Aquarellen n 30 junio

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Mes 06 ­ Año 04 ­ Número 30

Editado por: Aquarellen Cultura Directora de redacción: María José Mattus Director de contenidos: Jesús De Castro Portada: "Imagen Urbana" ­ Miguel Ängle Berrocal Contraportada: "Filosofo con libro ­ Rembrandt Poemas visuales: Sergio Elías Torres "Día de niebla en Aranjuez" ­ Antono Martín Linderhof­ Atlas obscura


EN ESTE NÚMERO

- JOSÉ LUIS IBAÑEZ SALAS PAGINA 10 - MARÍA LUISA MORAT ÁGINA 34 P - JUAN RAMÓN JIMENEZ ÁGINA 26 P - JESÚS CÁRDENAS ÁGINA 34 P - HIRAM BARRIOS ÁGINA 42 P - MARIO LORTAU ÁGINA 48 P - MERECEDES LÁZARO PÁGINA 56



PORTADA

La fotografía de la portada y la contraportada pertenecen al fotógrafo y escritor, Miguel Ángel Berrocal, quien en esta edición nos acompaña en su calidad de capturador de sensaciones a través del lente, ese ojo digital que puede encerrar el momento, el sentimiento y la sensación de un instante. Su fotografía es como su pluma, polifacética sin correcciones, desatando pasiones que alimentan el espíritu y los instintos. La portada es una imagen urbana, una ventana que destila el contraluz, como un poema que se escapa y adorna folios en blanco para formar una joya literaria que engalana la literatura y el inicio de nuestra entrega mensual. La imagen de los artistas que forman parte de la familia Aquarellen siempre tendrán un espacio.



EDITORIAL

Decía Vicente Huidobro ““El poeta hace cambiar de vida

a las cosas de la naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra de repente rincones desconocidos”. Como editora y colaboradora de Aquarellen, sostengo la versatilidad de la poesía como una expresión y un grito que puede hacernos sentir la forma de cambiar el mundo y la vida; el poeta como un forjador de pensamientos y sensaciones es el pilar de la abstracción de belleza hecha letras como un mudo testigo de la sensibilidad con la que el viste haciendo pensar y sentir al lector. Una revolución literaria que transforma mundos y vidas como diría José Martí: ““Hay una clase de poesía que sale, como un río de sangre del alma atormentada, y rompe por entre peñascos en su espantada fuga, y no abre sus ondas sino para dejar paso a clamores”. Somos escritores, lectores, admiradores de la literatura porque somos humanos, porque imaginamos utopías y nos desangramos al verlas caer, pero con la fortaleza de comenzar las veces que sea necesario porque vivimos y drenamos nuestra emoción en las letras que tejemos cada vez que moldeamos nuestros pensamientos. Marijo Mattus




JOSE LUIS IBAÑEZ SALAS


José Luis Ibáñez Salas nació en 1963 en Madrid. Se licenció en

Filosofía y Letras y se especializó en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid. Editor e historiador, fue el responsable del área de Historia de la Enciclopedia multimedia Encarta, ha dirigido la colección Breve Historia para Nowtilus y ahora es director de la colección Biografías de Sílex Ediciones, editorial donde ha publicado El franquismo, en 2013, y La Transición, en 2015, y este año 2017 está previsto que en ella vea la luz su ¿Qué eres, España? En 1990 había comenzado a trabajar a las órdenes de Ricardo Artola en la indispensable Enciclopedia de Historia de España que dirigía su padre, el insigne historiador Premio Príncipe de Asturias de Humanidades, Miguel Artola. Asimismo, Ibáñez Salas dirige la revista digital de divulgación histórica Anatomía de la Historia (anatomiadelahistoria.com), es editor de material didáctico para diversos niveles educativos en Santillana Educación y socio fundador de Punto de Vista Editores. Escribe habitualmente tanto relatos (algunos de los cuales han sido ya publicados por ejemplo en el blog literario Narrativa Breve, dirigido por el escritor Francisco Rodríguez Criado) como poemas y también artículos para distintos medios de comunicación, como la revista colombiana Al Poniente (alponiente.com/author/joluibasa) o las españolas Nueva Tribuna (nuevatribuna.es/author/jose.luis.ibanez.salas), Moon Magazine (moonmagazine.info) y Fernando Martínez (fernandomartinezhernandez.com/users/jose­luis­ibanez). Tiene escrita una novela a la que tiene mucho cariño y que de momento no encuentra acomodo editorial (y está escribiendo su segunda novela). Nadie es perfecto. Le gustan (mucho) los Stones, Luis Landero, Billy Wilder, la paella y reírse. Su amigo el historiador José Luis Gómez Urdáñez dice de él algo que a él le encantó leer la primera vez que lo vio escrito y que él repitió cada vez que pudo cuando quiso definir su oficio (del que se está quitando): José Luis Ibáñez Salas es un agitador cultural. Aunque últimamente lo que más le gusta ver escrito sobre él es eso, que es un escritor. Ibáñez escribe.


Hay un perfil que es como un pálido grito un escalofrío no es un libro no es una canción y ahí está él canta unos versos suyos tan suyos con su voz desgarrada tan del revés aquel romance en Durango tiene olor recorre mis venas en vano para posarse en ese suelo perpetuo llamando a las puertas de todos los cielos en un desafío de eternidad y lamentos un escalofrío no es una canción tampoco un libro bien lo sabes tú hierático Bob el de la triste figura americana invita a Cupido a otra copa y déjanos a ella y a mí frente a dos tazas de café humeantes y con sus hielos de metal ella y yo que sabemos que no es en vano que ni el suyo ni mi amor son en vano no no lo son, sublime Bob magnífico Bob Dylan no acabaré este poema elogiándote sé que no te gusta vete por donde has venido sigue cuidando de mi alma sin saberlo


suena un sonido lunático un aleteo sideral que es a veces trueno y siempre relámpago viajo a la velocidad de la luz como en un sueño de diamante ojalá estuviera allí en un infinito silencio laminado por esa música expectante y en tensión dueño de la vida ojalá creyera en Dios Pink Floyd seguís latiendo en mí


Es lógico

la música y su lógica de aleteos muy lógico las canciones lógicas los sonidos lógicos las melodías lógicas todo tiene su lógica todas las notas hilvanadas todos los pentagramas ensangrentados Mucha lógica la lógica de los seísmos la de los telares analógicos la lógica de las logias la de los adoradores del diablo la de los adoradores de la razón la lógica de las vértebras y los verbos la lógica de los versos adversos Es lógico es muy Supertramp incluso cuando mayor es la tranquilidad la lógica del ocultarse uno en su concha la lógica de las pizarras en las escuelas el teclado de los pianos llenos de agua los timbales y su lógica timbreante las guitarras y su lógica de cuchillas es todo tan lógico tan efímero y tan sideral los instantes lógicos las horas lógicas los amaneceres lógicos la lógica de la muerte la vida loca la vida ló(gi)ca lo que la vida es una canción ilógica una canción breve give a little bit nada más en pura lógica


Asesinar a un cantor no es poca cosa es un crimen celestial de lesa majestad es un acto de injusticia poética inverosímil asesinar a un poeta es hacer rodajas el cielo es triturar la primavera es edificar una noche sin bocas ni sueños asesinarte querido Víctor fue el colmo un hasta aquí hemos llegado como un relámpago de palomas fue hacernos saber cómo es eso de matar cuántas lágrimas caben en una guitarra asesinarte no sirvió de nada finalmente, te recuerdo Víctor te recordamos alegre y hombre


recuerdo la primera vez que te escuché

yo tenía 17 años te escuché decirme al oído soy una canción soy la belleza de los tiempos una certeza descomunal soy ya tu vida y tú eres mío me estremecí en medio de tu ritmo me sentí un chaval afortunado un ser humano descomunal pude escucharte acariciarme gritarme una ternura abismal te recuerdo hermosa y reciente te recuerdo inmortal y reflejo recuerdo aquella vez ahora mismo cada vez que te escucho hungry heart todos tenemos un corazón hambriento


Buenos días

Sargento Pepper’s y tu club de corazones solitarios te conozco desde que era un chaval sigo bailando con tu banda y respirando todos los colores evitando la ruina y el moho cómo me gusta salir del hoyo verla irse de casa en la noche para la felicidad del señor Kite siempre con la ayuda de mis amigos hasta cuando cumpla los 64 y me sienta aún mejor contigoycontigo cantando a Punky y a Tara mientras brilla en ese cielo Dory un día de nuestras vidas todas las vidas de nuestros días hoy que es el futuro tarde o temprano


M A R Í A LU I S A M O R A


Nace el 8 de Febrero del 1959, en Yepes, ciudad en la que

reside. Académica correspondiente por la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas y Artísticas de Toledo. Ha sido incluída en diferentes antologías de poesía, entre ellas la Antología Voix Vives, de carácter internacional, Mujeres y café, Mar interior, de poetas castellano manchegos, Zocodoversos, de poetas toledanos. Cincuenta años de Adonais, poetas que han formado parte de la colección Adonais. Ha publicado poemas en revistas de poesía de carácter nacional. Ha participado en el año 2014 en Voix Vives, junto a otros poetas de diferentes países del mundo. Ha publicado: Las hiedras difíciles (Torremozas, 1986). Este largo viaje hacia la lluvia (Rialp, 1988), accésit del Premio Adonais 1987. La tierra indiferente (Torremozas, 1990), Premio Carmen Conde 1990. La Mujer y la bruma (Melibea,1992), accésit del Premio Rafael Morales 1991. Busca y captura (Rialp, 1994), Premio Adonais 1993. Meditación de la derrota (Torremozas, 2001). La isla que no es (Melibea, 2002), accésit del Premio Rafael Morales 2001. La respuesta está en el viento (Torremozas, 2005), segundo puesto de poesía Fernando Rielo 2003. Navegaciones (Ediciones Vitruvio, 2009). Poemas del Crepúsculo ( Descrito Ediciones, 2011) El don de la batalla ( Premio de poesía Ciega de Manzanares, 2011, Ediciones Vitruvio), El mundo raro ( Premio de poesía Rafael Morales 2012 ) Editorial Melibea. El pan que me alimenta ( 1986 ­2013 ) Ediciones Vitruvio Simulacro Cero ( Premio Nicolás del Hierro 2014 ) . Segunda edición en Ediciones Vitruvio. Soneto de invierno, Ediciones Vitruvio , 2017


REGIÓN DE LA DISTANCIA No es difícil saber que nos perdimo s los mares más hermosos y las más altas rocas y los pájaros grises que habitan las ciudades y la sombra del tren en los andenes y los más fastuosos palacetes de invierno o simplemente el arte cubista de Picasso; perdimos el tiempo bajando la ladera y subiéndonos flores a la plaza del pueblo. Después de la salida nocturna solíamos hablar de la distancia y de los autobuses heridos por un óxido de olvido. Entre las azucenas que exhalaban el aroma de un mar desconocido las manos de las madres dejaban los recortes de periódico en donde se anunciaba que la historia enloquecida del semáforo pronto comenzaría a ser la nuestra. Y desde aquellos días estamos añorando la piel de la amapola, la torre recortada de la iglesia y la plenitud inmensa del vuelo de las aves en otoño. Entre los torreones destruidos del castillo infantil de la quimera, donde ya nada existe sino polvo y ceniza: Telarañas que cubren los vestidos de la alondra, la distancia es más grande que el vacío. Intentamos alargar nuestros brazos para aferrar las calles y colinas del pueblo abandonado y no encontramos más que el humo del recuerdo, la leve silueta de la gente que pasa entre los coches, un muchacho muriéndose en septiembre de leucemia y también el caballo de madera que trotaba después de despertarse.


Hoy solamente nos quedan los recuerdos.

Aunque la lejanía nos invada los ojos como un musgo y la tarde nos deje esa llovizna que arrastran los navíos, no sé si estamos vivos o soñamos, no sé si nos bañamos en otoño o vamos a las fiestas con los trajes manchados por las lágrimas. Quizás alguna noche, cuando crezca la luna e ilumine la arena de las playas, cuando la tierra comience a recobrar esa ternura de los que nunca esperan hallar otro tesoro mayor que la inocencia, salgamos de este oasis de metales, estemos acercándonos al reino de las flores. (De mi libro “ La Tierra indiferente”)


HOMBRE…

HOMBRE que nunca supo que el asombro abre puertas hermosas detrás de cada muro, llegaste hasta el milagro de las rosas más tristes, de las más diminutas cataratas, buscándome en la lluvia, queriéndome encontrar en las palomas blanquísimas del sueño; y yo, que siempre estuve, allá, junto a los gatos sin retorno, en los tejados del silencio, llena de ilusión, te envié señales de humo para que tú me hallaras, algún día. (De mi libro “ Este largo viaje hacia la lluvia” )


SOY DE CARNE

El tiempo dice que me queda poco para que me sumerja entre mi sombra. Lo sé también. Y nunca me equivoco. Pasa la vida. La verdad me asombra. Sé que mi corazón ya va más lento, que enrecia el espesor de mi cintura. Por qué lo iba a negar, si yo no miento. Acaba por caer toda estructura. Soy de carne. Mas Carne no es eterna. No vive mucho lo que fue creado, ni lo que germina en primavera ¿Por qué iba a ser yo mucho más tierna? Bien sé que mi alma marchará hasta un prado donde, por fin, seré la misma que era. (De mi libro “ Soneto de invierno”)


LO QUE YO MÁS QUISE

Los ojos que tenías eran tan grandes que cabía en ellos toda la belleza. Caminabas con el ligero paso de las aves. Eras buena. Te cuidabas mucho. Vigilabas bien lo que comías. Ejecutabas tu ejercicio diario sin ninguna pereza. No tomabas jamás ese veneno que debilita al cuerpo castigado. No odiabas a la gente poderosa. Aún no tenías penas ni tristezas. Te ilusionaba la Verdad Divina. Eras radiante como un astro nuevo. Te amaban tus hermanos y tus padres. Tus amigas te abrazaban en las fotos. Y, sin embargo, me duele que ahora duermas transformada en la ceniza que reposa sobre el mueble de madera, junto a un ángel pequeño y un retrato de tu rostro hermoso. Tú, que fuiste lo que yo más quise. (De mi libro “ El don de la batalla”)


ESPERANZA ENTRE LAS FLORES

Ahora, cuando la bruma más enorme invade el territorio del olvido, resucitan los pájaros que murieron después de la ternura. Porque el recuerdo es denso, aunque los años arrastren la hojarasca de las cosas, y el ruido de los trenes y el humo de los barcos deshagan el murmullo del viento o nos destruyan las hermosas libélulas que habitaban los parques de la risa; no importa que el invierno cubra el musgo e inunden las ventanas esas sombras que los cipreses llevan ambulantes. Hay otra primavera en las colinas. Hay otra luz distinta más allá de las lunas eclipsadas. Hay un fuego más tibio que dos cuerpos amándose, que sembrará esperanza entre las flores.

(De mi libro “ La mujer y la bruma”


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


Juan Ramón Jiménez Simón (Sevilla, 1972) es poeta. Desde

2015 escribe sus poemas en un constante diálogo con la palabra y el mundo, con el silencio y su audible, con el misterio y la infinitud. En 2016 sale a la luz su opera prima “Los que son en tu daño” (Bohodon Ediciones, 2016), en el que refleja las emociones derivadas de la sin conciencia humana, y sus complejidades. Ha publicado en diversas revistas literarias, y en las redes sociales, participando en varios foros literarios. Es miembro de la Asociación de Escritores y Artistas de España. Recientemente ha obtenido uno de las menciones internacionales del Concurso Internacional de Poesía “En honor a la Palabra”, por su poema “Al oído, palabra”. Actualmente se halla inmerso en varios proyectos literarios.


Besar un beso Besar, nada o todo, tú y yo, ¿qué es? Unión y desgarro, olvido y presencia. Tesoro ciego, fuerza adorada. Todos, alguien, él, nosotros. Infancia y final, sorpresa y cruz. Celo y duda, perdida salvación. Al paso donado, sin labios no queda. Blanco y azul, un beso.


De húmeda quietud Tu lengua en mi oído mientras hunde sus besos humedece el silencio de un respiro sublime, éxtasis de deseos que aquietan las olas en un suspiro de placer, deleitándose en el cilio que desahoga sin fin el audible de un gemido.


Tú, blanca me das sobre nieves sordas­ viento de mayo, trazos de azul cuajados sobre el alba, jadeando y en mano sobre la boca "¡oh!"­ violín albo de lengua, tierno, silencio se espera el sabor ascendente de tu alma, la mise en place de tus pies­ se ha susurrado su soplo dentro del oído­ tú, blanca me das, tú, te doy.


Salmo de la sorditud

Es el eco que el vacío lo llena. Es una mesa que una silla abandona en la luz. Es una palabra con acentos sordos en su seno. Es una mirada que sopla en su búsqueda. El oído ha muerto. Hay un ojo en el cielo, cuyas manos reciben al sol. Bailan los dientes. Las sombras balbucean sus risas en reflejos, Los espejos mecen las muecas con alegrías y dolores cuando suena la tierra. Ay el último suspiro. El viento vuela de mi lado en una espiral travesera. Se vive a la muerte. No se escucha la lluvia y se siente. Del absurdo y sin decir nada, ¡qué feliz se recibe en los labios el beso del medio día! ¡Son luceros en un mar de olas erizadas! Son segundos que acarician la angustia. Son nacimientos repetidos, que ante una línea, se abrazan, en una escala que busca el calor de las palabras. Una sonata de galimatías ciliadas arriba en sospechas de contrarios. Suba y baja en los sueños de místicas esferas, y esperas. Desnudo bajo la plegaria de la quietud que juega con las estrellas de él. Tuyo, que lo dice todo, origen desde el abandono. Tras de ti está agitado el caracol como un duelo detenido a la sombra de ligeras manos que se estremecen ante la mañana. El sonido está en la noche. En la lengua la piel se humedece. La sangre deja de exhalar su onda y busca vívida el tacto al soslayo en el acorde final de una pequeña blanca que quiere ser pausa de su nombre, su último, a lo largo de goces leídos, rodeada de abrazos y de jadeos sacros. Es una claridad vacía que al amanecer se colma de claridad. En luna del olvidado párpado se deshoja el vértigo de la fe. El codiciado agujero yace en la dilatada hechura de la boca. De las fusas sin tiempo salen ángeles con la proverbia enamorada. Letras que gotean de sus alas henchidas de trazos y la amorosa cópula del incienso ascienden hacia el cielo suspirante. Se contempla la indiferencia que duéleme el olvido abierto a lo Alto en una cadencia para deleite del infinito.


Deletreo del revés En lo redondo de los ojos, el deletreo de las manos. ¿Hacia dónde los dedos no quiebran la lengua, ni pestañean la efímera palabra? ¿En qué verbo se deshace la voz a tí debida, la frase que desviste los deseos y las letras? La ausencia que destiñe la lágrima se viste en lo visible del trazo sesgado, cuando la bruma exhalada ondula los espejos del jadeo. Mi alma, aunque no sea, late en el revés del silencio para ser quietud de mi nombre en la claridad de un infinito blanco, que el trazo puede desvelarme.



JESÚS CÁRDENAS


Jesús Cárdenas (Alcalá de Guadaíra, 1973) es licenciado en

Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla. Máster Universitario “Formación e Investigación Literaria y Teatral en el Contexto Europeo” en la UNED. Ejerce como profesor de Lengua Castellana y Literatura. Imparte talleres de creación poética en bibliotecas, universidades y en otras instituciones. Colabora en diversas revistas impresas y digitales reconocidas. Algunos de sus poemas han sido traducidos al rumano, bable, italiano e inglés. Es autor de las siguientes poemarios: Algunos arraigos me vienen. Diputación de Sevilla (Sevilla, 2006), La luz de entre los cipreses. Con Prólogo de Enrique Baltanás. Ediciones en Huida (Sevilla, 2012), Laberintos sin cielo. Único Accésit del V Certamen de Poesía Joven “Florencio Quintero” 2012. Guadalturia (Sevilla, 2012), Mudanzas de lo azul, Ediciones Vitruvio (Madrid, 2013), Raíces de ser. Primer Premio del VI Certamen de Poesía Joven “Florencio Quintero” 2013. Guadalturia (Sevilla, 2013), Después de la música. Con prólogo de Enrique Gracia Trinidad. Cuadernos del Laberinto (Madrid, 2014), Sucesión de lunas. Con prólogo de Manuel Rico. Anantes (Sevilla, 2015), Los refugios que olvidamos, Anantes (Sevilla, 2016) y Raíz olvido (junto con las imágenes pictóricas de Jorge Mejías). Con prólogo de Ana Gorría. Maclein y Parker (Sevilla, 2017).


X X X V I

Volver a ser consuelo de nubes, de sonidos, de luz nunca encendida, de mareas vivas, a la sombra del ángel. Volver a ser de agua y viento como un vuelo a ras de la orilla. Mudar en feroz emoción primera al límite del vértigo. Atreverme a sus alturas. Volver entonces al relámpago y a la llama. Volver cual vino a las viñas, como vuelve septiembre a las acacias a tiempo de abrigar esta lluvia de sol como si me la hubiera reservado. Desembocar en tu amplitud con la misma cadencia prodigiosa de quien regresa a los principios. Volver al tatuaje de nuestros nombres. Oírtelo decir sería como un milagro.


PRESENTIMIENTO

Hoy presiento que vienes con la lluvia, como envuelta en las nubes, en cada ráfaga de aire. En el sardinel, el paso de los años, deteriorando su estructura. Todo el decorado parece quieto: el húmedo azul, la verticalidad de los pinos, el radiador en el punto más alto, las paredes en blanco diluido, un café distendido, el calor entre mi pecho, las canciones que acompañan a estos versos…, como acompaña a la lluvia el tintineo en el plástico. Y claro, me pregunto si habrás venido para quedarte.


ENSIMISMADO

Mucho peor si cayera la tarde releyendo poesía de Neruda y me enredara de camino a casa entre el cimbreo de los pinares. Mucho peor si esquivara tus labios de rojo puro a las faldas de la montaña. Nada hay peor que mi inseguridad ante el único botón de tu camisa.


FIN DE ETAPA Un hombre medio ronda por aquí. En este conjunto encierra historias que sudan y sangran, algunas tristemente viejas; otras, pendientes de nueva decepción: historias que retoman fracasos transitados como aves que no alzan el vuelo porque son ceniza. En ningún caso nada se reserva. La causa excede su salvación, a la que no consigue asirse, sin una madrugada benévola. A sus espaldas, el genio mofándose. Todavía no se ha convencido de que en la vida se crean analogías. Ya desde por la mañana se entiende lejos de todos, cerca del abismo, muy cerca del temblor, de los sollozos. Insiste en aferrarse a cada libro, a lo único que le queda. Fin de etapa.


PERCEPCIÓN

Me veo desde fuera. Establezco simetrías subjetivas en la orilla a partir del canto fiel con que el mar alimente su dispersión. A través de esta claridad, existimos.



HIRAM BARRIOS


Hiram Barrios (Ciudad de México, 1983). Escritor y traductor. Compiló Gotas tóxicas. Aforismos y minificciones de Sergio Golwarz (Cuadrivio, 2015) y Lapidario. Antología del aforismo mexicano (FOEM, 2015). Preparó la antología bilingüe Voces paranoicas de Eros Alesi (Cuadrivio, 2013), y es autor de los libros de ensayo El monstruo y otras mariposas (UNAM­Naveluz, 2013) y Las otras vanguardias (UANL, 2016), así como del título de aforismos Apócrifo (Ajenjo, 2014).


Sabotajes (Aforismos)

Los niños pequeños sabotean la moraleja de las fábulas. Y nosotros, menos avispados, nos encargamos de sabotearlos.

La inteligencia explica; la memoria implica.

Ciertos aforismos dejan damnificados.

¿Cómo amas a alguien sin profanarlo?

La muerte es para todos. La vida, ¿también? Caminé varios días para perderme; ¡ingrato destino!: terminé encontrándome.

La verdad ha sido una utopía del lenguaje. La mentira es más antigua.

Estando a solas no me he sentido solo. Acompañado sí.


Los que se me visitan tienen que leer este proverbio kurdo inscrito

en la puerta: “Si vienes una vez al año serás tratado como sultán. Si vienes una vez al mes serás tratado como huésped. Pero no vengas cada día porque resultarás insípido”.

“Madurar. Y empezar a pudrirse”, escribí hace tiempo. Y el Oráculo del desencanto me corrige: “No hace falta madurar para pudrirse”.

Ni siquiera la traición, la mentira o vileza son propias de nuestra especie. Ni en eso somos originales.

La naturaleza deja huellas; el hombre, heridas.

Parece mentira, pero hoy es todo mentira.

Todo lo que “distingue” al hombre lo encarcela: el lenguaje, la razón, la moral.

Se siente más el viento que el paso de los años.


La verdad, como la serpiente, cambia de piel.

El lector de aforismo recorre palimpsestos. No es sencillo distinguir los ecos de las voces.

Hay gestos que desatan gestas.

Escribir poemas es habitar una cárcel. Leerlos es construir un refugio.

Los espejismos son un negocio muy rentable.

No hay filosofía que pueda salvarte de ti.

Al verdugo y al payaso, sólo los separa un paso

El traje es la jaula de la fiera, y entre más elegante o costoso, ¡peor el animal!

Hay romances que duran lo que tardas en leer esta línea. Y otros ni eso.

La ligereza también es una virtud. O debería serlo.


El legado

Pelearán hasta matarse por los bienes del difunto. Los males se heredan por igual.

¿Aburrirse es un privilegio?

De niño hablaba con dios sin recibir respuesta, ahora, adulto, escucho los susurros del diablo sin pedirle consejo.

Otredad Me contemplo en el espejo por sadismo.

Pensar es observarse en un espejo cuarteado. Escribir, cortarse con él.

Iluminación. Reconocer que nadie se ocupará de tus obras cuando hayas muerto, como nadie se ocupó de ellas mientras vivías.


MARIO LORTAU


Mario Lourtau (Torrejoncillo, ­Cáceres­, 1976). Licenciado en Filología Inglesa. Ha publicado cuatro libros de poesía: “Donde Gravita el Hombre” (Ed. Alhulia. Salobreña 2008, Granada), finalista del XXIII premio Gerardo Diego para noveles; “Catálogo de Deudores” (Editora Regional de Extremadura, Mérida 2009); “Quince Días de Fuego”, accésit del premio Adonáis (Rialp, Madrid 2010), y, recientemente, “La Mirada del Cóndor” (Ed. La Luna libros. Mérida 2013). Sus poemas han sido galardonados en varios certámenes literarios como el premio Adonáis, Ruta de la Plata, Pórticvs, el Certamen Cultural Ibérico de la Consejería de Juventud, Fernando Quiñones, Flor de Jara, Latin Heritage Culture,…etc. También cuenta con poemas y relatos en varias antologías nacionales e internacionales como son, “Al abrigo del aire”, “Antología de la poesía y el relato”, “V cuaderno de profesores poetas”, “16 poemas”, “Poemas inolvidables”, “El llano en llamas”, “Matriz desposeída: últimas voces de la poesía en Extremadura”, “Alquimia del fuego”, “Cementerio alemán de Yuste”, “VII Antología de Adonáis” “Acordes”, así como en diversas antologías digitales y revistas literarias. Participa con regularidad en actos y encuentros literarios. Algunos de sus poemas han sido vertidos al inglés, francés, portugués o árabe. Actualmente se dedica a la docencia.


I N V I E R N O E N L O S C E R E Z O S

Posa la nieve sus copos de cristal sobre las ramas desnudas del cerezo. Apenas un instante de equilibrio mantienen su armonía, lo justo para armar de nuevo el vuelo y deslizarse, emprender otro viaje necesario hasta las áridas entrañas de la tierra. Hoy, por siempre, es invierno entre los hombres que aman el silencio de esta estación varada en la templanza. Las aves ya no cruzan como flechas la claridad del alba, los bosques, inmersos en su opaca singladura, desconocen la ofrenda de la luz sobre el tapiz del alma. Nada invita a salir del rincón donde pernocta la savia del recuerdo. Todo se vuelve invierno, frío, nostalgia, y hay un eco de sombras que pigmenta la floración donde descansan las palabras. Sólo el calor, la llama suculenta de unos labios redime tanta espera, saber que la distancia entre un hombre y su sino se mide bajo el fuego de los atardeceres.

De Quince Días de Fuego


AMAR EN CÍRCULOS

Describe un círculo, después acarícialo y se convertirá en un círculo vicioso. (Eugene Ionesco) Me gustan las formas circulares: los cilindros, tus curvas, las esferas, los círculos viciosos que la noche ofrece como una gran manzana, ­redonda, tentadora­, las auroras boreales de tus ojos tres copas más tarde, ya en su eclipse profundo, cuando la luna llena nos conduce a tu casa igual que un gran volante, igual que la luz blanca de ese pomo que ahora giras, prudente, temblorosa, para que no te oigan entrar pasillo adentro y profanar el descanso de tus padres. (No sé por qué pero en mi cuerpo rotan planetas silenciosos ardientes de deseo). Y vuelve mi obsesión por las esferas, por el reloj que ya calienta la hora exacta en que me abres tu cuarto, labio a labio, y dibujas, cegada de cordura, ese gesto obsceno que a mi tanto me gusta, esas ooos de tu boca, volcán­fuego, que invitan a mi lengua a derramar su lava, serpiente envenenada que avanza cuello adentro hasta rozar tus pechos de frágil porcelana, su redondez de fruta envuelta en seda. Luego, con precisión de orfebre ensimismado, desato los botones de tu blusa, degusto en su aureola el rosado medallón de tus pezones , me asomo por tu ombligo, ­ brocal de luz primera ­ camino de tu sexo donde aguarda tu clítoris de espasmo, palpitando, redondo como un timbre que gime en su corona de licores.


Entonces todo es círculo, anillo, rueca desbordada, planeta o astrolabio, moneda o rosetón, péndulo vivo; islote que se pierde en las mareas con su música de disco giratoria. Y ya en la redondez de tu silencio ­sedado en la espiral de tus abrazos ­ sé que orbito en el círculo perfecto, igual que una gran noria en su vacío. De pronto despertamos, y en lo alto el sol marca el camino de regreso. Ya en la puerta, apunto de marcharme, te regalo una canica y un poema. “Son versos circulares, ­ me dices­ te conozco” y esbozas complaciente una sonrisa. Yo te miro a los ojos, sonrío, giro el volante, y salgo con mi coche haciendo rueda.

(Inédito)


LABIOS IGNÍFUGOS No me beses si no es para quemarme ­ me decías­ si no es para colmarme del más dulce veneno y ofrecer a mi boca la hoguera y la esperanza. No hace falta que me abrases las entrañas, que descosas mi cuerpo, igual que un cirujano, para volver a remendar tanta tristeza. Sólo quiero que recojas de mis labios las pavesas heladas que otros labios dejaron, que llenes con el gesto de tu lengua melada mi oscuro paladar, mis vulnerables dientes, y cada comisura que mi boca esconde. Acércate a besarme, no lo dudes, ahora que hay rocío sobre la leña de esta bóveda abierta a las hogueras. Y si algún día te alejas, volátil como el humo, dejando mi corazón en plena umbría, remíteme las señas del mar en el que habitas para saber dónde arrojar tanta ceniza.

De Quince Días de Fuego


EQUINOCCIO

Había caballos rojos y amarillos y azules y nubes del tamaño de un árbol de cenizas. Cruzaban en la noche con su lento galope levantando a su paso polvo blanco de estrellas. Saltaban las cancelas donde duermen los sueños impregnando sus crines con la luz del recuerdo. Bebían de los arroyos de un cosmos infinito y cantaban alegres por el vasto Universo. Había caballos blancos y rosados y verdes y aquel trote apagado curtiendo los silencios. Llegaban al establo y el cansancio apremiaba con agua dulce y clara por los abrevaderos. Crecía la hierba verde con brotes de esmeralda y el Cosmos era un cielo sembrado de praderas. Los astros desplegaban sus réditos de luces y en la noche serena resurgía el equinoccio. Con sus tibios relinchos, con piafares de acero, cruzaban los caballos por la alta madrugada.

De La Mirada del Cóndor


DONDE ESTÁ EL POEMA

A Javier Alfaya.

En las limaduras de la hierba recién cortada. En el rímel que desprende una pestaña después de haber llorado toda la noche. En las venas de ese árbol que supura la miel de su resina, su oro perfumado. En el ocre velado de esa fotografía donde todo parece evaporarse. En las ondas peregrinas de esa música vagando a la deriva. En el vano desescombro de unos ojos cuyos muros ya cubrieron otro templo. En el engaño de los verbos imperfectos. En el asombro del futuro indefinido. En las hojas putrefactas del otoño. En todos los fantasmas del verano. En las sombras donde habitan los rostros de la luz. En los posos de un café molido por augurios. En la esencia, en lo mínimo, en lo intangible. En las olas, en el llanto, en los silencios. En la vida, en lo sublime, en las palabras. En el eco de esa voz que aún te persigue. En las últimas pavesas de este invierno. (Inédito)


M E R E C E D E S L Á Z A RO


Mercedes Lázaro Puente ( Bilbao, 3 de abril de 1975) licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco. Lectora y escritora, pero sobre todo lectora porque según su criterio sin leer no se puede escribir. Actualmente escribe en su blog www.mercedeslzaro.blogspot.com en el que alterna narrativa con poesía. Suele escribir en tres idiomas, español, su lengua madre, italiano, idioma del que tiene el Certificado de máximo nivel por la Universidad de Siena como lengua extranjera, lo que le permite dar clases y hacer traducciones profesionalmente y en catalán, que aprendió leyendo libros del famoso escritor de Gerona Josep Pla, al que define como un gran descriptor. Por tanto, es autodidacta en el aprendizaje del catalán. Hizo algunas incursiones en el mundo radiofónico, conocida como la Mercé de Bilbao en Cataluña Radio en el programa la “Nit dels Ignornats”, dirigido por Xavier Solà. También se ha atrevido con algunos poemas en inglés aunque son más raros de encontrar en su blog. Escribe y lee por afición, pero además encuentra en la escritura una forma de expresar y dar salida a sus intensas emociones encerradas dentro de ella. También se puede decir de esta escritora que es amante de los viajes y del conocimiento de otras culturas.


REGRESO INESPERADO La chica de los cabellos dorados se abrió camino sin un fijo destino. No podía vivir con recuerdos olvidados, ni olvidar sin sufrir, en un vano intento de huir, se encontró con un regreso inesperado.


GOLPES INTERNOS Lívidos anímicos en un cadáver intacto, sin un solo rasguño, sin el menor rastro del golpe de un puño. Visión agudizada en una tiniebla que empaña la mirada.


LOS RECUERDOS

Los recuerdos en el ya tópico “vivir el hoy, aquí y ahora” pierden valor, pero en el mercado de los sentimientos tienen un altísimo coste emocional. Los recuerdos en definitiva, nos arraigan a un inexorable pasado que no es motivo para encadenarnos sino para hacernos más fuertes, como el árbol se abre camino en la vida a través de sus raíces que emergen de lo más profundo de la tierra, del mismo modo que no tienen por qué condicionar al inexistente futuro. Los recuerdos de hecho, son esa reliquia que muchas veces se encuentra escondida en lo más hondo de nuestro interior, como un vestigio que hay que excavar en los lugares que guardan en sus entrañas una civilización milenaria. Los recuerdos te hacen revivir momentos que estaban dormidos en el subconsciente de nuestras mentes, que se niega a cerrarlos en el cajón del olvido. Los recuerdos no tienen que formar parte del duro psicoanálisis de Freud, simplemente hay que meterlos en una balanza, donde en un platillo posamos la emoción del corazón y en el otro el entendimiento de la razón. Recordad que quien no recuerda vive en las tinieblas del demente despiste. Recordad y despertad para sentir que “el hoy, aquí y ahora” tiene también un ayer que debe ser respetado y entendido para construir un futuro equilibrado. Breve relato sobre los recuerdos.


SORI Sori es un pueblecito de la Riviera Ligure en Italia que se asoma al mar flanqueada por verdes montes habitados por casas y olivos que descienden en hilera hasta llegar al corazón del centro del pueblo. Un cementerio abalconado reposa en paz sobre las rocas que lo sostienen, por la noche, las velas encendidas de cada tumba nos recuerdan un iluminado más allá. Sori es mar y es monte, en Sori se pesca y se caza. Pescado y carne (jabalíes sobre todo respecto a la carne) se obtienen de este rincón de la Liguria. Sori es un aficionado a la pesca que caña en mano, aprovecha un día de sol para pasar unas horas de ocio o una noche de interminable jornada de trabajo para el pescador profesional. Sori es un cazador que vuelve a casa con la camioneta cargada de ensangrentados jabalíes como recompensa de un emocionante e intenso día en el verde. La Iglesia de Santa Margarita de Sori se alza erguida con su cruz en lo alto, que por la noche resplandece iluminada sobre el mar. Una Iglesia construida con el sacrificio de todos los marineros del pueblo. El uno de marzo de 1707 comenzaron las obras, aunque sus orígenes se remontan a la época de las cruzadas, hacia el año 1100, pero entonces no era aún independiente sino que dependía de la de Pieve de San Michele Arcangelo. En Sori, las puestas de sol tienen un color, un perfume y una sensación especial que cambian según la estación del año. A mi juicio, en invierno y primavera son las más espectaculares, con un sol que desciende sin prisas detrás del horizonte del mar mediterráneo, a una hora aún temprana para terminar el día pero perfecta para encender la magia de la noche. En la pictórica Via de Sant’Erasmo una placa en la fachada de una casa nos recuerda que allí nació el bisabuelo del célebre pintor Pablo Picasso, cuyo cuadro más famoso, “El Guernica”, ha sido y es un símbolo del oprobio de la guerra. Relato breve sobre Sori.





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