Mes 03 Año 04 . Número 27
Editado por: Aquarellen Cultura Directora de redacción: María José Mattus Director de contenidos: Jesús De Castro Portada: "Atardecer en Coquimbo" de Sergio Elías TG Contraportada: "Metropólis" Poemas visuales: " Silueta de árbol" de Kaz "Kugelgens grab" Caspar Friederich.
EN ESTE NÚMERO
Manuel Kablacanty Página 8 Alejandro Lérida Página 16 Mar Blanco Página 24 Antonio Letelier Página 31 Sandra Sánchez Página 40 Pedro Burgos Montero Página 46
PORTADA
La fotografía de la portada es del fotógrafo coquimbano Sergio Torres González quién ha hecho de la fotografía un manera de captar la belleza de la naturaleza descifrando a través del lente la omnipotencia de los paisajes. Su destacado trabajo se puede ver a través de redes sociales como Facebook e Instagram y páginas como: “Chile Travel”, “Nat Geo Chile”, “Viaje por Chile”, “Viajeros Chile”, “Coquimbo cuarta”. El trabajo de Sergio Torres ha sido destacado por páginas como: “Nat Geo Rusia”,“Travelling”,“La serena revista”, “Travelexotic” y además portada en números de revista “Aquarellen”. La captura que adorna nuestra portada es “Atardecer en Coquimbo” y guarda los atardeceres de primavera que pintan bermejo el cielo de la costa de la cuarta región reflejando en el mar los diversos colores del arrebol crepuscular, un paisaje característico de la zona, que puede ser admirado desde las playas y que aportan un elemento melancólico para cualquier visitante a la ciudad.
EDITORIAL
En esta nueva edición de Aquarellen, presentamos a un grupo
de escritores de poesía y relato que adornan la lista de artistas que forman parte de los autores que en nuestros tres años de edición han contribuido al fomento y difusión de la literatura y el arte, con trabajos, fruto de su sensibilidad, conocimiento y concepción de vida y de momentos con una conciencia de que las musas se manifiestan en función a la sapiencia y habilidad del autor para crear belleza con las palabras como una conexión espiritual que va más allá de juntar letras, rimar terminaciones o expresar intelectualidad. La literatura como un canal para despertar pasiones y sensibilidades que los creadores pretenden o no, rastrear en sus trabajos. Se afirma cada vez más que las lecturas han aumentado en base la interacción comunicacional a la que estamos expuestos diariamente y de esta forma, sumamos en la difusión de los obreros de la palabra. En este número contamos con un gran amigo: Manuel Kabalcanty, un poeta que nunca deja indiferente. Sandra Sánchez y su estupenda pluma es otra vieja conocida que forma parte de nuestra casa literaria. Dentro de los amigos que por primera vez publican con nosotros nos honra presentar el trabajo de Mar Blanco, Alejandro Lérida y Pedro Burgos, además del chileno Antonio Letelier. Insistiendo en nuestro compromiso con la difusión cultural y el arte, esperamos que disfrutéis de esta edición. María José Mattus
KABALCANTY
Manuel Jesús González Carrasco (Kabalcanty), poeta y
narrador madrileño, ha publicado nueve libros con las editorias Bubok y Amazon : "Novelas verticales: La Raza/ Otho, el inapreciable"; "En el discurrir de las cárcavas (Una antología poética y un apéndice)"; El Gran Anuro y otros cuentos"; "En el lapso cíclico de Nannar" (Poesía); "Historias desde mi cubil" (Relatos); "Breviario baladí" (Relatos breves); "Habitante abisal" (Poesía), "Vertikalidad aproximada" (Poesía) y "Delirio al pairo" (Poesía). Habitual colaborador en blogs, tertulias radiofónicas y presentaciones de libros. Miembro fundador del movimiento artístico "Poetas Vertikales 21". Columnista semanal del periódico "Pontevedra Viva" y colaborador en revistas literarias. Ganador del I Certamen Poético Nuestra Musa, La Camelia y accésit Premio Lírico Editorial Donbuk. En breve publicará la novela "El mal también bebe cerveza".
SER VIVO
De barro te hicimos, bestia que ahora descansas tras retozar con seis hembras. De barro te hicimos y te otorgamos inteligencia, y capacidad para ser libre, y espíritu para volar. Pero no quisiste nada. Sólo musculatura y fornicacion. Nuestros ingenieros fracasaron en recomponerte, en ponerte sobre las coordenadas previstas. De barro te hicimos, pero te sumergiste en vino para, decías, sentirte real, para escupirnos, ebrio, que tu propia veleta dirigía el único porvenir posible. De barro te hicimos para enterrar tu cableado y no infundir desconfianzas, para que fueras, erecto, estandarte de nuestra industria.
VAMPIRO Una luna licantrópica recorta su figura, encorvada, presta al salto, negra, sobre la tapia tejida de enredadera sucia. Su bálsamo late en el cuello de la joven que duerme su ignorancia con azuladas capas de príncipes que afrontan peligros por ella. Suena la noche en el dormitorio como pisadas de algodón en el parquet. El reloj avisa con dos tañidos pudorosos. Príncipe de tinieblas bruñido en la albura de su faz, vertido en sus labios secos. Se hunde en su cuello, loco, goloso, como si libara el fermento de los dioses. En ella, un estremecimiento dulzón, desfallecer en pos de sus finos incisivos. El eco de una erección le gatea piernas, nubla el ascua de sus ojos, le recuerda. Mas la sangre viva vence al desmayo, le eleva, barbilla abajo en riada, en alimento pleno vitoreando por sus venas. Ella inerte, con la boca entreabierta, huida en plasma hacia su vigor. Se acerca, y la besa preso de arrebato; y sin querer se va abrazado a una sombra.
RECUERDO (Para mi hermana) Los vencejos diciendo del atardecer sobre nuestras formas impecables, tatuados los tejados de buhardillas que bullían vida con ínfimo hilo y el vozarrón del campanario, grave, apostando por las ocho. Tú: las coletas y tus carreras en pos del diábolo que era estrella en tu celaje sin salpicón de tormenta. Yo: acodado en el pico de la terraza, disgregando la cuesta de la calle de su atónico postramiento, encumbrándola encima de antenas. Juntos coreando un son imposible al sofoco que nos soplaba el paredón, ahí, cuando los vecinos lustraban hamacas para la nocturna cita ineludible de esa frescura de cuño popular. Entonces, salía nuestra madre y nos llamaba a cenar nombrándonos, o nos reñía por el sudor seco que nos esbozaba riachuelos en el cuello. Seguro que el tiempo se contuvo, que apresó con sus garras de hiel un borbotón que nos tiznó y que hoy veneramos su mancha.
ZONA CERO Cuando me encuentre, cara a cara, conmigo, aquí, en el desierto de las cosas sencillas, deseo saberme íntegro para no doblar la rodilla y diluirme río que me aconseje ser mar en inmensidad que no distinga mi boca. Llevaré la arena seca de las cárcavas y la retorceré ilusoriamente para hacerla liana. No dejaré que te acerques nunca, no permitiré que te infectes del silencio desértico que arrasa la desolación de la última baza. Procuraré no pensar, no ser el que fui, ni siquiera en quien seré desde ya. Sé que no hay agua, que la noche permanece entre otros como yo que llegaron porque el combate nos apeó sin forcejeo. No debo mirarlos porque supongo que aflige. Ni cuando se enrosquen para protegerse de la conciencia que les exigirá recuerdos como balas consentidas por el ojo de la diana. Trataré de ser simiente para la broza que, posiblemente, acallará todo de nuevo. Sólo un hueco más, un remiendo en el vacío.
EL EXCESO Y EL OLOR A VIDA (Para B.) No era exceso que fuera el frío el que congelara las estatuas de sal, ni era exceso que la bandada de gorriones picoteara nuestro aperitivo y amenazara nuestras sonrisas con sus cagadas al vuelo, ni que todos los camareros fueran italianos, ni que el restaurante no fuese gallego y sus albóndigas tomaran tu boca, ni era exceso que el coche fuese incómodo y nuestros abrazos mágicos restallando todas las noches en el aparcamiento, el exceso éramos nosotros solamente y tu olor a vida. Excedíamos amor concentrado por deseos tan incumplidos como años que paseábamos a los soles y a las lunas. El hartazgo no tenía límite como tu boca en la mía y tus manos acaparando todas mis manos y nuestras risas excediendo la risa y nuestro deseo vertiéndose en la imposibilidad más hermosa mutilando toda la duda en sombra. Y tu olor a vida. La ciudad nos era tan propicia y ancha que excedíamos un amor imberbe como talludos que dejaron de creer que los fusibles son de carne también y acaban heredando el dolor de escacharrarse. Los demás eran anónimos invitados a una fiesta solamente para dos y observaban afilando sus orejas embarradas o mascullando su envidia desde la orfandad de su aburrimiento. Y tu olor a vida.
Nos creíamos tanto que nuestra creencia era afín a una eternidad hecha a mano amortiguando un fogonazo de futuro que nos incomodaba en el lapsus enrojecido que moría en la brasa de nuestro pitillo. Nada era igual que ayer, ni ya lo sería ya nunca, porque "ayer" era demasiado atrás y sólo teníamos ojos al exceso precedente que se abría en canal para que pasáramos. Volvió, súbito, el frío a la noche después: el adiós, la lágrima traicionera tragándonos y un taxi inclemente huyendo de excesos. En seguida, viento y recuerdo y esperanza tejiendo una calle demasiado solitaria, pero tu tanga oliéndome a vida entre mis dientes como un último exceso imperecedero.
ALEJANDRO LÉRIDA
Alejandro Lérida Hormigo (Sevilla, 1979). Diplomado en Ciencias de
la Educación, en la especialidad de Educación Infantil, por la Universidad de Sevilla. Primer Premio de Poesía del XII Certamen de Creación «Fronteras de Papel», convocado por el Ayuntamiento de Sevilla; mención honorífica del jurado del Primer Concurso Internacional de Poesía Breve «Harawiku», organizado por la Asociación Cultural Iberoamericana Scorza; finalista del II Premio de Poesía «Gertrudis Gómez de Avellaneda», convocado por la Asociación Cultural de Sevilla Gertrudis Gómez de Avellaneda; finalista del I Premio de Cuentos «Tres Rosas Amarillas». Asimismo, ha sido finalista del IX Certamen Internacional de Poesía Joven «Martín García Ramos». Algunos de sus poemas han ido asomando la cabeza tanto en revistas digitales como en papel, a saber: Algarrobo, En Sentido Figurado, Estrellas Poéticas, Letras (Ediciones Alvaeno), La Rosa Profunda, Narradores, El Ático de los Gatos, Triadæ Magazine, El Coloquio de los Perros, Cromomagazine, Estación Poesía, ¡Por Crom!, etc., así como en publicaciones colectivas: De versos encendidos (Hipálage, 2011), Memoria y euforia (Hipálage, 2012), Especial de Poesía Andaluza (mayo/junio, www.ensentidofigurado.com, 2011), Erotismo poético II (Diversidad Literaria, 2016), o en las antologías digitales de los escritores Fernando Sabido, Poetas del siglo XXI, y Agustín Calvo, Las afinidades electivas. Su obra poética incluye los títulos Cuaderno de haikus y otros bonsáis (Lulú, 2012), Fragilidades (Lulú, 2013), Los cuerpos que se buscan (Lulú, 2013), Sucede (Lulú, 2014), La lluvia insiste fuera (Vitruvio, 2016). Hoy por hoy, trabaja en su nuevo poemario, La oscuridad en el baúl de haya. A tenor de lo dicho, puede leerse una muestra de su obra poética en: http://www.poesiaspoemas.com/alejandrolerida En el ámbito narrativo, Pesos plumas, pesos medios y un peso pesado (Hipálage, 2011) es su primer libro de ficción. De igual modo, tiene microcuentos en publicaciones colectivas como Amigos para siempre (Hipálage, 2011), 200 Microrrelatos de Terror. Homenaje a Edgar Allan Poe (ed. ArtGerust, 2011), Conseguir los sueños (Hipálage, 2012), Palabras como labios (Guadalturia, 2012), Loca Ficción (Puente Latino, 2013), I Antología Internacional de Relato Breve Contemporáneo (Asociación de Estudios Universitarios, 2013), Tiempo de sueños (Editamás, 2015). Actualmente, prepara su segundo libro de ficciones, La bicicleta estática, así como su estreno novelístico con la obra La náusea y la seda.
TRASPIÉS ... solo uno que no sabré encontrar es el preciso.
VÍCTOR BOTAS
Todos tuvimos ocasión de verla. Con indecisa punta, al recordarla, el verde se sonroja todavía de lo que está vacío en su interior, de lo que es hueco y no horma de su piel, pero imagina que taconea en silencio: «Un pie nunca pensado, solo uno que no sabré encontrar es el preciso». Es difícil que el rojo —perversión y desdén— pueda rozar con su línea de moda el papel de su empeine de Afrodita: «A cada paso que no doy por ella, le sigue ese otro paso que ella no da por mí». El azul habla en vano aunque se crea el eco de su pie: «La nave de su rumbo a la deriva, este asombro de ser como una sombra que no sabe de otra luz, que, de la altura, baja el color cielo para poner la tierra boca arriba». El amarillo yerra en su quietud, detenido en su afán de ser apenas uno más entre todos: «Soy lo que no puedo comprender, porque es mi condición, mi mala suerte, lo que acaso me olvida, lo contrario de todos los colores».
El blanco no concibe otra aventura que blindar la manera de moverse; de su talón de Aquiles, ser escudo; pisar la pasarela nupcial hasta el altar: «Ser la página en blanco en la que escribe ese otro tacto, casi casi feliz, el camino que trata de nombrarte». Atareado escaparate, su oficio es esperarla; su vida, la ficción de que regrese como si no se hubiera ido. Pero por el cristal no pasan las cosas que decimos, las que callamos todos: «Un pie con tacón alto, ese largo versículo de aguja gótica o así, una mujer para vivir, una mujer para recordar que estamos vivos». Una mujer de la que no sabíamos nada en vísperas de un cansino desenlace, lo que vendría después de llevarse con ella a uno de nosotros que no es uno, sino un monólogo de dos. No es un secreto que llovió tras aquella noche intacta. Y de aquel modo, dispuestas al azar, las gotas parecían los sollozos de los ojos ocultos en todos los zapatos. A la mañana siguiente, en el cristal, los zapatos morados eran ojeras.
LA FELICIDAD La cosa es muy sencilla —y no hay sencillamente—: un 23 de julio, las playas del Atlántico, el paquete de Winston, las toallas de colores, la cerveza muy fría, perro que ladra al fondo de la tarde, chica de pelo corto que toca su guitarra, mamá que aplica a Helena el factor 20, LouisFerdinand Céline, las kamikazes gaviotas del deseo entre peces esquivos, lo que puedo decir de aquel verano —sin riesgo de quemarme—. No tenía ni puñetera idea de este momento entonces, de cómo iba a faltarme quizá por todo ello. No tengo otra coartada. ¿Por qué ella siempre está donde no está?
UN INDIO EJEMPLAR
Hoy la felicidad ha dispuesto otros nombres. Alicia Zabaleta, mi compi de pupitre —nos habíamos besado alguna vez, y creo que con gusto—, me robaba la vista con su entreabrir de labios, por milímetros, y el rabillo fugaz de su ojo izquierdo. Al ilustrarme en verde, con gafas y bigotes, la soberbia en el rostro de Felipe II o del Gran Capitán en el libro de Historia, Marcos Gil, el muy imbécil, siempre igual, los lunes, miércoles y viernes, supo ponerme, uno por uno, de punta cada nervio. Y recuerdo la lluvia sobre los eucaliptos del colegio y a Osvaldo Casanova, a traición —con la cinta del pelo, igual que un pájaro, en su mano—, enamorándose de Bárbara Riquelme. Por no hablar de Rosauro Paniagua o Julia Atienza, la pareja terrible de todos los recreos, sin, por asomo alguno, tener dónde esconderme... Quién lo diría ahora, hijo mío, que tienes ya la edad que entonces yo tenía. Tu infancia se me ocurre que se llama Fort Bravo; mi espalda es el desierto de Arizona, y yo soy un soldado de Washington, cualquier casaca azul; tu grito, una emboscada; el sofá, el río White, la firma de un tratado: el cuarto es la reserva de este indio ejemplar que descabalga los brazos de su padre, el refugio secreto de este bravo guerrero. Y cómo no, Gerónimo, juegas a ser el jefe apache chiricahua. Hoy la felicidad ha dispuesto otros nombres —igual que el topo hace túneles— en el tiempo.
EL POEMA Escríbeme, me dijo. De eso se trata. De escribir un poema. Como un mar Rojo, abierto el diccionario, para encontrar —un paso, cada término— la tierra prometida, mi empeño puse, las palabras en fila como bellas muchachas, buscando cada verso consagrarse como la pasarela del idioma. Negra la tinta, en cada letra fue distinta forma de morir una estrella o verse reflejada en el ojo de un ciego. Pisé, sin resistirme, el adjetivo verde —césped recién cortado—, que decoraba el parque como un largo silencio, junto a dos labios, juntándose a otros dos. De la A a la Z, la P, ancla del ojo. De noche, nuestras camas parecían dos líneas paralelas, siempre juntas, pero que no terminan de cruzarse. El poema, un incendio provocado. Y vi que un paragüero, en un rincón, coleccionaba lluvias donde no coincidimos. Escríbeme, me dijo. No me guardes rencor por lo que yo no soy ni por lo que no digo. Pero yo no quería saber tanto. No soy poeta, dije. Yo solo soy el hombre que vacía después la papelera.
SIN TRAMPA NI CARTÓN
Ahora lo veo claro en un poema. Te gusta estar aquí, observar a Pessoa en su mesa de siempre del café A Brasileira. Miras ponerse el sol en los tejados, las arboladas calles o la gente que pasa. («No sabe que lo hace para siempre —se te ocurre pensar—, como el pájaro desconoce que vuela o igual que el pez no es consciente del agua»). Te imaginas que sí, que estás con él, y te das cuenta de que no solo existe en tu imaginación. Más de una vez te has dicho que lo amas y que te gusta amar lo que no sabes amar como quien hace penitencia y eso es, a la vez, ancla y lastre en tu vida: «¿Para qué más amor cuando no hay nada más?». Pero sí he entendido bien que, aunque no cuentes de momento nada a nadie, has soñado a menudo con el mismo milagro de la comprensión, la fe y la renuncia: «Estoy triste porque estuve triste y ningún beso sustituye a otro. Si tú no estás la luz no hace ruido, es otra oscuridad, más paradójica. No te he perdido a ti sino a nosotros. Y qué importa perder —lo reconoces— si todavía somos capaces de encontrarnos».
M AR B LAN C O
Zuera (Zaragoza). Pintora de acuarelas, escritora y poeta. https://www.facebook.com/mar.blanco.79?fref=ts Entremezcla palabras y colores para atrapar esos instantes de belleza que la vida contiene.Buscadora incansable, su amor por la verdad le llevó al estudio de la Filosofía pura y su pasión por las personas a pintar paisajes del alma, en su mayoría mujeres, en los que como psicoterapeuta, le apasiona bucear. Firme defensora de los derechos de la mujer y del ser humano, en el que cree a pesar de todo. Ha participado en numerosas exposiciones de acuarelas tanto individuales como colectivas y ha realizado portadas e ilustraciones para libros. Colaboradora en diversos medios de comunicación: Cadena Ser y Radio 4G. Copresenta el programa de radio CON VERSOS EN LA NOCHE junto a Fran Picón en TEA FM. Redactora literaria en REVISTA LASSIRA y colaboradora en las revistas Gealittera y Absolem .De forma esporádica en “Con Luz y Poesía” y otras revistas digitales. Imparte talleres en bibliotecas y colegios. CharlasTaller en el IES AVEMPACE. Ciclo FP GRADO SUPERIOR PROMOCIÓN IGUALDAD DE GÉNERO. Participa y organiza recitales poéticos y tertulias literarias. Escribe prólogos y presentaciones de libros para otros autores. Coordina la sección “Café con letras” en la Biblioteca pública de Zuera. Miembro de SIEM (Seminario interdisciplinar de Estudios de la Mujer) Asociación de Acuarelistas del Bajo Gállego. Corresponsal del Bajo Gállego en el periódico digital y Comunity Manager de Eolo editorial. Participante en el V ENCUENTRO NACIONAL DE LAS ARTES Y LAS LETRAS DEL MEDITERRÁNEO en ALMERIA y miembro del proyecto poéticosolidario MUJERES CON VOZ que se inició en Barcelona de la mano de la poeta Luisa López. Finalista en diversos concursos de poesía y relato breve. Ganadora del VI concurso de relato corto 8 de marzo en Huesca. OBRA PUBLICADA Antología Poética: PALABRAS ENTRE EL CENTENO Antología Poética: METÁFORAS EN EL CIELO Antología Poética: BAJO LA LUZ DE LA POESIA Relatos: RELATOS CASA EOLO 2013 Estudios de investigación: TASI TANO: Investigación sobre el juego como transmisor de estereotipos de género. Propuestas y Aplicaciones didácticas. Poemario: SABOREANDO SILENCIOS. Poemario: DESNUDANDO LA PIEL DE LA NOCHE Poemario: MUJERES QUE NO QUIEREN SER PRINCESAS Novela corta: RENACER ENTRE AMAPOLAS con fichero para reproductor de audio. (por Jorge del Nozal) Artículos: REVISTA LASSIRA Colaboración en otras publicaciones: “Ontinar de Salz, Historia y colonización en Llanos de Camarera.” Revisión y corrección de la Tesis doctoral “Filosofías de la imagen: Relaciones entre fotografía y pintura en la obra de Gerhard Richter.”
Recuerdo todavía
hoy, la fruta tierna hundida en el ramaje espeso de las hojas, el sol tentando con su tacto sutil la quietud de los troncos. La luz desde su sublime gesto de renuncia como quien conforma lo ausente y su espacio de soledad, como quien acepta el bosque prometido más allá de los árboles, sabiéndole frondoso y tal vez efímero como nosotros.
La belleza también contiene lo oscuro.
El reverso de la llama, la luz difícil, la transparencia enterrada en la ceniza. Las líneas de la luz se apagan bajo el cuerpo tembloroso del agua. La belleza también posee la incertidumbre y el frio. Cercano el mensaje del humo circula concéntrico como un pájaro sombrío que busca su primer escondite en el hueco vacio de su vientre.
La nostalgia se cuela como la luz del sol entre los bosques.
No perfila ni dibuja la silueta de lo que no tiene ojos. Hay un camino hacia adentro, a contraluz, un lugar donde la memoria se despega de nosotros y la lengua tiembla. Un sendero, sin bordes, para volver a nuestro corazón. Y entonces quizás ocurra que sólo el silencio sea capaz de regresarnos la paz.
PRELUDIO DE UN DILATADO ADIÓS
Gestos repetidos pequeñas invenciones Los días próximos son los que están por recordar como un sepulcro abierto por tiempo de ángeles y adversarios. La distancia en su silencio es algo distinto si esperas o te has marchado. No hay palabra sin resistencia en este rincón azul. La palabra no es la cosa que representa ni la persona, siempre, el lugar que ocupa. El cielo es un corazón ajado de tortuga sobre el crujido en la madera de cerezo. Tan importante es aparecer como desaparecer en el palacio abandonado. Deseado y deseante, ¿hasta cuándo la gloria y esplendor? ¿Hasta cuando el corazón alegre en la abundancia del vino y del trigo? Lo tristísimo, Lo más bello puede ser lo que no puede ser. ¿Cómo dejar de oler la rosa? El corazón no sabría decir por qué se marchitaba. Ahora más que nunca escucho decir a Juan Ramón Da lo mismo corazón: muere o canta.
Ser aire en el aire. Palabras transparentes suspendidas en arbustos del camino. Con la lengua del corazón escribir: claridad. Resistir el golpe. Vencido el rojo sobre el blanco. Refugiarse de las nieves perpetuas como íntima rebeldía: al sol lo blando y creer, aunque nadie más lo haga en la belleza de este mundo en ruinas. Lejos del hielo y la barbarie, voz y conciencia son señales de vida. A la intemperie vidrieras brillantes templan el lugar y el instante, al que ahora vuelves para recorrer en la memoria. Ser palabra en la palabra. Sonido en tránsito, no parar el movimiento. Nacer interminable y sin llanto. Mar Blanco
ANTONIO LETELIER
Antonio
Letelier Soto (39 años). Psicólogo clínico de la Universidad de Santiago. Actualmente candidato a Doctor de la misma Universidad, en el programa de Doctorado en Psicología. Investigador en temas de ética de la investigación cientifica, Bioética y Biopolítica. Miembro del comité editor de editorial “Editorialilla” Miembro de la Sociedad de Escritores de Chile Miembro de la agrupación ‘Cultura Viva comunitaria’ Miembro del colectivo poético “Letras en Borgoña” Ha desarrollado un trabajo literario desde el año 1992, publicando en los cuadernos de la Fundación Neruda y en diversas antologías, entre las que se cuenta “22 voces de la novísima poesía chilena” (1994). Su primer libro de poesía publicado el 2012 se titula “Miserias de fin de mundo (y amores matapajaritos) (Editorialilla, 2012).
Ella
Ella tenía el vino muy adentro Había que buscárselo con besos Y eso hacia perder toda la noche Y en esa búsqueda morían bueyes Se vaciaba el sentido del envase Se hundían embarcaciones sin ventanas Y todos amanecíamos o muertos O muriéndonos Ella brotaba desde su interior con leche otras veces con sangre Otras con sombras Ella hablaba en idiomas irreales Cuando llovía no se podía traducir se iba apagando como una vela ardiendo Sin un sentido Ella jamás despertaba nunca estuvo cuando la estábamos amando Se incendió Cuando la quisimos olvidar se lleno de cruces Como una población imaginaria Cerro arriba Sin iglesias Tiritando sin dios Y sin ser vista...
Descripción onírica
Hay una copa de agua inmaterial dentro de un sueño Otro soñante la ha dejado allí Me consta Pero nadie la quiso despertar Pasaron décadas de desamor burbujas lánguidas ausencias partidas por la mitad Y aún así La copa siguió dentro del sueño sobrevivió al que la soñaba y sobrevivió a los que vinieron Después que todo hubo desaparecido la copa pudo soñarse a sí misma y ser bebida por alguien por fin por cierto imposible...
Aguas
Un niño pregunta frente al mar a la luz de un crepúsculo piola si el océano está vivo o está muerto y yo me toco las aguas del alma angustiado preguntándome lo mismo lo mismo...
E m b a r c a c i ó n i n ú t i l
Moví los frágiles mástiles de mi embarcación inútil. Llevaba vergüenza hacia las costas extranjeras que aúllaban otros idiomas Olvidé los cementerios porque no me nominaban En ellos toda el agua pervertida hinchaba las sombras que recién colgando caían como peliculas inverosimiles En el adentro soñé con tu nombre como si lo pudiera pronunciar con abecedarios ciegos Y en sus letras lúcidas visibles a plena luz del día las bocas que buscaron pronunciarte encallaron
A pesar de las hojas. No son de noche las costumbres más oscuras No es necesaria tanta luz para ser bellos Aunque tú no lo creas a pesar de las hojas los otoños no escriben La mitad al menos de toda la historia de los árboles es insistentemente no escrita cada año Y el resto se lo ha llevado la lluvia hacia el mar....
SANDRA SANCHEZ
Oviedo (Asturias), 1971. Licenciada en Derecho.
Finalista del II Premio Internacional de Poesía Jovellanos 2015. Finalista del II Certamen Umbral De La Poesía de Valladolid 2015. Finalista del III Certamen Umbral De La Poesía de Valladolid 2016. Ha publicado poemas en las revistas literarias “Anáfora”, “Estación Poesía” y “Maremágnum”; así como en otras publicaciones digitales dedicadas al género poético. También colabora en otras revistas literarias como Zoque, con poemas y microrrelatos. Publica habitualmente sus microrrelatos, poemas y aforismos en el blog: www.letricidiospremeditados.blogspot.com
S U E Ñ O S V E R B A L E S
He soñado un sueño esdrújulo: ingrávido, cálido, erótico… Era grave, por ser contigo. Y agudo, por ser tabú. Y a pesar de tu elevación y tu redondez, te he soñado en llano. Luego, al despertarme, he sentido desilusión en pretérito perfecto porque, aunque había puesto mi acento en “Quédate”, todo es indicativo de que Tú, eres sílaba libre que no acepta imperativos; y de que lo nuestro, fuera de este sueño, no tiene futuro.
MEVLEVÍ
Las hojas bailan girando en remolinos, como derviches danzantes en Damasco –calladamente al compás de instrumentos de viento, del pizzicato de laúd que interpretan las gotas de lluvia. El reloj del salón metrónomo constante e implacable de la luz que se atenúa da paso a la oscuridad que entra en escena, y afuera –entre bambalinas cuelga la Luna iluminando la estancia del Mundo. Retumba el frío en los timbales de los cuerpos, suena el otoño y la ventana se convierte en palco improvisado del concierto. Por la mañana, el barrendero recoge las hojas partituras ya caducas sin apenas tiempo. Hay sesión continua: "Concierto para sordos en La (calle) Mayor."
CONSEJO PARA UN FIN DE SEMANA DE ENERO
Contra el frío del invierno, el abrigo de un poema que, extendido a lo largo, cubra por entero el gélido [marasmo que reviste tu cuerpo solitario. Contra este frío invernal, abrigarse con poemas o emborracharse de ellos… Que el calor de la embriaguez cuando es de versos es menos pasajero.
THAT´S THE QUESTION
Cómo hacer que quepa en un poema todo lo que podría decirte con un solo verso.
AGUA LLEVA
(Un homenaje a A. Machado) En mi soledad camino, con la pena en el sombrero, como compañía el río que lleva por nombre Duero. Quedó el pueblo murmurando a mis espaldas, ajeno al daño que iba causando por sus callejas en pleno. Y llevaba agua ese río que sonaba entre las piedras: hablaba de tu amorío escondido entre las yedras. ¡Quién fuera un olmo seco y no tuviera corazón, para estar por dentro hueco y no sufrir por amor!
P E D RO B U RG O S M O N T E RO
Puerto Lano, Ciudad Real. Poeta, fotógrafo, aforista
y collagista vocacional y autodidacta. "Vagabundo de las Estrellas, Amado vagabundo o Guardián entre el Centeno y Bartleby". Actualmente reside en Pasarón de la Vera (Cáceres). Sus trabajos son difundidos a través de redes sociales y en su blog http://latintadelespejo.blogspot.com. Ha publicado con editoriales como: Focal, Discursiva, Cálamo y revistas como La Fotografía o La Agenda de la imagen. Con Focal, fotografía. Con Cálamo, aforismos. Con Discursiva, Poesía.
A Imre Kertész
Negro Negro Negro. Desglosado Eco Del dolor Callado, Catalejo De la luz Ausente. Bruma abrazada Al humo Negro Negro Negro. Corazón desdibujado, Ojos despiertos Para siempre, Rebosante mar De olas Insomnes. Labios silábicos De auroras Vigilantes, Centinela del miedo. Negro. Negro, Negro.
N o n u d r a
Me estoy yendo sin saber adónde, tras el ladrido de perros o el toque de campanas; me estoy yendo, desoído, sin saber dónde habitaré mañana ni el refugio donde depositaré a este corazón. No hay casi pájaros de los que despedirse ni con los que volar en estas fechas de invierno, y las playas de ensueño están lejanas, muy lejanas y en silencio, como si soñaran el alba en mares aún no descubiertos ni vistos jamás por esos tipos de seres a los que llamamos humanos. Me estoy yendo, después de tanto tiempo muerto y de tanta espera aparentada. He andado perdido entre espejos y sostenido por la vida, dativa y caprichosa, y ahora ando despacio, con el alma al raso y el cabello escaso y blanquecino, recordando tal vez una canción o una película quizás que, para el caso, lo mismo es y da lo mismo. Vuestro es el territorio que dejo y el que ocupéis, pues no necesito propiedades ni gobiernos ni libros que se venden y se compran como se venden y se compran los objetos o bienes de mercado. Vuestra es mi biblioteca errante y errabunda, si podéis encontrarla.Yo fundaré otro infierno y otros cielos, acarrearé la lluvia con las manos y les escribiré cartas a los muertos de olvido y a esos seres fantásticos de los que nadie habla, pues nadie logró verlos. Me estoy yendo sin motivo aparente, hecho símbolo acaso de mi soledad solemne y salerosa, mientras barre la neblina el polvo de mi cuarto oscuro y silencioso, donde a veces el alma se ilumina y, en ocasiones, se abisma el cuerpo, desbocado de noche o palpitando de imposibles. Me estoy yendo para inventarle recuerdos a esas almas que se abrazaron a mi sombra, no por interés, no por mandamiento ni mandato, sino simplemente por delicadeza, por ternura. Escrita queda mi sonrisa para quienes me amaron, y escrita también mi dureza para quienes me arañaron con la suya o me mancharon de estulticia innecesaria. Quise ser mago cuando era mucho más niño de lo que soy ahora; quise ser músico, y tuve estrellas en la mano izquierda que acaricié con la derecha. Vuestro es el territorio y vuestra es la pluma: la que vuela sola y la que ya no pinta. Debajo de ese árbol, en algún lugar polvoriento y caluroso de Perú, quedan mis aforismos celestes y mis versos para abrir la puerta del infierno que fundé o me fundaron.
YKUYU (haiku de la memoria) Me cansé pronto de ser sólo persona y me hice verso.
Música La música de esta mañana escribe dentro de mí con letras que no conforman más lenguaje que el de la sangre; no sé, pues, si lo que escucho es agua de una lluvia aún no nombrada o el perfume postrero de esa vida que me piensa. La música de esta mañana pinta un paisaje de silencio en la mirada de un hombre que no conozco; no sé, pues, si lo que veo es aire del olvido que me respira o sólo mi sentimiento. La música de esta mañana sueña con el corazón de alguien que me crea sin saberlo.
Noviembre
Se anuncia ya Noviembre entre gritos de caracolas náufragas y el vuelo de pájaros de nieve, y lo pintan los ángeles de luz blanquísima y de un azul indefinible, mientras el corazón alado de las flores dispersa los aromas del recuerdo, las hojas divagan, y, cual ventanas abiertas, los ojos sueñan con ese mes de lunas solas, con ese tiempo ávido de esperanza y muerte. Ya se anuncia Noviembre, entre arañazos de frío y dibujos de sombras invisibles.