calla. El encargo ha sido claro. Volar a aquella ciudad del norte, alojarse en el gran hotel frente a la bahía, y aguardar la llamada que le dé los datos: nombre y la dirección, es lo único que necesita. Eso es todo. Nada a lo que no esté más que acostumbrado. Un trabajo rápido, sin más historia, al parecer. Y después, ya se sabe, regresar de inmediato a su esquina del mundo, a perderse durante algún tiempo ―no mucho― hasta el siguiente encargo.


¿Un político, algún conocido hombre de negocios, un alto cargo

de la administración pública, otro tipo del propio gremio, aquel periodista molesto de más...? Seguramente por este último iban los tiros. En una primera comunicación no se le informó acerca de escolta, dato este muy a tener en cuenta. Hubo un tiempo, en los comienzos, en el que se preguntaba quién sería el desgraciado. No es que la identidad del encargo le importase demasiado. Pero sí que cierta curiosidad le hacía detenerse un poco en el asunto. Tampoco en exceso. Ya no, ni eso. Sus principios son los que son, y punto final. El contratante es de contrastada solvencia, en realidad su mejor cliente. Así que, con la inestimable garantía de la procedencia, lo único que le importa es el objetivo ―de esta manera los define― que sea un hombre adulto, a poder ser ya entrado en años ―estos, ocupando los cargos que ocupan, suelen cargar a sus espaldas incluso más muertos que él mismo―. Estaba claro que así sería, pues él no acepta encargos que tengan algo que ver con mujeres o niños. Eso no. Por supuesto que tiene su código moral. Y lo respeta. La otra máxima de su manual ético es nunca echarse atrás una vez aceptado el encargo. Le va su vida laboral en ello. Lo sabe. Su oficio tiene tanto que ver con el tema de la fiabilidad. Confidencialidad, confianza y eficacia, los tres pilares básicos sobre los que sustenta un buen profesional. Y él es el mejor, que no se olvide. Por lo mismo, siempre exige el pago por adelantado: al completo, en efectivo, en euros, en billetes de 20 y 50 usados. Allí lo tenemos, en la habitación 703 de la planta 15. Aguardando una llamada. Mientras tanto mata el tiempo viendo la televisión ―la tiene silenciada, pues en estos momentos no soporta ningún sonido de más, y mucho menos voces humanas― bebiendo tazas de té de bergamota, una detrás de otra, sin nada que las edulcore ni un poco, el azúcar ni catarlo, puro veneno; y entre sorbo y sorbo, echándose a la boca pequeños puñados de semillas de calabaza, ligeramente, solo ligeramente saladas. No son nervios, sino concentración, cuando no simple y llano aburrimiento, aunque eso nunca lo vaya a confesar. Las esperas han acabado por ser lo más pesado de su oficio. Se enciende la pantalla de su móvil. Vibra oscuro, como un mal bicho, sobre las sábanas blancas de la cama. Suena y suena, insistentemente. Cinco segundos. Diez. Doce. Descuelga justo a


los quince. Le gusta esa melodía, desde hace ya algún tiempo es su preferida ―se trata de Battle Without Honor Or Humanity de la película Kill Bill volumen I―, pero no solo por eso lo ha dejado sonar teniéndolo a un simple paso de sus pies impecablemente calzados: nunca hay que mostrar ningún tipo de prisa o ansiedad, pues sería fácilmente interpretable como una debilidad. Tampoco debe parecer desinterés. El equilibrio en este oficio lo es todo. Pone el manos libres ―le preocupa que las ondas de los teléfonos sean dañinas para su cerebro, que terminen por ocasionarle algún tipo de cáncer, demencia o enfermedad mental―, y con un: al habla el agente naranja ―así se hace conocer en los círculos por los que se mueve, pues lo último en estos ambientes es desvelar el verdadero nombre―, se dispone a escuchar el nombre y la dirección esperados. No le sorprende lo que clama por el altavoz. La comunicación resuena, no solo en su cabeza, como un trueno retumbando por toda la suit. Es inevitable, tarde o temprano tenía que llegar la hora. Suspira. Suelta ruidosamente todo el aire de sus pulmones. Se mesa los cabellos. Con un de acuerdo corta la comunicación. Y sin mirar atrás volea el móvil de vuelta a la cama. Por suerte, Uma Thurman está más que acostumbrada a caer casi de cualquier manera. Aunque desconocemos si esta vez se habrá partido el cuello o no al chocar contra el cabezal de maderas nobles. Lo cierto, es que ese rodar descoordinado por las sabanas ya nada bueno presagiaba. La madrugada ha sido larga de más, el alba se ha hecho de esperar lo suyo. Y ahí, recibiéndole con los brazos abiertos como el peor de los presagios, el cielo plomizo, desangelado, que enmarca un horizonte nunca antes contemplado. Tan distinto. Y en realidad, no muy diferente de tantos otros a lo largo y ancho de la amplísima geografía recorrida. No será el fin del mundo, pero bien que se lo parece. A ratos, llueve. Sobre el cristal de la ventana, llevadas en volandas por el vendaval, golpean las gotas. Resbalan. Caen redondas, perplejas, dejando un llanto sinuoso, helado, que no deja de manar hasta despeñarse en busca de su lugar en el lejano suelo decenas de metros más abajo. Asomado desde las alturas al mundo de ahí afuera, contempla el mar encrespado de la bahía, cómo las aguas tumultuosas, sucias, del río casi desbordado, se confunden con la inmensidad oscura del océano.


Siempre creyó que moriría en verano, con calor, en un día de

brillante sol y ni una sola nube por el cielo; sentado en aquella vieja mecedora de su porche, cara al embarcadero donde ya no quedan barcas de pesca que regresen al atardecer de sus labores propias de cada jornada de faena. Podría haber sido tan distinta su vida. Familia. Mujer. Hijos. Un trabajo sencillo, de los de antes, una jubilación pacífica, jubilosa incluso. Pero ahora es tarde, demasiado tarde para cualquier cosa, incluso para lamentarse. Mejor así, en una mañana desapacible de invierno.





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