Mes 01 Año 04 Número 25
Editado por : Aquarellen Cultura Directora de redacción: María José Mattus Director de contenidos: Jesús De Castro Portada: "Escalera sin un destino determinado" Emilio Cortés Contraportada: "Ideas Creativas" Imagen de archivo
EN
E S T E N Ú M E RO
JORGE MACÍAS BREVIS
Página 6
ANTONIO DAGANZO
Página 12
JORDI DOCE
Página 19
VÍCTOR PÉREZ
Página 28
MARIJOSE MATTUS
Página 34
MANUEL CANET
Página 40
PORTADA
ESCALERA SIN UN DESTINO DETERMINADO
Así titula esta cautivante imagen del fotográfo y artista Emilio Cortés. Jóven talento oriundo de la ciudad de Coquimbo Chile se dedica a plasmar la simpleza y la profundidad del entorno con su cámara. Actualmente reside en la ciudad puerto y cursa filosofía en la universidad católica del norte.
EDITORIAL
Para Aristóteles la literatura estaba determinada por la
mímesis cuyos términos claves son el arte y el lenguaje, pilares que sostienen un nuevo año de Aquarellen, el tercero de varios calendarios concluidos con la satisfacción de aportar al desarrollo de la idea aristotélica de literatura sosteniendo la antorcha divina del arte poética y promoviendo las artes visuales de jóvenes talentos que siguen hallando en Aquarellen una vitrina cultural. Comenzamos el mes de Jano de la mano de maestros de las letras que vistieron las páginas de nuestra revista con sus maravillosos escritos. En esta edición contamos con la participación de dos galardonados escritores: Sergio Macías y Antonio Daganzo. A ellos se suman las letras de Jordi Doce y la nueva generación presenta a viejos colaboradores de nuestros folios: Víctor Pérez, Marijose Mattus y Manuel Canet. El ser humano es parte de la naturaleza, la admira y contempla y mediante el uso de la palabra, la forma, el sonido, va describiendo a través del arte con el fin de estremecer, emocionar y educar. María José Mattus
SERGIO MACÍAS BREVIS
BIOGRAFIA
Nació en el sur de Chile, la Araucanía, Gorbea, en 1938. Cursó estudios de Derecho en la Pontificia Universidad Católica. Trabajó en la Fiscalía del Servicio de Seguro Social hasta 1973, fecha en que fue exonerado por la dictadura de Pinochet. Ha vivido en México, luego en Alemania, donde se especializó en literatura latinoamericana e impartió clases de español durante cinco años en el Instituto de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Rostock. En 1979, se radicó en España. Ha dado recitales y conferencias en las principales instituciones y universidades españolas, así como en diferentes países. Participa en congresos de escritores y en jornadas sobre hispanismo árabe. Tiene nacionalidad chilena y española e importantes galardones literarios. Está incluido en varias antologías, la última en Antología Poética Hispano Chilena del siglo XX, en dos tomos, por Justo Jorge Padrón, ediciones Vitrubio, Madrid, España, 2016, y en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Ha sido traducido al árabe, alemán, holandés, francés e italiano. Fue asesor cultural de la Embajada de Chile en España durante veinte años. Dentro de su obra poética podemos encontrar: . Las manos del leñador Chile, 1969; La sangre en el bosque, Chile, 1974; Crónica de un latinoamericano sobre Bagdad y otros lugares encantados, en árabe. Bagdad, 1988, y en español, ibíd., Irak, 1989. Además 2ª edición por Impresos Universitaria, Chile, 1997; Memoria del Exilio, ed. Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), España, 1985; Noche de Nadie, España, 1988;El Paraíso Oculto, Chile, 2000; El hechizo de Ibn Zaydûn, Valparaíso, Chile, 2001; En torno a Isla Negra. Texto de Sergio Macías y fotografías de Claudio Fabián Pérez, Madrid, 2008; El manuscrito de los sueños, en árabe y español, Casablanca, Marruecos, 2008, y otra edición bilingüe, árabe y español, Fundación VIPRÉN, España, 2008; Ziryab. El mágico cantor de Oriente, España, 2010; El viajero inhóspito, España, 2014. (En prensa: Obra Poética Completa, ediciones Visor, España,2017) A su extensa obra poética se le suman cuentos infantiles como El niño y la tierra (poemas), ed. Universidad Autónoma de México D.F., México, 1980. Monografías, ensayos, antologías y su novela El sueño europeo, editorial CESOC, Santiago de Chile, 1994. Ha participado en Ferias Internacionales del Libro en Chile, España y Argelia. Ha dado conferencias sobre el tema árabe y recitales en Iraq, Marruecos, Túnez, Argelia y España. Participa en congresos sobre hispanismoárabe, y ha escrito numerosos artículos sobre el mismo tema. Referencias en la Biblioteca Cervantes Virtual, en el buscador de Google y en su página web: www.sergiomaciasbrevis.es
DE LA VITA BREVIS Y OTROS ABSURDOS
Breve es esta vida de dolores y sueños. La primavera que nos embelesa se va un día con sus suaves aromas, y en la nostalgia quedamos sumidos. Breve es la existencia bajo el cielo. Profundo el sufrimiento de la despedida. Vivimos de ilusiones, penas y gozos. Del amor que besamos con codicia. Breves fantasías nos alegran el alma misteriosa. Pero la muerte nos entristece con su sentencia. El tiempo sigue en la vigencia del Universo, con la incógnita de nuestro ser en medio del infinito. Breve es la vida y absurdo nuestro abandono. El canto de los pájaros calla con la tormenta. La ira de la naturaleza a ríos y mares desborda. Las flores que perfuman se deshacen en el viento. Breve es nuestra luz como la llama de un cirio. Corto el camino que al parecer nunca terminamos. Vivir es un prodigio. Un milagro que no se explica con la riqueza de tu ser. Ni mi pasión y ternura. (Inédito)
ELEGÍA A JORGE TEILLIER Fue en otoño. El viento de la Araucanía bajó los párpados de las hojas. Hizo caer el oro de los aromas. Los manzanos se inclinaron hasta besar los labios de la hierba. Los pájaros se silenciaron en los bosques del río Cautín. El sol desapareció por la puerta de las nubes. Las araucarias sacudieron sus ramas cubiertas de nieve. El cuchillo del silencio hizo fluir el rojo rocío de los copihues. Una muchacha del pueblo de Lautaro, perfumada a durazno se tendió sobre el trigo para leer poemas láricos. A esa hora, en Santiago, se derramó el crepúsculo sobre la mesa de amigos que recordaban al poeta de los sagrados vegetales. Ninguno dejó de gozar las palabras, el vino que durante años bebieron con el difunto. Hacia el nido de los luceros cruzó un ave de luna. Todos miraron la profundidad del cielo. Sólo el vacío. El misterio de la memoria. Y la voz del tabernero que cerraba el mar ( De Páginas de un poeta de la Araucanía, España, 1998)
LA TIERRA NO SE TERMINARÁ si hay seres humanos como tú que la riegan hasta con sus lágrimas. (Inédito)
EL POETA PEREGRINO El viento nos trae sus versos de sangre, sol, lluvias, polvo y destierro. (Inédito)
AMOR BAJO LA LUNA
Su pasión se extiende triunfante como el mar sobre las rocas. Y besa a su amada, como la luna en la boca de la noche. (Inédito)
POR CULPA DE KAFKA
Después de leer a Kafka se dieron un beso de tortuga. Se amaron como dos animalitos, olvidándose desde entonces de la gente. A veces uno se sube en el otro. Se transportan alegres por toda la habitación. Anoche se convirtieron en dos arañas aterciopeladas. Tejieron una tela inmensa en cuyo centro copularon bajo la luna. Hasta que ella como nunca de fatigada y con júbilo lo devoró lentamente. (La Región de los últimos prodigios, España)
ANTONIO DAGANZO
BIOGRAFÍA
Antonio Daganzo (Madrid, España, 1976) es poeta, narrador, periodista y divulgador cultural y musical. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (Ed. Slovento, 2004); Que en limpidez se encuentre (Ediciones Vitruvio, Colección “Baños del Carmen”, 2007); Mientras viva el doliente (Ediciones Vitruvio, Colección “Baños del Carmen”, 2010; 2ª edición, 2014; 3ª edición, 2015; reedición en Ecuador a cargo de El Quirófano Ediciones, Guayaquil, 2014), Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía, además de Finalista del Premio de dicha entidad en 2010; Llamarse por encima de la noche (Ril Editores, 2012), editado en Chile, Mención de Honor “Luis de Góngora y Argote” de Poesía, concedida por el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea; y Juventud todavía (Ediciones Vitruvio, Colección “Baños del Carmen”, 2015), Premio de la Crítica de Madrid correspondiente a ese año. Ha sido incluido en antologías como Agua: Símbolo y memoria (Ed. Slovento, 2006) o 12+1: una antología de poetas madrileños actuales (Ed. Endymion, 2012). Versos y relatos de su autoría han aparecido en revistas como “Turia”, “Piedra del molino”, “El Cobaya”, “Álora, la bien cercada”, “El Alambique”, “Prima Littera”, “Calicanto”, “Norbania”, “La hoja azul en blanco”, “Troquel”, “Luces y Sombras” o “Gaceta del Pensamiento”, y ha brindado recitales en destacados foros: Ateneo de Madrid, Tertulia Literaria Hispanoamericana “Rafael Montesinos”, Universidad Autónoma de Chile (sede Temuco) o la Fundación IberoAmericana, con sede en Santiago de Chile. Como narrador, su cuento ¿Qué tal Mozart? fue traducido al alemán, en Salzburgo, Austria, en el marco de las celebraciones de 2006 por el 250º aniversario del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart. En 2014 apareció su primer ensayo, Clásicos a contratiempo (Ediciones Vitruvio), dedicado a la divulgación de la música clásica.
JUVENTUD TODAVÍA Colmando cálices del mundo, juventud todavía. Y a despecho de todos los fracasos: mirad a aquel que derrochó sus dones sólo para medirse con el frío y la duda, o aquel otro que le entregó al silencio, tembloroso y solemne, el absurdo mañana de un amor condenado; al que corrió tras de los fuertes y los halló cansados de sí mismos, al que sabía dónde urdir su noche más sabrosa para fingirla al fin en cualquier techo, al que tenía por destino la cumbre de los suyos y en los despeñaderos se partió los veranos, al que quiso ser alguien y aún se busca. Mirad a aquél, traicionándose el alma. Mirad a este que lleva nuestro rostro. Juventud, sin embargo. Colmando cálices del mundo, soñadora implacable de todos los anhelos aunque el mundo nos crea el más triste holocausto, su frontera de sangre florecida. Que valga la constancia al menos para el cénit de su nombre: juventud, alta niña de besos imposibles. Juventud ya sin tiempo y todavía.
Del poemario Juventud todavía (2015).
SOÑADO TIEMPO MÍO
Soñarte bien ligera, plenitud, para tejerte cual nube sobre el mar, alta, fiel dios posible de gaviotas en el instante en que todo regresa. Creer que el veneno casual de lo evocado surte su efecto precisamente ahora sin cobrarse una lágrima. Vivir y ser más vida que este torpe suceso, abrir mi ayer constante en tu futuro, plenitud, plenitud tan soñada, soñado tiempo mío: fueras aire. En el instante ¡asombroso! en que todo regresa.
VUELVE A TI, PEREZOSO Por fortuna era un sueño... ¿Qué digo un sueño? ¡Una pesadilla! Y una de las que parecían resistirse a morir aplastadas bajo la bota de la recobrada voluntad, que cuando dormimos no vivimos realmente: alguien nos vive dentro del espíritu y hace de nosotros cuanto se le antoja, ¿verdad, señorita Laura? ¡Ay, qué humorada la suya el habernos pedido que la llamáramos como entonces...! Entonces, efectivamente, señorita Laura, alguno de nosotros, aún con el calorcito de las sábanas pegado al cuerpo, caía rendido por el sueño en medio de la clase al poco de comenzar la lección; y nada más advertirlo, usted se acercaba al súbito durmiente y le decía, como si sólo se las susurrase a él pero de manera que todos las oyésemos, exactamente las mismas palabras con las que acaba de despertarme: “Vuelve a ti, perezoso”. No “vuelve en ti”, como si tratara de que recuperásemos el conocimiento que, en puridad, no habíamos perdido, sino “vuelve a ti”, como si nos instase a regresar al yo escolar que habíamos abandonado en beneficio de aquel otro yo invasor que ya vivía por nosotros, entregándonos a la fantasía. Y he de reconocer, señorita Laura, que tal fantasía en ocasiones podía jugar malas pasadas. Y puede aún. ¡Diablos! ¿No acabo de comprobarlo una vez más, y eso que ya me creía libre, con la edad que tengo, de los ardides de las cabezaditas improvisadas? Todo comienza siempre con suma dulzura, sí,... pero ¡vaya usted a saber cómo querrá terminar! Fíjese: una inexplicable somnolencia debió de vencerme al poco de sentarme ante mi viejo pupitre, y al cabo de unos minutos me tenía usted de esta guisa, que si no llega a ser por sus inolvidables y bienhechoras palabras aún estaría en medio de una pesadilla tan absurda como espantosa. ¡Y tan espantosa, señorita Laura! ¿Puede creer que la había soñado una bribona, una desalmada, una inicua hechicera? ¿Puede creer que me había soñado a mí mismo cazado en la trampa que usted había querido tendernos a López, Machado y a mí? ¡Porque no es cierto que el regreso a la infancia constituya para el hombre una punzante ambición, tanto más deseada cuanto menos posible resulta incluso imaginarse niño! No, no es cierto, aunque vivamos en un tiempo y en una sociedad donde el saber no cuenta, el esfuerzo no se valora y las responsabilidades son eludidas sistemáticamente; donde los hombres que peinan canas buscan divertirse como críos de pantalón corto. Pues esos mismos hombres por nada del mundo renunciarían para su solaz –renunciaríamos para nuestro solaz a la experiencia adquirida con la edad adulta. No sé qué pensarán sobre esto López y Machado, aquí presentes, pero lo que es mi opinión... no se ha visto sino reforzada con lo que acaba de vivir por mí ese yo raptor de mi voluntad. Resulta que usted, señorita Laura, se
las ingeniaba para ponerse en contacto con tres de sus antiguos alumnos, precisamente con Genaro López, con Luisito Machado y con el coleguita que completaba aquel trío de chiquillos revoltosos e inseparables: yo mismo. De cómo conseguía usted avisarnos de sus intenciones, y de cómo el trío de ayer se ponía de acuerdo, después de tantos años, para acudir a la cita, nada se sabía a ciencia cierta: los sueños suelen ser contundentes de espíritu, pero imprecisos y caprichosos en asuntos de letra. El caso era que los tres, unidos por una camaradería que milagrosamente había permanecido inmarcesible, regresábamos a la vieja escuela, donde todo aún se mostraba más decrépito que entonces, y nos presentábamos aquí, en el aula de nuestra niñez, donde, con una exactitud casi enojosa –he de reconocérselo respecto a lo ya vivido, usted aguardaba nuestra aparición devorada por una impaciencia nada cordial –la vista clavada en la puerta de la clase, el rectángulo de la pizarra enmarcando su figura erguida hasta la cólera. Bien es verdad, si me permite señalárselo, y abstracción hecha del resto de los compañeros hoy ausentes, que especialmente sus años impedían darle a la escena el toque de autenticidad que le faltaba, pues nuestra madurez se presuponía, y, sin embargo, su ancianidad era en apariencia tan extrema, y tan hermana súbitamente de la del colegio en sí, que se antojaba cruel. Pero, quitando eso, su expresión, su presencia toda, en lugar de recibirnos con el cariño y la gratitud de minutos antes –cuando sonrió medio avergonzada mientras nos instaba a rescatar el impagable “señorita Laura”, ese cómico fósil del recuerdo, pretendía ser un calco absoluto de la que entonces siempre exhibía ante nosotros si osábamos entrar en clase con varios minutos de retraso. Cosa que ocurría, de justicia es admitirlo, con demasiada frecuencia. ¡Cielo santo, qué mirada! ¡Qué mirada la de ayer, pero también la de hoy! ¿Me creerá si le digo que al sentirla en el sueño sobre mí, fulminándome rencorosa, reduciéndome a mero sonrojo sin mejillas ni piel ni cara, consulté el reloj instintivamente sólo por el temor de haber incurrido en el delito pretérito? Mas ni siquiera dispuse de un instante para conocer la hora que me acusaba, el exacto peso de mi culpa, porque ya usted, llevando aún más lejos aquel calco, le exigía a este trío que no era precisamente el de sus amores, y con una dureza en la voz nada conciliable con su vejez, que se sentase en los viejos pupitres, López y Machado en los suyos, y yo en este mío del que apenas me acordaba. Un detalle sin importancia, en cualquier caso, pues ya estaba usted ahí para indicarnos las respectivas ubicaciones. Y no sólo para eso: ¿cabía alguna duda de que su plan había de culminar según lo previsto? “¿Cómo está usted?”, le preguntaba Genaro sin cesar, como si quisiera conjurar así un peligro larvado todavía. “¡Qué buena idea ha tenido al propiciar esta visita nuestra!”, repetía igualmente Luisito, tratando de ahuyentarse el miedo. Letanías de urbanidad a las que usted permanecía inmune; intentos desesperados de quienes, una vez más,
nos habíamos plantado en aquel lugar con sangre de travesura trotándonos por las venas a pesar del tiempo transcurrido, y de quienes ahora íbamos a pagar bien cara la osadía de nuestro humor granuja. “¡Sentaos!”, nos gritó sin miramientos. ¡Ay, querida señorita Laura! ¡Bribona, desalmada, inicua hechicera! ¿Puede creer que en un santiamén dejaba sobre los pupitres, nos ponía ante los ojos, rescataba del olvido la vieja condena con que otrora acertaba a humillarnos? ¡Sí, señorita Laura, la hojita de ejercicios! El folio de preguntas que usted había preparado valiéndose de contenidos de cursos venideros, y que obviamente nosotros no estábamos capacitados aún para responder; la prueba de nuestra insignificancia intelectual y espiritual que ridiculizaba nuestro carácter levantisco y estúpido. ¡E inconcebiblemente nuestro escarmiento no había concluido! Porque en el sueño, señorita Laura, tampoco atinábamos a encontrar las soluciones. ¡Y todo era aún más humillante dada nuestra condición adulta! ¿Se da cuenta? Nos mesábamos el cabello, nos revolvíamos en las sillas... ¡Éramos unos imbéciles, unos niñatos mayores, unos incultos de tomo y lomo enfermos de fatuidad, de pavorosa fatuidad...! Por fortuna era un sueño, y la pesadilla ya terminó, ¿verdad, señorita Laura? La pesadilla terminó. Aunque fíjese en cómo me miran los compañeros desde sus pupitres: si parecen desquiciados... Y usted parece más vieja que cuando entramos aquí... tan vieja como en el sueño... Pero, ¿qué veo encima de la mesa? ¡López, Machado! ¡Señorita Laura, señorita Laura! ¡Es la hojita de ejercicios! ¡Dios mío! ¿Cómo es posible? ¡La pesadilla continúa! ¡Señorita Laura, socorro, aún no soy dueño de mí mismo! ¡Ayúdeme a recobrar la voluntad! ¡Venga y susúrreme las bienhechoras palabras, aquellas palabras mágicas! ¡Señorita Laura, señorita Laura!
¿Vuelve a ti, perezoso? Si ya te he despertado…
JORDI
DOCE
BIOGRAFÍA
Jordi Doce (1967) es autor, entre otros, de los libros de poemas Lección de permanencia (PreTextos, 2000), Otras lunas (DVD Ediciones, 2002), Gran angular (DVD Ediciones, 2005) y No estábamos allí (PreTextos, 2016). En prosa ha publicado los libros de notas y aforismos Hormigas blancas (Bartleby Editores, 2005) y Perros en la playa (La Oficina, 2011), los ensayos Imán y desafío (IV Premio de Ensayo Casa de América, 2005), La ciudad consciente (2010), Las formas disconformes. Lecturas de poesía hispánica (2013) y Zona de divagar (Vaso Roto Ediciones, 2014), el libro de artículos Curvas de nivel (2005) y el compendio de entrevistas literarias Don de lenguas (Confluencias, 2015). Como traductor, ha preparado ediciones de la poesía de William Blake, T.S. Eliot, W.H. Auden, Charles Tomlinson, Ted Hughes, Geoffrey Hill, Charles Simic, Paul Auster y Anne Carson, entre otros, y de la prosa de Thomas de Quincey y John Ruskin. Actualmente reside y trabaja en Madrid como editor, traductor y profesor de escritura creativa en Hotel Kafka. Desde el año 2006 tiene activo el blog Perros en la playa: http://jordidoce.blogspot.com.es.
Desierto de los Monegros
El coche en sombra bajo el tendejón y flecos de maleza parda junto a las ruedas. El sol de mediodía percute en el asfalto y siembra el arenal de transparencias. Dos muros desdentados, una señal de tráfico, restos de chapa y neumáticos rotos son cuanto evoca el tiempo de los hombres, su transcurso. La botella de agua y tus gafas veladas. Estar de paso es de repente este paisaje alucinado, esta incredulidad de diez minutos que es otro modo de distancia y convierte la vida en memoria precoz. Dejas caer el agua por tu frente y el pelo se te encrespa, más oscuro. Has vuelto a abrir los ojos y una sonrisa rompe el maleficio, este breve paréntesis de insidia que tiembla con el aire. La mueca de tu alivio es una calma y sé reconocer su contundencia. Veloz hacia un destino que nos llama sin conocernos, el coche arranca y deja surcos en el arcén. Queda sólo esta luz, la aguja fiel de agosto que horada cuanto toca, más allá de nosotros. 2001
I n v e r n a l
One must have a mind of winter… Wallace Stevens
El tiempo no te ha dado las respuestas, solo nuevas preguntas. Declina con las horas la luz, las calles se despueblan, desde tu cuarto solo ves un futuro de ramas harapientas, la noche agazapada en los tejados, y crees sentir, incluso, esa quietud que precede a la nieve como un aliento contenido, algo que espera a ser y desespera. El invierno lo hace todo más simple, con su buril de frío y de carencias. Es una disciplina, un acuerdo entre el mundo y su reverso, el lado de penumbra en que se apoya. El color de la tarde se iguala al pensamiento. Cae sobre la calle una luz aclarada, casi exenta, y todo se distancia y adormece como en un objetivo, como si el mundo fuera un diagrama del mundo, un mapa desnutrido y eficaz que ha dado con el hueso de las cosas. La mente se complace en el invierno. Le alivia su barbecho, su rara indiferencia, la forma en que se atiene a lo que tiene. Todo lo simplifica, también estas preguntas impacientes que cambian con el tiempo, que no cambian. 2003
Entonces
Cuando el mundo se convirtió en el mundo la luz brillaba como de costumbre sobre un reloj indiferente, el aire estaba lleno de comienzos y mil veces en mil calles distintas alguien se tropezaba en una piedra y esa piedra le abría los ojos; fue la ocasión que todos esperábamos para tomar las mismas decisiones, besar de nuevo el mismo suelo, decir los hasta luego de anteayer; y el rostro amado y rutinario que fingía escuchar o brindaba una mano distraída volvió a apartarse antes de tiempo. Detrás de las ventanas crecía la penumbra, una gaviota hurgaba en la basura y los niños jugaban casi a ciegas ignorando los gritos de sus madres. Era un día cualquiera bajo el cielo, con su ruido de fondo en nuestras venas y el hollín de la noche borrando cercanías. Quien guardó una moneda en su bolsillo no fue más rico a la mañana. Nada ocurrió que pueda recordarse, ninguno de nosotros se dio cuenta cuando el mundo se convirtió en el mundo. 2008
Vuelo antiguo A Brenda y Charles Tomlinson
El vuelo de esta avispa en el azul del aire, contra un fondo de cipreses y falsas columnas medievales, mientras Paula desanuda con paso azorado el jardín y advierte fugazmente cada tronco, la trama ensimismada de setos y empedrados, viene tal vez de muy lejos, de un tiempo anterior a los tiempos que recuerdo, cuando el simple existir de las cosas se imprimía en los ojos con limpieza, y el vuelo recto y absorto de la avispa era tan solo acción y asombro, humilde acontecer como este fondo azul que afirma a los cipreses de repente crecidos, igual que ahora Paula con andar más sereno se acerca hasta sus troncos y levanta los brazos (niña avispada) respondiendo feliz a su saludo. 2002
Epílogo
Están sobre las sábanas, inciertos, desarbolados, con su pose como de trapo. Una vez giraron con violencia hasta hacerse invisibles, esconderse uno del otro, pero ahora se acogen a su sangre quieta, su terquedad sin prisa. Les imanta la luz en diagonal de la tarde de junio, la luz y sus tenazas tenues removiendo su porción de rescoldos. Estuvo en ellos el desvelo, la voracidad, se abrió la piel para cerrarse de un portazo y una ráfaga de frío respiró desde ningún sitio hacia los rostros en fuga. No hay más. Nada ha cambiado. Y luego los cuerpos, la distancia entre los cuerpos.
2007
VICTOR PÉREZ
B I O G RA F Í A
Víctor Pérez. Nació en Oviedo (España) en 1978. Estudió Historia del Arte en Salamanca.Su primer poemario "Precioso rastro de destrucción" ha sido publicado en noviembre del 2016 por la editorial Versátiles. Muchos de sus poemas son publicados y altamente segudios a través de redes sociales, especialmente facebook. En la actualidad vive en Sevilla.
Mamá soy Víctor El astronauta suicida Ciudad Real Las carreteras Los bares de cazadores Me acuerdo de cuando comía la comida de los perros Y me llamaba Starling Yo era un montón de arena de África y sacaba la cabeza Por la ventanilla para pensarte Y ahora escribo y escribo consejos de última hora En forma de poema para que no te rompas El cuello cuando veas una luz en la oscuridad Porque esa será la promesa, la única promesa Que llegará Por todas partes.
Como fui silencioso Crecieron mucho las chicas Invoco los sucios trucos de la poli y de los trotamundos Es otro farol en otra misión suicida Soy el rebanador de añoranzas El Cristo beisbolero Y no conozco la contemplación Ni la memoria.
Y me dijo mi primo muerto Que si yo quería podía meterse en mí Haciendo conjuros Y yo le dije que vale Y por eso decía la gente del pueblo Que yo fumaba por dos Me lo encontré una vez en Avilés Me dejaron mis padres encerrado en el piso de mis tíos Y me dijeron que me tumbara en su cama Y a los pocos segundos se asomó mi primo por la puerta Y yo al instante salí detrás de él Diciéndole ¿Tú te crees que no sé quién eres, te crees que me das miedo? Y nos miramos cara a cara en el salón Y yo me tumbé en el sofá Y él me preguntó si no me daba vergüenza poner los pies En el sofá de mi tío y yo le dije que no Y me dijo que me tirara por la ventana Que él me cogería, yo le dije que se tirara él Y así lo hizo, se tiró y desapareció en el aire Y yo corrí hasta la ventana y se apareció detrás de mí Y me dijo Ves, podía haberte tirado si hubiera querido Cuando se fue, llegaron mis padres Y me preguntaron a ver si me había encontrado con alguien y Yo les dije que no Ese día mi primo muerto me dijo un par de cosas “A mí Dios me quitó la vida y a ti Te puso dos huevos Muy gordos Que nuestros nombres mueran juntos Como dos sombras en la hierba Y que parezcan la respuesta Con la que se maneja la verdad Porque la verdad es soberbia”
Entérate, has sido fagocitado por la literatura Es parpadeante y huidiza como una bestia o una muchacha Espanta a tu caballo y háblame de tus planes elocuentes Tú naciste para revolucionar la literatura europea Dormido Ella es como la única especie de mujer que queda en tu vida.
MARIJOSE MATTUS
B I O G RA F Í A
Marijose Mattus (Coquimbo 1979) profesora de estado en historia y geografía. Desde niña demostró una inclinación a la literatura y a la música escribiendo pequeños poemas y ensayos de análisis musical. A partir del año 2007 comienza su incursión en radios locales con programas de cultura, especialmente orientados a la difusión de música clásica y latinoamericana apoyando a los nuevos talentos locales, hecho que le permite animar y organizar varios actos culturales, como el concurso escolar de literatura “Más allá de las fronteras de la imaginación” (201 0) además de conferencias en festejo del bicentenario de Wagner y Verdi. En el 2014 funda la revista literaria “Aquarellen” de la que es editora. Actualmente dedica su tiempo a la docencia, la dirección de la revista y el blog Aquarellen en donde plasma entrevistas a escritores y mantiene activa su dedicación al analisis musical y biografías de compositores clásicos. En este momento está dedicada a terminar su primer libro y embarcada en la aventura cultural “Libros para Chile" actividades literarias en su ciudad natal.
Despacio recorro las madreselvas, Limoneros rosados. Hoy me visitó un colibrí, Sonriendo declamó tus versos una supernova escuchó, los azahares pintaron mis labios. Y así, después de morir descubro los labios vivos.
La noche se enclava en los números romanos las arañas de rincón anidan en las sabanas de seda, Envolviendo la locura de enamorarme de tu meñique que sabe a chocolate con nueces. Los números conjugaron versos cruzando el universo ¿Por qué el cielo se vuelve verde en las noches? No todo el mundo necesita amor sonriente en la bañera. Pronto hare círculos en el parquet del palacio imperial para que te cuides de las románticas con banda de música porque hacen visible a Dios en dos acordes y descubren que el rio azul es verde, pintando el firmamento sin nubes blancas.
Clamo tu indulto sol de letras por las infantes declamaciones desesperadas pero mi tacto no sabe palpar otros humos, porque embellezco cuando las ondas salen de tu boca. me miras y me vuelvo mariposa, Nítida, gozosa, suave, brillante, y los bemoles me acunan acompañados de tus copas: Llenas, rotas, dulces, amargas, solitarias, enamoradas, Ensalivadas, rebeldes, inquietas, irreverentes, amorosas Adoloridas, dichosas. Todas ellas me emborracharon de tus historias. Y tu esencia de héroe de Niederland me sobrecoge, me envuelve. Tú eres mi tercer día En ti resucite y mi cruz se hizo más ligera Porque tú esencia me alimenta Subiendo cada montaña Sin volvernos cisnes, regresaremos al diecinueve Como peregrinos redimidos, entonando el cantar de gesta Que rememora tus hazañas, Porque tu sangre castellana hace brotar rosales Allí dónde todo es desierto.
Lo buscó en sinfonías y brandy. Lo encontró en blues y ron.
La música le dolía, pero se hundía en ella, era un pez nadando en oberturas de piedras.
MANUEL CANET
BIOGRAFÍA
Manuel Canet nació en Madrid en el otoño de 1976. Poeta y pintor Su carácter apacible y misterioso se refleja en su nobel pluma donde en sus poemas muestra el conocimiento que sólo él tiene de sí mismo. El mismo se describe como: “Natural y bizarro en cuanto a argumentaciones, siempre inquiriendo la jodida verdad. Azorado, siempre instruyéndome, siempre pretendiendo percibir algo más. Conozco a muchos y amo, de verdad, a muy pocos. Camino por el mundo aspirando a encontrar a aquellos como yo, a los humildes, a los auténticos, a los atrevidos que osan retar a su propia mente. Soy poeta, y sólo los que sean como yo, lo entenderán.”
Escribo por la mañana.
Escribo por la mañana. La detallo para ti. Los incendios de claridad que abandona el sol de marzo sobre los cristales de la torre. El aleteo de mis pájaros cuando el claxón de un coche les espanta, son tantos los que se alejan de los ramajes. que parece que es el mismo árbol quien sale volando. En una página de word que cincelo con serenidad de escultor voy modelando la mañana. Para que puedas verla cuando salgas por la tarde. Aunque te quedes dormida, para que la reconozcas cuando despiertes a mi lado.
Martes
Hoy martes las nubes agonizan, se arrojan hacia las ventanas en repetidos impactos. Se puede escuchar a la lluvia que viene suspirando y un rumor de locura que te menciona. Taciturno como un muerto, entristecido como un verano, observo las imágenes hediondas que se colocan tristes en esos asientos como si retornaran de un país lejano para establecerse aquí por siempre. Sin los habituales accesos de locura las imágenes habitan en mi martes, acampan entre la planta 47 y el cielo raso mientras las nubes se arrojan hacia las ventanas... nombrándote.
Tan solo quedamos tú y yo Hemos llegado a la vida con cierta demora. Faulkner se marchó, Márai se voló la tapa de los sesos, no queda nadie para que nos guíe por el meandro de la sabiduría. Ha empezado una guerra en las tabernas; y ya todos han decidido que no les gusta Oscar Wilde ni Ingmar Bergman; reposan escondidas las putas de Laurtrec; Camus absurdamente ha estrellado su coche y ahora me ha dejado la novela incompleta. Y no quiero hablar de los muertos que continúan vivos en nuestras estanterías. Tan solo quedamos tú y yo, impulsándonos en los descosidos de Abril.
E l p r i m e r r a y o d e l u z
En la cocina la cafetera está silbando. El agua se empeña en cumplir su deseo de convertirse en nube. Una enramada de poto tararea apasionadamente sobre el lateral del frigorífico. En la mesa del comedor, al lado de un par de libros, hay dos tazas en línea y, en el centro, un frutero del que brotan manzanas. En el tocadiscos suena un nocturno de Chopin. El primer rayo de luz alarga su brazo hasta la nuca del caballete, que reclina el lienzo sobre nosotros.