DE UNIVERSOS RECREADOS Esta unidad la dedicamos a aquellas experiencias que nacen con el fin de recrear un escenario preexistente, ya sea en el plano de lo real o en el de lo imaginario. El primer caso que tomamos es el Museo Judío de Berlín de 1992. Desde la Segunda Guerra Mundial Alemania ha jugado un papel fundamental en la arquitectura y el planeamiento urbanístico, creando nuevas alternativas ambientales y modos de vivir técnicamente innovadores. Ha habido una búsqueda por ampliar las posibilidades a través de la realización de los sueños y la creatividad individual, lo que ha conducido a un amplio repertorio de respuestas. En la década de los 90, surge un movimiento reaccionario liderado por Vitorio Lampugnani que reclama por orden, propugnando a la simplicidad como ideal económico, ético y estético. Un orden demasiado rígido, simplista y excluyente a criterio del arquitecto Libeskind, que no dejaba lugar para la creatividad. Según el, esta postura condenaba a la ciudad a la deshumanización,
en el afán de convertirla en una imagen perfectamente controlada y singular. Reducía su grata complejidad y misterio a una entidad diagramática y carente de vida. “..El espacio debería hacernos sentir algo diferente, sino no necesitaríamos a la arquitectura, con la ingeniería sería suficiente...”
Daniel Libeskind. Esta corta frase expresa claramente la postura de Libeskind, de la cual el Museo Judío de Berlín, es el más emblemático de los ejemplos. Es una verdadera reivindicación del lado creativo e irracional de la arquitectura. El hecho de que sea un museo dedicado a un suceso histórico tan dramático y que se ha marcado tan profundamente en la civilización, le da al proyectista una gran oportunidad para crear arquitectura de sensaciones. Para lograrlo trabaja principalmente con la iluminación, las proporciones y los materiales.
LA EXPERIENCIA | 24