Aquarellen marzo

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Mes 03 - año 03 Editado por Aquarellen cultura - Coquimbo - Chile Directora de redacción: María José Mattus Director de contenidos: Jesús De Castro Portada: John Constable- Tormenta de lluvia sobre el mar Contraportada: Imagen de archivo


E d i tori a l

En marzo el norte del Ecuador se pinta de flores y verdores mientras que en el lado opuesto las tardes se vuelven grises desnudando a los árboles, así aquarellen llega nuevamente a todos ustedes con la misión que nos impulsa mes a mes a llevarles a magnos representantes de versos, e que abren mil puertas y que son llaves a mundos interiores a corazones y cabezas que se expresan y se vacían en poemas, relatos y diversos escritos. En este número regresa Jesús De Castro con su obra cumbre: “Los cantos malditos” , poemas que nacen de las influencias románticas del autor y que descubren a un poeta maldito y oscuro que transforma las metáforas en exquisitos versos. Contamos nuevamente con una gran amiga de la casa: Elena Muñoz, quien deleita con sus poemas y la galardonada Inma Pelegrin nos regala varios poemas de su genial pluma además de dos amigos, dos admirables poetas que comienzan a formar parte de la familia aquarellen: Pablo Antonio Malmierca y José Manuel Vivas. Cerramos esta edición con la publicación de una fresca escritora: Celeste PF. Gracias, una vez más a todos y a les invitamos a sumergirse en las letras vibrantes del compás de Aquarellen. María José Mattus


E n e s ta e d i c i ó n :

- Jésús De Castro

Pagina 5

- Inma Pelegrin

Página 1 2

- Pablo Antonio Malmierca

Página 21

- José Manuel Vivas

Página 26

- Elena Muñoz

Página 33

- Celeste PF

Página 38


J e sú s D e Ca stro

CAN TO S M ALD I TO S : U n a i n tro d u cci ó n n e ce s a ri a .

Los cantos malditos nacen de mis influencias románticas, del sentir la necesidad de rescatar en mi interior “el poeta maldito a través de su oscuridad poética”. Todo es poesía, cuando incluso fuera de las formas tradicionales se consigue trasladar al lector cierta pasión a través del poema. La fuerza, la garra de la metáfora que saca sus uñas para abrir surcos de sangre en el alma. Las figuras cuasi demoniacas, ángeles negros que cohabitan entre versos, lobos, gusanos, murciélagos y convidados de piedra confluyen en el mismo festín macabro y orgiástico de una copula que derrama su sangre en cada verso maldito. Por primera vez en Aquarellen me decido a compartir una parte de mis XX Cantos Malditos, una obra que no pasa desapercibida, me atrevo a reafirmar la calidad literaria del conjunto en cada uno de sus versos y metáforas. Jesús De Castro.


I ¡Oh ángel caído! Busca si quieres, un poeta que deshoje margaritas sobre tu figura seráfica, mientras tañe latidos de gloria con su lira. Yo esparciré sobre tus labios pétalos podridos y tallos muertos. Arrancaré tus alas lamiendo la herida obscena de la espalda para consumirte. Colocaré sobre tu pecho una flor carnívora que devore tus latidos. Te desposaré en aquel mausoleo lóbrego con la marcha nupcial del aullido del lobo y los ojos vigilantes de toda criatura de la noche. Desgarraré tu túnica con la violencia del deseo, y profanaré tu cuerpo entre lápidas y panteones, humillaré la humedad de tus muslos con mis garras. y consumiré tus entrañas con el fuego del averno. Soy aquel diablo concupiscente que te asalta cada noche desgarrándote los sueños. Soy aquel poeta oscuro que invocaste en tus noches malditas. Surgido de las tinieblas del verso escondido entraré en ti con la dualidad del oxigeno que mata lentamente mientras proporciona vida. Te penetraré, oxidando tus recuerdos y el alma ahora impura. No me pidas arcoíris. Yo te ofrezco la metamorfosis del licántropo en noches de luna llena; masticando tu carne con mis incisivos. Yo te ofrezco la ceremonia de sangre en el beso del vampiro. No me pidas un cielo claro y un sol radiante sobre el vuelo de las aves. Te ofrezco el ulular del búho y la sombra gris del murciélago. Escribiré poemas a los ojos grises de las ratas y la figura escultural de la serpiente.


Te ofrendaré en sacrificio a todos los Dioses malditos, y danzaremos juntos en el aquelarre lascivo de la desnudez entrelazada. Acariciaré tu piel con la fría certeza de la muerte que acecha en cada sombra. Apuñalaré tu destino con el destello metálico de los ojos mientras mancillo tu sonrisa con el gesto infernal. Te arrojaré a un Pandemónium de silencios escabrosos y vomitaremos juntos sobre la miseria humana. Te robaré el alma a cambio de la inmortalidad del bardo oscuro. Vagaremos por el páramo, errabundos, fugitivos y malditos; con los siete sellos sobre mi frente y tus pechos. Comeré de tu manzana condenándote conmigo al destierro de la noche. Germinara en tu vientre la semilla del canto maldito y darás a luz oscuridad poética. En aquel portal, donde muere la esperanza acunaremos sus sueños, calentados al aliento de dos hienas y un coyote. Junto al nido de la sierpe que aova pesadillas tres nigromantes te ofrendaran: Temor, azufre y sangre.


V He nacido con la fuerza de los miembros rígidos, gestado en el útero de una maldición. Soy un bardo oscuro con lira de huesos que tañe cuerdas desgarradas, construidas a su vez, con arterias y tendones podridos. Quiero escribir sanguinolencias en el ritual de apareamiento de lobos, hienas y coyotes. Dibujar con palabras el majestuoso vuelo del buitre carroñero en busca de su presa; inflamado su vientre, frío y dispuesto para el banquete. Quiero perderme en el romanticismo desgarrado de llanto de la viuda, que llora la infidelidad de su marido con la muerte. Cantar baladas tétricas en aquellos cementerios, escupir sobre los serafines pétreos y reír a carcajadas alunadas mientras grito miserias escupiendo conjuros sobre la vida y sus despojos, orinar sangre contra el viento y sentir sobre la cara sus reflujos. Sí, he nacido como una profanación en verso. Quiero copular con la luna llena en cuarto menguante, dibujando caricias obscenas sobre la tierra sucia; aquella tierra que es madre, lecho y tumba. Aquella tierra que conoce los secretos ancestrales.


XX. Aquelarre de huesos bajo una lluvia de sangre fresca, como recién ordeñada de una carótida despistada. Himnos de muerte, fanfarrias de flautas podridas, aplausos de garras recién estrenadas sobre unas vísceras calientes, aún rebosantes de vida agónica. Cantos malditos brotan de la garganta desgarrada del muerto viviente paseando las estrofas por la suave piel del gusano, ¡oh, es tan erótico el gesto! el gusano se contrae de placer en el contacto y muerde más carne muerta para consumirse lentamente en el orgasmo del banquete.


Orgiástico laberinto aquel en que la vida consume a la muerte y la muerte consume a la vida en una espiral dantesca. Erecciones núbiles en cadáveres recientes despiertan la humedad lasciva de la dama negra. ¿Acaso no veis sus muslos chorreantes de sangre concupiscente? Es la hora de la cópula final, aquella en que se entrega toda la carne con los ojos cegados por el rígor mortis. El féretro abierto de piernas. ¡Oh, qué bella entrega! La entrega definitiva, la total penetración, el orgasmo categórico, la eyaculación de efluvios post mortem.


Los gemidos: insalubres, estent贸reos, agonizantes. Los besos: Podridos tumefactos p谩lidos. El semen mezclado con sangre sobre los muslos letales. Y por fin la vida engendra muerte.


I n m a P e l e g ri n

Inmaculada Pelegrín López, nacida en Lorca ( Murcia) en 1 969 ha publicado los librosdepoesía: Trapos Sucios (Tres Fronteras 2008) Óxido (Pre-textos, 2008) Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego Cuestión de horas (La isla de Siltolá, 201 2) Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez “Puse mis pies en la tierra el mismo año en que el hombre puso los suyos en la luna. Lo hice en Lorca y aunque no me preguntaron para ello, si lo hubiesen hecho habría dicho que sí. Trabajo de lunes a viernes y de ocho a tres contando microbios, algunas tardes como consejera en mi consulta de psicología y, según se tercie el fin de semana, en la Casa Colorada, una casa de turismo rural de la que aprovecho para hacer publicidad. Entre medias veo crecer a tres niños y a tres perros quienes, milagrosamente, comen casi todos los días y consiguen ser estupendos a pesar de mis cuidados. De vez en cuando viajo para comprobar que soy la misma aquí que allí. Aprovecho los semáforos en rojo y los atascos para juntar palabras y, gracias a esta costumbre hay un par de libros que tienen mi nombre en su cubierta: Óxido de la editorial Pre-textos y Cuestión de horas de la editorial la Isla de Siltolá, a ellos les dieron el premio Internacional Gerardo Diego 2008 y el premio Iberoamericano Juan Ramón Jiménez 201 2, respectivamente" “ Escribo poemas porque son cortos y siempre tengo prisa.”


C RATO S Tu piel es la continuación, no el límite. Mas allá de su fin sigues estando en las cosas que tocas y respiras, en aquello que observas o seduces. Cuanto vivas habrá de reflejarse en toda la extensión de esa palabra. El monstruo que te habita, la razón que te asiste, los pasos que pretendas, el miedo o el asombro son las gubias que esculpen su perfil definitivo. Cercados por su dermis, a lo lejos, aguardan los extraños, como islas sumidas en el aire, un aire que, algún día, desearás recorrer. Vigila a quien abrazas. Escoge a quien traicionas. También los otros cuerpos se quedarán tatuados, irreversiblemente, impresos en tu piel.


Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar.

D É D AL O ( D E C ÁL O G O D E L B U E N TRAP E C I S TA) Un trapecista sabe que en la vida hay una sucesión de cuerpos y acrobacias, que la quietud responde al movimiento constante y calculado y que la perfección no existe porque siempre queda un margen de error de unos milímetros. Un trapecista entiende que el miedo es su herramienta de trabajo, la indecisión la causa del desastre o que la exactitud nada tiene que ver con la obediencia. Con un poco de suerte, un trapecista alcanza a rozar las estrellas, que se esparcen por la lona del circo, si encuentra en su trazado y en relación a otro trapecista, ese punto intermedio que unos llaman amor y que otros denominan equilibrio.


H O L O F E RN E S Permíteme mirarte la vez última al descansar mi cuello entre tus senos para dormir el sueño de los justos. Judith: hija de Mer y viuda de Betulia, me rindo ante tu campo de batalla. Yo sé que a cada hombre le corresponde un único final y sé que ha sido el odio y no el amor el que te ha conducido hasta mi lecho. No temas, nada puedo reprocharte, recuerda que soy yo quien lo ha querido y no tiemble tu mano al liberarme del peso de la vida, que a cambio de tu cuerpo es poco el precio de darme por vencido. Permíteme mirarte y conservar tu imagen para siempre y en el golpe certero que me inflijas no dudes ni un momento, pues tu engaño ha sido mi verdad tan deseada. Después de haber probado el mejor fruto, no concibo destino más amable ni muerte más piadosa que el filo de tu daga.


POSEI DÓN Aunque no eres mi tipo, aunque no quiero nada, fingí que tu academia me pillaba de paso, para poder charlar contigo, un poco, solas. Aunque no eres mi tipo, aunque no quiero nada, no hará ni diez minutos que acabo de dejarte en el portal y ya estoy, a hurtadillas, cotilleando en Facebook. Intento adivinar en tu perfil las cosas que prefieres la música que escuchas, la páginas que sigues, las causas en que crees porque me explican cómo sería el mundo de ser a tu manera. Aunque no eres mi tipo, aunque no quiero nada, en tus fotografías te veo rodeada de otra gente. Contemplo, porfiado, tus caderas que, auque voluminosas, te confieso, me las he imaginado confortables y ríes en la orilla de una playa con una niña rubia y ahora caigo que no te pregunté si tienes hijos. Aunque no eres mi tipo, te reitero, que yo no quiero nada, me pregunto quién es un tal Rubén, amigo de Greenpeace, que te anima a la cría de petauros, y te invita a salvar las oropéndolas, las focas de la Antártida, los bosques de bambú. Ha colgado en tu muro videos de cetáceos copulando, cetáceos que cabriolan y se exhiben, cetáceos que navegan libremente ,


cetáceos que me han dado por pensar, que Rubén debe ser algún pesado y, sin embargo tú a todos sus enlaces has pulsado al botón con un “me gusta” Y aunque no seas mi tipo, aunque no quiera nada, mañana, casualmente, al tropezarnos, casi en el paso de cebra que lleva al bulevar, me encontraré contigo a la salida de clase de ocho y cuarto. Porque sin ser mi tipo, sin que yo quiera nada, de pronto estoy inquieto. Empiezo a sospechar que una ballena se puede interponer en mi camino.


AN D RÓ G I N O Podrían haber sido otros cualesquiera. Un sólo paso en dirección contraria, por los impredecibles caminos de la química, habría dado al traste con esta coincidencia. Podrían, por ejemplo, haber pertenecido a especies diferentes, o haber nacido en otros hemisferios, o no llegar, siquiera, a haber nacido. Sin duda esto sería ese motivo más que suficiente para no encontrarse. Es extraño pensar que no echarían de menos estos ratos, ni el sol sobre su piel, ni la sed que les lleva al agua fresca. No sabrían que hoy ha sido martes y les restan tres días para verse, o que un domingo antes discutieron y olvidaron por qué. Ni tendrían, tampoco, esta impresión de haber nacido el uno para el otro. Es hermoso intuir aquello que no tienen en común y tuvieron en contra. Que sólo un gen los une y miles de millones los separan. Que, a veces, lo improbable es imposible y que otras lo imposible es lo más fácil.


CATO P TRO M AN TE El vaso resbaló. Quebró con su estallido una conversación irrelevante llenando de pedazos de cristal, de ruido y de reproches la cocina. Con el firme propósito de eliminar los restos del naufragio, meticulosamente, barrimos y fregamos las baldosas. A pesar de que es mucho el tiempo transcurrido, desde entonces, todavía me asombran las esquirlas que, hirientes, en las suelas aparecen. Acechan, contumaces, nuestros pies, ocultas bajo el zócalo. Entre tanto, el rencor afila sus aristas.



P a b l o An to n i o M a l m i e rca

Pablo Antonio García Malmierca (Zamora, 1 972) es licenciado en Filología Hispánica. Reside en Salamanca y ejerce como profesor de secundaria. Ha sido incluido en la prestigiosa antología "Anónimos 2.3" del Festival Cosmopoética. Su primer poemario ha sido publicado "dD" ha sido publicado por Piediciones. Su singladura poética ha sido en solitario, pertenece a sus propias lecturas: Lautremont, Georg Trakl, Alejandra Pizarnik, Rimbaud, Larrea, Nerval, Hölderlin, William Blake y otros muchos que le precedieron. Actualmente acude a los distintos micros abiertos que se celebran en la ciudad de Valladolid y ha colaborado con asociaciones culturales en recitales de poesía. Su obra dio el salto al gran público a través de las redes sociales donde en poco tiempo ha logrado numerosos seguidores. Se pueden leer sus poemas en revistas digitales de todo el mundo. Interesado en las relaciones entre los lenguajes poético, musical y audiovisual, está en continua experimentación creativa. Entre sus proyectos más recientes está la edición de una antología de nuevos poetas vallisoletanos que verá la luz, próximamente, en Piediciones; así como la creación de un poemario a dos manos con el poeta y músico Aitor Castells.


I N TO LE RAN CI A Desecho en mil pedazos, transgredido en el absoluto y eterno mar, rodaré y rodaré, sin esperar más que al eterno vagabundo. Nunca alcanzaré el paraiso perdido; sin tu amor y sin tu luz, iré a parar al abismo del tiempo sin crear, vacío como este nuestro mundo. La desolación acecha mi alma, anida ya en ella la incongruencia. Me asfixio en este ardiente magma, de él emana la pútrida fragancia, desprendida en un momento de calma, por vuestra sórdida intolerancia.

Vi si ón Nadó llevado por los impulsos de un mar transfigurado en luz. Vomitado se figuro libre. Al principio sus lágrimas fueron manjar de su pecado. Los gritos sucedieron a sus llantos. Codiciada presa de pesadumbre, ofrece sus despojos de hombre liberado a quien quiera recogerlos.


La s d u ra s vísp e ra s d e l a re su rre cci ón Sabrosa llama incendias tú, delicada, armónicas influencias. Humo denso fluyendo a mí persuade oscuridad. Aromas sabios desdibujando, aniquilando letargos, palabras. Pueden tus labios saber la perdida codicia, que fluye o se desenvuelve hacia mis ojos tumefactos en lágrimas. Saben tus risas, tu comprensión, la nada codiciosa habitando entre mis venas. Aquí, allí, ahora, siempre, nunca, deshabitado árbol, los cantos del rocío brotando de tu rostro. Fue sufrimiento agradecido en sangre de mis tinieblas. Resurge conmovida mi estación lacónica tras las duras vísperas de la resurrección.


Fam a Saltó a la absurda fama tras encontrar sin hambre sus huesos. Recitó su salmo acompasado entre las frías tierras aún no holladas por el hombre. Divulgó tras su vida la ansiada embriaguez. En la lejanía transmutó su piel. Saltó a la absurda fama tras encontrar sin alma su nombre.

P E S ARE S A veces sueño que hablo, que cuento historias. Anoche murmuré tu nombre a través de luces opacas. Vestías un vestido negro, vivo, caía sin luna sobre tu cuerpo inerte. Vislumbré tus ojos, tus pensamientos, atraídos por mis pesares.


Ap oca l i p si s Profetizarás el vuelo de Ícaro sobre el ardiente Sol. Hallarás cobijo bajo las hojas inmensas de una selva tropical. Arderás, como nadie jamás ardió, en la pena del todo. Ascenderás salvajemente en el infierno del mar, te rodeará con sus mil brazos salados. Crecerás entre la ingente masa bulliciosa y carente de vida, balanceante, en el río sanguinolento de vida futura. Marcharás lejos, tan lejos como te permita tu fuerza, huirás perseguido en mil pesadillas de terror transgredido en vida. Fluirás y fluirás entre el torrente vital, el contacto será mortal, lleno de la putrefacción total del alma. La danza de tu muerte se hará absurda y, quien sabe, si festejada por los mil y un muertos en vida, que acompañan al torrente que de vida se cree y de muerte es.


J osé M a n u e l Vi va s

José Manuel Vivas nace en Badajoz (Extremadura, España) un otoño de 1 958. Y allí se quedó prendido de la estación y de la tierra. Escribir poesía es una más de sus tareas cotidianas, pero la más agradecida. Sigue aquí, mirando el mundo desde la lejanía (que no desde la altura). Y se conmueve de las tristezas ajenas, y relata sobre el amor y la locura, sobre la injusta repartición de la vida. Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos. Como muestra el último Premio Nacional de Poesía “Origami” en 201 5, con el poemario “Trayectos”, o el premio “Entreescritores” de poesía en 201 4 con “De puertas adentro”. Actualmente tiene publicados ocho poemarios (por orden de aparición): “Los bordes del abismo” (1 998) (Premio Vargas Cienfuegos); “Olvídate de Ítaca” (2004) (Finalista en los premios Ciudad de Badajoz y Ruta de la Plata); “Crónicas del vértigo” (2006) (Beca a la creación literaria de la Junta de Extremadura); “Cuerpo en ruinas” (201 3) (Finalista del premio Ciudad de Badajoz); “De puertas adentro” (201 4) (Premio Entreescritores); “Los labios quemados” (201 5); “Trayectos” (201 5) (Premio Origami) y “Mercado de abastos” (201 6). También ha participado en diversas antologías como las de “Voces del extremo” (201 4, 201 5 y 201 6) o “Somos dos” (cuentos solidarios) P Actualmente prepara un nuevo libro de poemas ilustrado y uno de relatos cortos que espera vean la luz entre 201 6 y 201 7.


(La fi rm a ) Tengo firma de oficinista, firma ramplona, perfecta, paralela y complaciente. Y no es que escriba bien mi nombre, -lineales garabatos en un orden tan perfecto como ilegible(como deben ser las firmas de los oficinistas) Pero así es, lista para firmar documentos, cartas, contratos, cheques, comunicados, oficiosP Cualquiera diría que firmo con ella, también, cuentos y poemas, y que se transforma, se vuelve ruda, tajante, sensual a veces. Como un colérico grito en otras ocasiones. Rebelde e impetuosa siempre. Pues sí, tengo firma de oficinista como tengo vida de poeta, sustancialmente mejorables.


(S u m i si ón ) Llevo cuerdas en el corazón que aprietan cuando tiras de ellas, y con su nudo me adviertes, me recuerdas, que no hay otro lugar a donde aferrarse que no sea tu cuerpo. Llevo cicatrices en la vida que duelen si las tocas, que sangran si las acaricias, si las abres para comprobar qué heridas las produjeron, qué rasgado dolor cercenó mi tersa piel ultrajada. Llevo escudos rotos en las manos que ya no me defienden de tus acometidas, de tus asedios, que no me protegen de tu arañazo vital, de todo cuanto atas en mi corazón, de las heridas que reabres en mi piel, de ti, que eres solamente cuerpo que abraza mi cuerpo y lo somete a esta dictadura de sudor y mansedumbre a la que me sostienes, atado de por vida.


( Tra ye cto vi ta l ) Siendo pájaro (hace tanto de eso) conocí la duda, supe de la incertidumbre, acumulé en mis nidos árboles pacientes, plumas y cascaras de otras vidas que partieron, sin mí, hacia dispares y desconocidos tiempos futuros. Luego fui tierra, crecieron en mí estas palabras abrumadas y sordas con las que escribo que fui pájaro antes, incluso, de ser hombre, antes de aprender que la vida era esto, un ardid de alas, voces y silencios. Ahora pertenezco a la ceniza, ascuas de un incendio casi extinto. Apenas quedan breves tizones en esta hoguera que alumbra (con timidez) los días pausados del invierno. Aquí espero sucumbir, sin resistencia alguna, al frío lodo de la muerte.


(La pi ed ad ) La piedad, la escasa piedad, la desnutrida y desdeñada, la invisible piedad de los hombres, su desalojo, el abandono de todos sus rostros. Perdimos su apego y su clemencia, la senda de su regazo, el verbo que la nombra en este pasaje de rencores y odios adiestrados. La piedad, la frustrada piedad de los ángeles, desangrada y sin alas, se arrastra por los brillantes pasillos de palacio, por las fábricas de armas, en los malos gobiernos donde agoniza triste, por los espacios sin luz de los callejones umbríos, en los cáusticos cartones de los bancos de piedra del jardín. Y en el llanto de un niño que naufraga de impiedad y de olvido.


(E ru d i ci ón ) No soy ningún erudito, lo sé, desde hace tanto tiempo que a veces se me olvida. Pero es cierto, apenas puedo hablar bien de un manojo de poetas, algún novelista o sobre un par de pintores de los que, incluso a veces, no recuerdo sus nombres. No soy más que un pintamonas (que decían mis profesores), y ando siempre en el filo de la navaja, en el borde del precipicio, sobre las casualidades del azar. La suerte me ha dado cosas que ni la sabiduría (que no tengo) o el buen tino literario (que tampoco poseo) me han otorgado jamás. Y aquí me tenéis, escribiendo como si supiera lo que hago. Y no es más que un torpe disfraz de poesía que a veces aturde y otras (las más de las ocasiones) os tiene desorientados. Porque parece un fenómeno extraño, un ardid del destino, que un necio como yo pueda hilvanar, acaso, e involuntariamente, algún verso con otro verso y sin tropezarse.


(Re cu e rd a Li sb oa ) Encendimos una vela, ¿recuerdas?. La chica del acordeón, Lisboa, un fado sin voz ni lamento. La calle descendía de sol y música. Nos detuvimos a escuchar mientras entraba la noche y prendíamos una llama azul. Ahora apaga la vela, deja que los sueños te lleven allí, a ese día de murmullos y voces en que, tomada de mi mano, sostuviste un minuto de locura y todo el amor de golpe quedó dormido para siempre en aquel estribillo. ¿Recuerdas?. Era otoño y noviembre, un leve rizo de luna iluminaba la ciudad extrañamente. Y ella quedó allí, tocando una balada portuguesa. La última canción -me dijistePero aún soportas la vida en esta oscuridad que te sumerge poco a poco, en esta habitación de hospital sin música, sin esperanzas. Y tarareo un fado en tu oído, dulcemente (como una vela encendida) por si aún pudieras escucharme.


E l en a M u 単 oz


J U E G O S VE RB ALE S Conjugo la vida en el presente, en el minuto que forman los últimos sesenta segundos de un reloj sin manillas. Construyo mi mañana en un ahora donde no existe el futuro.

E L F I L O D E TU B O C A No me importaría cortarme con el filo de tus palabras. Sangrar por esas letras que pronuncian mi nombre. No me importaría cortarme, con ese filo doble que sale de tu boca, que enhebra frases por las que existo.


AVE D E PAS O Siempre supe que era trashumante, que mi vida habría de caminarla paso a paso. Que cada etapa no sería más que un recodo, un banco de piedra donde reposar, tomar agua veces fresca, otras amarga, y seguir mi destino. Siempre supe que era de todos los lugares y de ninguno. Que amaría, a veces, a quien me amara, y que haría de la libertad una bandera. Siempre supe que, a pesar de todo, a pesar de ser ave de paso, construiría un nido a donde volver cuando no me quedaran más primaveras y todo fuera invierno.


D E S AS O S I E G O Hay días, tengo que reconocer no son muchos mi persistente empeño disociativo de penas y penurias me protege, en los que me parece llevar por dentro de la piel un grueso jersey tejido con lana y desasosiego, de esos que pican, que te rozan el cuello, y te dan un calor artificial. Me hace sentirme inquieta, con la desazón de mil hormigas recorriendo cada centímetro de mi pensamiento. “Es la edad” dicen mis amigas. “Se te pasará” me dice mi familia. Yo no busco razones. Solo encontrar ese cabo de lana y de desasosiego para tirar de él y deshacer ese jersey que me pica por dentro de la piel, me roza el alma, y sé que tiene un nombre.


TI E M P O No hay mรกs tiempo que el tiempo en el que escribo, ni mรกs tiempo que el tiempo en el que vivo. No hay mรกs tiempo que el tiempo que nos damos, ni mรกs tiempo que el tiempo que persigo para alcanzar ese tiempo, que se escapa como arena entre mis manos, en la certeza de que no hay mรกs tiempo que este tiempo en el que escribo, y vivo.


C e l e s te P F

Celeste PF percibe la esencia poética como idea fija y primera necesidad. El intercambio sustancial para que el que proceso creativo e identidad se fundan en un sola naturaleza es vital para la autora. En sus textos y poemas, explora los límites de las palabras y somete la escritura a la intensa seducción del lenguaje metafórico. Compagina su labor docente con otros proyectos literarios, artísticos y pedagógicos encaminados hacia el ámbito musical.


( AB I S M O S )

La corriente alterna entre dos acantilados, el rubor del escarpe derrumbe y desplazamiento. Precipitamos sobre la boca -estrecho e istmoel imprevisible significado del beso: las lenguas, su temeridad

(N ATU RALE ZA M U E RTA) "¡Cuanto le costó a la muerte apagarte los ojos!" -León Felipemayúscula la luz sobre lápidas el embuste de las "SiempreVivas" y otros floreos notas de paso, apuntes ceniza en habitáculos ornamentaciones y significados acompañantes del hedor propio del lamento, ¿no lees en tu Necrológica el falso maquillaje del tiempo? ¿te ciegan, acaso, las malvas Cadencias que alimentan lo exánime de la Piedra ?


(VÉ RTI G O ) Quise hilar fino sobre papel tisú sin calcular la altura de la palabras Me adentré en ellas a esperar desde lo más alto, hordas de murciélagos langostas o mosquitos; cualquier plaga que me demostrara las múltiples virtudes del vértigo. Hoy tampoco ha venido un vendaval a llevarse las úlceras y sarpullidos de mis pies y escribo con zapatos de aguja sobre las telarañas.


(CO LE CCI O N AB LE S ) Me tienden la trampa copularnos es lo de menos. El éxtasis llega después cuando me hacen creer que no respiran. Los disecciono mientras duermen: rasgo con mis pestañas sus poros, en la única intención de oler y lubricarme con lo que les brota ahí dentro. Luego, ya sí, el apremio del animal -aún vivodel poeta disecado. Tengo marcas en la piel que prueban la mordedura del cepo: semen y grafito en el pubis, en las manos.



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