Aquarellen Septiembre

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Mes 09 ­ Año 03

Editado por Aquarellen cultura Directora de redacción : María José Mattus Aguirre Director de contenidos: Jesús De Castro Portada: Avda del Mar ­ Coquimbo Contraportada: Bahía de Coquimbo


EN ESTE NÚMERO

JESUS DE CASTRO

PAGINA 06

ENRIQUE GRACIA TRINIDAD

PAGINA 10

ERNESTO GONZALEZ BARNERT

PAGINA 17

ANDRE CRUCHAGA

PAGINA 21

JOSE MANUEL VIVAS

PAGINA 31

MARIJOSE MATTUS

PAGINA 38

ESTEBAN NAVARRO

PAGINA 41


EDITORIAL

Hola amigos, iniciamos la edición de septiembre con una alegría y dos tristezas. La alegría de compartir la novena edición del tercer año de vida de nuestra revista literaria Aquerellen y la tristeza de acercarnos a una fecha que nos llena de congoja ya que se acerca la conmemoración del primer aniversario del terremoto y tsunami de Coquimbo ciudad en donde se edita nuestra revista. La tristeza también de comprobar que todo un año de duro trabajo, esfuerzo humano y económico e ilusiones para reunir seis mil libros destinado a mantener viva la cultura arrebatada por la fuerza de los elementos en la región de Coquimbo, pueden quedar en nada por la desidia de la clase política. La política en cualquier lugar del mundo es interesada y egoísta utilizando los resortes del poder que el pueblo les proporciona para servirse de este en lugar de servir al pueblo. Esto debe servirnos para no olvidar nunca que en un mundo cada vez más lleno de enfrentamientos, guerras y fronteras creadas solamente por el interés político la cultura debe prevalecer hoy más que nunca. Somos el último bastión de esa esperanza llamada humanidad. Feliz lectura amigos. Jesús De Castro


PORTADA Y CONTRAPORTADA

Nuestra portada y contraportada del mes de septiembre son fotografías tomada en el invierno del hemisferio sur. Un sol que se refugia en el océano pacifico guardándose para reaparecer en la madrugada, iluminando todas las vidas: Desquiciadas, tranquilas, tristes, injustas, sobrevaloradas. Ese pacifico que embravecido hace exactamente un año nos dio una bofetada arrebatándonos, sueños, alegrías y el alma humana al llevarse bibliotecas y colegios. Ese mar que no siempre tranquilo nos baña es el impetuoso océano que, travieso nos recuerda que la naturaleza es grande y nosotros pequeños.


JESÚS DE CASTRO


EL RUGIR DE LA TIERRA.

La tierra estalló de repente con un rugido de ira contenida por miles de años de explotación humana sobre su superficie. La ciudad porteña de Coquimbo pareció estallar en mil pedazos en menos de tres minutos, seguidos por dos minutos posteriores de menor intensidad. La pachamama dio a luz gemelos de 8:58 y 8:48 en la escala Richter con apenas un minuto de diferencia. Todo era confusión en aquellos 5 minutos. El tiempo necesario para fumar un cigarrillo fue en ese instante el tiempo suficiente para morir o sobrevivir. Edificios, árboles, grúas, automóviles pintaban el paisaje en el lienzo de un macabro baile de destrucción con la banda sonora de gritos y alarmas de emergencia. El suelo abriéndose bajo los pies en diversos puntos de la ciudad semejaba a unas fauces de tierra con hambre devoradora. Los ciudadanos intentaban organizarse para ponerse a salvo en los puntos señalados, con la mochila de supervivencia recomendada para esos casos, y cuando aún apenas estaban repuestos del terremoto el océano contesto a la tierra con un rugido acuático y el cielo se tiño de agua. Un fuerte olor a mar y un ruido ensordecedor fue el aviso de llegada del primer tren de olas devastadoras que apagaron con su furor el ambiente festivo y el olor a asado de fiestas patrias. Un primer tren de muerte con olas de 5 metros sacó su lengua sobre la tierra, como saboreando con lento placer la sangre y destrucción que llevarían a su paladar los siguientes trenes de olas de entre 8 y 12 metros. La noche se volvió más oscura en presencia de la muerte rondando por sus horas, la angustia de personas buscando a sus seres queridos separados violentamente por brazos de espuma y roca. Atrapados tal vez por el espinoso alambre de los escombros de edificios destruidos y barcos de pesca que elevados del mar por lo bíceps del agua acabaron estrellados en lo poco que quedaba del asfalto urbano. Un pequeño de apenas 2 años fue arrebatado del pecho materno por los brazos acuáticos de la furia de los elementos para ser encontrado días más tarde despedazado entre los escombros. El armazón de una barca de pesca junto con el cadáver de su dueño extendido entre los restos terminó aparcado en la zona azul del centro de la ciudad, un vagabundo ebrio de alcohol y confusión deambulaba como un fantasma por el esperpéntico paisaje, un taxi colectivo amaneció sobre la copa de una palmera y el esqueleto de la antigua biblioteca se alzaba sobre el desastre con todos sus libros amputados en el interior.


Las orillas de lo que antaño fue una playa entre la zona de Baquedano y la avenida del mar semejaban un cementerio de arte abstracto con pinceladas de tierra de nadie tras una dura batalla entre sus antaño confortantes arenas alfombradas y la fuerza del agua desatada en una catástrofe natural sin precedentes desde casi cien años atrás. Cangrejos confusos, gaviotas asustadas y leones marinos conjuntaban un triste coro con sabor a réquiem acompañados por la música orquestal de los motores de los bulldozers de la armada chilena, los camiones y excavadoras civiles. En las calles hierros retorcidos y oxidados, agua y barro bajo los escombros de lo que antaño fueron negocios y hogares felices. Antenas de televisión emergiendo de entre los restos como brazos amputados de algo que ya no existe. Personas sin hogar y con el alma en pedazos enjugaban el llanto de sus pérdidas entre los brazos de los voluntarios civiles desplegados en la zona para ayudar, y en medio de esa devastación un español se sintió más chileno que nunca con el barro cubriéndole las rodillas, una pala en la mano, la espalda rota por 8 horas de trabajo y el alma despedazada por tanta destrucción. Los mástiles de las banderas patrias, quebrados por el furor de los elementos, fueron el preludio de las que a la mañana siguiente ondeaban a media asta en todo el país en memoria de las víctimas y devastación causada en la región. Una referencia en varios periódicos y noticiarios internacionales no da para comprender lo que significa realmente vivir aquellos momentos en primera persona, sabiendo que tal vez en cualquier instante de esa noche interminable tienes una cita con la muerte. En memoria de las víctimas del terremoto y tsunami acontecidos en la región de Coquimbo en septiembre del 2015.


CAFÉ CON SAL

He soñado con Dios me dijo que no podía dormir en la pesadilla del mundo. Falsos apóstoles de la democracia y religión le quitaban el sueño. La cruz despedazada yacía bajo la sombra de sus lágrimas. Sus bordes, oxidados por tantas monedas de plata, resquebrajados. Quise cantarle una canción pero mi boca estaba pegada por la sed de justicia llagada por hambre de libertad. Compartimos un silencio Le invité a tomar café y me pidió sal para endulzarlo.


ENRIQUE GRACIA TRINIDAD


Enrique Gracia Trinidad (Madrid, 1950) Escritor, divulgador cultural, dibujante y actor. Desde 1973, ha publicado los poemarios: Encuentros, Canto del último profeta, Crónicas del Laberinto , A quemarropa, Restos de Almanaque, Tiempo de Apocalipsis, Historias para tiempos raros, La pintura de Xu­Zonghui (bilingue chino­español), Siempre tiempo, Contrafábula (Poesía reunida 1973­2004), Todo es papel, Sin noticias de Gato de Ursaria, La poética del Vértigo (Antología, estudio y selección de Enrique Viloria), Pentimento. Hazversidades poéticas (Miniantología) Butaca de entresuelo, Mentidero de Madrid , Ver para vivir, Juego de Damas, Doble Juego y Al final de la escalera (2015). Otras publicaciones como antólogo, dibujante y colaborador de traducciones; varios libros en prosa junto a distintos autores y artistas plásticos, además de artículos, dibujos, etc. Le han concedido accésits de los premios Adonais, Rafael Morales, Ciudad de Torrevieja y Pilar Fdez. Labrador; y los premios Encina de la Cañada, Feria del Libro de Madrid, Blas de Otero, Bahía, Juan Alcaide, Emilio Alarcos, Juan Van­Halen, Eladio Cabañero y el Premio Vicente Gerbasi —en Venezuela— por el conjunto de su obra. Fragmentos de su obra se ha traducido al italiano, inglés, ruso, francés, japonés, portugués, y catalán, más un libro completo al chino. Otros en preparación. Figura en más de veinte antologías y publicaciones (papel e Internet) de quince países.Datos y muestras de su obra en wikipedia y otros lugares de Internet contrafabula No Si tú no estlas como ripa tendida Viva zapata Caleidoscopio


ARTE CISORIA (Con agradecimiento a Enrique de Villena, claro) Quisiera hacer un verso con filo de cuchillo para cortar el pan. Algo daga de asalto, como el hacha sin culpa de un verdugo que no encontró otro oficio. No un verso sanguinario sino un verso certero, afilado y agudo para tajar, hender, abrir sin pausa, rajar sin detenerse. Un verso que en silencio haga trizas el aire, desnude la razón, abra en canal, despiece, penetre sin cesar, hiera lo que hay que herir. Verso para cortar tan diestro y tan exacto como lo quiso aquel juez de Venecia: "¡una libra de carne! ¡ni una gota de sangre!" Eficiente navaja que separe las horas, su distancia, el papel donde anidan los versos que son grieta, raspadura, arañazo en la espalda de la vida que se aleja sin tregua. Un verso como el filo de una hoz con sus hambres de mies y rama seca, curvilínea guadaña puntiaguda. Quiero decir espada para escena de cine (no me digáis que es falso, lo sé, pero ¿quién sabe?) Verso, cuchilla ciega, para cortar el pan, o la carne, o el tiempo. (De Siempre tiempo)


"EPPUR SI MUOVE" La ropa a veces, mientras duermo, se me marcha a la calle, juega en parques lejanos y navega columpios, siempre termina en algún bar donde a los camareros, anfibios de fatiga, no les importa nada que las últimas copas de la noche resbalen por un cuello de camisa que no lleva cabeza. Suelen ser húmedas las calles, por eso viene luego mi ropa destemplada, tose por el pasillo, y me despierta, cuenta extrañas historias de relojes acudiendo a su cita con el tiempo de nadie. Casi nunca la entiendo. Dice que hay un ilustre papagayo que se mira las plumas en el borde afilado de las últimas luces. Entre sueños me esfuerzo en regañarla, le digo que no es hora de andar con cuentos raros, que como tantas veces me quedaré despierto por su culpa. Ella siempre sonríe como un niño más triste y más travieso que la luna y se vuelve a dormir en el respaldo de una silla. (De Crónicas del laberinto)


DESCONSUELO

El asesino está desconcertado, alza sus manos y las ve vacías, mira a su alrededor: no encuentra nada que le resulte conocido. Sale por la avenida silenciosa, llueve. Es ya muy tarde y no encuentra refugio, un pequeño rincón, un bar tranquilo que acoja tan oscuro desconsuelo. Su víctima se había suicidado minutos antes de que él llegara. (De Pentimento)


CUANDO NO TUVE NADA IMPORTANTE QUE HACER

Trabajé en muchos sitios imposibles, en oficios absurdos y ridículos. He sido porque sí: Restaurador del cuarto menguante de la Luna, crupier en una mesa en que jugaban a la ruleta rusa o al simple desamparo, conservador del horizonte —eso siempre por horas y en las tardes nubosas—, albacea del tiempo por venir, conductor de un ilustre carromato de feria que perseguía la justicia, distribuidor a domicilio de sensaciones imposibles, pescador en un barco que se matriculó como patera, sacerdote del dios desconocido que aún lo sigue siendo. cocinero del hambre sin fogones ni plato ni cuchara, monaguillo de alguna misa negra que terminó en guateque deslucido, ladrón de guante roto algunos viernes. Los sábados libraba. Me desgané la vida como pude: He vendido la droga de los sueños a la puerta de alguna residencia de ancianos; canté —muy mal, por cierto—en un mariachi turbulento y triste; zurcí suicidios y pinté esperanza, la restauré después, al cabo de los años, para que siga viéndose a lo lejos; ecualicé los ruidos en un andén del metro y el canto de los grillos en un solar de las afueras del silencio; recogí los misterios de la vida que abandonaban los adolescentes en las terrazas de los bares; clasifiqué y almacené la risa, la ironía, la burla y el sarcasmo; pregoné los poemas de la desolación. Fui lo que nadie quiso ser, no me arrepiento. Ahora que ha llegado la edad de jubilarme, me niegan la pensión por inconstante. Me ofreceré de voluntario en el Armagedón, afinando trompetas, o sacándole brillo a la guadaña. (De Al final de la escalera)


CALLE Y TRAVESÍA DE LAS DAMAS

(Dos sonetos a la antigua usanza)

1

DONDE EL AUTOR RINDE HOMENAJE A ALGUNAS DE LAS MUCHAS MUJERES CELEBRADAS POR LOS POETAS

Amarilis, Beatriz, Laura o Endrina, mujeres que cantaron los poetas, varias Helenas, Lisis o Fiamettas, Filis, Ginebra, Silvia, Josefina, Clori, Elvira, Morgana, Colombina. Unas hermosas, otras pizpiretas, damas, doncellas, monjas, alcahuetas, una legión que nunca se termina. Tanto dan Lisa, Margarita o Ana, tanto dan en el lecho o en la mesa la bella Inés o Inés la barragana. Dulcinea, Jarifa, Sol, Teresa, Melibea, Penélope, Violante... no sé si tanto verso fue bastante. 2 DONDE EL AUTOR INSISTE EN LO MISMO PERO AHORA SIN NOMBRES Y CON MÁS DUDAS Tantas famosas, olvidadas tantas, de nombre falso o nombre verdadero, sin un doblón o con su buen dinero, bellas, feas, doncellas, suripantas, listas, muy tontas, pecadoras, santas, de memoria feliz u olvido fiero, siempre con un poeta zalamero a su servicio y miles a sus plantas. Dientes de perlas, oro en sus cabezas, seda, afeites, carmín, cuellos de blonda, voz de cristal y gesto de embeleso, Algunas de verdad, otras a piezas, si les quitamos hoy lisonja y monda decid que resta de ellas sino el hueso. (De "Mentidero de Madrid")


ERNESTO GONZÁLEZ BARNERT

Ernesto González Barnert (Temuco, 1978). Poeta y cineasta. Entre

sus publicaciones está Coto de caza (2013), Playlist (2015), Trabajos de luz sobre el agua (2015) y Cul de Sac (2016). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Mejor Obra Literaria Inédita (2014), el Premio Nacional Eduardo Anguita (2009), el Premio de Honor Pablo Neruda de la Universidad de Valparaíso (2007). Actualmente es el productor cultural de la Casa­Museo La Chascona de la Fundación Pablo Neruda.


DE PLAYLIST (OVEROL EDICIONES, 2015)

A VECES, CUANDO VOY A MISA, ME SIENTO UN PEQUEÑO JUDÍO que de ser llamado a leer la Biblia no dudaría en sacarse lentamente los anteojos, probar con un pequeño golpecito el micrófono y cantar The Future de Leonard Cohen.

CON GANAS DE TOMARME UNA CAÑITA donde se escuchen temas de la vieja escuela, si no se tiene nada que decir se juegue ajedrez y si se tiene algo que decir se diga en una novela o poemario. Y donde las chicas cuando te escuchen apoyen su mano en tu rodilla, descuidadamente.

ENVIAMOS AL POLO NORTE una carta de puño y letra, a dos manos en la que pedíamos al viejo pascuero uno de esos aparatos en que con una mano mecánica sacas un peluche. Una maquinita que no necesita monedas o fichas. Y que cuando pierdes suena Las Nieves Del Kilimanjaro de Pascal Danel, cuando ganas Une Histoire De Plague de Béatrice Martin.


HOY, MIENTRAS HACÍA LA COLA POR UN HELADO, una pendeja con audífonos me pidió al llegar mi turno que la dejara comprar primero. Tenía la altivez de la niña que se sabe cerca de la adolescencia y que pronto tendrá la capacidad de herir. Sí, le dije, ningún problema, y me puse nervioso cuando se quedó mirando la portada del libro que cargaba: Picnic sobre el hielo, de Andrei Kurkov.

ADORO A LA QUE VA ESCUCHANDO Voulez­Vous de ABBA en el auto del papá o pololo y da de lleno contra un lomo de toro y no sólo no baja la velocidad sino que se ríe.

ADORO EL HORÓSCOPO, sobre todo cuando el influjo de la luna es alto, equilibro las aguas del bien y del mal escuchando I Touch Myself de Divinyls y le mando un mensaje de emergencia: ven tú, yo no quiero ir.

PÓNGANME LEJOS DE MUJERES QUE BAILAN ENTRE ELLAS, que no conocieron el bar Honolulu, que pagan calculadamente la mitad, que prefieren rosas antes que calcetines blancos con corazones rojos, Titanic antes que Bitter Moon y no gritan a todo lo que da los fa de Psycho Killers. Pónganme lejos de las que discuten Yendo De La Cama Al Living o no te hacen un bailecito gratis si suena de fondo Eye In The Sky.


CON FALDA A LA RODILLA, blusa de lunares transparente y zapatitos taco bajo atraviesa el living apenas llega del trabajo a poner en el viejo tocadiscos por ahora en el suelo Che M'importa Del Mondo de Rita Pavone con lo que de inmediato sonrío, dejo en no sé qué página el libro mientras baila como Katherine Spaak en el film La Noia. Después corre a la pieza a ponerse el pijama. Prende justo el noticiario donde el conductor anuncia El Tiempo. Con tres suaves golpecitos en el cubrecama pide ahora me ponga a su lado alumbrados sólo por avisos comerciales. Ni siquiera vio la ensalada de zanahoria quesillo y rúcula que le tenía servida en un plato tapado con otro plato.


ANDRE CRUCHAGA


André Cruchaga. Nació en Nueva Concepción, Chalatenango (El

Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, ha desempeñado la función de director y docente en Educación Básica y Superior. Parte de su obra poética ha sido traducida al francés por Danièlle Trottier y Valèrie St­ Germain; al Idioma vasco (Euskera), Miren Eukene Lizeaga; griego, lia Karavia; holandés, Michel Krott; rumano, Elena Liliana Popescu, Alice Valeria Micu, Elisabeta Botan, María Roibu, Tanase Anca, Ioana Haitchi y Andrei Langa; catalán, Pere Bessó; portugués, Tania Alegría; al inglés, Grace B. Castro H.; y, al albanés, Fahredin Shehu. Jurado de Poesía de la XVI Bienal Literaria "José Antonio Ramos Sucre", Venezuela, junio de 2007. Jurado del I Concurso de Relato Breve ‘El PortalVoz, de la Asociación de Televisiones Educativas y Culturales de Iberoamérica (ATEI), con sede en (Madrid) España, 2014. Parte de su obra se encuentra publicada en revistas electrónicas y en papel de América y Europa; así también, ha recibido varias distinciones por su obra literaria. Entre sus libros editados podemos mencionar: “Alegoría de la palabra” (1992), “Visión de la muerte” (1994), “Enigma del tiempo” ( Plaquette,1996); “Roja vigilia” (Plaquette, 1997) “Rumor de pájaros” (2002), “Oscuridad sin fecha/Data gabeko iluntasuna”, edición bilingüe: castellano­euskera, (El Salvador,2006); “Pie en tierra” (2007), “Caminos cerrados”, (México, 2009), “Viajar de la ceniza/ Voyage à travers les cendres”, edición bilingüe: castellano­francés,(El Salvador, 2010); “Sublimació de la nit/ Sublimación de la noche”, edición bilingüe: castellano­catalán, (El Salvador, 2010); “Poeta en Barataria”, (La Habana, Cuba, 2010); “Tablou de cenuşă/ Cuaderno de ceniza”, edición bilingüe: castellano­rumano, (El Salvador, 2013): “Balcón del vértigo”, (El Salvador, 2014); “Post­Scriptum”, edición bilingüe: castellano­rumano,(El Salvador, 2014); “Viaje póstumo/ Viatge pòstum”, edición bilingüe: castellano­ catalán, (El Salvador, 2015); “Lejanía/Away”, edición bilingüe: castellano­ inglés. (El Salvador, 2015); Vía libre / Via lliure, Edición bilingüe: castellano­catalán. (El Salvador, 2016);


RESPIRACIÓN SITIADA

En el fermento tal vez de la salmuera, la deshojación del árbol [de la respiración. Junto a la línea ferroviaria de la espera, sitiada la arcilla: es un dolor donde caigo todos los días, un dolor frío de pañuelos. La hojarasca traiciona la luz, hasta hacer medialuz del rocío: junto a los remordimientos, los ataúdes inevitables y la manada de ojeras, casi con ojos trashumantes. En la calle los dientes hostiles de las miradas y el ala rígida de la palidez. A ratos uno piensa en el mar mientras camina, o en los charcos que muerde el recuerdo, o en los mausoleos amargos de la tarde, o en el búho que arruga el entrecejo entre sombras diversas. Dentro de las cuatro paredes del tiempo, encuentro los pedazos verticales del luto y la palabra retorcida de los tantos firmamentos del aliento. Uno sangra todos los fuegos póstumos de la luz. Nada aquieta a la pupila con la esquirla adentro. Muerde el aguacero [de espejos. La sal se ahoga en la sombra negra del aliento: hay memoria en el pálpito zurcido de la tristeza, y amarillos en la carcoma de los brazos. Uno carga el escapulario en el pecho, como el arado para abrir el surco. Por muchos años me he resistido a la concavidad de símbolos y altares: yo miro desde la transparencia de la llaga. La vigilia me hace contar los días sin quitar la vista de las llaves. (A veces en la sombra del grafiti, la respiración se torna epopéyica. En este pulso del desatino, la pupila duele como una gota rota de quebrantos.)


ABSURDOS INEVITABLES

Allí en la gota del espejo, el perro y su oasis inefable, quizá algún hueso de luz en medio de la sombra: todos los pálpitos saltan a través de la ventana, aun las bocas impuras que reverberan alrededor de la tormenta, el reino de nalgas de las hostias, o el ataúd de algún ídolo. (Siempre estamos a

merced del absoluto de los periódicos; parados, sin renunciar jamás al humo, perennescomo la ropa de los sótanos con una fiebre de insomnios.)

Caen los rebaños y las alas rotas del día sobre la poza abierta del tiempo. (La historia suele ser un remanso entre dos cuerpos apretados por el sollozo);

después, cae todo el polvo sobre las sienes hasta tocar la solapa de la inclemencia: veo cómo levita el humo de los ataúdes, el filo agrio de la embriaguez, la sombra diaria y su bifurcación, el sucio candil del tabanco. Tantas y tantas cortinas de lo absurdo, los jardines corpóreos de la putrefacto. En la calle de lo inevitable, los gérmenes del engrudo y su pantomima, los guacales y sus ortopedias al borde de las aceras, el aliento viscoso de los predios baldíos incluyendo la ropa sucia tapando genitales siniestros. Sobre la piedra de la neblina, la mesa oscura del combate. En las cuatro esquinas de la carne hacinada, el brutal agolpamiento de ciertos nombres: la falsa puerta del día, el canon de lo absurdo al costado del sueños. A veces caminamos sobre los añicos del polvo, sobre las regiones oscuras del césped, devolviendo las calles a la memoria. Mientras avanza el tráfico, pienso en los objetos inusitados del horizonte…


CUADERNO INCOMPLETO

Desde dentro hay necesidad de borrar la tinta suicida de los pensamientos. Uno debe aspirar a limpiar la llaga de siglos de infierno, para devolverle a la luz su lección de diálogo. (Ahora solo nos proponemos disolver la

niebla, antes que sea demasiado tarde para volver al poco mundo que tenemos juntos. Nada nos anticipa el camino desde el interior de los zapatos, ni desde el ojo del sueño inacabado, ni desde el candil que me sostiene.)

Dondequiera que caminemos existen enjambres de hojas y modorras absolutas. En cada foja arde el sombrero de las luciérnagas y el rústico pálpito de las quemaduras; en la luna de ceniza del búho, el diente del reloj descifra los trenes de batalla de la ebriedad. ¿Maduran acaso los trenes entre las manos? ¿Llueve en el molino del cuaderno todo el fuego y todo lo agreste del pecho? —En el ojo de la tinta no existen absolutos, ni otro espejo que no sea el del destiempo y su transitoriedad. Sobre nuestro rostro, —testigos efímeros del infinito—, pasan los sueños como una sed: su río se yergue contra la lengua que imponen los catálogos. Debajo del fuego, siempre quedan porciones oscuras. A veces me rehúso a la mudez de los nudos del calendario. Me queda, por si acaso, el otro lado de la página: esa porción de palabras resignadas a los asedios de la conciencia. La palabra solamente ciega del perro, el brebaje de las sombras hasta el último día. La rama del aire en la pizarra líquida de los pescadores: así continuamos sin ser supernumerarios…


EN EL CENTRO DE LAS ACERAS

Muerdo los andenes por donde transita la noche: siempre es locura la estación del mapamundi, y los significados que tienen las palabras para el olvido. En esta existencia sobre el asfalto, la eternidad tiene su propio epílogo; lo tiene el agujero del aliento, los ojos heridos de tantas palabras rotas. En el centro de la brutalidad los inviernos no duermen en el estanque de los sueños, ni en el lugar pervertido de la hojarasca. (Alguien quiere escribir la desnudez, pero se vuelve repulsiva su estética; desde su infierno, le hace muecas a los sueños; el umbral quedó petrificado en su sombra, justo como la sombra sin boleto de viaje. Siempre existe un lado oscuro sobre la fosforescencia de las palabras, el trueno o los relámpagos desafinan el estiércol, el infierno calcinante de un montón de insectos innombrables, los siempre calores que recuerdan la boca de la indiferencia. Leo todos los tetuntes que lazan al vacío. Leo una a una las plumas del pavo real: las palabras que ostentan son ceniza de todos los adverbios desesperanzados del frío, de todos los cuchillos infames del sofoco. Es difícil, así, levantar casa. Es difícil entender esa fiebre del tiempo entero en un solo minuto de hombros.)

Uno se siente feliz leyendo cualquier tontera que se publica en los periódicos. Uno se mueve siempre entre el reojo de las aguas turbias. Antes, ¿dónde estuvieron los prostíbulos en este país demasiado pequeño? Supongo que siempre serán monótonas las picadas de los zancudos…


DESTINO

…al llegar a la curva me vuelvo y miro por encima del hombro de mi pasado lleno del ruido mágico en el momento preciso siempre incomprensible y angustioso del fruto del árbol del pan… Aimé Césaire

¿A dónde va el bostezo de la lámpara en la noche, el árbol duplicado de los ojos, la fiebre del pájaro volando a contraluz? —El aliento es un destino, la infancia primera de los barcos, el corazón verde de las lámparas, la gracia del mar concentrado en las pupilas. Ese feliz balcón de los sueños en el nido infinito del árbol hondo del viento. El barro del que somos nos sostiene en el subsuelo. —Ese presagio de fábulas en presencia de escaleras y desniveles. Una voz superior abre el camino de la piel. ¿Hasta dónde llegan las fronteras del espejismo, el cuartón del espejo inventado, Lázaro sin el desvelo de la agonía? —Dicho está el enigma sin diluirse. El día germinal del ala. El huerto sin plazos en los dedos del calendario, aunque los días aticen la propia efervescencia de las aguas umbilicales. El pulso exorciza los vahos de la memoria. ¿Destino con criptas, con cábalas, con sombras? —El destino, a menudo, es una noche fatigada, donde sólo cabe el escombro. Uno debe reírse del giro iluso de la lejanía o, al menos, no tomarse en serio la clarividencia de los ciegos, el aceite de eucalipto pata la tos, el pañuelo del agua de los anhelos. De pronto uno tiene que ser coherente con las sutilezas de la duda; nada es más gratificante que descubrir la sed en el respiro, y reir en el desvelo de lo vívido. Cada quien labra el aserrín de su propio aguacero. Cada quien fluye en la sal o el azúcar de los girasoles y las begonias, en los días consumidos por las contradicciones, en el mapa de sus poros, o en las aguas indigentes de la ficción. Cada quien vive en la fugacidad o en la perennidad del polen, cada quien moja la hogaza de pan según conviene al albedrío. Lo demás queda: siempre la luz en el paisaje del oído o en el jardín injerto del alma.


Somos parte de esa duda de la sed. Así le moldeamos las manos al trino. Desde las sienes a los pies tocamos la memoria. Desde la vocal a la ceniza de las barcas. Desde el espejo que nos inventa, hasta el trance a la ceniza. Desde la cruz del sigilo, hasta el horcón desollado del azar. Desde el mar circular del miedo, hasta la brisa de las sienes. Desde la almohada delirante, hasta la ráfaga del cereal de la conciencia.


ARTE DE SOMBRAS

Dentro de la sombra de los féretros, la mueca de mi sombra elevada a noche. En la gasa oscura del tejado, el tiempo transcurre como un cántaro desnudo. Ser sombra y hogaza a la vez, el candil en el cuerpo, la agonía sorda de la piel en las aldabas. Ser extraño confín de desastres, reemplazo perverso de disputas y antípodas, grito fúnebre o simple drama. (De la noche la sombra de la mujer que arde en mis costados, con ademanes de prolongada enredadera; en el vasto conjuro del despojo, el infierno y sus bujías despiadadas.)

Saber que las miradas son sombras al borde de los encajes y la luz una relojería de pernos donde se sostienen las poleas del devenir. En cada bóveda los caballos ciegos de la desnudez, los pabilos del alquitrán, o el azogue enardecido de los arrayanes. O todo el filo de las alambradas prolongando la penumbra de los féretros, o todo el incendio oscuro asido de los puños del rescoldo. Sobre el cuaderno del tiempo, cada quien dibuja los vientos indecisos de los caminos zodiacales; precipitado el pájaro de ceniza, en la madrugada de la sombra, solo queda predecir los sedimentos de la geografía que vivimos. Desde los dedos de la herrumbre, las llaves son implacables. Uno siempre cava estatuas en la garganta. Crece en el horizonte una sombra mayor a la del aliento: el cántaro orillado del cuerpo con sus frustrados páramos y cataclismos…



JOSÉ MANUEL VIVAS


(Fantasmas) Llegarán desde el fondo impenetrable del día, con sus alas de escarcha y su aliento de azufre. Robarán las manos de los niños, las risas de las muchachas, las miradas de los gatos, las sombras que se tiñen del fatídico color del óxido y de la herrumbre. Llegarán, no lo dudes, a por ti, por mí, por todos, y será como renacer en un parto nuevo, con un dolor nuevo, con una herida que jamás cerraremos. Ya están cerca, puedo oler su hediondo discurso en las tribunas y en las casas de apuestas.


(Pulso y latido) El latido, esa fina urdimbre en el pecho, sólo un paso en la costura sinuosa de vivir, acaso, un segundo de oxígeno, nunca más allá de la respiración, en ninguna circunstancia un elemento de duda. Dudar es morir, detenerse es rendir la evidencia de un corazón sitiado. El pulso, ese relámpago agnóstico en perpetua inquietud, el legado de lo oportuno entre las cicatrices invisibles del cuerpo. El latido, el pulso, los dedos sobre las arterias, la sangre reclamada, vivir solo un instante y no insistir en el abandono.


(Derrota) Pesan mucho los muertos, son un lastre difícil de soportar, de cargar en la memoria o sobre las cosas que la casa y los lugares comunes acumulan. Pesan las derrotas como los muertos de tanta gente vencida y sin nombre, de las calles por las que deambulan los cuerpos lánguidos de los perdedores. Pesa vivir con los muertos a cuestas, con sus lacias sombras sin sentido sobre las espaldas desnudas del dolor, del miedo y de la nostalgia. Pesan las rendiciones de los muertos, sus frías fosas sin raíces, los huesos agrietados en que anidan los insaciables gusanos del olvido. Derrotadas están las alas de los ángeles, el trino de los pájaros, el bosque de sombras anodinas, el aire corroído de las ciudades por donde transitan la sangre y los cuchillos, los muertos sin apellidos ni historia, los fusilados que ya nada esperan de los hombres ni de la vida.


(Alimento) Padezco la obsesiva costumbre de morderme cuando te como, de clavar en mis labios esta dentadura que te ansía y te devora. Sangra mi boca de ti y de mí como un río que llega a su final y enreda sus aguas dulces con el salino enjuague de su desembocadura. Al final recibe el mar todas las aguas del mundo. Al final nos alimentamos de la obtusa fiebre que nos consume, de la sangre que aportamos en cada beso, en cada mordedura.


(Deseo) Sólo pido que tu mano toque, acaso, levemente mi rostro. Y un ápice de esperanza recorra mi piel buscando los límites imprecisos de la noche. Sólo pido que tus dedos toquen mi espalda, surquen ese camino que lleva la luz al fondo cetrino de la tristeza, que invade mi corazón y lo somete.


(Preferencias)

Prefiero esta rutina de hombre inseguro, de animal desoyendo la voz de la vida. Prefiero este largo camino de sombras, ignorada senda de silencios pertinentes, de fugas mal trazadas. Prefiero este desparpajo de hombre irracional, de pletórico soñador defraudado. Prefiero, elijo, padecer en lo mínimo los zarpazos del amor sin miras ni promesas, los gemidos que el deseo dispone, desordenadamente, entre los pliegues de la madrugada. Escojo, con meticuloso cuidado, quienes me acompañan, quien se sienta conmigo en la palabra, el gesto, la disputa pacifica, los viajes en tren, las noches incendiadas de poesía. Prefiero seguir aquí, quieto, irreductible, compleja sombra en los muros que construyó la vida tan despacio. Prefiero, si me es permitido, no hacer bulto ni ser muestra fehaciente de nada. Un espacio vació en la memoria de nadie, un ligero viento entre las múltiples huellas de los hombres, un arcano silencio sobre el rugido del mundo.


MARÍJOSE MATTUS

Marijose Mattus (Coquimbo 1979) profesora de estado en historia y geografía. Desde niña demostró una inclinación a la literatura y a la música escribiendo pequeños poemas y ensayos de análisis musical. A partir del año 2007 comienza su incursión en radios locales con programas de cultura, especialmente orientados a la difusión de música clásica y latinoamericana apoyando a los nuevos talentos locales, hecho que le permite animar y organizar varios actos culturales, como el concurso escolar de literatura “Más allá de las fronteras de la imaginación” (201 0) además de conferencias en festejo del bicentenario de Wagner y Verdi. En el 2014 funda la revista literaria “Aquarellen” de la que es editora. Actualmente dedica su tiempo a la docencia, la dirección de la revista y el blog Aquarellen y la gestión cultural junto a su pareja: Jesús De Castro. En este momento está dedicada a terminar su primer libro y embarcada en la aventura cultural “Libros para Chile”


Te miro Viena imperial oyendo el sonido de mis zapatillas compradas en feria de pulgas y tropiezo con el vals taciturno en esa cripta que me regaló vida porque encontré mis muertos en piezas adornadas con calaveras. Me senté en la orilla del Danubio que busqué azul en las diosas griegas del salón de conciertos. Allí en el podio usaste un pañuelo para rayar el piso de madera que habla de maestros en año nuevo porque la cerveza fría emborrachó a pepi cuando hacía música a la libélula. Bebí tu bandera húngara en trapecios majestuosos y el vino que bebió Beethoven oyendo misas teutonas que avivaron mis demonios. Y tu barba gastada por las guerras, reposa en los capuchinos, esperándome en huesos que acortan generaciones. Felicidad era la palabra que sacudió mis huellas digitales cuando me recosté a tu lado y comí tu polvo en letras de operetas para mojarme en tu violín y creer que soy tu hija fantasmal, celosa, distraída, enamorada, dulce, rebelde por usar la esquizofrenia en las flores que adornan la larga cabellera de la reina. Regálame los bosques y brindemos a los mil músicos que te veneraron, que tu rosa del sur aún llora, la alegría de tu amada Viena.

Aurora encendió su cigarro. Esta será la última discusión­ Pensó aspirando el tabaco. Se sentó en el piano y tocó en cada tecla manchada de sangre. En la sala el sonido dibujó el vals de “La viuda Alegre”. Aurora sonrió, la música me da la razón, como siempre – dijo apagando el cigarro en el cuerpo que sangraba encima del piano. Te dije que sería la última Raúl.


Nací en vientre de plata envejecida y el cordón se cortó temprano. Nunca vi la mañana lozana porque cargué anillos en los dedos temerosos. Las noches siempre olían a humo y las risas se subían a las copas de los árboles; la enredadera oscureció las habitaciones y las espinas de las rosas lloraban hilos de oro. Recorrí los tejados buscando moto sierras para cortar calendarios bisiestos. Los otoños petrificados vociferaron el retroceso de mi enmudecida garganta que tragaba saliva para suavizar las alegrías. Mi útero me mantuvo tibio, pero se marchitó al salir de la laguna; quizá mañana vuelva nacer cien veces porque me he bebido las calaveras y las piedras encontraron mis pulmones, qué comieron los buitres ensangrentados.

Te quiero distante, recorriendo en mi sangre tu suerte, a ver si así me recuerdas, maldiciendo nuestras horas separadas, arropados por el sombrero negro que despeina mariposas perdidas.


ESTEBAN NAVARRO


Ángeles de granito


"Esteban Navarro se separa de la novela negra policial para adentrarse en un inquietante libro con tintes góticos actuales en la España del fin del franquismo. Una novela que habla de religión pero que se aleja totalmente de ser religiosa. Unos ángeles de granito que vigilan y amenazan nuestras efímeras vidas. Imprescindible." Ángeles de granito es una novela de misterio con toques de la literatura de terror que destaca tanto por su capacidad para crear suspense como por la imaginería que empapa cada una de sus páginas. Su trama está desarrollada y sostenida con una ejecución limpia, un estilo cuidado y los pertinentes puntos de giro. En ella, una familia fundada sobre un secreto del pasado viaja a un lugar inhóspito y misterioso donde poco a poco se van revelando los misterios que su historia encierra en medio de acontecimientos que recorren esa delgada línea que separa lo extraño pero explicable desde el punto de la ciencia y lo puramente sobrenatural y aterrador. Esa idea de la fatalidad se une a otros temas como la culpa, la religión, los milagros, la mentira o la distinción entre el bien y el mal para conformar el marco conceptual de la historia. Finalista en el X premio de novela ciudad de Badajoz y en el IV premio de novela ciudad de Almería.

Página web de la novela: http://www.estebannavarro.es/angelesdegranito.html


Sinopsis: En la España de 1975 Martín Heredia tiene 10 años y sufre una extraña enfermedad degenerativa que está corroyendo sus huesos por completo. Aconsejados por sus vecinos la familia decide trasladar a Martín desde Barcelona a Torremesina, un Santuario que tiene fama por sus milagros. La familia emprende el viaje en coche y cuando llegan a la Loma Santa, una urbanización de casas de granito a media hora del Santuario, les sorprende la desolación y atmósfera inquietante del lugar. Y a pesar de la desconfianza de Juana, la madre del niño, aceptan la hospitalidad de Ezequiel, un anciano que los conduce a su casa. Durante los días siguientes comienzan a ocurrir situaciones inquietantes que la familia no comprende. Se desata una plaga de langostas, seguida de una de ranas y otra de piojos. Además el padre de Martín, Luis, tiene una visión de un hombre con cabeza de saltamontes que se pasea frente a la casa de Ezequiel, delante de la figura de un ángel de granito que, ante su incrédula mirada, moverá ligeramente los ojos. Reseñas: http://rebeliondelibros.blogspot.com.es/2016/08/resena­angeles­de­ granito.html http://mirinconderesenas.blogspot.com.es/2016/07/angeles­de­ granito­de­esteban­navarro.html http://alqs2d.blogspot.com.es/2016/07/angeles­de­granito­de­esteban­ navarro.html https://eriginalbooks.net/2016/07/22/tercer­concurso­de­autores­ indies­angeles­de­granito­de­esteban­navarro/ Descarga en Kindle: http://www.amazon.es/gp/product/B01HUFD7MK Compra en papel: https://www.amazon.es/%C3%81ngeles­granito­Esteban­Navarro­ Soriano/dp/1535258683


TODO Y NADA

( UN CADAVER EXQUISITO)

El ojo del huracán quedó vacío

Y una brisa tierna arremete con dureza Grandes son las olas que siento en mi alma Y desprecio los lirios nauseabundos que vomitan corazones En el vómito encuentro mi verdad desnuda Porque la soledad se origina en la superficie Perder la cordura, me hace sentir alegría Locura que corta los pinceles en pentagramas azules

Camila­ Diego­ Marijose ­ Jesús



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